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Módulo 3

Fluidos y
temperatura
6. Hidrostática e
hidrodinámica
Antes de comenzar la lectura de cada módulo, vale una aclaración. Debes
comprender que los conceptos básicos que aquí se resumen no pretenden
reemplazar al libro de texto sugerido en la bibliografía. Es un resumen a modo
de presentación de cada tema del programa. Para aquel alumno que estudió
estos temas alguna vez, tal vez este texto sea un recordatorio de esas horas de
estudio. Para aquel que nunca los estudió, será una presentación de cada tema,
una introducción, que le servirá para tener una idea del tema y que el libro no le
resulte tan pesado ni complicado.

Un fluido, técnicamente, es toda aquella sustancia que puede fluir: puede ser
una sustancia líquida o gaseosa. Algunos ejemplos son el aire que respiramos, el
agua en que nadamos, el agua que tomamos.

6.1. Clasificación de los fluidos


Como el título de esta unidad lo adelanta, el estudio de los fluidos se clasifica
en dos tipos.

1) Hidrostática: técnicamente, es el estudio de la estática de fluidos, es


El fluido universal es el
decir, el estudio de fluidos en reposo en situaciones de equilibrio. Como
agua, por ello es que se
utiliza el prefijo
todas las situaciones de equilibrio, esta se basa en la primera y la tercera
correspondiente al agua
leyes de Newton.
en este texto.
2) Hidrodinámica: aquí, el concepto que se estudia es la dinámica de fluidos,
es decir, es el estudio de fluidos en movimiento. Esta clasificación es una
de las más complejas de la mecánica. En función del programa de esta
materia, solo se presentarán modelos idealizados sencillos y los principios
que ya conocemos, como las leyes de Newton y la ley de conservación de
la energía.

6.1.1. Tipo de fluidos. Propiedades de los fluidos


El fluido es una sustancia que adquiere el volumen de aquel recipiente que lo
contiene. Así, entonces, el volumen de aire que cabe en nuestra habitación, en
nuestro baño o dentro del auto, toma la forma de nuestra habitación, de nuestro

1
baño o del interior del auto. Esto se debe a la mínima cohesión que existe entre
las moléculas que componen el fluido. Lógicamente, en los líquidos será mayor
que en los gases. Estas propiedades se cumplen independientemente del tipo de
fluido del que hablemos y de si están en reposo o en movimiento. Su importancia
es tal, que los estudiaremos en breve y por separado. Además, la densidad de un
material depende de factores ambientales, como la temperatura y la presión.
Como siempre, este texto será una introducción a los temas que forman parte de
nuestro programa. Si lo deseas, o lo necesitas, puedes profundizar en el capítulo 14,
Mecánica de fluidos, de Física universitaria volumen 1 de Young y Freedman (2009), que
forma parte de la bibliografía recomendada.

6.1.2. Densidad y peso específico. Presión


Como se ve puede ver en la siguiente imagen, la densidad es una propiedad
importante de cualquier material, porque es independiente de la forma.
Lógicamente, estamos suponiendo que, en el ejemplo que sigue, todo el material
es homogéneo y que tendrá la misma densidad en todas sus partes. Esta
condición es parte de la idealidad del concepto. En las herramientas de trabajo,
se realiza un tratamiento especial de templado/revenido/recocido
(básicamente, es la modificación de las velocidades de enfriamiento del material)
sobre las superficies que luego toman contacto con el resto de las herramientas
o materiales.

Figura 1: Dos objetos de igual densidad, pero distinta masa y volumen

Fuente: Young y Freedman, 2009, p 456.

La definición de densidad es el resultado del cociente entre la masa m de un


material homogéneo y su volumen. Su fórmula se expresa así:
𝒎
ρ= 𝑽

2
¿Puedes deducir la unidad correspondiente a la
densidad en el sistema SI?

Podrás ver, en la página 457 de Física universitaria volumen 1, de Young y


Freedman (2009), las distintas densidades de las sustancias más comunes a nivel
industrial, que deberás conocer para beneficio de tu profesión.

Presión
Cuando los fluidos (ya tenemos claro, a esta altura de la lectura, que podemos
pensar en líquido o en gas indistintamente) están en reposo, ejercen una fuerza
perpendicular sobre cualquier superficie que esté en contacto con ellos. Esto es,
en parte, el porqué de la fuerza que sentimos sobre nuestro cuerpo al
sumergirnos bajo el agua. Incluso cuando los fluidos están en reposo desde el

punto de vista macroscópico, desde el punto de vista microscópico las moléculas


que lo componen sí están en movimiento. Esta es la causa de la fuerza que el
fluido ejerce, ese movimiento es debido a los choques de las moléculas con su
entorno.

Ahora bien, si imaginamos un cuerpo dentro de ese fluido, este ejerce fuerzas
iguales sobre cada lado del cuerpo de manera tal que se le oponen; esto da como
resultado el estado de reposo de ese cuerpo. Asumiendo la idealidad de que la
presión de un fluido es la misma en todos los puntos del cuerpo, definimos la
presión como el cociente entre la fuerza normal (o perpendicular) y el área, y su
ecuación es la siguiente:
𝑭 𝒑𝒆𝒓𝒑𝒆𝒏𝒅𝒊𝒄𝒖𝒍𝒂𝒓
p=
𝑨

¿Explica esta ecuación lo que nuestros oídos nos hacen


sentir conforme descendemos al bucear?

El fluido no puede ejercer ninguna fuerza paralela a la superficie,


porque provocaría que la superficie acelere.

3
Es muy importante el siguiente concepto, que puedes profundizar leyendo la
página 459 de Física universitaria volumen 1 de Young y Freedman (2009), el cual
se refiere a que no deben confundirse las presiones con las fuerzas. La presión
de los fluidos actúa de manera perpendicular a cualquier superficie en el fluido
sin importar su orientación; en cambio, la fuerza es un vector con dirección
definida.

6.1.3. Teorema general de la hidrostática. Principio de


Pascal
Hasta este punto no habíamos considerado el peso de los fluidos, entonces
podíamos afirmar que la presión era igual en todo el volumen. Habíamos
realizado esa omisión a los fines de simplificar el entendimiento de los
conceptos. Ahora bien, pasando al plano de la realidad y retomando el ejemplo
del buceo del punto anterior, resulta pertinente afirmar que no podemos
despreciar el peso de los fluidos.

Consideremos la Figura 2a, e intentemos poner en fórmulas qué es lo que está


sucediendo, paso a paso y de manera lógica: vemos un cuerpo delgado de altura
dy, de superficie inferior y superior de área A, que está a una altura y e y + dy por
arriba de un sistema de referencias donde se tomó y = 0. El volumen del fluido
es dV= Ady, la masa es (¡sale de la fórmula de densidad!) dm= dVρ = Adyρ. Por
otro lado, dw = dmg = ρgAdy. Tengamos en cuenta, ahora, la Figura 2b, y
notaremos que, además, actúan otras fuerzas. Si p es la presión en la parte
inferior, entonces la fuerza que actúa hacia arriba es pA. A su vez, la fuerza
ejercida hacia abajo es (p + dp)A. Como todo el fluido está en equilibrio, la
sumatoria de todas las fuerzas deberá ser cero. ΣFy = 0, o lo que es lo mismo: pA
- (p + dp)A - ρ g A dy = 0. Finalmente:
𝒅𝒑
- ρ g = 𝒅𝒚

Esta ecuación es genial porque explica que, a medida que ascendemos por el
fluido, la presión disminuye. Y viceversa: conforme descendamos por el fluido la
presión aumentará. Existe una limitante y es que el fluido debe tener densidad
uniforme en todo el fluido.

4
Figura 2: Fuerzas sobre un elemento de fluido en equilibrio

Fuente: Young y Freedman, 2009, p 459.

La ecuación anterior puede expresarse de esta otra manera:

p = p0 + ρgh.

Esto se debe a que la estamos expresando en términos de profundidad: la


presión p, a una profundidad h, es mayor que la presión p0 en la superficie en
una cantidad ρgh. La forma del recipiente (y aquí explicamos por qué) no
importa, porque la presión es igual en dos puntos situados al mismo nivel en el
fluido. La Figura 3 ilustra toda esta explicación.

Figura 3: Variación de la presión en función de la profundidad

Fuente: Young y Freedman, 2009, p 460.

La próxima imagen explica por qué los albañiles utilizan una manguera de
plástico transparente llena de agua para calcular el nivel de las alturas de tapias
y columnas. Es una aplicación casera de este principio.

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Figura 4: ¿Por qué todas las columnas tienen la misma altura?

Fuente: Young y Freedman, 2009, p 460.

Principio de Pascal
En 1653, Pascal tomó como base de sus estudios el principio general de la
hidrostática (p = p0 + ρgh ) y reconoció el fenómeno siguiente: si aumentamos la
presión p0 en la superficie del fluido, la presión p, a cualquier profundidad,
aumenta exactamente en la misma cantidad. Este principio se convirtió en ley, y
significa que toda la presión aplicada a un fluido encerrado se transmitirá sin
disminución a todas las partes del fluido y a todas las paredes del recipiente que
lo contenga.
¿Y para qué sirve esta ley?

Figura 5: Ejemplo de aplicación de la ley de Pascal

Fuente: Young y Freedman, 2009, p 460.

Sirve para, por ejemplo, levantar los automóviles en los talleres mecánicos y que
el operador pueda estar debajo del auto pero de pie. Todo elevador industrial

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tiene dos pistones: Uno de área transversal pequeña, A1 que ejerce una fuerza F1
La presión
sobre la superficie de un líquido (generalmente, aceite). La presión aplicada p =
manométrica es
F1/A1 se transmite a través de la batea conectora a otro pistón de mayor área,
proporcional a la
diferencia de altura
A2. La presión aplicada es la misma en ambos cilindros, por lo que la ecuación
entre dos columnas resultante se traduce en:
de líquido, h = y2 -y1. 𝐹1 𝐹2
p = 𝐴1 = 𝐴2

De esta ecuación se desprenden varias cuestiones que podremos calcular muy


sencillamente. La primera es que, sabiendo cuál es la máxima fuerza F1 que el
elevador soporta, podremos saber cuál es la máxima fuerza F2 que podemos
realizar para elevar vehículos. Con ello nos aseguramos de no romper el elevador
y de que lo que pongamos en el plato elevador no nos romperá este caro equipo.
Básicamente, se puede pensar al montacargas como un multiplicador de la
fuerza que realizamos desde un pistón hacia el otro. La fuerza que resulte
dependerá del siguiente cociente:
𝑭𝟐 𝑭𝟏
F1 = A1 𝑨𝟐 o viceversa: F2 = A2 𝑨𝟏

Imagina ejemplos de tu vida cotidiana en los que


intervenga esta útil ley. ¿La silla del dentista puede ser
un ejemplo válido?

6.1.4. Manómetros y barómetros. Principio de


Arquímedes
Si encontramos nuestro auto con un neumático desinflado, es porque la presión
es la misma tanto en el interior del neumático como en el exterior. Dentro del
neumático deberá existir más presión para que pueda rodar con normalidad.
Cuando lo inflamos a 30 libras, en realidad, lo que estamos leyendo es la
diferencia entre la presión interior y la exterior. Inflarlo a 32 libras (en realidad,
la unidad completa es lb/in2) significa que la presión de inflado es 32 libras mayor
que la presión atmosférica. Es decir, la presión total dentro del neumático es la
suma de la presión atmosférica más la presión que ingresamos nosotros con el
compresor. Teniendo en cuenta el ejemplo anterior, llamamos presión
manométrica al valor de presión que ingresamos nosotros con el compresor.
Luego, llamamos presión total a la sumatoria de la manométrica más la
atmosférica.

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Ejemplo: una piscina de natación está llena de agua (a la que consideramos, en
la práctica, incompresible y de densidad uniforme) y tiene 12 m de profundidad.
¿Cuál es la presión absoluta en el fondo de la pileta? Si tuviéramos un
manómetro en la base, ¿qué presión manométrica leeríamos?

Solución: volvamos a considerar la Figura 3 para ayudarnos con el razonamineto.


El nivel de la parte superior del tanque corresponde al punto 2, y el nivel del
fondo del tanque corresponde al punto 1. Por lo tanto, la incógnita es p; en la
ecuación: p = p0 + ρgh. El enunciado dice que h = 12m. Como en toda piscina, p0
es igual a 1 atm = 1,01x105 Pa. La presión absoluta es 2,16 atm o 2,19x105 Pa. La
manométrica es 1,16 atm o 1.18x105 Pa.

Ahora bien, ¿y con qué instrumento medimos estas presiones?

Podemos medirlo con un manómetro (figura 6a), que es el medidor de presión


más sencillo. Generalmente puede construirse de forma casera, pues sólo
consiste en un tubo en forma de U, que contiene un líquido de densidad ρ
conocida y estable (generalmente, agua o mercurio). Un extremo del tubo se
conecta al recipiente del que se desea medir la presión p, y el otro extremo queda
abierto a la atmósfera, donde, como siempre, tenemos que p0 es igual a 1 atm.
La presión en el fondo del tubo se miden en el mismo punto, por ende son
iguales, así que:

p + ρgy1 = patm + ρgy2,

p - patm = ρg(y2 -y1) = ρgh.

En la ecuación anterior, p es la presión absoluta, y la diferencia entre la presión


absoluta y la atmosférica (p - patm) es la presión manométrica.

También podemos medirlo con un barómetro (figura 6b). Este es el más conocido
y el que se puede encontrar en las casas de campo, en las columnas de la galería.
Es un tubo de vidrio, cerrado por un extremo, que se llena con mercurio y luego
se invierte sobre una pequeña cantidad de mercurio. El espacio de arriba de la
columna solo contiene el vapor del mercurio (cuya presión se desprecia, así que
p0 es cero). La altura de la columna de mercurio nos indica directamente la
temperatura, porque: patm = 0 + ρg (y2 -y1) = ρgh.

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Figura 6: Manómetro de tubo abierto y barómetro de mercurio

Fuente: Young y Freedman, 2009, p 461.

Si lo deseas, puedes profundizar este tema de lectura en la página 461 de Física


universitaria volumen 1 (Young y Freedman, 2009.). Existen otros medidores de
presión; sin embargo, estos dos son los más conocidos y son lo suficientemente
didácticos para los objetivos de este cursado.

Principio de Arquímedes
La idea de este principio es relacionar el peso del cuerpo con el fluido que
desaloja, porque siempre que un cuerpo se encuentre sumergido dentro de un
fluido (no importa que esté totalmente sumergido, puede ser el caso de que esté
parcialmente sumergido como los icebergs), el cuerpo experimentará una fuerza
vertical ascendente que es equivalente al peso del fluido ese cuerpo ha
desalojado. Los conceptos que introducimos aquí, lógicamente, son el de
flotación y el hecho de que un cuerpo (cualquiera sea su forma) parece pesar
menos en el agua que en el aire. Puedes ver un desarrollo muy didáctico en la
siguiente fuente de internet García (16 de abirl de 2013, https://goo.gl/O8B3yE)
o en la página 464 de Física universitaria volumen 1 (Young y Freedman, 2009).

Entender el concepto de Arquímedes es fácil mediante un ejemplo. Si un barco


de 80.000 N flota en un fluido que tiene una densidad de 1.500 Kg/m3, ¿cuál es
el volumen del líquido desalojado?

El peso del barco es igual al empuje del líquido (podemos aplicar, incluso, el
concepto de fuerzas iguales y opuestas). Dicho de otro modo, el líquido
desalojado es equivalente al peso del barco. ¿Cómo lo expresamos en fórmulas?
Sencillo. Por lo que dedujimos, el líquido desalojado pesa 80000 N. Si despejamos
la masa de líquido desalojado desde la ecuación:

P=mg, entonces: m=P/g, y m=(80.000 kg/m*s2)/(9,8 m/s2) = 8163,26 kg.

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Pero, como dijimos, esa también es la masa del líquido desalojado. Entonces, en
la fórmula de la densidad, despejamos:
𝒎
V= = (8163,26 kg) / (1500 kg/m3) = 5,44 m3.
𝝆

Este ejemplo práctico demuestra la sencillez y lo extraoridinario de este


concepto que Arquímedes descubrió al tomar aquel famoso baño en su tina. En
función del equilibrio entre la fuerza ascendente vertical (empuje) y el peso del
cuerpo (descendente), pueden suceder tres cosas.

1) Que el peso del cuerpo sea mayor que el empuje y, por lo tanto, se hunda
hasta el fondo del recipiente.

2) Que el peso del cuerpo sea igual que el empuje, y entonces el cuerpo flote
en el interior del líquido sin ascender o descender.

3) Que el peso del cuerpo sea menor que el empuje, en cuyo caso, subirá a
la superficie.

6.1.5. Tensión superficial. Capilaridad. Ecuación de la


continuidad
Si bien hablamos de fluidos (y dijimos que con ello abarcamos líquidos y gases),
esta es una propiedad que es mucho más fácil de imaginar pensando en los
líquidos. Habremos notado que las gotitas de rocío que caen sobre el automóvil
se ven bien redondas sobre la superficie de la chapa y habremos visto, alguna
vez, a un bichito muy pequeño caminar como flotando por sobre el agua.

Figura 7: Ejemplos de tensión superficial

Fuente: Young y Freedman, p 465.

En virtud de la fuerza de cohesión que obra entre las moléculas, la superficie de


los líquidos ofrece características especiales, que hacen que la superficie se
comporte como una membrana en tensión. Todo el principio radica en las
fuerzas intermoleculares que mantienen unido a cada líquido. Estas fuerzas

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intermoleculares actúan de la siguiente manera: cuando están en el seno del
líquido, las moléculas son atraídas hacia el centro, “tiran” de ellas y así intentan
ocupar el mínimo espacio posible. Esa dirección se mantiene incluso cuando
llegamos a las moléculas de la superficie. Mientras mayores sean las fuerzas
intermoleculares, mayor resultado de tensión superficial tendrá el líquido.

Figura 8: Fuerzas intermoleculares en el seno de un líquido y en la superficie

Fuente: Young y Freedman, p 465.

En tu escritorio coloca una gota de agua y, al lado, una


gota de alcohol puro. Notarás que la gota de agua es
más redonda y ocupa menos espacio que la gota de
alcohol. Esto es porque el agua tiene mayor tensión
superficial que el alcohol.

Capilaridad
Otro ejemplo de tensión superficial es la capilaridad. Este fenómeno permite que
el líquido “ascienda” por un tubo delgado. Surge aquí un equilibrio entre dos
fuerzas que son intrínsecas de cada líquido y son las siguientes.

1) Fuerzas de cohesión: son el tipo de fuerzas intermoleculares que mantienen


unido al líquido entre sí, como acabamos de describir arriba.
2) Fuerzas de adhesión: son el tipo de fuerzas de atracción, pero suceden entre
moléculas distintas, vale decir, entre las del líquido y las del tubo delgado.

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Figura 9: Distintos ejemplos de capilaridad.

Fuente: Chang, 2010, p 470.

Si la adhesión es más fuerte que la cohesión, como sucede en la


figura de la izquierda (9a), el contenido del tubo será impulsado
hacia arriba. Este proceso continúa hasta que la fuerza adhesiva
se contrarresta por el peso del agua en el tubo. Sin embargo, esta
acción no es universal entre los líquidos, como se muestra en la
figura de la derecha (9b). En éste, la cohesión es mayor que la
adhesión entre el mercurio y el vidrio, de manera que cuando un
tubo capilar se sumerge en este líquido, lo que sucede es una
depresión o disminución del nivel del mercurio, es decir, la altura
del líquido en el tubo capilar está por debajo de la superficie del
mercurio. (Chang, 2010, p. 470).

Ecuación de la continuidad
Consideramos, en este punto, el fluido, pero ahora en movimiento. Por el alcance
de este programa, solo consideraremos los fluidos ideales: aquellos que son
incompresibles (densidad constante) y que no tienen fricción interna (llamada
viscosidad, que explicaremos en el punto 6.1.7).

Figura 10: Tubo de flujo con áreas cambiantes. Ecuación de continuidad

Fuente: Young y Freedman, p 467.

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La ecuación de continuidad relaciona (en fluidos incompresibles) la velocidad del
fluido con las áreas que atraviesa. Si la sección aumenta, la velocidad del fluido
disminuye, y viceversa. La ecuación de continuidad, en fluidos incompresibles,
es: A1 v1 = A2 v2.
𝒅𝑽
La tasa de flujo de volumen es la siguiente: Av = 𝒅𝒕

¿Explica este fenómeno el hecho de que, apretando la


punta de la manguera cuando regamos, alcanzamos
mayor distancia?

6.1.6. Ecuación de Bernoulli. Aplicaciones. Tubo Venturi.


Tubo Pitot
Presentaremos una ecuación que relaciona la presión, la rapidez de flujo y la
altura para el flujo de un fluido ideal y que nos permite descifrar cómo funcionan
las plantas hidroeléctricas y describir por qué vuelan los aviones. El tema es lo
suficientemente complejo como para realizar el desarrollo de la obtención de las
ecuaciones (que, de cualquier manera, podrá ver en la página 468 de Física
universitaria volumen 1 de Young y Freedman, 2009). Se aclara, de nuevo, que
esta ecuación solo es válida para un flujo estable de un fluido incompresible, sin
fricción interna (sin viscosidad).

Figura 11: Tubo de flujo con áreas cambiantes. Ecuación de continuidad

Fuente: Young y Freedman, p 467.

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La ecuación de Bernoulli expresa que el trabajo efectuado sobre una unidad de
volumen de fluido por el fluido circundante es igual a la suma de los cambios de
las energías cinética y potencial por unidad de volumen, que ocurren durante el
flujo. También, podemos interpretar la ecuación en términos de presiones. El
primer término de la derecha es la diferencia de presión asociada con el cambio
de rapidez del fluido; el segundo término, a la derecha, es la diferencia de presión
adicional causada por el peso del fluido y la diferencia de altura de los dos
extremos: p1 - p2 = 0,5ρ(v22- v12) + ρg(y2 - y1)

Recomendamos leer el ejemplo de la sustentación del ala de un avión en la


página 472 de Física universitaria volumen 1 (Young y Freedman, 2009).

Tubo Venturi
Este principio se utiliza para medir la rapidez de flujo en un tubo y es empleado
como el principio de los caudalímetros más sofisticados de la industria moderna.
La parte más fina del tubo se la conoce como garganta. Utilizando la ecuación de
Bernoulli (que ya conocemos) podremos deducir que como A1 es mayor que A2,
entonces v2 es mayor que v1 y, finalmente, la presión p2 en la garganta es menor
que p1.
Podrá ahondar más en el tema si lee un ejemplo del funcionamiento de este medidor
en la página 471 de Física universitaria volumen 1 (Young y Freedman, 2009), que es
parte de la bibliografía recomendada.

Tubo Pitot
El medidor de Venturi se aplica en la industria para medir la velocidad de líquidos.
La aplicación del Tubo de Pitot sirve para medir la velocidad pero de gases en la
industria, y también es muy importante en la industraia aeronáutica. Como
siempre, existen varios tipos de tubos Pitot, pero el principio de funcionamiento
es siempre el mismo. Podemos simplificar el desarrollo matemático y arribar
directamente a la ecuación, que es la siguiente:
Ptotal = ρg(y2 - y1).

6.1.7. Viscosidad
El concepto de viscosidad consiste en que todo fluido ofrece una resistencia a
fluir. Los fluidos más viscosos se adhieren más a las paredes del recipiente que
los contiene (tanto el aceite que se adhiere a los cilindros como la sangre que se
adhiere a las venas). La viscosidad depende de la temperatura y del tipo de fluido:

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cuando hablamos de líquidos, la viscosidad disminuye cuando la temperatura
aumenta. Ocurre lo contrario cuando hablamos de gases, porque la viscosidad
aumenta conforme aumenta la temperatura.

Un fluido viscoso tiene un perfil de velocidad que se asemeja a una parábola, ya


que el líquido puede adherirse a las paredes del recipiente contenedor. Puede
verse el perfil en la siguiente figura.

Figura 11: Perfil de velocidad de un fluido viscoso en un tubo

Fuente: Young y Freedman, p 473.

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7. Calor y temperatura
Si bien las palabras calor y temperatura se utilizan como sinónimos,
aprenderemos que, desde el punto de vista físico, no sucede lo mismo. Estos
conceptos forman la base de la termodinámica, que es el estudio de las
transformaciones de energía en las que intervienen el calor y todos los
intercambios de energía posibles.

7.1. Conceptos de temperatura y calor.


Escalas termométricas
La temperatura es el valor que resulta de la medición de un cuerpo mediante un
instrumento que permite cuantificar ese valor en un número y una escala
correspondiente. Luego de ello, que digamos “este cuerpo está más caliente que
aquel” será parte de nuestro sentido del tacto (o de nuestra tolerancia o
sensibilidad). El calor es energía en tránsito; esto es así porque la transferencia
de energía va desde el cuerpo de mayor temperatura al de menor e iguala sus
magnitudes. El instrumento clásico para medir la temperatura es, obviamente,
el termómetro. La manera de calibrar un termómetro consiste en corroborar que
marque 0 cuando lo colocamos en un recipiente con agua pura congelada y que
indique 100 cuando esa agua pura esté hirviendo. Para la escala, luego solo
tendríamos que chequear que las 100 partes iguales (la distancia entre 0 y 100)
se corroboren. Así, habremos calibrado/creado un termómetro en la escala
Celsius (antes llamada centígrada).

Existe otra escala, que se utiliza en Estados Unidos, y es la Fahrenheit. Según esta
graduación, el punto de congelación del agua es de 32 °F (32 grados Fahrenheit),
y la de ebullición es de 212 °F, ambas a presión atmosférica estándar. Como
podrás notar, existen 180 grados entre la congelación y la ebullición, en vez de
los 100 existentes en la escala Celsius.
Para convertir temperaturas de Celsius a Fahrenheit, utilizamos:

𝟗
TF = 𝟓 TC + 32°.

Nombramos, también, otra escala de uso relativamente común: la escala Kelvin;


aquí, la conversión a grados centígrados:

16
TK = TC + 273,15°.

Cuando hablamos de Temperatura y la expresamos en Kelvin, no se debe


cometer el error de decir “grados Kelvin”. Se expresa como “273 Kelvin”.

7.1.1. Dilatación térmica de sólidos. Dilatación de


líquidos
En líneas generales, puedes concordar con la máxima cotidiana de que “el calor
dilata los materiales” (existen excepciones en determinados grados del agua,
pero no es el objetivo de este curso referirnos a ello). El principio se utiliza, por
ejemplo, para el termómetro anterior y para el funcionamiento electrónico de
motores.

Figura 12: Dilatación térmica de sólidos

Fuente: Young y Freedman, p 576.

El concepto está perfectamente explicado por la figura anterior (que puedes


revisar en la página 576 del libro de Young y Freedman, mencionado en la
bibliografía). Si bien se exageró la dilatación a los fines prácticos, el fenómeno
que ocurre es el siguiente: a la temperatura inicial T0, el material tiene una
longitud L0. Experimentalmente, si el ΔT es menor que 100 °C, el ΔL que
experimentará el material será directamente proporcional a ese ΔT, pero
multiplicado por un factor α. Este es un coeficiente de dilatación lineal que
expresa cómo responde cada material ante una variación de temperatura.
Matemáticamente:

ΔL = αL0ΔT (expansión térmica lineal).

Dilatación térmica de líquidos


Cuando hablamos de líquidos, también se cumple la misma máxima. Como
dijimos, con excepción del agua (que de 0 a 4 grados disminuye su volumen en

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vez de aumentarlo), todo líquido se expande cuando aumenta su temperatura.
La ecuación ahora cambia, porque hablamos de un coeficiente de expansión
volumétrica, denominado β, y si consideramos que el ΔT menor que 100 °C,
entonces la ecuación será:

ΔV = βV0ΔT (expansión térmica volumétrica).

¿Existirá la posibilidad de relacionar ambos coeficientes para un mismo material?

Afortunadamente, sí, mediante una ecuación sencilla:

β = 3α.

7.1.2. Cantidad de calor. Capacidad calorífica


Expresamos, al principio, del capítulo, la diferencia entre temperatura y calor. La
cantidad de calor es la cantidad de energía que está fluyendo desde el cuerpo
más caliente al más frío de manera tal que los dos se equilibren y permanezcan
a una misma temperatura. Por definición, es la cantidad de calor necesaria para
subir la temperatura de un gramo de agua desde los 14.5ºC a los 15.5 ºC.

Q = m ce ΔT.

Veremos, en el punto 7.1.3, el significado del término ce, que es el calor


específico que cada material posee. Ahora bien, si se trata de energía, entonces
¿el cuerpo puede calentarse sin importar de dónde provenga la energía? Pues,
sí. Podemos entregar energía en forma de calor directo (llama) o a través de
trabajo (por ejemplo, por fricción). Si podemos calentar objetos realizando
trabajo sobre ellos, necesitaremos una equivalencia, que es: 1 cal = 4,184 J.

Capacidad calorífica
La capacidad calorífica molar o el calor específico molar se denota con la letra C
y significa redefinir el concepto de calor específico, pero expresado en moles de
material y no en gramos. Ejemplo: 1 mol de agua pesa 18 g, entonces, para
calentar desde los 14,5 °C a los 15.5 °C 1 mol de agua, expresaremos la ecuación
de la siguiente manera:
Q = nCΔT (calor requerido para cambiar la temperatura de n moles).

18
7.1.3. Calor específico de los gases. Dilatación de gases
ideales
Tratándose de gases, existen conceptos nuevos que se denominan calor
específico y capacidad calorífica molar a volumen constante (cV y CV), y a presión
constante (cP y CP). Obviamente, para una misma sustancia que recibe calor, el
comportamiento dependerá de que el sistema que lo contenga pueda
expandirse o no, por eso los CP y los CV son diferentes.

Figura 13: Comportamiento de gases ideales

Fuente: Young y Freedman, p 659.

Podrás profundizar acerca del porqué de las diferencias entre las dos
capacidades caloríficas molares en la página 659 de Física universitaria volumen
1 de Young y Freedman (2009).

Las relaciones entre las capacidades caloríficas para un gas ideal se resumen en
la siguiente ecuación:

CP = CV + R (R es la constante de los gases ideales, igual a 8,314 J/mol K).

7.1.4. Variables de estado. Transformaciones


Las variables de estado son las condiciones en las cuales un determinado
material existe. Son variables físicas y, en general, cuando cuambia una, influye
en las otras. Las transformaciones son parte de los procesos termodinámicos;
solo los nombraremos aquí para no profundizar en temas químicos y así perder
el foco de este programa físico. Pero, en resumen, los conceptos que deben
recordarse son los procesos adiabáticos, en los que se considera que no hay
intercambio de calor entre la sustancia y el sistema. Los procesos isocóricos
suceden a volumen constante; los isobáricos, a presión constante; y los

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isotérmicos, a temperatura constante. Podrás interiorizarse y profundizar acerca
de las teorías que sustentan estas afirmaciones en la página 657 de Física
universitaria volumen 1, de Young y Freedman (2009).

7.1.5. Tipos de transmisión de calor (conducción,


convección y radiación)
Los mecanismos de transmisión de calor son tres. Sin llegar a deducirlos ni a
memorizarlos, revisaremos, en cambio, los tres aspectos fundamentales de los
diferentes tipos o formas en que el calor puede transmitirse desde un cuerpo a
otro.

1) Conducción: necesitamos, para este tipo de transmisión, que el material


esté en contacto con la fuente de energía. Si tomamos un clavo por la
cabeza y acercamos una llama a su punta, luego de unos minutos, el calor
llegará hasta nuestros dedos y lo soltaremos. La llama no estuvo en
contacto con nuestros dedos, sino que el calor se condujo (se transmitió)
por el material hasta llegar a ellos. Cada material tiene su propia
conductividad (por ello, las ollas de aluminio tardan mucho menos
tiempo en calentarse que las de fundición), y de allí que elegiremos cada
material en función de lo que necesitemos.

2) Convección: este fenómeno explica por qué los calefactores están cerca
del piso y los splits de los aires acondicionados cerca del techo. La
transmisión del calor sucede por una masa de fluido (de aire,
generalmente) que circula desde una región a otra. En líneas generales,
el aire caliente sube (porque es menos denso) y el aire frío baja (porque
es más denso). Eso generará una convección natural en todo ambiente.
Encendiendo alguno de los equipos nombrados anteriormente,
generamos un cambio en la temperatura del aire de la habitación y
“forzamos” las corrientes de aire a moverse. Esa es la diferencia entre
convección natural y forzada.

3) Radiación: cuando estamos al sol, nuestro cuerpo se calienta. Esto es


gracias a la transferencia de calor de las ondas electromagnéticas. El
espectro de ondas electromagnéticas va desde el ultravioleta hasta el
infrarrojo, y todas esas ondas emiten energía que puede convertirse en
calor.

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7.1.6. Materiales aislantes y conductores de calor
Luego de habernos referido a los puntos anteriores, podemos deducir que un
material que esté separando dos sustancias a distinta temperatura será un buen
aislante si retarda la transferencia de energía desde la sustancia más caliente a
la más fría. Análogamente, un buen conductor del calor transmitirá la energía
casi sin retardos. Un material será un buen aislante si tiene un calor específico
alto y será un buen conductor si tiene un calor específico bajo.

Podrás revisar, en la página 585 de Física universitaria volumen 1, la tabla de


calores específicos y capacidades caloríficas de varias sustancias de uso común
en la vida diaria; comprenderás por qué, cuando ponemos a calentar agua en un
recipiente de aluminio, luego de pocos minutos, el aluminio está muy caliente y
el agua sigue casi a la misma temperatura inicial.

7.1.7. Ley de Boyle-Mariotte. Ley de Gay Lussac.


Ecuación general de estado
Boyle, primero, observa que la presión de una cantidad fija de un gas a
temperatura constante es inversamente proporcional al volumen que ese gas
ocupa. Luego, junto con Mariotte concluyen que, siempre que la temperatura
permanezca constante y que la cantidad de gas no varíe, el producto de la
presión por el volumen será una constante; entonces podrá satisfacerse la
siguiente ecuación:
P1V1 = P2V2,

donde V1 y V2 son los volúmenes sometidos a las presiones P1 y P2.

Ley de Gay Lussac


Esta ley contempla qué sucede con el volumen y la presión cuando la
temperatura varía. Gay Lussac concluyó que el volumen de una cantidad fija de
gas que está a una presión constante es directamente proporcional a su
temperatura absoluta. Nuevamente, esto nos permite comparar dos estados o
condiciones distintas de un mismo gas mediante la siguiente ecuación:
V1/T1 = V2/T2,

donde V1 y V2 son los volúmenes de los gases a las temperaturas T1 y T2, que
deben expresarse en kelvins (para que las unidades puedan cancelarse). También
se puede, despejando, obtener la siguiente igualdad:

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P1/T1 = P2/T2,

donde P1 y P2 son las presiones de los gases a las temperaturas T1 y T2 (en kelvins).

Ecuación general de estado


Es desde donde estuvimos partiendo para realizar todas las descripciones de las
propiedades. El gas ideal cumple esta ecuación a todas las presiones y
temperaturas. Estas relaciones se resumen en la siguiente ecuación:

pV = nRT (ecuación del gas ideal).

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Referencias
Chang, R. (2009). Química (10. a ed.) México: Mc Graw Hill.
a
Young, H., y Freedman, R. (2009). Física universitaria volumen 1 (12. ed.) México:
Pearson.

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