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COLEGIO DE ESTUDIOS DE

POSGRADO DE LA CIUDAD DE
MÉXICO

MAESTRIA EN DOCENCIA Y GESTIÓN DE


INSTITUCIONES EDUCATIVAS

CONTEXTO ACTUAL DEL SISTEMA EDUCATIVO


MEXICANO

CATEDRATICO: DR. HUGO CANSINO MORALES.

CRITICA DE LA REFORMA EDUCATIVA

ALUMNA: LIC. GRACIELA RAMÍREZ VILLANUEVA.

GRUPO: 70 - G
INTRODUCCIÓN

El siglo XXI y sus principales desafíos dominados por la globalización, no implica importar
información, ideas, usos y costumbres de poblaciones ajenas y provenientes de otros
contextos y realidades. Somos capaces de desarrollar el modelo educativo mexicano, hecho
por y para mexicanos, nadie conoce mejor que nosotros la naturaleza y causa de nuestros
problemas, y por tanto somos los responsables naturales de su solución.

El proceso educativo exige la conjugación de una variedad de factores: docentes, educandos,


padres de familia, autoridades, asesorías académicas, espacios, estructuras orgánicas, planes,
programas, métodos, textos, materiales, procesos específicos, financiamiento y otros. No
obstante, es innegable que el desempeño del docente es el factor más relevante de los
aprendizajes y que el liderazgo de quienes desempeñan funciones de dirección y supervisión
resulta determinante.
En atención a ello, la creación de un servicio profesional docente es necesaria mediante una
reforma constitucional; el tratamiento de los demás factores podrá ser objeto de
modificaciones legales y administrativas en caso de estimarse necesarias.
El magisterio mexicano es la profesión que guarda mayor cercanía con la sociedad. Los
maestros han desempeñado un papel preponderante en la construcción del México de hoy y
su contribución seguirá siendo decisiva para el porvenir. La sociedad mexicana del siglo XXI
sabe del arduo esfuerzo que implica la edificación de la Nación, aprecia las aportaciones del
magisterio en el proceso de creación de las instituciones y su impulso al desarrollo social.
Reconoce la importancia que la figura del maestro ha representado para la vida del país, el
enorme significado que tiene en la atención educativa que se presta a los niños y a los jóvenes
y en el proceso de fortalecimiento de la identidad nacional y de la formación de ciudadanos.
DESARROLLO

Con la introducción de la Reforma Educativa propuesta por el actual gobierno se abre de


lleno el debate sobre el nuevo paradigma donde se habrán de asentar los cimientos
filosóficos y estructurales de la actual política educativa.

En esencia nadie puede negar la trascendencia que tiene el que se cree una Reforma, que a
nuestro país, dadas las condiciones pasadas, presentes y futuras, le urge. Sin embargo, son los
enfoques, concepciones y términos; que al final de cuentas, representan esos pequeños
detalles, que si marcan diferencia, los que conviene ajustar partiendo de distintas premisa,
como son:

a). La desafortunada experiencia histórica que nos confirma que acompañado a cada inicio
sexenal aporta una propuesta de Reforma Educativa, (que por cierto se nos vende como el
proyecto idóneo que habrá de resolver los problemas asociados al tema educativo).

b). La falta de un consenso de consulta genuina, preferencialmente pública, representativa e


incluyente de las bases educativas, es decir los docentes y directivos inmersos en la
educación. Por incluyente se debe entender que no sólo se debieron invitar a construir las
propuestas a los especialistas en el tema, sino a toda la estructura social, que se sabe en
mayor o menor medida está implicada y le concierne el tema, incluyendo a las voces
opositoras y críticas, que también forman parte de éste país.

La actual propuesta de la SEP de mejoramiento educativo apoyadas básicamente en


herramientas de evaluación y soportada por la creación del Instituto Nacional de Evaluación
Educativa ; pese a su publicitada operatividad, no pareces representar el mecanismo
idóneo para lograr la mejora pretendida, en virtud de que el mejor sistema educativo del
mundo no funcionará sin el hecho los docentes no somos capaces de establecer para todas
las asignaturas impartidas, aprendizajes significativos y aplicables y competencias que
privilegien al ser sobre el hacer.

Invertir en el diseño de un perfil docente que aunado a sus atributos y competencias


preestablecidas lo doten de las herramientas imprescindibles para desarrollar competencias
tangibles, justificadas y verdaderamente útiles para delinear el perfil de egreso de los
alumnos; lo que no será posible si en tales herramientas no se incorpora el componente de
requerimientos regionales y locales de los educandos.

CONCLUSIÓN

La reforma educativa no tiene un proyecto educativo explícito. No hay en ella nada que
esclarezca hacia dónde se quiere caminar en el terreno pedagógico; ni cómo resolver los
principales problemas del sector. Por ejemplo, no hay una sola idea que aclare cómo
terminar con la desigualdad y el rezago educativo en el que se encuentran 32 millones de
personas en malas condiciones de alimentación. Lo que se aprobó no es una reforma
educativa, sino una reforma laboral y administrativa disfrazadas. Su objetivo es que los
maestros deben estar controlados y rendir cuentas sobre la base de exámenes estandarizados,
cuyos resultados deben servir para premiarlos a ellos y a las escuelas con estímulos
económicos, si los resultados son buenos, o castigarlos con el despido, si son malos. Lo que
la reforma legaliza es la posibilidad de despedir a maestros y directores que cuentan ya con
una plaza de base definitiva (y, por tanto, con un derecho creado), si no obtienen
calificaciones adecuadas en las evaluaciones que se les realicen. La permanencia en el
empleo está en entredicho.
El Pacto por México asegura que la autonomía de gestión facilitará que los recursos públicos
lleguen a las escuelas y sean eficazmente utilizados, garantizando la gratuidad de la educación
pública. Mentira: la legislación abre la puerta para que, en nombre de esa autonomía, y con
el pretexto de involucrar a los padres de familia en la gestión y el mantenimiento de las
escuelas, se legalicen las cuotas, se permita la entrada de empresas a los centros escolares y se
convierta en letra muerta el precepto constitucional que garantiza la gratuidad de la
educación pública. Eso tiene un nombre: privatización.

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