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Herencia­

¡El NO, no significa NADA!


Camila Torres Povea

 Al aia aia


ia ia ia aia ui
Tralalí
Lali lalá
Aruaru…

Vicente Huidobro

Solo pensar en el no, nos traslada inconscientemente a unir la poesía con una nueva mirada
más oscura, rupturista; con una poesía inexplorada que huye de lo canónico en busca de
horizontes nuevos. El puro no, el único no, el mero no. Quizás sea un canto, una alabanza a
quien por siglos y siglos ha sido condenado a la falta de significado, a la inexistencia. El no,
que no transmite nada más que deshacer lo dicho, es para algunos una fuente de inspiración,
afirmando su no significado, pero también validando lo vital que es dominarlo.
Oliverio Girondo, poeta de origen argentino que revolucionó la estética de su país, renovando
la literatura de las décadas 20 y 30 en Argentina, integrando en ella elementos propios de las
vanguardias1 como la jitanjáfora (dadaísmo), fue un defensor acérrimo de la autonomía del
lenguaje, validando esta postura mediante el uso magistral de metáforas y neologismos para
construir nuevos significados2; en otras palabras, crea un lenguaje dentro del lenguaje “con
el fin de revelar un discurso más puro, más intenso y más profundo”3. En esta ocasión, se ha
seleccionado un poema perteneciente a este autor: El puro no, poema publicado en su último
libro En la Masmédula, en 1953, el cual hace uso, de manera exorbitante de neologismos, de
un lenguaje que se precipita tanto en el ámbito de la escritura como en la oralidad (sonoridad
de las palabras), utilizando como tema central del poema el adverbio de negación no: no
démono/ no deo.
Como ya fue mencionado, y focalizándolo a este poema, el autor hace un salto experimental
del lenguaje poético dotado de un valor estético a un lenguaje nuevo, es una revolución
y una ruptura de las palabras y la sintaxis, tal como lo encontramos en otro poema del
argentino Mi Lu, en el cual también el autor se aventura en un “camino de experimentación
y evolución poética marcada por un trayecto sin límites hacia el interior del ser y la poesía”.4
Como señala de Andrade “nunca tuvimos gramáticas (…) nunca admitimos el nacimiento de

1  Biografía de Oliverio Girondo. http://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/girondo.htm. Consultado 08


de junio de 2013.

2  Adelina Arellano. http://autonomiadellenguaje.blogspot.com/. Consultado 13 de junio de 2013.

3  Producción especial. Oliverio Girando. Laura Artola y Juliana Accoce. Septiembre 2009. http://www.captel.
com.ar/downloads/3108060229_oliverio%20girondo.pdf. Consultado 13 de junio de 2013.

4  http://www.cervantesvirtual.com/bib/bib_autor/Girondo/obra.shtml. Consultado 13 de junio de 2013.

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la lógica”5, en otras palabras, los neologismos en este poema se apoderan de él prácticamente


en su totalidad: el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan/ y nooan/ y
plurimono noan al morbo amorfo noo. Al igual que la sonoridad, pues tenemos presencia de
anáforas, tanto en los primeros versos, como en los últimos: el macro no ni polvo/ el no más
nada todo/ el puro no. El no deja su función primaria de adverbio para convertirse en un
sustantivo: El no/ el no inóvulo/ el no nonato. Tanto así que es posible hasta pluralizarlo: noes.
Esta combinación del adverbio sustantivado y del sustantivo con los neologismos, hacen que
la poesía de Girondo sea reflejo de un nuevo mundo que posee un nuevo sentido, gramatical
y lingüísticamente, similar a la pintura célebre de Carlo Carrá Funeral del anarquista Galli
pues, como lo expresa el Manifiesto Futurista, de Marinetti, se glorifica el gesto destructor
del anarquista, rechazando el paso y la tradición6, al igual que la intención de Girondo de
romper con el lenguaje ya instituido y que quizás la forma adecuada de expresarlo es por
medio de versos ajenos a algún significado ya establecido, que a su vez, responden a la forma
de expresión que olvida la métrica de la poesía europea establecida hasta finales del siglo
XIX, es decir, utiliza el verso libre para justificar la ausencia de forma y rima en su poesía.
Ahora bien, si llevamos esta poesía a un nivel cognitivo, podemos interpretarla desde
una realidad más creativa o, como nos diría Lévi-Strauss, al modo “bricoleur”, es decir,
interpretar desde una ausencia de los elementos, que en este caso es el lenguaje preestablecido,
permitiéndonos crear o hacer poesía en función de lo que tenemos disponible, de ejecutar la
creación de nuevas palabras de manera ingeniosa sin subordinar unas a otras y, por tanto,
guiarnos por el principio de que serán palabras creadas que para algo servirán dentro de
la obra literaria, obteniendo resultados completamente inciertos, como “poslodocosmos”,
“noan”, “noo”, “démono”. Sin embargo, para continuar con este análisis, no debemos olvidar
otro aspecto que este autor nos menciona: la interpretación debe integrar estructura y lógica,
es decir, no solo debemos limitarnos al pensamiento bricoleur, sino también darle valor al
pensamiento más rígido y sistematizado, cuyos resultados a veces resultan ser predecibles.
Bajo este prisma, se nos presenta la dialéctica en el lenguaje entre idea y hecho, que termina
reduciéndose en el signo, que tal como lo plantea Saussure y lo retoma Lévi-Strauss, los
signos están puestos de manera arbitraria en el texto, en este caso, en el poema de Girondo;
con esto, entendemos que las palabras formales (impuros, morbo, macro) y los neologismos
(inóseo, inóvulo, nooan) se clasifican en términos formales que nos ayudan a aprehender el
poema en su totalidad y de modo más organizado7.
Ante este intento de aprehender el poema, podemos añadir el siguiente factor que, según
Hans Robert Jauss, es importantísimo a la hora de concebir la obra de manera acabada, me
refiero al lector. El lector, según este autor, se enfrenta a la obra literaria y con ello realiza
un proceso de negociación con el texto, es decir, no necesariamente interpretaremos este
poema con la intención que Oliverio Girondo lo escribió, sino que responderá a una lectura
en función a la experiencia del lector y su bagaje cultural. Jauss nos señala que “el lector es el
primer destinatario de la obra literaria (...) la vida histórica de la obra literaria es inconcebible

5  Oswald de Andrade. Manifiesto Antropófago. Revista de Antropofagia. Año 1, N° 1, mayo 1928. Brasil.

6  Filippo Tomasso Marinetti. Manifiesto Futurista. Periódico Le Figaro. París, 20 de febrero de 1909.

7  David Chacobo. El Pensamiento Salvaje, Claude Lévi-Strauss. Fondo de la Cultura Económica de México
Distrito Federal, 1988. http://www.geocities.ws/dchacobo/PensamientoSalvaje.PDF. Consultado 08 de junio de
2013.

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sin el papel activo que desempeña su destinatario”8, con esto, reafirmamos lo anterior y
comprometemos el papel activo del lector que irá variando a medida que su fondo cultural
se enfrente a cambios, rechazando o aceptando nuevas vertientes en la comprensión del
poema, por ejemplo, cuando Girondo nos habla de el no nonato, el receptor puede interpretar
por una parte que se refiere al no que no ha nacido y, por otra lado, recepcionarlo como
el que no no nació, es decir, el que sí nace (dos negaciones anulan la negación, afirmando
lo dicho), y por medio de esta negociación, el lector puede rechazar esta segunda idea e
interpretarlo como el no que no nace, en alusión al título del poema que ya nos habla del
no. Parafraseando a Jauss, tenemos un lector entornal, es decir, un lector influenciado por
su entorno histórico y su horizonte de expectativa social, que reaccionará en la medida que
lo determine la sociedad9, en otras palabras, lo determinará entonces su dominio sobre la
poesía latinoamericana de vanguardia.
Bajo este sustento, nos encontramos con el postulado de Wolfgang Iser, teórico alemán, que
plantea al igual que Jauss, que el lector juega un papel fundamental en la interpretación
acabada de la obra. Sin embargo, a diferencia de lo ya señalado, Iser impone al lector una
forma determinada de lectura, similar a lo que realiza Oliverio, pues nos entrega una idea
clara en el título del poema de cómo seguir la lectura de este. Iser cree que el texto ya posee
una estructura objetiva que, no obstante, debe ser completada por el lector, formando una
conexión insalvable entre ambos agentes, es decir, asume una estructura que regula el juego
literario, haciendo productivo el ejercicio receptor10, para lo cual afirma que “la lectura se
convierte sólo en placer allí donde nuestra productividad entra en juego”11, es decir, el
lector llena de signos lingüísticos el poema, los cuales responden a una combinación de
significado o concepto con el significante o imagen acústica12 y vuelva a entrar a este proceso
de negociación sin encontrar una significación para términos como plurimono o unisolo pues
en nuestra estructura interna (que responde a nuestra lengua materna) no encontramos
imágenes que se adecuen a estas palabras y esto cobra completamente sentido ya que la
innovación del uso del lenguaje se aparta completamente de lo ya creado.
Con respecto a El puro no, sin duda, en esta triada autor-texto-lector, es el lector el que completa
el proceso literario producido por el escritor. Realiza un intercambio con su experiencia y
su estructura lingüística ya establecida, aceptando o rechazando esta combinación neológica
propuesta por el poeta, intentando dar sentido a estas creaciones léxicas por medio, quizás,
de la disolución de conceptos. En otras palabras, podemos tomar, por ejemplo, la palabra
inóvulo y separarlas en in- y óvulo: in- como significado de negación, en su tercera acepción13

8  La historia literaria como desafío de la ciencia literaria. Hans Robert Jauss. Conferencia leída en 1967. Recogido
en La actual ciencia literaria alemana por Gumbrecht, Jauss y otros. Editorial Anaya, Madrid.1971.

9  Cfr. en Experiencia estética y hermenéutica literaria. Hans Robert Jauss. Taurus. 1986. Madrid.

10  Cfr. El proceso de lectura. Wolfgang Iser en:


http://perio.unlp.edu.ar/catedras/system/files/iser._el_proceso_de_lectura.pdf. Consultado 08 de junio de
2013.

11  Cfr. en El acto de leer. Wolfgang Iser. Taurus, 1987. Madrid.

12  Ver en Historia de la lingüística. Tomo II. Bajo el signo del estructuralismo de Saussure a Chomsky. Fernando
Arellano. Universidad Católica Andrés Bello. Instituto Humanístico de Investigación. Caracas, Venezuela.

13  http://lema.rae.es/drae/?val=literario. Consultado 09 de junio de 2013.

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y óvulo como aquello que simboliza la vida, o sea, conseguimos interpretarla como la “no
vida”. También, podemos hacer el mismo ejercicio con inóseo, pues tenemos (otra vez) el
prefijo in- y la palabra óseo, lo cual, tomando nuevamente su tercera acepción, es posible
traducirla en “sin huesos”. Por tanto, el verso el no inóvulo, se puede entender como el no
inexistente; y el fragmento el yerto inóseo… como una antítesis, es decir, la yuxtaposición de
términos contradictorios. Esto, según la teoría postestructuralista de la deconstrucción, lo
podemos ver como una “transformación dialéctica”14 en la que el lector puede transformar
semánticamente cada concepto, alterando su primer sentido, llevándolo a un plano de
análisis mayor, es decir, lo no dicho explícitamente en el texto.
Posterior a Iser y Jauss, nos enfrentamos al semiólogo italiano Umberto Eco, quien nos
plantea la posibilidad de una cooperación interpretativa entre lector y texto (en referencia,
texto narrativo que en este caso lo aplicaremos a un texto lírico). En su postulado, nos
ofrece la opción de producir un texto intencionado que responda a un determinado lector.
En otros términos, el lector debe responder de manera cooperativa y activa frente al texto,
completando las lagunas que en él se producen, como por ejemplo en el verso y plurimono
noan al morbo amorfo noo, pues, el autor nos entrega un verso equilibrado entre palabras
existentes o instituidas y neologismos, dejándonos de este modo vacíos en la interpretación
de este verso y que solo se pueden completar con el ejercicio de transformación semántica ya
planteado anteriormente. De esta forma, hablamos de un texto cerrado, pues es pensado y
diseñado para un lector avezado en la temática del poema o para un lector relacionado con las
vanguardias de ruptura léxica (por ejemplo el dadaísmo); sin embargo, este texto, fácilmente
puede convertirse en un texto abierto si lo lee un lector diferente al pensado previamente
por el escritor, permitiendo, de este modo, diversas interpretaciones, algunas erróneas otras
acertadas si el receptor negocia y entra en este juego ofrecido por medio de jitanjáforas, lo
cual se entrelaza con lo ya planteado por la Escuela de Constanza. Usar libremente el texto,
lo convierte en un texto vulnerable que impide que este vuelva a ser un texto cerrado y
olvide completamente su horizonte de un lector modelo.

Girondo tal vez en su lírica, buscaba dirigirse a un público o lector objetivo, a un receptor
cuyo interés no se centrara en lo canónico, en la métrica o la rima, ni en el lenguaje poético. Sin
duda, en El puro no omite completamente estas normativas literarias, filtrando de este modo a
un enorme número de lectores que buscan el equilibrio en la poesía. Quizás concientemente
construyó cada palabra en su prosa para llevarnos a un estado de inadaptación ante ella y así
dejarla solo para quienes fueran más diestros en la materia. Sin embargo, en algún momento,
probablemente ya pasado, tal vez en un futuro o quizás ahora se abrirá la puerta que permita
a un sinfín de receptores aprehender esta poesía que a simple vista es desagradable para un
simple lector, pero que se nutre de valor estético para un lector modelo.

14  Introducción a la teoría literaria. Jesús G. Maestro. http://www.academiaeditorial.com/web/wp-content/


uploads/2011/05/HX-053-Introduccion-a-la-teoria-de-la-literatura-08-Siglo-XX.pdf. Consultado 19 de junio de
2013.

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