Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Una historia negada: interpretaciones y debates en torno a las cerámicas del Arroyo
Leyes. 1930-2017
Ibis Ángeles Bondaz
Africanos en Santa Fe en la primera mitad del siglo XIX. Apuntes sobre la diá s-
pora
Gonzalo Cáceres, Magdalena Candioti y Francisco Sosa
Africanos en Santa Fe en la primera mitad del siglo XIX. Trabajos, amos y estructu-
ra familiar
Ma. Florencia Rittiner Basaez, Andrés Miguez y Martín Combet
MARTÍN A. MARTINELLI
martinellima1982@gmail.com
Universidad Nacional de Luján (UNLu)
Universidad de Buenos Aires (UBA)
Resumen
Los sitios de la memoria colectiva palestina incidieron en la cohesión social y la identidad na-
cional, visto que dotaron del contexto y los puntos de referencia de que se abastecen las histo-
rias de vida individuales. Esto es así porque representaron y permitieron, al mismo tiempo,
un marco subjetivo para percibir estos eventos. Los lugares de conmemoración serían en
líneas generales: al-Nakba 1948, al-Naksa en 1967, Septiembre Negro en 1970, el Día de la
Tierra celebrado desde 1977, la masacre de Sabra y Chatila en 1982, la Primera Intifada entre
otros.
al-Nakba se mantuvo en el sitio principal de dichas efemérides por tres motivos: primero, el
evento en sí transformó a esa sociedad; segundo, representó un punto de ruptura decisiva,
con reglas diferentes que rigen antes y después; y tercero, fue y es el punto de referencia de su
historia actual. Si bien es cierto que al-Nakba fue el punto nodal como fundante, lo cierto es
que los demás acontecimientos tuvieron su peso específico en la resignificación de dicha
identidad, tanto factores identitarios previos a ese suceso como otros posteriores.
Palabras clave: memoria colectiva / identidad nacional / Palestina / sitios de la memoria / al-
Nakba
Introducción
Los sitios de la memoria son restos, donde subsiste una consciencia conmemo-
rativa en una historia que la convoca cuya naturaleza valora el porvenir sobre el
pasado. Los lugares de la memoria se desarrollan a través del sentimiento de que no
hay memoria espontánea, puesto que no son automáticos los archivos o celebracio-
nes sino que hay que confeccionarlos. Sin la persistencia conmemorativa, la historia
los suprimiría. En otras palabras, si lo que defienden no fuese boicoteado no habría
necesidad de construirlos. Si la historia no se adueñara de ellos para deformarlos y
transformarlos, no serían lugares para la memoria (Nora, 1984). En una sociedad
donde el pasado está presente en lo cotidiano es evidente el temor a caer en el olvi-
do.
En ese sentido, la actitud hacia el pasado en las diferentes culturas se contrasta.
Si bien se afirma que la historia la escriben los vencedores, podría decirse que tam-
bién la olvidan. Ellos pueden permitirse olvidar, los derrotados no prescindieron de
lo acontecido y están condenados a revivirlo y a pensar en lo diferente que habría
podido ser. Sus raíces culturales, cuando éstas se poseen, uno puede permitirse dar-
las por supuestas, pero cuando se pierden, se siente la necesidad de buscarlas (Bur-
ke, 2000: 79). Los palestinos han sido desarraigados y su país fragmentado, en par-
te, por ello les ocupa su pasado. Aquí aparece la relación entre lugar y memoria.
Una de las funciones de la memoria colectiva es la justificación o legitimación de los
actos presentes con alusión al pasado.
La memoria oficial y la no oficial del pasado difieren; la segunda, menos estu-
diada, representó una fuerza histórica por derecho propio. Dada la multiplicidad de
identidades sociales y la coexistencia de memorias opuestas y alternativas (familia-
res, locales, de clase, nacionales, etc.), conviene pensar en términos plurales sobre
los usos de la memoria por distintos grupos sociales, que distintas visiones de lo
que es significativo o digno de recordarse.
La antropología de la memoria analizó los productos culturales, artefactos y ob-
jetos. Museos, monumentos, películas, novelas, historias del pueblo, archivos, cele-
braciones, estudios de arquitectura de memoria, posters, y sobre todo las historias
orales y entrevistas son algunas de las oportunidades sociales y culturales que usa-
ron para reconstruir el pasado. Estos se basan en los lieux de mémoire [sitios de la
memoria (Nora, 1984)] son las topografías físicas dedicadas a los recuerdos y los
actos de conmemoración. Las actuaciones y artefactos de la memoria están en rela-
ción dinámica con la memoria individual y colectiva, e incluso la memoria de archi-
vos históricos; por lo tanto, los aspectos seleccionados de un pasado específico emi-
1 Acerca de las denominaciones de la región conocida como Medio Oriente como ya lo expusimos en:
Martín Martinelli. “La relación Europa-Próximo Oriente en el temprano siglo XIX”, en María Luz González
Mezquita (Ed.). Historia Moderna: tendencias y proyecciones. Mar del Plata, Editorial Universidad Nacio-
nal de Mar del Plata, 2013.
VII Congreso Regional de Historia e Historiografía ∙ FHUC/UNL ∙ 2017
Pág.506
Los sitios de la memoria colectiva palestina. ∙ MARTINELLI
das con la ayuda de una serie de mecanismos estatales tales como: educación, ejér-
cito, museos, arqueología y otros medios de difusión. Tanto libaneses, sirios, egip-
cios, iraquíes y jordanos, pudieron desarrollar sus respectivos nacionalismos de
Estado-nación durante un período semejante al palestino sin la influencia de la
competencia sionista.
En el período entre 1948 y mediados de los ´60, la identidad palestina pervivió
aunque disminuyó su visibilidad. En esos años su sociedad había sido devastada por
una guerra y una expulsión2 que derivaron en el problema de refugiados más extenso
de la historia contemporánea. En el aspecto administrativo el territorio y su población
estuvieron gobernados por: Egipto en el caso de la Franja de Gaza; y por Jordania,3 en
el caso de Cisjordania y Jerusalén Este. Mientras que otra porción de sus habitantes
continuaron su vida dentro del Estado de Israel y otros en campos de refugiados en
Líbano, Siria y Jordania. Esta diáspora o desterritorialización no impidió que su identi-
dad continuara vigente.
Durante más de medio siglo desde 1948, se han desarrollado tres movimientos
palestinos principales, cada uno con su ideología: el Movimiento de Nacionalistas
Árabes (MNA), Fatah y Hamas. El MNA representó la fase nacionalista árabe y el pa-
narabismo que dominó la política árabe en la década de 1950 y comienzos de 1960. En
segundo término, el Fatah —en árabe "apertura" y acrónimo inverso de Movimiento
Nacional de Liberación de Palestina— es una expresión de un nacionalismo palestino
laico más específico. Por último, el Hamas —en árabe "entusiasmo" y acrónimo inverso
de Movimiento de Resistencia Islámico— representa la variante religiosa del naciona-
lismo palestino y refleja la corriente islámica desde mediados de la década de 1980.
Cada uno de ellos detentó un periodo de mayor influencia. De forma aproximada, Fa-
tah desde 1967 hasta finales de 1980 y Hamas desde la década de 1990 hasta la actuali-
dad (Baumgarten, 2005: 25-27).
El movimiento nacionalista palestino transcurrió por diferentes etapas de dominio
político de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) que actuó en mayor
medida desde el exilio. De manera cíclica pasó de Líbano a Jordania, de allí a Siria y por
último a Líbano hasta 1982 donde la Falange Libanesa con la connivencia de las Fuer-
2 El eufemismo utilizado fue “transferencia” de población que en esa línea de pensamiento no tiene el
sentimiento de apego a la tierra, ni digamos un tipo de identificación que resultara válido para reclamar-
la. Aunque desde otra concepción de la posesión de la tierra, con legislación otomana ellos, los palesti-
nos, vivieron y trabajaron en esas tierras durante varios siglos.
3 Se plantea que existió una connivencia con Hussein de Jordania para no dar paso a un autogobierno
palestino en esa zona.
VII Congreso Regional de Historia e Historiografía ∙ FHUC/UNL ∙ 2017
Pág.507
Los sitios de la memoria colectiva palestina. ∙ MARTINELLI
4 Después del asesinato del presidente electo de Líbano Bashir Gemayel, el 14 de septiembre de 1982,
el ejército israelí junto a las milicias cristianas libanesas entraron en el oeste de Beirut. El 17 de sep-
tiembre, en los campos de refugiados de Sabra y Shatila, la falange libanesa masacró cientos de civiles
palestinos con la connivencia de las tropas israelíes., entre ellos mujeres y niños. Esto daría lugar a una
acusación de algunas de las víctimas sobrevivientes y familiares contra Ariel Sharon como criminal de
guerra.
5 Un hecho que marcará el futuro de la zona es la guerra de 1948 para los palestinos es al-Nakba la
“catástrofe”, al mismo tiempo que en Israel es conocida como “la guerra de la Independencia”. Durante
ese conflicto bélico se originó al problema de los refugiados palestinos.
VII Congreso Regional de Historia e Historiografía ∙ FHUC/UNL ∙ 2017
Pág.508
Los sitios de la memoria colectiva palestina. ∙ MARTINELLI
6 Citado en Masalha Nur (2011: 150), Memoria de la Nakba palestina: conmemoración, historia oral y
relatos de recuerdos, en pp. 147-186. En Holy Land Studies/Estudios de tierra santa. Vol. 4-nº 2. No-
viembre 2011. Editorial Canaán. Buenos Aires.
7 Para el caso de los palestinos que viven en el Estado de Israel ver sobre todo la tesis doctoral de Bajo
Barreñada.
8 Ver Baruch Kimmerling, “Between the Primordial and the Civil Definition of the Collective Identity:
Eretz Israel or the State of Israel?, en Baruch Kimmerling (2008) Clash of Identities, Explorations in
Israeli and Palestinian Societies, Columbia University Press, New York.
VII Congreso Regional de Historia e Historiografía ∙ FHUC/UNL ∙ 2017
Pág.510
Los sitios de la memoria colectiva palestina. ∙ MARTINELLI
9 El estudio de Hakim (2009) fue acerca del campo de refugiados “Yarmouk” en Siria, su nombre hace
referencia a la batalla en la que los musulmanes árabes conquistaron el Levante y llevaron el Islam a la
Gran Siria.
VII Congreso Regional de Historia e Historiografía ∙ FHUC/UNL ∙ 2017
Pág.511
Los sitios de la memoria colectiva palestina. ∙ MARTINELLI
incorporó el pasado, presente y futuro en una narrativa existencial. Por un lado, ese
objeto en su semiótica materializó la expulsión forzosa, la expectativa de retorno.
Por otro lado, la llave simbolizó la memoria y la historia; y la transformó en una
manifestación de las ideas y los reclamos (Khalili, 2004: 13-14).
Ellos conmemoraron sus pueblos perdidos y su vida previa a la diáspora como
una política significativa en la organización de su vida cotidiana, su identidad y sus
instituciones sociales. Al rememorar sus antiguos pueblos declararon su pertenen-
cia a la nación, criticaron a sus líderes y debatieron su situación social y política.
Además, ellos territorializaron su identidad y ubicaron sus pueblos en la cartografía
nacionalista para desafiar a la retórica tendiente a subordinar lo local. Sin embargo,
esto también complementó la imaginación nacional con los detalles de la vida local;
es decir, lugares particulares que precisaron los límites de la nación. Su percepción
con los detalles de la vida cotidiana y aldeana transformó aquella del gran relato
nacional.
Si bien los acontecimientos particulares son rememorados como la base com-
partida de ser pueblo, la construcción y reconstrucción de esos eventos, el dina-
mismo de las narrativas conmemorativos, y rupturas en las prácticas que rodean
esos eventos, apuntan a una noción mucho menos estable de la memoria histórica o
nacional y en consecuencia el sentimiento nacional de lo que algunos puedan pen-
sar. Las narrativas nacionales requirieron para su reproducción de instituciones
cuyo poder y recursos influeciaran qué modos discursivos son elegidos, qué tipos de
narrativas son promulgadas y a que público se dedican (Khalili, 2007: 3) .
rosa israelí y otros motivos— fue una premisa básica para dar cuenta de porqué no
se ha constituido un Estado Palestino independiente en toda regla.
Durante el periodo 1967-1987, este tipo de identificación se representó en la fi-
gura del guerrillero (fedayin y shahid) y la lucha armada. La lucha armada por la
auto-determinación fue uno de los ejes de su identidad, y los identificó durante el
siglo XX y lo transcurrido del XXI. Es por ello que la OLP desempeñó la función de
unificar su representación, de esa manera, ellos se vieron representados en la orga-
nización hasta que consiguiesen su objetivo estatal. A saber, tanto el uso del nom-
bre Palestina como el izamiento de la bandera, o la actividad guerrilera con sus ico-
nos como Leila Khaled o Yasser Arafat formaron parte de las representaciones
simbólicas.
En sus primeros años, la OLP planteó como solución al proyecto sionista en Pales-
tina, la idea de un estado democrático que incluyese a los musulmanes, los judíos y los
cristianos. Una política distintiva nacionalista se restauró a partir de las comunidades
palestinas dispersas en la reconstrucción de su ―espacio sociológico‖; es decir, por la
reactivación de sus redes sociales, el valor de sistemas y normas, y los símbolos cultu-
rales. En la década de 1960, la sociedad palestina desplegó sus políticas públicas y
consolidó un movimiento nacional autónomo. En parte, esto aconteció como corolario
del declive del panarabismo resultante de dos procesos: por el final de la unión de
Egipto y Siria (la República Árabe Unida [1958-1961] nombre oficial del país norafri-
cano hasta 1971); y el resurgimiento de la guerra fría árabe. Durante este periodo, los
gobiernos receptores no asimilaron a los palestinos, a la vez que se incrementaron los
grupos de liberación que encausaron la lucha armada (Y. Sayigh, 2004: 666).
Las afinidades entre el auto-sacrificio y una causa política fueron habituales en-
tre los nacionalistas, liberacionistas, o los movimientos islamistas y en el movi-
miento nacionalista palestino. Los religiosos tanto como los nacionalistas utilizaron
la noción de martirio. Khalil Sakakini representó el martirio como la gran cantidad
de mártires involuntarios, y las múltiples formas de conmemorarlo en las narrativas
públicas e institucionales. Durante el ascenso del nacionalismo palestino como un
proyecto revolucionario (en lugar de uno estatista), el martirio se subordinó a la
figura heroica de los fedayin (el guerrillero, persona que elige el sacrificio de mane-
ra literal) (Khalili, 2007: 114-115).
Desde 1967, los palestinos recuperaron su voz luego del silenciamiento y la su-
bordinación a otros poderes regionales. La cuestión de Palestina se entretejió con
los grandes procesos históricos de Oriente Próximo, en ese contexto histórico se
aprecia su incidencia y su poder. La política palestina pasó por fases de desarrollo
similares recíprocas con las demás corrientes del mundo árabe. El dilema existen-
Conclusiones
de vida, documentos y puntos de vista de los individuos. Sin embargo, historias de vida
contadas por individuos al azar podrían no alcanzar a esbozar una narrativa nacional
con la que toda una comunidad se puede identificar, salvo que estas historias se en-
cuentren dentro de lo que Pierre Nora denominó como ―lugares o sitios de la memoria‖.
Este concepto nos ayuda para captar el lugar que ocupan los sucesos de 1948, un sitio en
su memoria colectiva que unifica a quienes dada su forma de existencia realizaron enor-
mes esfuerzos para reconstruir y preservar su pasado.
Bibliografía
Abu Sitta, Salman (2011) ―Mapping Palestine: For its Survival or its Destructions?‖ en
Palestine Land Society, disponible en:
http://www.plands.org/en/articles-speeches/speeches/2010/mapping-palestine-for-its-
survival-or-destruction
Baumgarten, Helga (2005) ―The Three Faces/Phases of Palestinian Nationalism,
1948–2005‖, Journal of Palestine Studies, Vol. 34, No. 4 , pp. 25-48, University of
California Press on behalf of the Institute for Palestine Studies disponible en:
http://www.jstor.org/stable/10.1525/jps.2005.34.4.25
Burke, Peter (2000) Formas de Historia Cultural, Madrid, Alianza.
Hakim, Hadia (2009) Palestinian Identity-Formation in Yarmouk: Constructing Na-
tional Identity through the Development of Space, Irvine, University of California
Irvine School of Social Sciences.
Khalidi, Rashid (1997) Palestinian Identity, The Construction of Modern National
Consciousness, Columbia, Columbia University Press.
Khalili, Laleh (2007) Heroes and Martyrs of Palestine, The Politics of National Con-
memoration, New York, Cambridge University Press.
––– (2004) ―Grass-roots commemorations: Remembering the land in the camps of Leba-
non‖ en Journal of Palestine Studies, 34(1), 6-22. Disponible en
http://www.jstor.org/stable/10.1525/jps.2004.34.1.6
Masalha, Nur (2011) ―El problema de los refugiados palestinos sesenta años después
de la Nakba‖ en Doc. de trabajo Nº 8, (Madrid) Febrero, Casa Árabe e Insituto In-
ternacional de Estudios Árabes y del Mundo Musulmán.
Murphy, Susana (2009) ―El Golem, monstruo de la guerra no conoce distinciones ni
fronteras‖ en Ma. Luz González Mezquita (Coord.), Historia Moderna: Viejos y Nue-
vos Problemas, EUDEM, Mar del Plata.
Nora, Pierre (dir.) (1984) Les Lieux de Mémoire, La République París, Gallimard,
Traducción cátedra Seminario de Historia Argentina Prof. Femando Jumar
C.U.R.Z.A. - Univ. Nacional del Comahue.
Pappe, Ilan (2007) Historia de la Palestina Moderna, Un territorio, dos pueblos. Ma-
drid, Akal.
Sanbar, Elías (2013) Figuras del palestino: identidad de los orígenes, identidad en de-
venir. Buenos Aires, Edit. Canaán.
Sa´di, Ahmad (2002) ―Catastrophe, Memory and Indentity- Al-Nakbah as a component
of Palestinian Identity‖ en Israel Studies, Vol. 7, Num. 2, 2002, pp. 175-198. en línea
en http://in.bgu.ac.il/
Said, Edward (2013) La cuestión de Palestina, Barcelona, Ed. Debate.
Sayigh, Rosemary (2011) ―Palestinian Refugee Identity/ies: Generation, Class, Region‖
en Birzeit University Working Paper 55, disponible en: http://ialiis. birzeit.
edu/fmru/userfiles/WPS2011-55-Rosemary. pdf.
Sayigh, Yezid (2004) Armed Struggle and the Search for State, The Palestinian Na-
tional Movement 1949-1993, Institute for Palestine Studies, Washington D.C., Cla-
rendon Press, Oxford.
––– (1989) ―Struggle within, Struggle without: The Transformation of PLO Politics Since
1982‖ en Reviewed work(s):Source: International Affairs (Royal Institute of Interna-
tional Affairs 1944-), Vol. 65, No. 2(Spring, 1989), pp. 247-271. Published by: Blackwell
Publishing on behalf of the Royal Institute of International Affairs Stable URL:
http://www.jstor.org/stable/2622071 .