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Cortés Prado, Aldo

Título del libro: Cartas a un joven poeta

Ensayo: Definición de la técnica en la creación poética.

Área IV
Universidad Panamericana Preparatoria

Fecha de entrega: 8 de marzo de 2018


Definición de la técnica en la creación poética

El creador ha de ser un mundo para sí y lo ha de encontrar todo en sí mismo y en la Naturaleza con la


que se ha fundido.

—Rilke, Rainer Maria. (1903)

Introducción

Hacia finales del Siglo XIX se tenía un extenso catálogo y un gran antecedente de creación

literaria. Las letras, para poder convertirse en arte, han acuñado distintas formas y técnicas

estilísticas. Desde los cantos populares medievales hasta los majestuosos poemas románticos, el

estilo literario ha respondido a una serie de normas técnicas y estéticas dependiendo de la época.

La poesía, género que será objetivo del presente tratado, es una de las constantes en los distintos

periodos de la literatura. Tan sólo el Neoclasicismo prescinde de él; sin embargo, es claro que,

desde entonces, surgió de entre los escombros del alma la poesía como culmen de la literatura.

En la obra de Rilke —Cartas a un joven poeta— observaremos que el quehacer poético, más allá

de eufonía y armonía, necesita de la propia esencia del poeta. La obra surge del individualismo

del autor y no por sí misma, opuesto al “…podrá no haber poetas; pero siempre

habrá poesía” (Becquér, ¿1871?). Además, podremos ver que, para Rilke, no hay un método

técnico para crear poesía, sino que ésta es fruto de la búsqueda interior y la confrontación con

el pasado.

La poesía distante de la razón

La primera sentencia de Rilke respecto el oficio del poeta, es la razón por la cual alguien debería

dedicar su vida a ello. El oficio de escribir es legítimo sólo si no puede vivir sin escribir. En pocas

palabras, para que alguien se convierta en poeta, debe lograr que sus intenciones trasciendan su

propia vida; que la poesía sea motivo esencial de su existir.


Investigue el fundamento de lo que usted llama escribir; compruebe si está enraizado en lo más
profundo de su corazón; confiésese a sí mismo si se moriría irremisiblemente en el caso de que
se le impidiera escribir.1

Una vez que se encuentra el oficio del poeta, es menester comprender ciertos aspectos respecto

al arte de la poesía, los cuales intentaré desarrollar con lo dicho por Rilke.

Como lo expreso en el título de la sección, el arte debe estar alejado de la razón. Puede ser una

sentencia simple, pero es fundamental para la definición de Rilke. Por eso dice que el amor –

visto como pasión y no como temática– debe imperar en lugar de la razón:

Las obras de arte son soledades infinitas y con nada son menos alcanzables que con la crítica.
Solo el amor puede comprenderlas, celebrarlas y ser justo con ellas.2

Por tanto, la poesía debe mantenerse alejada de las críticas, ya que son parte de la razón que,

según Rilke, no puede comprender al arte. En su lugar, el amor y los sentimientos son los

verdaderos pilares del arte.

Y es ahí donde comienza la idea fundamental de Rilke: el poeta romántico. Una poesía alejada

de la razón sólo puede producirse cuando uno es capaz de mirar hacia sí mismo. Por eso es tan

importante evitar la crítica, ya que, al buscar opiniones externas, uno deja de lado la

individualidad y no es capaz de ver su propia creación como algo íntimo. Rilke dice:

Nada puede estorbarlo con mayor violencia que mirar hacia fuera y de allí esperar una
respuesta a preguntas que quizás solo su más íntimo sentimiento, en los momentos más
silenciosos, puede acaso responder.3

Tal como lo muestra mi epígrafe, la creación poética, desde el punto de vista de Rilke, es

producto de ver hacia uno mismo –que posteriormente hablaré más del tema– y de ver hacia la

1 RILKE, Rainer, Cartas a un joven poeta, Cuba: Editorial Gente Nueva, 2004, p. 8.
2 Ibíd., p. 16
3 Ibíd., p. 10
naturaleza. Sin embargo, hay algunas otras recomendaciones que Rilke le da a Kappus, aunque

todas se deriven de la individualidad y el concepto del “Yo”.

El arte de la soledad y el dolor

Uno de los aspectos en los que más se hace énfasis en las epístolas, es en la soledad. Para Rilke,

siendo precisos, sólo la soledad puede sumir al poeta en sí mismo y, por tanto, llevarlo a la

cúspide de lo que será su arte. Renunciar a la soledad es equivalente a renunciar a la búsqueda

dentro de uno mismo, lo que implica renunciar al arte.4

Además, la soledad duele, por lo que soportar el dolor y expresarlo es camino a una auténtica

obra. Por lo dicho en las epístolas podemos saber que Rilke tenía un estilo de vida solitario. La

soledad debe ser amada y aprovechada por el poeta, por lo que Rilke insiste e invita

constantemente a Kappus para valorarla.

La soledad descrita por Rilke, que incluso llega a comparar con la soledad vivida por los infantes,

es una muestra del ideal romántico que se sostiene en la forma de hacer poesía. De hecho, llega

a ser una idealización, pues pretende ver a la soledad como un motor de las relaciones

interpersonales. Con la sentencia Somos soledad5 podemos observar esa idealización por la soledad

y, en consecuencia, una idealización del “yo”.

La forma que Rilke recomienda para poder adentrarse en uno mismo, siendo partícipe de la

soledad, es volviendo hacia el pasado. Como lo dice en la primera epístola:

Intente desenterrar las sensaciones sumergidas de ese pasado lejano; su personalidad se


fortalecerá, su soledad se hará más grande hasta convertirse en una estancia en penumbra
donde el estrépito de los otros pasará de largo, a lo lejos.6

4 Cfr. Ibíd., p. 10.


5 Ibíd., p. 44.
6 Ibíd., p. 9
Evocar los recuerdos de la niñez, que es donde la soledad pretende estar más latente, es

indispensable para la creación literaria.

Confrontación con la naturaleza

Finalmente, Rilke pone en la mesa otra fuente imprescindible para la inspiración y la creación

poética: la Naturaleza. Rilke entiende por Naturaleza todo lo que rodea al ser humano, que es

creador de la poesía.

Una de las principales problemáticas que Rilke menciona es la de “expresar acontecimientos”.

O sea, la dificultad de encontrar y evocar objetos. Contemplar y observar la naturaleza es

menester para lograr una buena obra:

…si atiende a la Naturaleza, a lo sencillo que hay en ella, a lo pequeño, a lo que casi nadie ve y
que sin previo aviso puede transformarse en algo grande y sin medida; si usted ama lo menudo,
y con toda sencillez busca como un servidor ganarse la confianza de lo que parece pobre, todo
se le volverá más fácil, más unificado, tal vez no en el entendimiento, que siempre retrocede
sorprendido…7

Conclusión

Bibliografía

 RILKE, Rainer, Cartas a un joven poeta, Cuba: Editorial Gente Nueva, 2004

7 Ibíd., p. 21

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