Sunteți pe pagina 1din 5

FREUD APUNTE 1

La primera preocupación de Freud, dentro del campo del psiquismo humano, fue el estudio de la
histeria, a través del cual llegó a la conclusión de que los síntomas histéricos dependían de conflictos
psíquicos internos reprimidos y el tratamiento de los mismos debía centrarse en que el paciente
reprodujera los sucesos traumáticos que habían ocasionados tales conflictos. La técnica utilizada en
principio para ello fue la hipnosis.

Llegó a la convicción de que el origen de los trastornos mentales está en la vida sexual y que la
sexualidad comienza mucho antes de lo que en aquellos momentos se pensaba, en la primera infancia.
La afirmación de la existencia de la sexualidad infantil produjo muchas críticas y oponentes a su teoría.

Más tarde introduce otra técnica de tratamiento: la asociación libre. Al principio era paralela al uso de la
hipnosis, pero esta última técnica la acaba desechando por considerarla menos efectiva. En las
asociaciones libres el paciente expresa sin censuras todo aquello que le viene a la conciencia de forma
espontánea.

Posteriormente, incorpora la interpretación de los sueños en el tratamiento psicoanalítico, ya que


entiende que el sueño expresa, de forma latente y a través de un lenguaje de símbolos, el conflicto
origen del trastorno psíquico. La interpretación de los sueños es una ardua tarea en la que el terapeuta
ha de vencer las "resistencias" que le llevan al paciente a censurar su trauma, como forma de defensa.

Otro aspecto a tener en cuenta en la terapia psicoanalítica es el análisis de la transferencia, entendida


como la actualización de sentimientos, deseos y emociones primitivas e infantiles que el paciente tuvo
hacia sus progenitores o figuras más representativas y que ahora pone en el terapeuta. Su análisis
permitirá al paciente comprender a qué obedecen dichos sentimientos, deseos y emociones, y
reinterpretarlos sin que ocasionen angustia.

Freud hace una formulación topográfica del psiquismo e incluye en él tres sistemas: uno consciente;
otro preconsciente, cuyos contenidos pueden pasar al anterior; y otro inconsciente, cuyos contenidos no
tienen acceso a la conciencia. La represión es el mecanismo que hace que los contenidos del
inconsciente permanezcan ocultos. Más tarde presenta una nueva formulación del aparato psíquico que
complementa a la anterior. En esta formulación estructural el aparato psíquico está formado por tres
instancias: el ello, instancia inconsciente que contiene todas las pulsiones y se rige por el denominado
principio de placer; el yo, que tiene contenidos en su mayoría conscientes, pero puede contener
también aspectos inconscientes, se rige por el principio de realidad y actúa como intermediario entre el
ello y la otra instancia del aparato psíquico; y el superyó, que representa las normas morales e ideales.

Un concepto básico en la teoría freudiana es el de "impulso" o pulsión (triebe, en alemán). Es la pieza


básica de la motivación. Inicialmente diferencia dos tipos de pulsiones: los impulsos del yo o de
autoconservación y los impulsos sexuales. Los impulsos sexuales se expresan dinámicamente por la
libido, como manifestación en la vida psíquica de la pulsión sexual, es la energía psíquica de la pulsión
sexual. Más tarde reformulará su teoría de los impulsos y distinguirá entre impulsos de vida (Eros), en
los que quedan incluidos los dos de la anterior formulación, e impulsos de muerte (Thanatos),
entendidos como la tendencia a la reducción completa de tensiones. Freud tenía una concepción
hedonista de la conducta humana: comprendía que el placer venía dado por la ausencia de tensión y el
displacer por la presencia de la misma. El organismo, inicialmente, se orienta hacia el placer (principio
de placer) y evita las tensiones, el displacer y la ansiedad.

Freud, además, aportó una visión evolutiva respecto a la formación de la personalidad, al establecer una
serie de etapas en el desarrollo sexual. En cada una de la etapas, el fin es siempre común, la consecución
de placer sexual, el desarrollo de la libido. La diferencia entre cada una de ellas está en el "objeto"
elegido para conseguir ese placer. El niño recibe gratificación instintiva desde diferentes zonas del
cuerpo en función de la etapa en que se encuentra. A lo largo del desarrollo, la actividad erótica del niño
se centra en diferentes zonas erógenas. La primera etapa de desarrollo es la etapa oral, en la que la boca
es la zona erógena por excelencia, comprende el primer año de la vida. A continuación se da la etapa
anal, que va hasta los tres años. Le sigue la etapa fálica, alrededor de los cuatro años, en la que el niño
pasa por el "complejo de Edipo". Después de este período la sexualidad infantil llega a una etapa de
latencia, de la que despierta al llegar a la pubertad con la fase genital.

Paralelamente a esta evolución intrapsíquica del sujeto, se va dando un proceso de socialización en el


que se configuran las relaciones con los demás. Es de suma importancia también el proceso de
identificación, que permite al sujeto incorporar las cualidades de otros en sí mismo, para la formación
de su personalidad.

El psicoanálisis en sus comienzos, e incluso en la actualidad, ha sido un doctrina que ha despertado


grandes pasiones, a favor y en contra. Entre las críticas que se han hecho a la teoría de Sigmund Freud,
la principal ha sido la falta de objetividad de la observación y la dificultad de derivar hipótesis específicas
verificables a partir de la teoría.

A pesar de la gran reprobación que suscitaron las ideas freudianas, especialmente en los círculos
médicos, su trabajo congregó a un amplio grupo de seguidores. Entre ellos se encontraban Karl
Abraham, Sandor Ferenczi, Alfred Adler, Carl Gustav Jung, Otto Rank y Ernest Jones. Algunos de ellos,
como Adler y Jung se fueron alejando de los postulados de Freud y crearon su propia concepción
psicológica.

No cabe duda de que el psicoanálisis fue una revolución para la psicología y el pensamiento de la época
y ha servido como base para el desarrollo y proliferación de una gran cantidad de teorías y escuelas
psicológicas.

FREUD APUNTE 2
El Psicoanálisis es una práctica terapéutica fundada por el neurólogo vienés Sigmund Freud alrededor de
1896. A partir del psicoanálisis se han desarrollado posteriormente diversas escuelas de psicología
profunda o de orientación dinámica y analítica. Asimismo, la teoría ha influido sobre muchos otros
psicólogos y escuelas psicológicas y terapéuticas.

El Psicoanálisis surgió a partir de una teoría propia elaborada por Sigmund Freud acerca de la histeria.
La primera obra de Freud sobre el Psicoanálisis la desarrolló junto con Joseph Breuer, con quien había
empezado a trabajar con un método al que llamaron catarsis. Dicho método consistía en hacer
retroceder a la paciente mediante hipnosis al momento en que había sufrido la experiencia traumática
que originaba su enfermedad. Encontraron que cuando las pacientes podían recordar aquellos traumas,
sus síntomas remitían en gran medida. Poco a poco, Freud se fue dando cuenta de que la hipnosis no
era necesaria en el tratamiento. En efecto, las pacientes podían rememorar los hechos de su pasado sin
necesidad de ser hipnotizadas. Además, muchas pacientes no eran susceptibles a la hipnosis, y en
cualquier caso, la colaboración de un paciente consciente siempre es mayor que la de uno que se
encuentra en algún tipo de trance. A partir de entonces, Freud empezó a utilizar el método de las
presiones. Dejaba hablar a su paciente y cuando ésta se quedaba callada, presionaba su frente con la
mano y le hacía decir la primera idea que le viniese a la mente.

La evolución de la metodología empleada por Freud en su consulta fue uno de los pilares en que se
asentó la técnica del Psicoanálisis. El otro lo constituye la interpretación de los sueños, tal como se
expone en su libro de 1900. Freud empezó a interpretar los sueños de sus pacientes porque pensaba
que éstos reflejaban, sin las restricciones del mundo real, las ideas incoscientes. La interpretación de los
sueños le sirvió además para poder llevar a cabo su autoanálisis. Por las mañanas anotaba lo que
recordaba de sus propios sueños y posteriormente lo analizaba. Esto evitaba el mayor problema del
autoanálisis, es decir, interpretar las ideas a la vez que se producen. Los sueños contenían para Freud
una simbología que variaba en gran medida de unos individuos a otros. No obstante, hay algunos
símbolos que él consideraba prácticamente universales. Por ejemplo, los objetos alargados suelen
representar el pene, mientras que los objetos cerrados representan los genitales femeninos.

A lo largo de su carrera, Freud desarrolló una teoría de la personalidad que tuvo varios planteamientos
distintos. En un principio su teoría de la personalidad surgió de su teoría de la histeria. De hecho,
inicialmente, Freud consideraba que todas las pacientes histéricas habían sufrido algún trauma infantil,
de naturaleza sexual. Por lo general, el hecho traumático consistía en los abusos sexuales por parte de
algún miembro de su familia. Más tarde consideró que la histeria era el resultado de la aplicación de
mecanismos de defensa consistentes en reprimir ciertas expresiones en el incosciente para que no
pudiesen dañar al paciente con su desagradable recuerdo. En 1895, Freud expresó que la histeria se
basaba en el mecanismo de la seducción, idea que abandonó cuando decidió que los abusos sexuales
infantiles no eran reales sino imaginarios, lo que dio lugar a su teoría del Complejo de Edipo. Al parecer,
cuando pretendió generalizar su teoría sexual a toda la humanidad, consideró demasiado aventurado
suponer que todos los padres habían abusado realmente de sus hijos.
El desarrollo de la personalidad según Freud iba unido al desarrollo de la sexualidad. Freud defendió la
idea de que los niños mantienen una importante actividad sexual desde el nacimiento. De este modo, en
el desarrollo de la sexualidad, diferenció 5 etapas:

Etapa oral: En esta etapa el bebé centra la atención del placer en la boca. El placer está unido a la
alimentación y a la figura materna, que es quien la proporciona.

Etapa sádico – anal: Abarca desde el año y medio hasta los tres años aproximadamente. En esta etapa
los niños obtienen el placer a través de la expulsión y retención de heces. El sadismo asociado a esta
etapa proviene de la idea que los niños utilizan sus heces como un arma frente a los adultos,
particularmente, los padres. El niño descubre que puede irritar fácilmente a sus padres si usa
adecuadamente sus propias heces, de ahí el aspecto sádico de la etapa.

Etapa fálica: En ella, el niño descubre los órganos genitales como productores de placer. Se da cuenta de
que las niñas no tiene pene y esto le produce la preocupación de que él también pueda perderlo. A esta
inquietud se le conoce como miedo a la castración. Las niñas, por su parte, descubren que ellas carecen
del órgano que poseen los niños. Empiezan entonces a sentir que su cuerpo está incompleto, y odiar a
sus madres por haberlas traído al mundo en tal estado. Es lo que se conoce como envidia de pene.

Complejo de Edipo: En esta etapa, los niños desarrollan un deseo sexual orientado hacia la figura
materna. Este deseo se acompaña de odio hacia el padre, a quien se tiene por un rival en la lucha por
obtener el cariño de la madre. En las niñas, la situación es todavía más complicada. De hecho, no todas
las niñas llegan a desarrollar el llamado Complejo de Electra y a algunas de ellas, la envidia de pene les
lleva a adoptar una personalidad masculina.

Etapa genital: Es la que se alcanza en la adolescencia por parte de la mayoría de las personas, los niños y
las niñas reconocen la imposibilidad de acceder sexualmente a sus progenitores y desvían sus intereses
a otros miembros de la comunidad.

Además, según Freud, la personalidad del adulto se compone de tres instancias psíquicas:

El Yo: Está compuesto por partes conscientes e inconscientes. El mundo real ejerce un fuerte control
sobre él, que trata de mantener el equilibrio entre la realidad y el deseo.

El Ello: Es la más antigua de las instancias psíquicas. Cuando nace el niño, es la única que existe. Se rige
por el principio del placer exclusivamente, y no se preocupa siquiera de la supervivencia del individuo.

El Superyo: Se forma a partir de la interiorización de la figura paterna. Constituye por tanto un sistema
de control que va interiorizando todas las formas sociales y todas las restricciones que se aplican en la
búsqueda del placer. Es el origen del sentimiento de culpa cuando se transgreden las normas.

La vida adulta constituye una constante pugna entre estas tres instancias para mantener el equilibrio
psíquico.
Al final de su carrera, Freud consideró que a la búsqueda del placer había que añadir en el ser humano
otro tipo de impulso que sería el impulso autodestructivo: el Thanatos. Su funcionamiento sería
parecido al del deseo sexual (eros), pero su signo, exactamente, el contrario. Si el eros es un impulso de
vida, el thanatos es un impulso de muerte. Una energía similar a la que subyace al deseo sexual llevaría
a las personas a un deseo de autodestrucción.

El psicoanálisis se convirtió en un acercamiento metapsicológico al ser humano. Freud abandonó


enseguida su idea de desarrollar simplemente una teoría de las neurosis, y abordó la empresa, mucho
más ambiciosa, de desarrollar la teoría de la personalidad reseñada. Para conseguir este objetivo, Freud
se basó fundamentalmente en los resultados de su autoanálisis y en los del análisis de sus pacientes. A
éstos les pedía, cada vez con menos restricciones, que hablaran sencillamente sobre lo primero que se
les ocurriese. Completaba el análisis con la interpretación de los sueños, que debía hacerse en el
contexto del psicoanálisis. Freud solía utilizar los sueños de sus pacientes, para que éstos asociaran
libremente a partir de cada uno de sus elementos. Por ejemplo, si un sueño transcurría en la cocina de la
casa de los padres de una paciente, Freud le pedía a ésta que dijese todo lo que le sugería la casa, sus
padres y la cocina. Las consecuencias que obtenían se extraían, tanto del contenido del sueño como de
las asociaciones que producía.

Freud consideraba el Psicoanálisis como un procedimiento útil para cualquier persona, e imprescindible
para los psicoanalistas. Para ejercerlo era necesario estar psicoanalizado, impidiendo así que se
proyectasen los propios conflictos en el análisis de los pacientes. Durante el psicoanálisis se producía
una transferencia hacia el analista de algunos de los componentes de la vida psíquica del paciente. En la
transferencia positiva, el analista asumía la autoridad del superyo y tenía la oportunidad de remediar los
errores cometidos durante la formación del superyo por la interiorización de las ideas paternas. En este
proceso, el psicoanalista podía convertirse en un objeto de deseo para sus pacientes. El mayor problema
durante el análisis era la resistencia del yo a abordar los cambios producidos, lo que podía dar lugar a
una transferencia negativa.

Según Freud, el Psicoanálisis podía ser útil en la curación de las Neurosis, pero no en las Psicosis. Esto se
debía a que consideraba que los psicóticos habían perdido toda relación con el principio de realidad. Por
tanto no podían incorporar a su personalidad los beneficios ocurridos durante el análisis.

S-ar putea să vă placă și