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Importancia de la validación de escalas y adaptación de

instrumentos en salud
La medición en términos generales hace referencia a situar algo teniendo otro elemento
como punto de referencia (Sánchez y Echeverry, 2004). Para evaluar mediante la psicometría
un instrumento es importante tener en cuenta dos variables fundamentales las cuales van a
determinar la calidad de la medición de la escala. La primera de ellas es la fiabilidad que hace
referencia a la medición constante de las variables del instrumento. Por otro lado, está la validez
del instrumento que es un paso fundamental en psicometría, ya que ésta nos dice el grado en
que el instrumento mide lo que debería medir, es decir, que sí es útil para medir lo que se ha
propuesto desde un inicio. Igualmente se deben evaluar propiedades o características
psicométricas como la sensibilidad y la factibilidad que también miden la validez del
instrumento (Carvajal, Centeno, Watson, Martínez, Sanz Rubiales, 2011).
Bajo un contexto actual es destacable que la exigencia de la globalización hace que sea
necesario que en la medida de que se creen instrumentos de medición en salud, estos mismos
sean validados y adaptados transculturalmente. Muchas veces para la utilización de
instrumentos en culturas diferentes para los que fueron diseñados inicialmente, pueden llevarse
a cabo cambios significativos sobre el instrumento haciendo que este pierda sus cualidades o
virtudes psicométricas. Es por ello por lo que es importante validar las escalas cuando se hacen
cambios sobre la original, cambios como el modo de aplicación, idioma o contenido. Así
mismo se debe realizar el proceso cuando se traduce una escala del idioma original en el cual
fue creada a otro, teniendo en cuenta que se debe establecer la fiabilidad y validez de la prueba
en la nueva población a la cual desea ser aplicada la escala. Otra de las razones por las cuales
se debe realizar la medición es cuando se desea comparar el mismo instrumento en dos
poblaciones con dialectos diferentes (Sánchez y Echeverry, 2004). Para poder realizar una
correcta validación de una escala, es importante tener en cuenta las etapas que comprenden
dicha validación. Estas son: Selección de la escala, traducción, método práctico de evaluación,
pruebas de validez, pruebas de confiabilidad, y determinación de la utilidad.
La primera etapa es la selección de la escala que, a pesar de ser la etapa más obvia, es
importante revisar una gran cantidad de literatura para poder definir si en realidad es la escala
que se necesita y que más se ajusta al objetivo de investigación. Además de esto, se debe
fundamentar por qué se eligió dicha escala y no otra para hacer la validación (Sánchez y
Echeverry, 2004).
La segunda etapa es la traducción del instrumento; en los casos donde la escala original está
en otro idioma debe realizarse la traducción directa de forma responsable, para evitar
distorsiones en las definiciones o significados de conceptos claves. La traducción directa hace
referencia a la traducción del idioma original a otro; mientras que la traducción inversa es la
traducción del idioma deseado al original de la prueba. En el primer caso la traducción no debe
hacerse de forma literal, sino teniendo en cuenta el sentido de cada ítem y lo que éstos desean
medir. La literatura esquematiza de forma diferente el proceso de traducción, siendo muy
similar; por ejemplo Sánchez y Echeverry, (2004) mencionan que el primer paso es la
conformación de un comité de revisión el cual debe estar compuesto por mínimo dos miembros
del equipo, una o dos personas con experiencia en el área en cuestión y con buen manejo del
idioma original de la escala, y uno o dos sujetos que cumplen con las características necesarias
para ser partícipes de la aplicación del instrumento. Adicional a esto, los traductores deben
tener un entrenamiento en medición en salud o comportamiento y en construcción de
instrumentos de medición.
Es muy importante tener en cuenta algunos aspectos para que la traducción se realice de la
mejor manera posible. En primer lugar, se debe tener en cuenta los ítems del instrumento
original que hagan referencia a elementos propios de la cultura, que estarían fuera de contexto
en la cultura a la cual se desea aplicar la escala; para esto se debe realizar un consenso entre
los traductores bilingües, pero de no ser así, se incluiría un tercer traductor. Adicional a esto se
hace una traducción inversa para verificar la efectividad del o los ítems que presentan la
dificultad.
En resumen en esta segunda etapa y como lo mencionan Carvajal , Centeno, Watson,
Martínez, Sanz Rubiales en 2011, se debe poder realizar un proceso de traducción riguroso,
que sea equivalente a nivel semántico (el significado de los ítems significa lo mismo en
cualquier cultura después de la traducción), conceptual (el instrumento mide el mismo
constructo), de contenido (el contenido de los ítems es relevante), técnico (el método de
recogida de datos es comparable) y de criterio (la interpretación de la medida se mantiene
cuando se compara con normas culturales)
La tercera etapa hace referencia al método práctico que va a permitir una primera evaluación
de la escala traducida que puede ser un estudio piloto con pacientes con las mismas
características que los pacientes a los que va dirigido el cuestionario y con el análisis de estos
resultados se puede diseñar una segunda revisión de la escala realizada por el comité de
evaluación y de ser posible con alguno de los autores de la versión original, lo que dará garantía
de calidad del proceso de adaptación del cuestionario (Carvajal , Centeno, Watson, Martínez,
Sanz Rubiales, 2011).
La prueba de validez es la cuarta etapa, en donde se busca la validación de la escala total,
logrando identificar la validez de apariencia (la escala mide lo que debe medir), la validez de
contenido (los ítems representan de la mejor manera posible los factores del constructo a
medir), validez de criterio (es la mejor o la escala que más de adecua a lo que se desea medir),
y por último la sensibilidad al cambio (La escala logra identificar los cambios y medirlos). Sin
embargo, el método recomendado por las comisiones internacionales para probar la validez
sugiere evidenciar las siguientes cinco fuentes que son el contenido, los procesos de respuesta,
la estructura interna, relaciones con otras variables y las consecuencias de la evaluación
(American Educational Research Association (AERA), American Psychological Association
(APA), y National Council on Measurement in Education (NCME), 1999 como se citó en
Pedrosa, Suárez y García, 2013)
La quinta etapa es la prueba de confiabilidad, que hace referencia a la medición del error
que puede generar el instrumento bajo diferentes condiciones. Para esto se deben evaluar 3
aspectos que pueden estar relacionados con el error. Relacionados con el instrumento, hace
referencia a la correlación que le dan una mayor estabilidad al instrumento, y está dada por las
correlaciones entre ítems, entre ítem y factores, y entre ítems y escala; relacionados con el
tiempo de aplicación, donde se verifica que la escala mantendrá resultados similares si se aplica
en diferentes momentos; y por último se encuentran los errores relacionados con la aplicación
por diferentes personas, en donde el resultado de un paciente debe ser similar si se aplica por
diferentes personas en un mismo momento.
La última etapa es la determinación de la utilidad, y hace referencia a todas las condiciones
que requiere la escala para poder ser aplicada y tener efectos reales y satisfactores; algunos de
estos requisitos pueden estar dados por el tiempo de aplicación, la necesidad o no de un lugar
específico para dicha aplicación, la necesidad de una capacitación o calificación profesional de
quienes se encargan de la aplicación, y la forma, método y tiempo requerido para la calificación
(Sánchez y Echeverry, 2004).
Otros autores hablan de 6 etapas de la traducción de escalas. La primera de ellas es la
traducción del idioma original al deseado, contando con la participación de dos traductores
bilingües cuya lengua materna sea la misma del instrumento original, uno de ellos debe estar
familiarizado con el tema en salud y el otro debe tener conocimiento de términos coloquiales.
Se hace la traducción por parte de cada uno de los traductores, y se incluye un tercero para que
revise ambas traducciones. El segundo paso es la contra traducción, en donde se traduce
nuevamente del idioma deseado (español) al original (inglés) con la colaboración de dos
traductores adicionales a los del primer paso. El tercer paso es la comparación entre las dos
contra traducciones por parte de un comité disciplinario compuesto por un metodólogo, una
persona de la investigación, un experto en el tema, y los traductores. Una vez realizada la
revisión, es de allí de donde sale la versión preliminar del instrumento validado. Posterior a
esto, en el quinto paso, se hace la aplicación de la prueba piloto en donde se incluye un
aproximado de 10-40 personas que cumplen con los requisitos de aplicación, a los cuales se les
solicita la calificación del instrumento una vez finalizado, en cuanto a claridad de los ítems. Si
el resultado de la calificación muestra que para el 20% de la población no fue clara debe
evaluarse. La sexta y última etapa es la prueba piloto con población bilingüe (Basado en Sousa
& Rojjanasrirat, 2011).

Referencias
Basado en Sousa, V & Rojjanasrirat, W. (2011). Traducción, adaptación y validación de
instrumentos o escalas para usar en la investigación intercultural de la asistencia
sanitaria: Una guía clara y fácil de usar. Revista de evaluación en práctica clínica,
17(2), 268-274.
Carvajal, A., Centeno, C., Watson, R., Martínez, M & Sanz Rubiales, A. (2011). ¿Cómo
validar un instrumento de medida de la salud? Recuperado de:
http://scielo.isciii.es/pdf/asisna/v34n1/revision1.pdf
Pedrosa, I., Suarez, J. y García, E. (2013). Evidencias sobre la validez de contenido:
avances teóricos y métodos para su estimación. Acción psicológica, Vol. 10, No. 2, 3-
20. Recuperado de: http://scielo.isciii.es/pdf/acp/v10n2/02monografico2.pdf
Sánchez, R y Echeverry, J. (2004). Validación de escalas de medición en salud.
Recuperado de: https://www.scielosp.org/article/rsap/2004.v6n3/302-318/

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