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1. INTRODUCCIÓN
En el presente tema abordaremos el estudio de la energía desde un doble aspecto. Por un lado,
estableceremos los conceptos (energía interna, trabajo termodinámico, entropía...) y principios
termodinámicos que rigen la conservación, transformación y degradación de La energía de un
sistema, partiendo de la equivalencia trabajo-calor. Por otro lado, trasladaremos las implicaciones
que estos conceptos y principios tienen en otros ámbitos, especialmente en el biológico y en el del
aprovechamiento tecnológico de Las distintas formas de energía.
Por ello, comenzamos hablando del concepto de energía, sus diversas fuentes y la justificación de
diversas unidades de medida. A continuación exponemos, desde su evolución histórica, la
equivalencia entre trabajo y calor como formas de energía. Esta equivalencia nos dará paso al
Principio de Conservación o Primer Principio de la Termodinámica. Mediante el Segundo Principio
expondremos Las posibles transformaciones de La energía, para Llegar, por sucesivas
transformaciones, al concepto de energía degradada.
Otros aspectos que completan este tema son Las diversas formas de transmisión del calor
(conducción, convección y radiación) y sus efectos, de Los que se han escogido aquellos que tienen
que ver con La transformación del calor en energía eléctrica, si bien se ofrece un esquema general
que incluye otros efectos. Finalmente, se introduce el concepto de movimiento ondulatorio como
forma de propagación de energía sin transporte de masa, tomando sus dos ejemplos más
representativos: la luz y el sonido.
2. LA ENERGÍA
El concepto introducido por William John Macquorn Rankine, aunque originalmente se le dio el
nombre de “fuerza” a lo que hoy se entiende como energía. Se distinguieron cinco tipos de
“fuerzas”: de la posición, del movimiento, del calor, eléctrica y química.
La energía entró en el ámbito científico asociada al movimiento, y se incorporó de forma definitiva
a las teorías científicas a través del "Principio de conservación", hasta principios del siglo XX, se
mantuvo una estricta separación entre materia y energía. Ambas se consideraban complementarias
pero independientes y sujetas cada una a sus propios principios de conservación: el de la energía,
debido a Josep-Louise Lagrange, Julius Mayer y James Joule; y el de la materia, debido a Antoine
Lavoisier. Pero el descubrimiento de la radiactividad a finales del siglo XIX por el francés Antoine-
Henri Becquerel planteó problemas a la independencia entre ambos principios. Fue Albert Einstein
quien a principios del siglo XX estableció la equivalencia entre materia y energía (E = m·c 2) como
una sola realidad.
2.2. Unidades
Como una de las manifestaciones de la energía es la capacidad para realizar un trabajo, el valor de
este trabajo será una medida de la energía que posee un sistema.
En el Sistema Internacional de unidades (S.I.), la unidad de trabajo y de energía es J definido como
el trabajo realizado por la fuerza de un newton cuando desplaza su punto de aplicación un metro.
En física cuántica se utiliza como unidad el electronvoltio (eV), definido como la energía que
adquiere un electrón al pasar de ún punto a otro entre los que existe una diferencia de potencial de
un voltio. La relación entre ambas unidades es: 1 eV = 1,602 x 10-19 J.
Para la energía eléctrica se emplea corno unidad de producción el kilovatio-hora (kW-h), que es el
trabajo realizado durante una hora por una máquina cuya potencia es igual a un kilovatio. De nuevo,
la relación entre esta unidad y la del S.I. es: 1 kW-h = 36 x 105 J.
En calorimetría se utiliza como unidad la caloría (cal), definida como la cantidad de calor necesaria
para elevar en un grado la tª de un gramo de agua, cuya reacción con el S.I. es: 1 cal = 4,186 J.
Fuera del ámbito estricto de la Física, resultan útiles otras unidades que nos ayudan a evaluar
comparativamente la calidad energética de las distintas fuentes de energía. Estas unidades se basan
en el poder calorífico y son de especial interés con las fuentes primarias de energía, algunas
unidades son:
kcal/ kg, para combustible nos indica el número de kilocalorías que obtendríamos en la
combustión de 1 kg de ese combustible.
tec: tonelada equivalente de carbón. Representa la energía liberada por la combustión de una
tonelada de carbón de hulla. 1 tec = 29,3 x 109 J.
tep: tonelada equivalente de petróleo. Representa la energía liberada por la combustión de una
tonelada de crudo de petróleo. 1 tep = 41,843 x 109 J.
4. TRANSFORMACIÓN, CONSERVACIÓN
Existe una ley general de conservación y transformación de la energía que gobierna todos los
procesos naturales conocidos hasta la fecha sin excepción alguna y cuyo enunciado afirma que “la
energía se conserva durante cualquier proceso que suponga el paso de energía de una forma a
otra”. Esta ley presenta dos aspectos:
Punto de vista cuantitativo, afirma que la energía de un sistema aislado es una cantidad constante.
Este aspecto es el que da lugar al Primer principio de la Termodinámica.
Punto de vista cualitativo, considera la posibilidad de conversión, sin discontinuidad, de una
forma de energía en otra. Este aspecto da origen al Segundo principio de la Termodinámica.
Un último aspecto a considerar, que es consecuencia de las sucesivas transformaciones de la
energía, es el de la calidad de la energía en sus diversas formas. Veremos cómo la energía pierde su
capacidad para originar trabajo útil conforme se transforma, es decir, sufre una degradación. Esta
idea está contenida en el concepto de entropía.
Un ejemplo de los conceptos de conservación, a la vez que sucesiva transformación y degradación
es el siguiente: la energía de un salto de agua se aprovecha para mover una turbina y producir
energía eléctrica, que se convierte en calor en un radiador eléctrico, el cual es la forma de energía
más degradada.
5.2. Efectos
De los posibles efectos del calor, interesa de modo especial considerar aquellos que tienen que ver
con la conversión de la energía calorífica en otras formas de energía aprovechables por el ser
humano, en concreto la energía eléctrica. A este fin se han ideado dispositivos como el convertidor
termoeléctrico y el convertidor termoiónico, cuyos principios básicos de funcionamiento
describimos a continuación.
Fenómenos termoeléctricos. Convertidor termoeléctrico: Se trata de un conjunto de fenómenos en
virtud de los cuales el calor origina energía eléctrica o viceversa (efecto Seebeck, efecto Peltier,
efecto Thomson y efecto Joule). Hasta hace unos años su principal aplicación consistía en su
utilización para la realización de medidas de temperaturas, dado que las corrientes eléctricas
producidas en metales eran demasiado débiles como para que tuvieran interés práctico como
generadores de corriente. Sin embargo, recientes investigaciones en torno a los materiales
semiconductores han potenciado la aplicación de estos fenómenos en convertidores termoeléctricos,
de modo que su presencia es frecuente en aplicaciones espaciales y en algunas aplicaciones
terrestres especiales.
En el efecto Peltier, dos metales puestos en íntimo contacto y a través de los cuales se hace
circular una corriente eléctrica, experimentan un aumento o disminución de la temperatura en los
puntos de soldadura, en virtud de su diferente estructura metálica interna.
En el efecto Thomson, un metal homogéneo es sometido a calentamiento de modo que el gas
electrónico contenido en su interior sigue el comportamiento semejante al de un gas que, ocupando
un volumen prácticamente constante, sufriese un aumento de temperatura en una región del mismo.
En dicha región, la densidad del gas electrónico disminuye y se carga positivamente respecto a las
regiones frías, estableciéndose así una diferencia de potencial llamada fuerza electromotriz de
Thomson, cuya magnitud depende del gradiente térmico y de la naturaleza del metal.
En el efecto Seebeck, dos metales M y N que forman un circuito cerrado y están a temperatura
uniforme no dan lugar a corriente alguna, ya que la fem de Peltier en la soldadura A -P1- es igual
pero de sentido opuesto a la de la soldadura B -P2-.
Sin embargo, este equilibrio desaparece cuando las soldaduras se ponen a diferente temperatura,
ya que la/em de Peltier depende de la temperatura, siendo entonces de valores diferentes cuando la
temperatura lo es también. De otra parte, los gradientes de temperatura en cada metal dan lugar a
sendas fem de Thomson F1 y F2, que no tendrán el mismo valor, puesto que se trata de metales
diferentes, y de forma que si las temperaturas son T 1 < T2 tendrán los sentidos indicados en la figura
anterior. Como resultado se tiene una/em total que dependerá de las temperaturas de las soldaduras
y de la naturaleza de los metales, y que da lugar a una corriente que se pone de manifiesto
intercalando un galvanómetro en el circuito formado por ambos metales.
Efecto termoiónico. Convertidor termoiónico: El efecto termoiónico consiste en la conversión
directa de energía calorífica en energía eléctrica, producida cuando un cuerpo emisor de iones
normalmente un metal, (que actúa como cátodo) es sometido a calentamiento y enfrentado a un
ánodo. Cuando se transfiere suficiente energía calorífica al cátodo sus electrones se hacen lo
suficientemente energéticos como para abandonar el material y dirigirse hacia el ánodo.
De este modo, el cátodo se carga positivamente y el ánodo negativamente. Si en estas condiciones
unimos ambos electrodos mediante una resistencia eléctrica, circulará por ella una corriente
eléctrica. Un dispositivo como este se denomina convertidor termoiónico y, aunque en muchos
aspectos es semejante a un generador termoeléctrico (pues ambos utilizan la energía calorífica para
producir energía eléctrica), existe una diferencia importante que consiste en que en el convertidor
termoeléctrico los electrones únicamente viajan a través del medio sólido, mientras que en el caso
de un convertidor termoiónico se desplazan a través del vacío o de un gas ionizado.
En la figura 4 se presenta un esquema que relaciona las diversas fuentes de energía (exteriores y
locales) con sus efectos y consecuente aprovechamiento, y donde la energía mecánica no está
mencionada explícitamente porque todas las energías susceptibles de aprovechamiento pueden
convertirse en energía mecánica.
Dentro de este esquema aparecen los efectos termoeléctrico y termoiónico tratados como
consecuencia directa del calor, junto con otros efectos no menos importantes.
7. LUZ Y SONIDO
7.1. El sonido como fenómeno ondulatorio
El tipo de ondas mecánicas o elásticas más representativo son las ondas sonoras. Se trata de ondas
longitudinales producidas por un foco (diapasón, lámina, etc.) al vibrar en el aire u otro medio
material con propiedades elásticas, produciendo sucesivas compresiones y enrarecimientos de dicho
medio. La propiedad física que sufre una deformación o perturbación elástica es la densidad del
medio en que la onda se propaga, y en consecuencia las ondas sonoras no pueden propagarse en el
vacío.
En la figura 13, el máximo desplazamiento de las partículas corresponde a los puntos de densidad o
presión mínimas, mientras que el mínimo desplazamiento corresponde a los puntos de máxima
presión o densidad.
Puede demostrarse que la velocidad de propagación del sonido es independiente de la fuente sonora
que lo produce (forma y frecuencia de las vibraciones) pero varía según el medio en que se
transmite. También puede probarse que dicha velocidad aumenta con la temperatura del medio.
Desde el punto de vista subjetivo, el sonido es la sensación sonora que experimenta el nervio
acústico gracias a los diferentes órganos del oído. Para que las vibraciones sean percibidas como
sonido por el oído humano es necesario que su frecuencia se encuentre en el intervalo de los 20 a
los 20.000 Hz, y que la transmisión se efectúe en un medio elástico (sólido, líquido o gas) en el que
las moléculas vibren longitudinalmente, tal y como hemos dicho.
El sonido también es detectado por otros dispositivos físicos distintos del oído que absorben la
energía transmitida por las ondas y la convierten en algún otro tipo de energía. Así por ejemplo, el
micrófono de un teléfono transforma esta energía en una señal eléctrica que se propaga, y que es
convertida de nuevo en señal acústica al alcanzar el audífono del interlocutor. Las principales
cualidades del sonido son la intensidad, el tono y el timbre de la onda.
Intensidad
Expresa la energía de la onda sonora que atraviesa, por segundo, la unidad de superficie colocada
normalmente a la dirección de propagación. Se mide normalmente en w/ cm 2. Las intensidades
máxima y mínima que el oído humano puede tolerar son del orden de 10-4 w/ cm 2 y 10-16 w/ cm2,
respectivamente. Estos valores dan idea, por un lado, de la gran sensibilidad de nuestro oído, y por
otro, de la pequenez de la energía transmitida por las ondas sonoras.
Ahora bien, existe una diferencia entre la intensidad sonora definida, inherente a la propia onda, y la
sensación sonora a que da lugar en el oído. Esta sensación sonora depende no sólo de la intensidad
sonora, sino también de la frecuencia y. por otra parte, de la sensibilidad del propio oído. Se ha
establecido una escala de sensaciones sonoras ligada a la intensidad física cuyo valor unidad se
denomina bel, aunque en la práctica se usa el decibel o decibelio.
Tono
Es la cualidad del sonido asociada a su frecuencia y que distingue, por ejemplo, las notas musicales
emitidas por un instrumento. Los tonos se clasifican como graves (baja frecuencia) y agudos (alta
frecuencia). Como unidad de tono se toma el Hz. El oído humano percibe únicamente aquellos
tonos comprendidos entre 20 y 20.000 Hz.
Timbre
Es la cualidad del sonido que permite distinguir el instrumento que lo produce. Así, la misma nota
musical emitida por un violín no tiene el mismo timbre que la emitida por un piano.