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ATENEO DEL ENCUENTRO - INSTITUTO DE FORMACIÓN POLÍTICA

Algunos apuntes para el primer taller, que tratará los temas “Democracia” y “Globalización”.
Cualquier participante podrá aportar otros elementos si quiere hacerlo, ya sea en forma previa o en
el taller mismo.

DEMOCRACIA

.- Ya no estamos en la época que un golpe militar terminaba con las instituciones y las elecciones.
Superado esto, entonces, lo que queremos es mejorar la democracia, más y mejor democracia.
Para los ciudadanos la falta de democracia significa no ser escuchados, ver que se tomas decisiones
sin consulta alguna, que los ministros no asumen sus responsabilidades, que los dirigentes mienten
con impunidad, que el mundo político vive encerrado en sí mismo y no rinde cuentas suficientes,
que el funcionamiento administrativo sigue siendo opaco.

.- La democracia presenta en la actualidad lo que se denomina un “cambio de paradigma”: de tener


el eje en un modelo parlamentario representativo a un modelo de presidencialización.

El modelo parlamentario representativo se construyó sobre dos principios: el imperio de la ley, y el


advenimiento de un pueblo legislador. La impersonalidad se consideraba como la primera de las
cualidades políticas. Los hombres de la Ilustración querían reducir el espacio de lo político como
esfera de la decisión. Todo eran leyes, impersonalización. Todo el poder se centraba en el
legislativo. Desde 1789 se empezó a hablar de “aristocracia representativa”. La noción de
“democracia participativa” también se inscribe, en lo esencial, en el mismo espacio de
perfeccionamiento y superación de la democracia representativa.

Con Bonaparte, primero, pero sobre todo con la primera guerra mundial, se quiso reducir la
distancia entre autoridad y democracia, y se fundó el arte, reconocido como vital en la prueba de la
guerra, de conducir a los hombres y organizar racionalmente las cosas. Se amplió el campo de la
cción pública: el problema ya no consistía en definir reglas sino en lograr resultados concretos,
“tomar medidas”, adoptar estrategias. Comienza la era del predominio del Poder Ejecutivo.

Hoy la clave de la democracia está en las condiciones del control que la sociedad ejerza sobre el
Poder Ejecutivo. Como el autogobierno es imposible, la gran apuesta pasa a ser la relación
gobernantes – gobernados. La acción gubernamental tiene que tener las condiciones que permitan
su apropiación por los ciudadanos, y no hagan de ella una instancia de dominación, la expresión de
un poder oligárquico separado de la sociedad. Pasar de una “democracia de autorización” a una
“democracia de ejercicio”. No sólo te autorizo a gobernarme cuando voto, sino que te controlo,
acompaño, critico, en cada momento, en cada decisión. Esto es lo que sucede hoy. Aquí entran la
transparencia, el gobierno abierto, todos los mecanismos de participación ciudadana.

Las dos tentaciones del “Ejecutivo fuerte” son: a) la del repliegue en su dimensión de gestión y
administración, renunciando a la dimensión política de resolver los conflictos de toda sociedad;
esto es el ideal tecnocrático. b) radicalización y autonomización del Poder Ejecutivo, decisionismo
extremo siempre estamos en estado de emergencia. También hay que tener cuidado con la
“voluntad espectáculo”, que termina por confundir el ejercicio de la palabra y la conducción de la
acción.

Para los titulares del Poder Ejecutivo el poder tenía en sí mismo su justificación. Tenían que saber
hacerse obedecer, transmitir impulsos, canalizar descontentos, administrar relaciones de fuerza,
eliminar rivales. El gobierno era para ellos un arte del manejo de la fuerza, la astucia, la seducción
para conquistar una posición y conservarla. Para ello, sólo les era útil una literatura práctica sobre
el ejercicio del poder, redactada para uso de los amos. Eso es El Príncipe, de Maquiavelo. Otro
autor, Naudé, en el Siglo XVII, escribió un libro con sólo 12 ejemplares, ya que era peligroso que se
conociera fuera de un círculo selecto.

Los partidos políticos fueron las organizaciones que tuvieron el papel protagónico en el
funcionamiento del modelo parlamentario de la democracia. Fueron una instancia de organización
“del número”, como se decía en el Siglo XIX. Marcaron una ruptura con el viejo mundo de las redes
de notables que regían la vida política y parlamentaria en la primera era del sufragio. También se
convirtieron en organizaciones de masas. Expresaron clases e ideologías, es decir, intereses y
visiones de la sociedad y de su devenir. Pero no se pudo evitar que siempre renacieran formas de
“aristocracia en la democracia”.

La sociedad se tornó más heterogénea y, por ende, menos fácil de representar. Y surgió una nueva
era, la del individualismo de la singularidad. Los individuos no sólo están determinados por su
condición social, sino por su historia personal. Los partidos políticos no son capaces de asumir una
“dimensión narrativa”, se han alejado del mundo vivido, su lenguaje resuena en el vacío, cargado
de categorías y dimensiones abstractas que ya no evocan lo que la gente vive sensiblemente. Se
han deslizado a la función gubernativa, ya no se conciben como interfaces, intermediarios entre la
sociedad y las instituciones políticas. Se han vuelto elementos auxiliares de la actividad del Poder
Ejecutivo, representan más la razón del Gobierno frente a los ciudadanos que de éstos frente a
aquellos.

Surgieron otros canales, además de los partidos políticos, además de los representantes
parlamentarios. Son asociaciones activas en los diferentes dominios de la vida social y cultural. Más
allá de la dialéctica gobierno – oposición, ya que esta última se maneja muchas veces más en la
perspectiva de una reconquista del poder que en la ampliación de las capacidades de los
ciudadanos. Por ello se ha revitalizado la noción de “Foro Democrático”, y crecieron organizaciones
cuya meta no es tomar el poder, sino vigilarlo y controlarlo. Grupos horizontales, cuya meta es
gestionar un bien, una actividad, un proyecto.

Esto es una teoría ampliada de la democracia. Una autoinstitución de la sociedad. La soberanía del
Pueblo. El poder ciudadano no es en este caso sólo del orden del voto: procede de la posibilidad
brindada a todos de “tomar la palabra en el Foro”. Las redes sociales son un ejemplo a analizar.
Pero ojo con el anarquismo: Proudhon se negaba a reconocer que hay una autonomía y una
especificidad de la esfera de lo político, ligadas a un trabajo de institución de lo común que no
puede reducirse a la organización de los dispositivos cooperativos. Por ello esto no es negar ni la
esfera de decisión ni la esfera parlamentaria, sino agregarles nuevos elementos. La Democracia
tiene que ser un Proyecto Colectivo, asumido finalmente por un conjunto más o menos vasto de la
población. Los Gobiernos no pueden dar nada que los Pueblos no construyan…
.- La ampliación de la democratización no puede medirse a través de la proporción de población
con derecho al voto, solamente, sino – desde un punto de vista individual – observando en que
ámbitos sociales la persona tiene capacidad de decisión y – desde un punto de vista social - que
poder de decisión ostentan las instituciones en las cuales participa.

.- Hay mayor perfección en un conjunto cuyas partes están todas llenas de vida y de iniciativa, que
en un conjunto cuyas partes no son más que instrumentos atravesados por la iniciativa de los
órganos superiores de la comunidad. (Jacques Maritain)

.- No es bueno buscar modelos cerrados, estáticos. La democracia es menos un orden establecido…


que un combate por la igualdad. No hay salvación sino eterno combate. No hay soberanía lograda
sino precario triunfo.

.- Quizás no baste con el sustantivo “Democracia”, quizás haya que adicionarle algún adjetivo. ¿Por
qué no “democracia inclusiva”? Hannah Arendt señalaba que en el Siglo XX se abandonó la causa de
la democracia, “la más antigua de todas, la única que en realidad ha determinado, desde el
comienzo de nuestra historia, la propia existencia de la política: la causa de la libertad contra la
tiranía”. Pero no la democracia liberal de mercado (que, al someterse a la competitividad, niega los
lazos entre los hombres), sino la democracia inclusiva, que se amasa entre la libertad y la justicia, y
que tiene como horizonte – como, si se quiere, permanente utopía – la igualdad entre las personas.
Porque las asume – a todas y a cada una de ellas – como un fin en sí.

.- En la mayor parte de las naciones europeas, la existencia política se inició en las capas altas de la
sociedad, comunicándose poco a poco, y siempre de manera incompleta, a las diversas partes del
cuerpo social. En América, por el contrario, puede decirse que el municipio fue organizado antes
que el condado, en condado antes que el estado, y el Estado antes que la Nación. (Alexis de
Tocqueville)

GLOBALIZACIÓN

.- Se puede simplificar la cuestión diciendo que la globalización es un proceso de raíz tecnológica,


que de hecho quita poder a los Estados nacionales, y que es inevitable, por lo cual sólo queda
adaptarse a ella. Como supo decir Nelson Mandela, viene, como el invierno, y hy que abrigarse, no
negarla. Todo esto es cierto, en algún sentido. Hay un proceso que, afirmado en la innovación
tecnológica, no sólo aceleró el tiempo y acortó las distancias, sino que también diluyó la diferencia
entre “lo externo” y “lo interno”, y llevó a definir el campo internacional como el de las complejas
redes de interacción gubernamentales y no gubernamentales, que estructuran el espacio del
planeta y el gobierno del mundo.

Pero yo creo que hay que tener un proyecto nacional para participar de este mundo cada vez más
interrelacionado. Nacional y regional. Que no parte del concepto de “nacionalismo”, entendido
como de sentirse por encima de otros. Sí del de patriotismo, pues no creo que no haya nadie que
no sienta amor por la tierra donde nació. Y, a partir de allí, en conjunto con los que habitan esa
misma tierra, ya sea el país o la región, pretender tener la mayor capacidad posible de “voz y voto”
en las cuestiones globales.
.- Sólo la política, una política bien entendida, puede orientar la economía globalizada hacia el bien
común de todos.

.- La discusión es si la integración es conducida por los poderosos, con una forzada imposición de la
uniformidad, sino por los Pueblos, con un profundo respeto por las diferencias.

.- En la reciente cumbre del G 20, China propuso una gobernanza global que considere los factores
económicos y financieros; la coordinación en temas macroeconómicos y la coordinación de
políticas encaminadas a promover la innovación. Es claro que necesitamos reglas globales,
acuerdos globales, instituciones globales.

.- Este año, China y Estados Unidos ratificaron el Acuerdo de París, para el cambio climático. Una
señal política de altísimo valor, que puede hacer que el Acuerdo se ponga en marcha en muy pocos
meses.

.- La interpretación neoliberal de la globalización, de carácter economicista, hace de las demandas


de los mercados la última razón y el sinónimo del bien común.

.- Para humanizar la globalización, se requiere de un pluralismo cultural, pero de un relativismom


ético. No vale decir “mi cultura acepta esto y listo”, porque así se cortaría el necesario diálogo entre
culturas. Hay valores que deben ser universales. Aunque estos no deben confundirse con los de las
potencias dominantes.

.- El Estado Nacional se encuentra, en muchos casos, en situaciones de no poder fijar sus propios
objetivos en el terreno económico y social ni resguardar la identidad y los valores culturales que
definen a una comunidad nacional. En tal contexto, se observa un desarrollo creciente de los
procesos de integración regional, como una forma de ampliar la escala geográfica, demográfica y
productiva a fin de preservar cierta capacidad de decisión, aún cuando deba resignarse en favor de
instituciones regionales (supranacionales) atributos que históricamente correspondieron al Estado
– Nación.

.- La relación económica entre los países funciona de manera bien distinta a los supuestos
elaborados por la teoría del librecambio. Las restricciones para – arancelarias, la competencia
desleal, el comercio administrado y los subsidios a la producción y a las inversiones son, , entre
otros, elementos permanentemente presentes en las relaciones comerciales externas

.- No se trata de la crisis de la instancia estatal en cuanto tal, sino de su forma moderna. Pues no
sólo lo estatal (en el nivel local, nacional, macrorregional y mundial) sigue siendo esencial, sino que
aún el mismo Estado Nacional sigue siendo indispensable. Se trata, por consiguiente, no de abolirlo,
sino de redefinir su rol, articulándolo con instancias políticas inferiores (municipal, provincial…) y
superiores (por ej. Mercosur, Comunidad de Naciones, unas Naciones Unidas democratizadas, etc.)

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