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QUÍMICA INDUSTRIAL ci
PUBLICADA
Y SUS DERIVADOS
A Y
TRADUCIDO Y ADICIONADO CON GRAN NUMERO DE NOTAS o
POR EL DOCTOR
MADRID
LIBRERÍA EDITORIAL
\0 DE BAILLY-BAILLIERE É HIJOS
Plaza, de Santa Ana, núm. 10.
AZUFRE Y SUS DERIVADOS
PRINCIPALES CORRESPONSALES
(Fin de a lisia.)
Matanzas. —G. Moreno. Cárdenas: San Francisco de California.—Tauzy
José Albitos. y compañía,
Pinar del Itio.—Marcos Mijares.
Puerto Príncipe.—lileutorio Soto. América Meridional.
Santa Clara.—E. Pegudo. Czenfuetjos:
J. Torres y compañía.
Argentina (República).—Buenos Ai¬
Sagua la
Gvanrle: Ciríaco Navarro. Sancli-
res:
G.Mcndesky, A. Etcheparebor-
da. Córdoba: L. Simián. Plata:
Spiritus : Eduardo Alvarez. San Sola y Uria. Mendoza:
Juan de los Remedios: García M, R. Flavio Pé¬
rez. Rosario J. Peuser.
Santiago dr Cuba Gutiérrez herma¬
.—
Bolivia.—La Paz: J. M. Farían, Mau¬
nos. Gibara: M. Bim Canta. Gaan-
ricio Lahermance. Cochabamba: Au¬
lánamo: Nicolás Gallinat.
relio Paeieri. Potos/.: Salvador Vera.
Chile.—Concepción: José M. Serrato.
Puerto Rico. Santiago: Roberto Miranda. Talca*
Ernesto Trueco. Valparaíso: Carlos
Puerto Rico.—Sucesores de J. J. Acos-
F. Niemóyer.
ta, N. González Font, B. F. Saujurjo Colombia.—Bogotá: Camacho Roldan y
Vidal. MayagUez: Leandro Montai- Tamayo, Jorge Roa, Barranquilla:
vo, P. Roig. l'once: Otero y sobrino, Pedro Celestino Angulo. Bucara-
manga: D. Martínez. Cali: González
Filipinas. hermanos. Cartagena: J. F. Vélez:
Medellin: C. Díaz G. Panamá: I.
Manila.—Viuda de Bota. Preciados y compañía, Mora berma-
Ilagán.—J. I). de la Campa. nos y comp.a Sincelejo: Ignacio Sa¬
Ilo-Ilo.—Pineda hermanos. lón y conipé1
Ecuador.— Guayaquil: Pedro Janer.
América Central. Quilo: N. Monlesdeoca. Machala: J.
Camilo Mora.
Costa Rica.—San José: Lines, A.Font, Perú.—Lima: Colville y compañía,
Guatemala.—Antonio Partegás. Viuda de Galland. Arequipa: Ramón
Nicaragua.—León: F. Mayorga, J. M. Albareda. CallaoM. Darío Arrús.
Ingeniero químico.
isr.° 4=
i y m
TRADUCIDO DEL FRANCES
POB EL DOCTOR
MADRID
LIBRERÍA EDITORIAL
DE BAILLY-BAILLIERE É HIJOS
Plaza de Santa Ana, núm. 10.
1898
ADVERTENCIA DEL TRADUCTOR
J. Olmkdilla y Püig.
AZUFRE Y SUS DERIVA DOS
CAPÍTULO PRIMERO
AZUFRE NATURA
11 —
REFINACIÓN. — USOS
18 —
19 —
(*) También puede extraer azufre de las tierras que le contienen colo¬
se
cando éstas en vagonetas que á su vez se ponen en un ancho tubo de
unas
piedra. Hay varios mastics de que forma la base, que son de una
solidez extraordinaria. Tal es el que se usa por los fabricantes de
calderos de palastro, compuesto de:
Sal amoníaco 3á 5 —
se utiliza también en Londres para unir con gran ventaja las jun¬
(q Además de los usos indicados del azufre, merecen especial mención las
muchas aplicaciones que tiene en medicina y farmacia, como eficaz medica¬
mento en las enfermedades de la piel, empleándose en pomadas y también
al interior en diversas formas En química se usa para la preparación de
sulfuros. (iV. del T.)
—
23 —
1
acumularse en algunos puntos, según su forma, y determinar
abolladuras ó desperfectos. Además, no teniendo todos los obje¬
tos el mismo espesor, la parte externa se vulcaniza demasiado y
al interior no alcanza.
En el procedimiento de Parker se emplea un cuerpo diferente,
el cloruro de azufre. Se empieza por disolver éste en el sulfuro1
de carbono,y se sumergen en esta solución á 1/40 ó 1/50 los ob¬
jetos que se trata de vulcanizar. Para las láminas que no pasen
de un milímetro de espesor bastan dos minutos, y los demás ob-;
jetos se dejan durante un tiempo variable, según su espesor.;
Para impedir que se evapore la solución que impregna les obje¬
tos se sumergen éstos en agua fría al salir del baño.
Este procedimiento, muy sencillo y rápido, presenta un grave
inconveniente, y es que al cabo de algún tiempo se desarrolla en,
los objetos fabricados una reacción ácida que hace el caucho
duro y quebradizo.
Para los objetos de poco espesor, un procedimiento que da
buenos resultados consiste en sumergirlos en una solución de
hígado de azufre. Este cuerpo no es más que el polisulfuro en
placas verdosas con que se preparan los baños sulfurosos.
Se emplea también el procedimiento de Burke, fundado en el
empleo del sulfuro de antimonio. Tiene la ventaja de no formar
eflorescencias en la superficie del caucho, y además puede dejarse
en contacto de los metales sin que se altere.
Con frecuencia se mezclan con el caucho diversas sustancias.
Unas simplemente tienen por objeto evitar esta reacción ácida
de que hemos hablado. Adicionando, por ejemplo, un 10 por 100;
de cal, después de vulcanizado el azufre por el procedimiento de
Godyear, ofrece una resistencia y una conservación mucho ma¬
yores que los demás productos vulcanizados.
Otras sustancias tienen por objeto, ya sea hacer el caucho me-
—
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25 —
Desde luego hay que tomar una precaución esencial para pre¬
parar una solución de este gas: el agua en que se ha de disolver
debe estar hervida previamente, á fin de privarla de aire. El he¬
cho es fácil de explicar, después de lo que hemos dicho de los fe¬
nómenos de oxidación; poco á poco, en efecto, en contacto del
aire disuelto en el agua pasa el ácido sulfuroso al estado de áci¬
do sulfúrico, lo cual es necesario evitar en todas las aplicaciones
que de él se hacen.
La preparación de estas soluciones es muy sencilla. Se ha re¬
currido, ya sea á la oxidación del azufre por su combustión al
aire, ya también á la desoxidación del ácido sulfúrico.
En el primer caso se quema el azufre en una cápsula de hie-
—
28 —
rro colocada en un horno cerrado, por cima deí cual hay un lar¬
go para determinar el tiro. Se regula Ja canti¬
tubo de palastro
dad de aire de modo que no se emplee más que el que se nece-^
sita para la combustión, pues un exceso daría por resultado mez¬
clarse con el gas desprendido y disolverse juntamente con él en
agua, lo que haría ilusoria la precaución de hervir ésta. El gas
recogido en la parte alta de la chimenea de palastro atraviesa
29 —
¿50 —
nen también con los metales alcalinos, que contienen dos equiva¬
lentes de ácido para uno de base, que son los bisulfitos. El más
usado es el de sosa, del que se consumen grandes cantidades
como desinfectante. Este
cuerpo es muy fácil de obtener;; basta
reemplazar, en los aparatos que se emplean para la solución de
ácido sulfuroso, el agua hervida por una solución de sosa ó car¬
bonato de sosa. Cuando se emplea este último cuerpo se despren¬
traz carbón y ácido sulfúrico. En el primer frasco se pone una corta canti¬
dad de agua destinada á la loción,
y en los demás frascos se pone agua des¬
tilada y hervida Se ponen
en el matraz 100 gramos de carbón y 200 de áci¬
do sulfúrico, y debe tener una
capacidad tres veces mayor que la que ocupa
la mezcla. .
31
u —
36 —
ÁCIüO SULFÚKICO
vias recogen del suelo. El agua de todos los grandes centros ma¬
nufactureros presenta este fenómeno más ó menos marcado, y la
lluvia que cae en Manchestér contiene por litro hasta un centi¬
gramo de ácido. Se ha indicado también que algunos moluscos,
por ejemplo, el Dolium galea y los anélidos de los géneros Leuco-
clora y Sabella, segregaban una sustancia que contenía ácido
sulfúrico libre. El hecho es cierto; pero en concepto de algunos
autores, el ácido que se produce, que permite á los seres atacar
las rocas más duras, es el referido ácido clorhidrico.
El ácido sulfúrico era desconocido en la antigüedad, y por eso
es la gran deficiencia de la industria en esas épocas. Es bastante
39 —
40 —
41 —
/ oh 0vn / oh
S02< ó bien VS <
\ oh iyy \oh
Por
último, la reacción notable del bióxido de ázoe, que
una por
parte toma el oxígeno para cederlo por otra, exige un
bastante largo, que es evidente tiempo
que no está regulada en tiempos
sucesivos como acabamos de decir
y según la proporción de los
diversos gases en los distintos
puntos, pues tiene lugar en un si¬
tio una oxidación y en otro una reducción, simultánea y conti¬
nuamente. Es
necesario, por tanto, tener cuidado de prolongar
el contacto entre los
gases el tiempo suficiente para que no se
sustraiga la más pequeña cantidad á la reacción. Una tercera
condición que hay
que llenar y un nuevo elemento que no debe
olvidarse es la dimensión
que debe darse á los aparatos. Tenien¬
do en cuenta estos diversos
datos, se ha determinado que se ne¬
cesita la capacidad de un metro cúbico
para la producción de 2
kilos de ácido en veinticuatro horas.
Terminados estos preliminares, pasaremos al examen de las
primeras materias que utiliza la industria del ácido sulfúrico.
El azufre puro es
preferible á las piritas como productor de
ácido sulfuroso. Para determinados usos
á que se destina el ácido
sulfúrico puede prescindirse de
él, pues hay que tener en cuen¬
ta que en las industrias
que utilizan este cuerpo no es otra cosa
generalmente más que un agente indirecto
para la obtención de
productos determinados, á los que no son obstáculo estas
ridades, y por tanto el ácido de las piritas es suficiente. impu¬
Cuando utiliza el azufre generalmente se usa el
se
menos puro,
gris ó pardusco, el azufre de Sicilia. No se utiliza
sino el azufre de por separado
Polonia, que procede de los alrededores de Cra¬
covia, en las fábricas austríacas.
A propósito de los
orígenes industriales del azufre hemos ci¬
tado el obtenido
por la depuración del gas. El residuo de las ca¬
jas de depuración, cuando contiene de 40 á 65 por
100 de azu¬
fre, se lava primero para separarle los
productos amoniacales,
que nunca se dejan perder, después se deseca y se quema en
hornos especiales.
La hulla no contiene menos de 1 por 100 de azufre;
es decir,
que puede emplearse cualquiera cantidad en el consumo de las
fábricas de gas de las grandes ciudades.
La pirita que se
empleaproductor de ácido sulfuroso, y
como
que tantas veces hemos mencionado, es un bisulfuro de hierro
muy impuro, en el que hay proporciones variables de sulfuros
de cobre, de zinc
y de plomo, y minerales extraños como el
cuarzo.
_
45 —
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Tmtsij-emhlms. a ^ $&>bm
TmtsUihost
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59 —
suelo macizo con una rejilla espesa, formada de dos planos incli¬
Los minerales exigen para ser quemados capas tanto más espe¬
sas cuanto más pobres son, y es necesario que las
llamas no se
inclinen hacia el orificio de salida, sino que deben ser verticales.
Para saber cuándo conviene introducir una nueva carga, tie¬
nen los obreros un medio empírico muy sencillo: basta
que un
cilindro de azufre, frotado en la pared del horno, produzca una
huella que se inflame. La rejilla no debe jamás estar iluminada,;
cuando lo está, el tiro es defectuoso y la tostación imperfecta.
Se remedia esto suspendiendo las cargas é impidiendo el paso
demasiado fácil del aire á lo largo de las paredes. En realidad, la
marcha de los hornos varía dentro de límites muy reducidos, y
en el caso de necesitar reparaciones, pueden pararse algunos de
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65 —
BILLON.—TOMO IV.—5
CAPÍTULO VI
CÁMARAS DE PLOMO
lig. 21.
68 —
69 —
sos
71 —
72 —
74: —
'
79 —
80 —
■Monta-ácidos■
83 —
84 —
86 —
87 —
manera
que formen soldadura hidráulica. Como esta cubeta se
gasta con rapidez, se le da un gran espesor, sobre todo en el
vértice, que se refuerza con una pieza suplementaria fácil de
reemplazar, y se construye, ya de una sola pieza, ya de dos lámi¬
nas talladas en bisel entre las que se vierte el plomo, pues el
gran espesor del metal no consiente las soldaduras al soplete.
Lo mismo sucede para la unión de los anillos que forman la
torre.
A las tres cuartas partes de su altura la torre está revestida
de lava, de que ya hemos hablado. Lo forman losas curvas de 25
á 30 centímetros de gruesas, unidas entre sí sin argamasa. En el
fondo cuatro ó cinco losas parecidas forman una rejilla. Se pue¬
den también emplear fragmentos muy. silíceos que suministran
algunos yacimientos, reunidas sin mortero y perfectamente sol¬
dadas.
La guarnición
■
interiorse hace de ordinario con sílex.
Las que
se encuentran en lechos alineados en los yacimientos
de creta
convienen perfectamente, á condición de que no salten con el
calor, de lo cual se asegura uno previamente. Se termina por
fragmentos más pequeños ó de cok, y, por último, con algunos
ladrillos sobre los cuales cae el ácido..
Gomo
pueden unirse los conductos que proceden de los
no
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91 —
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t1) Al cuerpo que antes se denominaba ácido hiponítrico se llama por los
químicos modernos peróxido de nitrógeno, y su fórmula es NO2 ó bí2Ü4.
(JY. del T.)
—
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se
•
100 —
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103 —
104 —
103 —
106 —
CONCENTRACIÓN
108 —
110 —
111 —
«
—
112 —
dos en
aquel sitio obligaba á los obreros á retirarse lo mas pronto
posible, y dejar, por consiguiente, sin vigilancia el fuego en el
momento más necesario.
Las retortas que hoy se emplean contienen hectolitro y medio
próximamente. Están provistas de una tubuladura vertical, á la
que se aplica, por medio de una varilla de plomo, un tubo de vi¬
drio encorvado, que conduce los líquidos destilados á un canal
lateral de plomo.
Se puede evitar la enlodadura del tubo en la retorta ensan-
—
113 —
Este hecho resulta de que las paredes del vaso están privadas
por la acción del ácido de todo indicio de materia orgánica ó de
polvo, que retiene generalmente una cantidad imperceptible de
aire, suficiente para entretener la ebullición, Basta para quitar
peligro á esta operación, en el caso del ácido sulfúrico, suplir
esta insuficiencia de burbujas gaseosas colocando en las retortas
algunos fragmentos de un cuerpo rugoso que las retenga, como
la porcelana ó el platino, por ejemplo.
Para evitar del mejor modo posible los riesgos de la ruptura
se calienta una sola retorta por el hogar
y se colocan en el edifi¬
cio en que se hace la operación dobles ventanas para evitar
todo cambio brusco en la temperatura.
Para reconocer cuándo es suficiente la concentración, se con¬
tentan los operarios con un medio
empirico: observan el mo¬
mento en que se ennegrece un pedazo de madera sumergido en
el ácido. Por lo demás, cuando alcanza los 66°, el ácido está bas¬
tante concentrado para destruir las materias orgánicas que le
impurifican y en este momento se decolora. Para proceder con
más exactitud se,puede investigar el grado de jas aguas que des¬
tilan.
BILLON.—TOMO IV.—8
—
114 —
115 —
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cajas, cuya tapa tiene la forma de tonel y circulares, que son fá¬
ciles de cargar y economizan espacio, y por cajas de hierro bien
embreadas.
Mientras se pueda se hace uso de grandes arcas-cisternas de
cuatro cubas, mucho más económicas. Estas arcas son cilindri¬
cas, de plomo, con fondos abovedados y con círculos de hierro
cubierto de láminas de plomo qne se unen al depósito. Para con¬
solidarlo todo se apoya este cilindro en una cuna de palastro
fuerte, cuyas extremidades están levantadas y allí se fija con
yeso.
Se evitan los movimientos bruscos apoyando todo el sistema
en cilindros de caucho.
El
espacio que ocupa el hueco de un hombre es suficiente para
las reparaciones. Una tubuladura superior se destina á llenar la
vasija y un tubo inferior al vaciado de la misma. Este se cierra
interiormente por un cono de plomo mezclado con antimonio,
que se maneja desde el exterior por medio de un volante y un
vastago de hierro con plomo en la parte que se sumerge en el
ácido.
Se construyen arcas de está índole que contienen hasta siete
■cubas paralos viajes en vagones; generalmente se vacian empu¬
jando el ácido por medio ele un tubo que se sumerge con el
auxilio de una pequeña bomba que comprime el aire en el ci¬
lindro.
Como resultado de la poca consistencia del metal, que produ¬
ce deformaciones y desgarros, y también un peso considerable
123 —
duos más que 0,5 á 1 por 100 de azufre; de suerte que éstos cons¬
tituyen uno de los mejores minerales de hierro, pues contienen
hasta 65 po^lOO de este metal. Estos minerales, que durante mu¬
cho tiempo no se han utilizado por su forma pulverulenta, se
buscan mucho desde hace algunos años por las fábricas metalúr¬
gicas alemanas y francesas.
Otras piritas contienen, como hemos visto, otros muchos me¬
tales, sobre todo cobre mezclado con un poco de plata y or<>.
Estos se.hallan en proporciones remuneradoras, hasta el punto
de que los fabricantes pagan, no ya el peso bruto de la pirita,
sino únicamente el azufre contenido, y dejan á las fábricas me¬
talúrgicas los residuos que utilizan para extraer de ellos los di¬
versos metales.
Se extrae el cobre por los métodos acostumbrados. Se mezcla
el residuo tostado con un poco de pirita ordinaria, de manera que
todo ello contenga tanto azufre como cobre, ó sea 4 por 100 de
cada uno; después se tuesta todo ello con sal marina hasta el rojo
sombra.
El sulfuro de cobre del mineral se oxida al aire y da sulfato.
Este último, en contacto del cloruro de sodio, produce, por el
doble cambio del sulfato de sosa y del cloruro de cobre, sal solu¬
ble, fácil de separar por el lavado. Al mismo tiempo el sulfuro
de hierro que acompaña al cobre pasa ai estado de óxido ínso-
luble y la plata á cloruro.
Las cenizas finales contienen todo el cobre, siendo la mayor
parte bajo la forma de cloruro soluble. Por una lixiviación con
agua se separa enteramente este último, así como la plata. Se ter¬
mina por medio de una loción con ácido clorhídrico diluido, que
acaba de separar el cobre, y se puede utilizar el residuo final como
un excelente mineral de hierro.
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PERFECCIONAMIENTOS RECIENTES
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«en entre cada cámara los mismos efectos que la torre colocada
á la cabeza; de suerte que la fabricación es absolutamente regu¬
lar, y puede emplearse sin temor á las temperaturas elevadas una
masa más considerable de gas. Estas torrecillas han contribuido
en
gran parte á facilitar la fabricación activa del ácido, pues sin
su auxilio esta fabricación produciría
un ácido incompletamente
desnitrificado que ataca á los aparatos de platino. Por el contra¬
rio, con el uso de las torrecillas hay forzosamente que recurrir al
perfeccionamiento de Benker y Lan, que consiste en inyectar
ácido sulfuroso en la cámara situada en la cola, so pena de perder
vapores nitrosos que circulan, como acabamos de ver, con mucha
más actividad en los aparatos. Se inyecta este ácido sulfuroso
por medio de un aparato más reducido y cómodo que el que
acabamos de describir en la fábrica de Benker, en Saint-Denis.
Por último, el tiro, acerca del cual tanto hemos insistido, y que
hace tan gran papel en la producción regular y activa, se realiza
muy bien en muchas fábricas por medio de ventiladores coloca¬
dos entre la torre de Glover y el primer tambor. De este modo
se regula matemáticamente la cantidad de aire introducida, y el
fabricante conduce casi ásu voluntad la producción de los apa¬
ratos.
En la manera de concentrar el ácido se han realizado también
algunos Se continúan usando mucho los aparatos de
progresos.
vidrio á causa de su económico precio y de su duración, que se
ha tratado de prolongar, ya por medio de combustores especia¬
les, ya también por la circulación de los líquidos en su interior.
Los vasos de platino se fabrican mucho actualmente, cubrien¬
do su interior de una capa de oro laminado sobre el platino.
Además, para llevar la concentración de los ácidos al elevado
grado que hoy exige la industria, se han utilizado los vasos de
fundición, utilizando el procedimiento que ha dado lugar á la
construcción de aparatos de palastro para transportar el ácido.
Este no ataca, en efecto, la fundición, con tal que sea muy con¬
centrado. Basta, pues, preservar los aparatos del contacto de las
pequeñas aguas más diluidas y que, por el contrario, atacan el
metal con rapidez. Se empieza, pues, la concentración en el plo¬
mo
y se continúa en el platino para terminarla en el hierro co¬
lado ó fundición. Estos últimos aparatos convienen principal¬
mente para la purificación de los ácidos impurificados con hierro,
SULFURO DE CARBONO
56,75
94 1,8556 76,75 44 1,542 55.82
95 1,854 75,91 45 1.555 55,10
92 1,851 75,10 42 1,524 54,28
91 1,827 74,28 ' 41 1,515 55,47
90 1,822 75.47 40 1,506 52,65
89 1,816 72,65 59 1,2076 51,85
88 1,809 71,85 58 1,289 51,02
87 1,802 71,02 57 1,281 50,20
86 1,794 70,10 56 1,272 29,58
85 1,786 69.58 55 1,264 28.57
84 1,777 68.57 54 1,256 27,75
85 1,767 67,75 55 1,2476 26.94
82 1,756 66.94 52 1,259 26,12
81 1,745 66,12 51 1,251 25.50
80 1,754 65,50 50 1,225 24,49
79 1,722 64.48 29 1,215 25,07
78 1,710 65,67 28 1,2066 22,85
77 1,698 62,85 27 1,198 22.05
76 1,686 62.01 26 1,190 21,22
75 1,675 61,22 25 1,182 20,40
74 1,665 00,40 24 1,174 19.58
75 1,651 59.59 25 1,167 18,77
72 1,659 58,77 22 1,159 17.95
71 1,657 57.95 21 1,156 17,14
70 1,615 57.14 20 1,144 16,52
69 1,604 56,52 19 1,156 15.51
68 1,592 55,59 18 1,129 14,69
67 1,580 54,69 17 1,121 15,87
66 1,578 55,87 10 1,1156 15.06
65 1,557 55,05 15 1,106 12,24
64 1,545 52,24 14 1,098 11,42
.65 1,554 51,42 15 1,091 10,61
62 1,525 50,61 12 1,085 9,79
61 1,512 49,79 11 1,0756 8,98
60 1,501 48,98 10 1,068 8,16
59 1,490 48,16 9 1,061 7.54
58 1,480 47.54 8 1.0556 6.55
57 1,469 46.55 7 1,0464 5,71
56 1,4586 45,71 6 1,059 4,89
55 1,448 44,89 5 1,052 4,08
54 1,458 44,07 4 1,0256 5,26
55 1,428 45,26 5 1,019 2,445
52 1,418 42,45 2 1,015 1,65
51 1,408 41,65 1 1,0064 0,816
—
149 —
CAPÍTULO PRIMERO
AZUFRE NATURAL
CAPÍTULO II
REFINACIÓN, USOS
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
ÁCIDO SULFURICO
CAPÍTULO V
CAPÍTULO VI
CÁMARAS DE PLOMO
dura.—Cubeta.—Disposiciones diversas.—Alimentación de
productos nitrosos.—Aparatos para distribuir el ácido nítri-
—
153 —
CAPÍTULO VII
CAPÍTULO VIII
TEORÍA DE LA FABRICACIÓN
CAPÍTULO IX
CAPÍTULO X
CONCENTRACIÓN
CAPITULO XI
CAPÍTULO XII
CAPÍTULO XIII
PERFECCIONAMIENTOS RECIENTES
CAPÍTULO XIV
SULFURO DE CARBONO
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Para los que la deseen encuadernada tela, los plazos serán de 13,50 pesetas.
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Nota importante.—Se publicarán dos tomos mensuales á
partir del mes de
junio. Una vez publicado el tomo 25 no se admitirán suscripciones con rebaja
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