Sunteți pe pagina 1din 64
# : Ambar en cuarto y sin su amigo Ambar en cuarto Paula Danziger y sin Su amigo ‘ai on Washington ys en Nueva York, Ha sido profesora feel Oye Tay-d10/ 1 de instituto y de universidad. Su primera novela tuvo tanto exito que pronto pudo decicarse s6io ‘escribir. Ha recibido muchos premio en Norteamérica ‘Sus personajes parecen tan reales ‘que los nifos siempre le dicen ‘que tienen la impresion de Gonacertos. ‘Ambar esta un poco preocupada, pues empieza un nuevo curso. ¢ Quik serd el profesor ? 2 Como Io pasara en el colegio sin su amigo junto ? 2 Seguira Saliando su madre eon Max, al que ella ne quiere ni ver? Pronto, Ambar compiueba ‘que he crecido y que también crece Su cépacidad de comprendarse 'y de comprender a los demas. AS! que valentemente se enfrenta, a los retos del nueva curso. ‘Ambar Dorado es la protagonista de 2Segriremos siendo amigas? aa ce UARA 32 —Ambar, :qué has hecho este verano? —Estuve en Inglaterra. —;Vaya mentita! —dice Ana Burton, que sigue siendo la misma estipida de siempre—. Estés min- iendo para presumir —No estoy presumiendo. ia me ha preguntado y por eso lo he dicho. Es verdad, he estado en In- glacerra. =Y ci, ;qué has hecho? —le ha preguntado Naomi a Ana Burton —Mi familia alquilé una casa en Ia playa. Por eso he vuelto tan morena, —y s¢ mueve como si fuera una modelo. Yo hago como que bostezo. —:Dénde esté Brenda? —pre- gunta Alicia—, ;No fue a verte a la —Si, pero eso fue a principios del verano, No sé dénde est ahora. Ia verdad es que tampoco me impor- ta —Ana se encoge de hombros—. A * lo mejor sigue en California con su familia, no sé. —Yo creia que era eu mejor amiga —dice Alicia—, ;Camo es que no sabes dénde est Ana vuelve a encogerse de hombros y no dice nada 34 Parece que Ana esté. también sin su mejor amigo, como yo; pero con lo idiora que ¢s yo no querria de ninguna manera ser su mejor amiga, ni siquiera su peor amiga, Esa mons- trua lo que deberfa tener serfa una mejor ENEMIGA. —Me han dicho que tuviste varicela en Londres —me dice Tiffany. —Al segundo dia de llegar, pqué te parece? Ana Burton nos inrerrumpe y dice: —Yo tuve la varicela en pri- mero. —Esrés mintiende —le digo y le saco la lengua. Me mira furiosa y luego le- vanta la cabeza con la nariz hacia las nubes déndose muchos aires de sabi- honda. —Eres una mentirosa. {Que has estado en Inglaterra! {Como que nos lo vamos a creer! —Mira, ten cuidado —le di- go—. si sigues con la nariz para atri- ba y llueve te ahogards; claro que a nadie le importaria, Gregorio Bronson hace como que habla por un micréfono que tie- ne en la mano; —jNoticias frescas para los amantes del deporte! {Primer asalto entre las veteranas Burton y Dorado! Algunos opinan que ésta puede ser la 36 pelea del siglo. Otros dicen que es simplemente el comienzo de un nue- vo curso. —Yo no he sido la que ha em- pezado —digo y seftalo a Ana, que lle- va una polera en la que dice: Mls PADRES FUERON A LA PLAYA Y TODO LO QUE TRA- JERON FUE ESTA ESTUPIDA POLERA. Personalmente pienso que en su polera deberia decir: MIS PADRES SE CASARON Y TODO LO QUE TRAIE- RON A ESTE MUNDO FUE A ESTA ESTU- IDA CRIATURA. Jaime y Roberto Iegan co= rriendo y empiezan a hacer ruidos de lo més ordinarios. Después de hacer ruidos ver- daderamente fuertes y groseros, Jai me anuncia que se va a celebrar una «Olimpiada de eructos» y que todo el que quiera se puede inscribir des- pués del almuerzo. 37 —Voy a buscar mi lapiz —d. g0, y pongo los ojos turnios. —;Yo me inscribo ahora mis- mo! —Naomi se rie y firma en el aire. Roberto erucea y luego dice —Pueden tomarlo a broma si quieren, pero vamos a dar un premio estupendo. jNo creo! —Naomi niega con la cabeza, —3No, eh? Pucs mira —} me levanta a mano como enseiiando un invisible crofeo—, vamos a dar de premio la sirena musical que yo le regalé a mi hermana la Navidad pa- sada. —A ella no le gusté nada —nos explica Roberto. —Estaba de oferta, muy ba- raca —dice Jaime y se rie “5 feisima! —asegura Ro- berto. 38 —Me la devolvis como rega- lo de cumpleaiios. Y ahora va a ser nuestro premio en el campeonato de eructos. La traeré manana —prome- re Jaime Los dos empiczan a hacer rui dos de codas clases y a soltar eructos. Los demis chicos empiezan a hacer Io mismo. Algunas cosas no cambian nunca. El ato pasado los chicos sol- taban chillidos de mono. Este afio st aN €ructos. Bueno, algunas cosas si que han cambiado. Tiffany ahora escribe su nombre asf: Tiffani, y se ha puesto sostén, y la verdad es que le hace Falta Jaime y Roberto han ido de- crs de ella comentindolo a grivos y el sefior Coten, nuestco profesor del afta pasado, los ha regafiada. 39 Y otto cambio en el que no tengo més remedio que pensar todo el tiempo es en que Justo no esti aqui el primer dia de clases por pri- mera vez en seis afios, desde que es- tibamos en kinder. Seguro que Justo podria ga- nar el campeonato de eructos. Podia eructar el alfabeto completo al dere- cho y al revés. Gregorio vuelve a imitar a un locutor deportivo: —jFredi Romano va el prime- 10... con cuarenta y dos eructos con- secutivos! —Gracias, gracias —Fredi se inclina ante una imaginaria audien- cia—, le debo mi éxito a las dos bo- tellas de gaseosa que me he bebido para desayunar. Suena el timbre de la escuela. Es hora de volver a clase. 40 Como sera el nuevo profesor? {Cémo sera la clase sin Justo? {Dénde habré puesto mi mo- chile? CUATRO —Enhorabuena, Ambar, este afio eres tii la que estrenas el rincén de las cosas perdidas —la sefiora Peters, la seeretaria, me sonrle y me pasa mi mochila rosi—. zHas perdi- do algo mds? —me pregunta, Me gustarla decitle: «St..., he perdido a mi mejor amigo. ;No han encontrado ninguno?» Y como me quedo mirindola, la sefiora Peters me recuerda: —Creo que debes irte a clase, vas a llegar tarde. Miro el reloj. Voy a llegar tarde el primer dfa que estoy en cuarto. Tomo mi mochila y grito: Gracias! —y salgo zum- bande hacia mi clase, El sefior Robinson, el director, 2 me detiene, me hace volver atris y me obliga a recorrer otra ver todo él camino andando despacio. Después me Ilama la arencién por llegar tarde. ‘Camino deprisa hacia mi cla- se y paso por delance de la puerta de cercero, El sefior Coren estd presen- tandose a sus nuevos alumnos. {Qué suecerte tieeenen Entro en mi clase a toda velo- cidad. —Llegas tarde —me dice Ana Burton mizando su reloj 43 —Gracias, Big Ben —Ia he lla- mado con el nombre que en Londres le dan al gran reloj de la Casa del Parla mento; busco un sitio donde sentarme. Echo una mirada a la clase y me doy cuenta de que todos se han sentado en las mismas filas y los mis- mos sitios que tenian el afio pasado en la otra clase, Me siento en lo que hubiera sido mi antiguo puesto. El banco de al lado esta vacio, —Bienvenida, Ambar —la profesora me sonric—. Soy la sefiora Sole. Tiffani me ha contado que esta bas buscando tu mochila, veo que la has encontrado. Miro a la profesora y cambién sonsfo: —Hola. La sefiora Sol es una profeso- ra nueva, 44 No sé qué le habré pasado al profesor de cuarto del afio pasado. Bueno, la sefiora Solr no es sdlo nueva, también es guapa. Tiene los ojos pardos, la piel costada y el pelo castafio. Sus pestafias son las ms largas que he visto en mi vida Lleva una falda larga y un chaleco rosa precioso. Espero que sea tan buena pro- fesora como el sefior Coten... ¢ igual de simpatica. 45. Nos ha pasado unos papeles y anos dice que los rellenemos con una in- formacién que para ella cs importante. NOMBRE DIRECCION NOMBRE DE LOS PADRES 0 TU TORES 2QUE TE GUSTARIA CONTARME SOBRE TE @QUE TE GUSTARIA APRENDER ESTE ARO? (QUE TE GUSTARIA QUE PASARA ESTE ANO? Las dos primeras cosas son fa ciles. Sé muy bien cémo me llamo y dénde vivo. Fn cuanto al nombre de mis padres, primero pienso en poner PAPA y MAMA, pero luego deeido que mejor no. 46 No quiero que la seftora Solt piense desde ahora mismo que me gusta tomar el pelo. Ya sabe que soy una perdedora de mochilas. Pongo los nombres de mis padres: Sara y Phil. Lo demas ya no es tan ficil iQué es lo que me gustaria contarle de mi? Después de estar un ratico ha- ciendo dibujitos en un pedazo de pa- pel, escribo: De mi ne sd que: decinke. cb peda upted ain Heche que esta conlestacon fusta ore de: verdaclers/fabbo? dOque pore uma, de ofan peaymtar com tees oe 47 Las otras preguntas son un poco menos dificiles. Chea que quiver ayn der ancy sabe be quate laure clian es qut no enbende nada a faa qanvonce Gears anus 3 day mode teorte 44 Depend de encstdear tum mejor amigo dae qu eo to que ae ae Bad aise ga peed tanae, quiere que 5 Et a puebrenn, Pd ccetbon ms maa acer eben a ee 48. Miro la dltima respuesta; es- pero que la sefiora Solr no crea que yo sélo pienso en mi misma, ast que afiado: sy quiere que ne quarras ne canbamingeid ni vadie qu tore Rommbre Y entonces me acuerdo de al- He terminado de rellenar la dichosa hoja de papel; ahora a espe- rar que pase algo interesante. CINCO, a 2.672 dividido por 2. ;Por qué me hace la sefiora Sole esto a mi? Pon, pon! Allguien esté llaman- doa la puerta. —,Quign llama? —pregunta Jaime. —Alguien que quiere entrar en esta clase —le concesta Roberto. —Esto no es una clase, esto es un cuarto —canta Jaime, La sefiora Solr se vuelve a ellos y los mira con esa cara que po- nen los profesores medio divertida y medio seria: —Han llamado a la puerta y 50 ésa no es ninguna razén para que di- gan courerias La sefiora Solt va hasta la puerza j la abre. Bara las subdireccora. ra Clarke, la Y no viene sola Aqui les craigo a Brenda, 5 que no sabia dénde estaba su nueva clases veo que ya estén todos bien instalados y nos sontie. Casi todos los de la clase mi- famosa Brenda y la saludamos con la mano o le decimos cosas como: — Hola! —Cémo te ha crecido el pe- lot Yo la saludo con la mano. Me gusta como viene vestida. Se ha puesto unas mallas rojo oscu- ro, una camiseta larga de color rojo mis claro y zapatillas con cordones de colores. Su pelo largo y rizado tiene algo especial. No es facil distinguirlo desde tan lejos, peto veo que s algo especial. La sefiora Solt dice: —Bienvenida, Brenda, En ese momento suena un te- 32 Iéfono dentro de la clase. La sefiora Clarke saca un apa- ratio de su bolso. Suena otra ver. Se lo pone en la oreja y escucha duran- te un minuto, después dice: —;Que ha hecho QUE? Todos la miramos. Ella nos dice: —Perdénenme, por favor. ¥ sale de la clase corriendo. Brenda se queda alli, delante de nosotros, mirindonos. De verdad que me gusta c6- mo va vestida. La sefiora Solt dice: —Bueno, Brenda, vamos a ver dénde tienes un sitio. Decido lo que quiero hacer y Jo hago répidamente. — Hay un sitio vacfo a mi la- do! —digo. —=)No ha levantado la mano 53 antes de hablar! —me acusa Ana Burton mirindome. —Tampoco tt la has levanta- do —le contesta la sefiora Solt. Ana se enfurruiia. Yo sonrio. _ —Brenda, puedes sentarte jun- to a Ambar —la sefora Solt sefiala el sitio vacio que hay a mi lado—. Y, Ambar, recuerda que debes levantar la mano antes de hablar. Levanto la mano. —Si, Ambar, dime. —Gracias —le digo. ( 54 Brenda se sienta a mi lado. Ana se vuelve hacia nosotras y nos saca la lengua, La sefiora Solt me dice: —Ambar, explicale a Brenda lo que estabamos haciendo mientras yo busco sus libros. Le ensefio a Brenda el libro de matematicas. Brenda mira mi ejercici —Ia solucién es doscientos veintidés, coma, seis, seis, seis. ;Gracias! —la mito y le guifio un ojo. La sefiora Sole trae los libros de Brenda Mientras ellas hablan, yo mi- ro a Brenda. Leva tres mechones de su pe- Jo rubio trenzados con hebras de co- lores diferentes y Heva cuentas en ca~ da uno: unas arriba y otras en las puntas. Dos mechones empiezan a trenzarse desde lo alto de su cabeza. E] tercero sale de detrds de su oreja y es por lo menos tres centimetros mis largo que ef resto de su pelo. Eso era lo que me parecié especial al verla. La sefiora Solt vuelve hasta su sitio y escribe en la pizarra el ejerci- cio de matematicas que tenemos que hacer. Nos da tiempo para que lo ha- gamos ‘Antes de ponerme a hacerlo, le escribo una nora a Brenda. 36 Firmo con la firma especial que he estado ensayando para cuan- do me haga famosa y le paso la nora a Brenda. La lee, escribe algo en ella y me la devuelve, feh, Gracias. Ar me gustan Avamiza y tos zapatos La ha firmado con su firma especial también. 7 Creo que voy a tener un aue- vo mejor amigo, bueno, amiga. Vuelvo a escribirle ocea vez Brenda mira mi nota, prime- co sonrle, pero luego se pone seria. Escribe en el papel y me lo devuelve. Ho necesite ayida en orlogra fia. /y 70 soy disto | 58 Me vuelvo hacia ella. Estd mirando fijamente hacia adelante. —Brenda —llamo bajito. —iNo soy Justo! —me dice también en voz muy baja La sefiora Solt nos advierte: —Ambar y Brenda, calladas 0 tendré que separarlas. Cuarto va de mal en peor... y no hemos hecho mis que empezar. SEIS Apenas cuatro dias en cuarto y yo, Ambar Dorado, no quiero vol- ver al colegio. Lo tinico que quiero es quedarme en casa. Le he dicho a mamé que te- nia paperas, sarampién, un nuevo tipo de varicela, un dolor de gar- ganta que me llegaba hasta las ufias de los pies, un ataque al corazén, dolores horribles de cabeza y un en- venenamiento. No me ha servido de nada, mi madre me ha hecho ir al colegio to dos los dias. / A mi madre no se la convence ficilmente. 60 Bueno, pues yo no quiero ir al colegio. Y noes que sea TAN malo. La sefiora Solt es una buena profesora..., pero no es el sefior Co- ten. Pienso en el sefior Coten. Me acuerdo del Gltimo dia del curso pasado cuando nos repai los pasaportes que nos hablamos he- cho. Los urilizébamos en aquellos Viajes imaginarios. —Quiero que guarden estos pasaportes para que se acuerden siempre de los viajes que hemos he- cho para visitar otros paises... y tam- bién para que piensen en el aviajen que cada uno de ustedes ha hecho para crecer, para aprender, para cam- biar —nos dijo. Yo miré mi pasaporse, 6 El sefior Coten habia puesto un sello en dl. Un sello que decia: VISA PARA ENTRAR EN CUARTO. Dentro de mi pasaporte en- contré una notita que él me habia cs- cxito: Ambar: ha sido estupendo te- nerte en mi clase. Me han gustado se sentido del humor, tu interds por todo, tus ganas de preguntar siempre, we coraje para enfrentar cosas ruevas, aunque fceran difeciles (como las ma- semdticas .. 0 la marcha de Justo). Has usado bien este pasaporte Disfruta ahora de tw pasaporte de ver- dad. Mandame alguna postal. Pasalo bien en Londres y en Paris. eo Le mandé una postal desde Londres, Este afio ya no lo rengo de profesor, aunque sigo teniendo los mismos compaiieros. Los compaiie- ros de clase estan bien todos... me- nos Ana Burton, pero ésa ya era asi el aio pasado. Y me gusta Brenda, aun- que yo creo que yo no le gusto mu- cho a ella Echo de menos a Justo. Yo, Ambar Dorado, pienso que todo el mundo en este mundo deberfa tener un mejor amigo. Doy vueltas por el patio du- rante el recreo, no hablo con nadie y recorro mi «paseo con Justo». En los columpios recuerdo cémo —cuando estibamos en pri- mero— nos turndbamos para empu- jarnos uno a otro y haciamos como si fuéramos pajaro’. Gritdbamos: 63 «(Soy una paloma... gli, gli, glil> Al pasar junto al gimnasio de los pequefios me acuerdo de cuando Justo y yo organizamos un campeo- nato de ejercicios de circo. Yo gané una cinta azul porque estuve colgada cabeza abajo de una barra més tiem- po que ninguno y, ademés, cantando la cancién de Plaza Sésamo. Junto-a la fuente me acuerdo de cuando estudidbames las ballenas y Justo y yo nos Ilenamos la boca de agua y jugamos a que éramos balle- nas con hipo. Nos empapamos. Yen el rincén de la arena me acuerdo de cuando me cai saltando y Justo me ayudé a sacarme una pie- dita que se me habja clavado en la rodilla Y recuerdo cuando en tercero, en aquella fiesta de disfraces, Justo convencié a toda la clase para que se of todos a gritar al mismo p ‘ior Coten, sefior Coten, seftor Coten...ty Y cuando el sefior Coren nos pregunté que por qué ha- clamos aquello, Justo le dijo: «Por- que estamos corentos.../ Me quedo debajo del arbol y miro a todos los que estin en el pa- tio. Creo que casi todos tienen un mejor amigo. E] drbol es un sitio muy espe- cial. Es el lugar en que le conte a Jus- to que mis padres se separaban y que yo me sentia muy triste. No me dijo nada que me ayu- dara mucho, pero sélo eso de podér- selo contar a alguien ya ayuda un poco. A nadie de mi clase le puedo contar ahora lo que me est pasan- do..., ni hay nadie con quien me pueda divercir algo. 6 Echo muchisimo de menos a Justo. = s Brenda pasa andando despa . cio cerca. de ml. ‘Me gustarla lamarla y deci, que se quede conmigo, pero no 1e- hago. Mira hacia mi como si fuera a decitme algo, pero no me dice nada. Y me aleje de ella cuando sue- na el timbre. | Se acaban el recreo y el paseo con Justo. Espero con todas mis fuerzas que las cosas mejoren pronto. Aa SIETE . Yo, Ambar Dorado, declaro que me gustaria poder repetir esta primera semana de colegio como cuando en clase de gimnasia me con- fundo en un ¢jercicio y el profe chas- quea los dedos y me dice: —VWuelve a empezar, repicelo todo desde el principio. Si yo pudiera chasquear los dedos y gritar: s{Repitelo todo desde dl principio'», haria muchas cosas de modo diferente. No le hablaria a Brenda de Justo..., especialmente no para com- pararla con él. Y trararia de que no me im- 68 portara tanto que Brenda no quiera ser amiga mia. Y tracaria de alegrarme al ver que mis compaiicros son simpaticos conmigo.... y de no ponerme tan triste cuando pienso que no cengo un mejor amigo... ¥ que tampoco sé cémo conseguir uno. Y desde luego no irfa el pri- mer dia a permanencia, Mi nombre no estaba en la lista, asi que hubiera podide esconderme en el baiio o en cualquier otra parce hasta que mamé viniese a buscarme. Pero ahora ya estoy en la lista y tengo que quedarme alli sentada con un grupo de alumnos de distin- tas clases, desde primero hasta sexto. Opino que deberfan cambiacle el nombre de permanencia y lamarle: «Horas de Aburtimiento para Alum- nos Prisioneros en el Colegio Hasta 69 que sus Padres Vienen a Buscarles» Hago todo lo posible por no pensar en todas las cosas que me es- tén molestando: el divorcio de mis padres, Justo y su familia tan lejos. Pero aunque trate de chas- quear mis dedos y gritar: «;Vuelta atrds! ‘Se repite todo desde el princi- pio'», sé que no funcionard Para empezar no sé chasquear los dedos. En vex de un chasquido me sale algo que suena como un sus- piro suave, asi: zug. 70 En segundo lugar, yo, Ambar Dorado, sé que por muy ansiosa- mente que se espere algo, es0 no sig- nifica que vaya a conseguirse — Ambar! —me llama mama desde abajo—, hora de cenar. Me asomo a la escalera y —Bajo en un minuto. Mientras me lavo las manos, sigo pensando en todos los lios que me estdn volviendo loca. Bajo las escaleras ensayando eso de chasquear los dedos. Zug, zug, Zug... Entro en el comedor. Casi siempre cenamos en la mesa de la cocina, pero mamé ha di- cho que esta noche vamos a hacer al- go especial... cenar algo rico y char- lar sin apuros, Anda tan ocupada ahora Como tiene que salir del trabajo an- igo: ves para recogerme a mi tiene que traerse trabajo a casa Miro a los tres servicios pues- tos sobre ka mesa. Yo creia que sélo tbamos a es- tar ella y yo. A lo mejor ha invitado a ce- nar a Max. Estoy casi segura de que ella habia dicho que iba a esperar un po- co antes de invirarle a que viniera a casa. 72 Yo, Ambar Dorado, tengo que asegurarme antes de ponerme furiosa de verdad. —Mama! —grito—. ;Quién més viene a cenar? —Nadie, sélo cenamos tt y yo —me contesta desde la cocina. Vuelvo a mirar la mesa: tres platos, tres cuchillos, tres tenedores, tres cucharas, tres servilletas, tres co- pas... Me parece que hay tres de to- do. Me quedo alli mirando. jTiene mi madre un amigo imaginario? {Se ha vuelto Max invisible y es éste el modo de estar en casa sin que yo le vea? 3Padece mi madre alguna en- fermedad cerebral? Estoy yo mal de la vista y veo 73 triple o doble mas uno? ¢Me habré convertido de ver- dad en una preocupona profunda y habré alguna razén razonable para que haya tres de todo? Entra mi madre en el come- dor y pone la fuente de espaguetis encima de la mesa. Exclama: Buena, jes para no creerlo! Recoge un servicio entero y se lo lleva. Dice otra ver: —jEs para no creerlo! Habla con ella misma como si yo no estuviera all. —No puede ser. He puesto servicios para nosotros ues: Phil, Ambar y yo. Como si nada bubiera pasado... La tiro de la manga: —Oye, a lo mejor eso quiere decir que estis deseando volver a juntarce con papa 74 Niega con la cabera: —No, eso sélo quiete decit que estoy muy cansada y que no pensaba en lo que estaba haciendo. Duranre mucho tiempo he puesto la mesa para tres y supongo que ahora lo he hecho por pura costumbre Se sienta a la mesa sin decir nada mas. Tambien yo me siento. —Si, es como cuando yo em- piezo a ir hacia la antigua casa de Justo o como cuando descuelge el te- Iéfono pata ma. 11 su antiguo néme- ro. Afiema con un gesto y me sonrie, —Todo eso forma parte de nuestro pasado y no siempre nos acordamos de que ya no corresponde al presente, al menos no de la misma forma. 15 Yo, Ambar Dorado, creo que soy muy joven para tener un pasa- dou especialmente un pasado con tantas complicaciones dentro. Me acuerdo de cuando todo era facil y divertido. Miro a mi madre, Tiene aspecto triste y cansa- do. Sé como se siemte. Vamos, mam4, hagamos un campeonato de sorbet espaguetis. —Ambar —se rie mamd—, yo soy una persona mayor y a mi edad ya no se participa en campeo- natos de sorber espaguetis. Le hago una mueca divertida. Se rie — Por favor, por favor... le pido. Primero niega con la cabeza, luego se rie y al final dice que bueno. Comparamos la longitud de nuestros espaguetis, después los sor- bemos. Gano yo. iguemos otra ver! —dice. adre tiene en fa barbilla una mancha de tomate. Sorbemos otra ver. Ahora ha ganado ella Un tercer sorbetén. Yo, Am- bar Dorado, ;campeonal La cara de mi madre es una pura risa manchada de salsa de espa- guetis. ~—Oye, zpuedes ensefiarme a chasquear los dedos? —le pregunto, y te hago una demostracién del 2ug que es todo lo que consigo. —Es muy ficil —dice y chas- quea sus dedos. Practicamos. Y pronto empiezo a conseguir una especie de zug-chasc. No es toda- via un chasquido perfecto, pero ya es algo. Cuando logte un chasquido perfecto, voy a chasquear mis dedos ya decit: «Se repite todo desde el principio!» be) Si no funciona, voy a decir: «(Sige intentindolo!» Yo, Ambar Dorado, voy a po- der con todo esto. Zug. iChasc! a”. OCHO +. Todas las tardes, la misma aburrida permanencia. jAh!, pero hoy ha sido dife- rente. Ha venido Brenda. He oido decir a la sefiora Solt que la madre de Brenda ha empeza- doa trabajar. Eso quiere decir que Brenda va.a quedasse aqué todas las cardes, Cuando ented yo le sonreh. Una sonrisa amistosa, pero no una sonrisa demasiado amistosa. Yo, Am- bar Dorado, he decidido no preocu- parme tantisimo por conseguir un mejor amigo, aunque de verdad sigo 82 quetiendo tener uno o una. ‘Asi que la saludé con la sonri- sa normal con la que se saluda a un compaiicto de clase..., n0 con la son- risa de epor favor, por favor, por fae vor, sé-mi mejor amiga». Ella me salud también, eché una mirada por toda la clase y vio que éamos las dos dnicas alumnas de cuarto que habia alli. Asi que vino y se senté a mi ldo. Sentimos un escindalo enor- me al otro lado de la clase. 83 Tres chicos de quinto juegan a que son maestros de kdrate y andan cortando el aire con las manos y lar- gando patadas mientras lanzan gritos de «Hit ;Yalr y otros parecidos. La profesora los hace sentarse, Bueno, nos manda sentarnos a todos y después grita: —jLas cabezas sobre los ban- cos! 84 Empiezo a reirme. Procuro contenerme, pero no puedo. —jLe importaria a usted con- tarle al resto de la clase qué es lo que encuentra tan divertide, sefiorita Dorado? —me dice la profesora con un tono sarcastico. No pucdo remediarlo, Cuan- cos!s, estuve a punto de decir: «Yo no puedo, la tengo todavia sujeta a los hombros». 85 Me mira. Pienso en que mis padres se pasan la vida diciéndome que una buena educacién me va a ensefiar a mantener bien firme la ca- beza sobre mis hombros. Ahora me pregunto: zcémo voy a mantener mi cabeza bien firme sobre mis hom- bros si tengo que ponerla de vez en * cuando sobre el banco? No puedo parar de reirme. Quiero parar, pero cuando empieza es que no puedo parar. —Castigada a quedarte des- pues de clase! —la profesora viene hacia mt—. ;Pon la cabeza en el ban- co ahora mismo! La pongo. Esta profe es un poco boba; si me tengo que quedar aqui todas las tardes, ;qué me puede importar que- darme porque ella me haya castigado a.quedarme? 86 Mientras tengo la cabeza apo- yada en el banco pienso que si Justo estuviera aqui, yo podria subirme el chaleco hasta cubrit la cabeza y hacer como si no tuviera cabeza, Miro a Brenda. Levanta una ceja y se muerde ef labio para no echatse a reir, Me pongo el chaleco por la cabeza y hago que no tengo cabeza. Brenda explota y se ric a todo seit. Eso hace que yo me ria mucho mis. 87 La profesora me castiga a quedarme otro dia después de clase, Y castiga también a Brenda a lo mismo. Cuanto més quiero parar de teirme, mds me rio. Es que no puedo parar. ¥ lo mismo le pasa a Brenda La profesora esté furiosa Me eastiga a quedarme otro dia mas, el rerceto, y luego a otro, el cuarto. A Brenda la castiga a quedar- se un segundo dia y luego a un terce- 10. ‘Me quedo alli sentada y pien- so: Yo, Ambar Dorado, estoy en cuarto. Y esta profe me ha castigado a quedarme cuatro dias sentada en esta sala. Lo malo es que voy a que- darme aqui después de las clases mu- chos mds que cuatro dias». i NUEVE . — Burp! Burp! Burp, burp..! Se produce un momento de silencio, —(Cuarenta eructos...1 {No pares ahora! —Jaime y Roberto ja- lean a Federico. ;Vas a conseguir- lo! ; Tees mas y bates el récord! —No puedo mas —Federico se pone una mano en el pecho—. No me queda ya nada aqui dentro. Estoy vacio del todo, ya no puedo eructar més. — El siguiente! —Ilama Jai- me; sostiene en alto la sirena—, eQuign es cl siguiente? Quiéa va a ganar esta preciosa sirena? Miro a la sirena: tiene el pelo rubio, cuerpo azul de plistico y cola. Y estrellas brillances por encima. Jai- me aprieta una de las estrellas y suena una musi uilla. La sirena es feisima y la musica suena completa- mente desafinada. Yo quiero la sirena. Levanto una mano, —Ambar Dorado, eu turno —vocea Jaime. Me adelanco y salgo al centro. mu Y eructo Y eructo ¥ eructo. Naomi y Alicia empiczan a acompaiiarme y a animarme eruc- tando también, Veintinueve eructos... no son suficientes, pero estoy mejorando. Ayer s6lo consegui veintiséis. —Eres tan poco femenina —me tira a la cara Ana. —jMuchas gracias! —le digo. —jBres tan infantil! —aftade. Le hago una teverencia rién- dome. —jEres un globo! —dice Le suelto un eructo, Sélo uno.... pero me ha salido uno estupendo. Da media vuelta y se larga —Ambar lo ha incencado quin- ce veces Gregorio lleva la cuenta. 92 EI campeonato de eructos ha terminado por hoy. Sélo falta uma se- mana pata que alguien gane la sire- na Brenda est4 cerca de mi. La miro y sonrio, Se acerca, me hace una mueca amistosa y alza uma ceja: —Lo has hecho estupenda- mente, Ambat. A lo mejor consigues ser la Reina del Eructo de cuarto. —iNo estaria mal! —Ie con- ‘testo, y le guifio un ojo—. Pero va a ser dificil. No puedo practicar du- yante la permanencia y mama me ha prohibido eructar en casa. Dice que es.una ordinarie2 y se enfadé cuando eructé delante de ella en vez de de- cirle: «Hola», al verla entrar. Necesi- to practicar mas para ganar la sirena. —Y serfas Reina del Eructo. —Brenda se rie y me dice—: ;Sabes? 93 Si yo fuera capaa de eructar a propé- sito y no s6lo cuando me sale sin querer, también participaria en el campeonato, Me encanta esa sirena tan fea. Me quedo pensando durante unos minutos y luego digo: —Oye, si yo la gano, podre- mos compartirla. Yo la tengo una se- mana y tt la ota, jvale? (Huy, gracias! —me dice Brenda contenta. Yo le sontfo. 24 No me dice nada y se queda seria como si estuviera pensando en tomar una decisién importante; lue- go me dice: —Escucha. Puedes venir a casa despuds de le escucla para prac- ticar. Yo seré como tu entrenadora... ¥; si quieres, puedo trenzarte el pelo también, —jClaro que quiero! —le di- go y le hago mi mueca més divertida. —Bueno, pues se lo diremos a nuestras madres esta noche y pue- des venir mafiana. iQuiero que ya sea mafana! - DIEZ + Gracias por cu carta, yMe gustarfa que estuvieras aqui, (Probablemente ti no querrias estar aqui porque estoy en eso de permanencia y encima castigada en un banco aparte... porque el otro dia no quise agachar la cabeza.) El chicle masticado que me mandaste lo he pegado a nuestra bo- Ja, Fue una buena idea mandarlo en- vuelto en una servillera de papel 26 mojada y dentto de un sobre fuerte (lo manché un poco). Yo sigo pegindole mis chicles viejos también, Me gustarla que pudie- ses venir td mismo a pegar los cuyos También me gustarfa que tu letra fuera un poco mejor. Quiero que me aclares unas cuantas cosas sobre lo que comes en tu nuevo colegio (¢s dificilisimo en- tender lo que pones. ;Tienes una le- tra malisima!). Te ponen huevos con arroz 0 hutesos con aos? :De verdad tienes que comer filitas de cardos con patadas atadas? (Me parece una comida rarisima, la verdad.) iB cierto que los chicos de tu clase le llaman al comedor hambur- gueseria? ;Guau. 97 Tengo otra cosa que pregun- tarte: ZNo haces caligrafia en tu nue- vo colegio? ¥ vengo que preguatarte otra cosa, Ahora que vives en ese sitio que esté tan lejos, se te esté pegando el acento con que hablan los de ahi? Vas a empezar a pensar que la que habla con un acento distinto soy yo? Me da mucha rabia que no estés aqui. Jaime y Roberto estén ha- ciendo un campeonato de eructos. jiMe gustatia que vieras lo que van a dar de prem Bueno, ahi van unas pocas noticias: 1, Mi madre esta saliendo con un tipo que se llama Max. Secre- camente yo le llamo Min.... como en minimo. Todavia no le he visto... ¥la verdad es que tampoco tengo ningd interés en verle. 98 2. Me gustaria que mi pa- dre volviera 3. ¥ que ti volvieras tam- bign. 4, He aprendido a chas- quear mis dedos 5. jAh!, y sabes qué? Me estoy haciendo amiga de Brenda Colvin. Es simpatica. Te gustaria, Espero que también ci tengas un amigo nuevo, sélo que no le quie- ras 0 le quieras mas que a mi, zeh? Autor PS. Creo que no deberias co- mer demasiadas filitas de cardo con patadas atadas. —Brenda —dice dulcemente la profesora que nos cuida en la per- manencia—, tu madre he venido pa- 99) ra recogerlas a ti y a Ambar, Resulta interesante compro- bar lo suave y dulce que suena la voz de algunos profesores cuando los pa- dres estén cetca. Me encanta que la voz de la sefiora Solt sea igual de dulce cuan- do habla con nosotros que cuando habla con los padres. Mientras recogemos nuestros libros le digo bajito a Brenda: —Espero que tu madre sea una forzuda. —:Por qué? —me pregunta en e] mismo susurro. —Bueno, ella ha dicho que tu madre va a RECOGERNOS, jno? Empezamos a reirnos y a reir nos, pero esta vez no nos castiga a quedarnos més tiempo... Supongo que 6 porque la sefiora Colvin estd ahi esperindonos... 0 quizd porque 100 la profe esti hoy de mejor humor. Yo estoy de un humor estu- pendo. No sélo voy a ir a casa de Brenda; ademas me va a trenzar el pelo. Voy a ser una Ambar Dorado con un aspecto completamente nue- xo. as ONCE . — Quieres ver una cosa feno- menal? —me pregunta Brenda cuan- do entramos en su habicacién. Le digo que si. Abre el cajén de arriba de su cémada y saca un rollo de cinta de chi- cle de fo menos dos metros de largo. —Puedo decir una cosa de Justo? —se lo pregunto con un poco de miedo de que se enfade. 102 —Mientras no me compares con él... 0 digas algo que me haga pensar que eres mi amiga porgue no has encontrado a nadie mas que quicra setlo —me dice. —iNada de eso, palabra! ;Qué cosas dices! —protesto —Bueno, di —abre el paque- te de chicle. —Creo que este chiele es de verdad fenomenal. Justo y yo lo compridamos muchas veces y luego nos lo repartiamos, la mitad para ca- da uno. Algunas veces nos metiamos en la boca esa mitad entera y cuando Ja tenfamos ya muy masticada la pe- gibamos en nuestra bola de chicles masticados. Ya es.enorme y ahora la tengo yo. Un dia te la ensentaré. —Bueno, un dia —Brenda hace una mueca y levanta tina ceja Desde la primera vez que la vi 103 hacer eso he intentado hacerlo yo también, peto no lo consigo, En vez de la ceja se me mueve el lal Brenda dice: —Podian Justo 0 ri hacer globes can el chicle soplando por la nariz? -N Se mete en la boca un trozo grande de chicle y lo mastica duran- Te un rato y cuando lo tiene ya blan- do se lo saca de la boca, lo aplasta y se lo pega sobre los agujeros de la na- Después sopla fuerte por a nariz, 104, Hace el globo de chicle més grande que he visto en mi vida. Yo, Ambar Dorado, me que- do verdadeamente impresionada Lo intento, pero en seguida me doy cuenta de que pata poder en- sayar este truco fo primero que hay que hacer es sonarse a fondo la nariz. —Bueno —dice Brenda—, ahora vamos a hacerce las crencitas, Me siento en una silla. —Estite quieta —me dice Brenda, y me da un espejo—j puedes mirar lo que hago, pero no te mucvas. Me muevo Es que es dificilisimo estarme quieta —jNo mitevas Ia cabeza! Brenda: pone un crozo de car- tén alrededor de un mechén de mi pelo. Mantengo el’espejo

S-ar putea să vă placă și