Sunteți pe pagina 1din 8

DIPLOMATURA EN GESTIÓN INSTITUCIONAL-UNCUYO-

FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS

Conducción y Gestión de
las Instituciones
Prof. Nora Marlia
Alumnas: Alarcos Vanesa – Mur Daniela.

18
Conducción y Gestión de las instituciones Diplomatura en Gestión Educativa

“En esta época del cambio, sólo podremos desempeñar


apropiadamente nuestra misión docente, si nos adentramos con valor en
nuestro mundo y tratamos de comprender las fuerzas, movimientos y
tensiones que lo sesgan y configuran. Solo si conocemos, podremos ayudar a
cambiar, orientar desde nuestra visión de educadores comprometidos con la
genuina humanización de todos, el rumbo necesario”.
Antonio Pérez Esclarín ABRIL.2012

En la actualidad los grandes relatos que estructuraban a la sociedad occidental del siglo XX
se han caído, los modos en que se organizaba nuestra sociedad se han redefinido, dando
como resultado transformaciones de los diversos paradigmas, sociales, culturales, políticos,
generando así nuevas formas de habitar la cotidianidad en relación a la ciencia, tecnología,
educación, ciudadanía y diversas esferas más. Todo ello ha marcado cambios en la relación
Escuela – Familia – cultural, configurando nuevos procesos democráticos que nos interpelan
a preguntarnos ¿Cómo enfrenta y resuelve el sistema educativo la complejidad de los
nuevos contextos y la diversidad de los sujetos en los escenarios actuales? ¿Qué habilidades
y capacidades deben desarrollar quienes serán los ciudadanos de esta nueva sociedad?
¿Cuáles son los modos en que el sistema educativo y sus actores deben hacerse cargo de
esta tarea? Para obtener respuestas ante estos interrogantes debemos tener en cuenta los
cambios anteriormente citados y conocer los paradigmas educativos que estructuraron las
formas de gestionar la educación en la Argentina y Latinoamérica, sólo comprendiendo el
tiempo histórico de nuestra educación podremos acercarnos a una comprensión integral y
reflexiva que reduzca el sesgo sobre lo que acontece en el devenir educativo.
En el pasado la escuela pública, produjo formas de la igualdad y control que tenían como
objetivo la “construcción nacional” para el logro de la ciudadanía, esto derivó en un
modelamiento de los niños y jóvenes para la aceptación de las normas, valores y conductas a
cargo de la escuela. Se buscaba la homogeneidad como condición de integración social
dentro de la cultura hegemónica pretendida, y todo lo que no estuviera bajo ella era
sancionado como lo bárbaro, lo no civilizado se silenciaba y excluía para anular las

1
Conducción y Gestión de las instituciones Diplomatura en Gestión Educativa

diferencias. De este modo lo que no entraba en el paradigma normalizador y homogéneo


tenía pocas posibilidades de permanecer en la escuela, esto derivaba en que grandes
sectores socioculturales quedaran fueran de sus fronteras sobre todo los más vulnerados,
generando una gran exclusión.
La escuela en la actualidad comprende una diversidad de sujetos y complejidad de contextos
sociales marcados por intensos cambios en el terreno económico, político y social. El papel
tradicional de la escuela como instancia de socialización hegemónica y normalizadora para
la inserción al mercado del trabajo, propio de la modernidad, se ha vuelto más complejo de
tal manera que ha cambiado su papel social y los vínculos que se establecen dentro como
fuera de ella. La escuela hoy tiene la tarea de no sólo preparar para el mundo del trabajo,
sino también para la continuidad de los estudios, el mundo sociocultural y la ciudadanía,
esto complejiza los escenarios educativos y nos interpela como trabajadores de la educación
a un trabajo que si bien se funda en lo pedagógico-didáctico muchas veces trasciende esas
fronteras demandándonos un educación integral del sujeto basada en el diseño de
proyectos de vida que posibiliten a los sujetos mejoras en la inserción de los contextos
socioculturales. Ante esta gran tarea, la escuela ya no puede trabajar aislada de la
comunidad, y la familia, por ello las políticas socioeducativas que marcan nuestro devenir
histórico han transformado los modos creando condiciones educativas que permiten a los
estudiantes recibir propuestas formativas con calidad educativa y justicia social, sin tener
en cuenta su condición social, cultural geográfica o de género. De este modo debemos situar
a los alumnos como “sujetos de derecho” para superar el problema de la desigualdad
educativa asegurando “trayectorias educativas continuas y completas”.
Ante la complejidad de los escenarios educativos actuales, sostenemos que este último
objetivo puede alcanzarse a través de la articulación entre la escuela- familia y comunidad.
El presente tema es complejo, pero es importante reconocer que estamos ante un cambio
de paradigma educativo que requiere ser abordado desde una perspectiva holística, en
donde se conciba a la sociedad como un sistema en su conjunto y no diseccionado en partes,
esto posibilitará un trabajo integral que aumentará la calidad educativa así como también
sociocultural.

2
Conducción y Gestión de las instituciones Diplomatura en Gestión Educativa

Este entramado y compromiso social entre familia, escuela y comunidad constituye un


espacio plural fundamental para comprender en la actualidad a la escuela como contexto de
aprendizaje en el cual se diseñan e implementan estrategias de acción para resolver
problemas complejos situaciones de injusticia, marginación, estigmatización y otras formas
de discriminación, derivadas de factores socioeconómicos, culturales, geográficos, étnicos,
de género que dificultan las trayectorias escolares. De este modo, pensamos y sostenemos
que la escuela es el “lugar” donde se ponen en práctica las estrategias y recursos que
promueven la igualdad y favorecen la calidad educativa, tendiendo a generar que todos los
adolescentes tengan acceso a propuestas educativas ricas y ampliatorias en las experiencias
de vida.
En este marco nos planteamos los siguientes interrogantes: ¿a qué llamamos educación?
¿Qué modos de institucionalizarla existen? ¿Cómo entendemos a la escuela como
comunidad educativa específica? ¿En qué paradigma fundamos nuestras prácticas
escolares? ¿La escuela como contexto de aprendizaje que posibilidades les otorga a los
estudiantes? ¿Qué concepciones giran en torno a las trayectorias escolares de los alumnos?
¿Se las acompaña con políticas socioeducativas acordes a sus problemáticas? ¿Se entiende a
los estudiantes como sujetos de derecho? o ¿Se les sigue asignando a un lugar pasivos en los
modos de aprender? ¿Convertimos la realidad escolar en una propuesta motivadora y
relacionada a los proyectos de vida de los estudiantes? ¿Cómo construimos el proceso de
enseñanza y aprendizaje en base a la diversidad de sujetos y complejidad de los contextos?
¿Transformamos lo escolar en relación a la demanda demandas que surgen de la relación
escuela-comunidad? ¿Reflexionamos sobre la complejidad de la tarea que los docentes
llevamos adelante día a día?
Pensamos que una posible respuesta a estos interrogantes es que los actores escolares
(directivos, docentes y otros) se vinculen y comprendan el lugar asignado a los estudiantes
por sus familias y comunidad, para así poder garantizar el derecho educativo de cada niño/a,
adolescente y adulto y una mejor calidad educativa. Esta vinculación y comprensión del lugar
asignado a los estudiantes -por su familia escuela y comunidad- implica trabajar para el logro
de una “gestión educativa” que defina su proyecto educativo en base a el lugar asignado a la

3
Conducción y Gestión de las instituciones Diplomatura en Gestión Educativa

institución educativa y el modelo institucional promovido, ambos vinculados a los procesos


de reforma y su relación con los procesos de innovación educativa, así como también a las
políticas educativas particulares.
Estamos convencidas que la familia y escuela son parte de una comunidad que, a su vez, está
inmersa y pertenece a un sistema social, cultural, político y económico más amplio. En ese
complejo marco, cada uno de estos espacios produce sentidos y tiene un rol importante en
la identidad de las personas, especialmente en tiempos donde los contextos se complejizan,
al ser parte de sistemas socioculturales globalizado y sujetos a cambios constantes y
vertiginosos.
De este modo sostenemos que los escenarios educativos de hoy, la escuela y sus actores
tienen el deber incuestionable de garantizar a niños y jóvenes el derecho a la educación, a
una educación que realmente contemple las diversas subjetividades, realidades sociales y
culturales, que deje de lado los preconceptos y rotulaciones que los privan de los derechos
que dicha situación educativa debería garantizarles.
Como docentes, tenemos la tarea incansable de buscar y sostener prácticas inclusivas que
rompan con el paradigma de la educación tradicional, basada en prácticas hegemónicas,
que solo se fundamentan en un “imposición de derechos” sin respetar los verdaderos
derechos que representan valores universales y buscan una vida digna de igualdad para
todos los seres humanos.
El gran desafío al que nos enfrentamos los docentes en la actualidad es comprender que los
sujetos de la educación están atravesados por una historia y cultura que conforman el
bagaje que define su identidad y formas de vida, por lo tanto debemos aceptar sus
singularidades y crear proyectos educativos que potencien sus capacidades y competencias
que les posibilite construir andamiajes cada vez más fuertes y significativos. De este modo,
los estudiantes desarrollaran la capacidad de participar, responsabilizarse y decidir sobre lo
que les afecta, permitiéndoles tejer entramados socio-culturales cada vez más amplios y
diversos que le garantizan sus derechos a aprender constantemente y sin limitaciones
impuestas a sus intereses.

4
Conducción y Gestión de las instituciones Diplomatura en Gestión Educativa

Para trabajar colaborativamente con la triada, familia-escuela-comunidad es fundamental


ampliar la mirada hacia otras dimensiones, conviene reflexionar sobre cómo los cambios
afectan a cada uno de los actores implicados en la crianza y educación de los niños/as y
jóvenes. Es importante observar qué se modificó y qué quedó de lo que era, para volver a re-
conocerse. En la actualidad este reconocerse conlleva reflexionar sobre de la presencia de
múltiples infancias, adolescencias, juventudes, familias y escuelas, producto de la ruptura
del poder simbólico de los modelos homogeneizantes y universales. Las nominaciones en
plural ayudan a entender la heterogeneidad de sujetos y complejidad de contextos en la
actualidad.
Como sabemos hasta hace muy poco tiempo, avanzado ya el siglo XX, la familia seguía
respondiendo al modelo tradicional (canónico-civil), considerando normal sólo a la familia
nuclear, sin embargo al presente en nuestras escuelas existen variedades de tipos de familia
– monoparental, ensamblada, extendida, homoparental, etc.- esto nos demanda a trabajar
con diversas realidades que requieren de respuestas complejas y nos exige revisar nuestros
modos naturalizados de gestionar la institución escolar.
Sostenemos que la relación familias-escuelas siempre ha encerrado sentimientos
encontrados, que para algunos resultan intrínsecos. Es una relación compleja, fuente de
interrogantes, cuestionamientos, tensiones y conflictos latentes, que permiten abrirse a un
juego de valoraciones negativas, sospechosas y hasta amenazantes. (Korinfeld, 2000) Pero la
realidad también indica que familia y escuela son puntales fundamentales del lazo social. La
construcción de una comunidad inclusiva que garantice los derechos de acceso sólo puede
lograrse de la relación tríadica de familia, escuela y comunidad, por ello un trabajo
articulado es fundamental para una gestión escolar que garantice una educación de calidad y
con justicia social.
Sabemos que la escuela se configura como el espacio público por excelencia donde se
construye de manera más desinteresada, o –mejor dicho– más interesada en el otro; en este
caso, el niño/a o joven como un ciudadano crítico, reflexivo y protagónico. Para Lucía Garay
(2003) familia y escuela “son fundamentales para garantizar la salud física y psicológica y la
calidad de la formación de la población de un país”, mucho más cuando se trata de las

5
Conducción y Gestión de las instituciones Diplomatura en Gestión Educativa

etapas iniciales del desarrollo de un niño. A partir de esto afirmamos que la escuela es el
agente principal en la transmisión de valores sociales y culturales, y a su vez, comparte la
tarea de “estar educativamente” con los niños/as adolescentes y jóvenes.
En esta línea, la Ley Nacional de Educación establece que se debe garantizar el derecho de la
familia a participar en la formación de sus hijos porque es considerada “agente educador
fundamental”. La participación de la familia en el proceso educativo formal es considerada
por la nueva ley como un “derecho inalienable”, que tiene como contrapartida la “obligación
de comprometerse con la tarea de la escuela”.
La escuela tiene que facilitar la participación de las familias, promover la comunicación, el
respeto mutuo y la colaboración, dentro de una lógica de esfuerzo compartido, para alcanzar
una educación de calidad para todos.
A su vez, los padres deben participar activamente en los procesos formales de aprendizaje
de sus hijos, ejerciendo una efectiva corresponsabilidad educativa con la escuela,
comprometiéndose a recibir de parte de los centros educativos, información periódica sobre
el proceso de aprendizaje de sus hijos, así como la orientación para cooperar en el mismo.
Pensamos que algunas estrategias para fortalecer el entramado social, así como también el
lazo social, es fortalecer el vínculo escuela-familia. Algunos dispositivos posibles para poner
en práctica en el fortalecimiento de la articulación entre familia-escuela-comunidad desde la
escuela pueden ser actividades pedagógicas de la escuela, como la reunión de padres de
comienzo de ciclo lectivo, la entrega de los informes de progreso escolar, la conformación de
la cooperadora o la reunión de padres para tratar alguna situación particular de los
estudiantes. También es importante abordar, desde la escuela, inquietudes que están
presentes en las familias, a través de talleres sobre prevención de adicciones, los límites de
los hijos, la violencia en la escuela, dando así atención que en muchas oportunidades las
familias desconocen o no tienen los recursos para abordar estas problemáticas. Creemos con
convicción que la escuela tiene el deber de conocer y hacer eco de situaciones que vive la
comunidad de sus estudiantes, para así poder ofrecer el edificio y sus conocimientos para
para facilitar la participación de los padres en la escuela.

6
Conducción y Gestión de las instituciones Diplomatura en Gestión Educativa

Creemos con convicción que una práctica vinculante entre escuela –familia – comunidad es
uno de los pilares fundamental para promover la integración e inclusión social para el logro
de una sociedad que sea cada vez más justa y equitativa. Si ella, la educación está destinada
a
A modo de conclusión consideramos que el colectivo docente debe revisar y redefinir modos
naturalizados de la praxis educativa, que generalmente mantienen al paradigma educativo
moderno vigentes en las escuelas. De este modo, creemos necesario dar cuenta de las
necesidades reales y heterogéneas que en la actualidad atraviesan a las instituciones
educativas, para así p oder transformarlas. El tiempo histórico donde actualmente se
desarrolla la educación en medio de aceleradas transformaciones sociales, culturales, científicas
y económicas, cada una de ellas además de afectar a familia, escuela, niños/as, adolescentes, jóvenes
y adultos, también modifica la relación entre ellos, produciendo un desentramado social
problematizando el lazo social, en algunos casos situaciones que no favorecen el diálogo y la
colaboración y que, al no ser comprendidas derivan en situaciones conflictivas
Hoy, al igual que ayer -aunque sean diferentes las razones que se aducen- la educación en general
y la escuela en particular necesitan que se fortalezca el rol familiar como espacio social de crianza,
transmisión de cultura y costumbres sociales.

S-ar putea să vă placă și