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JURCEN MOLTMANN

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Jürgen Moltmann ser el gran paradigma del mundo moderno'. Pero por "historia" se
entendía sólo el mundo hurnano en cuanto distinto de la naturaleza,
RESIJRRECCION DE LA NATURALEZA carente de dimensión histórica. La "historia" era la esfera de la liber-
Un capítulo de la Cristología cÓsmica tad; Ia naturaleza, la esfera de la necesidad sujeta a leyes. En virtud
de esta distinción, sin embargo, se entendía al espíritu humano como
desnaturalizado, y a la naturaleza, como desespiritualizada. Sólo en
la medicina resultó imposible llevar a cabo esta desintegración de la
realidad.
Toda mujer y todo hombre son una unidad anímico-corpórea, espí-
ritu y naturaleza están inseparablemente unidos en la existencia
humana. El moderno paradigma de la "historia" no valora debida-
mente la existencia corporal, y por tanto natural, del ser humano.
l. Resurrección de los muertos y aniquilación de la muerte Necesitamos un paradigma nuevo para comprender la totalidad de la
realidad y la unidad de la existencia humana. Este nuevo paradigma
vincula las perspectivas psicosomáticas con las ecológicas y con ello
capta la interacción y mutua impregnación de cultura humana y
naturaleza de la Tierra'.

esde el comienzo de la Si consideramos hoy desde esta perspectiva el funclamento y la


época moderna, la historicidad de la resurrección de Jesús se convir- fuerza de la fe cristiana en la resurrección, debemos convertir la Cris-
tió en el probley .".,t"l d" I" t""1"8f. tología histórica en una nueva Cristología natural y ecológica, y
entender de manera psicosomática la experiencia personal de la sal-
* miembro de la lgle- vación. Recurrimos con ello a la vieja doctrina eclesiástica que en el
.JüRCEN MoLt,rannl, nacido en 1926 en Hambrurgo, es
sía evangélica reformacla. Estudió en la Universidad de Cotinga; hizo tesis de ámbito de la Cristología habla de las "dos natriralezas" y vemos en
doctoraio y de habilitación err Teología; entre'l 958 y 1963 fue catedrático Cristo la naturaleza humana asumida y penetrada por la naturaleza
en la Escueia Eclesiástica Superior de Wuppertal, entre 1963 y 1967 fue cale- divina. "Lo que no es asumido no puede ser redimido", dice un prin-
drático de Teología sistemática en la Universidad de Bonn, y en la,actualidad cipio fundamental de esa vieja doctrina. La salvación es la sanación
es cateclrático de Teología sistemática en la Universidad de Tubinga.
de la creación entera y de todas las criaturas, y no se puede restringir
Fue presidente ",iétito
de la "sociedad para la Teología evangélica".
a la salvación del alma humana o a la bienaventuranza de la existen-
Ha publicado, entre otros, los siguientes libros: Prádestination und Perse- cia humana. Sin la salvación de la naturaleza tampoco puede darse
,"run)1961\, Theologie der Hoflnung('11997) (trad' esp.: Teología de l,a
esperanza, trad. A. P. Sinchez Pascual, Sígueme, Salamanca '1 989), Perspek'
tiven der Theologie \1968\, Der Mensch (il 979) {trad. esp': El hornbre: antro' Der Geistdes Lebens (1991)(trad. esp.: f/ Espíritu de la vida: una pneumato-
pología cristiaia en Ios conflictos del presente,.trad. José M' Mauleón, logía integral, trad. Santiago del Cura, Sígueme, Salamanca 1998), Das Kom-
'Sigué*", Sal a manca' 1 9 86), D i e e rste n í ge l a.sse n e n d e r,5 ch Ó pfu n g
.Fre men Cottes (1995) (trad. esp.: La venida de Dios: escatología cr¡st¡ana,Irad.
t'isla¡, Der gekreuzígte Cott (u'l 986) (trad. esp.: E/ Dios crucificado,trad' Constantino Ruiz-Carrido, Sígueme, Salamanca 2004).
Severiano Talávero, Sífueme, Satamanca 'z1977), Kirche in der Kra{t des Geis'
Dirección: Prof. Dr. jürgen Moltmann, Biesinger Strasse 25, D-72070
tes 0975) (trad. espl La tglesia fuerza del Espíritu' trad. Emilio Saura,
Tübingen (Alemania).
Sfgueme, Salarnanca 1978\, Zukunft der Schópfung (1977) (trad. esP': F/
ftíuro cle Ia creacíón, trad. Jesús Rey Marcos, Sígueme, Salamanca 1979), Trí-
1
W. Pannenberg, Crundzüge der Christologlg Cütersloh 1964 (trad. esp.:
nitát uncl Reich Cottes ('1985) (trad. esp.: Trinidad y reino de Dtos, lrad' Fundamentos de Cristología, trad. Juan Leita, Sígueme, Salamanca 1974).
Manuel Olasagasti, Sígueme, Salamanca '11986), Cott in der SchÓpfung 'J. Moltmann, Der Weg lesu Chústí. Christologie in messíaníschen Dimen-
('1 987) (trad. eíp.: Dioien la creación, trad. Víctor A. Martínez de Lapera,. sionen, Múnich 1989 (trad. esp.: EI camino de lesucristo, trad. Manuel Olasa-
Sfgueme, Salamanca 1987), Der Weg lesu Christi {1r9B9) (trad' esq , f/ gasti, SÍgueme, Salamanca 't21993); "La resurrección: raz-ón, Íuerzay meta de
,i^¡no de Jesucristo, trad. Manuel Olaiagasti, Sígueme, Salamanca 'nl993\, nuestra esperanza", Concilium 283 (1999) 1 1 1 -122.

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nrsunnrccró¡.r DE LA NATURALEZA. uN cneíruro DE LA cRlSToLocí¡ cÓstr¡lc¡ JURCEN MOLTMANN

una salvación definitiva del ser humano, pues los seres humanos son . Tampoco la muerte es ya visible. El desengaño de la esperanza vital
seres naturales. de los discípulos y el horror de las mujerei en su corrfianza con la
muerte quedan sólo superados mediante las apariciones de Jesús
Desde la perspectiva de la historia humana, la "resurrección de resucitado que llama a unos y a otras a la fe en la nueva realidaú que
Cristo de enfre los muertos" significa que en él y con él ha empezado él encarna (Mc 16,1 4; jn 20,27).
la resurrección general de los muertos: él es la primicia de los falleci-
dos y el primog?nito de entre los muertos. Pero esto es sÓlo el lado La "resurrección" de Jesús, por tanto, no se debe entender sólo
personal de la iesurrección. Desde la perspectiva de la naturaleza, la como el primer acto de la nueva creación de este mundo que pasa
resurrección de Cristo de la muerte significa que con él ha comen- hacia su verdadera y eterna figura. La resurrección no es sólo el'sen_
zadola universal "aniquilación de la muerte" (1 Cor 15,26) y se hace tido de la historia, sino tamblén el sentido de la natural eza. para la
visible el futuro de la nueva creación de todas las cosas, futuro en el nueva vida humana vivida en la presencia de Cristo resr-rcitado, de
cual "ya no lrabrá muerte" (Ap 21,4). Éste es el lado cósmico de la ahíse sigue la espera de la "resurreción de la carne,,t. Como muestra
esperanza de la resurrección. Los poderes antidivinos y destructivos la frase hecha de la efusión del Espíritu vivificador sobre ,,toda carne,,
del pecado y de la muerte serán expulsados de la creación buena, y Ul 3,1; Hch 2,17), por "carne" se entiende, según el uso lingüístico
ésta, en la presencia de Dios, se convertirá en una creación eterna- hebreo (kol basar), todo ser vivo. El Espíritu de"la resurrecció"n, ,,que
mente viva. Dicho en térnrinos filosóficos: sólo de la negación de lo vivifica nuestros cuerpos mortales" (Rom 8,1'l )no queda restringidb a
negativo se desprende la indestructible posición de lo positivo. las personas humanas, sino que abarca también todo el entornó vital
en el cual los seres humanos existen corporalmente. ,,La creación
Para entender mejor este aspecto cósmico de la resurrección de
entera.está gimiendo con dolores de parto hasta el presente. pero no
Cristo de la muerte, vamos a hacer un breve repaso de los relatos pas-
sólo ella; también nosotros, los que poseemos las primicias del Espí-
cuales del Nuevo Teslamentor. Los discípulos de Jesús se asustaron y
ritu, gemimos en nuestro interior suspirando por que Dios nos hága
huyeron cuando Jesús, en quien habían depositado toda su esperanza sus hijos y libere nuestro cuerpo', (Rom 8,22.23).
mesiánica, murió impotente y abandonado por Dios en la cruz.
"Nosotros esperábamos que él redimiera a lsrael", dicen lo.s discípu- La espera de la resurrección de la carne nos lleva hasta la vída
los de Emaús [c24,21). La muerte de Jesús les supuso el desengaño plena en este mundo. Podemos vaciarnos y entregarnos completa-
de su vida. Traicionan, niegan y abandonan a aquel por quien se mente al amor a la vida, pues nada es en vano y naáa se pierde, todo
sienten traicionados y abandonados. Pero las mujeres que habían nos viene devuelto en Ia resurrección. sin fe en la resurrección no es
seguido a Jesús, sus discípulas por tanto, permanecieron fieles al posible armonizar la vida de amor y la muerte6. La armonía surge, si
móribundo y "miraban desde lejos". Se les llama separadamente por nos atenemos a la imagen de la semilla que queda sola, por ianto
-l5,40).
su nombre (Mc Evidenternente, el acto de morir y la muerte muerta e infecunda, cuando la semilla es piantada en'la tierra,
no les resultaban extraños. Fueron a la tumba de su amigo y rnaestro momento en que "rluere", es decir, se transforma en la planta que da
una vez pasado el sábado. Encuentran la tumba vacía y oyen la voz mucho fruto (1 Cor 15,36-44): "se siembra algo corrupiible, resucita
del ángel: "Ha resucitado" (Mc 16,6). Sólo en este momento se apo- incorruptible". Una vida realmente r¡iva es uná simlenie de amor con
dera dé ellas el horror sin nombre y se atemorizan. ¿Por qué? El naci- la fuerza de la esperanza de la resurrección.
miento y la muerte pertenecen al orden de la vida en esta tierra. Con
la resurrección de Jesús se quiebra este orden cósmicoo'
I T. Peters, R. Russell y M. Welcker (eds.), Resurrection. Theological and
Scientific Assessntents, Eerdmans, Crand Rapids 2002. H.-). Eckstein y M'
Welcker, Die Wirklichkeit der Auferstehung, Neukirchen '2004. Th. Loren-
zen, Resurrection - Discipleship - Justice, Smyth & Helwys, Macon Ceorgia ' Moltmann-Wendel y J.,Moltmann, ,,Mit allen Sinnen glauben: Aufers,
E.
2003. tehung des Fleísches",en Leidenschaft für Gott. Worauf es uís ankommt, Fri-
o
A ello lra hecho referencia de manera impresionante D. Juel en J. Polking- burgo 2006,22-43.
horne y M. Welcker (eds.), Ihe End of the World and the Ends of Cod,frinity 6 N.
O. Brown, Life against Death. The psychoanalytical Meaning of His-
Press, Harrisburg 2000, p. 181. tor¡ Nueva York 1 959, cap. XVI: ',The Resur¡ection of ihe Body,,, pp."30Zss.

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RESURRECCIÓN DE LA NATURALEZA. UN CAPíTULO DE LA CRISTOLOCíA CÓsM¡CA
JÜRCEN MOLTMANN

ll. La resurrección, sentido de la naturaleza mismo que llamó a todas las cosas del no ser a la existencia (Rom
4,17\ y que resucitó a Jesús de entre los muertos, es el creador del
Por "naturaleza'' entendemos el quebrantado estado presente de la nuevo ser de todas las cosas. Resurrección y creación van juntas,
creación, llena de bellezas y de catástrofes. Entendemos, sin pues la resurrección de los muertos y la aniquilación de la muerte son
embargo, esta naturaleza como creación de Dios, porque confiamos la consumación de la creación originaria. La luz de las apariciones
en la fidelidad de su creador y al considerar las metas de éste percibi- pascuales se entendió desde muy pronto como la luz matutina del día
mos la capacidad de cambio de aquélla. ¿Qué tiene que ver Cristo primero de la nueva creación. Más tarde, al domingo se le llamó tam-
con la naturaleza? Ya Pablo habla de la mediación de Cristo en el bién el "octavo día", porque se celebra como el día de la resurrec-
ámbito de la creación: "Para nosotros no hay más que un Dios: el ción. A la luz de este nuevo día de Dios, Cristo aparece como el pri-
Padre de quien proceden todas las cosas y para quien nosotros existi- mogénito de Ia creación entera (Col 1,t5), de la cual "reconcilia"
mos; y un Señor, Jesucristo, por quien han sido creadas todas Ias todo lo del cielo y lo de la tierra (Col 1,20) redimiéndolo todo. El "pri-
cosas y por quien tambiérr nosotros existimos" (1 Cor 8,6). Si todas mogénito de entre los r¡uertos" (Col 1,i 8) es también el "primogénito
las cosas están en la existencia "por Cristo", en él se revela no sólo el de toda criatura" (Col 1,15), por medio del cual se crea todo.
Mesías de la historia, sino también la Sabiduría de la creación entera,
tal como fue creada en el principio. Esto, sin embargo, significa ni De esta Cristología cósmica se sigue en la práctica que las co¡runi-
más ni menos que los primeros cristianos veían a Cristo en todas las dades cristianas dentro de las ciudades multirreligiosas del mundcr
cosas de la naturaleza y que veían todas las cosas de la naturaleza en antiguo no aparecen como una de las numerosas comunidades reli-
Cristo. Para la espiritualidad cósmica que de aquí nace, véase el giosas de una divinidad hasta entonces desconocida, sino que funcio-
famoso logion 77 del apócrifo Evangelio de Tomás. Dice allí Cristo: nan como una comunidad pacificadora y unificadora del creador y
redentor de todas las cosas. No pretenden ser una nueva religión,
"Yo soy la Luz que está sobre todos ellos. sino un mundo nuevo. Notraen un culto nuevo, sino una nueva vida.
Yo soy el universo; el universo ha surgido de mí Su tarea misionera rro es la de la rivalidad religiosa, sino la de la paz
y ha regresado a mí.
Parlid urr leño y allí estoy yo.
del cosmos y la reconciliación de la humanidad. El Cristo anunciado
Levantad una piedra y allí me encontraréis"7. no es adorado sólo como Señor de los creyentes, sino también como
'la Sabiduría de la creación entera, y esperado como Redentor de la
De ahí se sigue que la adoración de las fuerzas de la naturaleza naturaleza. La lglesia se entiende como inicio del cosmos reconci-
está tan fuera de lugar como adorar a los ídolos del mundo humano, liado y como anticipo de la nueva creación de todas las cosas. En
por ejemplo el emperador o el capital ('l Cor 8,1-1 3). El Sol, la Luna y este sentido es un microcosmos para el macrocosmos destinado a ser
las estrellas son criaturas buenas de Dios, pero no son dioses. En el el Templo de Dios. Con ello no se pretende la eclesialización del
señorío de Cristo resucitado, Ios seres humanos quedan liberados de mundo, sino que se toman en consideración las dimensiones cósmi-
la divinización de las iuerzas naturales y del miedo a ellas. Cristo cas de Cristo. Err su calidad de cuerpo de Cristo, la lglesia es desde el
pone a los seres humanos en sintonía con la buena creación de Dios. principio representante de la creación entera. "El Altísimo no habita.
Cuiarse por las potencias de la naturaleza, que a su vez están necesi- en templos construidos por la mano del hombre, como dice el pro-
tadas de redención, no sirve de nada. feta: El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies. ¿Por qué
queréis edificarme una casa o un lugar para que descanse en él? ¿No
La base del conocimiento del Cristo cósmico estriba en las apari-
ciones pascuales de Jesús resucitado. Lo visto en sus apariciones va he hecho yo todas estas cosas?" (Hch 7,48-50 citando ls 66,1-2). Dios
más allá de todas las experiencias históricas y se parece a la existen- es adorado en el Templo de su entera creación. A este Templo remite
cia de la creación misnra. El Dios que resucita a los muertos es el [oda iglesia, toda basílica y toda catedral cristiana. La comunidad
cristiana es algo más que una comunidad religiosa entre otras única-
mente en su calidad de casa de la creación entera. Si Cristo no es
' E. Hennecke y W. Schneemelcher, Neu¡estamentliche Apokryphen. l. reconocido en todas las cosas de la naturaleza como Sabiduría de la
Evangelien, Tubinga'1968, p. 213 (trad. esp. del or.: los Evangelios creación, tampoco es reconocido correctamente en la lglesia. La cris-
Apócrífos, ed. y trad. Aurelio de Santos Otero, BAC 148, Biblioteca de Auto- tiandad está destinada a ser un comienzo salvador de la creación
res Cristianos, Madrid 81
993, p.701). sana en medio de un mundo quebrantado y enfermo. Pues ésta es la

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RESURRECCIÓN DE LA NATURALEZA. UN CAPíTULO DE LA CRISTOLOCíA CÓSMICA JÜRCEN I4OLTMANN

deleitosa experiencia de los creyentes: "Quien vive en Cristo es una Tierra. La naturaleza ha de enc0ntrar su futuro en la cultura de la
cr¡atura nueva; lo viejo ha pasado y ha aparecido alBo nuevo" (2 Cor humanidad, que la domina, uliliza y protege. Los símbolos materiales
5,17). de la naturaleza, antes Ilamados signatura rerum, hoy comprendidos y
uti lizados como informaciones, se interpretan antropocéntricamente.
Pero ¿puede quedar superada la distancia entre ser humano y natura-
lll. Materia con futuro leza cuando los seres humanos actuales están distanciados de sí mis-
mos y en su esencia están ocultosa sí mismos? Los seres humanos ale-
Después de que, en el siglo XVlll, la primera llustración enseñara un jados de sí mismos no encontrarán armonía alguna con la naturaleza.
materialismo senc¡llo, concebido mecánicamente, y considerara con
La teología natural ha leído siempre el "libro de la naturaleza" de
Descartes el mundo objetivo sólo geométricamente como res extensa
manera teocéntrica y escatológica. Todas las criaturas remiten a su
y con Lamettrie al ser humano coñro máquina, surgió en el siglo XIX
creador: "Los cielos cantan la gloria de Dios". Al mismo tiempo seña-
un nuevo materialismo dialéctico que intentaba poner en comunica-
lan, más allá de sí mismas, al futuro de su redención en la forma ver-
ción mutua al sujeto humano y la naturaleza objeto, para entender al
dadera y permanente que ésta adoptará en el reino de Dios. Tamb'ién
ser humano naturalmente y a la naturaleza humanamente. Es evidente
los seres humanos son criaturas de Dios y están encaminados al futuro
que el joven Karl Marx se inspira en la imagen paulina del anhelo y el
de su reino como su hogar eterno: "Todavía no se ha manifestado lo
gemido de la criatura, tal como aparecen en el capítulo 8 de la carta a
que seremos/ pero cuando se manifieste, seremos semejantes a él
los Romanos, cuando escribe: "Entre las propiedades innatas a la (Dios), pues lo veremos tal como es" (l Jn 3,2). De ahí no se deriva
materia, la primera y principal es el movimiento, no sólo como movi-
ninguna comunión históricamente alcanzable y definitiva entre ser
miento mecánico y matemático, sino más aún como impulsión, espí-
humano y naturaleza, sino una comunión histórica transitoria con vis-
ritu vital, fuerza elástica, como tormento -por utilizar la expresión de
tas a un futuro común en la nueva creación de todas las cosas que
Jakob Bohme- de la rnateria"s. Filósofos marxistas del siglo XX como habrá adoptado su verdadera forma en el reino de Dios. Los seres
Ernst Bloch y Robert Havemann desarrollaron aún más este concepto
humanos que anhelan la "redención del cuerpo" entrarán en comu-
romántico de materia en la dirección de la teoría de los sistemas abier-
nión con la criatura que gime bajo el peso de latransitoriedad y
tos y de la filosofía del procesoe. La materia es una forma acuñada que
anhela la gloria de Dios. La signalura rerum se interpreta en cosmolo-
se desarrolla viviendo, escribió Coethe en uno de sus poemas. La
gía y arrtropología desde una hermenéutica escatológica. Ésta es una
materia no es sólo realidad presente, sino también posibilidad de sí
manera de ver la naturaleza a la luz de su resurrección trascendente.
misma. Sus formas no están fijadas, de manera que se puedan investi-
gar sus circurrstancias, sino que en los movimientos de los procesos
comunicativos y anticipatorios se encuentra con otras formas materia-
les. Cada investigación de un estado de la materia es una intervención IV. La "resurrección de la naturaleza"
humana en un proceso abierto. En los procesos de su modificación
constante, la materia se encuentra con un pasado determinado y un El joven Karl Marx tenía esta visión del sentido y meta de la historia
futuro todavía indeterminado. Por eso se puede hablar, como hace del mundo: "Por consiguiente, la sociedad es la plena unidad esen-
Bloch, de una "materia en proceso". Toda materia formada -y no cial del ser humano con la naturaleza, la verdadera resurrección de la
conocemos otra- es materia con futuro. Pero ¿qué futuro? naturaleza, el naturalismo realizado del ser humano y el humanismo
realizado de la naturaleza" to. Sólo era capaz de imaginarse una
Las ciencias modernas interpretan la naturaleza desde intereses redención de la naturaleza respecto a su alejamiento como una reslt-
antropocéntricos: la Naturaleza de la Tierra ha de convertirse en el rrección de ésta al mundo de los seres humanos. Pero esto no signifi-
hogar de la humanidad, y los seres humanos, en los habitantes de la caba para él la expansión del señorío del ser humano sobre la natura-
u leza y el sometimiento de ésta a la voluntad del ser humano, sino una
K. Marx, Die Frühschriften, ed. por S. Landshut, Stuttgart 1953, p. 330.

'gE. Bloch, Das Prinzip Hoffnung, Francfort 1959, cap. 17: "Die Welt, 'o K. Marx, op. cit., p.237.Yéase también p. 235: "Este comunismo es... la
worin utopische Phantasie ihr Korrelat hat", pp. 224-258 (trad. esp.: El princi- verdadera resolución del conflicto entre el ser humano y la naturaleza... Es el
pio esperanza, 3 vols., trad. Felipe Conzález Vicen, Trotta, Madrid 2004-). enigma resuelto de la historia y se sabe como tal solución".

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RESURRECCIÓN DE LA NATURALEZA. UN CAPíTULO DE LA CRISTOLOCíA COSMICA
JÜRCEN MOLTMANN

mutua impregnación de ser humano y naturaleza: sin el naturalismo todos cuantos esperan la resurrección a permanecer fieles a fa tierra,
del ser humano no cabe humanlsmo alguno de Ia naturaleza;y al a cuidarla y a arnarla como a sí mismos. La tierra es el escenario del
revés: sin el humanismo de la naturaleza no cabe naturalización venidero reino de Dios, por eso la esperanza de esta tierra es resucitar
alguna del ser humano. Pero esta unidad esencial de ser humano y al reino de Dios. En esta tierra empapada de sangre se irguió la cruz
naturaleza debía tener lugar en la sociedad perfecta, sin clases y libre de Cristo, por eso Dios permanece fiel a ella y alejará de ella el doior,
de señoríos. El verdadero comunismo no debía superar tan sólo las el sufrimiento y la muerte, par-a habitar en ella (Ap 21 ,3.4).
contradicciones en la sociedad humana, sino también las contradic-
ciones de los seres humanos con la naturaleza, e incluso las contra- ¿Hay en el mundo social indicios de este futuro de la resurrección?
dicclones dentro de la naturaleza misma, De otro modo, la expresión Creo que todas las criaturas están creadas para este futuro, pues la
"resurrección de la naturaleza" carecería de sentido. El joven Marx, consumación de la creación "en el principio" es la fiesta de la crea-
sin embargo, infravaloraba la fuerza del mal y el poder de la muerte. ción celebrada el sábado creador de Dios. Dios bendice a todas sus
Como Ludwig Feuerbach, era un negador idealista del mal y un des- criaturas mediante su presencia que descansa. En el sábado está pre-
ccnocedor de la muerte. Sin embargo, hubiera podido saber, cuando sente a todas. Es el sábado el que distingue el concepto de creación
utilizó la palabra "resurrección", que ésta presupone la muerte para del concepto de naturaleza. Una doctriná sabática de la creación está
superarla. Un "humanismo de la naturaleza" no es una "resurrección orientada a la consumación del mundo creado en la presencia eterna
de la naturaleza",.sino sólo la apropiación de la naturaleza por parte de Dios. La resurrección de los muertos, la aniquilación de la muerte
del ser humano. Ésta conduce, como demuestran el fracasado experi- y la resurrección de la naturaleza son los presupuestos cle la creaciórr
mento soviético y el experimento global del capitalismo que está fra- eterna, que participa de la inhabitación del Dios eternamente vivo. La
casando ahora mismo, no a la resurrección, sino a la muerte de Ia creación "en el principio" está encaminada a este final. Eso "anhela
naturaleza. La catástrofe de Chernobil y la progresiva catástrofe cli- toda criatura con nosotros" (Rom 8,22), y ésta es la verdadera resu-
mática son los signos de nuestro tienrpo, rrección de la naturaleza.

Pero si Lrna resurrección de la naturaleza a una sociedad de seres (Traducido del alemán por José Pedro Tosaus Abadía)
hunranos mortales resulta impensable, ¿adónde puede conducir tal
resurrección del mundo natural? Tradicionalmente pensamos en un
más allá de este mundo en un cielo de los bienaventurados o un elí-
seo de los espíritus puros. Pero esto está más cerca de Platón que de
Jesús y el Nuevo Testamento. La resurrección de los muertos tiene
lugar en esta tierra y conduce a los vivificados a una "nueva tierra,
según la promesa de Dios, en la que habita la justicia" (2 Pe 3,13). El
reino de Dios no es un reino celestial, sino que viene a nosotros "en
la tierra como en el cielo". La resurrección y la vida eterna son pro-
mesas de Dios para los seres humanos de esta tierra. Por eso tampoco
una resurrección de la naturaleza conducirá al más allá, sino al
nuevo más acá de la nueva creación de todas las cosas. Dios no salva
su creación llevándola al cielo, sino que renueva la tierra. "El reino
de Dios es el reino de la resurrección en la tierra"". Esto obliga a

" D. Bonhoeffer, Deín Reich kornme. Das Cebet der Cemeinde um Goftes
Reich auf Erden(1932\, Hamburgo 1958, p. 12 En este punto resulta perfec-
tamente reconocible la influencia de Christoph Blurnhardt en Dietrich Bon-
hoeffer. Cf. L. Ragaz, Der Kampf um das Reích Cottes in Blumhardt, Vater
und Sohn - und weiter, Zúrich-Múnich 1922, esp. lV 1: "Das Reich Cottes
für die Erde", pp. 44-62.

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