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6 consejos para estudiar menos, pero de manera

más inteligente

Aprender no es lo mismo que memorizar, y estudiar no es tampoco esas dos cosas juntas. El estudio es una
disciplina llena de mitos, medias verdades y contaminada por un sistema educativo que a menudo se enfoca
en exceso en memorizar largos párrafos de texto. Hay mejores maneras de hacerlo.

Aquí tienes algunos consejos para mejorar la manera en la que estudias y sobre todo entender cuáles son las
bases y los patrones que se esconden detrás de la memoria y de la relación de conceptos:

Estudia en sesiones de 25 minutos

Este es uno de los más básicos pero también de los más importantes por la cantidad de veces que se ignora.
La idea de que la mejor manera de aprender es "echarle codos" y pasar horas frente a los libros o apuntes
está tan arraigada que normalmente o se ignora o se toma con recelo. La realidad es que la capacidad de
concentración y por tanto de aprendizaje del ser humano desciende drásticamente a partir de los 25 minutos,
y que la manera más efectiva para aprender es dividir las sesiones en pequeños fragmentos de
aproximadamente esa duración.

Una buena manera de aplicar esta técnica es usar el método Pomodoro. Es una técnica de productividad que
consiste en dedicarle 25 minutos de concentración máxima a realizar una única tarea, sin distracciones. Sólo
eso. Pasados esos 25, intercalamos con un pequeño descanso de 5 minutos y vuelta a empezar. Una hora
tiene, por tanto, dos pomodoros. Muchos estudios sostienen que las personas que aprenden más rápido es
porque son capaces de manejar y mantener su concentración durante un breve periodo de tiempo pero que,
por contra, es muy productivo.

Aprende diferentes técnicas de lectura: skimming y scanning

Leer un libro de texto y entender, clasificar y diferenciar lo que se está leyendo suele ser una de las tareas
claves a la hora de aprender cualquier cosa. El skimming y el scanning son dos técnicas de lectura que
permiten coger grandes cantidades de texto y abordar su contenido sin tener que ir línea por línea.

 Skimming: A menudo suele entenderse como pasear la vista por encima del texto captando palabras
sueltas aquí y allá. Aunque no es 100% erróneo, hay maneras mucho más ordenadas de aplicar dicha
técnica. Probablemente la mejor sea leer la primera línea de cada párrafo, únicamente. Al terminar,
aunque no tendremos un conocimiento exacto del contenido del texto en nuestra cabeza habrá un
bonito esquema mental de cómo está dispuesta la información y como podemos abordarla para su
aprendizaje.
 Scanning: Al contario que el skimming, el scanning sí consiste en pasear la mirada línea tras línea
cogiendo una breve noción de lo que se expone en el texto. El truco está, sin embargo, en coger
varias palabras clave e irlas buscando mientras se realiza este proceso. Identifica las 3 palabras clave
(otra buena técnica de aprendizaje) que tienes que buscar y escenea el texto en busca de las mismas.
Cada vez que la veas, subraya.

Digamos entonces que el paso lógico sería hacer primero un skimming general para entender mínimamente
de qué va lo que estamos leyendo y cómo está dispuesta la información para luego hacer un scanning en
busca de palabras clave.

Si no puedes explicarlo, no lo has entendido

Es popular el dicho (atribuido erróneamente a Einstein) de que si no eres capaz de explicarle algo a un niño
de 5 años es porque no lo entiendes del todo. Aunque con sus matices, la cuestión es que tiene parte de
verdad. El cerebro entiende y aprende conceptos completamente cuando es capaz de destilarlos hasta su
esencia misma.

La mejor manera de aplicar esto es simular clases con lo que estemos estudiando. Recopila todo en unas
breves notas, ponte de pie y da una breve clase magistral de 10 minutos. Verás que a menudo te atascas o
ciertos conceptos no sabes explicarlos todo lo bien que deberías. Sirve por tanto para reforzar el
conocimiento de lo que sí sabes y además identificar qué partes no acabas de tener del todo claras.

Entiende cómo funciona la memoria

La memoria humana es muy compleja y además está dividida en varios tipos y funciones. Pero tiene un
denominador común: funciona de manera muy visual. Los patrones y los modelos repetitivos también son un
buen método para fijar las cosas en la memoria.

En lo relativo a los patrones, lo más útil es encontrar un método para tomar apuntes que mejor se adapte a
nuestras necesidades. Dicho de otro modo: cuanto más ordenada esté la información en esas notas y por
tanto en nuestra cabeza, mejor vamos a poder recordarla y sobre todo relacionarla entre sí. La parte más
importante del aprendizaje, más allá de la memoria, es entender cómo esos conceptos aprendidos se
relacionan entre sí.

Si hablamos de la parte visual, hay varias técnicas conocidas. La más habitual es la de inventar una pequeña
historia o regla nmemotécnica con aquello que queremos aprender. Sólo hay que coger los conceptos clave y
crear un pequeño cuento o breve argumento con ellos, da igual lo absurdo que sea. Ponerlos en orden y
relacionarlos es lo que hace que se activen las áreas específicas del cerebro relacionadas con la memoria.
Lo habrás oído más de una vez: si tienes un problema, consúltalo con la almohada. La expresión hace …

La práctica suele ser mejor que la teoría

Tiene bastante que ver con lo que mencionábamos unos párrafos más arriba de exponer y explicar lo
aprendido, pero la realidad es que una manera de aprender y memorizar casi sin darse cuenta es realizar
cualquier tipo de actividad práctica relacionada con los mismos. Es, de hecho, la esencia detrás de las tareas
escolares que se asignan a los niños.

Por algún motivo esta parte más práctica tiende a decaer con el tiempo y en institutos y universidades se
suele hacer más énfasis en la memorización pura y dura. Hacer redacciones, resolver problemas, escribir un
breve ensayo, esquematizar o simplemente ordenar términos en orden alfabético son procesos que ayudan
tanto a la memorización como a la relación de conceptos, al aprendizar.

El poder del sueño

Cuando hablamos de lo que ocurre en tu cerebro mientras duermes hablamos también del papel clave que
juega el sueño en el aprendizaje. Es, de hecho, el momento del día en el que neurológicamente hablando el
cerebro se pone a trabajar como loco y a relacionar aleatoriamente conceptos, ideas y teorías. Por ello, es
buena idea hacer un breve repaso de lo aprendido cinco minutos (no más) antes de dormir e irse a la cama
con las ideas frescas en la cabeza. Es extremadamente curioso lo bien que funciona.

Por último, este vídeo, de una hora, de Martin Lobdell repasa alguno de estos consejos (en concreto el de las
sesiones de 25 minutos y la importancia de tomar notas) y aunque algo largo es uno de esos imprescindibles
que todo el mundo debería ver.

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