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El Proceso De Ejecución En La Nueva Ley Procesal Del Trabajo

Por: Dr. Miguel Ángel Diaz Cañote


Resumen.

El autor a partir de la revisión del proceso de ejecución en la Nueva Ley Procesal


del Trabajo, denota algunos vacíos o deficiencias normativas, haciendo énfasis en
los que se presentan en la cobranza de los aportes previsionales del Sistema
Privado de Pensiones, que constituyen según señala la mayor carga procesal a la
que tienen que hacer frente los Jueces de Paz Letrados.
I.- Introducción.

El proceso de ejecución previsto en la Nueva Ley Procesal del Trabajo, Ley N°


29497, en adelante NLPT, define la competencia en el conocimiento de dicho
proceso básicamente en razón a la cuantía, salvo el caso de la cobranza de los
aportes previsionales del Sistema Privado de Pensiones, en cuyo caso la
competencia es exclusiva de los Juzgados de Paz Letrados, resultando irrelevante
el importe materia de cobranza.

La regulación prevista sobre el proceso de ejecución en la NLPT, requiere


establecer previamente qué debemos entender como proceso de ejecución y qué
como título ejecutivo, sobre aquello se tratará de definir su diferencia con el
proceso de conocimiento, su estructura y finalidad y en cuanto al título ejecutivo,
se tratará de verificar su contenido, es decir, la obligación que este puede
contener y la limitación de las defensas que contra el mismo, se puede generar.

Se revisará qué títulos ejecutivos ha señalado expresamente la NLPT, pueden ser


tramitados mediante el proceso de ejecución, haciéndose énfasis en los referidos
a la cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de Pensiones, dado
que los mismos constituyen aproximadamente el noventa por ciento (90%) de los
expedientes que conocen los Juzgados de Paz Letrados, verificándose entonces
en ellos las incidencias que surgen en la cobranza de los referidos títulos
ejecutivos.

Finalmente, serán materia de análisis los supuestos de suspensión extraordinaria


de la ejecución, la multa por contradicción temeraria, definiendo para ello, lo que
se debería entender por conducta temeraria y distinguirla de la conducta procesal
de mala fe, para luego ingresar a la revisión del incumplimiento injustificado al
mandato de ejecución, en el caso de las obligaciones de hacer y no hacer y las
consecuencias que se proponen legislativamente y la forma de cálculo de los
derechos accesorios.
II.- Proceso de ejecución.

La NLPT en el Título II, en su Capítulo V, desde el artículo 57 a 63, trata sobre el


proceso de ejecución.

En cuanto a la competencia el inciso 2º del artículo 1 de la NLPT, señala que los


procesos con título ejecutivo cuando la cuantía no supere las cincuenta (50)
Unidades de referencia procesal (URP) son competencia de los Jueces de Paz
Letrados; salvo cuando se trata de la cobranza de aportes previsionales del
Sistema Privado de Pensiones retenidos por el empleador, en cuyo caso los
Jueces de Paz Letrados son competentes con prescindencia de la cuantía.

Por su parte, el artículo 57 de la NLPT específicamente señala qué títulos


ejecutivos, van a ser tramitados mediante el proceso de ejecución. De esa forma,
debemos tener presente dos conceptos: el de proceso de ejecución y el de título
ejecutivo.

Así, para el Juez Supremo ARÉVALO VELA, el proceso de Ejecución Laboral es


un conjunto de actos procesales a través de los cuales el acreedor de un derecho
persigue el cumplimiento por parte de su deudor de una obligación de dar, hacer y
no hacer, para lo cual sustenta su pretensión en la existencia de un proceso
previo, donde se ha declarado su derecho, o del documento denominado título al
cual la ley le otorga la presunción de legitimidad.[1]

En esa misma línea, ANACLETO GUERRERO señala que la finalidad del juicio
ejecutivo no consiste en lograr un pronunciamiento judicial que declare la
existencia o inexistencia de un derecho sustancial incierto, sino en obtener la
satisfacción de un crédito que la ley presume existente, en virtud de la peculiar
modalidad que reviste el documento que lo comprueba. Por ello, los dos extremos
principales que ha de reunir el título son suficiencia e integración; es decir, debe
bastarse a sí mismo, sin que pueda ser completado con prueba de otra índole,
porque el título mismo es una suerte de prueba.[2]

Al respecto PRIORI POSADA señala que, el proceso de ejecución supone partir


de la certeza que genera el título ejecutivo, por lo que únicamente corresponde
ejecutar el derecho. Con ello, lo que se hace frente a una demanda que cumple
los requisitos es la emisión de un mandato de ejecución que ordena al ejecutado
cumplir con su obligación. Por ello, la defensa que puede realizar un ejecutado es
muy limitada: consiste únicamente en oponerse al mandato de ejecución a través
de una contradicción.[3]

Por otro lado, para VINATEA y TOYAMA en los procesos de ejecución ya no se


discute la existencia del derecho contenido en el título ejecutivo, pues ya está
reconocido en el propio título, aunque naturalmente se concede al demandado,
llamado ejecutado, mecanismos de defensa destinados a cuestionar únicamente
la validez del título o la exigibilidad de la obligación, entre otros motivos
taxativamente contemplados. Señalan además los citados autores, que dicho
proceso tiene por fin último la materialización de las decisiones judiciales o de los
derechos reconocidos por las partes, o declarados por un tercero, satisfaciéndose
así los intereses respecto de los cuales se solicita tutela jurisdiccional.[4]

Por su parte, PAREDES INFANZON señala que el proceso de ejecución es uno


diferente al proceso de conocimiento, tanto por su contenido como por su
estructura y finalidad, ya que aquel no parte del conflicto de derechos, que es
atendido más bien por este último, el que lo resuelve en forma declarativa o
constitutiva a través de una sentencia. El proceso de ejecución no tiene por
finalidad resolver un conflicto, por lo que en su interior no existe debate posicional,
ni actuación probatoria ni expedición de una sentencia, sino por el contrario se
inicia con la acreditación de un derecho reconocido o declarado a través de un
Título que se encuentre pendiente de cumplimiento para luego de calificarlo
debidamente se expida un Mandato de ejecución que no permite la discusión del
origen del derecho, sino únicamente la argumentación sobre la exigibilidad de la
obligación que contiene el título, la misma que en caso no tener fundamento
adecuado, induce al Juez a emplear todos los medios imperativos, forzosos,
coactivos o coercitivos que la Ley franquea para lograr el cumplimiento de la
obligación de parte del deudor y ofensor. Ello determina que sea un proceso
breve, expeditivo y conminatorio que no admite mayor debate entre las partes,
prohibiéndose los artículos de nulidad y la concesión de medios impugnatorios con
efecto suspensivo, hasta que no se haya dado cumplimiento a la obligación
ejecutada.[5]

A lo anteriormente expuesto por la doctrina citada, debo agregar que la única


excepción por la cual el proceso de ejecución no termina con la expedición de un
auto, sino con la emisión de una sentencia, será aquel referido a la cobranza de
aportes previsionales del Sistema Privado de Pensiones, como se explicará más
adelante, por lo demás, el proceso de ejecución como se ha señalado, es aquel
referido a una serie o sucesión de actos procesales, mediante los cuales se
pretende hacer cumplir forzosamente y consecuentemente materializar en forma
objetiva y efectiva, lo resuelto por una autoridad judicial, autoridad administrativa,
por los árbitros o lo acordado o transado por las partes y finalmente, también el
documento (liquidación) emitido para la cobranza de aportes previsionales del
Sistema Privado de Pensiones, en el entendido de que los mismos reflejan un
derecho cierto y auténtico; es decir, les otorga la Ley una presunción de certeza y
autenticidad, por ello las defensas son taxativamente enumeradas por el artículo
690-D del Código Procesal Civil y en su caso, por el artículo 38 del Texto Único
Ordenado de la Ley del Sistema Privado de Administración de Fondo de
Pensiones, estableciendo en ellos plazos breves y perentorios.

II.- Títulos ejecutivos.

Un título ejecutivo, señala ARÉVALO VELA es una declaración contenida en un


documento, por el cual una persona natural o jurídica reconoce una obligación
cierta y exigible a su cargo.[6] Continúa señalando el citado jurista, que el título
ejecutivo tiene dos requisitos uno de fondo y otro de forma. El requisito de fondo
está dado por el reconocimiento de la existencia de una obligación, mientras que
el requisito de forma está dado por la existencia de un documento donde conste el
reconocimiento antes mencionado.[7]
Para VINATEA y TOYAMA solamente se puede promover un proceso de
ejecución si el derecho del acreedor, que demanda (llamado ejecutante) está
contenido en el título ejecutivo donde conste que el deudor que es demandado
(llamado ejecutado) se obliga o es obligado a satisfacer cierto crédito. Cabe
precisar que los derechos contenidos en los títulos ejecutivos, y que habilitan a
iniciar un proceso de ejecución de estas características, no solamente pueden
referirse a obligaciones de dar sumas de dinero o bienes determinados, sino
también a obligaciones de hacer y de no hacer. Naturalmente, en los casos
regulados en este artículo las obligaciones a ejecutar deben estar referidas o
derivarse de una relación laboral.[8]

En línea de lo anteriormente señalado, mediante el proceso de ejecución se va


promover este, en virtud de títulos ejecutivos de naturaleza judicial o aquellos
como los señala LINO PALACIO citado por HINOSTROZA MINGUEZ,
denominados títulos ejecutivos extrajudiciales, los mismos que la ley, en razón de
tratarse de documentos que contienen una autodeclaración de certeza del derecho
proveniente del deudor o de la administración pública, asigna efectos equivalentes
a los de una sentencia condenatoria.[9]

Esto por cuanto, ya no existe un tratamiento diferenciado desde las modificaciones


realizadas al Código Procesal Civil por el Decreto Legislativo N° 1069 del 28 de
junio del año 2008, entre títulos ejecutivos y títulos de ejecución, ahora todos se
denominan títulos ejecutivos y así se refleja en la NLPT de fecha 15 de enero del
año 2010.

Siendo que cuando el artículo 690-A del Código Procesal Civil indica que a la
demanda se debe acompañar el título ejecutivo, además de los requisitos y
anexos provenientes en los artículos 424 y 425 y los que se especifiquen en las
disposiciones especiales, es por qué en este tipo de procesos señala PAREDES
INFANZÓN el contradictorio se invierte. La sola afirmación contenida en la
demanda y sustentada en el título que se adjunta es suficiente para que el órgano
jurisdiccional expida el mandato ejecutivo.[10]

De lo hasta aquí expuesto, los títulos ejecutivos deben contener como requisito
indispensable, una obligación cierta o veraz, expresa es decir indubitable y
exigible, por lo que, si está sujeta a plazo debe encontrarse vencido y si la
obligación está sujeta a condición, ésta debe haberse cumplido. Cuando se trata
de un título que contiene una obligación de dar suma de dinero, ésta debe ser,
además, líquida o liquidable mediante una simple operación aritmética.

En tal sentido, para la NLPT son títulos ejecutivos los siguientes:

Las resoluciones judiciales firmes.

Se ejecutan exclusivamente ante el juez que conoció la demanda y dentro del


mismo expediente, es decir, si la demanda si hubiese iniciado ante una Sala
Laboral, es competente el Juez especializado de trabajo de turno, siendo que en
este caso ya no existe el turno, será competente el Juez especializado de Trabajo,
en forma aleatoria según su ingreso al Sistema Integrado Judicial (SIJ).

Se trata entonces de aquellas decisiones judiciales autos y sentencias emitidas y


que tengan la condición de consentidas o ejecutoriadas, para ARÉVALO VELA
son aquellas que gozan de autoridad de cosa juzgada, es decir que contiene una
decisión inimpugnable, inmutable y coercible, no siendo ejecutables en esta vía
agrega el citado autor, las resoluciones judiciales expedidas en procesos referidos
a otras materias.[11]

Siendo que dichas resoluciones deben establecer una condena, es decir, aquellas
en la que se tenga que cumplir una obligación de dar, de hacer o de no hacer.

Las actas de conciliación judicial.

Son aquellos acuerdos totales o parciales a los que arribaron las partes, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 30 de la NLPT, teniendo las mismas la
autoridad de cosa juzgada y que se ejecutan exclusivamente también ante el juez
que conoció la demanda y dentro del mismo expediente. De igual manera, que en
el caso anterior si la demanda se hubiese iniciado ante una Sala Laboral, sería
competente el Juez Especializado de Trabajo, en forma aleatoria en la medida que
ya no existe el turno, como forma de determinar la competencia.

c) Los laudos arbitrales firmes que, haciendo las veces de sentencia, resuelven un
conflicto jurídico de naturaleza laboral.

En palabras de ARÉVALO VELA, el laudo puede definirse como decisión final que
emiten los árbitros dentro de un proceso arbitral condenando a una de las partes a
cumplir una obligación de dar, hacer o no hacer.[12]

Sin embargo, debemos estar frente un laudo arbitral firme, por el cual se haya
resuelto un conflicto jurídico y no aquellos que resuelvan conflictos económicos de
naturaleza laboral, el que va ser tramitado conforme a la norma general de
arbitraje, prevista en el Decreto Legislativo N° 1071, en los que no se haya
otorgado facultades de ejecución a los árbitros, según inciso 1) del artículo 67 del
referido Decreto Legislativo, pudiéndose tratar de laudos arbitrales firmes emitidos
en derecho o en equidad.

Por su parte, entre otro supuestos cuando estamos frente a una controversia
jurídica entre el empleador y el trabajador, ambos acuerden firmar un convenio
arbitral y la remuneración mensual del trabajador supere las setenta (70) unidades
de referencia procesal, el laudo arbitral que se emita, una vez firme, constituirá un
título ejecutivo.

d) Las resoluciones de la autoridad administrativa de trabajo firmes que reconocen


obligaciones.

Se refiere a resoluciones firmes, es decir, aquellas contra las cuales ya no cabe


interponer recurso impugnatorio alguno en la vía administrativa, las que se
constituirán en títulos ejecutivos.

Estas resoluciones pueden ser emitidas por el Ministerio de Trabajo y Promoción


del Empleo o por la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral –
SUNAFIL, a través de las cuales se reconocen obligaciones.
ELIAS MANTERO señala que las resoluciones administrativas por su propia
naturaleza pueden ser cuestionadas en la vía judicial a través del proceso
contencioso administrativo, siendo el requisito esencial de procedencia la
interposición de la demanda dentro del término de tres meses señalados en el
artículo 17 de la Ley N° 27584, (Ley que Regula el Proceso Contencioso
Administrativo). La interposición de la demanda no determina de por si la
interrupción de la ejecución, en cuyo caso se requeriría una medida cautelar, no
necesariamente fácil de obtener en razón de que los pronunciamientos de la
autoridad están premunidos de una presunción de legalidad, lo que hace difícil,
aunque no imposible, cumplir con el requisito de la apariencia del buen derecho o
verosimilitud dela obligación.[13]

e) El documento privado que contenga una transacción extrajudicial; en donde se


hayan abordado asuntos laborales.

Son títulos ejecutivos en este caso las transacciones extrajudiciales, cuando las
mismas aborden asuntos laborales, no debe tratarse de aquellos casos en los
cuales ya existe un proceso judicial, sino previas al mismo y que contengan
concesiones recíprocas y no equivalentes.

En estos casos el Juez al calificar el título ejecutivo deberá observar especial


cuidado, es decir, verificar de lo expuesto en los documentos y en su caso requerir
a la parte, que señale si existe algún tercero que pueda afectarse con lo acordado
en la transacción extrajudicial, por cuanto, muchas veces mediante estos
documentos, se quiere generar supuestas obligaciones para otorgarles un derecho
preferencial y/o generar un derecho persecutorio y burlar de esa forma el cobro de
acreedores reales y no ficticios; así como, deberá apreciarse al calificar el título
ejecutivo, que el trabajador en la transacción no este renunciando a derechos
laborales.

f) El acta de conciliación extrajudicial, privada o administrativa.

La conciliación extrajudicial es el acuerdo de las partes para poner fin una


controversia evitando que la misma llegue a la vía judicial.[14]
Sobre la conciliación extrajudicial privada, esta posibilidad se encuentra prevista
en el artículo 7 de la Ley N° 26872 – Ley de Conciliación, que establece que la
conciliación en materia laboral se llevará a cabo respetando el carácter
irrenunciable de los derechos del trabajador reconocidos por la Constitución
Política del Perú y la Ley. Se indica además que la misma será atendida por los
Centros de Conciliación Gratuitos del Ministerio de Justicia, Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo y por los Centros de Conciliación privados para lo cual
deberán de contar con conciliadores acreditados en esta materia por el Ministerio
de Justicia. En la audiencia de conciliación en materia laboral las partes podrán
contar con un abogado de su elección o, en su defecto, deberá de estar presente
al inicio de la audiencia el abogado verificador de la legalidad de los acuerdos.

Por su parte, la Cuarta Disposición Final de la Ley de Conciliación, Ley N° 26872


señaló que la Conciliación Administrativa a que se refiere el Capítulo III del Título
III del Decreto Legislativo N° 910, Ley General de Inspección del Trabajo y
Defensa del Trabajador, mantiene su plena vigencia.

En ese sentido, el artículo 27 del citado Decreto Legislativo señala que el área de
Conciliación Administrativa, está destinada a promover el acuerdo entre
empleadores y trabajadores o ex trabajadores a fin de encontrar una solución
autónoma a los conflictos que surjan en la relación laboral. La asistencia del
trabajador y del empleador a la Audiencia de Conciliación es de carácter
obligatorio. La Audiencia de Conciliación puede ser solicitada por el trabajador, ex
trabajador, la organización sindical, por el empleador o por ambas partes. Para la
realización de la Audiencia de Conciliación debe notificarse a ambas partes, con
una anticipación no menor de diez (10) días hábiles.

Siendo que por su parte, señala el artículo 28 el plazo de caducidad en materia


laboral, se suspende a partir de la fecha en que cualquiera de las partes presenta
la solicitud de Audiencia de Conciliación y hasta la fecha en que concluya el
procedimiento.

Las partes, indica el artículo 29 pueden intervenir en la conciliación a través de sus


representantes o apoderados. La designación puede constar en una carta simple,
con la facultad expresa para conciliar, acompañada de la copia del poder del
otorgante.

Si el empleador o el trabajador no asisten a la conciliación por incapacidad física,


caso fortuito o fuerza mayor, deben acreditar por escrito su inasistencia, dentro del
segundo día hábil posterior a la fecha señalada para la misma. Admitida la
justificación se notifica oportunamente a las partes para una segunda y última
diligencia. La notificación en este caso se efectúa con una anticipación no menor
de veinticuatro (24) horas. Si en el plazo señalado en el primer párrafo del
presente artículo, el empleador no presenta la justificación pertinente o ésta es
desestimada, se aplica una multa de hasta una (1) Unidad Impositiva Tributaria
vigente, según los criterios que establece el Reglamento. Contra la resolución por
la que impone la multa, el empleador, dentro del tercer día hábil de su notificación,
puede interponer Recurso de Apelación, el que es resuelto en el término de diez
(10) días hábiles de su presentación, agotándose la vía administrativa.

Finalmente, en la conciliación sólo se levanta acta cuando las partes lleguen a un


acuerdo total o parcial del tema controvertido, en caso contrario únicamente se
expide una constancia de asistencia. Dicho acuerdo debe quedar reflejado en el
acta de conciliación que debe contener una obligación cierta, expresa y exigible la
que constituye título ejecutivo y tiene mérito de instrumento público.

g) La liquidación para cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de


Pensiones.

La NLPT viene siendo implementada en nuestro país y no dudo que con éxito, sin
embargo, la misma fue diseñada bajo el criterio de especialidad y bajo el modelo
del Despacho Judicial Corporativo, conforme a la Resolución Administrativa N°
127-2012-CE-PJ de fecha 4 de julio del año 2012, dicho modelo requiere de al
menos un Juzgado de Paz Letrado y un Juzgado Especializado de Trabajo para
su funcionamiento.

Sin embargo, resulta ser que aproximadamente el noventa por ciento (90%) de los
expedientes que conocen los Juzgados de Paz Letrados, están referidos a la
cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de Pensiones, situación
que se ha visto acentuada con lo acordado en el Segundo Pleno Jurisdiccional
Supremo en Materia Laboral, que en el Quinto Tema del mismo, en relación a la
competencia de los Juzgado de Paz Letrados, se precisó lo siguiente: “5.1. ¿Son
competentes los juzgados de paz letrados para conocer pretensiones no
cuantificables? El pleno acordó por unanimidad: Los juzgados de paz letrados no
son competentes para conocer pretensiones no cuantificables, pues de
conformidad con el artículo 1 de la Ley N° 29497, Nueva Ley Procesal del Trabajo,
sólo son competentes para conocer pretensiones cuantificables originadas en
demandas de obligación de dar sumas de dinero y títulos ejecutivos, cuyas
cuantías no sean superiores a cincuenta (50) Unidades de Referencia Procesal
(URP). 5.2. ¿Son competentes los juzgados de paz letrados para conocer
pretensiones no cuantificables acumuladas con una pretensión cuantificada que sí
es de su competencia por la cuantía? El pleno acordó por unanimidad: En la
Nueva Ley Procesal del Trabajo, los juzgados de paz letrados no son competentes
para conocer pretensiones no cuantificables acumuladas con una pretensión
cuantificada que si es de su competencia por la cuantía; pues éstos únicamente
pueden conocer las materias expresamente señaladas en el artículo 1 de la Ley
N° 29497”; en conclusión, los juzgados de paz letrados no pueden conocer
pretensiones no cuantificables, aún estas estén acumuladas con pretensiones
cuya cuantía no supere las cincuenta (50) Unidades de Referencia Procesal, lo
que casi convierte a los mismos en órganos jurisdiccionales a exclusividad para
conocer la cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de Pensiones,
significando que la mayoría de las pretensiones sean conocidas por los Jueces de
Trabajo, los que tienen que afrontar una gran cantidad de procesos, atentando con
ello el principio de celeridad que inspira al nuevo proceso laboral, lo que hace
necesario una modificación legislativa al respecto, para que los Juzgados de Paz
Letrados asuman competencia frente a pretensiones no cuantificables acumulada
a una cuantificable no mayor a cincuenta (50) Unidades de Referencia Procesal,
dado que son órganos jurisdiccionales que han sido creados bajo el criterio de
especialidad en dicha materia.

La liquidación para cobranza:

Es un documento con mérito ejecutivo, emitido por una Administradora de Fondo


de Pensiones en el cual se determina el monto de los aportes adeudados por el
empleador.[15]

Normas que rigen la cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de


Pensiones:
Conforme a la modificatoria realizada por la Segunda Disposición Modificatoria de
la NLPT al artículo 38 del Texto Único Ordenado de la Ley del Sistema Privado de
Administración de Fondo de Pensiones, aprobado por Decreto Supremo N° 054-
97-EF, en la misma se señala que la cobranza se efectuará de acuerdo con el
Título II de la Sección Séptima de la NLPT, estableciendo a continuación reglas
especiales para dicha ejecución, es decir, que si bien el proceso de cobranza de
los aportes se tramita con arreglo a la NLPT, lo cierto es que existen en el Texto
Único Ordenado de la Ley del Sistema Privado de Administración de Fondo de
Pensiones, reglas especiales que priman sobre las disposiciones generales que
son las establecidas por la NLPT.

Al respecto ELIAS MANTERO, señala que el proceso de ejecución de los adeudos


contenidos en la liquidación de cobranza que debe preparar la AFP, se debe llevar
a cabo de acuerdo con lo señalado en la NLPT. El tema está regulado por el
artículo 38 del D.S. 054-97-EF (Texto Único Ordenado de la Ley del Sistema
Privado de Administración de Fondo de Pensiones). Este dispositivo señala las
pautas especiales para la tramitación de la ejecución y las razones para sustentar
la contradicción de la ejecución.[16]

En ese sentido, siguiendo el principio que rige para la solución del conflicto de
normas, que la norma especial rige sobre la norma general,[17] se tiene que
habiéndose establecido expresamente en la norma especial, incisos c), d) y e) del
artículo 38 del Texto Único Ordenado de la Ley del Sistema Privado de
Administración de Fondo de Pensiones, aprobado por Decreto Supremo N° 054-
97-EF, que para la ejecución de los adeudos contenidos en la Liquidación para
Cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de Pensiones que si se
formula contradicción, el juez expedirá sentencia dentro de los cinco días de
realizada la absolución o sin ella, no se efectuará audiencia y que
independientemente de la cuantía de la pretensión, conocerá la apelación el Juez
de Trabajo, quien expedirá sentencia dentro de los diez días de recibido el
expediente, no admitiéndose informe oral, primando dichas normas especiales,
sobre cualquier otra de carácter general.

Es importante resaltar por otro lado, que las normas del Código Procesal Civil, no
son de aplicación supletoria en forma directa a la cobranza de aportes
previsionales, en la medida que existe normas especiales que establecen el
proceso a seguir, su aplicación estará supeditada a que al respecto no exista nada
regulado ni en la norma especial, ni en la NLPT.

Resolución que pone fin al proceso:

Habíamos ya señalado que en el caso del proceso de ejecución de las


liquidaciones para cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de
Pensiones, el proceso no concluía con un auto sino con una sentencia.

Para ello debemos indicar que conforme a lo precedentemente expuesto, existen


dos supuestos:

Con contradicción: Es supuesto está previsto expresamente por la referida norma


especial, que señala que formulada contradicción con la absolución o sin ella, se
emite sentencia e interpuesto el recurso de apelación, en este caso, en aplicación
supletoria del artículo 691 del Código Procesal Civil, en el plazo de 3 días
contados, desde el día siguiente a su notificación, la resolución que se emite en
revisión de los actuados, conforme se señala en la norma especial, es la de una
sentencia de vista.

Sin contradicción: El segundo supuesto que puede generar dudas sobre el tipo de
resolución a emitirse, es aquel en el cual no se ha formulado contradicción y se
emite resolución ordenando llevar adelante la ejecución, supuesto no señalado en
la norma especial, pero siguiendo la misma lógica, si interpuesto el recurso de
apelación contra la citada resolución, está debe ser resuelta por el Juez de
Trabajo por una sentencia, no puede ser la resolución materia de apelación un
auto sino una sentencia, por cuanto dicha resolución también al igual que en el
primer supuesto, resuelve llevar o no adelante la ejecución. Por otro lado,
cualquiera sea la posición que se adopte tratándose de una resolución que pone
fin al proceso de ejecución, interpuesto el recurso de apelación debe ser
concedido con efecto suspensivo conforme al artículo 371 del Código Procesal
Civil y no sin efecto suspensivo y sin la calidad de diferida, en cuyo caso se
remitirá un cuaderno de copias certificadas, lo que atenta contra los principios de
celeridad y economía procesal que inspiran al nuevo proceso laboral, conforme al
artículo I del Título Preliminar de la NLPT.

Prueba tasada o libertad probatoria:


Surge de las normas especiales previstas en el artículo 38 del Texto Único
Ordenado de la Ley del Sistema Privado de Administración de Fondo de
Pensiones, aprobado por Decreto Supremo N° 054-97-EF, duda en cómo se debe
interpretar lo dispuesto en el inciso b) literales 1), 3) y 4) del referido artículo,
cuando señala que: “El ejecutado podrá contradecir la ejecución solo por los
siguientes fundamentos: 1. Estar cancelada la deuda, lo que se acreditará con
copia de la Planilla de Pagos de Aportes Previsionales debidamente cancelada;
(…) 3. Inexistencia del vínculo laboral con el afiliado durante los meses en que se
habrían devengado los aportes materia de cobranza, lo que se acreditará con
copia de los libros de planillas. 4. Error de hecho en la determinación de monto
consignado como deuda en la Liquidación para Cobranza, lo que se acreditará con
copia de los libros de planilla o de las boletas de pago de remuneraciones
suscritas por el representante del demandado; (…)”.

La norma examinada delimita en números clausus los supuestos que van a


permitir justificar y sustentar la contradicción a la ejecución de las Liquidaciones
para Cobranza emitidas por las Administradoras de Fondo de Pensiones en
ejercicio de la obligación que bajo responsabilidad le impone el artículo 37 de la
misma Ley del Sistema Privado de Fondo de Pensiones, que dentro de este marco
jurídico su mérito ejecutivo sólo va a poder ser válidamente enervado acudiendo a
cualquiera de las hipótesis taxativamente determinadas; empero no podría
también sostenerse que la acreditación de la configuración de cada supuesto
señalado se encuentre en estricto vinculado al mérito exclusivo y excluyente de
dichos documentos: planilla de pagos previsionales debidamente canceladas y
copia del Libro de Planillas o con las boletas de pago de remuneraciones, con lo
cual estaríamos implícitamente tipificando un supuesto de prueba tasada ajena al
ámbito y contornos del Principio de Libertad Probatoria bajo el cual se estructura el
Sistema Probatorio que acoge la Nueva Ley Procesal del Trabajo concordado con
el Código Procesal Civil.[18] Pues en realidad la finalidad del citado artículo es
relevar en forma enunciativa cual es el instrumento que en forma directa,
adecuada e idónea cumpliría con tal propósito sin descartar que pueda ser
alcanzado vía otros elementos de prueba o sucedáneos probatorios que incidan
en demostrar la cancelación de la deuda, la inexistencia del vínculo laboral
acusado o el error de hecho en la determinación del monto consignado como
deuda, salvo bajo la limitación procesal que se traten sólo de documentos
conforme el último párrafo del inciso b) del artículo 38 del Texto Único Ordenado
de la Ley del Sistema Privado de Administración de Fondo de Pensiones,
aprobado por Decreto Supremo N° 054-97-EF que indica: “(…) No se admitirá
prueba distinta a los documentos. (…)”, lo cual por lo demás resulta razonable y
proporcional a la naturaleza del proceso de ejecución; de lo que se desprende que
si es admisible cualquier documento cuyo mérito sirva para el objetivo y propósito
de probar el supuesto de contradicción denunciado, es decir, otorgan la
habilitación para respaldar la configuración de un supuesto de contradicción en el
mérito de cualquier documento que en forma valida, razonable y proporcional sirva
para demostrar su existencia con lo cual el sentido interpretativo fijado se ve
incluso respaldado desde un criterio de interpretación sistemática.

Oportunidad de presentación de los medios de prueba:

Si bien el inciso b) del artículo 38 del Texto Único Ordenado de la Ley del Sistema
Privado de Administración de Fondo de Pensiones, aprobado por Decreto
Supremo N° 054-97-EF, señala que a la contradicción se deberá presentar
acompañada de la prueba instrumental que acredite sus fundamentos, salvo los
casos a que se refiere el numeral 2 del citado artículo (nulidad formal o falsedad
de la liquidación para cobranza) y el inciso 3 del artículo 446 del Código Procesal
Civil (referido a la excepción de representación defectuosa o insuficiente del
demandante o del demandado), suele suceder que la presentación de la
documentación que acredita la cancelación de la deuda, inexistencia del vínculo
laboral o el error de hecho en la determinación de monto consignado como deuda,
se realiza no con la contradicción, sino con la apelación, esto quedaría
solucionado de raíz, si como sucede con el Sistema de Planillas Electrónicas Web
(PLAME), los Jueces Laborales contaran con el Sistema AFP Net, sin embargo,
ello no se encuentra previsto, ni existe convenio alguno entre el Poder Judicial y la
Superintendencia de Banca, Seguros y AFP, pero que sin embargo, se hace
necesario por cuanto directamente se contaría con la verificación de haberse o no
realizado el pago de los importes materia de cobranza, es decir, se accedería no
sólo a lo declarado sino a lo efectivamente pagado y la oportunidad del mismo.

Mientras ello sucede, queda en manos del Juez de Trabajo, adopte alguna
alternativa de solución, la formal sería simplemente que al no haberse
acompañado las documentales con la contradicción y no encontrándose los
documentos presentados en alguno de los supuestos previstos en el artículo 374
del Código Procesal Civil, es decir, se trate de medios probatorios referidos a la
ocurrencia de hechos relevantes para el derecho o interés discutido, pero
acaecidos después de concluida la etapa de postulación del proceso o
documentos expedidos con fecha posterior al inicio del proceso o que
comprobadamente no se hayan podido conocer y obtener con anterioridad,
procederá a confirmar la sentencia apelada y ordenar se prosiga con la ejecución.

Sin embargo, también en justicia podría tomar la alternativa de admitirlo de oficio


los medios probatorios acompañados con el escrito de apelación, con arreglo a lo
dispuesto en el artículo 22 de la NLPT, en cuyo caso podría afectar el derecho de
contradicción de la contra parte, o teniendo en cuenta el primer párrafo del artículo
III del Título Preliminar del Código Procesal Civil que indica que: “El juez deberá
atender a que la finalidad concreta del proceso es resolver un conflicto de
intereses o eliminar una incertidumbre, ambas con relevancia jurídica haciendo
efectivos los derechos sustanciales, y que su finalidad abstracta es lograr la paz
social en justicia. (…)”. Para efectos de obtener un fallo justo, y no soslayar los
elementos fácticos que fluyen del proceso y obtener una decisión mucho más
analítica, exhaustiva e integral del caso y en la medida que resulta imprescindible
determinar con la mayor certeza, si la parte ejecutada, en base a los documentos
adjuntados a su recurso impugnatorio, resulta ser la obligada para atender el
monto devengado, ello a fin de evitar un posible enriquecimiento indebido por
parte de la ejecutante, podría ordenar que el Juzgado de Paz Letrado evalúe bien
los documentos aportados por la ejecutada en su escrito de apelación y los que
fueran necesarios, en tanto que los primeros no se consideraron para la emisión
de la resolución materia de apelación; tanto más, si el Juez de Paz Letrado puede
acceder a otros tipos de instrumentos tales como: Sistema de Planillas
Electrónicas Web (para verificar la fecha de ingreso y cese de cada trabajador
afiliado) o solicitar a las partes información relevante respecto de lo peticionado,
concediéndole a la ejecutante el traslado respectivo para que pueda exponer los
argumentos que considere pertinentes a su derecho y a la ejecutada para que se
pronuncie sobre la situación de los aportes previsionales, que pretende desvirtuar
con la documentación acompañada con el escrito de apelación, preservando con
ello el derecho de contradicción de la parte ejecutante, contra la documentación
presentada; abonan a una solución en justicia el hecho de que el sistema de
pagos AFP Net, al efectuarse el mismo, solicita el ingreso mediante el sistema de
la planilla de pago, y el pago se puede efectuar con un comprobante con el cual se
hace efectivo directamente en las oficinas bancarias o inclusive debitado
directamente de las cuentas de la empleadora, mientras que por su parte, la
norma le exige la planilla de pagos de aportes previsionales (la que es ingresada
al sistema AFP Net) debidamente cancelada, (lo que puede acreditarse con el
comprobante de pago o el estado de cuenta en la que figure el débito en la cuenta
respectiva de la ejecutada), sin perjuicio de indicarse que por lo menos desde el
punto de vista normativo, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo debería
permitir a todos los Jueces Laborales, el acceso a la información de las planillas
electrónicas.

h) Otros títulos ejecutivos.

Debemos señalar que a diferencia de lo que sucede en la norma procesal civil


(inciso 11 del artículo 688), en el caso de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, no se
ha previsto que tengan mérito de título ejecutivo, otros títulos a los que la Ley les
da ese mérito, pero nada quita que el legislador, mediante una norma de ese
rango así lo establezca. Al respecto VINATEA y TOYAMA señalan que por la
redacción de este dispositivo se entiende que no existen otros títulos ejecutivos
distintos de los específicamente mencionados, a diferencia de la norma procesal
civil que utiliza el esquema de númerus apertus.[19]

III.- Suspensión extraordinaria de la ejecución

El artículo 60 de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, indica que tratándose de la


ejecución de intereses o de monto liquidado en ejecución de sentencia, a solicitud
de parte y previo depósito o carta fianza por el total ordenado, el juez previo
traslado a la parte contraria entendemos, puede suspender la ejecución en
resolución fundamentada, esto dada su carácter extraordinario, siendo la citada
resolución impugnable. Es decir, no basta que se presenten todos los requisitos
señalados en la norma, sino que, una vez verificada la existencia de ellos, el juez
debe fundamentar porque ha decidido suspender la ejecución.[20]

A diferencia de lo que sostiene VINATEA y TOYAMA que indican que el supuesto


de hecho del artículo 60, se refiere a los casos de ejecución de sentencia firme,
respecto tanto del capital como de los intereses,[21] lo que señala literalmente la
citada norma, es que la suspensión extraordinaria de la ejecución, trata “de la
ejecución de intereses o de monto liquidado en ejecución”, por tanto, no se trata
entonces del capital, sino de los importes liquidados de intereses, de los costos y/o
de las costas e inclusive de remuneraciones devengadas.

IV.- Multa por contradicción temeraria


Si la contradicción no se sustenta en alguna de las causales señaladas en la
norma procesal civil, se impone al ejecutado una multa no menor de media (1/2) ni
mayor de cincuenta (50) Unidades de Referencia Procesal (URP), esto apunta a
evitar los casos de temeridad[22] que supone una conducta procesal objetiva
carente de fundamentos defendibles en derecho.

Esta multa es independiente a otras que se pudiesen haber impuesto en otros


momentos procesales, estas están referidas a las reglas de conducta en las
audiencias u otras aplicadas en el transcurso del proceso, como sería el caso de
la mala fe, impuesta por falta de razón procesal o abuso de maniobras dilatorias.

V.- Incumplimiento injustificado al mandato de ejecución

El artículo 62 de la norma Procesal Laboral, señala que tratándose de las


obligaciones de hacer o no hacer, a diferencia de las obligaciones de dar en las
que sí es posible emplear medidas coercitivas contra el deudor, generalmente el
empleador, para que cumpla con la prestación a su cargo, por ejemplo, con el
embargo de sus bienes u otro tipo de medidas cautelares; en las obligaciones de
hacer y de no hacer que están asociadas a la conducta o comportamiento del
obligado no es posible utilizar las mismas medidas de presión, ya que significaría
emplear violencia física, lo cual está prohibido por el ordenamiento jurídico,[23] en
ese sentido, habiéndose resuelto seguir adelante con la ejecución, el obligado no
cumple, sin que se haya ordenado la suspensión extraordinaria de la ejecución, el
juez impone multas sucesivas, acumulativas y crecientes en treinta por ciento
(30%) hasta que el obligado cumpla el mandato; y, si persistiera el incumplimiento,
procede a denunciarlo penalmente por el delito de desobediencia o resistencia a la
autoridad, previsto en el Código Penal en el artículo 368, tratándose de una
persona jurídica, quien sería denunciado sería su representante legal.

Al respecto ARÉVALO VELA señala que este artículo tiene su fundamento en el


derecho a la tutela jurisdiccional efectiva de que goza toda persona, una de cuyas
dimensiones es el cumplimiento oportuno de los mandatos judiciales, es por ello
que se autoriza la utilización de medidas de coacción para que se dé cumplimiento
a lo ordenado por el Poder Judicial.[24]
VI.- Cálculo de derechos accesorios

Finalmente, en el artículo 63 de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, señala que los
derechos accesorios a los que se ejecutan, como las remuneraciones devengadas
que son conocidas también como salarios caídos no percibidos por el trabajador
durante el periodo en que no prestó efectivamente servicios por razón de haber
sido despedido y encontrarse siguiendo un proceso para lograr su readmisión en
el empleo[25] y los intereses, se liquidan por la parte vencedora, la cual puede
solicitar el auxilio del perito contable adscrito al juzgado o recurrir a los programas
informáticos de cálculo de intereses implementados por el Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo.

La liquidación presentada es puesta en conocimiento del obligado por el término


de cinco (5) días hábiles siguientes a su notificación. En caso de que la
observación verse sobre aspectos metodológicos de cálculo, es decir, la fórmula o
ecuación empleada, en este caso, el obligado debe necesariamente presentar una
liquidación alternativa.

Vencido el plazo el juez, con vista a las liquidaciones que se hubiesen presentado,
resuelve acerca del monto fundamentándolo.

Si hubiese acuerdo parcial, el juez ordena su pago inmediatamente, reservando la


discusión sólo respecto del diferencial.

XI.- Conclusiones.
El proceso de ejecución es aquel referido a una serie o sucesión de actos
procesales, mediante los cuales se pretende hacer cumplir forzosamente y
consecuentemente materializar, lo contenido en el título ejecutivo.

El título ejecutivo debe contener como requisito indispensable, una obligación


cierta o veraz, expresa o indubitable y exigible, es decir, si está sujeto a plazo este
debe encontrarse vencido y si está sujeto a condición, esta debe haberse
cumplido.

Las normas especiales previstas en el T.U.O. de la Ley del Sistema Privado de


Administración de Fondo de Pensiones, priman sobre las generales establecidas
en la NLPT y en su caso, en el Código Procesal Civil.

Cuando en la cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de


Pensiones, no se formula contradicción y se emite resolución ordenando llevar
adelante la ejecución, interpuesto recurso de apelación el mismo debe ser
concedido con efecto suspensivo, al tratarse de una resolución que pone fin al
proceso.

La acreditación de la contradicción en la cobranza de aportes previsionales del


Sistema Privado de Pensiones, no está supeditada al mérito exclusivo y
excluyente de ciertos documentos, pues ello sería contrario al principio de libertad
probatoria, siendo admisible cualquier documento siempre que en forma válida,
razonable y proporcional sirva para demostrar su existencia.

X.- Recomendación.

Debe realizarse una modificación legislativa, para que los Juzgados de Paz
Letrados asuman competencia frente a pretensiones no cuantificables acumuladas
a una cuantificable no mayor a cincuenta (50) Unidades de Referencia Procesal,
dado que son órganos jurisdiccionales creados bajo el criterio de especialidad en
materia laboral.

Dado que un porcentaje significativo (90% aproximadamente) de la carga que


afrontan, los Juzgados de Paz Letrado de Especialidad Laboral, está constituido
por procesos de cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de
Pensiones retenidos por el empleador, hace que sea necesario la firma de un
convenio institucional entre la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP y el
Poder Judicial, que permita que los Jueces Laborales puedan acceder al Sistema
AFP net, con lo cual en forma directa, podrían verificar la existencia o no de la
obligación, su cumplimiento y la oportunidad del mismo, siendo que ello
contribuiría hacer efectivo el principio de celeridad y economía procesal que
inspiran al nuevo proceso laboral.

[1] ARÉVALO VELA, Javier. “Comentarios a la Nueva Ley Procesal del Trabajo,
Ley N° 29497”, Juristas Editores, febrero 2011, página 249.

[2] ANACLETO GUERRERO, Víctor. “Manual de Derecho del Trabajo”, LEX &
IURIS Grupo Editorial, agosto 2015, página 772.

[3] PRIORI POSADA, Giovanni F.; CARRILLO TEJADA, Santiago; GLAVE


MAVILA, Carlos; SOTERO GARZÓN, Martín; PÉREZ-PRIETO DE LAS CASAS,
Roberto. “Comentarios a la Nueva Ley Procesal del Trabajo”, Ara editores, 2011,
página 278.

[4] VINATEA RECOBA, Luis y TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge. “Análisis y


comentarios de la nueva Ley Procesal del Trabajo”, Gaceta Jurídica, Primera
Edición noviembre 2012, página 292-293.

[5] PAREDES INFANZÓN, Jelio. “Análisis de la Nueva Ley Procesal del Trabajo,
Ley N° 29497”, Edición 2010, Editorial Multiservicios La esperanza S.A.C, página
360.

[6] Obra citada. ARÉVALO VELA, Javier. Página 250.

[7] Obra citada. ARÉVALO VELA, Javier. Página 250.

[8] Obra citada. VINATEA RECOBA, Luis y TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge.


Página 293.

[9] HINOSTROZA MINGUEZ, Alberto. “Procesos de ejecución”, Segunda Edición,


Jurista Editores, página 16.
[10] Obra citada. PAREDES INFANZÓN, Jelio. Página 361.

[11] Obra citada. ARÉVALO VELA, Javier. Página 251-252.

[12] Obra citada. ARÉVALO VELA, Javier. Página 252.

[13] Obra citada. ELIAS MANTERO, Fernando. Página 12.

[14] Obra citada. ARÉVALO VELA, Javier. Página 255.

[15] Obra citada. ARÉVALO VELA, Javier. Página 257.

[16] ELIAS MANTERO, Fernando. “Comentario Exegético de la Nueva Ley


Procesal del Trabajo”, En: Actualidad Laboral. Número 476, Mes de Febrero, Año
2016, página 13.

[17] PECES-BARBA, Gregorio, FERNÁNDEZ, Eusebio, DE ASÍAS, Rafael. “Curso


de Teoría del Derecho”, Editorial Marcial Pons 2000, Madrid, Barcelona, España,
Página 194. “La máxima specialia generalibus derogant entiende que prevalece la
norma especial sobre la general en materia, espacio o sujetos afectados”.

[18] GOZAINI, Osvaldo Alfredo. “La Prueba en el Proceso Civil Peruano”, Normas
Legales, setiembre 1997, Página 146. Sobre el particular señala citando a Devis
Echandía: “Para que la prueba cumpla su fin de lograr la convicción del juez sobre
la existencia o inexistencia de los hechos que interesan al proceso, en forma que
se ajuste a la realidad, es indispensable otorgar libertad para que las partes y el
juez puedan obtener todas las que sean pertinentes, con la única limitación de
aquellas que por razones de moralidad versen sobre hechos que la ley no permite
investigar, o que resulten inútiles por existir presunción legal que las hacen
innecesarias, o sea claramente impertinentes o inidóneas”.

[19] Obra citada. VINATEA RECOBA, Luis y TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge.


Página 293.

[20] Obra citada. PRIORI POSADA, Giovanni F.; CARRILLO TEJADA, Santiago;
GLAVE MAVILA, Carlos; SOTERO GARZÓN, Martín; PÉREZ-PRIETO DE LAS
CASAS, Roberto. Página 282.

[21] Obra citada. VINATEA RECOBA, Luis y TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge.


Página 301.

[22] CABANELLAS, Guillermo. “Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual”,


Tomo III, T-Z, Editorial Hiliasta S.R.R., Buenos Aires, Argentina, Edición 1981,
página 28 se señala: “TEMERIDAD.- (…) Juicio temerario, el formulado sin la
debida razón y fundamento”.

[23] Obra citada. VINATEA RECOBA, Luis y TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge.


Página 305.

[24] Obra citada. ARÉVALO VELA, Javier. Página 265.

[25] Obra citada. ARÉVALO VELA, Javier. Página 267.

<p>
Magister en Derecho Civil y Comercial por la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, con estudios concluidos de Pedagogía y Doctorado en Derecho en dicha
Universidad, Abogado con más de 21 años de experiencia, actualmente
desempeñándose como Juez Titular del Segundo Juzgado Permanente de
Trabajo – Zona 01 (San Juan de Lurigancho) del Distrito Judicial de Lima Este e
integrante del equipo de implementación de la Nueva Ley Procesal del Trabajo en
dicho distrito judicial, se ha desempeñado como Fiscal Adjunto Superior Titular de
la Fiscalía Superior Civil y Familia de Cañete y de Tacna, como Juez Provisional
Especializado del Sexto Juzgado de Familia y Juez Titular del Tercer Juzgado de
Paz Letrado de la Molina y Cieneguilla de la Corte Superior de Justicia de Lima.
Ha escrito artículos en diferentes revistas especializadas y en diarios de
circulación nacional, así como, ha realizado estudios de especialización en la
Escuela Judicial de Costa Rica, de Investigación Criminal en Colombia y Becario
del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Expositor, ponente,
panelista y docente en eventos académicos de Derecho Constitucional, de
Familia, Violencia Familiar y del Niño, Niña y Adolescente, Procesal Civil, Procesal
Laboral y Laboral.

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