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Las actividades de valor añadido y sin valor agregado se pueden definir de la siguiente manera:
Actividad que no agrega valor (también llamada desperdicio): Actividad que toma
tiempo, recursos o espacio, pero que no agrega valor.
Las actividades sin valor añadido existen por diseño en organizaciones jerárquicas. Cada vez
que una tarea se divide en dos subtareas ejecutadas por diferentes especialistas, las
actividades sin valor añadido aumentan: inspeccionando, moviendo y esperando. De esta
manera, el diseño organizacional tradicional contribuye a la expansión de las actividades sin
valor añadido.
Con respecto a las tres causas de actividades que no agregan valor, es posible eliminar o reducir
la cantidad de estas actividades. Sin embargo, este principio no puede ser utilizado de manera
simplista. Algunas actividades que no agregan valor producen valor para los clientes internos,
como planificación, contabilidad y prevención de accidentes. Tales actividades no deben
suprimirse sin considerar si más actividades sin valor añadido darían lugar a otras partes del
proceso. Sin embargo, accidentes y defectos, por ejemplo, no tienen valor para nadie y deben
ser eliminados sin ninguna duda.
El enfoque práctico de este principio es llevar a cabo un diseño de flujo sistemático, donde los
clientes son definidos para cada etapa, y sus necesidades analizadas. Otros principios,
especialmente la mayor transparencia y la mejora continua, también contribuyen a este
principio.
Reducir la variabilidad
Los procesos de producción son variables. Existen diferencias en dos elementos, aunque sean
el mismo producto, y los recursos necesarios para producirlos (tiempo, materia prima, mano
de obra) varían.
Hay dos razones para reducir la variabilidad del proceso. En primer lugar, desde el punto de
vista del cliente un producto uniforme es mejor. Taguchi propone que cualquier desviación de
un valor objetivo en el producto causa una pérdida, que es una función cuadrática de la
desviación, para el usuario y para la sociedad en general (Bendell et al., 1989). Por lo tanto, la
reducción de la variabilidad debe ir más allá de la simple conformidad con las especificaciones
dadas.
rápido.
Figura 4. El tiempo de ciclo puede ser progresivamente comprimido a través de la
eliminación de actividades que no agregan valor y la reducción de la variabilidad
(Berliner & Brimson 1988).