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UNICERVANTINA

NIÑO SOCHA, Wilmar Alfonso

Facultad de Teología

Penitencia y Unción de los Enfermos

14/02/2018

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ACTUALIDAD DE LOS SACRAMENTOS: PENITENCIA Y UNCIÓN DE LOS


ENFERMOS

“Los sacramentos del Nuevo Testamento se


entienden como un acto personal del propio Jesús,
o como una acción salvífica que brota del Padre y
se visualiza en su relación con el hombre”1

Cuando pensamos en estos sacramentos generalmente nos remitimos a los pasajes bíblicos
en donde se nos presentan algunas características de Jesús, palabras, obras, testimonios y en
si una serie de elementos que nos recuerdan una persona actuante y viva que dejo muchas
enseñanzas, que delegó “ministerios”2, es ver precisamente que en ese delegar, Jesús
mismos nos deja las herramientas para que la Iglesia peregrina pueda seguir día a día y
paso a paso, ese camino hacia la vida en Cristo mismo, la vida de eternidad.

De esta manera cuando hablamos de la actualidad de estos sacramentos estamos hablando


entonces de la presencia viva de Jesucristo en la Iglesia, su acción vivificadora y
santificante por medio de la Iglesia, de los Magisterios, de los dones, de los carismas. “Es
en las acciones de Jesús donde encontramos la fundamentación antropológica y teológica
de los sacramentos cristianos3”. Es muy importante que podamos entender que Jesús, con
su vida y con sus acciones salvadoras, a través de su cuerpo provoca el encuentro de la
acción amorosa del Padre con el hombre. A través de su cuerpo, Jesús es el instrumento de
la acción redentora y sanante del Padre. Dios es el que actúa, perdona, cura y reconstruye

1
Penitencia y Unción de los Enfermos. (s.f.). Recuperado el 12 de febrero de 2018, de:
http://www.mercaba.org/Catequetica/P/penitencia_y_uncion_de_los_enfer.htm
2
Cuando hacemos referencia as ministerios estamos haciendo referencia en gran medida a lo que Jesucristo
mismo delegó y enseño a sus Apóstolos, como por ejemplo sanar, liberar, perdonar, cf. "Por lo cual dice:
Subiendo de lo alto, llevo cautiva a la cautividad, y dio dones a los hombres. Y el mismo constituyo, a unos
Apóstoles; a otros Profetas, a otros evangelistas; a otros Pastores y Maestros." (Efesios: 4: 8 ss).; Hechos
20:28 Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos
para pastorear la iglesia de Dios, la cual El compró con su propia sangre. etc. Cf. Ministerios de Jesús. (S.f.).
Recuperado el 12 de febrero de 2018, de: https://www.google.com/search?q=ministerios+de+
Jesus+seg%C3%B An+la+biblia&i e=utf-8&oe=utf-8&client=firefox -b-ab&gfe_rd=cr&dcr=0&ei=og-
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3
Ibíd. Penitencia y Unción de los Enfermos.
todas las dimensiones del hombre en y por la acción curativa de Jesús, y es en esta medida,
en cuanto vemos el actuar de Jesús mismo que podemos decir que gracias a la corporalidad
de Jesús podemos entender sacramentalmente a Dios como el que cura y salva a los
enfermos, marginados y pecadores. En Cristo, como decía ya la teología clásica, se hace
presente en la historia la gracia salvífica de Dios, en la que los gestos humanos de Jesús son
signo y causa de la gracia santificante. Esto significa que en el ministerio de curación que
Jesús ejerció reiteradamente, nos encontramos con Dios sacramentalmente y vamos
experimentando curaciones parciales de nuestro yo profundas, hasta tener la curación plena
cuando vivamos la comunión con el Padre y el Espíritu Santo. El objeto del ministerio
curativo de Jesús es sentir la acción amorosa de Dios en nosotros: ser amado por Jesús es
ser amado por Dios, ser perdonado por Jesús es renacer como hijos a la filiación divina, etc.
En este sentido la curación que Jesús ofrece conlleva una acción sanadora, la recuperación
de la vida perdida, un crecimiento positivo de las personas, la liberación del pecado
personal y sus consecuencias sociales, el perdón y la paz con los hermanos y una esperanza
clara de la victoria sobre las fuerzas del mal que atenazan al hombre y al mundo. Sin duda,
este carácter sanante es lo más originario del mensaje de Jesús, que aparece un poco por
todas las páginas del Nuevo Testamento: «los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos
quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia el evangelio a los
pobres» (Mt 11,5).

Entonces vemos que estos dos sacramentos tienen un sentido ampliamente Cristocéntrico
en donde es Jesús y su persona misma que actúa siempre y de modo preciso, determinante
en medio del pueblo de Dios. Así, podemos decir, en sentido general, que los sacramentos
son signos de la actividad sanante de Dios para el hombre, en Cristo. Cuanto más
ahondamos en la experiencia de lo que es la radical precariedad humana, y en los males que
aquejan al hombre y a la sociedad actual, más nos convencemos de la radical fuerza
terapéutica de la fe cristiana. Si los sacramentos son acciones de Cristo y de la Iglesia que
posibilitan al hombre el encuentro consigo mismo en profundidad y con Dios, no cabe duda
de que cada sacramento simboliza y hace presente la fuerza sanante del evangelio en el aquí
y ahora de nuestra historia personal y colectiva.

Yendo directamente a lo que compete en materia de actualidad de los dos sacramentos


tenemos que por ejemplo el ministerio de la penitencia este sacramento ha de tener muy
presente que, al actuar en nombre de Cristo y de la comunidad cristiana, no ha de hacerlo
como juez, sino como sanador; lo mismo que Jesús, que perdonaba los pecados y curaba de
todos los males y opresiones. Entendía que la reconciliación con Dios lleva a la persona a
una valoración nueva de sí misma y la sitúa en una nueva forma de ser y estar ante Dios,
ante sí misma y ante los demás. Por esto, aparece claro que el sacramento de la penitencia
ha de ser fuente de paz interior, curación de heridas y culpabilidades pasadas, y al mismo
tiempo acogida gozosa de un proyecto nuevo de vida. No se trata sólo de mirar al pasado,
sino de mirar al futuro con una conciencia clara de haber sido reconstruido desde los
cimientos del propio ser. La concepción católica de este sacramento siempre ha defendido
que el perdón otorgado en la penitencia no es una mera imputación externa, como sostenía
generalmente la teología de la reforma, sino una curación interior desde la que la persona
comienza una vida nueva. Es en este sentido, donde encontramos que la penitencia tiene
íntima relación al bautismo: en cuanto que el arrepentido acoge el perdón de Dios, renace a
la vida original de gracia que le había sido otorgada en el bautismo. 4 En cuanto
problemática teológica respecto a este sacramento tenemos los paradigmas que han
circundado, valga la redundancia, el sacramento mismo de la reconciliación o penitencia, y
es el tema moral, la comprensión que se da entre la moralidad de la Iglesia5 es como
podemos ver que el sentido de la mediación eclesial es el elemento específico de la teología
católica acerca de los sacramentos. La Iglesia es mediadora y prolongación de la acción de
Cristo, el único mediador. La mediación Cristo-Iglesia es una misma, no dos distintas, pues
el signo de la penitencia es la reconciliación con la Iglesia, en cuanto símbolo eficaz de la
reconciliación con Dios. Esta acción de mediación la ejerce la Iglesia en tres niveles:
universal, local y ministerial.

Respecto al sacramento de la Unción de los Enfermos podemos tener presente el siguiente


dato de consulta, que nos refiere un parte importante de la interpretación bíblica y del
análisis teológico:

“El sacramento de la unción de los enfermos entronca con el ministerio de Jesús y de la


Iglesia primitiva en relación con la enfermedad en sus diversas formas y vivencias. Los
datos bíblicos, en sentido estricto, sobre el mismo son más bien escasos y susceptibles de
diversas explicaciones exegéticas (Sant 5,13-16; Me 6,7.12-13), por lo cual es necesario
integrar estos datos en una temática más amplia, que aparece un poco por toda la Sagrada
Escritura, como son los temas de la enfermedad, el dolor, el sufrimiento y la presencia y
solidaridad con aquellos que necesitan ser curados en alguna de sus dimensiones
existenciales. Por otra parte, las tradiciones oriental y occidental documentan praxis
distintas y una amplia variedad de denominaciones: óleo santo, sacra unctio, óleo de
curación, misterio de las lámparas, etc. Las formas y ritos propios de este sacramento varían
a lo largo de los siglos; por lo que respecta al lugar, se celebrará tanto en casa como en la
iglesia, pudiendo ser administrado por seglares o presbíteros. Lo mismo podemos afirmar
con respecto a los destinatarios, que varían a lo largo de la historia. Acerca de los efectos
del sacramento la tradición litúrgico-teológica se mueve entre los corporales y los
espirituales. También encontramos distintas valoraciones por lo que respecta a sus gestos,
que van desde la bendición del óleo hasta la liturgia de la unción”.6

En cuanto a la actualidad de este sacramento tenemos que a nivel teológico hay una
convergencia en ver en ella el sacramento específico de la enfermedad. A nivel de

4
Ibíd. Penitencia y Unción de los Enfermos.
5
Entendida esta moralidad en los ministros ordenados en el orden del ministerio sacerdotal principalmente.
6
Ibíd. Penitencia y Unción de los Enfermos.
magisterio se sigue esta misma orientación, intentando superar el concepto de la unción
como sacramento de la muerte. De hecho, en la constitución apostólica de Pablo VI, así
como en los praenotanda a la edición típica del ritual romano y en las orientaciones
doctrinales y pastorales del episcopado español, se afirma claramente que los sujetos de
este sacramento son todos los enfermos que padecen una enfermedad seria, y que su
realidad afecta al individuo y a la comunidad cristiana, en la que se deben fomentar
ministerios que puedan hacer presente el ministerio sanador de Jesús en el mundo del dolor
y del sufrimiento.
BIBLIOGRAFÍA

MINISTERIOS DE JESÚS. (S.f.). Recuperado el 12 de febrero de 2018, de:


https://www.google.com/search?q=ministerios+de+ Jesus+seg%C3%B An+la+biblia&i
e=utf-8&oe=utf-8&client=firefox -b-ab&gfe_rd=cr&dcr=0&ei=og-fWtTfJ6SK8Q e0jZX
YDQ

PENITENCIA Y UNCIÓN DE LOS ENFERMOS. (s.f.). Recuperado el 12 de febrero de


2018, de: http://www.mercaba.org/Catequetica/P/penitencia_y_uncion_de_los_enfer.htm

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