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VI Jornadas del Departamento de Estudios ‘’Psicoanálisis y Cuerpo’’

“¿Y el Cuerpo?’’
Sábado 12 de Mayo de 2018

“Hotel de La Cañada”
Marcelo T. de Alvear 580

Argumento:

Transcurrimos una época en la que el cuerpo ocupa en ocasiones una importancia y lugar
privilegiados. El empuje a la salud que conduce a la realización de actividades físicas
inauditas, a cuestiones alimentarias en las que la variabilidad de alimentos permitidos y
prohibidos cambia minuto a minuto; el empuje a la belleza y sus consecuentes prácticas:
cirugías, tratamientos hormonales e intervenciones tecnológicas de todo tipo. El empuje al
placer: modos hedonistas que en distintas aristas de la “res extensa” orientan hacia la
obtención del placer máximo: en el terreno de lo sexual, abundan las explicaciones, cursos
y talleres sobre el modo de alcanzar el máximo punto de clímax. Empuje que conduce a la
elaboración de una serie de “tips” sobre cómo estar a gusto con el cuerpo todo el tiempo.
Lo que se pone de relieve entonces es que el cuerpo puede funcionar como una garantía de
felicidad. Ya no se trata de mente sana in corpore sano, sino que con el corpore sano todo
lo demás está garantizado.
"Hoy lo que tenemos en común no es el lazo social ni el lazo político ni el religioso, sino
nuestro cuerpo, nuestra biología. Hemos transformado el cuerpo humano en un nuevo
dios: el cuerpo como última esperanza de definir el bien común”,1 señala Eric Laurent.
También nos advierte que ese es el prototipo de las falsas creencias.
Lo que se pone de manifiesto entonces, es un cuerpo máquina apuntando a su
funcionamiento óptimo, a su rendimiento. Y/o también un cuerpo cáscara: un cuerpo sólo
como envoltorio, superficie susceptible de modificarse como fachada.
¿Pero con qué estatuto del cuerpo nos encontramos cuando hablamos de esto? En primer
lugar, podemos corroborar en la clínica, con muchos pacientes que llegan a consultarnos,
que no hay registro alguno del cuerpo. No hay angustia legible por el sujeto ni


1
Eric Laurent. "Hemos transformado el cuerpo humano en un nuevo
dios"http://www.lanacion.com.ar/1028654-hemos-transformado-el-cuerpo-humano-en-un-nuevo-dios

manifestación de otros afectos, esos humores hipocráticos que de inicio se ubicaban como
del cuerpo.
En otras ocasiones, hallamos cuerpos padecientes, doloridos, con irrupciones que se
expresan en enfermedades diversas, pero en los que el sujeto no puede realizar ninguna
relación con lo que en su vida acontece, en los que no aparece ninguna subjetivación.
También nos encontramos con sujetos que llegan con sus cuerpos intervenidos: cortes para
morigerar la angustia, cortes quirúrgicos, gástricos, cambio de sexo, tratamientos
hormonales extremos, o tatuados, perforados; sin un sentido sobre esos actos.
Constatamos entonces, por la lectura de estas prácticas que hay algo que escapa de control a
nivel del cuerpo, algo inmanejable en lo subjetivo que insiste como motivo de consulta al
psicoanalista sin que el sujeto sepa muy bien de que se trata.
Es del orden del acto, del empuje, de la búsqueda de un bienestar que al no pasar por la
palabra no encuentra lugar pasible de alojarse.
El imposible de gozar del cuerpo como totalidad pone de manifiesto su carácter
fragmentario.
Frente a estos ejemplos y muchos otros nos preguntamos ¿Y el cuerpo?
Desde el psicoanálisis y con Lacan sabemos que el cuerpo no va de suyo, tenerlo es una
construcción, nada adquirido de entrada y siempre bajo la amenaza de perderlo”.2
La clínica nos demuestra cuán habituales son esas manifestaciones de algo que se presenta
en disyunción, en discordia, entre el sujeto y su cuerpo que huye.
Así, tener un cuerpo, en el sentido del psicoanálisis, es experimentar el goce que se
inscribe en una superficie, pero que no tiene correlato subjetivo.3
Es ese correlato el que acompañamos a inventar cuando el sujeto viene a vernos.
¿Cómo? ¿De qué manera? ¿Qué posibilita la práctica del psicoanálisis respecto de ese
anudamiento entre el sujeto y su cuerpo?
Si la única relación al cuerpo es la adoración, según lo que Lacan nos ha enseñado, es
porque ese acto da la ilusión de la única consistencia de la que es posible sostenerse.
Pero allí no acaba todo, el punto que nos interesa situar es el que se pone de relieve en el
último tramo de la enseñanza de Jacques Lacan elucidado por Miller: el impacto del decir
en el cuerpo.
Impacto que produce un agujero, lugar de la irrupción de un goce imposible de negativizar
que va más allá de cualquier adoración, de cualquier imagen que venga a velarlo, aunque
no es sin eso.

2
Graciela Brodsky. “Mi cuerpo y yo”. Conferencia pública pronunciada en el Claustro de Sor Juana, México
DF, 20 de febrero de 2015.
3
Laurent, Eric. ‘’El Reverso de la Biopolitica’’, pag 19

Así delineamos el acontecimiento del cuerpo, esa emergencia a la que apuntamos cada vez
que escuchamos al sujeto, es lo que buscamos. Los ecos y las resonancias de ese decir
permitirán localizarlo. ¿Para qué? ¿Qué aportaría ese dato?
Quizás “habría que reescribir la clínica clásica a partir de que pueda decirnos como el
troumatisme pasa al signo y no solamente que nos interese por la descripción que hace de
la envoltura formal del síntoma. Sería un modo de lectura al revés de los textos clásicos,
otra faceta del troumatisme más interesante que la perspectiva habitual de falta de afecto o
desconexión del afecto”.4
Queremos escuchar a los colegas sobre esto, nuestras Jornadas serán el marco propicio para
poder avanzar en algunos puntos que, aunque parezcan sabidos, estamos aun atravesando su
esclarecimiento. Nada mejor que una comunidad en acción para pescar algo.
¡Los esperamos!


4
Eric Laurent. ‘’III Coloquio de la Orientación Lacaniana” En referencia al libro Sutilezas Analiticas’’, EOL-
Grama, Buenos Aires, 2013, Pag.41.

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