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Psicodiagnostico en el área forense

Violencia

Consideramos la violencia en sus múltiples manifestaciones, como un observable fenomenológico


que tiene expresión en diferentes niveles. Y contextos

En los vínculos familiares, entre sujetos de conjunto social, etc.

Tanto como concepto, como fenómeno la pensamos como una construcción vincular y social,
multi determinada. Por lo tanto es importante concebirla no como “la violencia”, sino considerar
“violencias”, con orígenes y efectos diferentes.

Dos acepciones del concepto

1 como fuerza que se le hace a una cosa para sacarla de su estado, modo o situación natural.

2 como ejercicio de poder mediante la fuerza implicando diferencias mecánicas. En el lenguaje


cotidiano, refiere a irracionalidad, brutalidad y destructividad.

Violencia primaria: es una acción necesaria desde las instancias parentales, que deben imponer al
recién nacido su particulares interpretaciones de la realidad.

En este sentido es lo que nos caracteriza a los seres humanos: poder ofrecer y que el otro
construya un complejo sistema de representaciones que se vaya apropiando de las palabras, de los
significantes que ponen nombre a esas imágenes. Este proceso jamás podríamos hacerlo solos. .
de ese modo al sujeto se le transmiten valores, lo prohibido y lo permitido, las creencias,
tradiciones esta transmisión es posible, en tanto los adultos que toman a su cargo la crianza de los
hijos, forman parte de un conjunto y a interiorizado y hecho propios alguno de los ideales de esa
cultura.

La vincularidad en que nos constituimos y construimos implica asi mismo movimientos de ligazón y
al mismo tiempo la capacidad, la potencia, la tendencia a la desligazón. Estos dos movimientos
primarios a la conjunción y al disyunción, en su combinatoria dialéctica, son necesarios para la vida
en el mundo humano ya que nos permiten identificarnos y simultáneamente diferenciarnos y
separarnos de los otros. Su desarticulación y el predominio de lo destructivo, es lo que pervierte
esta alianza necesaria.

Las relaciones de poder, como la sexualidad son constitutivas del sujeto, por haber nacido desde
relaciones de asimetría. La sexualidad es a la perversión, las relaciones de poder lo son a la
violencia de poder.
Freud destaco tres fuentes de sufrimiento:

1) La hiperpotencia de la naturaleza.
2) La fragilidad de nuestro cuerpo u su caducidad
3) El vínculo con los otros

Las instituciones y en especial la familia, se construyeron en un intento de mitigar estos


sufrimientos, de propiciar una comunidad de la renuncia pulsional. Renunciar, reprimir, acotar el
goce total, el dominio total, el poder omnipotente de uno sobre otros para mitigar el penar en la
convivencia. A pesar de ello vemos que luego estas mismas instituciones generan nuevos
malestares y sufrimientos.

Al formarse la pareja que dará lugar a una nueva familia le demandaremos al otro que nos ame,
que nos contenga que nos de placer. Sin saberlo exigimos del vínculo de pareja y más tarde a los
hijos el resarcimiento de las deudas de la vida acumuladas en el trayecto anterior. Si estas
expectativas y demandas están exclusivamente dirigidas a la pareja o a los hijos siempre quedaran
parcialmente insatisfechas. Esta ineludible zona de insatisfacción, de no ser reconocida como un
ideal imposible crea el campo propicio para el malestar y la violencia.

Violencias existieron siempre se nos dirá, pero la violencia de cada época son diferentes y an
tenido diferentes fines o al menos diferentes explicaciones.

Las condiciones socio históricas a las que asistimos hoy han fragmentado el laso social. La
declinación de los estados naciones, el predominio de las leyes de mercado han hecho perder el
valor implícito en la necesidad de acotar el goce en aras de una convivencia en sociedad.

Hay una congruencia entre nuestro funcionamiento psíquico, si los cambios son muy rápidos, o
muy radicales el trabajo psíquico para asimilarlos no se realiza eficazmente. Parecen derrumbarse
las prohibiciones y los valores a ella anudados y surge una mayor exigencia de rendimiento con
menor oferta de posibilidades.

Se puede perder el equilibrio narcisista, derrumbarse. Si se altera nuestro sistema de refuerzo


psíquico las apoyaturas, los referentes identificatorios provenientes del conjunto social,, esto
puede generar violencia. Por consiguiente se forman vacíos de apuntalamiento familiar y social
que generan:

A) Fragilidad en las identidades


B) Mayor vulnerabilidad
C) Predisposición a respuestas extremas. Implosivas y expulsivas
D) Sobre adaptaciones alienantes

Ante la amenaza de perder la coherencia de la propia identidad, de la subjetividad, puede surgir el


intento de borrar la del otro, para sostener la propia. ¿Qué nos amenaza del otro?

a) El surgimiento de las diferencias


b) La autonomía del otro
c) La no incondicionalidad del ser amado
d) Que el otro ponga en evidencia algo nuestro indeseado que nos haga sentir impotentes o
en falta.

La violencia, puede arrasar con las subjetividades y por lo tanto con lo específicamente humano.
Lo característico de la condición humana es que la podemos perder. Esto se pierde cuando
perdemos la propia palabra, la posibilidad de elección y decisión

Refiriéndonos más específicamente a las diversas formas de violencia, que podemos detectar en
los vínculos familiares, cuando el mal es encarnado por alguien, la vi direccionalidad que todo
vínculo implica queda anulado.

En una relación donde se ha establecido una relación de asimetría jerárquica se necesita que el
otro este ahí para seguir existiendo como objeto de goce mortífero. Para poderlo avalar en un
lugar de poder que necesita preservar para que sea el otro y no su propio yo el que experimente
su propio sufrimiento.

El abuso de poder se da cuando el otro que lo padece, no posee los recursos para defenderse de
esta irrupción.

Para que se configure una modalidad relacional violenta, no importa el grado solamente, sino la
cualidad de la misma y los efectos psíquicos y somático que produce, puede sincurscribirce al
vínculo de pareja y no ejercerse con los hijos de manera directa.

Si lo que se evalúa es un abuso de poder y una violencia cuasideliverada y repetitiva, entra en


juego la responsabilidad y la imputabilidad. Quien indiscrimina al otro y no lo reconoce como
otro, está igualmente indiscriminado y fallido en sus propias posibilidades de sostener su
subjetividad.

El que se ubica en una familia en un lugar de poder, de ejercicio de la fuerza, ilusiona estar a salvo
de la violencia padecida y es su forma de obturar y negar que el mismo la padece desde otro lugar.
Entonces es también su modo de negar la propia inermidad y de no experimentar la angustia
Justifican o defienden su accionar o inducen al otro a culpabilizarse por su explosión.

El otro de la pareja generalmente la mujer se somete no solo por temor sino por la idealización
que le produce la creencia en la realidad de su compañero y desde donde lo abala en su
omnipote3ncia a quien se ha asociado en la búsqueda de ese amparo al que se aliena. Estas
situaciones pueden producirse en el contexto de un vínculo pasional ya sea directamente en la
pareja o por desplazamiento en quien lo represente. Ejemplo un hijo que se lo identifica con el ex
cónyuge odiado.

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