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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DE PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


UNIVERSITARIA CIENCIA Y TECNOLÓGIA
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
FUNDACIÓN MISIÓN SUCRE
ALDEA SOCIALISTA UNIVERSITARIA PEDRO FONTES
PROGRAMA DE FORMACIÓN DE GRADO DE GESTIÓN AMBIENTAL
ÉTICA DE LA SUSTENTABILIDAD
DISTRITO CAPITAL
TRAYECTO IV-II

FORMAS SUSTENTABLES DE PRODUCCIÓN Y VIDA

PROFESORA: INTEGRANTE:
Lic. Mary Vásquez Carmen J. Molina

Caracas, Febrero 2018.

1
INTRODUCCIÓN

La pobreza y la injusticia social son los signos más elocuentes del


malestar de nuestra cultura, y están asociadas directa o indirectamente con
el deterioro ecológico a escala planetaria y son el resultado de procesos
históricos de exclusión económica, política, social y cultural. La división
creciente entre países ricos y pobres, de grupos de poder y mayorías
desposeídas, sigue siendo el mayor riesgo ambiental y el mayor reto de la
sustentabilidad.

La ética para la sustentabilidad enfrenta a la creciente contradicción


en el mundo entre opulencia y miseria, alta tecnología y hambruna,
explotación creciente de los recursos y depauperación y desesperanza de
miles de millones de seres humanos, mundialización de los mercados y
marginación social. La justicia social es condición sine qua non de la
sustentabilidad. Sin equidad en la distribución de los bienes y servicios
ambientales no será posible construir sociedades ecológicamente
sostenibles y socialmente justas.

La construcción de sociedades sustentables pasa por el cambio hacia


una civilización basada en el aprovechamiento de fuentes de energía
renovable, económicamente eficiente y ambientalmente amigable, como la
energía solar. El viraje del paradigma mecanicista al ecológico se está dando
en la ciencia, en los valores y actitudes individuales y colectivas, así como en
los patrones de organización social y en nuevas estrategias productivas,
como la agroecología y la agroforestería.

Tanto los conocimientos científicos actuales, como los movimientos


sociales emergentes que pugnan por nuevas formas sustentables de
producción están abriendo posibilidades para la construcción de una nueva
racionalidad productiva, fundada en la productividad ecotecnológica de cada

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región y ecosistema, a partir de los potenciales de la naturaleza y de los
valores de la cultura. Esta nueva racionalidad productiva abre las
perspectivas a un proceso económico que rompe con el modelo unificador,
hegemónico y homogeneizante del mercado como ley suprema de la
economía.

La ética para la sustentabilidad va más allá del propósito de otorgar a


la naturaleza un valor intrínseco universal, económico o instrumental. Los
bienes ambientales son valorizados por la cultura a través de cosmovisiones,
sentimientos y creencias que son resultado de prácticas milenarias de
transformación y coevolución con la naturaleza.

El reconocimiento de los límites de la intervención cultural en la


naturaleza significa también aceptar los límites de la tecnología que ha
llegado a suplantar los valores humanos por la eficiencia de su razón
utilitarista. La bioética debe moderar la intervención tecnológica en el orden
biológico. La técnica debe ser gobernada por un sentido ético de su potencia
transformadora de la vida.

El modelo actual de producción y consumo para conseguir una gestión


eficiente de los recursos naturales, poniendo en marcha procesos que eviten
la pérdida de alimentos, un uso ecológico de los productos químicos y
disminuir la generación de desechos. Las empresas del sector privado
juegan un rol clave para lograr en conjunto con las autoridades y el
consumidor estas metas, debiendo incorporar en sus modelos de producción
y consumo criterios de sustentabilidad, invirtiendo en innovación para el
desarrollo de prácticas y tecnología más sustentable, realizando reportes de
sustentabilidad e induciendo a los consumidores hacia modelos y criterios de
consumo responsable.

3
ÍNDICE

Introducción………………………………………………………………………2

Índice……………………………………………………………………………...4

Formas sustentables de producción y vida…………………………………..5

Conclusión…………………………………………………………………….…12

Anexos…………………………………………………………………………...14

Referencias Bibliográficas………………………………………………….….17

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FORMAS SUSTENTABLES DE PRODUCCIÓN Y VIDA

Consumo y producción sustentables refieren a la producción y uso de


bienes y servicios que responden a las necesidades básicas y mejoran la
calidad de vida, minimizando el uso de recursos naturales, materiales
tóxicos, así como la generación de residuos y contaminantes durante todo el
ciclo de vida, sin menoscabar las posibilidad de las futuras generaciones de
satisfacer sus propias necesidades.

Si bien el aumento en las tasas de crecimiento del consumo resulta


ser positivo, esta situación trae aparejada también un aumento en la tasa de
uso de los recursos naturales. Dicha situación supera la capacidad de
adaptación del planeta causando como resultado un deterioro continuo del
medio ambiente global.

A pesar que el avance tecnológico y el desarrollo han incrementado la


eficiencia en el uso de los recursos naturales, no es suficiente con esta
eficiencia para compensar el aumento en términos absolutos del consumo de
agua, energía, la generación de residuos, entre otros, situación que seguirá
por lo tanto provocando daños ambientales. Mantener los niveles actuales de
consumo a nivel global, hace imposible que los recursos del planeta
alcancen hoy para satisfacer esa demanda en los próximos años. Podemos
decir que necesitaríamos un planeta adicional.

En el marco pretende desarrollar proyectos, iniciativas, acciones y


generar espacios de participación, a fin de promover la incorporación de
patrones de consumo y producción sustentables. Estas prácticas
pueden mejorar la calidad de vida desvinculando el crecimiento económico
de la degradación ambiental, utilizando nuevas formas de producir y
consumir.

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A través del consumo y la producción sustentables es posible el crecimiento
económico con criterios de sustentabilidad, integrando las dimensiones
ambientales y sociales, los tres pilares básicos para un desarrollo
sustentable.

El consumo y la producción sostenible consisten en fomentar el uso


eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que
no dañen el medio ambiente, la mejora del acceso a los servicios básicos y la
creación de empleos ecológicos, justamente remunerados y con buenas
condiciones laborales. Todo ello se traduce en una mejor calidad de vida
para todos y, además, ayuda a lograr planes generales de desarrollo, que
rebajen costos económicos, ambientales y sociales, que aumenten la
competitividad y que reduzcan la pobreza.

El objetivo del consumo y la producción sostenibles es hacer más y


mejores cosas con menos recursos. Se trata de crear ganancias netas de las
actividades económicas mediante la reducción de la utilización de los
recursos, la degradación y la contaminación, logrando al mismo tiempo una
mejor calidad de vida. En ese proceso participan distintos agentes, entre
ellos empresas, comerciantes, consumidores, políticos, investigadores,
científicos, medios de comunicación y organismos de cooperación para el
desarrollo.

También es necesario adoptar un enfoque sistémico y lograr la


cooperación entre los participantes de la cadena de suministro, desde el
productor hasta el consumidor final. Consiste en sensibilizar a los
consumidores mediante la educación sobre los modos de vida sostenibles,
facilitándoles información adecuada a través del etiquetaje y las normas de
uso.

La consecución de este Objetivo requiere un sólido marco para el


consumo y la producción sostenibles que esté integrado en los planes

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nacionales y sectoriales, en las prácticas comerciales sostenibles y en el
comportamiento de los consumidores. También precisa que se respeten las
normas internacionales sobre la gestión de los productos químicos y los
desechos peligrosos.

Desvincular el crecimiento económico del uso de los recursos


naturales es fundamental para el desarrollo sostenible. Las cifras mundiales,
sin embargo, apuntan a un empeoramiento de las tendencias: el consumo
interno de materiales (la cantidad total de recursos naturales utilizados en
procesos económicos) aumentó de 1,2kg a 1,3 kg por unidad del PIB entre
2000 y 2010. El consumo interno de materiales total también aumentó
durante el mismo período, de 48 700 millones de toneladas a 71 000
millones. Ese aumento se debió en parte a un mayor uso de los recursos
naturales, en particular en Asia Oriental.

Los países siguen haciendo frente a problemas relacionados con la


contaminación atmosférica, del suelo y del agua, y con la exposición a
productos químicos tóxicos, bajo los auspicios de acuerdos ambientales
multilaterales. Casi todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas son
parte en uno de esos instrumentos, como mínimo. Con arreglo a las
obligaciones contraídas en virtud de tales convenios, los países deben
presentar periódicamente datos e información sobre los desechos peligrosos,
los contaminantes orgánicos persistentes y las sustancias nocivas para el
ozono.

Sin embargo, entre 2010 y 2014, solo proporcionaron los datos y la


información solicitados el 57% de las partes en el Convenio de Basilea sobre
el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y
su Eliminación, el 71% de las partes en el Convenio de Rotterdam sobre el
Procedimiento de Consentimiento Fundamentado Previo aplicable a Ciertos
Plaguicidas y Productos Químicos Peligrosos objeto de Comercio

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Internacional, y el 51% de las partes en el Convenio de Estocolmo sobre
Contaminantes Orgánicos Persistentes. Todas las partes presentaron los
informes solicitados en virtud del Protocolo de Montreal relativo a las
Sustancias que Agotan la Capa de Ozono.

De acuerdo con datos de la ONU, se calcula que la población mundial


llegará a los 9600 millones de habitantes para 2050, con esta cifra harían
falta casi 3 planetas para contar con los recursos naturales necesarios para
mantener los estilos de vida actuales.

Por lo que es necesario transformar los patrones de producción y


consumo, desde prácticas de producción generadoras de residuos,
emisiones y descargas de agua, hacia prácticas cíclicas y sustentables que
promuevan el ahorro de recursos (para hacer compatible el progreso con el
respeto al medio ambiente).

Un sistema o ciclo de vida del producto puede empezar con la


extracción de materias primas y la generación de energía. Así, los materiales
y la energía se convierten en procesos de manufactura, transporte y uso del
producto (por ejemplo, usar un detergente) y posterior el reciclaje, reúso o
desecho. Adoptar un enfoque de ciclo de vida significa reconocer la manera
en que nuestras elecciones influyen cada etapa del proceso y así medir las
ventajas y desventajas, contribuyendo a la economía, el medio ambiente y la
sociedad. Los enfoques de ciclo de vida son formas de pensar que nos
ayudan a reconocer la manera en que nuestras acciones (como pagar el
suministro de electricidad o comprar un lápiz labial) forman parte de un gran
sistema de actos.

El enfoque de ciclo de vida que va desde lo cualitativo (el concepto


del Ciclo de Vida) hasta lo exhaustivamente cuantitativo (el Análisis del Ciclo
de Vida). Los individuos, las empresas y los gobiernos adoptan estos
enfoques con diversos fines, como hacer las compras cotidianas, elegir

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artículos del hogar, crear el diseño de un producto nuevo o formular una
política gubernamental. Construir una sociedad sustentable implica
aprovechamiento de fuentes de energía renovable, económicamente
eficientes y nuevas formas sustentables de producción, es decir, la
productividad ecotecnológica. La ciencia y la tecnología en función de esta.

La ética del siglo XXI en relación con el medio ambiente, debe continuar
trabajando y extendiéndose a todos los niveles de la sociedad. Se trata de
una ética del género humano, en el sentido como Edgar Morin lo ha señalado
recientemente, aquella que reconoce las tareas del milenio:

1. trabajar para la humanización del planeta,


2. lograr la unidad planetaria en la diversidad,
3. desarrollar la ética de la solidaridad, la comprensión y la responsabilidad.

Esto es trascendente para entender el proceso de autovaloración que


cada individuo debe hacer de sus actos para cumplir con sus deberes y
responsabilidad. Así como conocer el mundo en que vive, para interpretarlo y
transformarlo.

Una de las formas para salir de la crisis actual es enarbolar las banderas
de la ética, que posibilite llevar a cabo un proceso de concientización en toda
la humanidad. Recabamos de una ética inteligente, prudente, orientada hacia
la justa medida en relación con las circunstancias históricas, políticas,
económicas, técnico-científicas y sociales. Evidentemente, la ética para la
sustentabilidad es válida y necesaria. Debemos abogar por ella, junto con los
otros elementos de la vida social que harán posible que nuestro Planeta Azul
no desaparezca.

Estas reflexiones solo significan una serie de preocupaciones e


interrogantes que todos los hijos de la Tierra debemos hacernos y ocuparnos

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de cómo salvarla. Por ese sendero he pretendido avanzar en “Razones para
una ética sustentable.”

procura integrar y asociar las dimensiones económica y social con la


dimensión ecológica, se origina en los años sesenta, como resultado de
la conciencia de los crecientes problemas ambientales y de
los límites impuestos por la naturaleza a la explotación y crecimiento
económico descontrolado.
Esta preocupación por el medio ambiente se agrega a
un debate mucho más antiguo y siempre actual referente a la forma
excluyente y concentrada, social y espacialmente, de la acumulación
del capital a nivel mundial.
Esta percepción indicaba que determinado modelo de acumulación,
excluyente, que se utilizaba en los procesos de explotación, establecía una
relación centro-periferia, de acuerdo con la cual la riqueza del centro debería
corresponder a la pobreza de la periferia, traduciéndose en un nuevo mapa
del mundo, en el cual los países centrales, en los cuales evolucionaba la
acumulación del capital, traducida en abundancia y opulencia, garantizarían
la ejecución de ese modelo por la explotación de los países periféricos, en
los cuales predominaban la pobreza y el subdesarrollo.
El crecimiento y expansión de esta periferia, acompañando la
trayectoria de los países ricos, constituyó la gran meta del desarrollo de los
años cincuenta y sesenta.
No obstante, a partir de la comprensión de los problemas ambientales,
surge una nueva cuestión política y teórica para los proyectos de desarrollo
de las naciones subdesarrolladas: aunque fuera posible en el modelo
excluyente, el crecimiento de la periferia en los patrones de los
subdesarrollados tendería a agravar el problema ambiental, dado que el
límite de la naturaleza imposibilita que todos alcancen los niveles de
crecimiento y consumo de los centros más desarrollados del planeta. Esta

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cuestión ocupó el escenario técnico y político de las últimas décadas, con el
tema de los límites del crecimiento y de la distribución espacial de
los costos y beneficios de la expansión económica mundial.
La construcción de sociedades sustentables pasa por el
cambio hacia una civilización basada en el aprovechamiento de
fuentes de energías renovables, económicamente eficientes y
ambientalmente amigables, como la energía solar.
El viraje del paradigma mecanicista al ecológico se está dando
en la ciencia, en los valores y actitudes individuales y colectivas, así
como en los patrones de organización social y en nuevas
estrategias productivas, como la agroecología y la agroforestería.
Tanto los conocimientos científicos actuales, como los
movimientos sociales emergentes que pugnan por nuevas formas
sustentables de producción están abriendo posibilidades para la
construcción de una nueva racionalidad productiva, fundada en la
productividad ecotecnológica de cada región y ecosistema, a partir
de los potenciales de la naturaleza y de los valores de la cultura.
Esta nueva racionalidad productiva abre las perspectivas a un
proceso económico que rompe con el modelo unificador,
hegemónico y homogeneizante del mercado como ley suprema de
la economía.

11
ANEXOS

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CONCLUSIÓN

El consumo y la producción sostenible consisten en fomentar el uso


eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que
no dañen el medio ambiente, la mejora del acceso a los servicios básicos y la
creación de empleos ecológicos, justamente remunerados y con buenas
condiciones laborales. Todo ello se traduce en una mejor calidad de vida
para todos y, además, ayuda a lograr planes generales de desarrollo, que
rebajen costos económicos, ambientales y sociales, que aumenten la
competitividad y que reduzcan la pobreza.

El Desarrollo Endógeno es un modelo de crecimiento y desarrollo que


procura la implementación de una estrategia propia de cada nación en estos
aspectos que impulse una economía solidaria orientada a las necesidades
del colectivo y a los mercados nacionales. Se busca impulsar la defensa y
valorización del capital propio de cada país, no sólo concebido desde el
punto de vista económico, sino también abarcando las esferas del capital
social, respetando la cultura y el patrimonio de cada nación, en
contraposición con la adopción de modelos externos que no se concatenan
con las realidades propias de cada país.

De esta manera, se logra igualmente el fortalecimiento de las


instituciones públicas, el fomento de la participación ciudadana en el espacio
municipal, regional y nacional, la defensa del capital humano mediante la
mejora del acceso a la educación, a la nutrición y a la salud. A nivel regional
latinoamericano, este modelo de desarrollo se convierte en motor de nuevos
procesos de definición del bienestar para la sociedad.

Postula como meta la autonomía nacional en diversos ámbitos


estratégicos, tales como energía, tecnología y alimentación; a través del
desarrollo de una infraestructura industrial y empresarial eficiente propia,

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compatible con los elementos culturales e históricos de cada nación,
adaptándose a sus realidades.

Ha permitido una política de gestión descentralizada, que se hace


operativa a través de las organizaciones intermediarias que prestan servicios
reales y financieros a las empresas y organizaciones. El Desarrollo
Endógeno ha sido concebido en varios países de Suramérica como una
política pública para superar la desigualdad social, y generar al mismo
tiempo la inclusión de los diferentes actores sociales en el proceso de
transformación del Estado.

La degradación que presenta en estos momentos el medio ambiente


tiene mucho que ver con la expansión comercial y la industrialización de las
empresas en todo el planeta, ya que a la mayoría de estas no les importa lo
que pueda pasar con el medio de donde adquieren los recursos para la
producción de sus bienes, mucho menos les importará como renovarlos, lo
único importante para ellos es la obtención de utilidad no importando
el daño que se la haga a terceros.

Pero por otro lado la sociedad en general empezó a


tomar conciencia de lo nefasto que podría llegar a ser que estos recursos
que nos brinda la naturaleza sean destruidos y aniquilados por la satisfacción
de la ambición de unos pocos, ahora lo que queda es realizar un compromiso
de la humanidad que relacione de manera equitativa los factores
económicos, sociales, morales y políticos, formando una cultura ecológica,
procurando buscar el beneficio colectivo antes que el propio, trabajando
sobre metas comunes que podrían llegar a implementar las políticas
necesarias para lograr el crecimiento de la economía, sin afectar el medio
ambiente.

En cuanto a las políticas implementadas la liberación y expansión


del comercio puede contribuir a la protección del medio ambiente y al

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"desarrollo sustentable", siempre y cuando se difundan las tecnologías
limpias más que las técnicas de limpieza, se abandonen las políticas
subsidiarias y arancelarias proteccionistas para aumentar la eficiencia
del mercado y el bienestar de las naciones en vía de desarrollo. Para ello es
necesario que exista un adecuado nivel de información que sea claro,
unificado y comprensible, que todos los que necesiten de utilización tengan
fácil acceso a su consulta.

Finalmente, si se integran las preocupaciones relativas al medio


ambiente y al desarrollo, se podrán satisfacer las necesidades básicas,
elevando el nivel de vida de todos, obteniendo una mejor protección y
gestión de los ecosistemas logrando un futuro más seguro y más próspero,
por ello esperamos que este trabajo sirva de utilidad para tomar conciencia.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

http://canipec.org.mx/consumoinformado/responsabilidad-social/

http://portal.mma.gob.cl/wp content/uploads/2016/07/ccps_13072016_alta.pdf

http://epoca2.lajiribilla.cu/2012/n562_02/562_08.html

Jonas Hans. El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la


civilización tecnológica. Editorial Herder, Barcelona, 1995.

Leff Enrique. ¿De quién es la naturaleza? En: Gaceta ecológica, México,


número 37, diciembre 1995.

Manifiesto por la vida. Por una ética para la sustentabilidad. Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Red de Formación
Ambiental para América Latina y el Caribe, México DF, 2003.

http://www.monografias.com/trabajos82/desarrollo-sostenible-estado-
venezuela/desarrollo-sostenible-estado

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