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Derecho a

la vida

Teoria de la
argumentación
jurídica
Derecho a la vida

Texto bibliográfico: “Tras la justicia, una introducción al Derecho y al razonamiento


jurídico” Atienza, Manuel. Cap. 4.

La huelga de hambre de los presos del GRAPO

A finales de 1989, presos de los Grupos Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO)


declararon huelga de hambre para poder conseguir mejoras en su situación carcelaria.
Deseaban la reunificación en un mismo centro de los miembros de su grupo, lo que
comportaba una modificación de la política de dispersión de presos por delitos de
terrorismo que se evidenciaba.

Símbolo del GRAPO


Fuente: http://terroristasnogracias.blogspot.com/2009/03/okupas-y-terrorismo-del-grapo.html
(11/03/2009)

Este conflicto hizo que debieran pronunciarse tanto jueces como Audiencias provinciales,
en base a evaluar si cabía o no autorizar la alimentación forzada de dicho reos, en el
momento que se viera amenazada su salud, dada la prolongación de esta medida de
reclamo. Sin duda todo esto, trascendió y generó arduos debates en la opinión pública;

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aunque no fue posible arribar a una misma conclusión, sino a tres de carácter
incompatible entre si, ellas son:
1) La administración está autorizada a alimentar a los presos por la fuerza, aún
cuando ellos manifiesten su negativa a hacerlo.

2) Sólo se pueden tomar medidas de esta clase cuando la persona esté inconsciente.

3) No hay potestad para tomar este tipo de medidas.

Las soluciones judiciales

Derecho a vivir y obligación de mantener la vida


Tiene que ver con la defensa de la primera de las soluciones, en ella encontramos a la
vez tres líneas de argumentación:
 La primera la esboza un auto del juez de vigilancia penitenciaria de Cádiz, tiene
que ver con el carácter sagrado de la vida, tenida en cuenta como un bien del que
no es posible disponer libremente y que es preponderante en relación a cualquier
otro, por ello como expresa Atienza “el derecho a la vida debe prevalecer siempre
frente a cualquier otro derecho con el que entre en conflicto” (Atienza: 2000,89).
Este derecho implica además la obligación de conservarla, debido a que nadie es
dueño absoluto de su propia vida, dado que no la crea sino la recibe.
Cabe agregar que también dos autos de la Audiencia Provincial de Zaragoza,
poseen fundamentos similares al expuesto. Definen a la vida como algo más que
un derecho, es una especie de estado de la persona humana inmanente a ella
misma. Por su status ontológico este derecho es el fundamental se ubica por
sobre los demás, ya que éstos no existirán sin él. Por configurar el origen y fin de
todos ellos. Esta declaración de principios tiene su base justificativa en el Derecho
natural y sus criterios superiores e inmanentes al ser humano. Encontramos la
influencia presente en el espíritu de nuestra Constitución que a la vez refleja lo
expuesto en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

 Otra línea de argumentación que también postula la prioridad del derecho a la vida
frente a los demás, basa su justificación en términos más bien positivos que
metafísicos como la anterior. Tal como lo muestra el Auto de la Sala segunda de la
Audiencia Provincial de Madrid. A grandes rasgos exponen que cualquier recluso
tiene derecho a la huelga de hambre, lo cual no significa que no pueda actuarse
sobre él. Si su vida corre peligro se debe intervenir para evitar la muerte del
mismo, ya que de otro modo cometería el delito de omisión del deber de socorro o
auxilio al suicidio en comisión por omisión. La razón de esto es que el bien jurídico

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protegido1, es la solidaridad humana irrenunciable. Por lo tanto el bien se lesiona
de igual manera si el sujeto en peligro pone fin a su vida voluntariamente. La
obligación de actuar y los derechos del huelguista (al libre desarrollo de la
personalidad, a la vida, la libertad ideológica, etc.) son conciliables. Esto se logra
como expone el autor estudiado con el “ respeto absoluto a la manifestación del
sujeto de no alimentarse cuando de forma libre y consciente así lo haya asumido
(…) cuando esa situación llegue a poner en peligro su vida, surgirá la obligación
de la administración penitenciaria de asistirle” (Atienza: 2000,95).
Esta asistencia no tiene que estar relacionada con la obligación de consumir
alimentos por vía bucal, ya que el sujeto prologara su postura rebelde.

 Una tercera posición tiene que ver con considerar a la huelga de hambre como
un abuso de un derecho fundamental. Esto lo podríamos explicar considerando
que el problema planteado tiene que ver con el ejercicio del derecho a la vida y no
del derecho de huelga o libertad ideológica o de expresión. Esta facultad
fundamental que venimos analizando, es un auténtico derecho subjetivo, su
contenido atañe a vivir o dejar de vivir, situación similar a la que ocurre con los
otros derechos. El Estado no puede intervenir en tal contenido, por ello sería un
absurdo exponer que el gobierno debe preservar la vida de los presos.
Por otro lado todo derecho está limitado en cuanto a su ejercicio, es decir que se
lleve a cabo por medio de una actividad lícita y siguiendo fines avalados en el
ordenamiento jurídico. En definitiva la huelga de hambre no conforma un acto lícito
porque intenta presionar, abusando de los derechos fundamentales. El ejercicio
del derecho a la vida y el libre desarrollo a la personalidad de los huelguistas esa
limitado hasta hacerlo compatible con los bienes contenidos en la Constitución.
Por ello es legítimo imponer (siempre que no se atropelle la dignidad de la
persona) su alimentación obligatoria.

Derecho a vivir y autonomía del individuo: la obligación de mantener la vida en


estados de inconsciencia
Esta segunda postura la encontramos plasmada en distintos autos de los jueces de
vigilancia penitenciaria de Valladolid, Zaragoza y Madrid, entre otros. La Ley Orgánica
Penitenciaria establece el deber de la administración de velar por la vida, salud e
integridad de los internos. Debido a la situación especial en la que ellos se encuentran,
ya que su privación de la libertad imposibilita cuidar por si mismos de su salud,
concurriendo a los mecanismos asistenciales ordinarios.
Esta obligación que posee la institución carcelaria debemos tomarla desde un ámbito
garantista ya que tiene que ver con la oferta de prestaciones sanitarias y alimentarias
pero sin implicar la imposición contra la voluntad del recluso. El mismo goza de los
mismos derechos que una persona libre, siempre que sean compatibles con el

1
Son los valores que pretenden tutelar las normas penales: vida propiedad, honor, etc.

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cumplimiento de la pena. El deber de asistencia que tiene la administración debe ceder
ante el derecho del reo a que se respete su decisión libre y voluntaria.
La alimentación forzada iría en contra la dignidad humana, conformando un trato
degradante, prohibido y tipificado como delito de coacciones hasta podría configurar un
delito de tortura. Es necesario velar por la salud de los internos cuando pierden la
conciencia, más allá que los rebeldes hubiesen manifestado su negativa al consumo de
alimentos llegada esta situación. Por lo tanto la alimentación en este estado posibilita el
respeto a la huelga de hambre, debido a que su capacidad de presión se mantendrá sino
se tolera la muerte del huelguista.
En otro orden esto también evita que surjan razones de Estado que tiendan a
desembarazarse por esta vía de reclusos considerados indeseables, como sucedió con
huelguistas del IRA en el gobierno de Thatcher.

Fuente: http://eltriangular.info/es/Historia/article/margaret-thatcher-la-dama-de-hierro
(02/03/2010)
Margaret Thatcher

Fue Primer Ministro de Reino Unido durante el periodo 1979-1990 y líder del Partido
Conservador, ocupó por más tiempo y en forma continua el poder, que casi todos los que
tuvieron idénticos puestos. La apodaron la “Dama de Hierro” debido a sus políticas
implementadas.

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www.portalplanetasedna.com.ar/grupo01.htm

Un mural conmemorando a NICRA (asociación por los derechos civiles de Irlanda del
Norte). El movimiento por derechos civiles había infiltrado por elementos de IRA en los
años 60.

La situación de riesgo no basta para justificar la limitación de la libertad de los reclusos en


huelga de hambre, porque de lo contrario seria legitimo prohibir cualquier actividad que
contenga un grave riesgo para la vida.

Posición crítica

Por qué es equivocada la primera solución


La manera más determinante para defender la tesis que la administración está autorizada
a alimentar a los presos por la fuerza, sin considerar su estado de conciencia, sino sólo el
peligro que corre su vida, es apelando al Derecho Natural. Recordemos que este alude a
un conjunto de normas que no han sido creadas por los legisladores y que son válidas
para todos los tiempos y lugares. El mismo se encuentra en oposición directa con la
concepción positivista del derecho, cuya fuente de legitimación proviene de la emanación
de la voluntad legislativa. Sin embargo, es controvertido invocar al derecho natural entre
las fuentes de nuestro ordenamiento, más allá que es común referirse a los principios
generales del derecho como una alusión a los principios de la primera postura.

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Además según el autor esta invocación resultaría inútil y alcanzaría con remontarse a los
principios del iuspositivismo, presentes en la constitución y en otros textos legales. Sería
necesario demostrar que existe un principio del derecho natural que establece que el
derecho la vida:
 Tiene un carácter de preeminencia frente a cualquier otro derecho.

 Su ejercicio es obligatorio ya que es titular no es libre de optar entre vivir y morir.


Cabe recordar que entre los autores iusnaturalistas no hay unanimidad al respecto y que
la apelación de esta postura hace intuir que la argumentación jurídica en los casos
difíciles tiene un importante contenido moral.
Según Atienza, el razonamiento que analizamos en el primer apartado es falaz, porque:
“es cierto que si no se esta vivo no se puede ejercer ningún derecho, pero de ahí no se
deduce en absoluto que el derecho a la vida goce de preeminencia frente a cualquier otro
derecho” (Atienza: 2000,102). Si X es condición necesaria para Y no implica que X
(siendo un acto, una situación, etc.) sea superior en un sentido axiológico o normativo con
respecto a Y. Por ejemplo: alimentarse es una condición necesaria para generar una obra
de arte, pero esto no quiere decir que lo primero implique un mayor valor que lo segundo.
Por otro lado, la creencia esgrimida de que no podemos disponer de la vida porque no la
hemos creado sino recibido, tiene que ver con caer en una falacia sin duda estamos
acostumbrados a sentirnos dueños de bienes que no hemos producido; tampoco somos
menos dueños de algo que hemos recibido en herencia.
En el texto se compara al primer caso (postura partidaria de la alimentación forzada) con
el derecho a la educación en donde el titular tiene derecho a ser educado pero no a no
serlo, no es posible elegir entre ir o no ir a la escuela.
En el segundo caso (posición en contra de la alimentación forzada) el derecho a la vida
sería análogo al libre acceso a la cultura, que tengamos ese derecho supone que somos
libres de acceder a él o no. Observándose de parte del autor como la opinión más
acertada de las expuestas.
La argumentación que expresa la licitud de la alimentación forzada de los presos, se trata
de un planteamiento original que según el autor no posee un sustento sólido, ya que parte
de lo que considera, es una errónea idea del derecho subjetivo en general y del derecho a
la vida en particular, debido a que encontramos derechos subjetivos en donde el
contenido no es una acción que sea facultativa para el titular, por ej.: los niños no tienen
derecho a educarse o no educarse. De esta forma el derecho a la vida no sería similar al
de la educación ni al libre acceso a la cultura, sino al la libertad de expresión, seremos
libres de expresarnos en un sentido o en otro y los demás no podrán impedir esta
facultad. De igual manera podemos vivir o dejar de vivir, y el estado no tiene un deber
positivo de preservar nuestra vida.
Por otro lado la idea de huelga que presentan como “lícita si lo que pretenden es morir no
si lo que desean es presionar”, se basa en un error al no diferenciar entre resultado de
una acción y sus consecuencias. La huelga se distingue del suicidio porque la muerte
para el suicida es el resultado y para el huelguista sólo una consecuencia. Se la estaría

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considerando como nunca lícita a esta protesta, dado que quienes la llevan a adelante,
están dispuestos a morir para lograr su objetivo, aquél que lo movilizó a esa toma de
decisión.
Es interesante rescatar el concepto de Dworkin para quien tener un derecho significa
tener un triunfo frente a la mayoría, de este modo ninguna directriz política ni objetivo
social colectivo puede prevalecer frente a él. Por ello, si el derecho a la libertad de
expresión, puede ejercerse para presionar en las políticas gubernativas, sin dudas puede
hacerse lo mismo con el derecho a la vida.

Cómo las soluciones a medias no suelen servir como solución


Habiendo analizado el apartado que contiene las tesis, en la que una niega la
alimentación por la fuerza de los presos y la otra afirma la posibilidad, una vez perdida la
conciencia; es evidente que no estamos ante un supuesto de riesgo de muerte sino de
muerte segura, ya que no se conocen muchos casos en donde se haya sobrevivido
después de determinado número de días sin ingesta de comida.
En otro orden, el huelguista se diferencia de quien acepta realizar una actividad riesgosa
para su vida (por ej. un corredor de moto), ya que el primero sabe que se va a morir no
así el segundo. Existe una conexión de la necesidad entre la actividad y la
consecuencia que no se evidencia en el segundo ejemplo planteado.

Fuente: www.estilemawordpress.com Fuente: www.mundoveloztv.com

Según Atienza, de estas visiones, la que juzga errada es la que expone la obligación de
alimentar a los presos por la fuerza en estados de inconsciencia. Porque si se aceptara
esto se debería alimentar por la fuerza también a los huelguistas que no estén recluidos
en prisión, ya que esta instancia no justifica una trato distinto en uno y otro caso.

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Fuente: http://www.zumacaya.com/Gandhi1.jpg (03/02/2008)

Mahatma Gandhi

Fue uno de los líderes espirituales y politicos más respetados del siglo XX, luchó
en forma pacifica por la independencia de su país de la corona britanica. Varias
veces en su vida recurrió a los ayunos como medio de presión contra el poder,
para detener la violencia, conciliar las partes beligerantes, llamar la atención de las
masas etc. Sin duda los objetivos que inspiraron su protesta fueron muchos, llegó
a considerar el ayuno como un acto espiritual sinónimo de oración.
En 1948 a los 78 años comenzó un nuevo ayuno para detener el derramiento de
sangre de su pueblo, compuesto por hindúes y musulmanes. Logró que los líderes
de ambas facciones detuvieran la lucha, dias más tarde fue asesinado por un
fanático hindú que se oponía a la tolerancia religiosa.

Si negamos que una persona pueda tomar decisiones para los casos de pérdida de
consciencia habría que rechazar el testamento vital. Este documento expresa la voluntad
de una persona que no desea ser mantenida con vida si llegara a verse en una situación
de enfermedad terminal, con graves padecimientos, etc. Persigue con ello que el individuo
pueda determinar la forma en que quiere vivir y también morir.

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Fuente: http://blogs.cope.es/diosesprovidente/files/2010/03/eutanasia.jpg (22/11/2009)

La eutanasia2 ha generado amplios debates en los últimos tiempos, quienes la defienden


sostienen que el fin del acto es evitarle sufrimientos insoportables o la prolongación
artificial de la vida del enfermo, presentándole situaciones contrarias a la dignidad.

Otros creen que el posicionamiento a favor está en contraposición con los ideales que
utiliza, van más allá de las condiciones de vida o la voluntad del individuo implicado.

Si analizamos en profundidad esta cuestión, veremos claramente como el concepto de


Dignidad Humana se invoca tanto para defender como para repudiar la eutanasia.

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Etimológicamente significa una muerte dulce sin sufrimientos atroces.

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Fuente: www.galeriasobrepont.com

La cuestión del aborto también genera debates entorno a la primacía del derecho a la vida
contrapuesto a la elección particular. Entre los argumentos que figuran en contra del
mismo, se suele mencionar la idea de protección de la vida humana inserta en Tratados
Internacionales como el de San José de Costa Rica. Por otro lado como el bien jurídico
protegido es la vida del feto, lo que se protege es la vida, que aunque se desarrolla en las
entrañas de la madre, merece una protección independiente de la vida misma de ésta.
En contraposición está la visión que hace hincapié en los derechos sexuales y
reproductivos de todo ser humano, a la libre disposición de la madre de su propio cuerpo,
esperar a poseer los medios necesarios para traer un hijo al mundo, no llevar a término
un embarazo fruto de una violación, que acarrearía un niño no deseado por su padres,
etc.
Es una temática muy compleja para la cual es necesario hacer un posicionamiento
ideológico y así ver cual de los derechos tiene primacía sobre otro, lo que configuraría un
caso difícil, para la órbita de la argumentación jurídica, como los que venimos tratando.

El autor observa que esta consideración además supone tomar una medida paternalista
injustificada según su juicio, porque se establece para obtener un bien para una persona
sin contar con su aceptación. No pone en duda que haya casos en donde se justifique
este accionar, considera que deben darse para ello los siguientes supuestos:
 Que la medida esté encaminada hacia la consecución del bien objetivo de una
persona o grupo.

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 Los miembros a quienes se destina la medida no puedan prestar consentimiento
por poseer una incapacidad básica.
 Si no estuvieran en esa condición aceptarían la intervención potencial.
El argumento que venimos analizando, presupone una concepción algo discutible de los
derechos fundamentales, debido a que si alguien tiene un derecho fundamental (vivir o
morir) quiere decir que contra el mismo, no es posible hacer prevalecer consideraciones
de interés general o conveniencia pública.

Derecho a vivir y a morir

La posición de Atienza, con respecto a esta problemática, es la de no autorizar a


alimentar por la fuerza a los presos, más allá de su estado de inconsciencia, si su decisión
de prolongar el reclamo hasta las últimas consecuencias fue tomada libremente.
El estado de inconsciencia no es justificativo para alimentar por la fuerza a una persona
(privada de la libertad o no) que previamente haya manifestado su voluntad en sentido
contrario. No significa que nunca sea lícito hacerlo, ya que en los supuestos que
analizamos en el apartado anterior si lo seria y conformaría un ejemplo de paternalismo
justificado, como también si en el caso de los huelguistas la decisión fuera inducida por la
presión de la organización, ausente de libertad.
En lo concerniente al derecho a la vida, éste implica que tenemos derecho a vivir o morir y
que los demás (en este caso el Estado) tienen deberes negativos y positivos en orden de
garantizarnos la vida. Supone también la opción de no vivir, lo que no quiere decir que
sea un derecho de libre disposición en el sentido fuerte de la expresión, por esto lo
asemeja al derecho de voto o a elegir una determinada creencia religiosa.
El derecho a la vida de los presos sólo podría limitarse si su ejercicio afectase a otros
derechos fundamentales de otros o trajera consecuencias extremas poniendo en peligro
el funcionamiento de las instituciones penitenciarias, por ej. como no se evidenciaron
estos supuestos en el caso, considera errónea el autor la decisión tomada por los jueces
de alimentar por la fuerza a los manifestantes.

La posición del Tribunal Constitucional

Esta última frase no fue la posición que adoptó el Tribunal, ya que se mostró partidario de
la primera de las soluciones que comentamos. Centró su argumentación en el derecho a
la integridad física y moral garantizada en el texto constitucional. Por ello la alimentación
forzada de los presos constituye una limitación de este derecho fundamental, pero la
considera justificada por la necesidad de preservar la vida humana.
Al aparecer el conflicto entre la vida y el valor de la autonomía persona, el tribunal se
inclina a favor de la primera basando en lo siguiente:

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 El derecho a la vida tiene un contenido de protección positiva que no hace posible
ubicarlo como un derecho de libertad, abarcativo éste del derecho a la propia
muerte.

 Los presos no hacen uso de la libertad tutelada constitucionalmente, para


conseguir fines lícitos sino objetivos no amparados por la ley.

 La relación especial de sujeción, en que se encuentran los presos permite imponer


limitaciones a los derechos fundamentales, de internos que conducen actos que
puedan poner en riesgo su vida. Esto podría considerarse contrario al derecho si
fueran personas libres. La administración penitenciaria está obligada a velar por la
vida y salud de los internos sometidos a su custodia.

Fuente: http://www.nodo50.org/mlrs/weblog/images/carcel.jpg (09/04/2009)

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Bibliografía de referencias
Copi, I. (1994). Introducción a la lógica (1ª Ed). Buenos Aires: Eudeba.

Redondo, M. C. (1996). La noción de razón para la acción en el análisis


jurídico. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales.

Nombre de la
materia

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