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La estipulación y los cuasicontratos

La estipulación a favor de terceros.


La estipulación a favor de terceros es la operación en virtud de la cual una
persona, denominada el estipulante, conviene con otra persona, llamada el
prometiente, que este cumplirá una prestación a favor de un tercero, el
beneficiario.

Efectos de la estipulación a favor de terceros.


Aunque en el contrato a favor de terceros, se celebra entre el estipulante y el
prometiente, en el mismo se da una relación triangular, donde se involucra una
tercera persona beneficiaria, y respecto de cada uno se estudiaran los efectos.

Relaciones entre el estipulante y el prometiente.

El estipulante y el prometiente son las dos partes en el contrato, por lo tanto


entre ellos se producirán los efectos normales de todo contrato, o sea que tiene
fuerza de ley entre ellos, y las obligaciones deben ser cumplidas según los
principios de la buena fe. A pesar de ello, un sector de la doctrina niega al
estipulante, el derecho de accionar contra el prometiente, porque no es
acreedor de éste, ni tiene interés. Sin embargo, esto no es cierto, en sentido
absoluto, porque el prometiente se obligó para con el prometiente, a cumplir
una presentación, aunque en beneficio de una tercera persona, lo cual lo hace
acreedor del prometiente.

El estipulante tiene derecho a exigir al prometiente el cumplimiento de la


obligación, a favor del tercero.

Si se trata de un contrato sinalagmático, el estipulante tiene derecho a solicitar


la resolución del contrato, en caso de incumplimiento del prometiente.

El contrato, puede establecer una obligación principal y una accesoria a favor


del estipulante.

Relaciones entre el prometiente y el beneficiario.

Según la fórmula del artículo 1165 del Código Civil, los contratos no perjudican
ni aprovechan a terceros, sin embargo, el artículo 1121 del mismo Código,
establece una excepción a dicho principio, al permitir que el tercero beneficiario
se convierta en acreedor del prometiente, por lo tanto este puede exigir el
cumplimiento de lo pactado al prometiente, sin ser parte directamente del
contrato.

Desde el momento en que se formaliza el contrato entre el estipulante y el


prometiente, el tercero beneficiario, se convierte en el acreedor del
prometiente, se ha dicho que tiene una acción directa contra éste, sin
necesidad de recurrir al estipulante, incluso puede solicitar el abono de daños y
perjuicios en caso de incumplimiento.

En caso de muerte del prometiente, antes del cumplimiento del contrato, la


acción pasa a los herederos, y estos pueden exigir al prometiente, el
cumplimiento de la obligación.

Cuando la estipulación tiene por finalidad realizar una libertad a favor del
tercero beneficiario, y este muere, se ha de entender, que el estipulante quiso
beneficiar al tercero y no a los herederos.

Relaciones entre el estipulante y el tercero beneficiario.

Como el beneficiario adquiere un crédito directamente del prometiente, ese


crédito no ha ingresado al patrimonio del estipulante. Los acreedores del
estipulante pueden cobrarse del patrimonio correspondiente a su deudor, pero
como el beneficio de la estipulación no ha ingresado en el patrimonio de su
deudor, estos no tienen derecho alguno sobre la prestación del prometiente.
Así se dice que los acreedores del de un asegurado sobre la vida a favor de un
tercero no pueden tomar ninguna tipo de medida sobre el capital abonado por
el asegurado.

En lo relativo a los herederos del estipulante, estos carecen de derechos, sobre


la presentación debida al beneficiario de la estipulación por el prometiente,
dado que la indicada presentación ha ingresado al patrimonio de su causante,
no forma parte de la sucesión.

La revocación del estipulante.


Desde el instante en que se formaliza el contrato entre el estipulante y el
prometiente, el beneficiario se convierte en acreedor del prometiente. El articulo
1121 del Código Civil, prevé que el que haya hecho la estipulación, no puede
revocarla, si el tercero beneficiario ha declarado que quiere beneficiarse de
ella, esto quiere decir, que mientras el tercero, no ha dado aceptación
queriendo beneficiarse, el estipulante tiene la facultad de revocarla, y beneficiar
a otra persona. Este derecho no puede ser ejercido por los acreedores del
estipulante, a través de la acción oblicua.

La acción directa.
La estipulación a favor de tercero, convierte al tercero beneficiario en acreedor
del prometiente, lo que le permite accionar directamente contra éste, por efecto
de la voluntad del estipulante, aunque también este derecho puede surgir de la
voluntad del legislador, independientemente del contrato. Esta acción directa
permite al acreedor demandar en su propio nombre.

Los cuasicontratos.
Los cuasicontratos son definidos por el artículo 1371 del Código Civil, como los
hechos puramente voluntarios del hombre, de los cuales resulta un
compromiso reciproco por ambas partes.

El Código Civil en sus artículos 1372 a 1375 completa dos cuasicontratos: la


gestión de negocios ajenos y el pago de lo indebido en los artículos 1376 a
1381, pero la jurisprudencia ha creado el enriquecimiento sin causa.

Un cuasicontrato puede generar obligaciones, como en el caso de la gestión de


negocios ajenos u obligaciones unilaterales, y en el caso del pago de lo
indebido.

Los cuasicontratos constituyen una fuente autónoma de las obligaciones


porque la obligación que ellos crean nace al margen de la voluntad de los
obligados y sin que éstos hayan cometido una falta que comprometa su
responsabilidad civil. Es por ello que se puede decir, que los cuasicontratos
constituyen fuentes involuntarias de las obligaciones.

La gestión de negocios ajenos.


La gestión de negocios ajenos se puede definir como la acción de una persona
que espontáneamente y sin mandato alguno realiza uno o varios actos
concernientes al patrimonio de un tercero. También cuando una persona
llamada gestor, sin haber sido encargado de ello, se ocupa de realizar algo en
favor de otra persona llamado el dueño.

El artículo 1372 del Código Civil, prevé que “Cuando voluntariamente se


gestiona el negocio de otro, ya sea que el propietario conozca la gestión, o que
la ignore, el que realiza aquella gestión contrae el compromiso tácito de
continuarla y de concluirla, hasta que el propietario pueda encargarse
personalmente del asunto; debe asimismo encargarse de todo lo que dependa
de este mismo negocio. Queda sometido a rodas la obligaciones que
resultarían de un mandato expreso que le hubiese dado el propietario.

El pago de lo indebido.
Pagar lo indebido consiste en pagar una prestación a la que no está obligado y
sin que se tenga la intención de pagar una deuda ajena. El pago de lo indebido
constituye un cuasicontrato creador de obligaciones porque entre el accipiens y
el solvens se crea un vínculo de donde resulta que el primero se convierte en
deudor del segundo y éste en acreedor del primero. Se le denomina solvens a
la persona que realiza el pago, y accipiens al que lo recibe.

El accipiens dispone de una acción recursoria o en repetición, designada


generalmente como condictio indebiti, la cual tiene por finalidad obligar al
accipiens a restituir lo que ha recibido.

El enriquecimiento sin causa. Requisitos.


El enriquecimiento sin causa tiene su fundamento en la equidad. Generalmente
ocurre cuando una persona se enriquece sin que haya mediado causa ajusta o
legitima. Es así como una persona queda enriquecida y otra empobrecida. El
que se ha empobrecido se convierte en acreedor del enriquecido.

Aunque el Código Civil no contempla al enriquecimiento son causa como una


fuente involuntaria de las obligaciones, son embargo contiene algunas
disposiciones que podrían asemejarse a esta figura jurídica, como son las
contenidas en el artículo 555 del Código Civil, referente a construcciones en
terrenos ajenos y los artículos 1433 y 1437 sobre recompensas entre
cónyuges.

La acción de in rem verso y sus requisitos.


La acción in rem verso, permite a aquel cuyo patrimonio se ha empobrecido a
consecuencia de un sacrificio o un hecho personal, y que no goza de ninguna
acción para obtener lo que le pertenece o lo que es debido, de hacerse
indemnizar por aquél cuyo patrimonio se ha enriquecido injustamente o sin
causa legítima. Esta regla jurídica consagrada de un modo constante por la
jurisprudencia reposa sobre in principio eterno de equidad y justicia que
prohíbe enriquecerse en detrimento de otro.

La acción de in rem verso, es una acción de carácter subsidiario, que supone


que una persona no tiene, para obtener lo que pretende, ninguna acción
procedente de un contrato o cuasicontrato, de un delito o cuasidelito o de la ley.
Estas exigencias se justifica planamente, porque de lo contrario la acción de in
rem verso se convertiría en una acción de aplicación general que entraría en
concurrencia, y hasta en conflicto con la mayor parte de los demás medios de
derecho y amenazara con destruir en su cimientos el orden jurídico imperante.
En una interesante decisión, la S. C. J., estableció que “en la hipótesis de que
el ingeniero R. C., hubiese producido un enriquecimiento al propietario de la
obra que construyo, la causa de aquél no pueda intentar la acción de in rem
verso es que, como se ha dicho en otros términos existe entre ellos un contrato
que de haber sido observado por dicho ingeniero tendría a su disposición una
acción contractual; el rechazamiento de la acción de in rem verso no puede
tener como consecuencia la violación del canon constitucional de la propiedad
como derecho inherente a la personalidad humana.

Diferencia del enriquecimiento sin causa con el pago de lo


Indebido.
Existen pues, una diferencia entre el enriquecimiento sin causa y el pago de lo
indebido, pues mientras el enriquecido solamente está obligado a restituir,en la
medida de su enriquecimiento, en el pago de lo indebido el accipiens de mala
fe está obligado más allá de su enriquecimiento.

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