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Allá por el mes de abril cuando decidí emprender el inicio del trabajo de
fin de grado en su línea del coleccionismo y sus cambios de sentido y
naturaleza en los objetos coleccionados, una sensación de retorno al
pasado se apodero de mí. Todo un laberinto de dudas me asediaba y
desde las oscuras tinieblas de mi ignorancia, emergía con fuerza la
gallarda belleza de la pintura como fuente de inspiración para acometer
este trabajo. Una búsqueda de esa materialización del deseo, a través
de un paseo y deriva por el maravilloso mosaico de cuadros, pinturas
del denominado siglo de oro de nuestra cultura, me ha permitido abrir
una ventana a nuestra historia y reflejar una imagen que tenemos de
ella. En esa búsqueda de un encuentro fortuito y concreto, late el
crédito absoluto del arte, del regreso a lo bello, palpitando con una
potencia fecunda, la visión de estas obras. Con asombro todavía, me
impregno de los manjares mitológicos de los cuadros de Rubens con las
tres gracias pululando por el Museo del Prado, en esos vergeles
perfumados de aromas y esencias rodeados de amorcillos simbólicos,
alegóricos del dúo Rubens-Brueghel, en contraste con la rotundidad de
la monumentalidad de las figuras, la utilización del color con intención
dramática para sostener los postulados tridentinos en Sebastiano del
Pombo. Aquí la ambrosía de la belleza mana por el arroyo de la historia
depositando sobre su lecho sedimentos de obras de arte como
testimonio perenne de exquisitez que son difundidos a través de la
maravillosa pasarela de imágenes del Museo del Prado.
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Rafael Alberti. A la Pintura (poema del color y la línea) : [1945-1976] [Selección]
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Las Colecciones de Felipe IV. Pasiones e influencias.
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Las Colecciones de Felipe IV. Pasiones e influencias.
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Véase José Luis Colomer; prólogo de Jonathan Brown “Arte y diplomacia de la
Monarquía Hispánica en el siglo XVII” Madrid, Fernando Villaverde, 2003. Capitulo:
Testamentarias de Isabel Clara Eugenia y el Cardenal Infante en su Apéndice
Documental “Relación de la rropa y demás cosas que D. Francisco de Melo, Marqués de
Tordelaguna trujo a estos Reynos de España de los Estados de Flandes por mar este
presente año de 1644 mía y de mí casa y familia sin la ropa usada de bestidos y de
servicio que no se pone en esta Relación (AGS, Cámara de Castilla, Cédulas de paso,
Libro 369, ff. 86v-96v)”
5
Véase Antonio A. Palomino. “Vida de don Diego Velázquez de Silva.”Edición de
Miguel Morán Turina. Ediciones Akal. 2008. p.24: “Exercitábase en la lección de
varios Autores, que han escrito de la Pintura elegantes preceptos; inquiría en Alberto
Durero la Symetría del cuerpo humano; en Andrés Bexalio la Anatomía, en Juan
Bautista Porta la Fisonomía; la Perspectiva en Daniel Bárbaro; la Geometría en
Euclides; la Aritmética en Moya; la Arquitectura en Vitrubio y el Viñola, y otros Autores,
en quien, con solicitud de abeja, escogía ingeniosamente para su uso, y para provecho
de la posteridad, lo más conveniente, y perfecto.”
6
J. M.AZCÁRATE “Noticias sobre Velázquez en la Corte”. Revista Archivo Español de
Arte 1960, pág. 360. Leg. 1495; C. M„ Leg. 1450. “En 24 de diciembre de 1625 se
libran a Vicencio Carducho 34.000 mrs. “por alargar, ensanchar y añadir de pintura
tres lientos grandes para poner en el Salón nuevo que cae sobre el zaguán principal en
dicho alcafar el uno del Rey mi señor y aquel que santa gloria aya con el príncipe D.
Diego en bracos y en lexos la batalla naval y otro de la India que viene a ampararse en
España que son de mano de Ticiano y otro del rey Ciro.”
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Fernando Checa Cremades; José Miguel Morán Turina, en “Capítulo III. El mundo de
la Corte. I. La actitud del príncipe hacia las Bellas Artes “en “El Barroco”, Madrid,
Ediciones Istmo. 1989. p. 139.
8
José Miguel Morán Turina, Fernando Checa Cremades. “El coleccionismo en España:
de la cámara de maravillas a la galería de pinturas.” Cátedra, 1985. p. 251
9
José Luis Colomer en el libro “Arte y diplomacia de la monarquía hispánica en el
siglo XVII” coeditado con Fernando Villaverde Ediciones con la colaboración de la Casa
de Velázquez; 2003. p. 11
10
Ob. cit. “Arte y diplomacia de la monarquía hispánica en el siglo XVII”. Javier Portús
“La recepción en España del arte nuevo de Rubens.” p.458
11
Ob. cit. Véase los versos que Lope de Vega dedica a Rubens en “El laurel de Apolo:
“Dos cosas despertaron mis antojos, / extranjeras, no al alma, a los sentidos: / Marino,
gran pintor de los oídos, / y Rubens, gran poeta de los ojos.
12
Véase Juan Piña en “Casos prodigiosos y cueva encantada” pag. 260 y ss. “Entré en
otra sala de un alcázar real, donde ví un grande cuadro del más excelente y divino
pincel; admiración me causó superior á cuanto había visto. Supo don Juan ser Pedro
Pablo Rubens, muy ilustre caballero flamenco, y haber adquirido por su ingenio divino
catorce mil ducados de renta; si corto premio a sus grandes merecimientos y virtudes,
enriqueciendo a Flandes que le mereció, cuya habitación para honor, gloria suya y fama
eterna, era en Brusela ó en Amberes. Y aquí dio fin la divina pintura, que decía la letra
haberse hecho en doce días, caso imposible, á no ser el artífice este famoso caballero.”
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Lope de Vega. En “La hermosura aborrecida” Publicación: Alicante: Biblioteca Virtual
Miguel de Cervantes; Madrid: Biblioteca Nacional, 2009. Publicación original: En
Madrid: por la viuda de Alonso Martín, a costa de Miguel de Siles..., 1617… “Cuando
pintan al dios Marte/ con Venus, y que el amor juega/ con las armas, y despliega/ al
suelo el rojo estandarte/ quisieron significar/ que Amor las armas sujeta/ que se
enciende por cometa, / y en rayo suele parar. /”
14
Véase Manuel Pérez Lozano: “El Conceptismo como horizonte de expectativas de la
pintura del siglo de oro. Una reflexión desde la estética de la percepción.” Universidad
de Córdoba. XV Congreso Nacional del Historia del Arte. Modelos, intercambios y
recepción artística (de las rutas marítimas a la navegación en red) Palma de Mallorca.
Octubre. 2004. p. 429 y ss.
15
Vicente Carducho: “Diálogos de la pintura, su defensa, origen, esencia, definición,
modos y diferencias.” Madrid 17 de diciembre de 1633. Diálogo VIII. p. 152. «en
particular con aquel hermoso salón, que se hizo de nuevo, que cae sobre la puerta
principal, tan opulento y espacioso. Vi las bóvedas, que se han reedificado debajo de los
planos de los patios, que tienen vistas al Cierzo, comodidad que se ha hallado para las
personas Reales los Veranos, y están aderezadas con muchas pinturas».
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Un ejemplo conocido es el del clérigo francés Jean Muret, que se declara “atónito”
ante la cantidad de pinturas que vio en el Alcázar en su visita a Madrid en 1667. En
García Mercadal: Viajes, 2, págs. 725-726. Citado por Brown, Jonathan - Elliott, John:
Un Palacio para el rey. El Buen Retiro y la corte de Felipe IV. Santillana Ediciones
generales, S.L., Madrid, 2003, pág. 18.
17
Ruth Saunders Magurn, The letters of Peter Paul Rubens, Cambridge, Mass., Harvard
University Press, 1955, carta 180, pág. 292.
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Véase el poeta portugués Manuel de Gallegos en la Silva topográfica sobre el Buen
Retiro: “Si así le viera el belga en la campaña / al Imperio de España / se rindieran las
turbas rebeladas.”
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Elliott declara que en la rivalidad entre los monarcas del siglo XVII "la
cultura, el coleccionismo, el mecenazgo, valían tanto como los ejércitos".
Para Brown, la palabra clave es "prestigio", "crear la imagen de
prestigio, de tener una corte con aires de superioridad y actuar como
mecenas que da dinero a los artistas favoritos para la glorificación del
rey. La corte se convierte en un laboratorio de la producción del
prestigio. Olivares se erige en "pensador e improvisador", según Elliott,
"con impulsos muy característicos del conde-duque, para convertir la
corte en un centro de la magnificencia". 21
No siempre le llegaron a Felipe IV las obras maestras por libre iniciativa
de sus propietarios. A veces, los agentes del Rey utilizaron métodos más
perentorios y expeditivos para conseguirlas.Valladolid y Aranjuez son
objeto de varios expolios; del primer lugar se solicita un inventario de
las pinturas para hacer una selección de cuadros con destino al Buen
Retiro. Tres meses después se recibe un primer lote de 63 lienzos, en su
mayoría series mediocres del siglo anterior, a los que siguieron envíos
esporádicos de menor cuantía.
Esta absorción de los depósitos habituales de cuadros obliga a la
búsqueda de nuevas fórmulas de aprovisionamiento (compras en el
mercado, encargos y donaciones forzosas de la nobleza). Únicamente a
base de obras de arte contemporáneo era posible reunir en un plazo de
tiempo tan breve el inmenso volumen de cuadros que se precisaba. En
su período fue alabado y ensalzado22
Lo que suponían las compras y encargos del Buen Retiro era un autén-
tico triunfo de la modernidad; entre los italianos los encargos más
importantes recaen sobre Claudio de Lorena, Poussin, Domenichino,
Lanfranco y Massimo Stanzione23, y, entre los españoles, Zurbarán y
Velázquez. Este triunfo de lo moderno no era sólo el resultado de una
política determinada de adquisiciones, sino que respondía a
inclinaciones del gusto de la Corte española que habían comenzado a
21
Jonathan Brown y John H. Elliott. Un palacio para el rey. El Buen Retiro y la corte
de Felipe IV (Taurus), en una edición revisada de la aparecida en 1980 en Alianza
Editorial.
22
Véase Calderón de la Barca en el drama alegórico en El Nuevo Palacio del Retiro (1634) estrofa 30.
“¿Para quién, para quién se ha prevenido/ esta casa, este templo, / última maravilla sin
ejemplo?/Dígasme, ¡oh ciudadano/ de ese supremo alcázar soberano!, /¿qué casa hermosa y nueva/ la
vista turba y el sentido eleva?”
23
Véase Mercedes Simal López. Antes y después de Nápoles. Iniciativas artísticas del VI conde de
Monterrey durante el virreinato partenopeo, y fortuna de sus colecciones a su regreso a España. p.347 en
Dimore signorili a Napoli. Palazzo Zevallos Stigliano e il mecenatismo aristocratico dal XVI al XX
secolo. Convegno Internazionale di Studi Napoli 20-22 ottobre 2011.Palazzo Zevallos Stigliano Palazzo
Reale. “Al año siguiente su hermana, la condesa de Olivares, le encargó que remitiera desde Nápoles
todo tipo de objetos suntuarios para la decoración de los cuartos de los soberanos, entre los que, además
de numerosos tejidos, piezas de mobiliario y ornamentos litúrgicos, se encontraban distintas pinturas, y
entre ellas los cuadros que componían la serie de San Juan Bautista destinada al oratorio regio obra de
Massimo Stanzione, Artemisia Gentileschi y Paolo Domenico Finoglio… Y en 1638, a su regreso a la
corte, el conde trajo en su equipaje valiosos lienzos que formaban parte de la series de paisajes con
eremitas y de la antigua Roma destinadas al Retiro pintados por Domenichino, Lanfranco, Massimo
Stanzione, Aniello Falcone, Ribera, Paolo Domenico Finoglio, Andrea de Lione, Cesare Francazano,
Domenico Gargiulo y Viviano Codazzi, tal y como quedó recogido en los Anales de la ciudad de Nápoles
de 1638, además de los cuadros de la Bacanal de los andrios y la Ofrenda a Venus de Tiziano que habían
pertenecido a la colección Aldobrandini y que pasaron a engrosar las colecciones del real alcázar, con
gran satisfacción del monarca.”
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Mercedes Simal López en Nuevas noticias sobre las pinturas para el real palacio del buen retiro
realizadas en Italia (1633-1642). Archivo español de arte, LXXXIV, 335 julio-septiembre 2011, pp. 245-
260 ISSN: 0004-0428
25
Carta del marqués de Castel Rodrigo al conde-duque de Olivares, Roma, 7 de mayo de 1633. AGS, E,
leg. 2.997.
26
AHN, E, libro 91, citado en Brown, J. y Elliot, J. H., “The Marquis of Castel Rodrigo and the landscape
paintings in the Buen Retiro”, The Burlington Magazine, núm. 1007, 1987, p. 104.
27
AHN, Consejos, libro 636, fols. 484v-485, citado en Morán Turina, M., “Importaciones y exportaciones
de pinturas en el siglo XVII a través de los registros de los libros de pasos”, en AA.VV., Madrid en el
contexto de lo hispánico en la época de los descubrimientos, Madrid, 1994, T. I, p. 552; y Bertolotti, A.,
“Esportazioni di oggetti di Belle Arti da Roma in Spagna”, Archivio storico della cittá e provincia di
Roma, 1880, IV, fasc. III, p. 283.
28
Anselmi, A., “Politica e collezionismo tra Roma, Napoli e Madrid: I dipinti Ludivisi ed i paesaggi per il
Buen Retiro”, en AA.VV., El Mediterráneo y el arte español (Actas del XI congreso del CEHA, Valencia
1996), Valencia, 1998, p. 218, nota 49.
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Fernando Checa Cremades; José Miguel Morán Turina, Capítulo III. El mundo de la Corte. 4. Los
programas decorativos del libro “El Barroco”, Madrid, Ediciones Istmo. 1989. p.180. Puesto de relieve
por Díez del Corral y Gallego, ya había sido intuido por Palomino al describir el retrato del príncipe: “Y
aunque de pocos años armado, y a caballo, con el bastón del generalísimo en la mano, en una jaca, la
cual corriendo con gran ímpetu y veloz movimiento parece que con impaciente orgullo, respirando fuego,
solicita ansiosa la batalla, prevista ya en su dueño la victoria.”
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CONCLUSIONES
Felipe IV tuteló a una España paradójica. En declive en el terreno
político y económico, se convirtió en el gran mecenas de la época, el
monarca que presidió el Siglo de Oro de la literatura, el teatro y las
artes en España. Más bien, protegía con su manto a aquellos dedicados
a las artes que, por un motivo u otro, eran atraídos a la órbita de su
real presencia, y procuraba encarnar en su propia persona el cultivado
interés en las artes de la paz que se esperaba de los príncipes y los
miembros de la élite gobernante en la Europa de entonces. Olivares,
producto de Salamanca y extravagante mecenas de hombres de letras
en su Sevilla natal, llevó consigo a la corte de Madrid su elevado
concepto de la importancia del mecenazgo y del boato espectacular y
quiso convertirlo en un auténtico modelo de monarca cultivado,
preparado para gobernar un país que había de gozar de la supremacía
sobre los estados de Europa tanto en las artes de la paz como en las de
la guerra.
Ya, al final de su reinado con la imagen de un monarca avejentado,
exhausto por los infortunios y degradaciones de los últimos años de su
reinado, soportando contrariedades y adversidades con resignación
cristiana y fortaleza estoica, renuncia a ser pintado por Velázquez. 37 No
obstante, aunque el recorrido político resulte decepcionante hacia el
final de su largo reinado, los logros culturales no lo eran. José Simón
Díaz calculó que el mecenazgo real de Felipe IV abarcó 223 artistas y
hombres de letras, frente a 76 durante el reinado, hay que reconocer
más breve, de su padre, y 66 durante el de Felipe II. 38 Los registros son
rudimentarios y hubo escritores y artistas avezados que no
consiguieron asegurarse el mecenazgo real que se sentían legitimados a
reclamar. Con todo, la inclusión de tantos hombres de genio o talento
entre aquellos que disfrutaron al menos de una cierta medida de
aprobación y apoyo real sugiere que Felipe IV, con su sensibilidad hacia
las artes, merece por derecho propio su posición central en la historia
del Siglo de Oro español.
36
José Miguel Morán Turina, Fernando Checa Cremades. “El coleccionismo en España: de la cámara de
maravillas a la galería de pinturas.” Cátedra, 1985. p.272 y ss
37
Léase Joaquín Pérez Villanueva, Felipe TV y Luisa Enríquez Manrique de Lara, Condesa de Paredes
de Nava. Un epistolario inédito, Salamanca, Caja de Ahorros, 1986, carta XLIV (8 de julio de 1653).
«...ha nueve años», escribía en 1653, «que no se ha hecho ninguno, y no me inclino a pasar por la flema
de Velázquez, así por ella como por no verme ir envejeciendo».
38
José Simón Díaz, «Los escritores-criados en la época de los Austria», Revista de la Universidad
Complutense (1981), págs. 169-78.
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EXPOSICIÓN VIRTUAL
SALA I. EL ALCAZAR.
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Baltasar Gracián, El Criticón, II, crisi IV,.
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Ficha y texto extraído de la Web del Museo del Prado. Galería on line.
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4. SÍSIFO. TIZIANO
Las llamadas Furias eran cuatro: Ticio (P427), Sísifo (P426), Ixión y
Tántalo, un conjunto encargado a Tiziano por María de Hungría,
hermana de Carlos V, para la Gran Sala del Palacio de Binche. En las
Metamorfosis, el poeta romano Ovidio narra el sufrimiento de Sísifo,
condenado por engañar a los dioses a cargar con una roca que siempre
caía rodando antes de llegar a la cima de la montaña. Realizada cuando
mayor era la influencia de Miguel Ángel en Tiziano, fue concebida como
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Se conoce un único testimonio del poema, en concreto, el manuscrito Hércules
animoso, dirigido al Príncipe D. Carlos Nuestro Señor, por Joan de Mallara (Lisboa,
Biblioteca da Ajuda, ms. 50-1-38). El manuscrito se conserva en mal estado, debido,
sobretodo, a numerosas manchas de tinta que impiden su lectura. Dedicado al
príncipe Carlos (1545-1568), es un poema narrativo de sesgo épico-alegórico en
octavas reales que compara los doce trabajos de Hércules con las gestas bélicas del
emperador Carlos V.
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El palacio del Buen Retiro fue un palacio para el rey. Justamente para
Felipe IV, a quien su valido el Conde Duque de Olivares brindó un lugar
de descanso y recogimiento. Posiblemente para que en él arrinconara el
declive del Imperio español. La voluntad del Conde Duque fue la
principal promotora de la construcción, pero el temperamento del
soberano, su deleite por el arte y su ambición coleccionista tutelaron
este conjunto, humilde en la forma, confuso en la traza, pero
majestuoso en la riqueza y suntuosidad de sus interiores.
Desconocemos si el rey pensó alguna vez en este palacio como
expresión del esplendor de la monarquía. No parece un planteamiento
adecuado para un lugar de placer, pero sin embargo esa idea prevaleció
en la decoración del más importante de sus salones: el Salón de Reinos
o Salón Grande, como entonces se le denominaba. Entre 1634 y 1635
los artistas más ilustres de la época, -Velázquez, Zurbarán, Carducho,
Maíno, Pereda, etc.-, pintaron para él escenas de triunfos bélicos y los
retratos ecuestres de la familia real, siguiendo una tradición decorativa
palaciega conocida con el nombre de Salón de la virtud del príncipe.
Esta consistía en la ornamentación de salones de carácter público con
imágenes destinadas a mostrar el poder y la gloria del soberano. Estos
programas fueron muy utilizados en el siglo XVI debido a las
condiciones políticas de la época, manteniéndose en el XVII, aunque
concediendo cada vez mayor importancia a la alegoría, que fue
sustituyendo paulatinamente a lo narrativo. Por consiguiente el
planteamiento de la decoración del Salón de Reinos, basada en el relato
de hechos históricos, era arcaizante en el momento de su realización,
pero fue elegida conscientemente con la intención de mantener una
tradición especialmente vinculada a los Habsburgo. La elección del
siguiente programa expositivo obedece a razones obvias donde se
muestra que al gran rey coleccionista le atraía una pasión desaforada
hacia Tiziano que, habían inclinado definitivamente sus gustos más que
hacia la pintura italiana moderna, hacia la de los pintores más
venecianistas de su siglo: primero Rubens y más tarde Velázquez. Por
ello, y desde la óptica de los gustos del rey, no puede dejar de
sorprender el dominio de lo italiano en el Buen Retiro.
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Este lienzo fue pintado para uno de los extremos menores del Salón de
Reinos del Palacio del Buen Retiro en Madrid, como pareja de La reina
Isabel de Borbón, a caballo (P01179). Aparece citado desde 1734 hasta
1814 en los inventarios del Palacio Real de Madrid, ingresando en las
colecciones del Museo del Prado en 1819.
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Texto extractado de Ruiz, L. en: El Palacio del Rey Planeta. Felipe IV y el Buen Retiro, Museo
Nacional del Prado, 2005, p. 148.
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SALA 4. EL ESCORIAL
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2. EL LAVATORIO DE TINTORETTO
Escena del Nuevo Testamento (Juan 13, 1-20) que muestra el momento
justo anterior a la Última Cena, en el que Jesús se dispone a lavar los
pies de San Pedro, como ejemplo de humildad y servicio al prójimo. El
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El detallismo con que la obra está pintada delata el destino del encargo,
la capilla de la familia Ercolani en Bolonia, uno de los pocos encargos
privados realizados por Correggio tras regresar a Parma en 1520
después de su estancia de formación en Roma.
Num. de
catálogo:
P01474.
Autor: Dyck,
Antonio van.
Título: La
Coronación
de espinas.
Cronología:
1618 –
1620.
Técnica:
Óleo.
Soporte:
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Esta obra es conocida como La Virgen del pez, y fue encargada por
Geronimo del Doce para la capilla de Santa Rosalía del Monasterio de
San Domenico en Nápoles.
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CATÁLOGO
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INDICE
BIBLIOGRAFIA GENERAL
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COMISARIA DE LA EXPOSICION:
MARISA ROMERO MORA
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ANEXO I
BIBLIOGRAFIA
AHN, Consejos, libro 636, fols. 484v-485, citado en Morán Turina, M.,
“Importaciones y exportaciones de pinturas en el siglo XVII a través de los
registros de los libros de pasos”, en AA.VV., Madrid en el contexto de lo
hispánico en la época de los descubrimientos, Madrid, 1994, T. I, p. 552; y
Bertolotti, A., “Esportazioni di oggetti di Belle Arti da Roma in Spagna”,
Archivio storico della cittá e provincia di Roma, 1880, IV, fasc. III, p. 283.
47
Las Colecciones de Felipe IV. Pasiones e influencias.
ELLIOTT, JOHN H. Felipe IV, mecenas. En: Actas del VII Congreso de la
Asociación Internacional del Siglo de Oro (Robinson College, Cambridge,
18-22 de julio de 2005): Edad de oro cantabrigense. Congreso
Internacional de Hispanistas del Siglo de Oro (7º. 2005. Cambridge).
Madrid: AISO, 2006.
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