Sunteți pe pagina 1din 84

Colección Psicología Contemporánea

Vlannoni

1
•¡

'
~
1

Freud ·
El descubrimiento del inconsciente

'.

. Ediciones Nuc\'a Visión


1
Buenos Aires
Título del originul en lroncfs: 1:reud, 8dhlons du Scull, l'uda, l1Jb8
Traducido por Jorge Jinkis y Mario Levín

',
~
,j
.,~
Es difícil creerlo: como Schliemann, desenterré otra
1·roya a fa que se crefa mftica.
i
Freud j,

1
1
1
l
1

l~
¡r
'
i•
!¡ 1:
,,
1
1

1 1
1 '

1.S.B.N. 950-602-127-9
© 1987 por Ediciones Nueva Visión SAIC
Tucumán 3748, Buenos Aires, República Argentina
Impreso en la Argentina / Printed in Argentina

...
L
PRESENTACION
-

'J
·~

No es posible evaluar la importancia de un libro por su tamaño,


ni la biografía de E. Janes por sus tres volúmenes, ni el de O.
Mannoni por su cantidad de páginas (impuesta por exigencias de la
colección donde se publicó originariamente en Francia).
;'
..1. l
'
Actualmente, un libro sobre Freud es raro. Pero éste es sf11gu-
lar. No hallaremos en él ninguna "verdad biográfica" que 110 sea
pertinente desde el "punto de vista de la verdad analítica". Es así
como, por primera vez, se piensa la relación de Freud con Fliess
desde la teoría que esa misma relación ha fundado, otorgándole de
este modo un lugar en la constitución histórica de los conceptos. Esta
· preocupación por los orígenes 110 persigue el establecimiento de ww
¡ "ruptura" entre ciencia e ideología en un dominio específico del
L conocimiento científico, sino . que Ir.ata de rescatar la originalidad
1•
' de un pensamiento y reivindicar su carácter subversiPo frente a
-j los intentos normalizadores de algunos desarrollos ideológicos. Esta
tarea se inscribe en el campo de la reflexión psicoanalítica i11augu-
rado por la obra de /acques Laca11. No involucra 1111 rccfui:o ele ¡ ,1 ;
los aportes posteriores a Frcud ni la demanda ,le una fidelidad
ciega a su obra. No se trata de un regreso a las fuentes, sino e/el
"retorno" de Freud en el discurso psicoanalítico co11temporá11eo. El
autor, en un agregado a la edición francesa (El porvenir de una des-
ilusión), comenta en forma amplia las circ:w1sta11cias históricas que
imponen esta tarea de delimitación de los co11ceptos. fidelidad.
entonces, significará revelar la "sistematiciclad" ,lel sistema freu-
·! diano y descubrir ql((.' no hay !'arios Frcud.
·J

sn: t
Cste libro y Clefs pour l'imé1ginaire (recopifaci611 ele varios tra-
bajos dél autor) nos demuestran algo que de ningiín modo es CUONOI ,OGL\.
obvio: que la experiencia clínica no es incompatible con la produo-
ción teórica. Algo más: la obra de O. Ma1111011i . entre otros, nos
hace pensar que el límite que designa como profano al análisis, se
desplaza de la posesión de un título en medicina hacia el criterio
de pc>rtinencia de una práctica con respecto ele la teoría fre udiana
del inconsciente.(,
Los Traductores
.;

1856 6 de mayo: Nacimiento de Sigismund Freud (cambiará su


·1 nombre a los veintiún años por el de Sigmund). Según la
costumbre, también recibe un nombre judío: Schlomo. Su
l lugar de nacimiento, Freiberg, en Moravia. se llama hoy Pri-
l' 1
bor. Su padre, Jacobo Freud; tiene cuarenta y un años y dos
hijos de un primer matrimonio, Manuel y Felipe. Manuel
tiene un hijo, John, que tiene un año más que Sigismund (su
·l tío) y que será más tarde su principal compañero de juego.
i¡ La madre de Sigismund tiene veintiún años y éste es su pri-
mer hijo. Jacobo Freud es un negociante en lanas. Una le-
!• yenda familiar, poco segura, quiere que los Freud sean origi-
narios de Colonia.
! (En 1856, W. James tiene diez años, Nietzsche doce, Helm-
holtz treinta y cinco, Charcot treinta y uno, Brentano dieci-
ocho, Breuer catorce, Fechner cincuenta y cinco, Schopenhauer
sesenta y ocho y Herbart había muerto hacía quince años.)
1859 La crisis económica arruina el negocio de Jacobo. La familia
se instala (mal) en Viena en 1860.
• Los términos específicamente psicoanalíticos, salvo indicación contraria,
fu eron traducidos siguiendo el Vocabulaire de la Psychanalyse, de J. La-
1865 Sigmund entra al Gymnasium (colegio), un año adelantado.
plam:he y J. B. Ponlalis (PUi'). Debido a que las versiones francesa y caste- 1870 Recibe las obras completas de Ludwig Borne; su lectura ten-
• ~ ¡
11.,na ele la obra de Freud difieren notablemente, hemos preferido traducir drá gran influencia en él. ·
dd francés las citas utilizadas por el aütor y dar la referencia de la cita co-
1¡ 1-r.:-!·, .>11Jic,úc c11 la edición cspaiiola (Sigmund Freud, Obras Completas,
1872 Una fotografía nos muestra a Freud en la edad ingrata; aseado,
Biblioteca Nueva , Madrid; volumen I y 11. 1948, volumen 111, 1968). Las citas serio, un poco vanidoso, con un bigote incipiente, no se pa-
que no provienen de esta fuente son expresamente señaladas. Todas fueron rece en nada a sus retratos posteriores. Vuelve a Freiberg para
cotejndas con la Standard Eclition (24 vol., Hogarth, Londres, 1953°1968). pasar sus vacaciones.

,·' 8 9 ;i
IS1 , lkLih'-' t·n l'I 1·x,1111n1 1111111 1k •. 11·. 1·r,111dlo·, ·,t·t111ul11111,~ l l ,1 lo ubum:, y !.Ólo conoce la neurología .
:,w1111w c11111 /mu/e . Fs lcl k itudo por ~u c~lilo en 11km{111. Ya ·-···· _ Meyncrt (psiquiatría). Entrevé el papel
... u .. , ..... ,v u.!
tiene muchas lecturas en varias lenguas. Influido por un com- del deseo en la amentia de Meynert, pero esta observación
pmkro (Hcinrich Braun), piensa estudiar <lerecho. Se dccic.k accidental nada tiene que ver con sus preocupaciones actuales.
por los estudios de medicina luego de haber leído el cnsa)L'
1884 Encargado de un estudio sobre la cocaína, descubre sus pro-
So/,re la 1wtllrule::a, atribuido a Gccthe.
piedades analgésicas, sospecha sus cualidades nnest¿sicas. pcl'l>
/87 -J 1:n la Universidad. c.kscubrc los prejuicios antisemitas y picn- las descuida. Carl Koller las estudiará y tendrá gran éxit,•:
~" que su lugar cst¡Í ''en la cposición". Sigue los cursos di.'. esto no altera sus buenas relaciones. Imprudentemente. Freud
Brcntano. utiliza la cocaína en sí mismo. Como no tiene ninguna dispo~i-
IS75 Viaja a Manchester, Jnglntcrru. a la casa de su medio hermano ción a la toxicomanía, no la padece ni sospecha que constituye
Felipe y su sobrina Paulina. un peligro. Pero sus experimentos provocan algunos perjuicios
1876 Primeras investigaciones personales en Triestc, sobre l.1s glün- a su alrededor. Queriendo curar a su amigo Fleischl, que es
dulas sexuales de las anguilas. Entra al laboratorio de Bri.ickc. morfinómano, lo convierte en cocainómano y agrava su caso.
Es criticado en los círculos médicos. Comienza a tratar las en-
..;
.)
( . 1877 Publica el resultado de trabajos de anatomía sobre el sistcnrn
f ~rmedades "nerviosas" con electroterapia, aplicando el mé-
": 1' nervioso central de una larva de lampreo.
todo de W. Erb. Al mismo tiempo pone a punto un método
1878 En sus investigaciones (en el laboratorio de Bri.il.:kc) casi
. ~ tlcsc,ibrc la neurona (llamada así en 1891, por Wuldcyer).
de coloración de los cortes neurológicos. publica un artículo
sobre este tema y luego una monografía sobre la coca. Querría
Traba amistad con Breucr, catorce mios mayor. que lo aymfa hacerse conoc~r por algún descubrimiento.
¡ moral y matel'ialmente. (Numerosos préstamos di: dinero.)
./R79 Sigue (sin entusiasmo) el curso de psiquiatría de Meyncn.
1885 Ocupa (poco tiempo) un puesto en una clínica privada don,k
ocasionalmente empica el hipnotismo. En abril. destruye todos 1
Sólo se interesa en el aspecto neurológico de los problemas. sus papeles. Durante un instante piensa emigrar para mejo-
\ 1880 Un año de servicio militar. Breuer comienza la cura e.le lkrl.i rar su situación. Es nombrado Privatdozent. lueio obtien.: 11

:,q:,
~ Pappcnheim {Anna O.). Frcud traduce cuatro ensayos d..: una beca para realizar un viaje de estudios y elige ir a Parí::'.
Stuart Mill (Sobre la cuestión obrera, Lll emancipación úc• a estudiar con Charcot en la Salpetrierc. Allí obser\'a las mc1-
,, lus mujeres, El Socialismo, Platón). Prefiriendo no emprender nifestaciones de la histeria y los efectos del hipnolismo "':' fo
~ ¡t la práctica médica, proyecta una carrera en la investigución sugestión. Charcot e.ierce gran influencia sobre él. Se propom·
:1 o la enseñanza.
¡i 18,~ I Aprueba {tardíamente) los exámenes finales de medicina.
para traducir sus conferencias y es aceptado.
' 1886 Dej11 París por Berlín, donde se interesa en . la neurop¡1folo-
/S82 Debe seguir los consejos de sus amigos y profesores: sin 1\:· gia infantil. Nuevamente en Vientt. hará una residencia en el
\.__., cursos materiales no puede continuar una carrera e.le · investi-
Instituto de Enfermedades Infantiles. Da una conícrcnciu ,,,.
gador, y tendría que esperar mucho tiempo antes de obtener
·,1 bre la histeria e informa lo que vio con Chan:ot: no es bi\!11
una cátedrn. Encuentra a Marta Bcrnays (perteneciente u una
familia de intelectuales judíos) y quiere casarse: e.lebení gu- acogido. Comienza su práctica privada: abre ~u com,dtorio
narsc la vida. En noviembre, Breuer le habla del caso de Anm1 ' d domingo de Pascm1s. Se casa con Marta en se1kmbr.:. Pu-
O .. interrumpido desde junio. Frcud se asombra, se interesa, blica la traducción de l,e<;om s11r l<'s i11t1/c1di<'s du srs1i•111c
pero 110 es influido. ll('r l'ell.\', 111, de Ch::rcot.
'
;t
\
IU 11

_________________________________...,______________________
~ 8 7 Sin abandonar la electroterapia, comienza a utilizar el hip-
notismo. Nace Matilde (octubre). Primera carta a Fliess (di-
l89R Prepara la /'· :copatología de la vida cotidiana y reúne ejem-
-
ploSc_que servirán para El chiste. Publica Los mecanismos del
ciembre) . olvido. Concluye La interpretación de los sueños (excepto el
1888 Publica la traducción del libro de Bernheim: De la sugestión capítulo vm .
y sus aplicaciones terapéuticas. Por primera vez aplica un 1899 José Popper-Lynkeus publica en Dresde Fantasías de un realis-
método inspirado en Breuer (a Frau Emmy von N .) , en mayo.
.
1889 Viaja a Nancy para ver a Bernheim y a Liébault. Nace Juan-
ta. que Freud no leerá hasta más tarde . Publicación de Los
recuerdos encubridores. Aparición de La interpretación de
Martín, le ponen ese nombre por Charcot (diciembre). los sueños, a la que el editor le pone la fecha de 1900.
. i 1900 Comienza el análisis de Dora (14 de octubre).
1891 Publica un libro sobre la afasia, donde critica la teoría de
las localizaciones. Nacimiento de Oliverio (Oliverio, por J.90 T El sueño y su interpretación, resumen de La interpretación
Cromwell). de los sueiivs. Escribe Sueí'io e histeria, donde relata el aná-
lisis de Dora. pero que será publicado en 190.5 con otro tí-
1892 Artículo sobre el tratamiento hipnótico. Logra que Breuer
tulo . Las relaciones con Fliess comienzan a deteriorarse. Viaje
colabore con él. Una paciente (Elisabeth von R.) le impone el
a Roma. Publicación de la Psicopatología de la vida cotidiana
método de las asociaciones libres. Publica la traducción del (en revista) .
segundo volumen de Bernheim. Nacimiento de Ernesto, nom-
1902 Viaje a Nápoles.
bre de Brücke.
/90> Primeros discípulos (Federn, Stckel. etcétera).
1893 Publicación de la Comunicación preliminar con Breuer. Ar-
. tículo necrológico sobre Charcot, muerto el 16 de agosto. 1904 Viaje a Atenas. Comienza la correspondencia con Bleuler, de
Artículo sóbre las parálisis histéricas (en francés, en la Revue Zürich .
de neurologie) . 1905 Tres ensayos sobre la sexualidad. El chiste en su relación con
Formulación de la teoría de la seducción traumática (que el inconsciente. Análisis fragmentario de una histeria (Dora).
j abandonará cuatro años más tarde) . Nacimiento de Sofía. /907 Visita de Jung (febrero).
' 1894 Artículos sobre las Psiconeurosis de defensa. Nueva traduc- Encuentro con Abraham. El delirio y los sueí'ios en la Gradiva
de ,W. Jensen.
ción de Charcot (Lefons du mardi) . ! 1

1895 Publicación de Obsesiones y fobias. Aparición de los Estudios 1908 Visita de Ferenczi (febrero) .
J
:I sobre la Histeria. En julio, en Bellevue, análisis del sueño Congreso de Salzburgo (abril). Segundo viaje a Inglaterra
li (setiembre).
\ '. 1 de La inyección dada a Jrma. Nacimiento de Ana (diciembre).
Jl 1909 Análisis de una fobia de un niño de cinco afios (Juanito).
11 1896 Explosión de violentos sentimientos negativos contra Breuer. Análisis de un caso de neurosis obsesiva (el hombre de
J¡ Escandaliza a su auditorio en una conferencia sobre la etiolo- las ratas). Viaje a América (setiembre) con Jung y Fe-
gía sexual de la histeria. Vacaciones en Florencia. Muerte de renczi. Conferencias en la Clark University (Worcester, Mas-
'-!¡ Jacobo Freud (octubre). · sachusetts) .
1897 Sueño significativo (edípico pero relacionado por Freud con 19/0 Congreso de Nuremberg. Fundaciqn de la Sociedad Inter-
la teoría del trauma) en mayo. Viaje a Italia, no va más allá de nacional. Jung es el presidente. Publicación de Cinco lec-
Perusa (su identificación con Aníbal lo hace detenerse en el ciones de psicoanálisis (las conferencias pronunciadas en
lago Trasimeno). Descubrimiento del Edipo (octubre) . . América). Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci.

.l. 12 13

1
~-
t.
1911 Dimisión de Adler. Congreso de Weimar y de Budapest. Pu- > dé ,d 1c·111ti: l , muerte de Freud . Aparición del final de
blicación del Presidente Schreber con el título Observaciones Moisés y el moTtoteísmo.
psicoanalíticas sobre un caso de paranoia autobiográficamente
descrito. De 1910 a 1912, varios artículos sobre técnica.
1913 Ruptura con Jung. Congreso de Munich. Aparición de Totem 1940 Esquema del psicomuílisis. L" escisión del Yo .
y tabú. 1950 El nacimiento del psicoanálisis. (Cartas a Fliess. )
1914 El Moisés de Miguel Ángel. Historia del movimiento psico- 1951 Muerte de Ma rta Freud . (Conservaba todas las cartas que
analltico. Dimisión de Jtlng. Freud Je había escrito . Sólo una pequeña parte fue publicada.)
1915 Realización de varios ensayos de metapsicología. 1954 Notas originales (sobre el análisis del hombre de las ratas).
1917 Duelo y melancolla_. Introducci6n al psicoanálisis. 1967 Thomas W oodrow Wil son (por Bullitt y Freud).
¡ 1918 El hombre de los lobos: historia de una neurosis infantil.
'
' 1919 Más allá del principio del placer. Se pega a un niño.
1920 Enero, muerte de Sofía.
q 1921 Publicación de Psicología de las masas y análisis del yo. Con-
.'i i
' greso de Hagen.
1922 Congreso de Berlín.
r 1923 Diagnóstico de cáncer en la mandíbula. Primera operación.
\¡ Publicación de El Y o y el Ello.
. 1'
1925 Autobiografía. La Negación.
l
Diciembre, muerte de Abraham.
1926 Psicoanálisis y medicina. Inhibici6n, sintoma y angustia.
1
.·¡¡ 1927 El porvenir de una ilusión.
1929 El malestar en la cultura.
il
1930 Recibe el premio Goethe (Ana lo representa en Francfort y
lee el discurso de agradecimiento que había escrito). Setiem-
1 bre, muerte de la madre de Freud. Escribe, en colaboración
con Bullitt, Thomas Woodrow Wilson, que será publicado en
1967.
1932 Nuevas aportaciones al psicoanálisis.
q 1933 Mayo, los nazis queman en Berlín las obras de Freud.
·, 1937 Análisis terminable e interminable.
1938 Marzo, la Anschluss. Roosevelt y Mussolini intervienen en
favor de Freud: Parte para Londres en junio. Trata pacientes
casi hasta el fin. ·
-"·
0 1 14 1 15
-
A SúLU TlE:,E INTER~S EN SU
RELACiúN CON EL PSICOANALISIS ...

La obra de Freud, si bien tiene notables cualidades literarias, no


~
pertenece en primer término a la literatura: apunta a una verdad.
.. Aquellos que la comentan tienen que elegir entre diferentes perspec-
tivas de acceso, según su propia concepción de la verdad.
1
La doctrina freudiana permanece abierta a las interpretaciones,
-1 a las correcciones y a los nuevos desarrollos, pero esta no será nues-
tra tarea. Sólo nos retendrá la verdad del propio Freud. de qué

l
modo llegó a plantearse las preguntas y luego a responderlas. En ]a
medida de lo posible, se trata de dar una idea de trabajo tal como
lo hizo, mostrar a Freud haciéndolo, sin fingir seguirlo paso a paso
1 con el pretexto de no anticiparse, ya que con frecuencia lo que con-
tinúa aclara las dificultades que eran oscuras al comienzo y permite
r describirlas correctamente.
11
i¡ Quizá los biógrafos supusieron que algo en el pasado de Freud
lo preparaba para sus descubrimientos, pero que al mismo tiempo
fueron el azar y los encuentros los que lo condujeron a ellos. Si
hubiese tenido más éxito con sus cortes histológicos, si su esposa
no hubiera sido amiga de Berta Pappenheim, si sus maestros le
hubieseri negado la beca para el viaje . . . Tantos "si" evidencian la
rnntingencia de su carrera y nos impiden buscar la predestinación
mítica que se atribuye a los héroes. Pero no hay duda de que ·una
vez comprometido, por poco que fuese, en un diálogo con la his-
teria, siguió su propio camino, lejos de toda senda abierta, sin
dejarse desviar por nada, sobre todo sin dejarse desviar por las opo-
~iciones. No es fácil entonces situar en la historia a este destino. Por
el ambiente médico de Viena, sus aspiraciones, sus contradicciones

17
·.~

1
r
e, incluso, sus sue11os, se pu<ltu prever cutil seda la existencia <le u,, L11 adelante, hará lo mismo periódicamente. Quiere
J....., ., .. .,...,,...,.,.
médico judío, pobre, apasionado por la investigación y a la espera marcar así, en ese momento, el "gran cambio de su vida"; y en
de algún éxito que le diese renombre y posición. Pero no se podía efecto lo es, pero no lo sabe. ¡Supone que se trata de su próximo
prever su violenta oposición a ese medio en nombre del descu- matrimonio y del abandono de la investigación! ·
brimiento del inconsciente. Hoy tal descubrimiento forma parte de Veamos cómo presenta los hechos a Marta, su prometida
lo que bautizamos con el nombre de modernidad. Cuando surgió (28/IV): Hoy realicé uno de mis proyectos. Un proyecto que
1
no tenía nada de "moderno". Freud hablando de sí mismo pudo es- muchos infortunados que aún no han nacido habrán de lamentar
~
; cribir: El autor de La interpretación de los sueños ha osado ubicarse un día. Te lo diré, ya que no adivinarás a qué clase de gente me
junto con la antigüedad y la superstición popular en contra del refiero. Se trata de mis biógrafos. Destruí todas mis notas. de los
ostracismo de la ciencia positiva. 1 Es parte esencial del análisis ha- últimos catorce años, las cartas, las fichas científicas, los manus-
·i ber enfrentado el consenso y, a pesar de las apariencias, aún lo critos de mis artículos. . . Todos mis pensamientos y sentimientos
sigue siendo. El último texto publicado sobre Woodrow Wilson aca- sobre el mundo en general y sobre mí en particular fueron juzgados
ba de provocar la misma oposición. indignos de prolongar su existencia. Tendré que pensar todo de
' Si el psicoanálisis tiene antecedentes -y evidentemente los tie- nuevo, y no había pocos papeles que romper . .. · En cuanto a los
ne-, sólo aparecen ante la mirada retrospectiva de éste. Ludwig biógrafos ¡que se lamenten! No tenemos ningún deseo de facilitar-
Borne. por ejemplo, tuvo profunda influencia sobre Freud, que lo les la tarea; cada uno tendrá razón en su manera personal de ex-
f
d
leyó a los catorce años. pero es éste quien convierte a Borne hoy en plicar la vida del héroe."
algo más que un simple símbolo político. El conjunto de las in- Todos los días vemos cómo los escritores tachan (tendré que
fluencias que dejaron su huella en Freud forman un caos, es de- pensar todo de nuevo) y cómo el crítico o el biógrafo se empecinan
d
cir, precisamente lo que espera un acto de creación. Las preguntas en leer lo tachado. Son dos maneras opuestas de conservar. Pocas
'' que hace son las que la época ni sueña hacer (o que en todo caso se personas han sido tan fieles a su pasado como Freud, aun aquellas 1
i niega a responder). Dicho de otro modo, hace la historia más de .que conservan piadosamente el menor documento. Pero siempre
11
lo que es hecho por ella, de manera inversa a como se ubica en desconfió de la curiosidad de los biógrafos, e incluso dudó de la
1' la historia el adepto a la modernidad. posibilidad de su empresa: No es posible ser biógrafo sin compro- 1l
1
meterse con la mentira, la simulación, la hipocresía, la adulación
,.•
)
e, incluso, con.la obligación de enmascarar su propia incomprensión.
1 · La 11erdad biográfica es inaccesible y, aunque accediéramos a ella, no
' Psicoanálisis y biografía ·
.·i podríamos emplear la información obtenida (18/V /1936) .~
1
Se sabe que Freud, aun cuando las superaba, nunca abandonó ni De todos modos, la relación entre la técnica analítica y el arte
'l de la biografía es ambigua. Podríamos pensar que se asemejan, que
renegó de una sola de sus ideas. Su vida y el desarrollo de su
l pensamiento tienen la forma de una Aufhebung continua. No sólo se complementan, pero sin embargo, mantienen entre sí una oposi-
conservó, superándolas, .las catarsis de Breuer o el trauma de sus ción irreductible. Un biógrafo no analista puede constatar que es-
primeras hipótesis etiológicas; podemos decir que hizo lo mismo tamos muy poco informados sobre la vida per:sonal ·de Freud, o
.,J con las creencias y supersticiones del pasado más remoto. Pero esto
·~ ~ Sigmund Freud, carta a Marta Bernays del 28/4/1885, en Epistolario, p. 156,
implica cierta manera de borrar . . . En 1885, pór ejemplo, dieci-
Bihliotcca Nucv.i. Madrid, 1963.
ocho días antes de su vigésimo noveno aniversario quema todos 3 /bid. Carta a Arnold Zweig, del 31/5/1936, p. 478. ILa fecha que señala
~ Mannoni -18/5/1936- corresponde. según la edición española, a un;i
; 1
El delirio y los sueños en la "Gradiva'_' cíe 11''. fense11, O. C., vol. 1, p. 583. carta dirigida a Stefan Zweig. N. del T.l
~,
~)
J
18 19

r,l
pensar (y nosotros con él) que fue más variada y plena que lo q escribe sus memorias. EsllÍ menos ocupado en resti-
percibimos detrás de su vida científica. Puede, incluso, impacien- tuir su pasado que en superarlo, única manera verdadera de con-
tarse ante tantas cartas mantenidas en secreto. Pero si las biografías servarlo.
de Freud son en general decepcionantes, no es porque el biógrafo
haya querido restringirse a una hagiografía hipócrita ni ocultar
secretos escandalosos. Desde el momento en que se trata de Freud, Recuerdos
no se puede escribir una biografía haciendo abstracción del punto
de vista de la verdad analítica, la que vuelve superficial y trivial Entre los recuerdos que u título de ejemplos acompañan los pro-
esa perspectiva de realidad fuera de la cual la biografía no puede gresos de su propio análisis, Jiguran los que no quiso revelar como
desplegar su arte. Así, las confidencias que Freud nos hace sobre propios y atribuyó a alguien imaginario. Así conocemos su paraíso
su Juventud son el subproducto de su descubrimiento. Nada más perdido y Ju nostalgia que forma parte del deseo inconsciente: Era
fácil que dar un ejemplo: en una carta a Fliess (3/X/1897), que -hace decir a ese narrador imaginario- el hijo de padres que
pudo escribir sin pensar en sus biógrafos y en la que da .cuenta vivían felices en un comienzo y, me imagino, confortablemente en
de los .progresos de su propio análisis, Freud revela uno de esos ese pequeño nido provincial. Cuando tenía tres aiios, el ramo in-
hechos que el biógrafo recoge preciosamente: Todo me hace creer dustrial en el que trabajaba mi padre sufrió una tremenda crisis.
--escribe- que el nacimiento de un hermano un año más joven Perdió sus recursos y nos vimos obligados a abandonar ese lugar
suscitó en mí malas intenciones y verdaderos celos in/antiles, y e instalarnos en una gran ciudad. Largos y difíciles años han se-
que su muerte, ocurrida meses más tarde, dejó en mi el germen de guido, y nada hay en ellos, me parece, que valga la pena recordar.
la culpabilidad . .. • Nunca me sentí a gusto en esta ciudad. Hoy creo que siempre
conservé la nostalgia de esos magníficos bosques nativos y uno
Pero lo que le pató a Freud no es notable porque haya sentido
de mis recuerdos rescata la costumbre de correr escapando de mí
celos --como tantos niños- de un hermano menor cuando aún no
padre, en Ylquel entonces, cuando apenas sabía caminar . .. ~
tenía dos años, sino más bien porque lo recuerda a los cuarenta
.: ¡¡,.• y un años, precisamente la edad en que comienza a entrever su
Freud nunca dejó de aborrecer la ciudad de Viena, sin, no
1J obstante, consentir en dejarla (allí sufrió, fue humillado y sólo alH,
1: complejo de Edipo (lo que aún no le había ocurrido a nadie, por
i le parecía, debía desquitarse). Sufrió verdaderamente y sobre to-
11 supuesto, ni siquiera a Sófocles), y que le posibilita comprender do una gran pobreza. La esperanza, no de enriquecerse, sino de
jt de pronto sus recuerdos de infancia . . . Así, su biografía sólo ad- lograr una sólida seguridad, estuvo siempre presente en sus preocu-
I' quiere sentido en relación con el psicoanálisis. Cuando Freud es-
. li cribía: Mi vida sólo tiene interés en su relación con el psicoaná-
paciones; el fantasma de ]a miseria y el hambre lo persiguió en la
i' imaginación, aun cuando ya no tenía realmente nada que temer.
1
\~ ~. lisis, no era una fórmula trivial ni un subterfugio. La ilusión, la
j creencia en el "mito del héroe", la resistencia, quieren hacernos
creer que si conociéramos mejor los detalles de la infancia de Freud, Voéación
algunas oscuridades -¿cuáles?- se disiparían. Pero como él,
gracias a él y en todo caso después de él, terminaríamos por en- En ese mismo artículo de 1899, cuenta cómo regresó de vacaciones
- ;¡ contrar las bases mismas del análisis al comenzar por el Edipo, a su país natal, y describe el estado anímico en el que se encontra-
como se las encuentra en cualquier hijo de vecino y en uno mis- ba en el momento de ingresar en la Universidad: Tenía diecisiete
'1 mo. . . El sujeto q~e se analiza no se inclina sobre su pasado como' años cuando me enamoré instantáneamente de una muchacha de
.l
·• Carta a Fliess del 3/10/1897, O. C., vol. 111, p. 781. Los recuerdos encubridores, O . C., vol. J, p . 161.

20 21
quim'<' ,11111s, 111i,•111l1ro ti,• /11 J11111illa ,¡111• lllt' /10,,pecl"l"'· hit• mi c¡ue 111/l g t111ll ()/ /'(/ CU .\ L/ C: 11 fu l!tcha
//1/111'1(//I (/(' tÚtl'II/(' /IIÚ ~ COII SllelO

primer amor juvenil y, aunque muy intenso, lo guardaba en ab- f)O/' la vida. y más Larde, en ~us primeros contacLO!> con la ciencia.
soluto secreto. Algunos días después, la muchacha volvió · a la con una ironía que retrospectivamente podía permitirse, dice que
escuela; también ella estaba de vacaciones. Esta separación, después no 1enía más que elegir aquella ciencia que esperaba sus inestinw-
de tan poco tiempo de haberla conocido, intensificó mi pasión. h/es serJ1icios. Le parecía recordar que toda esa época estaba utra-
Durante largas horas paseaba solitario a través de los encantadores 11esacle1 por la premonición de u11a tarea a reali=ar, premonición (JUC'
bosques de mi infancia y ocupaba mi tiempo construyendo castillo~ scí/o encontró ocasió11 de expresarse claramente c:11 la liisertaciJ11
de arena. Mi ensoñación, curiosamente, no se dirigía hacia el futuro ele/ examen fi11al: era el anhelo de aportar algo lÍ1//'a11te la vicia al
sino que intentaba rectificar el pasado. Si la ruina no se hubiese cu11oci111ie11to de la humanidad.º
producido, si sólo me hubiese quedado en la casa, si hubiese cre- El icma de esa disertación era: '·Sobre la s consideraciones c11
cido y madurado como la gente de esta famiiia, como los hermanos lu i:kcción <le una profesión ' '. Feliz o inforLUnadamcnte no sicmpn;
de mi amada ¡y si entonces hubiese seguido a mi padre en su pro- se encuentran los manuscritos lle' .los futuros grandes hombres.
fesión, si me hubiese casado, casado con ella! Hubiera podido co- Conocemos una carta. la mü s antigua de toda::; lw; de Freud <.k qui:
nocerla íntimamente en el transcurso de todos estos a,íos, y no disponemos, donde habla de ese examen a u11 ,1migo de la infm1ci.1.
dudaba de que en las circunstancias que inventaba mi imaginación, precisamente a Emil Fluss . Entre o/ras cosas. 111i ¡nufesor me diju
,. la habría amado con la misma pasión ... 8 Esta joven se llamaba
]
-~y es la primerú persona ,¡ue se atreve a clecírmelo- que pu~eía
'1l Gisela Fluss. Treinta años más tarde, después de una jornada de lo que 1/erder tan elegantemente llama L/11 estilo idiJtico l la palabra
trabajo, tomando notas sobre el caso del hombre de las· ratas, Freud cxish! en francés con un sentido scmejantc , pero naturalmente se
l~ tiene un lapsus éalami. Su paciente le había hablado de otra Gisela prefiere idiomálic:o.l , es decir. correcto y · característico id 111is11w
y Freud escribió Gisela Fluss. Se contentó con poner un signo de tiempo . . . Tal l'CZ hasta ahora usted mmca sospechó que: lw estado
exclamación . . . que sólo estaba destinado a sí mismo. carteándose con w1 estilista de la lengua alemana. Como (111ligo.
: I· Estas ensoñaciones nostálgicas orientadas hacia el pasado son como amigo desinteresado . le ac.onsejo conserl'<II' estas carlas. atar-
! •,
::. íl!J paralelas a la dificultad de concebir el futuro. Un poco más tarde,
en 1875, ya iniciados los estudios médicos, viaja a Manchester a la
las. guanlar/as bien . mmrn se sabe . .. ' El 1.:onse,io era acertado. y
también la observación del profesor: Freud es un e~tilista a quien
:r,
l '1
casa de su medio hermano y de su sobrina Pauline, para ver si toda tra ducción traiciona . Pero este colegial feliz ti ene pn::ocupa·
podía encontrar una profesión como la de su padre; el algodón reem- ciuncs demasiados serias y casi trágica::- : f.11 rnw1to a mis preorn-
plazaba a la lana y Pauline a Gisela. Pero Pauline no era Gisela. ¡,aciones por el futuro , usted las toma demasiado (/ la ligera: me
dice 411c ,¡11ie11 teme a la mediocridad más que a 11i11¿<1nw otru
-l Freud nunca pudo resignarse a estudiar medicina. Esta mala elec-
cosa. ya estú a salvo de ella. Pregunto ¿a salvo de qué? Scp,uramen-
\ 1/ te, no a salvo de la mediocridad. Grandes espíritus lum dudado ele
ción, hecha por malas razones, lo llevó, sin embargo, gracias sí mismos ¿acaso se deduce entonces que cualquiera que duda de
a una pésima nomenclatura (enfermedades "nerviosas" ), no a su SL/S capacidades sea t/11(1 gran inteligencia? { . .. ] Lo /ll(lravilloso
-l verdadera vocación, lo que probahlemente no quiere decir nada,
t
del 1111iJ1erso descansa e11 su multiplicidad de posibilidades; des-
sino a hacer de su vocación lo que todos conocemos. p.raciadamente, no es una base sólida ¡,ara el co11oci111ie11to de nos-
En la universidad extrañaba los estudios secundarios. Había otros mismos.9 No hay nada profético en esta retórica. A los dieci-
sido un buen alumno en el Sperl Gymnasium y conservaba recuer-
dos agradables. Estas primeras miradas a una civilización perdida · Sohr(' /<1 psicología del colegial, O . C .. vt,I. 111. p . no.
Carta del 16/6/187>. O . C .. \'OI. 111 . p . q75 _
.•"
" lbul.. p . 162. ,. 1/Ji,I .. p . q16 .

2)
22

- - - - - - --. ~ ~
·- __ ,,..,,_, •• ~ como para saber que nunca fui un doctor en el sentido
siete anos Freud habla como un humanista o un moralista. Su
lucidez. su pesimismo, su desconfianza de las ilusiones, su dispo- exacto de la palabra.
. sición a las reflexiones serias, todo esto pertenece al orden de las Tuvo que postergar la terminación de sus estudios médicos e
formas más venerables de la sabiduría y no anuncia, ni siquiera intentar orientarse hacia la enseñanza de la fisiología; su maldita
pobreza. sus proyectos de casamiento (con una muchacha pobre)
de lejos, nada que se parezca a la curiosidad analítica.
lo obligaban a resignarse. En 1822 se hace cargo de un puesto por
La situación puede resumirse así: la esperanza romántica de
tres años en el hospital de Viena.
que el futuro me devue!va lo perdido debe ceder su lugar al realis-
mo y a la sabiduría. ¿Pero existe algún camino en la vida que
conduzca a la sabiduría? Freud pudo creerlo en el Gymnasium . . . Este es el momento en el que Breuer le confía información sobre la
Más tarde escribió: No tenía y desde entonces ya n11nca tuve cura de Anna O. que acaba de ser interrumpida. Freud se interesa,
predilección por la profesión médica. Me impulsaba más una cu- pero no imagina que este será un medio de escapar a la práctica
riosidad por los problemas humanos que por las cosas de la natu- médica. Habrá que esperar primero que Charcot otorgue cat~goría
.! :
raleza. Aú11 no había reconocido la importancia de los · métodos
¡¡ 11 de observación como el mejor medio de satisfacer esa curiosidad ..
científica y médica al estudio de la histeria . Porque en el fondo
Freud busca un compromiso complicado: escapar a la práctica
lnf luido por un amigo de más edad, más tarde hombre polftico médica, oponerse a las concepciones de la época, pero para hacerse
;t muy conocido, tuve deseos de estudiar derecho como él y compro-
.~ teconocer por el mundo de la ciencia y la medicina. Sabemos que


"l
meterme en una actividad pública. (Se trataba de militar en un
partido de oposición de tipo socialista.) Sólo que en la misma
época me atraían las teorías de Darwin que abrían extraordinarias
perspectivas de progreso al conocimiento, y fue al .leer -cuando
lo consiguió no sin esfuerzo.

;¡\ terminaba la . escuela --el magnífico ensayo sobre la Naturaleza, Freud neurólogo
de Goethe (atribuido a Goethe) , que me decidí por los estudios
'I1
';
de medicina. 1 º Freud habría de conservar algo de sus sueños po-
líticos y de su necesidad de militar en alguna oposición. Concibió
La carrera de Freud se construye entonces sobre un juego de pa-
labras: neurólogo, tratará las afecciones nerviosas.• · Pero aún no
,,' · el psicoanálisis como un "movimiento", y si bien las sociedades era un juego de palabras en su comienzo y, por otra parte, se
1' ' que fundó no lo expresan en sus formas, por lo menos participan
¡ i; convierte en neurólogo por el trabajo de laboratorio. En Trieste
'. ~ · de ese espíritu. Por otra parte, Darwin y Goethe agregarían muchas se le confía una primera investigación (identificar las glándulas
¡t malas razones a su elección, e incluso contradictorias, ya que el sexuales de las anguilas, de las que nada se sabía), que resuelve
texto atribuido a Goethe representa a la Naturaleza como una con éxito. Brücke le encarga otras sobre el sistema nervioso de
\ madre que deja que sus hijos exploren sus secretos. Apenas nos una larva de lamprea, que constituyó la ocasión de su primera
atreveríamos a decir que éste es el más "analítico" de los dos . .. publicación. Ya es neurólogo. Publica una veintena de artículos
Fre;,:d no rechazaba investigar los secretos de la Naturaleza: con de neurología entre 1877 y 1897. ¡Veinte años! "'* Más tarde
Brücke probó que el rigor de la ciencia positiva le convenía ; du- negará formalmente que el estudio de la . neurología pueda servir
rante toda su vida mostró que la relación con los pacientes le
interesaba y. sin embargo, había algo en la medicina que no le • Más técnicamente, paranomasia: relación o semejanza etimológica o for-
pertenecía . Dirá, en una frase que por otra parte se contradice a mal entre dos términos. [N. del T .]
sí misma: Después de c11arenta años de práctica médica me conozco •• Una sinopsis de la totalidad de estos trabajos realizada por el mismo
f'reud figura en el tomo XXI de las Obras Completas de Freud, editadas por
S. Rueda, Buenos Aires, 1956. [N. del T.]
"' Autubioll,ra/ía, O. C .. vol. 11, p . 921.

25
24

- - -- - -- - __.-e, , f
111· p1rp11ind1'\11 p11111 In ¡11lt11l11Ml11, 11111111 11111tlr111 11 , tt'r d11 mm 11111 tU1thl t l!\!l!I thl illltl1111 (111 1 i11/III 1li• illlll 111) MI II 1111111111111111 '~ 1 11
ingc11uo11 . Los hcchot1 de111uc1il!1111 (pm ll11·11cr, por lkrnhclm) qul" lnt1CMllthl111I y d rlc11Mo, c11111 n1m,tll11yt·11 1111 dt·\111111 ni dr \ 111111 y
un médico general está en mejores condiciones que un neurólogo aportan, el elemento romántico, pero el ideal perseguido es "razo
para abordar las "enfermedades nerviosas". Charcot constituye la nable". Su fuerza moral y la confianza en sí mismo es lo único
excepción notable que hará que todo cambie . . . El libro de Freud que posee para vencer las dificultades materiales.
sobre la Afasia (1891) y el Proyecto (1895) están entre los monu- Marta conserva mejor su sangre fría que Sigmund, víctima de
1
) mentos que subsisten de los vanos esfuerzos de la época por tender síntomas que sólo podrá explicar mucho más tarde. Escribe a
. l un puente entre neurología y psicología. Por un acto de fe mate- Marta (27 /Vl/1882): Ayer visité a mi amigo Ernst von Fleischl
. . . rialista Freud nunca abandonará la esperanza de que un día se a quien antes, cuando aún no conocía a Marty [Marta; curiosamen-
te Freud se dirigía a ella a menudo en tercera persona] , envidiaba
.
.]
encuentren las dos disciplinas, pero después de 1895 prácticame~te
ya no intenta conciliarlas. en todos los aspectos . . . Siempre lo consideré mi ideal y no des-
¿Qué hacer con una formación que entonces consistía esen- cansé hasta que nos convertimos en amigos para beneficiarme con
. ! su valor y cualidades . . . Ayer se me ocurrió pensar qué haría él
cialmente en verificar los diagnósticos en la autopsia, el día en que
debe dejar el laboratorio para procurarse una clientela privada? con una muchacha como Marta, qué magnifico engarce proporcio-
Nothnagel, profesor de neurología, le dijo: Los artículos que es- naría a esa joya . . . cómo le gustaría a ella compartir la i11f/ue11cia
·¡ ~
! cribió no le servirán de nada. Los médicos generales, de quienes e importancia de ese enamorado, cómo los nueve aí'ios que me
lleva este hombre podrían representar en su vida años de felicidad
:1.
•• l -
~ ~
1
.... todo depende, son personas prosaicas y, aunque no lo digan, pen-
sarán: ¿para qué puede servirle a Freud su conocimiento de la sin igual. en comparación con los miserables nueve años que perderá
a mi lado . . . Y comenzaba a preguntarme qué pensaría él de
anatomía cerebral? Esto 110 le ayudará a tratar una parálisis ra-
dial.11 Sin embargo, Freud sólo conoce la neurología y como neu- Marta. Entonces interrumpí bruscamente esta ensoñación . . . ¿Aca-
rólogo intentará iniciar su práctica privada. so por una vez en mi vida no puedo tener algo mejor de lo que
. :¡': merezco? Me quedo con Marta.'~ .
. ' No se trata de psicoanalizar a Freud: él mismo se encargó de
' hacerlo. Pero asombra que alguien capaz de expresar estos senti-
'.
Marta mientos se haya convertido en el primero que habría de aclarar
las vueltas y complicaciones de los celos (¿quién ama a quién?).
.\ Hacía tiempo que Freud proyectaba casarse con Marta. Hubiera Dos años más tarde anticipa lo que será una dificultad real
querido aplazarlo para tiempos mejores, pero ahora está decidido (29/111/1884): ¡Gran Dios, qué buena e inocente eres, mujercita!
1 ¿No te das cuenta que toda esta ciencia podría convertirse en
J;, a cumplir el gran cambio de su vida . . . Sólo conocemos una
nuestra enemiga más feroz? Si no resisto la tentación de consagrar
J' pequeña parte de la correspondencia de Freud a Marta, pero es
extremadamente rica en elementos pasionales: las clásicas fanta- mi vida -sin renunciar y sin esperar elogios- a la solución de
sías que años más tarde se llamarán "neurosis de noviazgo" (ex- problemas desvinculados de nuestra persona, más tarde sería im-
presión hoy abandonada) , los celos injustificados, las ideas de posible nuestro proyecto de vida en común; si perdiese la cabeza
muerte, toda una sintomatología que más tarde alimentará la re- en esta empresa . .. , pero no, descarto esta posibilidad. Me siento
\ flexión de Freud se encuentra allí reunida. Este casamiento entre animoso y estoy decidido a explotar la ciencia en lugar de dejarme
dos novios pobres es, por lo menos. un casamiento burgués; los explotar por ella. 13 Esta carta está construida como la precedente:
-¡ 11 C'orrespondance, tr. fr ., 1956. LNo se encontró traducción castellana. N. 12 Epistolario. pp. 18·19.
~,1
del T.]
.. l:I /bid., p. 117.

. "
":~
26 27
·)
. ~
) Out' 11i:11trlrf11 11, , , , . ...... ........ . .. .... 111h11 , ~ 111 r111h111 p,o , dl' 1111 , td p.1 1 l 11111011111 , 11\\1
nuble ... social; al contrario, recurría a l:s te ante una sociedad que había
El futuro habría de confirmar que Freud eligió la esposa que frecuentado y busnido en sus lecturas . Para leer a Cervantes apren-
. ·\ anhelaba. Durante largos años Marta, que la familia entera, incluido dió solo el castellano a una edad en la que se lucha contra tenden-
Sigmund, llamaría "Mamá", recibiría el amor y el respeto de to- cias a la presunción juvenil. Pero ya había leído los autores anti-
dos. Pero este casamiento modelo respondía a las tradiciones de guos y los de su lengua, y reconocía todo lo que les debía . ¿No Jo
los medios burgueses de Viena; en este campo Freud no innovaba. vemos acaso en París ir al Pcre-Lachaise a ver ln tumba de Ludwig
No tenía ningún interés por el movimiento feminista que recién Borne (muerto en 1837)? Freud leía a los novelistas franceses
comenzaba a esbozarse en aquella época. Pensaba que el ensayo contemporáneos, pero nos dijo que sus verdaderos maestros fueron
sobre la emancipación de las mujeres de J. S. Mili, que tradujo, los escritores ingleses y escoceses . Es fácil adivinar la razón: tratan
·l era una ensoñación utópica. Le disgustaba la relación establecida el destino humano de un modo realista, pero sobre un fondo de
entre la condición femenina y los esclavos. Acusaba a Mili por tradiciones fantásticas: la conjetura del héroe se enfrenta al desti-
{'t
1
no haberse dado cuenta de que la humanidad estaba dividida en
' f no. pero con armas menos desiguales que en la tragedia antigua . La
'
1
• 1
hombres y mujeres . . . En este campo, como en algunos otros situación social , la educación. 13 formación de la personalidad
1 l (por ejemplo, en pintura) este revolucionario que contribuyó más constituyen parte del destino: la imagen del mundo no es un re-
eficazmente que otros (incluido Mili) a la liberación de las muje- fle.io inútil ni una agradable pintura de la realidad: provee coor-
' res, tenía indudablemente una actitud conformista, que hoy la dis- denadas para orientarse . Freud no es artista; piensa que el arte
1

l. tancia presenta tal vez como reaccionaria. Es en su teoría donde dio literario vale por su contenido dramático y moral. y si sabe apreciar
J pruebas de un espíritu verdaderamente revolucionario. Por ejem- la forma, excelente estilista, es por el modo como expresa y valoriza
• plo, en las últimas páginas de Análisis terminable e interminable, el contenido; más aún. fue el primero, en 1905, que dio una teoría
;f
observamos la "equidad" con que trata los efectos del complejo correcta del papel preponderante de la forma. Incluso aquí, el
de castración en el hombre y en la mujer. . . Pero era inevitable tradicionalismo de sus gustos contrad.ice el aspecto revolucionario
que la resistencia hiciera uso de fáciles argumentos ad hominem de sus teorías.
para atacar las concepciones científicas. j
Antes de descubrir las insuficiencias y limitaciones de una sa-
biduría cultivada por esos medios, ya la había llevado muy lejos. ' ·¡
Podemos juzgarlo por la carta del 16/IX/1883, donde cuenta la
• 1
vida y el suicidio de un colega, Nathan Weiss. Este relato demasiado
La sabiduría
i!.,. largo para ser citado, demasiado denso para ser resumido, comienza

l' 1
diciendo: Su vida fue tal como un escritor hubiese p0dido com-
i~
Sin embargo, sorprende que sea precisamente Freud (es verdad
ponerla ... y termina del mismo modo: Su muerte fue como su
que en 1883) quien, para criticar a Mili, observe que la capacidad
vida, co,:tada wbre el mismo modelo, reclama un novelista (como
de liberarse de los preiuicios se acompaña de una cierta disminución
la sangre de Abe] a Dios) que asegure su conservación en la me-
de la sensibilidad ante lo absurdo. Más tarde reconocerá que el
moria de los hombres. 1 •1 ~ste relato dramático constituye la primera
sentimiento de lo absurdo puede convertirse en un medio de de-
,'•, "historia de un caso" escrita por Freud, pero nada en ella anuncia
fensa al servicio de los prejuicios, pero en todo caso este senti-
·i el psicoanálisis. Simplemente. las cualidades que allí encontramos
miento ya no lo hará retroceder tan fácilmente. Aquí se juega el
valor (ambiguo) de la sabiduría. las volveremos a hallar intactas en las historias de los casos ana-
., líticos.
Es indudable que para orientarse en las dificultades de la vida;
. \
Freud contó primero con las formas más tradicionales de la sa- · H Carta a Marta .Bernays en Epistolario, pp . 6q y 76.
1

. ') 28 29

1
j

.;.
~'.
~ Si hcud liublcru :.q~uido unu 1..urrc.:tu a1..,1<k1111w :,1, pm c.:Jc.:111
plo, hubiese logrado enseñar fisiología- tal vez se hubiese afir- INTROITO, me DEI SUNT
mado en esta forma de sabiduría. De este modo , sólo hubiese
aportado a la humanidad y a sí mismo la realización, una vez más.
de un ideal muy venerable y muy antiguo. Pero no tardaría en
encontrar a Charcot, quien habría de mostrarle todo lo que la
sabiduría no puede alcanzar. Cuando más tarde se refiere a esto.
3 utilizará una fórmula de iniciación: Introito, hic dei sunt. Pero este
; fondo de sabiduría adquirida previamente no iba a ser inútil y
,1 1 sabemos que más tarde consideró el estudio de la literatura como
., l
j
,\ una parte esencial del programa de formación de los analistas.
·i
"'I'
l
~
Freud se presenta como neurólogo en Salpetriere, al comienzo del
otoño de 1885; lleva a Charcot _sus cortes coloreados con plata

H según un método que había inventado y que maravilló a Breuer,


pero Charcot no se interesa. Al verlo entre los histéricos, recuerda
que fue precisamente Breuer quien le contó la historia de Anna
\' O. y se la relata a Charcot. Pero ni la anatomía pura ni la psicolo-
gía pura parecen interesar a su interlocutor. Freud se siente ex-
traviado y desconfía. Por fin tiene la idea de proponerse para
traducir libros del profesor al alemán. Esta idea ordena todo; lo
aceptan, lo invitan, se Je confían trabajos interesantes. Rápidamente
comprende mejor la actitud de Charcot y siente gran admiración
por él. Charco!, que es uno de los médicos más grandes y cuyo
buen sentido linda con el .genio, está simplemente arruinando todas
i
;( mis opiniones y propósitos. A veces salgo de sus lecciones como
i1 de Notre-Dame, con una idea enteramente nueva de la perfección.
-1~ [ ... ] No sé si un día la semilla dará su fruto, pero sé que nunca
ningún humano me afectó tanto (24/Xl/1885) .1 •
Charcot crea y suprime los síntomas hablando, pero no es ma-
gia; muestra que los fenómenos histéricos obedecen a leyes. Muchas
de las demostraciones de Charcat provocaban en mí y en otros
visitantes sentimientos de asombro y una tendencia al escepticismo
-'.I que intentábamos justificar recurriendo a cualquiera de las teorías
de entonces. Siempre era amistoso y paciente frente a estas du-
das, pero también inquebrantable. En una de esas discusiones ob-
~;
·,
.

:•
, ;; Carta a Marta Bernays en Epistolario, p. 204 .

30 31
. J

,
- -
.\ ('I ll<l 11 ¡1111¡10,\ 1/11 ,Ji, /11 /, ·1Jt/,1 · l,·11 11 'r 111111 ·1 lw p11 ,
d, ,1·,11·1
Lse dirigía a Freudj; estas palabras dejaron e11 mi espíritu 1111a
. . , . NIJIIII 111' 1111,0 , :Vil q11• 1 IINll'III no tr•t•n
hl11ttrlu111, p11111 que M." n1111, hlc1c II i.l 1111 ~1110 cumo 11u p.-oplo pn·
ciente y se califique de histérico (en las cartas a Fliess).
huella imborrable. 1 ª En efecto, Charcot trataba las observaciones
clínicas como hechos de los que infería conjeturas neurológicas, - También William James, casi en la misma época, se había
contrariamente a los clínicos alemanes que se basaban en una teoría identificado con un enfermo, pero era un epiléptico asilado y no
fisiológica constituida para "explicar los estados mórbidos". Pero supo hacer de esta prueba más que un "tipo de experiencia reli-
sobre todo, las experiencias de Charcot obligarán a Freud a con- giosa", exhortándose a compartir los sufrimientos de los desgra-
I cebir la posibilidad de una idea "separada de la conciencia". Es ciados. Más tarde A. Brill se identificaría en Zurich con uno de los
esquizofrénicos que atendía. Pero allí ya se conocían las ideas de
posible constatar el efecto somático de una idea sin que el Yo lo
sepa ni sea capaz de intervenir para impedirlo. Esta hipótesis Freud y Brill pudo tranquilizarse: los mecanismos "patológicos"
parecerá menos extrafía si recordamos la diferencia familiar entre también existen en las personas normales. Freud, que suministró
los aspectos psicológicos del sueño y la vigilia. No se debería ob- esta escaparatoria, no disponía aún de ella en 1885. Fue necesa-
rio hacer todo el camino que le permitió escapar a la tradicional

B
. jetar que la teoría de la escisión de la conciencia, al resolver el
j1 ' enigma de la ·histeria, no pueda satisfacer a un observador sin segregación psiquiátrica que arrojaba la "locura" sobre el enfermo
y encerrab!l al médico en su razón impotente. Los candidatos a
1 prejuicios, ya que esta fue la solución elegida por la Edad Media
: t. analistas deben repetir hoy esta situación, ocupando el lugar del .,
1 cuando afirmaba que la posesión demoníaca era .la causa de lo.~
fenómenos histéricos. Bastaría reemplazar el lenguaje religioso de enfermo durante el análisis, que curiosamente en francés • se llama
aquellas oscuras edades supersticiosas por el lenguaje científico didáctico, como para negarlo.
it 1actual. 17
No se debe ver en este texto nada que anuncie el descubrimien-
to de.1 inconsciente; se trata de algo semejante a la doble pei:sonali-
"Era un hombre de una brillante inteligencia"
dad que se atribuía a los histéricos, y no de la existencia de un
( pe~samiento incoñsciente "normal". Cuando Freud abre su consultorio en Viena (Pascua de 1886), los
Ciertos signos muestran que F~eud, impulsado por la admira- casos que recibe se presentan como si fue~en neurológicos. Más
11. ción que sentía por Charcot, se identificó con un histérico. Esto tarde, escribirá: Mi arsenal terapéutico comprendía sólo dos armas:
es importante porque más tarde- influyó en la orientación de su electroterapia e hipnotismo [al comienzo sólo electricidad], ya que
,,,1 búsqueda. ordenar una cura en un ·establecimiento de hidroterapia después
·, Hasta ese momento Freud había sufrido numerosas perturba- de una única consulta procuraba una renta insuficiente. En lo que
1 ciones que hoy llamaríamos (muy··vagamente, por_otra parte) "psi-
,, concierne a la electroterapia, me guiaba por el manual de W. Erb,
;1 cosomáticas". Se atribuía una afección que entonces era conside- que daba descripciones detalladas sobre el tratamiento de todos
rada de naturaleza física e incurable: la neurastenia. :Lo vemos los síntomas de las en/ermedades nerviosas. Se vio obligado a des-
inquietarse por su herencia (la considera severa) y por las difi- cubrir que estas instrucciones carecían de valor y esto, dice, lo ayu-
cultades que aún pudiese reservarle la vida; efectivamente, para dó a desprenderse de la fe ingenua que aún conservaba hacia las au- ·
-._ ;
Charcot la histeria es "la herencia más los agentes provocadores". toridades. Asi, aparté el aparato aun antes que Moebius hubiese
·¡ Le escribe a Marta qilecuenta con ella para no enfeñfüirse (de pronunciado esas palabras liberadoras: "Los éxitos del tratamiento
eléctrico (si es que los hay) se deben sólo a la sugestión que el médico
• "Eso no impide que exista''; en francés en el texto de Freud. [N. del T.l
10 Autobiografía, O. C., vol. II, p . 923 . ·
11 Charcot (artículo necrológico escrito en 1893), O. C., vol. 1, p. 21.
"' También en castellano se llama "didúctico"... [N. del T.]

3l
32

----- .:.; r
. . tlu F1r.111I
el descubridor de este efecto de " sugestión" , pero a su regreso de J\ um¡11 1.: 111.ii, 110 lu c~\! po,qu c 110 int e nta influir so bre el pa<.:icn-
París aún continuaba buscando un tratamiento neurológico sin 11:, el método catártico, que sólo pretende que el paciente encuentre
otorgar preponderancia al aspecto psicológico de los casos que lo que ya está en él, se halla en el origen del psicoanálisis. Se com-
trataba. preñdeeñfooces que, en una época en que estaba enemistado con
La hipnosis da resultados. Charcot la emplea, pero le preocupa Breuer, Freud haya podido decir en la Clark University: Si es un
poco la terapéutica. Por el contrario, la Escuela de Nancy (Bem- mérito haber introducido el psicoanálisis en el mundo, ese mérito
heim, Liébault) curaba por sugestión bajo hipnosis. Freud se no me pertenece . . . Aún era estudiante . . . cuando un médico
interesa, pero sobre t:>do no olvida que Breuer había tratado un vienés, el doctor fose/ Breuer, utilizó este método por primera vez
caso hasta cierto punto de un modo semejante. Lo obliga a repe- con una joven histérica. 19 El problema está lejos de ser tan simpk.
1 '
tírselo. Breuer le leyó sus notas y después de gran resistencia acep- Con frecuencia se ha negado el carácter decisivo del aporte de
~
1
l ta: harán en colaboración un libro sobre la histeria. Parece que 13reuer, pero otras veces se ha subestimado la simplicidad del mé-
.! 1
Breuer nunca realizó más que esta única psicoterapia, la de Anna '. odo catártico respecto de lo que llegó a ser el psicoanálisis : 1)
~ Breuer se desinteresó del problema ; veremos de inmediato por qué .
' O. Pero lo que había hecho era muy original. No había empleado
la sugestión (que Freud empleó primero); los síntomas de la en- c;reud, no sin humor, pudo decir que él debía haber sido el inventor
¡a que hacia él y no hacía Breuer se dirigían los ataques de los opo-
-··" ferma desaparecían cuando ella misma encontraba (bajo hipno-
sis) su origen o explicación. Parecería que nada preparó a Breuer ,itores; * 2) además Freud concibió una teoría distinta de la teoría
para este tipo de terapia: dejaba que su paciente obrara libremen- de la retención y de los "estados hipnoides", que inmediatamente
1 demostró ser mucho más fecunda; 3) luego, y es lo más importante,
j te, una joven original, cultivada, inventiva, que la histeria parali-
zaba (en sentido propio y figurado). Conocemos. su nombre ver- ·!n el transcurso de su amistad con Fliess, Freud pasó por estados
,, de "transferencia" que mÓdifi~aron· completamente su manera de
, _r¡
dadero: Berta Pappenheim. Ella dirigía el tratamiento.
La hipótesis que, según B~~~r, parecía explicar los hechos
p:ñsaG°4) . por último, el método catártico no era sino una tera-
clínicos, caracterizaba la histeria por la retención de algunos re- pc:~tica de la histeria y nada en él hacía pensar en la posibilidad
de ·un conocimiento teórico válido para todas las formas de pensa-
cuerdos. Como esa retención era similar a la aníñesiá°poshipnóti-
•,.. mí'!nto, normales o no.
,.•/ ca, -Breuer dio el nombre de estados hipnoides a los momentos
de la conciencia (o de una "parte" de la conciencia) en la que Si Br,euer se desinteresó . de lo que había descubierto fue por
..
~

las "ideas" .no se asocian, permanecen aisladas e impresionan como oscuras "ñizonesc ontra-transferenciales (nada de esto se conocía
i' una "retención histérica". Detrás de cada síntoma se podía sospe- en esa época) : sintió mucha culpa ante las súbitas manifestacio-
\ char un recuerdo "retenido"; haciéndolo acceder a la conciencia nes transferenciales de ~su paciente. No le había contado a Freud
-l'.t.
;

l
¡

'
1
se eliminaba el síntoma y así se pod_í~ tratar un síntoma a continua-
\ ción de otro ...
d fin de la historia de Anna O. , p·ero éste pudo, a partir de confi-
dencias parciales, reconstruirla con el tiempo. Luego sometió esta
, · Breuer llamó a este método "catártico", asimilándolo etimoló- reconstrucción a Breuer, quien reconoció que era exacta.
gicamente a una purgación, lo que se hace comprensible conocien- Berta había tenido un ataque de calambres abdominales (pro-
dv el modo en que concebía la retención psíquica. Su enferma lo vocado por una fantasía de párto) y Freud recordó más tarde las
-1 asimilaba a una limpieza de chimeneas. El caso de Berta Pappen- palabras que Breuer le había transmitido y que al principio no
heim, que con el nombre de Anna O. figura en los Estudios sobre
la histeria, aún se lee con mucho interés . otl "Fsicoanálisis" (Cinco conferencias) , parte cuarta del Esquema del psico-

, amílisis, de 1910, O. C., vol. JI, p. 32.


is A11tobiografía, O. C., vol. 11 , p . 924. * En Historia del 111ovi111ie11to psicoanalítico, O. C., Vol. 11. p. 889. [N .
del T.!

34
35

fiifitéáh

r

pudo comprender; Anna O. había dicho: Ahora llega el niño de .
___ _. __
p rog1ce¡os 11ccc1:1ur totl. Com o o~un c u m c nutlo con los que c 11trc ve 11
un descubrimiento, Freud temía que Janet llegara antes que él si
Breuer. El 2 de julio de. 1932 (medio siglo después) Freud le escribe
se le daba tiempo. Cuando recibe Névrose et idées fixes (1898),
a Stephan Zweig: En aquel momento Breuer tenía en su poder la
llave que abre [lo que Goethe llama] la puerta de las madres, pero escribe a Fliess: Abrí el nuevo libro de /anet con el corazón pal-
· la dej6 caer. A pesar de sus grandes dotes intelectuales, no había pitante. Al cerrarlo encontré mi pulso normal: no tiene la menor
nada faustiano en su naturaleza. Atrapado por un horror conven- idea de la solución. 22 En 1893, las semejanzas se limitaban al hecho
cional, huyó y abandonó su paciente a un colega. Aquella pasó los de que la descripción de los fenómenos obtenidos bajo hipnosis

. meses siguientes en la clínica luchando por restablecerse. 20 Más


tarde Berta Pappenheim se distinguió fundando en Alemania los
primeros movimientos de asistencia social. Es seguro que técnica-
todavía ocupaban un gran espacio en las publicaciones pero lo
esencial, esto es: que se obtiene un efecto terapéutico haciendo
exEres~r en palabras la fantasía dominante, que la cura misma es

l mente no estaba "curada", pero como ocurre tan a menudo -y el instrumento de la investigación y sirve para controlar hipótesis,
¡t en parte gracias a Breuer- había transformado una neurosis li- era~-completaméiite extraño a Janet. Aún hoy encontramos entre
los psicólogos algunos objetores que lamentan que el psicoanálisis
j teralmente paralizante en una fuente de energía utilizable.
t no reserve un lugar a la "óbservación objetiva". Es volver a Janet,
Diez años más tarde (1892) Freud no estaba aún en condicio- con sesenta años de atraso.
nes de recoger la llave que Breuer había dejado caer; tampoco En la Comunicación preliminar. junto a los estados hipnoides
tenía idea de cómo hacerlo. En esa época, quería que se reconocie- de Breuer, figurá la teoría freudiana de la de/ ensa, es decir, de la
ra la autenticidad de los hechos histéricos e hipnóticos, encontrar- represión. Se trata de cosas que el enfermo quisiera olvidar y que
les una explicación teórica, perfeccionar una técnica terapéutica intencionalmente mantuvo alejadas, reprimidas, fuera de su pen._
con todo lo que pudiese obtener de Charcot, Bernheim ... y Breuer. samiento consciente. (Esta idea ya había figurado un año antes
No se podía esperar; Janet, que había entrado en Salpetriere_ en un artículo de Freud.) Freud no cree que se trate de dos teo-
después de la partida de Freud, ya había publicado L'automatisme rías, sino de dos tipos de histeria. Lo esenciales que el estado ·
psychologique (1889) y en 1893 publica Les accidents mentaux separado (hipnoide o reprimido) ·debe volver a la conciencia pro-
histériques; había entonces que publicar rápidamente la Comunica- vocando una descarga 3fectiva · (abreacción) , como si hubiese en-
:~ ción preliminar sobre los mecanismos psfquicos de los fenómenos contrado la solución de un problema o eliminado un cuerpo ex-
histéricos. 21 No se puede negar que en ese momento (si nos es- traño. Por la correspondencia sabemos que la noción de abreacción
l• forzamos por olvidar lo que siguió) hay cierta semejanza entre se origina en un postulado teórico inverificable, el principio-' 'de
-1
1
l
it
las ideas de Breuer y Janet (el problema de la prioridad no se
plantea: Breuer trataba a Anna O. en una época en que Janet
nunca había visto una histérica) . Los estados segundos correspon-
constancia": ]a función del aparato psíquico es la de descargar
las excitaciones para mantenerlas en el nivel más bajo posible.
Freud le será siempre fiel, como si fuese un acto de fe, por el
den parcialmente a los estados hipnoides. Pero al ocultar por así papel importante que desempeñó este postulado en las orientacio-
i decir definitivamente los problemas de la histeria en el misterio
' nes teóricas del comienzo. Sin embarg9, cada vez tendrá menos
de una "insuficiencia" que implica apelar a la organicidad, no aplicación práctica. Se lo conserva piadosamente en los templos
,¡- vemos cómo Janet hubiese podido desarrollar su teoría. En cambio analíticos; de hecho, se lo utiliza poco.
;! las posiciones de Breuer y ·Freud implicaban desde el comienzo Berta ( ~ , al describir sus estados como "nub~~
:1 "estupores", es sin duda la inventora de los "estados hipnoides".
=0 Epistolario,p. 456. [Esta carta está fechada el 2/6/1932, en la edición Pero se trata de explicar (la noción de inconscienteesaun muy
castellana. N. del T.]
11 El mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos (comunicación pre-
22 Carta a Fliess del 10/3/1898, O. C .. vol. lII , p. 805.
liminar), O. C., vol. J, pp. 25-32.

37
36
\ 11¡¡11) l., dlvhh)11 d, · lu 111111 ln11 In 1111 11,_I 011 plí1 n ti,• n ll · 111(H l11 111
1 ~,, . ,, ~ 11111111 11ltll1•.11 11\ 11 11·, ti
,f ,cprc~ión :J vvlw1turtat11t·11lt· d NllJt' lo l111t·11111 ,k~1:111hurn1111 ~t· dt· ' " , , . , " " " ' ' ,,

IHKCI' UII
" " " 1 " " ' " 1 " " '' ' ,, . ,,,, .

im:UIIM. IClllc ,
'

y el 1,;u11ud1111c11lo de csk Íllt.;UIIM. ÍCIIIC ohlt


l una idea "incompatible". Esta idea 110 es aniquilada por ese ,echa- gará a precisar el axioma.
\: zo, sólo es arrojada a la inconsciencia . . . Pero el resultado es algo En 1923, Freud no reniega del trabajo de 1895: El método
: diferente de lo que el sujeto pretendía: quería desembarazarse de catártico es el precursor inmediato del psicoanálisis, y a pesar del
, la idea como si ella nunca hubiese aparecido, pero sólo lograba modo en que se ha extendido la experiencia y de las modificaciones
aislarla psíquicamente. 23 Compara esta actitud con una falta de que recibió la teoría, este método sigue siendo el núcleo del psi-
valor moral, con una política del avestruz • (aquí nacerá la con- coanálisis. Pero en aquel entonces sólo era un nuevo procedimiento
cepción de la 'resistencia} ligada evidentemente al hecho de que en médico para actuar sobre algunas en/ermedades "nerviosas" y nada
ese entonces su-~técnica· suponía estimulaciones y "presiones" ... ) . permitía prever que sería capaz de provocar el mayor interés ge-
En cuanto a la noción de inconsciente, aún no está implicada en neral y la oposición más violenta. 2º
la i11consciencia de la · que se habla arrib_?.- La -existencia de un-··
Con los Estudios sobre la Histeria varios puntos se convierten
inconsciente sólo puede ser presumida. Freud asume la dificultad:
en adquisiciones definitivas, en particular, el abandono de la hip-
cuando los pacientes, después de reconocer la verdad 'de una
nosis y la sugestión, que origina el descubrimiento del método de
interpretación, agregan: "Pero no puedo recordar haberlo pensa-
la - asociación ·;,libre". Dos observaciones decisivas sobre la su-
do", es fácil ponerse de acuerdo con ellos diciendo que se trata
gestión y la hipnosis: los enfermos que defienden empecinada-
ele pensamientos inconscientes. Pero entonces ¿cómo integramos
mente sus síntomas contra todas las sugestiones se muestran tan
este hecho con nuestras concepcio11es psicológicas? ¿Debemos des-
dóciles como el mejor médium de hospital desde el momento en que
cuidar su negativa a recqnocer, precisamente ahora que, una vez
las sugestiones actúan sobre cosas insignificantes. En cuanto a la
, realizado el trabajo [han ;~onecido la Ye.rdad de la interpretación,
hipnosis sin sugestión, tal como la practicaba Breuer, presenta dos
.. pero no la existencia del pensamiento], no tienen ninguna razóñ
inconvenientes: sólo tiene éxito con algunos sujetos y con los otros
para mantenerla? ¿O debemos suponer que se trata de pensamien-
los resultados no son duraderos (porque se ha evitado la resistencia
tos que nunca se han presentado, aunque no podían sino existir, y
et\...~~; 9e analizarla) .
que lo esencial del trc.tamiento consistiría en la realización de un
acto psíquico que no había tenido lugar en su momento? Eviden- Otra observación importante figura al comienzo del análisis del
1l'I.,' i\'
4• 1' ' temente es imposible pronunciarse sobre este tema mientras no
caso de Elisabeth von R. No siempre -dice Freud- fui psicotera-
peuta. Como otros neurólogos, me acostumbré a referirme a los
'i 1 hayamos aclarado nuestras concepciones psicológicas.'!.' La clari-
ficación no eliminó completamente el problema, que reaparece en diagnósticos de localización y a establecer pronósticos utilizando
:1
1, 1937 en un artículo sobre Las construcciones en el análisis (y tal electroterapia; por eso me asombra constatar que mis observaciones 1
sobre los enfermos se leen como novelas y que no tienen el carácter .
·t vez también en el artículo sobre La negación de 1925).
de seriedad propio de los escritos 'científicos. Me consuelo diciendo
~I
Pero ya es decisiva la afirmación de lo que podemos llamar que esta situación es evidentemente atribuible a la naturaleza del
l el axioma de identidad del psicoanálisis: Un mismo hecho de pen- problema y no a mi elección personal .. : Una exposición detallada
,., samiento permanece idéntico a__ si mismo, no lmporta_-que el ~ujeto de los procesos psíquicos, como se encuentra con frecuencia entre '
-· -. . ----· - -
los novelistas, me permite llegar, no empleando más que un pequeño
:1 ~3 La histeria, O . C., vol. I, p. 72. número de fórmulas psicológicas, a cierto conocimiento del desarro-
' • '' La política del avestruz" adquiere valor conceptual en la formulación
lacaniana de las relaciones imaginarias. (Cf. Lacan, Ecrits, du Seuil, p. 151.) :•;; ]bid.
[N . del T.]
~ 0 En realidad esta cita pertenece a : "Historia", parte I riel Esquema del psi-
:, /bid., p. 127.
coanálisis, escrito en 1910, O. C., vol. 11, p. 11 .

38 39

1
tll&---
, llo ele w,a lifstcria .. .'' l>c c11tc 111rnl11, 111 lilpúl cP1l11 q11 l' 1111111 hln ,,
suficiente llamar a la conciencia los recuerdos olvidudos para eli- 11111 nm1•,·,11dú II la le.vi.~ d(' la c:tiologla sexuul. C.:uw,clo lo llamé apar- \
minarlos "como cuerpos extraños" s'e completa con otra dimensión , te para agradecerle, malogró mi placer diciendo: "Pero si yo no
aún oscura, aunque familiar. Pero esta observación no conduce a creo en eso". ¿Puedes comprenderlo? Yo no. 28
Freud hacia el análisis "existencial". Mantiene reunidos los dife- Sin embargo, Freud había hablado en los Estudios de ese estado
rentes niveles, y considera paralelamente el aspecto existencial y el singular en que el sujeto sabe todo sin saberlo . . . de la .ceguera
que más tarde llamará "metapsicológico". que sorprende encontrar en las madres cuando se trata de su hija,
La manera de teorizar de Breuer es mucho más simple, ya que en los maridos cuando se trata de su mujer, en los soberanos respecto
211
sólo busca leyes generales para dar cuenta del material clínico. Freud de su favorito. (Retomará este complejo problema de la ambi-
no se contenta con esto, necesita modelos. Y, más tarde, la metapsi- güedad del no-saber en 1927 y én 1938, en dos artículos sobre el
cología no lo dispensará de hacer intervenir los juramentos, la trai- fetichismo y sobre la escisión del yo.)
ción, el destino, los mitos, etcétera. La metapsicología ocupará el Lo que le ocurría a Breuer ya había ocurrido antes, pero Freud
lugar que los autores alemanes daban a la neurología, pero se con- no habría de comprenderlo hasta mucho más tarde.
vertirá en la base teórica y en el fundamento de nuevos desarrollos. En momentos en que su teoría de la sexualidad lo recompensaba
En los Estudios sobre la Histeria, se plantean aunque tangencial- con una hostilidad general (1905), recuerda que tres hombres

t
t mente dos problemas capitales sm que aún pueda adivinarse la
ii.1portancia que habrán de adquirir: la transferencia y la sexualidad.
(Breuer, Charcot y Chrobak) le habían comunicado un saber que,
rigurosamente hablando, no poseían. 30 Breuer explioó el estado de
una enferma por "secretos de alcoba". Charcot a propósito de un
caso análogo exclamó: Mais dans des cas pareils, c'est toujours la

.. La sexualidad
chose génitale, toujours, toujoursl • Y Chrobak (eminente ginecó-
logo), más mundano, declaró que desgraciadamentr: no se podía dar
a una histérica la única receta eficaz: "Penis normalis, a reno-
La idea de la sexualidad infantil no era accesible mientras reinara var ... " .. Interrogados más tarde (salvo Charcot que había muer-
la teoría del trauma. Esta teoría se enuncia así: en su infancia, los to), negarán haberlo dicho. Todo esto, nos dice Freud, lo llenaba
·r! neuróticos fueron traumatizados por tentativas reales de seducción de asombro. No piensa que, como los otros, sabía sin saber; actúa
\
lf sexual, a una edad en que su sexualidad aún no había despertado; como si nunca hubiese dudado de nada. Curiosamente, y de modo
ji en la pubertad, el despertar de la sexualidad vuelve patógeno el embarazoso para sus biógrafos, adopta el papel del ingenuo ante
recuerdo del trauma. Será necesario el descubrimiento del Edipo los "pícaros" que saben cómo manejar el no-saber contra el saber.
para eliminar esta construcción teórica, pero ya desde los Estudios No basta invocar la honestidad científica de Freud: en los otros, la
se reconoce clínicamente que los recuerdos "incompatibles" que ciencia estaba separada de un saber "mundano". Pero la "ingenui-
' forman el núcleo de la represión son los recuerdos sexuales.
Breuer se muestra perplejo y ambiguo frente a este problema. 28 O. C., vol. JIJ, p. 759.
1, 29
1 .Escribió que no había rastros de sexualidad en Anna O. y, sin em- La histeria, "Historiales clínicos, O. C., vol. I, p. 69; nota a pie de página.
movimiento psicoañalltico, O. C., vol. -u, pp. 892-893.
0
~ Historia ,Jel _
bargo, debía saber a qué atenerse.
J • En franc~s en el texto de Freud: En estos casos se trata siempre de la
El 8 de noviembre de 1895 (los Estudios aparecieron en mayo). cosa genital, siempre . . . [N. del T.]
Freud escribe a Fliess: Recíeiitémente, Breuer habló de mí en la •• Freud transcribe la cita de Chrobak enteramente en latín:
Sociedad médica, exponiéndose personalmente y presentándose co- Rp. Penis normali.s
dessim
21 La histeria, O. C., vol. I, p. 92. ¡Repetatur!
1 [N. del T.J
-~ 40
41
.1
\
dad", en el sentido válido de la palabra, prohibe a Frcud c~lu lormu bien los rasgos de sus rostros son diferentes, la semejanza de los
de duplicidad, esta escisión, y la opone a la "honestidad" de Breuer dos personajes impresiona hasta hacer sonreír. Además, ningún ana-
fundada sobre esa dupliéidad. En todo caso, es muy simplista, y más lista omitiría el efecto del nombre: detrás del de Fliess, está Fleischl,
angelical que analítico, suponer que Freud tuviese el alma pura y aun más atrás, tal vez Fluss . . . Freud, se sabe, no habría de
como consecuencia de "instintos" sexuales poco exigentes. descuidar más tarde estas semejanzas: explicó el amor de Napoleón
Tal vez la actitud ambigua de Breuer, que se parece a una falta hacia Josefina por sus vínculos afectivos con su hermano José. El
e carácter, se relacione con la enemistad de Freud hacia él. Pero análisis de sus pacientes (¿o el suyo?) le había demostrado la im-
el odio de Freud fue durante un tiempo verdaderamente fuerte y, portancia de estos azares.
.; t sin duda, inspirado por otras razones. No sólo le debía mucho, y no
J 1 únicamente dinero, sino que a menudo invirtió de este modo sus Conocemos relativamente bien esta amistad de Freud co~ Fliess,
afectos repitiendo, dice, la conducta que tuvo con su sobrino a los aunque no hayan sido publicadas todas las cartas. Con ella, nos
tres años ... · Se enemistó precisamente con aquellos hombres introducimos en lá"s paradojas y sutilezas de una situación analítica
\ (Fliess, Jung) en quienes, en un principio, había depositado mayo- que, por supuesto, no es reconocida como tal. Oscuramente, Freud
trata a Fliess como un "sujet supposé savoir" (Lacan) y espera de
., t res esperanzas. Un elemento "irracional", que la elucidación de la
noción de transferencia aclarará más tarde, está actuando y con rara él un conocimiento del cual no posee la primera palabra.• El resul-
violencia. · tado es que Fliess adquirirá un saber que se podría, si11 forzar de-
masiado el sentido de las palabras -no más en todo casd que lo que
hace Freud en el hombre de las ratas-, denominar "delirante". En
1• i efecto, allí reconocemos fácilmente los temas clásicos que puede
''Mi otro yo . .. " provocar un complejo de castración mal resuelto. Son tres temas
vinculados entre sí: 1) todos los humanos, o todos los seres vivos,
•• 1 La larga amistad de Freud con Fliess no sigue cronológicamente están sometidos a· una ley de periodi_c idad precisa, según el modelo
a su amistad con Breuer; comienza en 1887, y de un modo fulmi- de períodos menstruales; 2) todos los humanos son fisiológicamente
nante. Mucho más tarde, Freud le recordará a Fliess que al comienzo bisexuados, y 3) la nariz y los órganos genitales tienen la misma .' ·, \
it,' de sus relaciones no era sino "un otorrino" (en Berlín). Pero en estructura. En 1892, Fliess publica un libro sobre la terapia de la
t

1887, Freud ya lo admiraba. neurosis nasal refleja, donde expone estas ideas. En la situación
El análisis no sería lo que es sin este encuentro. La influencia transferencial en la que está ubicado, Freud las admira y las adopta.
de Charcot y Breuer pertenece a la historia de las ideas. Sin embar- Es paradójico que esta actitud_resulte mucho más fecunda que si
go, resultaría extraño encontrar el aporte de Fliess en esta historia: las hubiese criticado y rec!lazado. Porque estas ideas están hechas
en efecto, ¿cómo hacer figtirar, por ejempló, lo que ha llamado "el verdaderamente -sin que aún se sepa- con la materia misma del
papel de la mucosa nasal en la histeria"? No obstante la influencia análisis: Freud las aceptó como verdades científicas, como el dis-
de Fliess fue mayor que la de Breuer. Porque Freud aprendió con curso de un médico y no como el delirio de un enfermo. Pero esto
-~ Breuer muchas cosas, pero co Flies lizó su propio análisis y, importa poco. Sólo cuenta que con estas ideas e)Jtramos en un cam-
de algún modo, estable.ció el modelo del análisis e suyo) que los po muy particular que no descubrió con Breuer: el campo donde ~
analistas ulteriores no podrán sino repetir.
Dos años más joven, Fliess estaba más adelantado en la vida • "Sujeto que se supone que sabe." El sujeto recibe sus palabras del Otro )
l y en su profesión . No hay duda de que Freud veía en él una imagen de la demanda, que ocupa la posición del código. La presencia del Otro san-
-¡, realizada de sí mismo; por otra parte, lo llamaba "mi otro yo". Con- ciona al sujeto como tal. El Otro de· la demanda designa a la madre, primer
objeto de la necesidad, y a cualquier otro del suieto, particularmente al psico-
servamos una fotografía donde vemos juntos a los dos amigos. Si
t analista de la relación transferencia!. íN. del T .)

j 42 4;
'\
.:1.11 tlcl ¡;11kou1 111llt,111, 11 0 puede m,ombrnt 4uc flt euJ huyo
, . saber es alcanzado por los accidentes del deseo inconsciente. Gra- podido deducir verdades de ideas tan aberrantes . Tal vez recordase
cias a Freud, las ideas de Fliess tendrán un destino: la teoría de la esa extraña experiencia cuando escribía en Londres, al final de su
bisexualidad servirá de base a las primeras explicaciones de la ho- vida: "For a patient neve, forgets what he has experienced in the
mosexualidad y sugerirá la noción de pulsión parcial, indispensable form of transference. It carries a greater force of conviction than
para la construcción de los Tres Ensayos; El simbolismo sexual de anything he can acquire in other ways" (S. E. XXIII, p. 177) .•
la nariz seguirá siendo el modelo de un tipo de desplazamiento que En esta relación, la muerte -aún desconocida, y mucho más
el análisis descubre cotidianamente. Dur.ante largo tiempo, la pe- tarde Freud se preguntará con asombro qué tipo de resistencia pudo
riodicidad estorbó a Freud, pero encontró por fin su lugar bajo la sustraerla durante tanto tiempo-, la muerte estaba en primer pla-
1
forma de la importante noción de repetición. · no. Manifestaciones que hoy llamaríamos psicosomáticas (equivo-
La periodicidad está ligada a la idea de muerte (de igual modo
damente), lo convirtieron en el enfermo de Fliess. Sospecha que
que la repetición) . En nombre de esta teoría, Fliess debió hacer Fliess le oculta la enfermedad mortal que lo ataca, se resigna a ]a
alguna predicción imprudente que en la situación transferencial muerte sin que sea posible, en esa época, descubrir en esta resig-
adquirió fuerza de orá:;ulo: Freud creía que la fecha de su muerte nación el efecto de la transferencia. Se "cura" (de seudotrastornos
l estaba fijada para 1907. En 1901, comentará su interés por los cardíacos) cuando se reconoce él mismo como histérico (efecto re-
' cálculos ejecutados por el inconsciente: Generalmente termino en
tardado de una identificación con los enfermos de Charcot) , es de-
especulaciones referidas a la duración de la vida . . ; Y que mi cir, cuando se "enferma" de otro modo.
amigo de B. [erlin] haya convertido a los per:fodos de la vida en
objeto de sus cálculos, debe haber determinado estos malabarismos Pero antes, y para escapar a lo que terminará siendo el camino
inconscientes. Hoy, ya no estoy de acuerdo con una de las premisas de la salvación, en un último esfuerzo de la resistencia, se hunde
que fundamentaban su trabajo. Por razones perfectamente egoístas, en un inmenso trabajo teórico que realiza febrilmente y que brus-
[vivir más tiempo] me sentiría muy satisfecho si puedo refutarlas; camente interrumpe. Es el Proyecto de una Psicología para Neur6-
sin embargo, parece que continúo imitando sus cálculos a mi ma- logos que fue publicado con las cartas a Fliess. En él podemos re-
nera. 31 Decir que Freud transformó radicalmente las ideas de Fliess conocer el intento de continuar las investigaciones de Charcot sobre
se
de un modo válido, no contradice la verdad, pero nunca·· desin- una base enteramente nueva. Charcot no disponía de una psicología;
teresó de ellas completamente. Por otra parte; en esa época las en este campo había aceptado los conocimientos de su época. Su
consideraba como si fuesen suyas, hasta el grado de comunicárselas misma neurología estaba marcada por esas preconcepciones psico-
lógicas; en el fondo, se trataba de encontrar en la anatomía cerebral
,,·, a.Fliess como novedades, con gran sorpresa de éste. Severo caso de
amnesia, dice Jones. Más bien efecto lógico de una identificación el plano de una verdadera ideología psicológica. La importancia de
. l~
'I
casi total. En el transcurso de este período extraordinariamente per- sus descubrimientos se debe a lo que pudo observar de real en la
turbador, perturbador precisamente como un análisis que "marcha", persecución de esta pretensión quimérica. Pero para él no había,
Freud hará los descubrimientos más importantes y tendrá esas in- propiamente hablando, problema psicológico: la psicología normal
tuiciones, de las que dijo que sólo se tienen una vez en la vida. El no se cuestionaba. La tarea consistía en encontrar la causa de una
saber de Breuer en materia de psicoterapia significó tal vez un perturbación en un elemento neuropatológico. Freud dispone de
:¡ aporte indispensable que suministró una útil preparación, pero fue ideas más sutiles en. psicología y en neurología.
ante la ig1.1orancia de Fliess que Freud realizó los pasos decisivos.
, No hay duda de que las ideas delirantes de Fliess están en el "' Pues un paciente nunca olvida lo que ha experimentado en la transfe-
l origen de varias nociones psicoanalít!~as. Teniendo en· cuenta la rencia. Posee una fuerza de convicción mayor que cualquier cosa que
pueda adquirir de otro modo. [N. del T.]
Psicopatología de la vida cotidiana, O. C., vol. l.

:l
31

45
,t 4
l

~------------------------11111111P!J'i,. ,.,. .,
1 n ln111111 d 1 1 / 11111·1•1 /o qur 1· 11 v l11 11 1 llru •·• ,llfh il , 111111 hu ~
1 11111I 1p 1, · 1111 11 1. 1 1 · 111 ·, 1¡,11 1111 11 111 1•1,1 1111111, /,11,111. 11/,· ,/,,, n / ,1,/11., ti,·
que paru comprenderlo disponemos de In lmpmtuntc 11yudu que
,,,•11.,a1111t·1110 c/1/cn •11/ ('., . l.11 111111, lowo , q¡1, 1rar lo ,¡tu: 111is pacien-
suministran los escritos posteriores. Se trata esencialmente de ex-
'¡ les me dice,z durante el lrabajo e incluso se me ocurren nuevas ideas,
'1 presar la teoría psicológica de tal forma que pueda leerse en un
pero sin poder luego reflexioiwr Juera de esos mo.mentos ni ocupar-
.~ . lenguaje neurológico, el lenguaje hipotético de una neurología aún
me de otras cosas. En el segundo estado, obtengo conclusiones, hago
;1 no constituida. Las ideas más seguras del Proyecto serán retomadas
observaciones, reservándome cierto interés para otros asuntos; pero
' en el capítulo VII de La interpretación de los sueños, y allí vemos
, entonces permanezco alejado de las cosas y no me concentro su/ i-
mác: claramente lo que freud necesitaba: un modelo que funcione
,
;
como una máquina, perb que de cualquier modo será un modelo
cientemente con los enfermos (2/ I II/ 1899) . Este texto, que nos gus-
'; taría fuese más detallado, debe considerarlo quien interrogue sobre
1, ..
J
1 , ficticio sin relación con la neurología. (Es así que podemos decir
ti que la metapsicología · aparece en el lugar que ocupaba la neuro-
el origen de la atención flotante. EJ..análisis de Fr.eud_se hace con
el de sus pacientes: Este paciente se porta aesvergonzadamente bien.
i logía.) Poruñ·girosorprendente de su análisis logró demostrarme la reali-
~
'
' Pero en 1895, inmediatamente después de la publicación de los dad de mi doctrina. suministrándome la explicación, que !tasia aho-
. ;' '
; t ·studios. la empresa era prematura y los verdaderos obstáculos
estaban en otra parte. El indiscutible valor teórico de algunas de las
ra se me había escapado, de mi fobia a los trenes . . . Esta fobia
que era fobia de pobreza, o más bien de hambre, provenía de mi
;
elaboraciones del Proyecto no impide que éste haya sido una resis- propia glotonería in/antil y había sido despertada por la falta de
1
t tencia en el seno mismo Je la relación con Fliess. Por otra parte, lo dote de mi mujer (de lo que me enorgullezco) (21/XII/1899) .34
' prueba el hecho de que esta resistencia se revela abiertamente, ape-
·.\ nas abandonádo el Proyecto que la ocultaba: Freud se encuentra
Lo que se ha llamado el auto¡¡~i.s.i:ule Freud, lo que él mismo lla-
mó así durante algunas semanas (Selbstanalyse), es ~i.m.P.lem_~11t~_el
en un estado "extraordinario". Ya no dispone del trabajo teórico. desc1:1l?rimiento. gel .análisis. El 7 de julio de 1897, describió la
Las ideas emergen y desaparecen, todo es cuestionado: Me parece transferencia en términbsclaros, pero sin reconocerla teóricamente:
!f. ; estar en un capullo. ¿Quién sabe qué bestia surgirá de allí? Contimío sin saber qué me ocurrió. Algo llegado de las profundi-
( 12/V 1/ 1897) . Freud revela la situación transferencial en la que dades abismales de mi propia neurosis se opone a todo progreso en
está inmerso sin poder reconocerla, porque no corresponde com- la comprensión de las neurosis, e ignoro por qué, pero tú estás
pletamente a lo que hasta entonces llamó transferencias. Se leen implicado. Me parece que la imposibilidad de escribir tiene como
cosas como: Tenía mue/zas buenas ideas para comunicarte, pero se objetivo interferir en nuestras relaciones. No poseo ninguna prueba
han ido con la misma facilidad que llegaron. Estoy obligado a espe- de esto y sólo se trata de impresiones completamente oscuras: Agre-
rar el próximo soplo que las acerque (16/V /1897) .32 (De igual ga, como los pacientes en análisis: Seguramente, el calor y el sur-
modo, el analizado en el diván nos dice que en el ascensor tenía menage deben tener algo que ver en todo esto." 6
ideas que ya se han esfumado . .. ) O incluso: Sufrí una especie
tle neurosis. Extraíios estados que la conciencia no podría captar.
pe11samientos nebulosos, completamente velados y apenas cada tan-
Edipo
to un rayo de luz (12/VI/1897) .~'1 El trabajo intelectual no le
J¡ sirve. no puede obligarse y lo abandona. Las ideas emergen en en- Una crisis corta, pero decisiva y profunda, se produce desde 1896.
.,,
1!.
soñaciones . Su trabajo con los pacientes se mezcla estrechamente El complejo de Edipo ya había hecho su entrada de incógnito bajo

:¡··r a:: La carla u Fliess del 12/6/1897 figura en p. 774, la cnrta del 16/5/1897
figura en p . 765. O. C .. vol. TI .
:i
4
T.n cartn a Flic~s del 2/3/1899 figura en p. 832 . y la del 21/12 / 1899 en
p. 852, O. C., vol. 111.
·:c., lhid . p .· 773 . :i r. /bid., p. 774.

46

.. , -, ·'j
J ____________________________......,..,_
47
l
• 1
la forma de la transgresión "real '', la dd incesto, y un poco más cu)."' El úllimo puri;ntcsis expresa un rctrocci,o supcislicioso unte
enmascarado aun bajo el aspecto del trauma que constituía la el sentimiento de triunfo.
-
seducción de un niño por un adulto. Este trauma era el elemento
En el fondo, Freud se enfrenta a un problema que tiene un
esencial de la etiología de la histeria. Se ha visto cómo el recuerdo
1 • antecedente enojoso: el descubrimiento de que:: la electroterapia no
1. reprimido del trauma se hacía patógeno en la pubertad (la neuro-
descansaba sobre nada. Sin embargo, ¡hay que ganarse ]a vida!
1 sis tenía su origen en la infancia y justificaba su carácter sexual,
~
¡Qué lástima que la interpretación de los sueños no alcance para \
pero así se evitaba la noción desagradable de una sexualidad in-
1 hacer vivir a su autor! (Freud comenzó a comprender sus propios ~
·¡ fantil) . Freud había extraído esta hipótesis de un pequeño número
l sueños en 1895.)
de casos reales,3 6 y de muchos casos donde sólo se trataba de fanta-
1¡ ~ías. En realidad, esta hipótesis etiológica era la resistencia que lo No renunciará completamente a la idea del trauma, y más tarde
.·Jt protegía del conocimiento de los deseos edípicos inconscientes. intentará nuevamente anclar la fantasía en la realidad de la prime-
ra infancia o incluso en la prehistoria. Pero antes es necesario su-
Pero Freud se dio cuenta del carácter fantasioso de las seduc- perar ]a teoría del trauma que intercepta el camino hacia el Edipo.
ciones que los histéricos adultos relatan haber sufrido en su in-
fancia. Todo parece hundirse: su teoría de la histeria no se sos-
tiene. Intenta salvar algo: Las fantasías se relacionan con cosas que Cuatro meses antes del abandono del trauma, la percepción del
i
•l
el niiio ha oído en algún momento, y cuyo sentido comprende sólo drama edípico se anunció en un sueño, como en Sófocles, y como en
más tarde . .. Así, la inocencia vuelve a ser preservada, el recuer- Sófocles, el sueño fue interpretado para ocultar la verdad: Recien-
,. . '
;:.:
~

do se hace patógeno en la pubertad. temente so,ié con sentimientos más que tiernos hacia Matilde [su
. \
Esta nueva teoría de la fantasía es esencialmente correcta: la hija] pero se llamaba Hella, y luego vi la palabra "Hella" dibujada
encontraremos en el hombre de los lobos, y es la misma que subyace en grandes caracteres. Explicación: una sobrina americana, cuya
a la discusión sobre la realidad de la escena primitiva. Pero en fotografía recibimos, tiene ese nombre. Matilde tendría que haberse
1897, Freud ya no puede creer más en sus "neurotica" si la realidad llamado Hella, por todo lo que recientemente ha llorado por las
del trauma se suprime. Se encuentra entonces en un extrafío estado derrotas griegas. El sueño muestra evidentemente la realización de
de triunfo y desconcierto simultáneo. No sabe dónde está ni qué mi deseo, el de constatar que es el padre el promotor de la neurosis.
va a hacer, pero escribe: Si estuviese deprimido, extenuado, y mis Esto pone fin a las dudas que aún persistían. 38 Este análisis nos
ideas fuesen nebulosas, estas dudas podrían ser consideradas como muestra en forma excepcionalmente nítida .de qué modo la teoría
índices de debilidad. Pero como justamente me encuentro en el es- del trauma, la seducción por el padre, sirve de defensa contra el
tado opuesto, debo considerarlas· como el resultado de un honesto conocimiento del Edipo. Las dudas persistentes (luego de desper-
y eficaz trabajo intelectual y sentirme confiado después de haber tarse) son el temor de que este sueño revele un deseó por Matilde,
í· ido tan lejos, de poder aún ejercer mi crítica. ¿Acaso estas dudas pero si revela otro deseo, deseo que la teoría del trauma sea verifi-
¡I
,.11 constituyen una simple etapa del camino que lleva a llll conoci 0 cadá, resulta mucho más tranquilizador. Nosotros, que conocemos
miento más profundo? Freud sabía que la respuesta era afirmativa. la continuación, sabemos que esa defensa no podía mantenerse du-
t rante mucho tiempo.
.¡ ~s curioso que no me sienta avergonzado, lo que parecería, sin em-
i,argo, natural. Evidentemente 110 iría a contar esto a Gath, 110 lo
:.i ammciaría e11 Asca/011, en el país de los Filisteos, pero entre nosotros,
Resulta fácil, a posteriori, representar el papel de Tiresias. Pero
Freud representa el de Edipo. Como Edipo, también él era un gran
:} me siento 11ictorioso más que derrotado (por equivocado que parez-
>
} '" Carta a Fliess del 21/9/1897, O. C.. vol. 111.
~6 La histeria, O. C., vol. J, parte 11, en 1101:1, passim. :is 1bici .. p. 769.
.. .l
. : :j 48 49
¡ ·. -~
1· J
descii rador de enigmas, pc10 uu11 110 hublu logrndu t.111;,cilo y i.úh, h · 1n11l11 M 1l111· llh·11n, 11 l111lt11111 11111 I•.•• 1•111ln1H 11, 111• 11111111111
lo podía lograr a sus expensas. fantasiosas con los ni nos, la 111uc1 te del p11drc, el unálh,ls tic lm,
El complejo de Edipo se reveló el 15 de octubre de 189_7, fecha sueños. Y por fin, tuvo lugar un análisis, el primero, y que será el
/ cercana al aniversario de la m~~rte _de su padre (Jacobo Freud mu- modelo de todos los demás. Pero no fue tan fácil. Aquello que
' 1~rió el 23 de octubre de 1896). Es un buen ejercicio ser completa-
proviene de direcciones tan diferentes como la experiencia de
mente sincero con uno mismo. He tenido sólo una idea que tenga Breuer con Anna O. y la de Freud con Fliess, no se organizará sin
un valor general. Encontré en mí, como por otra parte en tocios, dificultades hasta 1907, con el hombre de las ratas, cuando todo,
sentimientos de amor hacia mi madre y de celos hacia mi padre, y una vez más, dependerá de la transferencia del deseo de muerte
:
1
.
1
creó que son sentimientos comunes a todos los niiios, mm cuando
su aparición no sea tan precoz como en los niños que se volvení11
inconsciente del que Freud será objeto.
Se ha dicho que así Freud hizo su "autoanálisis". Escribió
histéricos .. .. Si es así se comprende, a pesar de todas las objeciones (14/XI/1897): El...auÜl@4[isis~s realmente imposible. Sólo puedo
racionales que nos 'hacen rechazar la hipótesis de unu f atalidacl analizarme a través de lo que aprernlo desde áfuera (como si fuese
'. I inexorable, el efecto cautivante de Edipo rey. También se compren- otro). De otro modo, no habría enfermedad. Así es posible anali-
zarse --como un otro-, y esto no es un autoanálisis. Fliess, sin


de por qué los dramas de destino ele las épocas siguientes fracasaron.
Nuestros sentimientos se rebelan contra todo destino individual haber hecho nada, por su sola existencia (ni siquiera estaba allí,
arbitrario . . . Al contrario, la leyenda griega se apod.eró de una sino en Berlín) , al movilizar el deseo inconsciente hizo posible esta
1
compulsión que todos pueden reconocer porque encuentran su mar- extraña aventura; y fue Freud quien hizo que ella pueda repetirse,
ca en sí mismos. Cada espectador fue un día un Edipo en germen, y ella se repite todos los días. Incluso, por supuesto, entre los ana-
1 en ;,,,aginación, y se horrorizó ante la realización de su sueño re- listas que no lo saben.
presentado como si fuese real sobre la escena, y su horror mide la
represión que separa su estado in/antil de su estado actual. Se me
ocurre que esto mismo podría ser el fundamento de Hamlet. No me
re/ iero a las intenciones conscientes de Shakespeare, pero podemos
suponer que fue impulsado a escribir después de un acontecimiento
real, porque si, propio inconsciente había comprendido el de su
héroe. ¿Cómo explicar esta frase del histérico Hamlet: "Es así como
la conciencia nos co~vierte en cobardes", cómo comprender su
vacilación en vengar a su padre por el asesinato de su tlo, mientras
w 110 vacila un segundo en matar a Laertes? ¿Cómo explicarlo mejor
que por el tormento que le provoca el oscuro recuerdo de haber
1
concebido el mismo crimen tremendo [que su tío] contra su padre
t
\, por lp pasión que siente por su madre? "Si se tratase a cada uno
según sus méritos, ¿quién podría escapar al látigo?" Su conciencia
es su sentimiento inconsciente de culpabilidad.ª11
J
Los obstáculos fueron franqueados, todo resultó beneficioso sin
que Freud lo haya querido claramente: las fluctuaciones de la trans-

=<!• /bid., p. 785.

50 51

--------------------------------·P.';r"
LA V1A JlliAL

~ .
~

'
.·1'
El análisis de los sueños tuvo un papel importante en su autoanálisis.
1
. Pero de inmediato Freud le reconoció una ventaja considerable: el
.l
srñQ,, ,eS Un tipo d0enómeno "patológi~~ma}, exactamente
' 1 e1 fenó~aLpar.a_ay_u_dar~9mprend~!]Qs hech_p.§_p_a!~ló-
. -J
~ o fue Freud el primero que tuvo esta idea. Es clásica, pero 1 ~
antes de él no había sabido utilizársela. El análisis de los s ~
se tornará la vía real del incoo~~ y esto en muchos ~entidos:
es el mejor me 10 para llegar al conocimiento de los pensamientos
inconscientes de un paciente; es el mejor medio para alcanzar un
\;onocimiento teórico del inconsciente; el mejor camino para llevar
a los lectores a admitir la existencia del inconsciente. Desde luego.
estos tres sentidos no son más que uno. Pero una cosa es cierta: e]
psicoanálisis ya no está confinado a la patología (lo que esto quiere
dedrestá lejos de ser claro. Sí lo es en la época de Freud: piensa
que no se lo acusará de elaborar teorías que no tienen interés para
la gente sana) . De esta manera la segregación psiquiátrica disminu-
ye. La intención de Freud no se dirigía exactamente en este sentido,
pero 'tuvo este efecto. El mecanismo que está en la base de los sa-
crificios humanos -la imputación a otros de lo que el sujeto re-
if prime- se devela y la barrera -la "censura" o la "defensa"- se
~ situará en el interior de cada uno.
Para llegar allí fue necesario que Freud primero se asumiese
1 como enfermo, no de la boca para afuera sino en su ser, y que em-
prendiese ía "cura" de sí mismo. En La interpretación de los sueños
j
.,,
intérpretiiuñ ejemplo como un sueño "de comodidad" (acomoda-

53
111 ' " 111 l , 11111 111,i• 111 1 11 111 ' ' " '" 1' •1 111 , ,, \ 11 1\_ l¡ Hl, l lí l: H: 11 1 ., ll~ I ~ lJI
lll i11 l
0
tl 11 11 11 d, 1111 1 , 111111 11 1111· d, 111 1 olli 11111 '1111 1111 11 111 11 11 , 111.1 ~l
IÍpo Ju trubujo 4uc Ft cud se piopo11l11 .
qttcdn drn 1111du en lugar <le ir al ho~pitul. ::iucnu entonces que está El 3 de enero de 1899, cuando el libro - salvo el importante
en el hospital: hermoso compromiso entre el deseo de dormir y la y último capítulo séptimo- estaba terminado, escribe a Fliess: La ,...
obligación de estar en su trabajo, puesto que se ve en una cama e§tructura del sueño es universal. Allí reside la clave de la histeria.
y en la cabccci;a de ista ¡la tarjeta donde está inscripto su nombre! Ahor~-comprendo por -;¡;;¡;;podía terminar el libro sobre los sue-
Pero una sola explicación nunca agota el sentido <le ün sueño. Este fzos; si espero un poco más, podré describir el proceso mental del
sueño también traiciona la inevitable identificación del médico con sueño de tal modo que incluya el proceso de formación de los sín-
el cnfermo, identificación que la formación psiquiátrica -pero tam- tomas histéricos. Entonces esperemos."' Se comprende que es el,,...
bién ele modo más oscuro, la formación médica- ayuda a superar. capítulo VII lo que aún falta para terminar el libro: la teoría del
Freud la asume y podrá entonces proveer y generalizar esta nueva funcionamiento del "aparato" psíquico. Al mismo tiempo sabemos
.1 defensa que luego utilizará A. Brill: la "patología" está en el in- que el trabajo es interminable: Freud tiene incesantemente nuevas
: 1
consciente de cada uno. ideas que le hacen ir más allá de su proyecto inicial y desarrollarlo
:1 A partir -del momento en que Freud de.iase asociar libremente a al extremo de presentar una teoría más general que no había previs-
!' sus pacientes, éstos habrían de contar sus sueños. ti mismo estaba to. En el prefacio a la primera edición dirá: El sueño es el primer '•
:1 interesado en los suyos mucho antes de poder co;,,prenderlos. El miembro de una serie de formaciones psíquicas anormales, entre
24 de julio de 1895 (los Estudios habían aparecido hada dos meses) . las cuales la fobia histérica, las obsesiones, las ideas delirantes deben.
\
i f
\. cuando pasaba sus vacaciones en el chalet Bellevue, cerca de Viena. por motivos prácticos, interesar al médico. Como se verá, el s11e11o
:· logra el primer análisis sistemá~ico o detallado -no se puede decir 110 pretende tener tanta importancia, pero sí es importante su valor
completo- de uno de sus sueños particularmente complicado y teórico como modelo. Cualquiera que 110 logre explicar el origen
0Sl..Ul"O. Es el sueño de la inyección de Jrma, que será el primero de de las imágenes del sueño buscará vanamente comprender las fo-
los ejemplos de La interpretación de los sueños, en 1899. bias, las obsesiones. las ideas delirantes y ejercer sobre ellas una
La idea de una interpretación completa no tiene sentido; se po- influencia terapéutica. ·
dría continuar el trabajo indefinidamente, o detenerse por la impo- Decir que el sueño es un J!!_Od~lo, ~ s__decjr ,_que la explicación -::J\
sibilidad de continuarlo, pero no porque se hayan agotado las sig- del sueño servirá de paradig;,,a para la explicación de los síntomas. w
nificaciones: todo sueño tiene un ombligo, que comunica con lo Perootraídea-;-attri- vagamente entrevista, está quizá presente: el
~ desconocido. ~ . por ófra pñrte,liíínterpretadói, evidentemeÓte sueño es un modelo de la alucinación, del delirio, así como el duelo
Ímplica alqÜe sueña y a sus pensamientos más íntimos, y Freud no será el "modelo" de la melancolía . . . Por otra parte, más tarde
puede ir más lejos de lo que la discreción le permite cuando se tra, (en 1917), Freud relacionará estos estados - e ~ r m i L . el ,
\ ;' •a de sus propios sueños. Así el análisis del sueño de la inyección amo.LY el duelo-, que tienen en común ser norma~.Y~E§ill.ui_!
de Irma se detiene justo en el momento en que Freud nos ha dicho una excepción al estado psíquico habitua~ue serán reuni- 1
lo que necesitamos para comprender que su propia mujer estaba dos-por5traT.1zón- lúégo- de haber sido formulada la concepción
implicada. del narcisismo.
Por estas razones, y con la intención de estudiar los sueños en La interpretación de los sueños, como muchos otros libros de
sí mismos sin relacionarlo con el análisis de quien los sueña, Freud Freud, se presenta como una larga recopilación de ejemplos seguida

l
se impone la restricción de no referirse más que a sueños de sujetos de un capítulo teórico. Esta composición, por otra parte, da una
normales (aunque a menudo no la cumple). La interpretación de los
sueños se parece un poco a esas compilaciones de textos que se uti- 4 º /bid ., p . 794 .
l
;
lizan para aprender una lengua. Sólo conocemos de la historia del 55
54
1 1 º'' . "' 111hhJ i ..l,
1.. ~ d l h
1
11..lcu Jcl metodo de t,ulrnju J e h cud lir H·dudo p111 d 11l111 ~'. lll l· dr
Charcot, pero quizás también de su trabajo de laboratorio: mirar a confusiones.
t largo tiempo las cosas para que se pongan a "hablar". Los ejemplos En un primer momento, entonces, el texto (manifiesto) del sue-- 1/// 1
se reparten en distintas clases y cada una sirve para ilustrar una ño remite a una idea (latente) así como un tQCto_mQdificado, cen- "
¡ proposición: que el sueño representa la rea!!zación de un deseo, que surado, falsificado remitiría a un otlgina.~ que es necesario recons-

,
su elaboración se realiza por ñiedlo -deia ccmcieñsación -el ·des- y truir. ¡No se trata de un trabajo de traducción! Al menos no se ,
p ~ n 1as"coñc1üsióne;teórica;- (cap~VII), Freud llaman traductores los que realizan ese trabajo con documentos anti-

.., retoma su Proyecto de 1895, y si bien no abandona la preocupación guos. Se tendría una idea más aproximada, aunque sólo sea invocar
de explicar cuantitativamente la circulación de las cargas psíqui- una analogía, si uno se representara por medio de qué trabajo po-
cas, esta explicación está ahora desplazada, es secundaria. Una in- dríamos reconstruir el latín original a partir de la versión de un
tencionalidad inconsciente, ya que ahora el motor de toda la má- "mal alumno", encontrar, por ejemplo, summa diligentia disponien-
quina es el deseo, toma subrepticiamente el lugar que ocupaban no do sólo de la "cima de la diligencia", pero utilizando todos los
1
hace mucho tiempo las construcciones descriptas con una cierta medios, el contexto, las semejanzas fonéticas, etcétera. Esto se.
reserva mental neurologizante. complicaría si el alumno, como el sueño, procediera a una revi-
sión secundaria y reemplazara, por ejemplo, "cima de la diligen-
El texto del sueño tal como lo relata el que sueña fue compa- cia" por "imperial". Si realizáramos este trabajo hasta el final,
rado con frecuencia, y el primero en hacerlo fue Freud, con un aprenderíamos según qué leyes los "malos alumnos" traducen latín,

1j~11 11
1
texto que debe ser traducido. Las ideas (latentes) del sueño y su
contenido (manifiesto) se nos presentan como dos versiones del
de igual manera que el análisis del sueño nos enseña sobre el tra-
bajo del inconsciente. Sólo se trata de una comparación, pero decir
1
mf~mo sujeto en dos lenguas diferentes. Pero luego enuncia esta que lo~_s.ueño~_spn textos que del;,_e!}__se1J !2_5!~s es también muy
'; (' I
restricción: O más exactamente el contenido del sueño se parece aproximativo.
) a la transcripción de la idea del sueño en otro modo de expresión, Sin duda e.l!.ftlat~ que hace el que sueña no tiene sentido e ~
:J cuyas caracteristicas y leyes sintácticas debemos descubrir compa- sL!!!lfilJ!8, y las reglas que lo han modificado no son las que rigen '"
~1 ~•
' 1
rando el original y la traducción. 41
Subrayamos esta observación, evidente pero a menudo descui-
nuestro discurso en el estado de vigilia.
~ ¡
},~ dada: la "idea" del sueño es en sí misma clara y "lógica", no es et

··. ·¡,,~f Inconsciente, aunque sea inconsciente; el texto del sueño es lo que l'cpt Mntm Mnem' · les Pes

,
!\ \\···. ·11 \\
. d está marcado por el trabajo del Inconsciente. Analizando el sueño
• b•
. ·' ~ hallamos la idea inconsciente que estaba oculta, de la misma forma
i'. ~
que encontraríamos un recuerdo olvidado; pero es el tex!9, son sus
distorsiones, las que nos enseñan sobre la "sintaxis" del Inconscien-
.r
- te. Toda la teoría del Chiste (1905) ya estre"'iigermen en esta po-
sición. Dicho de otro modo, no se puede leer La interpretación de
los sueños como una clave y luego de cada interpretación decir:
"¡Ah! es esto entonces lo que eso significa", y creer que esto (lo
que eso significa) es lo que Freud entiende _cuando habla del In-
La tópica del "aparato ¡,síquico" supone varias instancias que rl "proceso de excitación" ,1
consciente. Es verdad que aún no tomó la precaución de distinguir· recorre en el sentido de la flecha hasta la "motricidad" más allá del prccon scientc (Pes) .
(l\foem. ) El sueño re~resa en sentido inverso a través del inconsciente y bs diferentes
41 La i11terpretació11 de los sueí'ios, O. C., vol. l. inscripciones mnésicas hasta h percepción (Pcpt) donde se transforma en "alucinación" .

. :¡ 56
57
1k dt: 11 ntd, 111•, lll l' \ 11 11l •, 111 u• dd 11 t1 r 11u •,1111 •11 111 1111 111. r
'!l plt('.!I
, f" ~ l·, 1 1 l""""' ,,
lf """"91", , I'"""""9! 11, · n~ • 11• """'T"'"" 111
de l11 h '' p1 o l1111d ld 111 k,' d d ltt U Hl ~l l C lll l" 1,1: dd w 11 111
t11 Liú 11 M II P,C
/ complicados que una recon strucción de un texto. El simbolismo, la persistencia de un resto escolástico ~<l as ideas vienen del alma y ,1 !

censura, las limitaciones del pensamiento ''giJ_m_ágeñe_s" solo soií buscan un lenguaje para expresarse) y también a una orientación ·,
rrÍ~s<le aproxirnarsealprooleiña.Undesco inconsciente infan- mística (debe haber en el fondo de nosotros un misterio que surge
.,
tfl, ~~ertado por tiñaesco actual, _se "transfiere" sobre un pensa- como revelación) . En este punto, precisamente, Jung se separará de ¡1,
.. ,l
miento "normal" y lo arrastra, lo "hunde" en el mundo de(Incons- Freud; hará del análisis una hermenéutica para leer las grandes re- ,,,
--~.1 1 ciente doñcíeessometidoaiasJ~rei deJi~sintaxis ºque- alü reinan velaciones del Inconsciente, en tanto que Freud no busca en éste
·;t (leyes delp¡oce;;p;imario). Al mismo ti;mpo .este eensamiento más que un "pensamiento normal" reprimido y transformad,, por
• ~ lo sigue un camino que lo conduce a la extremidad del aparato psíquico el "trabajo" -de_~ro~~?_ pri~rnrio. ---- ··· ---· - -·
( f i c t i c i ; - y ~ ) epcargadaclela. percepción. Es por esto Es_te_proceso y sus kY~§.._S~EJ&Q..QC~~o.br~ .!_o_do en cÓ!"!}O el
que el pensamiento se transfoññacñ- per~e~ión, es decir, aluci- sueño utiliza la cQ,..ndensicióñ y el desplazall!ienfo: ~La condensación
nación de una escena q'ue representa., más o me~osa biertamenie;- la fUñcle ~amiento_d.tl.s!!e_ño eñ un~olaj magep·.del
satisfacciofiaet -deseo. - - -
-~----
Los límites de este modesto estudio excluyen la posibilidad de
·~c<mtenido mª!!..ifiest9.'. '. (por..tj.emplo, un P.ersonaje del sueño podrá
ser interpretado como representante de dos o más personajes), y el
que atraigamos al lector, como en una emboscada, hacia las temi- • desplazamie to representa un término Qor otro. ~Por ejemplo:SC
bles complicaciones de la metapsicología freudiana: . pero no son po ra mostrar que una persona indiferente qiic1igura en el sueño
una razón para o~ultarlas, como a menudo se hizo en exposiciones es, diremos, la madre del que sueña, porque su imagen tiene un
de vulgarización. Volveremos a consideraciones más simples cuan- rasgo en común con algún rasgo de la madre. Estos mecanismos
:\li'.1 do examinemos algunos ejemplos de sueño. Pero no se puede des-
cuidar el papel que tiene el lenguaje en este proceso: J~ jdeas
del Inconsciente son evidentes en los lapsus, los juegüscte palabras.
pero tambien en erfenguaje orctii1iirio: haj0 la fcfrma de figuras del
• <I t latentes del sueño tienen una forma verbal. Freud estuvo obligado di~meiáfora y metonimia, por e.1emplo):-ra- iñfllieñc1a del ,
1 a ·sUponer la ex1stenc1a "de 1.fñ .J!J'ei:i5ffsciente que se hace _gi.r.go de Inconsciente, dominante en el sueño, está siempre presente y en ·
; , J.a.s palabras. ELR!oceso primario 'traduce "est~s palabr3s éi i111J gerycs . cada instante. El estudio del sueño tiene entonces una importancia
; , como un líaccdor de jeroglíficos, y concluye entoñces·quc .tl.,s.w:.ií.o · considerable. Plantea problemas decisivos sobre el discurso en ge-
1 no debe ser-i nterpretado como la pintura de algp; sino como la neral, que son precisamente los que una concepción unilineal del
1 representación en imágenes de las palabras mismas . . discurso no permite plantear. El Inconsciente aparece demasiado
La interpretación de los sueños fue escrita durante y gracias a fácilmente como una cosa de la que se habla, mientras que en reali-
la crisis de la relación con Fliess, aumentada por la prueba de 1a dad habla a su manera, con stt sintaxis particular. Está, como dijo
•~merte del padre. Las soluciones surgieron durante el trabajo. Por Lacan "estructurado corno un lenguaje" .
eso en este libro sería fácil, aislando algunos pasajes, hacer qt1c Que el sueño se exprese en imágenes no impide, como se ha
Freud se contradiga. Pero La interpretación de los sueíios es tam- visto, que la condensación y el desplazamiento se ejerzan sobre
bién el libro donde el Inconsciente se mt1estra y ninguna otra obra elementos verbales. El profesor Giírtner tiene una mujer floreciente
de Freud dará la misma impresión. · (lo que invitaría a hacer un chiste), y es por eso que el sueño pre-
Retengamos en todo caso, para resumir lo que precede, est:1 senta la imagen de una monografía botánica (en el sueño llamado
frase clave: Una serie normal cfg_p_e11samien/os está sometida a un la Monografía botánica). Estos ejemplos forman legión. Ya en los
• tratamie1110 ~tíí¡;;:,m ifJcl~w modo eíi queoczfrre- ei1º d sueifo Estudios sobre la histeria, una paciente, Elisabcth von R .. se rcpre-
y 1aTzisieJirrt"lhabrá que agregar más tarde la neurosis obsesiva]
.,~ [bid.
sólo cuando le es tra11s/erido 1111 des<'O i11co11scie11te i11/antil r.epri-
1
·1
. "::-- -------------·---~---·- -
59
18
.\
1,1.:11tuh11 111 IIIIIIP,t' II d,· li 1~ lll t' tl h 11 •, I ,n.-, 11 1 1 vT., 11,I IT"""j'i:',11,/11•1Jt l1
(suspendidos), Jo que significaba que no vulfun uno mús que otro, 11 l 1c: 111I ¡,111 NII III t lti11I 1" 11 lhtMll h,th 11 . . .. .. 1 t1111v,111 ll 11. 11 11 Hil 11111

que de-pendían uno del otro.• Otra paciente -y esto no es un sueño, lejos que los problemas internos de su cspcclulldud . No l ' rn el ob
sino un síntoma, pero la ley de formación es la misma- sentía la jetivo de Freud sostener esas concepciones que fueron abandona-
imposibilidad aparentemente física de caminar y esto era así por- das. Cuando los lingüistas afirmaban que ]as palabras eran imáge-
que no se encontraba en un "pie de igualdad" con los otros. Breuer, nes sensoriales de cierto tipo (este era también naturalmente el
por demasiada fidelidad a sus estados hipnoides, se acercaba en punto de vista de Charcot) , que estaban asociadas a otras imágenes
·.:
.. H 1895 a las concepciones de la psicastenia de Janet, explicando estos sensoriales, imágenes "de cosas" que funcionaban como significa-
rasgos por un simple desfallecimiento del espíritu crítico ligado a dos, Freud podía creerles, pero no se dejaba engañar por ellos. Te-
.'~
nía necesidad de una dualidad, junto al lenguaje manifiesto debía
esos estados. Fliess reprochaba a Freud fundar sus interpretaciones
sobre ~ l a b r a s y más tarde sus enfermos, por ejemplo, el haber otro, pero nunca pensó que las imágenes eran aquello de lo
·1
¡.. .'
hombre de las ratas;-Ie dirá frente a interpretaciones similares: "Es que el lenguaje habla, ya que a su modo también ellas son palabras.
muy superficial, no puedo creerlo". Pero Freud no cede. Toda vez Los problemas que planteaba, implícitamente, a los lingüistas de su
~
-dirá- que un elemenl_E.Jl.llil!!Jco ~sté ligado a otro elemeñio por época aún hoy siguen siendo válidos.
ii una (l§OCiagó.11 criticalzl~ y superficial, existe- enfie ellos un lazo ·(e-
gítimo y más profundo que está sujeto ci la resistencia y a la censura.
ECañáiisis müestra- qúe- puede· haber ürta distáncia. considerable 43
entre el pensamiento "criticable" y el pensamiento legítimo. Así El tío José
la asociación "superficial": Giirtner-botánico-floreciente se explica,
pero sólo por el pensamiento "legítimo": "Sacrifico demasiado a Es necesario dar un ejemplo de análisis de un sueño. Elegiré uno
mi fantasía", que está a primera vista, singularmente alejada de simple y corto en su enunciado manifiesto, con el fin de que el exa-
aquélla. men de este enunciado nos demore lo menos posible.
El problema que Freud planteó, y que aún no fue resuelto, pre- Este sueño tuvo lugar cuando Freud fue propuesto como profe-
senta oscuridades que no son suyas, sino de la lingüística de su sor honorario (en 1897), pero no se hacía demasiadas ilusiones. Uno
tiempo. Freud confiaba fácilmente en las conclusiones de los espe- · de sus colegas (R.), que también había sido propuesto en similares
cialistas: admitió las concepciones lingüísticas de su época que condiciones, no pudo obtener su nombramiento porque era judío
serían rápidamente abandonadas así como más tarde acep.tará sin al igual que Freud.
desconfianza el totemismo que estaba de moda entre los etnógrafos La mañana siguiente de hablar con aquél sobre el problema de
<le ese tiempo. Hoy cuando los etnógrafos y los lingüistas critican los nombramientos, Freud tiene el siguiente sueño:

* Si bien figura en el caso de Elisabeth von R., Freud atribuye esta alucina- Mi amigo R. era mi tío. Siento por él gran cari110.
1)
ción (en nota de p. 103, vol. 1) a Cecilia M. La interpretación de Freud 11) · Ante mí veo su rostro un poco cambiado. Parece alargado.
no es analógica sino que privilegia el orden del significante. El significado no
Se ve con nitidez una barba rubia que lo enmarca.
se define según una relación vertical constituida, sino por una horizontal:
relaciones entre significantes que producen un efecto de sentido. Los dos mé- (La primera parte es un pensamiento, la segunda una imagen.
dicos pendiendo no están colgados (lo que sería atender al significado de la Los sueños, como todos saben · por propia experiencia, no están
palabra), sino que de-penden (uno pende-de otro). Freud utiliza el término únicamente compuestos · de imágenes).
francés: " .•. El uno es el pendant del otro." Pendant significa pendiente (que
cucli::i . pero también un aro que necesita de otro para formar pareja) . [N .
i del T .I .., La interpretación de los sueños, O . C., vol. J. El sueño del tío José
íigura en el cap. V , de donde fueron extraídas las citas a él referidas .
60
1' 61
t~11d11 p111 lli 1!1111 11111 1 11 1 ·. 11 , 11111111ld11 111 11 11ll lnl11 1¡11, d1 11.1 ,,.,,,. '" • ., "'1!111111 ,,,,.
provocar curiosidad. l·n :ud mi smo, que lo hubíu olvidado ul <lcs- ,111·110 1\11 1/11 Jm,
111111/1/,•11 ,·I .,,·11t/d,, y I,, t,·11,l,·11, 1,1 ,I,· 111/
pcrtar, se ríe cuando lo recuerda. Lo juzga absurdo y piensa que no se11ta a mis dos colegas - que 110 ha11 1;1úo 110111/nllllu., , 111,u bajo
vale la pena analizarlo. Pero 110 podía dejarlo de lado y me persi- la forma de la estupidez, el otro como un criminal. Ahora sé por
guió todo el día. A la noche me dije, censurándóme esta actitud: Si qué tenía necesidad de esta construcción: si los . nombramientos de
uno de tus pacie11te1:, a11te w1 suei10 que debe ser interpretado, no mis amigos R. y N. habían sido rechazados por razones confesio-
encontrase nada mejor que decir: "f.s ahsurcfo". le reprocharías y nales no hubiese sido mayor mi suerte, pero si puedo atribuir su
sospecharías que detrás del sueiio hay al[!.Win historia desagradable fracaso a otros motivos, imposibles de encontrar en mí, mis esperan-
que pre/iere 110 co11fesur. Trátate de la misma manera; tu idea de zas permanecen intactas.
que el sueiio es absurdo traiciona sin eluda una resistencia. Pero aún falta, no está todo interpretado. Una cosa se descubrió:
Comienza entonces el análisis. Para esto considera cada frag- el deseo de Freud de que los fracasos de sus colegas se expliquen
mento del sueño individu<1lmente, comenzando por su tío. Tiene por razones que no sean válidas para él; pero la fuerza de este
varios, pero sólo recuerda a José. ¿Qué puede "asociar" sobre el deseo lo lleva a tratar con desenvoltura y egoísmo a sus colegas.
tío José? Que treinta ai:os antes el tío José cometió un delito y fue Los sacrifica a su deseo. (Será más fácil perdonarlo si se admite
pe1rndo por la ley. Su hermano (el padre de Freud) estuvo ator- que el sueño utiliza estas figuras como simples medios de ex-
mentado por este asunto y tenía la costumbre de disculparlo diciendo presión ... ).
que no hubo maldad de su parle, sino debilidad de carácter. Ahora pienso que hay una parte del sueiio que aún 110 lze inter-
Así. si mi amigo R. es mi tío fosé. ¿esto quiere decir que R. es pretado: el ardiente cariíio que sentí por R. cuando creía que era
débil de carácter? i Increíble! y además muy desagradable. mi tío. ¿De dónde proviene este sentimiento? Evide11temente mi
El rostro del sueño y el color de la barba son una combinación tío José nunca me inspiró cariño. Hace ya varios m1os que aprecio
de R. y José. Se trata de una co11de11sació11. Por la importancia de a R. Pero sin duda se sentiría sorprendido si me escuchara expre-
la barba -su nitidez particular- debe ser un desplazamiento. sarle mi afecto .en términos aproximadame11te similares a la iJ?tensi-
(Freud Jo señala pero no lo explica . ¡ Debía ser algo demasiado per- clad de los sentimie11tos de mi suefio. Mi cariño hacia él en el sue110
sonal!) Atín no tengo ninguna idea de lo que puede significar esta me parece falso y exagerado, de la misma manera que el juicio
comparación [entre R y José]. Mi tío fue condenado, mi amigo R. sobre sus cualidades intelectuales, que expreso mediante la conden-
es irreprochable. . . sólo tuvo una falta cuando atrope/16 con ww sación de su persona con la de mi tío, aunque aquí la exageración
bicicleta a mi escolar. Pensar en este "crimen" hace irrisoria la fuese en sentido inverso . .. Pero vislumbro otra luz: ·el cariíio 110
relación . . . En este momento recuerdo una conversación que tuve pertenece al contenido latente del sueíio, a las ·ideas disimuladas, al
días atrás co11 otro colega (N.) )'. ahora que lo pienso, sobre igual contra;io, las contradice )' está calculado para impedir la interpre-
1
ema. Lo encontré en la calle, había sido propuesto para el cargo tación; probablemente ésta es su razó11 de ser. Recuerdo mi resis-
ele profesor y me felicitó, pues sabía c¡ue yo tambiéil tenía el ·'hol!cr·· tencia para comenzar a interpretar el sueiio, dejándolo para más
de haber sido propuesto. Felicitación que rechacé diciendo: "Ufted adelante y declarando que era absurdo. Mis curas psicoanalíticas me
es el último en poder hacerme este género de bromas. Sabe hien . han enseñado cómo debe interpretarse este . tipo de rechazo: 110
por experiencia propia, de qué valen esas proposiciones". "¿Quién tiene valor de juicio, si110 que es la manifestación de nuestros afec-
puede saber? -me contestó, sill darle, quizá, mucha importancia a tos. No quería interpretar el suc110 porque la interpretación contie-
j sus palabras-, había algo en contra de mí, ¿110 sabe usted que una ne algo contra lo que me rebelo. Cuando completé la interpretación
1 11ez una mujer me persiguió con la justicia? Se trató de u11a tentatiJJa supe de c¡11é se trataba: me rebelaba contra la afirmació11 de que
1 de chantaje, que 110 tuvo consecuencias. Pero en cambio usted ·tiene R. era 1111 cstiípido. El cari110 que sentía por él no provenía de las
1

62 63

'
~
1dc •11.\ lc1t1 •11t1 •,\ , ~, , 111 IJ1,lll 11l1,1 ,.,, 1•.V,,,,•1/1 /rm.r.f .', /," ,, 1
contenido latente su/rió u11a primera distvrsió11 e i1m1ediutm111•11t1• lu8ur.
una distorsión en sentido contrario, entonces el cariño que era ma-
Esta interpretación tiene algo de sorprendente. Ningún " simbo- \
nifiesto en el sueño debía estar al servicio de esta última distorsión. lismo", ninguna habilidad para "adivinar enigmas", ni siquiera una ~
Es decir que la idea latente del sueño -que R. es un estúpido (lo ciencia del pensamiento inconsciente podrían proveerla a quien sólo ·/:.
que es deseado, porque entonces Freud podía ser nombrado)- es tuviese el texto del sueño. Son necesarias las "asociaciones" del t. '
una distorsión en relación con los verdaderos sentimientos y con la que sueña. ---- ·· ----- - -.. ·· ··
verdadera opinión del que sueña. Es, por así decirlo, una mentira ·-· -
Pero, al fin de cuentas, lo que la interpretación reveló no es la
interesada, una calumnia. Esta calumnia debe ser enmascarada hi-
pócritamente, por una distorsión en sentido contrario: el sentimien- idea normal y "racional" que se enunciaría así: "Quisiera tener
to de afecto. Pero las dos distorsiones no se originan en el mismo más oportunidades de ser nombrado que las que tuvieron R. y N.",
"lugar", en la misma "instancia". La calumnia es parte de la idea ya que esta idea no está tan profundamente escondida ni es tan
que fue reprimida, el afecto está al servicio de la represión. La ca- criticable. Pero este deseo, al atraer un deseo más antiguo, somete
lumnia está al servicio del deseo (es el deseo de ser nombrado, pero la idea al "trabajo del sueño", al "proceso primario" y retorna bajo
veremos que allí ha sido "transferido" un deseo inconsciente de la una nueva forma en la que resulta incomprensible, revelando mu-
infancia) , y por eso está en la idea latente. El afecto sólo sirve para chas cosas "inconscientes", aunque del Inconsciente sólo revela
un deseo de la infancia. Hablar así es anticiparse apenas a las dis-
disimular esta mentira y absolver al que sueña.
tinciones que Freud hará más tarde.
El análisis de un sueño nunca termina ¿cómo puede continuarse Sabemos que la ambición de Freud va más lejos, e incluso si no
éste? A Freud le parecía que su deseo de ser nombrado profesor lo supiésemos, tendríamos derecho a pensar que antes de desear
extraordinario no era muy importante y no tenía la fuerza suficiente ocupar el lugar del ministro, deseó ocupar el de su padre. El com-
para justificar tantas distorsiones. Si es verdad que estaba sediento plejo de Edipo fue descubierto al mismo tiempo que Freud terminaba
hasta tal punto de esta clase de honores, seguramente. se trataba de la redacción de La interpretación de los sueños, y sólo le dedica un
una ambición patológica que no conocía, de la que me creía a salvo. pequeño espacio. Pero recordó, a propósito de otro sueño, que en su
Freud tiene dos recuerdos: le contaron que cuando nació, un infancia había orinado en la cama de sus padres y cómo su padre
viejo campesino profetizó que sería un gran hombre; más tarde, se lo había reprochado. El pequeño Freud le contestó con la fanfa-
cuando tenía doce años, recuerda que un hombre que echaba la rronada de ofrecerse a comprarle una cama mucho más linda (roja
buenaventura predijo que sería primer ministro (era la época del y novísima) . Esta escena originaria de la ambición no es un recuer-
"ministerio burgués"). Aquella tradición familiar y este recuerdo do personal sino que le fue contada por sus padres. Pero se repite:
. personal se relacionaban con su vacilación al iniciar sus estudios de cuando tenía siete u ocho años . . . una noche falté a las reglas de
medicina: durante cierto tiempo, había acariciado la idea de estu- la decencia y cedí a las necesidades de la naturaleza en el cuarto
f! diar derecho. Pero volviendo a mi sueño, comienzo a percibir que de mis padres y en su presencia. Mi padre me amonestó: "este mu-
me transporta lejos de la triste realidad, hasta la época de perspec- chacho no es nada bueno". Esto debió ser un golpe terrible para
mi ambición, porque alusiones a esta escena retornan incesantemen-
tivas risueíias, la época del "ministerio burgués", y que el sueño se
te en mis sueños, y se presentan asociadas a la enumeración de todos
es/ uer::a e11 realizar mis anhelos de entonces. Maltrato a dos emi-
mis éxitos. 44 Observemos al pasar la verificación de esta fórmula
¡
! .
nentes y sabios colegas porque son judíos, trato a uno de estzípido
y a otro de crimina,: me conduzco como si fuese el ministro, me he
puesto en su lugar ¡qué inversión! Su excelencia ha rehusado nom- H
a primera vista enigmática: la ambición es de origen uretral.

/bid,

64 65
ll \!I.-.Jtll ll! Hl'I 11.'! lll!!Tf'"!!• Fm•p·•• r• , . ., • r .
N111111111 , l11q111 q111 n, h ,. 1111111 11 11 1111 11111qrl 1 111111111h 1111 ,dl 111, l1 lm l'h l 11·d uli 111111, 1 11 11-li 11 ¡111 l11 ll11AÍII 1111 ,, 11H11H 11!~~ hllrl
pero nos llevó 111611 lrjw1 de lu qlll' 111 p11111 iplu pudl11111w1 1111pu111·1 l' l>IIIÍCll/11 11 ~1 1·1 p1dm lu ,Ir 111 -•,q 11111tl11 1· 1111 11'111 l'd h , ,./,·~,, ~ ,.,.
Con la teoría del sueño sienta las bases sólidas de los fundamentos psiquiatría parecen no haberse tomudo la nwll'~tw de ~olm·¡H111erM'
' del piscoanálisis . y un gran número de trabajos · ulteriores derivan al primer momento de asombro provocado por mi nueva manera
directamente ·dé ella. La Psicopatología de la vida cotidiana, El de abordar el problema de los sueños. En cuanto a los filósofos
chiste y su relación con lo inconsciente, el análisis de la Gradiva profesionales, están acostumbrados a acabar con los problemas de
de Jensen, el análisis de Dora, y más aun el del Hombre de las ratas, la vida onírica (a la que entienden como un simple apé11dice del
son aplicaciones o corolarios (apenas acotaciones) de La inti::rpre- estudio de los estados de conciencia) en pocas frases; está claro c¡lle
tación de los sueños. no han sabido ver que allí ltabía algo cuyas consecuencias transfor-
El descubrimiento del seritido de los sueños nos enseña en pri- marán fatalmente nuestras teorías psicológicas. Las reseiías e11 las
mer término la existencia de dQ~_procesos y, sobre todo, que e!yro- revistas científicas sólo permitían esperar que mi libro fuese conde-
ceso primario está al servicio del dese9 inconsciente. La transferen~ nado a hundirse en un silencio total . Sin embargo, el pequeño grupo

J cia del deseo inconsciente sobre las imágenes, sobre los "restos
diurnos", es un caso particular que Freud tuvo en cuenta: el caso
en que la imagen del analista funciona como un vulgar "resto diur-
de valerosos partidarios que practican el psicoanálisis médico bajo
mi dirección , y siguen mi ejemplo interpretando los sueños y sir-
viéndose de sus interpretaciones en el tratamiento ele las neurosis.
no" y soporta la transferencia del deseo. Sólo se trata -dice Freud- nunca fueron suficientemente numerosos como para agotar la pri-
de un caso particular, y no hay aquí ninguna diferencia si se trata mera edición. De este modo estoy en deuda con un círculo más am-
de la imagen del analista o de cualquier otra imagen. Es necesario plio de lectores instruidos y curiosos y es por ellos que vuelvo una
hacerse entender: esto no presenta ninguna diferencia desde el pun- vez más, luego de nueve años, a esta obra di/ ícil pero fundamental
to de vista de la metapsicología, es el mismo mecanismo. Fteud aún en muchos aspectos. . . En esta fecha, verano de 1908, Freud en-
no ha teorizado sotre algo que, sin embargo, acaba de vivir con cuentra pocas modificaciones para realizar al texto. Pero agrega:
Fliess y que señalará inmediatamente: que la transfer._encia sobre Además este libró tiene para mí un valor subjetivo, ww sig11if icaciú11
~ , el analista ocupará el lugar de la hipnosis, y· esto nos proveerá la que sólo descubrí al terminarlo. Gran parte de mi a11álisis personal 1
explicación de IÓs efectos de la hipnosis. Para Breuer la hipnosis su- era una reacción ante la muerte de mi padre, la pérdida más te-
primía la "retención" histérica. Para Freud, muy pronto la trans- rrible que pueda suceder/e a un hombre. Habiendo descubierto
ferencia, a través de la resistencia, va a disminuir evidentemente ·esto, no me sie11to inclinado a borrar las huellas de esa vivencia . . .
la represión del deseo inconsciente y se transformará en el instru- A través de los prefacios sucesivos se sigue menos el destino del
menlo de la cura, como la hipnosis lo era para Breuer. El punto de libro que el avance de la doctrina . En 1911 Freud señala que le
partida fue la teoría de la transferencia del deseo sobre los restos faltaban al libro proposiciones sobre la sexualidad y el simbolismo
diurnos en el sueño. Pero aún no hay rastros de este desarrollo. (q~e intentó agregar) y prevé lo que será necesario agregar más
Cuando apareció, La interpretación de los sueííos cayó en el tarde: las obras de imaginación, los mitos, los usos lingüísticos y el
vacío. Nadie percibió que una revolución había tenido lugar. La folklore. Pero a partir de esta fecha el texto ya no será modificado
modesta edición de seiscientos ejemplares tardó diez años en agotar- y desde 1918 Freud decide tratarlo como un documento "históri-
se. Los artículos que el libro provocó fueron raros y desfavorables co", es decir, testimonio c.lel estado de desarrollo del psiocanálisis
y no impidieron que pasara desapercibido. No chocó a los lectores; en la época de las tres primeras ediciones . Pero no hay duda de
no provocó escándalos como las publicaciones de 1905; se lo tomó que la obra es algo más que un testimonio histórico; aún hoy es
por un libro místico que daba la espalda a la ciencia. No se lo un texto básico que no se puede descuidar .
comprendió.
67
66

l
l'111111dl> l'r cud l'll'Nl·11tú lu ¡,111111·111 n lldú11 11 11w, l11lrg11 u, 11 1 t.11·11
tes), y es tu rozó n por In 4uc ug n.:gu 1n1c vl >'i 1: jl·111plll~ ,· 11 , 11d11 111H·v11
no había nada en el libro que pudiese provocar protestas o escán- edición que, sin embargo, no agregaban nada al alcance del libro .
dalos, su publicación no dejaba de significar un desafío. El epígrafe Este estudio probaba, en un campo menos misterioso que el del
del libro (un verso de la Eneida): Flectere si nequeo Superos, Ache- sueño, y donde cada uno podía verificarlo de manera inmediata,
ronta movebo, puede comprenderse de distintas maneras. Se trata
la pertinencia del modelo construido a partir del sueño y de la his-
seguramente de una alusión al destino de lo reprimido , que, porque
teria. Efectivamente, el campo de la "patología cotidiana" era mu-
:¡ no puede hacerse reconocer por lo que Charcot llamaba "la con-
ciencia oficial", es atraído hacia las profundidades. Pero Freud cho más accesible.
mismo se comparaba a lo reprimido y se prepara a levantar el En líneas generales el problema afrontado es siempre el mismo
Aqueronte contra todas las resistencias. Si el lector duda que este que el que se presenta en los Estudios sobre la histeria: en su épo-
epígrafe tenga taml:,ién tal sentido, le recordaré que Freud eligió en ca, Breuer invocaba un debilitamiento del sentido crítico en . los
principio una cita de Milton, la que no deja ninguna duda: "estados hipnoides" y Janet una "astenia" nerviosa , por lo que los
dos están de acuerdo con la opinión corriente (o mejor dicho, la
Let us consult opinión corriente mantenía cierta duda, pero la opinión que po-
,. ¡ What reinforcement we may get from hope, dríamos llamar oficial afirmaba que los olvidos, los lapsus, etcéte-
l
1
1/ not what resolution from despair. 0 ra, no tenían más sentido que los defectos que inevitablemente pre-
(Paradise Lost, I, 196.) senta la ejecución de cualquier trabajo; aquí se reconoce un eco de
la vieja teoría de la "resistencia de la materia" según la cual un
Prefirió el verso de Virgilio, porque allí el infierno es nombrado. artesano, por ejemplo, no puede copiar exactamente un modelo:
habrá siempre una pequeña diferencia accidental que no tiene ne-
lf
cesidad de ser justificada, de igual modo si digo una palabra por otra
Psicopatología de la vida cotidiana es considerado como un accidente absurdo de este tipo). Freud
enfrenta esta concepción y sostendrá, en el último capítulo, la tesi s
A pedido de un editor, publica en 1901 un resumen de cincuenta del det~!,I.linismo absoluto de lo psíquico,. El libro está estructura- ..
páginas de La interpretación de los sueños, donde hábilmente escri- do como La interpretación de los sueños: series de ejemplos clasi-
be lo esencial del libro. Más tarde volverá varias veces sobre este ficados e interpretados y un capítulo teórico; pero aquí la teoría
tema y, a partir del momento en que intenta distinguir su posición es mucho más fácil, los ejemplos hablan por sí mismos y el conjunto
de la de Jung, insistirá en la observación -ya extensamente des- es muy convincente . Más tarde, cuando Freud tenía que exponer la
arrollada en aquel libro- de que la función del sueño es proteger doctrina a un auditorio profano, comenzaba siempre con algunos
el dormir, pero la función que puede tenet el sueño no es lo que ejemplos tomados de la psicopatología de nuestra vida cotidiana,
lo preocupaba. Freud buscaba un modelo. porque eran más convincentes.
En todo caso, en 1901 estaba menos preocupado por profundizar Este problema lo mantenía ocupado desde hacía tiempo. Dos

l.
sus descubrimientos sobre el sueño que por extenderlos a campos artículos habían aparecido, uno sobre el olvido ele nombres propios
vecinos. No hay duda que los ejemplos que analizará en la Psico- en 1898, otro sobre recuerdos encubridores en 1899; sólo el primero
patología de la vida cotidiana le interesarán por sí mismos (mu- es retomado en el libro. El segundo, como se ha visto , escondía
chas historias de actos fallidos o de lapsus son semejantes a chis- un episodio autobiográfico. Freud debió temer que el di sfraz mos-
trase lo que pretendía ocultar y recurrió a otros ejemplos no tan
" Preguntemos: Qué ayuda encontraremos en la esperanza. O si no, qué buenos. La obra también trata distintos tipos de lapsus. de eno-
i resolu.ción en la desesperanza . res, distintas clases de actos fallidos e, inesperadamente, la · supers-
.,-t
68 6q
t1Liu11 c11 1cluciú11 1;u11 lus Jtll'l(O\ 11111111.'iku~ (en, 11!- 111 pnludh ldnd
1111111111''1 , h1·111 I l..: ú lin 111111 , ,11111 , 11 ,,. 1111,11• 1· 11 l11v111 ,k , , 11o 111h1 v,
uc Fliess).
es porque tcn<lrú un 1>udc11tc en 01;tub1c y qu h 1t·111 que t1:.h' yu 1111
"Oficialmente" (no me atrevo a decir teóricamente) los lapsus biese llegado. Si un americano que quiere invitar a su mujer a reu -
no tenían sentido. Sin embargo, hacía tiempo que los novelistas y nirse con él en el paquebote Mauretania se emociona al darse cuen-
uramaturgos los utilizaban para hacer entrever los pensamientos ta de que escribió Lusitania, la emoción se justifica porque su lapsus
s~cretos de sus héroes. El sentido oculto de un lapsus, al menos en le revela un deseo que prefería reprimir. En La interpretación de los
algunos de los casos fáciles, no escapaba forzosamente a quien oía. sueños Freud señaló que el "trabajo del sueño", que se ejerce sobre
Si estos "sobreentendidos" ejercitaban "el espíritu de fineza" de una "idea" que el preconsciente pone en forma verbal y que expresa
personas sutiles, era sólo en oposición al espíritu <le geometría. Este mediante una especie de Jeroglífico (el contenido manifiesto), no se
último se satisfacía haciendo notar las semejanzas entre los elemen- encapricha en la elección de las palabras: las cambia según ]a ne-
tos verbales, míentras que la teoría del lapsus sostenía que el error cesidad de encontrar las similitudes o los accidentes que Je son fa-
provenía <le una confusión: el "pensamiento" se apoderaba de una vorables. De esta manera proceden el poeta, el chistoso y el que
palabra que no era la correspondiente, porque era engañado por construye trabalenguas. No hacemos exactamente de esta manera
su semejanza formal con la palabra correcta. nuestros lapsus, ellos se hacen "completamente solos", pero el me-
Por la manera en que el lapsus utiliza los element_os verbales, canismo es el mismo; las palabras que están presentes ewnomizan
reconocemos fácilmente el desplazamiento y la condensación descu- parte del trabajo. Se podría hablar aquí de una "complacencia"
biertos en el análisis del sueño, es decir, los efectos del proceso verbal.
primario también se arlican a las palabras. El problema no debe Pero si el lapsus nos muestra "el otro discurso" irrumpiendo en ,
si1:~plificarse porque, como dice Freud, el lapsus utiliza las seme- el habla que creíamos controlar, el olvido de los nombres propios
janzas entre los elementos condensados o desplazados y no tiene nos mostrará la contrapartida de este mecanismo; porque la palabra
su causa en ellos. Por otra parte esta similitud no es forzosamente que creíamos controlar se nos escapa arrastrada en la represión ',
verbal; en el lapsus a veces se sustituye una palabra por otra que. hacia el discurso inconsciente.
no se le parece en nada. En los propios términos de Freud -hoy Veamos el primer análisis de un olvido <le este tipo. En 1898,
inadecuados- la similitud puede encontrarse en las "cosas" o en el nombre que en vano me esforzaba en recordar era el del maestro
sus "representaciones verbales". Si bien los términos que Freud que pintó los magníficos frescos de la Catedral de Orvieto que re-
utiliza pertenecen a una concepción lingüística refutada, el problema presentan "las postrimerías del hombre". En lugar del nombre bus-
que presenta sigue siendo válido. Si el viajero que en Italia necesita cado (Signorelli), recordé los nombres de dos pintores, Botticelli y
una correa sin fin solicita en una tienda una ribera, no es porque la Bo/traf fio, pero inmediatamente los reconocí incorrectos. Cuc111do el
palabra correcta corregicz se parezca a la palabra ribera, sino porque nombre correcto fue pronunciado delante de mí, lo reconocí sin
Ribera y Correge se parecen porque los dos son pintores. Dicho de
vacilar.46
otra manera, el lapsus tiene de cualquier modo un revés, otro
discurso inconsciente, latente, que se mezcla con el discurso mani- Los frescos representan la Muerte, el Juicio, el Infierno y el
fiesto. Tomar en cuenta únicamente las similitudes verbales mani- Cielo.
. fiestas puede ser suficiente para explicar el olvido de los nombres En el momento en que Freud se da cuenta del olvido del nombre·
r propios, pero no basta para la explicación de los lapsus. Signorelli, que me era -dice- tan familiar como uno de los nom-
Es necesario entender que si el desplazamiento y la condensación
bres sustitutivos y mucho más conocido que el de Boltraf f io, estaba
viajando en un coche hacia la ciudad de Herzegovina con un com-
, 1se manifiestan, no es más que un efecto del deseo inconsciente que,
1como en el sueño, puede estar disimulado. Si al volver de sus vá;
•e Psicopatología de la vida cotidiana, O. C., vol. I, p. 627.
7()
71

- séft,'I.Sr
pu11crn cusuul, a t1uíc11 qui so hublurlc de ... del p111lm cuyo nom - !:icnnlcmos de 1w1:,o este ejcmpk> de ~oh, l"llcl1:1111i1111dú11; porque
bre se le escapaba. es Ílllposible comprender la posición de Freud , tanto en la explica-
Pude explicarme el olvido del nombre cuando recordé el tema ción del sueño como en la del chiste, lapsus, etcétera, si se descuida
que estábamos discutiendo inmediatamente antes de nuestra conver- este punto. Boltraffio fue elegido como nombre sustitutivo porque
sación sobre Italia, y este tema apareció entonces como un ejemplo convenía, en tanto era el nombre de un pintor italiano de la misma
de perturbación aportada a un tema nuevo por el tema preceden- época que Signorelli, pero también porque contiene Trafoi; asocia-
te . .. Habíamos conversado de las costumbres de los turcos de la ción que podemos considerar superficial o sin significación, como
Bosnia-Herzegovina. Le había estado contando que un colega que aquellas que en La interpretación de los sueños ocultaban otra aso-
ejercía medicina entre esta gente me comentaba que tienen plena ciación más racional y, a menudo, como veremos, más complicada.
confianza en el médico y resignación ante el destino. Cuando uno Por otra parte también es elegido por la sílaba Bo (Bosnia). Y o 110
está obligado a informarles del estado desesperado de un pariente puedo, dice Freud, considerar azaroso el o/Picio del nombre Sig110-
enfermo, responden: "Señor (Herr), no hablemos más. Sé que si rel/i. Me resulta necesario reconocer allí wi MOTIVO oculto. Este
-,'
• •• , . 1
hubiese sido posible salvar al enfermo, lo habrías salvado." motivo fue el que me hizo interrumpir mi relato de las costumbres
. ~
. '. Tenemos allí dos nombres: Bosnia y Herzegovina, y una pala- de los turcos, y que además me obligaba a rechazar las ideas que se
.. .; bra, Herr, que se pueden intercalar en una cadena de asociaciones relacionaban con las novedades recibidas en Trafoi, no permitiéndo-
. ~ entre Signorelli-Botticelli y Boltraffio. Herr se encuentra en efecto les el acceso a la conciencia. Quería olvidar algo, lo había reprimido.
en Herzegovina, pero también por su traducción (por lo tanto de (Estas últimas palabras reproducen casi exactamente una formula-
'.~1n¡ otra manera) en Signorelli. Es necesario proceder como en el aná-
lisis del sueño; buscando las asociaciones en el material manifiesto.
ción de los Estudios sobre la histeria citada aquí en la página 40).
Así, el nombre del pintor italiano asociado a algunas ideas de
)11:¡ (El texto de Freud permite suponer que su compañero le recordó muerte y sexualidad reprimidas, había sido arrastrado con ellas al
el nombre olvidado; pero no es el nombre lo que busca sino las ra- inconsciente. Por supuesto, las ideas de muerte y sexualidad no

:11
! zones del olvido.)
Freud recuerda que quiso contar otra anécdota del mismo colega
tienen este efecto en sí mismas: Freud no había olvidado el tema
de los frescos en los que figuraba la muerte; ni las historias sexua~
y que era cercana en mi memoria a la anterior. Los turcos otorgan les turcas: la represión no estaba allí (estaba ligada a la noticia re-
al placer de la sexualidad más valor que a ninguna otra cosa, y en cibida en Trafoi) . ·
caso de trastornos sexuales caen en una desesperación que contras- Este pasaje de la Psicopatología de la vida cotidiana apareció en
ta singularmente con su resignación ante la muerte. Uno de los pa- un artículo en 1898, en el que se leía la misma frase que en La in-
cientes de mi colega le había dicho: "Herr, usted debe saber que si terpretación de los sueños, que aún no había aparecido: Por el sesgo
eso se termina, la vida no tiene valor." No había querido contar ese oblicuo de asociaciones superficales, una cadena de ideas reprimi-
rasgo característico ni abordar ese tema con un desconocido. Más das s~ apodera de una reciente e inocente impresión y la arrastra con
aun, desvié mi atención de otras ideas que me hubiesen conducido ella en la represión. El mismo mecanismo que provoca la sustitllción
hacia el tema de la muerte y la sexualidad. Estaba aún bajo los por los nombres Botticelli y Boltraffio [del de Signorelli] rige tam-
efctos de una noticia que había recibido en Trafoi (en el Tiro[): bién la formación de las ideas obsesivas y de las paramnesias para-
· un paciente que me tenía muy inquieto se había suicidado por una
noicas.
perturbación sexual incurable. Estoy seguro de que este triste suceso
y lo que podía asociarse a él, no me vinieron conscientemente a .la El problema de los recuerdos encubridores es interesante por
memoria durante mi viaje, pero la semejanza entre Trafoi y BoltrafJio el modo como ilustra la fecundidad del trabajo realizado sobre el
me obliga a admitir. que esta reminiscencia, aunque deliberadamente_ sueño pero, como se sabe, Freud no retomó el artículo de 1899, en
alejara mi atención de ella, estaba presente en mí en esos momentos. el que figuraba el mejor ejemplo tomado de su análisis personal.

72 73
1 ~ lo 11111 , 11·111 ,h~ dr, 11 nlp,111111 11 p11l11b111 , h11l111· c Nh- l111l111Ju, l1111lu ,,,,,,,,.,,,,.,,,,.,,,,,1 / ·11 ,,, ,,,,,, ,/, · /,, ,,,,,,/,, ,,, /1111• 1111 1 /1,1/1 1 / / 11•/,111/r' ,,

más porque no fue traducido ul fruncés • y del cual se han leído la JJLterla cid chale/ lray dus 11w¡cres 11111y ocu¡uicla,, dwr/t1tl(lv, '"'"
algunos pasajes en las pp. 23-24. El método "catártico" y luego las campesina con pañuelo de seda como cofia y una niñera. Tres riiiios
primeras formas del psicoanálisis conducían a adjudicar gran inte- juegan en la hierba, soy uno de ellos, tengo entre dos y tres a,íos.
.1 Los otros dos son mi primo, que tiene un w"ío más que yo, y su her-

·..,·¡
rés a la exploración de los recuerdos más antiguos. Las leyes de con-
servación de los recuerdos de la primera infancia sorprendían: hay mana, que tiene casi mi misma edad. Estamos recogiendo flores
i sucesos importantes y sorprendentes que a menudo no dejan ningu- amarillas y cada uno de nosotros sostiene wi ramo de /lores que ha
·1 recogido. La niña tiene el ramo más hermoso. Y como de común
na huella, mientras que otros recuerdos cuya insignificancia asom-
.H, bra, no sólo son rememorados sino que parecen estar impresos con acuerdo, los dos niños nos abalanzamos sobre ella para arrancarle s11s
11 una nitidez particular y se presentan con esa "ultraclaridad" que la flores. Sube llorando la pradera y para consolarla la campesina le da
experiencia de Freud le enseñó a considerar como el signo de un rm gran trozo de pan negro. Apenas vemos eso, tiramos nuestras /lo-
desplazamiento. Lo que se desplaza es, para decirlo de algún modo, res. corremos al chalet y pedimos pan también para. nosotros. Y nos
la importancia misma bajo forma de "intensidad psíquica" (primera lo dan. La campesina corta las tajadas co11 11,i lar?,o c11cl1illo. En mi
forma de la teoría del proceso de carga) . Este fenómeno escapó a recuerdo, el pan tiene un gusto delicioso. Y aq11í la escena se de-
los psicólogos porque la conciencia no puede reconocer nada se- tiene. 48
< mejante, sino a costa de convertirlo en un error de razonamiento o El análisis de este recuerdo se realizará como aquellos de La

;l]ijj
en un desplazamiento destinado a producir efectos cómicos. La interpretación de los sueños y ]legará .a un resultado que nos parece-
aj irmación de que una intensidad psíquica pueda ser desplazada rá imprevisto, pero que no nos asombraría si se tratase de un sueño:
de una representación ( que es entonces abandonada) a otra ( que el desplazamiento no se produce como en éste, de un recuerdo repri-
desde entonces tiene el papel psicológico de la primera) es tan des- mido de la infancia a un recuerdo ulterior. Se trata, al contrario, de
concertante a nuestra mirada como algunos rasgos de la mitología fantasías muy posteriores de la época de la adolescencia que fueron
griega: por ejemplo, cuando los dioses cubren a un hombre con un proyectadas en el pasado en forma de un recuerdo. Pero no es po-
velo de belleza, mientras que nosotros sólo podemos pensar en una sible evadir un problema: ¿se trata de una pura fantasía y este
transfiguración del rostro debido a una modificación de la ex- recuerdo es una ilusión?, ¿o bien el recuerdo tiene una base real
presión.'1 y es utilizado por la fantasía para poder expresarse?
El análisis muestra que la "prima" (que es en realidad su so-
El recuerdo encubridor que Freud tuvo que explicar en su
brina Paulina) acompaña a otra imagen de la adolescencia (Gisela
propio análisis, lo presenta a los lectores como perteneciente a otro,
Fluss). El motor del desplazamiento, el deseo, son sentimientos re-
un hombre cultivado que se interesaba en el psicoanálisis, aunque su
lativos a un amor que pudo haber sido posible y a la elección de
pro/es:6n fuese otra, y no neurótico o ligeramente neurotizado en
otra profesión (el pan cotidiano). Pero dos fantasías diferentes es-
ese entonces. Cuenta el recuerdo exactamente como un sueño: Veo
tán mezcladas: una se refiere al matrimonio por amor (con Gisela),
un prado rectangular, en declive, de hierba verde y espesa. En la
la otrá al matrimonio por conveniencia (arrojar las flores y volver
hierba hay una cantidad de flores amarillas (vulgares dientes de león,
a la escena de la infancia, donde figuraba Paulina) . Es una
' Obcr /Jcckcri1111ern11ge1111. traducido al castellano con el título de Los
alusión al viaje a Manchester, en 1875 (véase p. 24).
rcrnerdos encubridores, O. C., vol. I, pp. 157-166 [N. del T.] El color amarillo de las flores permite fechar la fantasía: Gisela,

7
Los recuerdos encubridores, O. C., vol. I, p. 160. Esta edición difiere de
ahora casada, tenía un vestido amarillo cuando Freud la volvió a
lu I crsión
que dn Mannoni: " ... cuando los dioses conct:dcn a un hombre encontrar. Pero se trataba de otro amarillo como el de alhelí, o el
el don de la belleza, transfigurándole y como revistiéndole de una nueva
envoltura corporal". [N. del T.] ·~ !bid., p. f61.
:~
¡¡ 74 75
•1111· udq11lnn1 1 lrt1111 ll,11 n 1·11 111•, h1g1111·~ 111111~ . llr rNl1111 111111
ciucioncs, Frcu<l au<luzmc11tc sucu lu co11clusió11 que tuvo ci,ta fan- ~t·llli~tu lllt'IIC),\ CtUl/1(} lwda ,,,, O 111tl,\ /11.,ttcllo 1/IW el,• UJ,\/11111
(//1('('

tasía durante una de sus excursiones adolescentes por Ja montaña. bre, o acaso me fuiste "infiel" como dice la canción. ¿Por qué estas
Su "intensidad psíquica" se desplaza en la ensoñación sobre las conjuraciones de mal gusto? Porque tengo una buena oportunidad
flores. de acabar con una superstición. En aquel instante: que he señalado
d P..:>co importa que este recuerdo se relacione o no con un suceso
infantil real. (Como la fantasía no da cuenta de todos los elementos,
mi anillo se rompió en la parte en que se engarza la perla. Debo
confesar que mi corazón no desfalleció, no fui apresado por el
' Freud tiende a conceder al recuerdo una base en los sucesos reales presentimiento de que nuestro compromiso tendría un fin desgra-
ciado, ni por la negra sospecha de que en ese instante estabas arran-
del pasado.) Pero es significativo que una escena, que está cons-
truida como un sueño y donde el deseo reprimido tiene un papel, cando mi imagen de tu corazón. Un hombre sensible hubiera sentido
remita a la infancia ... todo eso, pero mi único pensamiento fue que era necesario reparar
el anillo, y que los accidentes de ese tipo son difíciles de evitar. 49
Por más humor o buen humor que haya en esta carta, es posible
leerla de otra manera cuando se recuerda el artículo sobre La nega-
Superstición ción que no aparecerá, es verdad, más que cuarenta y tres años
más tarde. Freud no podía permanecer en esta solución hipócrita.
La Psicopatología de la vida cotidiana forma parte de los libros que Reconocer la existencia de tendencias supersticiosas es evidente-
Freud enriqueció a lo largo de sucesivas ediciones. El año 1907, mente una condición previa a su análisis. En 1907 son explicada~
que es la fecha de la segunda edición (sin tomar en cuenta las pu- como la proyección sobre el mundo exterior de tendencias hostiles
blicaciones en revistas), tuvo para Freud una significación parti- desconocidas. Lo que la interpretación ingenua de la persona su- •
cular: un temor supersticioso fundado, como hemos visto, en los persticiosa atribuye al orden de los fenómenos exteriores se explic
cálculos numéricos de Fliess, había designado esta fecha como la por una motivación inconsciente.
de su muerte. Y fue en 1907 cuando realizó vários agregados que se
La actitud supersticiosa de Freud no se acompaña de ninguna
'l refieren a las supersticiones.
credulidad. Jung, que tenía debilidad por las creencias ocultistas,
j La actitud de Freud frente a estos problemas es "científica", es intentará, en el momento de mayor amistad, hacer vacilar su ra-
decir, plantea que las creencias supersticiosas existen y que el cionalismo sobre este problema pero sin ningún éxito. Reconociendo
psicoanálisis debe explicarlas. Sin embargo esto no resume entera- la superstición como parte de la condición psíquica humana, rehu-
mente su actitud. Freud habla de la superstición de tal modo que sándose a negarla, la analiza y, de este modo, se protege contra ella.
es posible percibir que analiza su propia actitud supersticiosa. Sa-
bemos por sus cartas que, si bien nunca abandonó su actitud racio-
nal, cedía no obstante con gran facilidad a emociones basadas en El determinismo
ideas supersticiosas. Cuando en 1907 discute estos problemas, cuan-
do emplea fórmulas tales como: si yo fuese supersticioso diría que ... Este problema se aclarará totalmente en 1907, con el análisis del
comprendemos que esto quiere decir: la parte de mí que es supers- hombre de las ratas, y lo volveremos a encontrar en las ediciones
tfoiosa y que combato sin dificultad, está dispuesta a pensar que ... posteriores de la Psicopatología. En 1901, en el capítulo teórico con
Ya en 1882 escribía a Marta (el 26 de agosto) cómo se las ingenia- que termina la Psicopatología, concluye que todos los ejemplos
ba para ceder y para combatir la superstición al mismo tiempo: analizados implican un determinismo que rige de manera absoluta
Ahora necesito hacerte una pregunta trágicamente seria. Contésta- la vida consciente e inconsciente. El inconsciente, por ejemplo, da
me por tu honor y tu conciencia y dime si el iíltimo jueves a las
49 Jones E., Vida y obra de Sigmund Freud, vol. I, p. 118, Nova, Buenos Aires .
76
77
pi udws de 111111 "cl'1 toa M>1111111h11lhtk11"flh 11li,, q11l" l"ln 11111
l"II hi•1 l
1111 1 ,, ¡,1 cd • 11111H1I• ,1 lllt1.lliHI !U 1¡ii
lllcta. Lu dcd:ilú11 de L11lt·111 1111 ·.,· 1kln· ·.q, 111 ,1 1111 1111 ,,1 "''" . 1
sin auxilio de la conciencia, aunque es imposible elegir un número posible justificarla o analizarla. Es esto simple111c11le lo que heu<I
"al azar"; el análisis muestra que la~l~Jibr(?.z...§_i!}O que entiende por determinismo en este texto. El azar existe en el mundo
~ está inconscientemente determinada. -
·--· - - -- ·-- materi~l: se puede jugar a cara o ceca. Pero no existe en el mundo
Esta teoría del determinismo no está muy elaborada. Para Freud psíquico: no se puede jugar a cara o ceca en sUeños.' Sería un juego
es suficiente poder mostrar que los actos que atribuimos al azar o falso y las jugadas estarían determinadas por el inconsciente.
al libre arbitrio obedecen de hecho a mecanismos inconscientes. Todo lo que le preocupa a Freud de 1898 a 1905 se relaciona,
Evita las dificultades metafísicas, que no le interesan. Creer en el directa o indirectamente, con el funcionamiento del "aparato psí-
determinismo es creer, en el fondo, que todo tiene derecho a ser quico". Explota la intuición que le reveló el secreto de los sueños.
interpretado. Evidentemente, este principio es indispensable como Redacta el caso Dora en 1901, pero no lo publica; sin duda prevé
regla para aplicar en una praxis. que este caso será escandaloso . . . y tal vez aún no está total-
Muchas personas niegan que se pueda admitir u,1 completo de- mente decidido a levantar al Aqueronte. Sin embargo, trata pa-
terminismo e invocan un sentimiento particular que las convence cientes y no pierde de vista las aplicaciones terapéuticas de sus
de que su voluntad es libre. Este sentimiento existe y no desaparece ideas. Pero el_p_sicoanálisis ha dejado de ser "el estudio de la his-
en aquellos que creen en el determinismo. Como todo sentimiento teE_~a": . es l_a teoríi d~Juñcionamiento psíquico en general.
normal, debe tener algún fundamento. Pero por mucho que pueda Respecto del desarrollo del "movimiento psicoanalítico", hasta
pensarlo, no se manifiesta en grandes cosas ni en decisiones impor- 1905 no se adivina más que la prehistoria. (Para nosotros la his-
tantes: eiz estos casos sentimos más bien una compulsión psiquica toria comienza en 1906, con las reuniones sociales del pequeño
y somos felices de invocarla en nuestro favor: "Estoy en eso y no grupo de Viena.) Por el contrario, el desarrollo de la teoría fran-
JJUedo hacer otra cosa" [dice Lutero ante la Dieta]. Por otra parte, queó definitivamente el período de sus comienzos. Luego de 1901.
es precisamente en relación a lo poco importante, a las decisiones Freud no publica nada durante tres años. Con la teoría del sueño
indiferentes, que nos gustaría sostener que podemos obrar de otra ya tiene una base sólida. Está por cumplir cincuenta años ...
manera y que hemos actuado por una voluntad libre y no motivada. Tres trabajos importantes aparecen en 1905; uno pasa casi des-
Según nuestros análisis, no es necesario impugnar el sentimiento de 1 apercibido y los otros dos desencadenan de inmediato un gran es-
tener una voluntad libre. Si tenemos en cuenta la distinción entre cándalo. Esta oposidón, que lo sustraerá definitivamente de la
motivaciones conscientes y motivaciones inconscientes, nuestro sen- oscuridad, no sorprendió a Freud. Al leer las primeras páginas del
timiento de libertad nos enseíia que la motivación consciente no análisis de Dora, vemos que lo consideraba inevitable. La certeza so·
se extiende a todas nuestras decisiones motrices. De minimis non bre el valor de su aporte le otorga la seguridad que necesita para
curat lex. Pero aquello que no es motivado desde un lugar recibe afrontar esta situación, pero sobre todo, su propi::i teoría le permitió
sus motivaciones de otra fuente, el inconsciente. de tal forma que prever e interpretar las reacciones de su público: son síntomas. Un ·
el determinismo psíquico se presenta sin solución de continuidad.~º
La posición no tiene nada de filosófica. Si calculo conscientemente
descubrimiento que toca el inconsciente del lector no puede dejar de
provocar resistencia. Por lo tanto, no sólo es imposible evitar esta
¡
no elijo el número, y si pretendo elegir el número "al azar'; en reali- oposición sino que además sería deshonesto.
dad tampoco elijo, porque el inconsciente calcula mejor aun, y la Por otra parte sus adversarios no Je oponen objeciones cicntí- \
ley del inconsciente es no descuidar ninguna de las "cosas mínimas". fices. Invocan la ciencia, pero porque la consideran un modelo de .
f'reud no se interesa por el problema filosófico de saber que tal vez pensamiento casto, y acusan a Freud de haber envuelto en una 1
bandera honesta una mercancía escandalosa.
~n Psicopatologla de la 1·iJa coticlia11a. O. C .. vol. l.
n
78

1
bíRfflif
l'o11 de llo llcMl<'11 o 111111 l1 111 d c Np1t·l l11 11 n 11I , ,11111, 1, ,,111 ,le1.11•,
escribe en el análísis de Dora: ffl Las más be11ig11as de las llamadas D'E LA IUSTEIUA A UNA 'l M>lllA C E N li.l\AI.
'!
perversiones están muy dij undidas en la población, como todo el './ ' ,i

mundo sabe, excepto aquellos que tratan este tema desde el punto
de vista médico. O más bien debería decir, ellos también lo saben,
sólo que se esmeran en olvidarlo en el momento preciso que toman

ll
-: •

_I
1
su pluma para escribir sobre ellas. Aquí se reconoce un eco de las
experiencias de Freud con Breuer y Chrobak y recordamos su ob-
servación de que los que más se indignan al oír hablar de sexuali-
dad en términos científicos, son los más interesados en conversa-
ciones libertinas desde el momento en que ya no hablan "científi-
1
camente".
Sería imprudente creer que esto se ha modificado. Hubo un
Freud redactó el informe de la cura de una joven de 18 años, a
cambio en el que, sin duda, el psicoanálisis jugó un papel importan-
quien dio el nombre de Dora. El análisis fue realizado en 1900 y
te, pero que tal vez se hubiese producido sin éste: la actitud de
su redacción estaba lista p;;a ser publicada en 1901 con el título,
pudoroso puritanismo que reinó durante una parte del siglo x1x
-; completamente justificado, de Sueño e histeria, pero apareció bajo
ya no es más que una curiosidad de la historia de las costumbres.
l otro nombre en 1905: Análisis fragmentario de una histeria. Aunque
Ya no se lo condena a Freud en nombre de una moral. Pero si
se trata de un fracaso terapéutico reconocido por Freud, este aná-
Freud, al comienzo, pudo ver en las prohibiciones efectivas (actua-
lisis le proporcionó grandes satisfacciones ya que confirmó en to-
les) de origen social la causa de los sufrimientos del individuo,
dos sus puntos los descubrimientos (recientes en el momento de la
rápidamente habría de darse cuenta que nuestra · condición de
cura) de La interpretación de los sueños. Pero al mismo tiempo que
hombre, por sí misma, los implicaba. En todo caso, como resulta
confirmaba un saber ya adquirido, . se orientaba hacia el futuro al
imposible que la aproximación al conocimiento del inconsciente no
crear la necesidad de comprender el fracaso final. Planteaba nuevas
hall.; resistencia que lo defienda, como se observa diariamente en
preguntas y Freud sólo disponía de embriones de respuestas, pero
el análisis, éstas se manifiestan de otro modo. Ya no se dice con
hay que señalar que sólo puede acceder a nuevas preguntas por
indignación: "No, yo no tengo un inconsciente como el de Freud."
el extremo rigor con que _trata las posiciones teóricas ya asegura-
Pero trasponiendo las posibilidades que ofrecía la antigua psicolo-
das. Sin duda, éstas no son totalmente suficientes , pero no por eso
gía, que otorgaba a cada uno el derecho de juzgar según su volun-
las abandona. En el mismo texto señala (1, en nota) que no ha
tad, según "su conciencia", se declara: "El inconsciente; no co-
renunciado a la teoría del trauma: No abandoné la teoría del trau-
nozco otra cosa que eso." Y cada uno decide a su antojo, creyén-
ma, pero la superé, es decir que hoy no la considero incorrecta,
dolo hacer en nombre de su propio inconsciente. En resumen, el
sino incompleta. En cambio declara haber abandonado la teoría de
análisis puede estar de moda, pero el Inconsciente es siempre el
los estados hipnoides, que no era suya sino de Breuer. No podemos
Inconsciente. De todas maneras, Freud estaba a tal punto persua-
sino hacer como él y, consecuentemente, no rechazaremos en esta
dido de la imposibilidad de evitar la resistencia del público, que
reseña lo que hoy podríamos e,reer superado, pero no porque nos
cuando uno de sus escritos sea aceptado sin crítica, pensará que
preocupemos por una fidelidad histórica o sentimental por l~s eta-
posiblemente ha equivocado el camino ...
pas que Freud ha recorrido, síno porque así fue construida la doc-
trina, y así permanece construida. En todo caso, es notable que
sólo sea posible criticar o completar este lex to sobre Dora con
'" '' Análi sis frngm e ntario <le una hi steria ", Historiales clíriicos, O . C ., vol. 11 .
81
.,
RO

---~----·-· - ----- - - - - '~ '


l,.11 ~ 111'11!1 11111 1, /V II 1· 1/ 1 ( 1• 1/11 / 11/ 11 ( 11 ,f, · l'/ 1 / 11 1· 1 t,,11, 1/ 11/ / 'l/1 flil// 1
lisis desde el cual se pueda, aunque 111ús 11u sea, cv111 e11tur/o. ,\, ln 11 h ,Id 1t111\lt•I• ,IM 11111 11111 11111,11111. l1oHI
En sus observaciones preliminares Freud expone su manera de i11tcrprctadót1 ti,· 111., ., 111 •1111., ( h l t.1· ,h-¡u ,¡.. 1111 111 111 1111 1111 111,, h\11 v d
redactar una observación de este tipo: Diré ahora cómo superé las post scriptum que fueron agrcgudos o complctudos pum 111 l' dl d 1í 11
., dificultades técnicas que presentaba la redacción de la historia de
este caso. Estas dificultades son verdaderamente considerables, ya
de 1905), el texto contiene un "cuadro clínico" que nos cuenta la
historia de Dora y de su "enfermedad". Allí leemos que Freud
. ;1 que el médico tiene de seis a ocho horas de psicoterapia en su había atendido al padre de Dora, quien la trae para que Freud "la
haga volver a la razón". Seguramente aquí aparecen , desde el co-
jornada, y no puede tomar notas durante la sesión por temor a
ir, perturbar la confia11za del paciente y también su propia percep- mienzo, las dificultades que harán fracasar la cura y precisamente
ción del material que está sometido a su observación. De hecho, por el sesgo oblicuo de la transferencia. Dora se queja por haber
aún no he resuelto el problema de saber cómo publicar la historia sido tratada como un objeto de cambio en las intrigas del padre .
de un tratamiento de larga duración. Dos circunstancias me ayu- Todavía la trata como un objeto cuando éste le pide a Freud que
daron en este caso. En primer término, el tratamiento no duró más se encargue de hacerla menos molesta para él. Sin duda, está ac-
que tres meses; además, el material que sirvió para elucidar el caso tuando la transferencia del padre sobre Freud cuando aquél la trae
estaba agrupado alrededor de dos sueños. El texto de estos sueños como su propia queja . . . Pero por lo menos está claro que el pa-
fue anotado inmediatamente después de la sesión y de este modo dre es el autor principal de los desórdenes que reinan en el medio
se dispuso de un sólido punto de anclaje para la cadena de inter- familiar, aunque también Dora pretende "volverlo a la razón" y
pretaciones y recuerdos que se producían. El informe del caso re- con este pretexto contribuye considerablemente al desorden exis-
cién fue con/iado al papel después de la terminación del tratamiento, tente ...
pero mi recuerdo aiín era fresco y estaba intensificado por el interés En su postscriptum, Freud lamenta no haber estado lo suficien-
'!
11
I'.
1
que atribuía a su publicación. Así el registro no es absolutamente
-fonográficamente- exacto, pero puede reivindicar un alto grado
temente atento a la transferencia y a la homosexualidad, aunque
5 no fuera así totalmente. Sin embargo, aún coincidía con la bise-
de fidelidad .. . ~ Sabemos que más tarde Freud empleó un méto- xualidad de Fliess (como se observa en una carta del 30/1/1900,
do un poco diferente para redactar los casos de más larga duración: en la que le habla del caso) y todavía conservaba la concepción
tomaba notas a la tarde después de la partida del último paciente. de la transferencia que había suministrado el estudio del sueño
Freud nos dice que la técnica terapéutica que utiliza en 1900 y de los recuerdos encubridores: ~~sferencia) es el d~splazamiento
sufrió grandes modificaciones desde el "método catártico". Deja de la "intensidad psíquica" de una representación a otra bajo el
elegir al paciente el tema de cada sesión cotidiana en lugar de efecto del deseo inconsciente. Podemos observarla en el análisis del
intentar liquidar los síntomas uno después de otro. Así, todo Jo primer sueño: Freud es un gran fumador y como en el sueño figura
que se vincula con un rr.ismo síntoma puede aparecer en numero- el humo, repite: "No hay humo sin fuego", pero al querer situarse
sos :~·agmentos, en diferentes contextos y en momentos más o menos de este modo en la transferencia de Dora, abandona otros signos
alejados en el tiempo. Pero en el caso de Dora, como se ha visto, más ·pertinentes.
los sueños (hay dos) constituyen los puntos de anclaje y toman, Es difícil dudar de que el primer sueño, que es un sueño recu-
por así decirlo, el lugar que ocupaban los síntomas en la época de rrente (ya lo había tenido muchas veces), sea anterior al análisis .
Breuer. Esto es importante para la teoría de la transferencia, ya que se trata
5
de saber si Dora suministraba de antemano una fantasía como si
~ "Análisis fragmentario
vol. JI , p. 510. de una histeria"; Historiales c/lnicos, O. C., fuese un escenario con _un papel para ser actuado por quien ella
eligiese .
82 Conocemos con qué sangre fría y decisión deliberada interrum-

83
plú lu c11lc111111 d 11111\ll bls. ltnll' II l' II 1111 •1 h c111I pmltln 1l11r 111
explicación teórica de este tipo de acción. En 1900, aún demasiado
cerca de la metapsicología del sueño, sólo dispone de una expli-
11 nlllll ll 11111111 1111 111111!1'111 111' ¡ 11111•111, I"''" 111• I 1111• 1111u,1v,,.
n~_ban ".l.a.J nocencla'-' delos _nli\os, trotubon sus puls\u11ct1 sclluolcll
y su descripción las ubicaba en el ' origen de todas las perversiones
adultas. De todos los libros de Freud, es seguramente el que le-
,
1,11111111 ..
J
cación calcada sobre el sonambulismo: fracasa la "regresión tópica"
que debía abrir al representante del deseo la puerta de la alucina- vantó más protestas. ·
ción; la energía psíquica alcanza entonces la otra extremidad del . Al descubrir la insuficiencia de la teoría del trauma y la imu ·
"aparato psíquico", la que gobierna la motricidad . . . Así Dora portancia del mundo de la fantasía, Freud sentía que corría el ·
actúa su escenario en lugar de analizarlo. riesgo de abandonar lo real por lo ilusorio. Con los Tres ensayos se :,
aparta un poco de la línea que hasta allí había seguido. :.
Es necesario comprender que, al atenerse de modo tan estricto
La interpretación había sido el principal instrumento de su]
al estado en que se encontraba su teoría después de la elucidación
descubrimiento, pero en los Tres ensayos ocupa un lugar accesorio . _
del mecanismo del sueño, Freud empleó el único medio disponible
para ubicar con el máximo de claridad las nuevas oscuridades. Y Todo el libro es posible compararlo a lo que eran, en sus obras
todo el caso adquiere una cualidad de verdad que hace que, incluso precedentes, los capítulos teóricos terminales, en los que despejaba
hoy más que en su época, su lectura resulta apasionante. Abundan las conclusiones de los ejemplos interpretados que constituían los
primeros capítulos. En lo que concierne a la sexualidad, extrae las
otras reseñas de análisis más recientes donde están llenos los hue-
conclusiones de sus trabajos precedentes pero, al mismo tiempo,
cos que presentaba Dora; sin embargo, no siempre provocan tanto
interés ni invitan tanto a la reflexión. su orientación ha cambiado: ya no se dirige hacia el mundo del 1

~
deseo y la fa~tasía. El ]_dipo ni sfgüier~¡;br~-fosT_les \
ens~~~Qí, (Será agregado en ediciones ulteriores, y sóloj \ .
en nota). El deseo (Wunsch) no figura. Es posible decir entonces ¡.:,:
Freud sexólogo que el psicoanálisis está fundado sobre dos pilares distintos, casi \
independientes, en todo caso muy diferentes: La interpretación de \
En la introducción al informe del análisis de Dora, Freud no los sueños y los Tres ensayos.
oculta que habían conversado sobre temas sexuales. Explica que Su destino ha sido muy diferente. La primera sigue siendo
no enseñaba nada a sus pacientes que éstos ya no supiesen. Por una obra que es necesario --volver a descubrir ·-·incesantemente,
- -·· - - siem- 1;;
,d lo demás, "llamaba gato al gato", daba sus nombres científicos a pre nueva, porque allí _asistimos a la apertura del Incoñsciente;
l, los órganos y pensaba que su proceder era más honesto y más la incomprensión y la represión aún nos acechan- ·i si nos enseña
l,,ti
1
decente de lo que a menudo ocurre en las conversaciones que tra-
tan estos temas bajo velos ambiguos y mediante alusiones equívo-
a orientarnos, es sólo en el mare magnum inagotable de la fanta-
sía. El segundo perdió el poder de sorprend~L--P-ocler _qt1e_ tuvo
cas. (Esta opinión es analíticamente explicable, esos equívocos antes ~!l _ta~ alto grado. Fr~~2._E--9!n.P!:_e_~d~~.Pi~f:lmente, ya--que
revelan la presencia y los efectos del proceso primario y del deseo.) en su prefacio á las egun3a edición (1909), deseaba que su obra
1 Por otra parte, Dora estaba especialmente bien informada por envejeciese rápidamente .¡ que todas las novedades aportadas se
tratarse C:.! una 'niña de su edad y sobre todo de esa época, aunque convirtiesen en lu ares <;gmuries . . Pódríamos -deéir que su··aeseo
I' no quiso revelar el origen de esta información. Todo esto no podía se a cumplido, al menos esencialmente, pero no tal vez sin algún
resultar sino escandaloso. malentendido. Un cierto modo de comprender (de comprender
1
Pero este escándalo fue superado por el que provocó la publi- mal) los T ! ~¡ igirio · -sobr~1odoe ti la psic~terapia de ,,
\
cación de los Tres ensayos sobre la sexualidad. Indudablemente, los niños- una tendencia a asimilar algunas perturbacionesheU·
--·-·
1
~a era deplorable que una jovencita de dieciocho años no fuese 85
,,
1

84
tl\cs, Cll~lclll, 1,\11 lo;IICI 11111.: ""1111\h 111 11111\11 11,1,,11,111111• ,,, t,\ 1 , .,
.. -111:l , 1n 1f',:1 de u11· il1 ·M1rro/li, i11fill11d11, y M>11111· 11~1 en In textc>.be esta manera da \a impresión de haber previsto 'j [Cl;tfVtHlU
quimera de una "normalización del desarrollo" ...
descle 1905 el lugar de estos agregados posteriores.
El descubrimiento de la sexualidad infantil obligó a Freud a La revolución que originó en este dominio, sustituyendo la no-
modificar estas nociones y distinguir lo sexual de lo genital. Al ci~~ d~ instin~(?_J?~!-la de pvl~Lón, conducía a la disolución de una
hacer de la sexualidad algo distinto· de una función de los-órganos ilusión reinante. El alcance de esta ilusión no sólo tendía a transfor-
genitales, nos beneficiamos con poder ubicar las actividades se- mar las oscuridades en monstruosidades, sino que dividía la imagen
." t .. xuales de los niños y los perversos en la misma perspectiva que la del hombre según una vieja metafísica, conservada por sus significa-
•J de los adultos normales. Las actividades sexuales de los niños ha- ciones éticas, en una mitad animal y una mitad racional.
~ bían sido completamente descuidadas hasta hoy, y si las de los Freud _pudo anali~~r~ r las que p_!s~~sarrollQ. de
perversos fueron reconocidas fue con indignación, en nombre de la sexualidad, apoyándose e~_~_L~!!~_sl~ig11Ifus-"Y.....n.o _(se _v~rá
la moral y sin ser comprendidas. 53 por qué) _El. lJ!. _p_!Jservación de niños. Más tarde, en las edicio11es
La sexología existía antes que Freud le diese una nueva base. siguientes, estas etapassetran.sformárañ en los !P.odoj_s\...~_Q_tg!lnÍZa-
Las obras de Krafft-Ebing, Havelock Ellis y algunos otros habían ción sexual, y é11 seguiaa pooñtrserfelací.onacios con las "teorías"
aparecido a comienzos del siglo. Pero sólo enumeraban las formas de los propíosñíños, 1oqueles otorgará un cierto juego en relación
patológicas y hacían un inventario de la nomenclatura. Se les debe, cori láscoricepciones anatómicas (la teoría de las zonas er~_g~nas,
por ejemplo, los términos masoquismo, sadismo, etcétera. Esta se- heredada_de...la teoría-delas''Zoilas histerógenas" de Charcot), que
xología no cuestionaba la existencia de un instinto sexual definido al principio sirvieron de base-para explicar las pulsiones parciales
por su finalidad, o si se quiere, concebido como un pattern ·de
adaptación natural, pero estaban lejos de poder definir las "aberra-
ciones". Que estas aberraciones hayan sido consideradas como per-
versiones "del instinto sexual" tendría que haber bastado para poder
-·- ----
1y susLatransformaciones.
amnesia que cubre los recuerdos de la primera infancia hace
que l o s ~ sean incapaces de ver esta infancia tal como es, salvo
que en un análisis lleguen a reducir las resistencias que los protegeÍi
sospechar que se mezclaba indebidamente la moral y la naturaleza. contri ese·swer_;Sííaliumamdaa-escribe· Freud e1 prefacioJ en-
Freud quiebra esta noción de instinto. La pulsión sexual que la a la cüartae3fción- fuese capaz de instruirse por la observación

i'' .I ~
reemplaza no tieñeoo1eto ni fm naturales y la sexualidad normal
debe constituirse-a partir de pulsioñes parcia/esque;sí'éscápasen a
esiá~ñorñialíiacioñ;-Tepresentana-cnda Üna ·10 que conocemos con
directa de los niños, podría haberme ahorrado el esfuerzo de escribir
este libro. No sirve de nada señalar que hoy es posible la observación
correcta de los niños, aun si fuese necesario limitarla a los casos en
el · ñórrib_re dé pe~versión, como ocurre · e11 un adulto cuando la se- que los mismos niños son analizados. Y esto es así sólo por los
11
/ ;uaÍidad permaneció fijada o regresó ulteriormente a una de las descubrimientos de Freud, y !!!,t}_Eecesario 9}1~éstos se hiciesen _en
' 11 ~tapas por la que pasa la organización de las pulsiones. el análisis de adultos, aun cuando los resultados puedan luego veriU-
·¡ El texto de los Tres ensayos se enriquece enormemente a lo
1 carse én el de niños.
largo de sucesivas ediciones. En 1905, Freud utiliza sólo las nocio- Las pulsion_esJ!M.~iales_nunca se funden completamente en una
nes ~ulsión parcial, fijación, regresión..L~ublimaciQ.n. Esta pri~ resultante llamada "noqµal". Siempre hay un resto. Es p].b.ión una:
mera construcción es tan correcta que más tarde podrá agregarle "perversa" la que constituye este resto, peroestono· decidé lo que
-como ocurre a menudo con la manera de progresar de su pensa- sucederá con él. Puede convertirse o más bien permanecer en estado
miento-- la identificación~- ~~-c,l9minio__d.el!aJ~ (o sea la castra- perverso, perofarnbiéñ pÚede ser el origen de síntomas neuróticos, o
ción), las organizaciones pregenitales, las "teorías" sexuales infan- aun dar nacimiento- a -··formaciones reactivas" (la repugnancia, la
vergüenza, la morálidad)qÜe-se constituyen 'a sus e*:pensas y-están V - - '

53 Autobiogra/fa, O. C., vol. 11, p. 935. 87


-----
:·,:; 86
..
l:J
~J'·.i ~
1

•'
111c u1I h r 1¡11 ¡,1 11111111l n ll\t-ílh' 111 11111, 1• 1• 11111 I· • 1.. I'"' 1111 .. 11
hechas de la misma suslanciu . Et,tus lo1111uc.; h.>11cii 1c11c.; ttv1111 c i.1 1\11 en lu hoy, de las tcn<lcncius u la lJculi .r.m,;lú11 111 qm· h ul l" dllld l d lll l
base de la sublimación. a la noción de sublimación. Es una noción di[ícil de teorizar; pero
¿°'Ue que manera, entonces, se realizan estas construcciones, en sí mismaessimple y-designa los hechos más fácilmente obser- ¡
capaces de cóñtener las tendencias sexuales y determinar la dirección
que tomará el desarrollo del individuo? Verosímilmente se constitu- vables.
Hay otros muchos aportes en sus Tres ensayos, . pero constituye
yen a expensas de las tendencias sexuales infantiles . . . iitero11 que esencialmente el lib~la _p!!J~i~n__, como La int'!_!pretaci&i__cle_lQs
desviadas de su uso propio y aplicadas a otros fines . . . A este pro- sueños era el deíae1~- El deseo y la_pº-l§ión son_siel)l_2!e presenta-..:..:1·
:l ceso se ha dado el nombre de sublimación, y constituye uno de los dos ~~ escenas separada~.; la oJ?ra donde _ÍlgÚra -\ma ·
factores más importantes para los logros de la civilización. 5 ' de las ~ e a la otra. Es una regla en la cual
Así, gracias a la sublimación, la presión de las pulsiones perver- las raras excepciones parecennegligencias . Esta oposición sería
sas acrecienta la "eficacia psíquica". Es también el origen de la más fácilmente aprehensible para los lectores franceses si dispu-
actividad artística y de la formación del carácter. La disposición ·de siésemos de otro vocabulario. No podemos traducir Trieb por "ins-
los n i ~ una perversión polimorfa puede entonces ser consideráda tinto" ni Wunsch por "anhelo" -esto sería reducir el deseo a
,,. como la Jiieñi~
e~d7 e~u:-::nc-::g:=ra=n~n""'u""'m=er:::o-::-:1de nuestras virtudes. De esta pura fantasía (fantaisie) y la pulsión a una adaptación finalista-,
manera las virtudes tienen el mismo origen que los síntomas y no pero la oposición entre "anhelo" e "instinto" nos ayudaría a entre-
es imposible que se presenten en las neurosis como sh1.tomas."l:n efec- ver la que existe entre Wu1J§f.'1_L'[r.ieb. El ~ -s~ _rel_a~!C!~ con @
1 ·., ~
• 1
t'
..
to, eliñismo resto perverso crea los smtomas neuróticos: Los sínto- la l}Q§!a).gUuk.JIDLe.,t.p_1<.ri.@ci.lLP-ª.S.~_Q!__Y. de un ol?jeto~e_r_Q!Qº.!. ~~
mas se forman en parte a expensas de la sexualidad anormal. Las u n ~_'..,_y §~ manifie~_sobr~ _la mi~.!1)!1_~S.~!1~ qy~_Ja_fa11_tas{1L
~
,.
' neurosis son, por asi decir, el negativo de las perv_e!si!J!!ls . . '. En- (fantasme) y el sueño . . . Se querría realizarlo. La lg_ulsión\ no
un caso de psiconeurosis bien caracterizado es excepcional que se "reali~. porqueootiene naaa oefiiñtasioso:líende a una meta.
halle desarrollada una única pulsión parcial. Generalmente encon- Pero no tienemetañí'oojefonaturales. La pafo6raTrie5- ft.ie tra:=
tramos un número considerable y habitualmente huellas de todas. duéi3i por "instinct" por los ingies·es·
y franceses. Los ingleses lo
El grado de desarrollo de cada una es, sin embargo, independiente hicieron deliberadamente, dando sus razones e indicando cuida-
del de las otras. 85 Aquí sería posible entrever una de las respuestas dosamente los casos en los que se trata de la palabra alemana
a la debilidad de Freud por el punto de vista de Darwin: juzga Instinkt que Freud sólo emplea para hablar del instinto de los ani-
superficiales las teorías de la competencia vital y de la selección males. Se ignora la razón de la preferencia por parte de los traduc-
natural, pero no la forma en la que Darwin eliminó la finalidad
biológica. De allí resulta que ya no es necesario un principio supe- tores franceses.•
rior de perfección. Las más grandes cualidades humanas están hechas

J
f ,dili_misma_su_s~an~iá que los _vi~ios. - t • l,(.'
Sus lectores no lo entendían así. Aceptaban que el hombre fuese El Witz ','- ¡ l
virtuoso de nacimiento (lo que sellaba su noble origen) y corrom-
pido por la sociedad; o que la naturaleza fuese mala y que el hombre El chiste y su relación con el inconsciente fue escrito al mismo'
tiempo que los Tres ensayos: Freud tenía abiertos los dos manuscri-
escapase a ella por algo "sobrenatural". pero no que obtuviese sus
i virtudes de esta naturaleza sospechosa. Una cierta imagen del niño tos sobre mesas vecinas y descansaba de uno trabajando en el otro.

J 1
) servía de soporte a su mitología idealista; al retirar
.
este soporte
~ También la traducción caste\lana de Trieb y W1111 sc/1 confirma la con·
fusión. Por ejemplo, Triebe und Triebsc/1iecksale es traducido por Los instintos
. •·• Una teoría sexual, O. C., vol. J, p. 787.
'· //,id .. p. 782 .
~· s11s destinos. [N . del T .l
89

\ 88

-
(¿¿¿,.J . '


¡
11\li-11·111t•. 1lr l 11/111 1• 1 . 'I'"' ¡111 11 111 11 1 1 , 111•,1•· .Ai,I ilil h n~ , 111•1" ~,
l.u ~ lcutlu 11 l"X Jllll·s l11 11 11u11 llhlk •, d r d11111l11 111 , pl· 11 , llt111u 1· 11111
hay juego de palubrus. Estu ubi1c1 vm:h'>11 1111 n 111111 1n ¡111 r'I III (111
muy originales y extrañas a las ideas de la época, no se comprendió sería para un lingüista), es el enunciado de una pregunta : ¿cómo es
su importancia. Tal vez su presentación, que pasa por todos los
rodeos y vacilaciones de la búsqueda, las hace más difíciles de posible esto?
' Planteemos claramente los términos del problema: como en
aprehender. Pareciera que Freud aún estuviese utilizando un mé-
.1 el sueño, una frase normal fue sometida a la "sintaxis" def proécso
todo heredado de Charcot: examinar largamente una colección de
pri~o o sea, en este caso, a la condensación.- Estc proceso se ha
ejemplos hasta despe;ar tipos que permitan a su vez interpretar las
"transferido", como dice Freud en esa époéa, a los elementos ver-
iormas toscas e híbridas. Es el método de las ciencias · naturales
bales mismos. Después de lo que nos enseñó el sueño, eso ya no
enriquecido por la interpretación. Pero este método lleva al lector,
sorprende. Pero de allí resulta un placer de un tipo particular, sin
demasiado rápidamente, a imaginarse que comprendió lo que está
que podamos hablar de la satsifacción de una pulsión ni de la ,
en juego. Además Freud tenía un gusto personal por sus ejemplos
--especialmente por las historias judías, de las que había hecho realización de un deseo. ¿D~ -~É!1~~...ro:.9ce~-~~~ ~l?1ª$r? _..-f
una antología para su propio uso-- y esto hizo que los multiplicara De este y de muchos otros ejemplos, Freud despejó dos tesis
inútilmente haciendo que, con frecuencia, su libro fuera conside- que aún no han perdido su poder de perturbarlas ideas recibidas.
rado como una recopilación divertida y su teoría como un comen- Una puede-enunciarse así: ei tili!.cer d~}Q_S iuegos de_~l:11.?!>ra~ !.~si.de
tario que pasaba a segundo plano. esencialmente en el hecho de _qu_~ es pqsible -"._Olver a encontrar el
'1 '
1:1
'
1
Ya desde el primer ejemplo, tomado de Heine/ª pareciera que
hemos comprendido todo. El feliz pedicuro Hyacinthe le cuenta
a Heine que un día se encontró sentado junto al barón de Rothschild
que me trató -dice- de un modo totalmente famillonario . Esta
poder y la libertad que tienen los niños de jugar con las palabras.
/ según las leyes oel proceso primario y sin ninguna preocupación por
~1 sen_!_i~o.
Es verdad que no todos los chistes exigen un juego de palabras.
palabra, familioniir, comprensible en todas las lenguas europeas Utilizando el vocabulario de la filosofía de su tiempo, Freud dice
que tienen las mismas raíces latinas, está construida según una que el juego es de "conceptos" (nosotros diríamos, a .falta de algo
técnica que pertenece al proceso primario y que ya conocemos desde \ mejor, quese
juega éoñ la logica) . Pero no es el valor del pensa-
el análisis de los sueños: la condensación. Los elementos verbales j miento lo que procura placer, sino que también en este caso cons-
son condensados gracias a la presenCi;-de sílabas idénticas (mi y tatamos la il!tervención del proceso primario (principalmente el
ar) en las palabras "familiar" y "millonario" (en alemán el efecto
es mejor porque hay mayor coincidencia fonética [mili-mili] entre
las palabras). Al mismo tiempo, el juego de palabras sugiere una
"idea", un sentido muy fácil de captar. Este sentido algo irónico o
desplazamiento) que.produce el mismo _e fec!oaiinque no se ejerza
sobre
.
los elenieiitos
----
v eroales:-'f
.
ambién aquí el_..placer
que se origina en las libertades de la infancia.
..
·
recuerda al

Un adulto no puede goz;r este pÍacer i;;cente; un obstáculo,


·--- --
satírico sigue siendo interesante si se lo enuncia sin ningún juego el espb;-itu crítico -ligado al proceso secundario-, le intercepta el
de palabras, pero ya no tiene nada de cómico. camino, salvo que a ese juego de no-sentido le agregue al menos
Freud se toma el trabajo de analizar este sentido profundamente. una apariencia de interés por una significación. Este interés -es-
Recurriendo a la biografía de Heine, nos muestra que el personaje píritu crítico- distraerá su atención del placer mismo del juego
1 '!
de Hyacinthe representa un aspecto de la persona y los conflictos de de origen infantil; sin él, este placer sería rechazado. Que alguien
su autor, y que éste se expresa en las intenciones que le atribuye. que ríe de un chiste no sea capaz de discernir si su place~ _p!'.QYien~
Pero el interés que es posible hallar en sus palabras sigue siendo del juegQ_c\~. pa,lªh_ras_Q.A.~_su ~e~~ido~ e , si no la prueba, 1
al menos un índice de la exactitud de esta explicación . Los dos I
:.,; l·kmi Hcinc. fragmento de los Ueisebih/er, titulodo, "Los Baños de Lucas", elementos son necesarios. ---
.,,.,!. \111 .. .
91
'JO
i
1
l·llll"lllh·11'' ll h1l1111lt1 11111lh·MI 111111 l•lt111IM·lt\l\ t111 l•IM~" 1 1
ha t·l vnd11dr111 11e1 w111,,/.,, q11 r 11111~t1111yr 1111 n,~11 ltmlt r, /11 l',,ln1¡111lol11,<lc1 al' 11 11 1111111 tlr 1ll'11111nll 111 d 1ldr111111111111111 p11iq11I, 11,
co11cepció11 que se atiene 1íflica111e11tc al texto a/irm,a el no-sc11tido; es decir, el derecho de intcrprctur y la necesidad de no Jcsculdur
la otra, que a través del inconsciente del auditor sigue el camino ningún detalle.
de las alusiones, alcanza el sentido profundo, y si no alcanza nin- El estudio del chiste abre perspectivas a la estética. Freud siem-
gún sentido de este tipo, podemos, a esas producciones que se han pre negó que se interesara por los problemas de la estética propia-
liberado de uno de los caracteres más esenciales del espíritu, de- mente dicha y en verdad no encontramos en su obra la exposición
nominarlas malos chistes o negarles el carácter de ingeniosas.r, 1 Es de una estética. Sin embargo, al mostrarnos cómo funciona el chis-
necesario comprender que no se rechaza su carácter sino el placer te, suministra una base para esa exposición. El chiste no es un
que sucumbe bajo los golpes de un espíriu crítico que no fue des- \ s ~ (aunque le sea análogo), es un J1,r.tifi~j9 (guardando las .,
armado por la técnica adecuada. · proporciones, tiene su propio ars poetica) que, como la obra de
La segunda tesis no se refiere a esa técnica de protección del arte, respeta las defensas al mismo tiempo que las . ~uda. Tal vez
'I
p placer, 'sino a 1a--ñaturaleza de-ese
placer. Se explica-por el princi- podamos no perdernos si buscamos en una obra literaria las ideas
. J tlól pío de constancia;--es ·deeir, porla descarga de tensiones. Una cuota
de energía(la energía por la cual nos defendemos contra los pro-
agradables o desagradables que pretende vehiculizar con ayuda de
la forma, pero nos equivocaríamos groseramente si pretendemos
cesos primarios) se ha vuelto inútil y se descarga libremente. Así explicar su valor estético por el valor de esas ideas: tal vez éstas
es al menos en los juegos de ingenio inocentes, no tendenciosos, no son sino uno de los medios accesorios (y a veces necesarios)
. ..: . J donde no se agrega un placer de otra naturaleza y que sólo aportan que el arte necesita para ocultar su juego con la "forma". (También
~~ 1 la resolución de tensiones entre los dos procesos. Sin duda, los es verdad que el "juego" sirve para hacer pasar una idea dema-
primeros lectores de Freud tenían una idea más "dramática" de siado audaz.)
las tensiones e inhibiciones, que les impedía reconocerlas en esas Una estética que se contentase con desenmascarar este juego
simples palabras "para reírse" (precisamente) que son los chistes.
caería en la trampa de la ingenuidad infantil ya que, precisamen-
De este modo perdían un aspecto importante de la enseñanza de
te, este juego debe ser ocultado. Todos nosotros lo sabemos por
Freud.

~
Pero estas dos tesis no solu~jonan el problema. El placer es
mayor que- el que-resulta cuando se levanta üña-inhibición y cada
una de las dos partes (las palabras y la "idea") parecen agregar
I haber sido niños.
A los nueve años, el segundo hijo de Freud componía versos
burlescos en los que el juego con el material verbal se imponía a
' algo más de lo que podrían hacer solas; hay una plusvalía, un su sentido. Como se sabe Freud era muy tradicional en sus gustos

1 "excedente" (bonus) de placer; dicho de otros modo, los dos pla-


ceres no se agregan, se multiplican . Y Freud confirma así la ob-
y protestaba. Martín explicaba: Cua11do hago esto, es como si
hiciera muecas. Se lo cuenta a Fliess el 24 de marzo de 1898.
Alguien que atribuía las más altas virtudes humanas a lo que nos

.!
se~empírica de Fechner sobre "la intensificación de los pla-
ceres simultáneos": no conocemos sino el producto y los factores queda de pulsiones perversas seguramente no hubiera vacilado en
escapan a la conciencia. justificar las más altas creaciones artísticas por la necesidad de
enmascarar el placer infantil que produce la realización de este
Hay cierto parentesco entre este estudio sobre El chiste y la
·l, Psicopatología de la vida cotidiana. Después de todo, los chistes
tipo de "muecas". En todo caso, su libro termina con la idea dü
que es necesaria alguna técnica para hacernos aceptar un placer tJ
lii) y los lapsus obedecen a las mismas leyes. Pero la intención de las
de origen infantil cuando ya no somos niños; cuando lo éramos.
dos obrns es diferente. Con el chiste 1 Freud trata un problema
no la necesitábamos.
i,, [/ chiste ~· s11 rc>laciú11 cn11 el i11co11scie11/e. O. C .. vol. l. 91
c:y,
.

. .~ .... _ _ _ _ _ _ _ ______.iL._
1e ,
'1
~
,l"""'
1 1 1111111, ; d ,· 1111 •• ~ .. 11111 -;T, - 1.. ,, •. ~ . ' 11 1 ; ... h111 ¡¡11,1111111 1111111111 l\ l11 r,11 1 , 'I"' ' "' ,11, ,,1,., 111, 1.. ,11 .1
zamicnto "trnnsferi<los" subte lus c lc111c11los vcrbulcu)
únlco modelo al que puede referirse la estética. Aquí surge un
!
Ta111hi é11 s11lw11H>s q11 t· lm, l u11111.., l1uuli , 111 11 , l11\1v11111 1lt-1l11
inQ_u~.nc_i_~ sobre movimientos literari os y artísticos, como , por ejem-,.
problema "tópico" algo embarazoso que Freud tendrá que ·aclarar. plo, el tl.!,IT~~- Frcud tendía más bien a desautorizar esta influen -
El sueño se despliega sobre esa otra escena fechneriana que no es cia y a tratar como ilegítimas las consecuencias .que se cleducí.!n
situable en la tópica del "aparato psíquico". Esta escena, que se de sus escritos.
presenta como otro mundo, acoge la fantasía y la ensoñación aun En el campo de la literatura, donde no se le puede negar una
ejor que la alucinación del sueño. Se acostumbra decir que el gran competencia, daba preeminencia al contenido y consideraba
roceso primario marca al sueño, al chiste y a la poesía, pero que al arte literario como el arsenal de los medios que permiten valori-
"' deseo tiene aun otro modo de actuar en la esfera del proceso zar ese contenido. Parece un conservador y sin embargo es un re-
ecundario: nos hallamos frente al problema de la fantasía . volucionario, paradoja que se explica ya que un teórico no está
~
El campo de la imaginación es una reserva que se forma fuera sometido al gusto ni a la moda de igual manera que el artista.
f del penoso pasaje del principio de placer al principio de realidad En 1907 además de publicar un artículo donde compara la
· y que provee un sustituto a /u satisfacción pulsional que fue ne- creación~ r i a y el sueño despierto (que resumirá en Scientia
cesario abandonar en la vida real. El artista, como el neurótico. seis años más tarde), aparece un análisis detallado suyo de un texto
se retira de una realidad insatisfactoria al mulle/o de la imaginación, literario. Sin embargo, una mirada más atenta descubre que nin-
pero a diferencia del neurótico sabe reencontrar el terreno sólido guno de estos textos trata verdaderamente de estética o literatura.
de la realidad. Sus obras, como los sueños, son la satisfacción ima- Considera la creación art~ica como otra vía hacia el conocimiento )~
ginaria de sus deseos inconscientes, pero están calculadas para pro- del Inconsciente (de lo que no se preocupa ni el artista ni su ,
vocar el interés y la simpatía de los otros:'q Sobre .esta base no es público). Del mismo modo que los que sueñan, tampoco los artistas\
posible constituir una estética, porque el psicoanálisis es incapaz de saben las cosas que enseñan no a su público, sino al analista.
pronunciarse sobre el valor que puede ser acordado o negado a Shakespeare no tenía necesidad de saber más que otro sobre el
un obra según los criterios en uso, ya que esos mismos criterios complejo de Edipo pero ayudó mejor que nadie a descubrirlo en
escapan a su competencia. En el dominio reservado de la fantasía 1897. De este modo, las investigaciones de Freud en este campo no/
hay tanto sitio para las obras de arte como para los errores y las deben ser juzgadas desde el punto de vista de la estética ni de la l
ingenuidades, y Freud siempre se negó a tratar estos problemas. crítica literaria.
(S.:>bre este punto decía: ¡Sabemos tan poco de esto!)
De ningún modo se consideraba un artista. No le gustaba la
pintura moderna . A Pfister, que quería interesarlo en algunos pin- La Gradiva
tores exprcsionistas entonces de moda, le escribe: Sepa que en la
vida soy terriblemente intolerante con los locos, descubro en ellos La novela que analizará en 1907 no le enseñará nada que no sepa
sólo lo que tienen de nocivo, en suma, para estos artistas soy sobre el Inconsciente, pero confirmará que nada escapa al deter-
! exactamente lo que usted estigmatiza con el nombre de filisteo y minismo psíquico y que una fantasía literaria es analizable con
· pedante (21/Vl/1920) .* Se afirma que detestaba la música, pero el mismo derecho que un sueño, un ensueño o un lapsus. Esto nos
su hijo Ernest Freud me dice que es exagerado, que a Freud le valdrá una brillante exposición del saber analítico ya adquirido.
' , '
En una carta a Jung (26/V /1907) Freud dirá que su análisis no]
,.s Autobiografía, O. C., vol. 11. nos aporta nada, pero 110s permite gozar [de la contemplación] de
• Epistolario, p. 373 . íN . del T .] nuestras riquezas.

94 95

----------------------------rh-·-1
J111111, k. l1 11 lt i11 ~, 11 11 l 11 d 11 111 111 1111v d 11 1h- ln1 ~n 1, 111 1 11,11 / 11•,1,
Freud escribe su análisis, elegantemente, en honor de su 11ucicntc U Mum\~
1 amistad.
Freud habla de su actitud ante .las obras de arte en un relato, sin
Hay dos Jensen. Los dos escribieron novelas, los dos estaban duda sincero, cuanto que era anónimo. Figura al comienzo del Moisés
vivos en 1907 y salvo la ortografía, los dos tienen el mismo nom- de Miguel Angel que publicó primero sin su nombre (1914).
bre. Los dos hicieron estudios médicos. Uno es danés pero el Con frecuencia observé que el contenido de una obra de arte .
otro, que es alemán, nació en Holstein en 1837, como para com- me atraía más que sus cualidades formales y técnicas , más valo- (
·.:i plicar las cosas. Este último, muerto en 1911, es el autor de la radas por el artista. En suma, en arte me falta la justa comprensión
'
· - -!
. Gradiva. (Parecería que Jones se hubiera equivocado.) Esta novela de muchos medios de expresión y de algunos efectos . . . Pero las
. .\ nos muestra a un joven arqueólogo (diríamos obsesivo y fetichis- obras de arte me impresionan mucho, en particular las obras li-
ta), que no tiene conciencia de su interés por una joven amiga de terarias y plásticas, más raramente los cuadros. Así fui impulsado, /
la infancia. Ha desplazado ese interés a un bajorrelieve que real- en condiciones propicias, a contemplarlas largamente para com- \
mente existe (en el museo del Vaticano), y que imagina que re- prenderlas a mi manera, es decir, para captar de dónde proviene 1
presenta una joven muerta en Pompeya. Por azar encuentra a su el efecto que producen. Cuando 110 puedo proceder así, por ejem- •1
amiga de la infancia en Pompeya, pero la toma por una alucinación plo en música, soy casi incapaz de gozar. Una disposición raciona- ¡
o una fantasía. Ella intenta "curarlo" por medios que . t~rminarían lista, o tal vez analítica, se opone en mí a la posibilidad de emo-
por parecerse a los del análisis, si se pudiese corregir un delirio cionarme sin saber por qué lo estoy y qué es lo que me emociona."
11

por el llamado a la realidad. Este tema no podía dejar de apasionar (El último "tal vez" figura por razones de anonimato . .. ) '
a Freud, sobre todo por la semejanza entre la búsqueda de los Este estudio sobre la estatua de Miguel Ángel desorientó un
sentimientos y las excavaciones arqueológicas. Emprende el aná- poco a sus críticos. Con piedad elogiable, pero que la memoria de
lisis de los sueños y delirios del joven héroe como si fuese un per- Freud puede ahorrársela , vaciliiron a menudo en reconocer el
sonaje real. carácter de~Q.cionante de este ensai o. Muchas horas por día, y
, Resultará una exposición convincente y agradable del estado duranre niuchas semanas, Freud permaneció ante el Moisés como
¡
del análisis en 1907. La novela de Jensen le debe a Freud no haber si, aplicando el consejo de Charcot, hubiese ésperado que la estatua
sido olvidada; por otra parte, es posible hallar cierto encanto en "hablara". Nos comunica sus ideas corno si se refirieran a un solo
la lectura de este idilio pasado de moda. La ingenuidad que per- problema: ¿en qué acción, en qué serie de movimientos se podría
f., .• judica el valor de la obra explica, siri embargo, que se ofrezca tan insertar la pose dada por Miguel Ángel a la estatua? Antes de
fácilmente a la interpretación. El arte que le falta a Jensen es Freud, la mayoría de los críticos habían reconocido en ella el mo-
el de defenderse y disfrazarse. mento en que el profeta va a levantarse indignado para lanzarse contra
Por supuesto, la deiensa estaba situada en otra parte; si reve- los adoradores del becerro de oro. Por el contrario, Freud descubre
1laba tan fácilmente sus fantasías es porque no las conocía. En esa que, de·spués de haber esbozado un movimiento en ese sentido,
época heroica era natural querer -en el . fondo con la misma in- Moisés se domina y se serena; lo ha retenido el riesgo que corrían
genuidad- interrogar a Jensen con la esperanza de aprender más. las preciosas Tablas de la Ley.
Por supuesto que Jensen nunca había pensado en esto. Incluso Sabernos que Freud estaba fascinado por la figura de Moisés.
llegaría a suponer que el encuentro de sus ideas con las de Freud También sabemos que en esa época se consideraba en una posición
se debía al hecho de que cincuenta años antes había comenzado a análoga cuando, ante las amenazas de disensión y disidencia, se
estudiar medicina. La magnífica ironía que nos permitimos ver en
estas palabras era seguramente involuntaria. ''" El " Moisés" ele Miguel A. 11gc/, O . C .. vol. 11. p. 977 .

% 97

------------------------------------~"·
,...,'""'" .,.. ,,,;,,,,,, _,,, ,,,,, . ,,.,,.,,,,,,,-,,,, .,,;,,,, ,,,,,, ,,,,,,,,,,,,.,. ,,,
l 111 1 1•,1111t ,il1 11 q11,• d n 1~11111 111 11 1111 1111111
(simboli zado por las Tablas). Puede ser intcrcsunlc <1uc proyecte
, 1 1111111 11

su decisión en el modo de ver la estatua, o bien, lo que tal vez sea


il.-1 p • h 11111 111 11 • 1 \'

gií11 grado de i11jw;ticiu . No lwy otro ,,wdio cfr tralwJur Jtmtos. / :Me
seguro que si mi nombre fuese Oberlzuber, mis nuevas ideas, a pesar
la misma cosa, que la estudie como un oráculo. Sólo que si F,reud
de todos los otros factores, hubiesen encontrado mucho nienos
sun.i!.U:z;<LanJe _la obra de Miguel Ángel como hace poco tiempo oposición.
ante la de Sófocles, esta vez lo oculta y muestra algo que adquiere
el aspecto de una resistencia; da - la 'impresión de haber enmasca- De hecho, Bleuler no había adoptado verdaderamente las ideas


'I
rado en un estudio objetivo de la obra, un problema que ante todo
Je concernía y que no quería que se dijese que le concernía.
de Freud, sólo las había utilizado entre otra~ '. Pero Jung parecía com-
pletame_!lte ganado y Freud cifró en él sus mayores esperanzas. Des-
deque ~aéió- ei' proyecto de fundar una sociedad internacional,
Evidentemente Freud no estaba ciego, pero arriesgaba encegue- pensó que Jung sería el presidente designado . Por otra parte, esta
c'!rnos si en otro lugar no nos hubiese enseñado, con un ejemplo, designación provocó numerosas y violentas querellas entre los
el modo en que la crítica de arte puede servir a nuestras resisten- analistas vieneses.
cias engañándonos sobre algún problema accesorio. El arte tiene
, necesidad de defensas análogas, y como Freud nos enseñó a propó- Sabemos que estos proyectos se encaminaron mal. Si bien al
sito del Witz, el artista atrae nuestra atención sobre un punto para comienzo Freud se había mostrado muy tolerante con las primeras
hasernos más receptivos a otro. Pero el crítico no · siempre sabe desviaciones doctrinarias, desde 1913 se tomó el cuidado de preci-
1 jugar este juego. sar su propia posición para oponeriaa.la de Jung, y a esta preocu-
pación debemos gran número de desarrollos - extremadamente im-
portantes. '

Jung La adhesión temporaria de la escuela de Zürich tuvo distintos


efectos duraderos. En primer término, logró alguna consecuencia
Desde 1902, y al comienzo sin que Freud lo supiese, un profesor en el plano del reconocimiento i~ternacional; luego le valió a Freud
de psiquiatría de Zürich, Bleuler, se había interesado en sus ideas valiosas adhesiones como las de Brill, tfister,_y sobre todo la de
y había intentado obtener aplicaciones al tratamiento de los es- Abraham, joven psiquiatra berlinés que había traba1adoenZurich .
quizofrénicos. Su asistente, C. G. Jung, se entusiasmó por el psi- Si la escuer;-de Zürich tuvo algo que ver con la exterisión del psi- )
coanálisis y lo "verificó" en aplicaciones a la psicología experi- coanálisis a las psicosis, no fue por Jung ni por Bleuler, sino por '·'
mental. Cuando Freud tuvo noticias de estos desarrollos, los con- Abraham, sobre todo por medio de su alumna Mclanie Klein.
- - --... ....::..._::_...:::.::=.:.-=---
sideró ante todo como el comienzo de un re.c onocimiento interna- Abraham fue el primero en darse cuenta de que la ruptura con
cional, tanto más importante cuanto que no esperaba ser reconoci- Jung era inevitable; una rivalidad afectiva hacía imposible la con-
do de este rhodo en Viena. Además, ese medio científico suizo era ciliación de los desacuerdosdocirinarios. Freud sólo conservó de
cristiano y Freud siempre había pensado que las resistencias_ que estas querellas cierto despecho hacia quienes lo rodeaban porque
,. inevitablemente provocaba el psic.oanálisis se - acre:;cen_t_!iban por habían esbozado una tendencia a guardar el psicoanálisis para sí
la oposición de los !lntisemita~. No se inquietaba por el peligro de mismos. Reconocía el gran valor de Abraham , pero no le otorgaba
la deformación que cJrría su doctrina; era más ·importante el re- su confianza. Mucho más tarde (el 5/XI/1925) reconocería la
conocimiento. Más tarde, cuando el clarividente Abraham comien- justeza de sus juicios pasados, pero sin querer oír nuevas adverten-
za a sentir y a señalar el peligro, Freud le responde (23/VII/1908): cias relativas a otras dificultades: Si esta vez volviese usted a tener
Mi opinión es que nosotros, judíos, si queremos cooperar con otras razón, nada me impediría reconocerlo una vez más; pero no tU\'O
l)8
99

w
tiempo de rcc.:OflOlt'rfo, rr11 I• 1111111111 ' " ' ' " 11111n ,Ir 111 11111r11t· ,¡.

"
i'
J
Abraham y de C!te modo permaneció con una deuda impagu hu
cía ~l. ~,; :··.l
·l in'..a:,'tti:: \o ~ p:s~:e pa..-a '1~ fuese t::1 t~CT:i::mo imparcial
~ la justeza de le te:1..s e!~ kis Tres er.s:ry~.

Como de costumbre, ~te análi~s confirmaba perfectamente los


; , ] 1¡- El pequeño Hans [Juanito] conocimientos adquiridos y abría nue,·as preguntas que ob\:gaban

,
a ~ < ! s . ( Les niñcs ten:a!l sus teor..;s s:,b~ la ~x,.:i.:6,-!: el
• ; 1' En 1908, aún conciliador, no criticaba los aportes de Jung: los E ~ s: K~~=a & fa::,~'" ::<! ~:;s--.:1..-:él": ;.! ~ - 1!'.:~c.
- .t
t
amalgamaba con sus propias ideas (esto será particularmente eviden-
/ te en el análisis del hombre de las ratas). El análisis del pequeño
L_:.c.:i.::_ ~ flS! ~ ::r=-.- !:::.. ~ N~~.:c ~! ~~ 7_:1~:=rc:i:i~. ~-::.-
tera.) 1"odo esto seria aclarado quin~ .. f;::-s más tarde.
!! Hans no agrega nada que estuviese de acuerdo con las tesis de
Jung; al contrario, y cerno ya lo veremos, Freud buscará más tarde
en el análisis de la infancia sus mejores pruebas para refutar a Para darse cuenta de estos desarrollos es necesario, en los Tres
Jung. ensayos, distinguir el texto de 1905 de los agregados ulteriores. En
'.' 1' 1922, el análisis de 1908 habría de tener una consecuencia sor-
En los Tres ensayos Freud había negado la posibilidad de ob-
tener algo de la observación directa de los niños. Pero, por supuesto. prendente que iba a justificar, tal vez imponer, modificaciones sobre
, una vez aclarado el problema por medio del análisis de los neuróti- un punto capital: nada menos que el modo de concebir las relaciones
.@ cos adultos, sería posible verificar las "reconstrucciones" mediante entre la conciencia y el inconsciente.
f él estudio de los mismos niños. Así, preocupado por encontrar la Pero Freud está principalmente interesado en la confirmación
que este estudio aporta a los descubrimientos anteriores. En 1918,
prueba directa de lo que había adelantado en los Tres ensayos,
Freud pidió a los amigos y alumnos que Jo rodeaban que reuniesen cuando expone la manera como analizó la neurosis infantil del hom-
observaciones sobre la vida sexual de los niños. bre de los lobos (retrospectivamente, como siempre lo había hecho.)
obteniendo el conocimiento de la sexualidad infantil a partir del
Conocía a los padres del pequeño Hans. Había analizado a la análisis de un adulto), invocará como prueba el análisis directo de
madre antes de su casamiento (seguramente una histérica); el los niños. Si él mismo no tiene necesidad de esa prueba, no deja de
padre había seguido sus conferencias y Freud recibió observaciones ser un poderoso argumento contra sus opositores, en particular con-
sobre el niño mucho antes de que fuese necesario analizarlo. Se tra Jung. Dirá: Sea lo que fuere, se puede afirmar que los análisis
decidió emprender el análisis cuando aparecieron en el niño (tenía de las neurosis infantiles tienen un interés teórico particularmente
cinco.añ<?~) los primeros sínt9mas Jóbi9.Qs. grande. . . La neurosis salta a la vista sin que se pueda desconu-
,,
El papel del analista fue confiado al padre, ya que Preud estaba cerla. En la fase actual del rabioso combate contra el psicoanálisis.
convencido de que ningún otro hubiese podido encargarse de ese la resistencia contra sus descubrimientos asume, como sabemos, una
., papel. Como se sabe, esta convicción tuvo gran importancia en la forma nueva. Antes se contentaba con negar la realidad de los /zeclzos
historia del análisis de niños, y aún hoy el lugar de los padres en afirmados por el psicoanálisis, y el mejor medio de lograrlo párecía
el análisis está sujeto a controversias. No podemos sino imaginar ser evitar examinarlos. Poco a poco este procedimiento parece lw-
qué hubiese sido esa historia si Freud hubiese emprendido perso- ber sido abandonado; se reconocen los hechos, pero se eluden sus
'. na!mente el análisis de Hans. El padre le informaba a Freud sobre consecuencias mediante reinterpretaciones . . . El estudio de las neu-
el análisis y éste lo dirigía permaneciendo invisible. rosis infantiles demuestra la plena ins11f iciencia de esos intentos de·
100 101
11 '1111('1///(' /II( 1(/1/('\ ,11/11/11/1/II\ , "" l\· 111 \' 11 l'WH I ll'lld 110 dd,111
ddenderse de "reintcrpretacioncs". sino Je la incredulidad de los El hombre ele las ratas
que leyeron los Tres e11sayos.
El análisis del hombre de las ratas (Análisis de wz caso de neurosis
Además <.le este punto, el aporte del análisis del pequeño Hans
obsesiva, 1909) es el resultado y la conclusión de todo el período
t:01H:ierne, por supuesto. a la teoría de la fobi~. Un teréef})unto,
que acabamos de recorrer, y que se remonta al abandono del Pro-
que aún hoy es tema de discusión. tiene que ver con el papel que
yecto de 1895 y a la experiencia transferencia! con Fliess. Por fin
puede desempeñar el psicoanálbis en los probkmas teóricos y prác-
•J
ahora el contenido del capítulo VII de La interpretación de los sue-
t kos de la educación de los niiios.
ños, la Psicopatología de la vida cotidia11a, El chiste, los Tres e11-
En 1922. Hans. que ya no era "el pequeño" sino tm gallardo sayos, convergen y se concilian.
jon.:n de 19 años. visitó de improviso a Freud. Éste pudo sentirse En octubre de 1907, se Je presenta un joven jurista vienés, de
sati~fecho de verlo perfectamente normal, a pesar de los temores 29 años. Regresaba a Viena después de un período de maniobras
de sus opositores: Pero -dice- Ha11s me enseíió algo 110/able que en las que había participado como reservista y durante las cuales.
me i111wesiu11ó mucho y que no alca11zo a explicar. Había leído la después de incidentes relativamente menores, había caído en un
hi~toria ele s11 caso. Le pareció total111e11te extraíia y 110 podía reco- estado de ansiedad y angustia que le obligaba a requerir la ayuda
11ocerse."' Esto no nos parece extraordinario. Con frecuencia, los de Freud. Lo conocía por la lectura de uno de sus libros (Psicopa-
.inálisis se olvidan y no por eso producen menos efecto. Pero en el tología de la vida cotidiana) en el que había reconocido la descrip-
curso de su exposición, Freud había explicado el proceso de cura ción de mecanismos psíquicos, cuya existencia había observado en
por el paso de lo reprimido a la co11ciencia, incluso había pensado sí mismo. Este ya es un rasgo de ne_t!,!OS_i~ _QbJesiva y la marca <.le! 1
atribuir a la conciencia una función biológica (es decir, adaptativa). carácter "secundario" de estos mecanismos mentales. Un histérico ~
No se trillaba de alguien que dejase pasar el desmentido que el pe- no se reconocería tan fácilmente en la lectura de un estudio de sus
que:io Hans le infligía . El valor (biológico o no) de la "toma de mecanismos psicológicos.
conciencia" ya no será evidente y constituirá un problema de ahora
en adelante. Freud lo atiende poco menos de un año, luego de lo cual lo
considera curado, lamentando que se le haya arrebatado así la oca-
En la exposición del caso, f'reud agregará una nota a pie de sión de profundizar el estudio de este caso. Por otra parte, este joven
página (111, i11 fine) en la nueva edición de 1923, en la que susti.- habría de encontrar la . muerte en la guerra de 1914-1918, y los
tuirá la conciei:icia por _el preconsciente, y desde setiembre de Í922 efectos o insuficiencias de esta curación no pudieron ser seguidos
(Hans lo visitó en la primavera), comienza a elaborar una nueva durante tanto tiempo como en el caso de Anna O., el hombre de
tópica, capaz de dar cuenta del hecho particularmente notable que los lobos o Juanito (el pequeño Hans).
Hans acababa de comunicarle. Esto nos da una idea del modo como En este análisis, que confirma mejor que ninguno de los prece-
Freud elaboraba y corregía sus construcciones teóricas.· Sin duda, dentes los descÜbrimientos de ·La interpretación ..de los sue11os, los
esta experiencia no es lo único que está en el origen de la nueva
concepción tópica de 1923, pero parece haber desempeñado un
sueños, sin enibárgo, no ocüpañ · sino uri-iuga~ secundario. LiJ neu- r
ro~is_se presenta íntegramente como un solo y gran sueño. Preud lo
papel desencadenante.
señalará un poco más tarde. ·
"" " Historia de una ncL!rosis infantil", Historiales clí11icos. O . C .. \'Ol. 11. En el hombre de las ratas, como en los sueños, algo del incons- 1
p . bg4. ciente triunfa sobre la represión, para expresarse en un discurso )
"' " ;\nálisis de la fuhi.i lk un nii10 ch: dnco años", [bid .. O. C .. vol. 11. que permanece incomprensible.para el sujeto, precisamente, del mi s- ¡ "'
pp . 623-624. mo modo que el contenido manifiesto del sueño, y que debe ser \

1ll: 103
d1: lg1111 I 111 11 11 l· 111 t 11 11 11 1111 , 111 1l11l11 w, , , 1 •, 111 , ti , , ,., ..
111t c 1p1ct11d o 11 1,, 1111 ,, , .. 11 .. 1 ,1, , 11 1•• 1 , ¡,111 , Íi 11 p l111 uhli . iíl' 111, ,, A\I l id
tcgido de su propia verdad por defen sas secwuiurius que no vc•tc u c11tc y dc1i11lo,1111lo dt· tm lu , 1, 11 , ddn1 , 11 'I t11 11 1111 H 1d mh 111 1111111
nccen al inconsciente propiamente dicho y que, sin embargo. es- nizamicnto que contradice la ramosa neutralidad benevolente . pero,
capan a la conciencia. En esta época, Freu_q aún no. ha..de.finido-E al contrario, en lo que concierne a lo primario, manifiesta una
nalllralcza del inconsciente propiamente-91cJ10 y en 1907 se cnfrent• reserva y una paciencia absolutas. Es así que obtie1ie la transf eren-
a una paradoja que no resolverá'"'sino' con ' el análisis del hombre cia del deseo inconsciente, único agente de la cura.
ele los lobos. Un analista de hoy puede juzgar que faltan muchas cosas en
Cuando Freud presenta la ne_1_1rosis_Qº-S.!,_~iva · ~o_mo un_ d~k.510 este análisis de 1907: las organizaciones pregenitales, la homose-
de la lengua de la histeria, usa una metáfora (para decir: una e~· ~ualidad, la castración, el superyó, etcétera. Pero que se intente
pecie en un género). Pero esta metáfora no es elegida al azar. L:i agregarlas al caso, y se verá que no se las puede agregar sino como
nemosis del hombre de las ratas se expresa verdaderamente en un- etiquetas para nombrar inútilmente lo que ya está allí expresamente
"' dialecto que le es propio y que piantea difíciles problemas de tra- o por implicación. Para qué podría servir, por ejemplo, la noción
ducción. El informe del caso podría ser adecuadamente considerado de superyó, cuando los oráculos paternos, los mitos familiares, los
como una recopilación de textos en un ~ t o que es necesario juramentos inconscientes, etcétera, nos muestran su anatomía con
interpretar. Ya la Traumdeutung era una recopTI;;ión de este género. una transparencia que generalmente se pierde en ese tipo de infor- I
así coñfi?'et análisis de Dora. Pero éste, limitándose a los textos de mes, cuando.se los recubre con la noción general y ciega de superyó. :
los sueños. no daba aún al método toda la extensión que recibe CD En la época en que Freud redactaba este informe, aún estaba
el caso del hombre de las ratas. influenciado por Jung. Podemos advertir lo por el lugar que cottc-::dc
El inconsciente de éste (recordemos que aún no era el Incons- a los " C'C'l""~ ~ ~ :ñ~-. C..~! hs ~~,~ ~ l.~f-2.n ~~ --jn
ciente) estaba fonnado en gran parte por palabras oídas, oráculos, las leyes de un simNfümo jungian0. El mism0 lllilizat-s h nodt.'>n
juramentos no cumplidos, deudas imposibles de pagar, accidentes de Pa~u-ort. que concierne o la mnnern en que \mn r:1lul:>rt1 se li~a
f lingüísticos. Se trataba, además, de hechos y discursos aún ante- a otra palabra, como Ratte trata) . a R<11c {cuota) o :i vcrhciratt·11 . . .
/ riores a su nacimiento (como que el padre nunca pudo alcanzar .Cuando sigue las concepciones de lung. cualquier cosa se asocia a
t; la paz por haber traicionado su amor para concertar un casamiento cualquier otra: por ejemplo. a rata se puede as.ociar la sífilis ... Sin
por dinero, por haber concebido el suicidio, etcétera). Todo esto embargo. al observar el modo · como Freud dirigió el análisis. s..:
contribuía a montar el destino del sujeto, el mito en el que perma- puede asegurar que la influencia de las ideas jungianas fue marginal
. necía cautivo y que constituía el origen de sus repeticiones neuróti- y superficial.
cas. Aunque inconsciente, todo esto ocupaba un lugar secundario; S! ;grrca. - -me -:c:.rr:-:ó ·:me: ~:e.id.. -r..:e ies:-.ria ii~ ·. .::r .:·11 ,:.
se descubría que Jo primario era un deseo de muerte, m~~or de toda .
( la neurosis.
1 Sl.S:
. - - - --=--
nrr:-~ ~ --t.:..:. c.:..-. ~ ~ -=-=--~ ::::::-..= ~ :-::: -- =--
::::nun. ~ . ! = : re 31. ~ 2: i1:r.z: :• ~c.:;a==: ::!!: ~ :.11:::·;~,
La transferencia analítica, que había permanecido tan confusa t11e::r::.,r oe
f'$1 a F no1a5 c.orre e1 rie~go de semir ciert a decep:: i(·n :il
en el análisis de Dora, será la transferencia de este deseo de muerte . descubrir cómo se acomoda a ellas la exposición definitiva . Esta
sobre el analista, y este rodeo pondrá el deseo inconsciente en movi- decepción merece ser analizada : ¿qué esperábamos descubrir? l.a
miento, y hará posible la cura. Se puede observar la seguridad con conformidad nos muestra de qué modo ya estaba todo ordenado en
que Freud se conduce en esta situación. Por otra parte, seguridad cada sesión . No es verosímil pensar que el paciente nunca lwya
silenciosa ya que nada nos dice, pero que es visible en el texto y en hablado para no decir nada . sino que simplemente Freud no to111:1ba
-el Original Record. En relación con las defensas y el material secun- nota taquigráfica de sus palabras. Para pasar de las notas a la ex-

104 105

~
po!>iciún no tenía 11 ccc:, 1d n d de , 1.:., 1111111 111 ,,l'l,u 1l 111111 , .,1 11 11 •,11 h1 d, ·,
cuidar las repeticiones. de tal modo que cuando encontramos en los
:¡ notas detalles dejados de lado, no nos enteramos de nada que no
esté ya en la exposición. (Tomaba sus notas al fin de la jornada, \~··i - \ \ /

~
I •-~ 1• /

" , \ . ·•' t ~.\::-- \ ·¡-·


": ,¡) '0;1-~ -I .,_...,..,,

~~·~~~~-i/['
·¡·1,u,.,1~, ~,- .i,11'/.
dejando que el olvido hiciera su trabajo y sin ser molestado por la
abundancia inútil del "material" ni por la ciega atención a todos ' - ·~. r:J., -,,,_.. °'~5 }_;,, V 1,1.:- · -:-/ /
'.! los detalles. Nunca tenía nada que corregir; si algo inesperado Jo .~1.,';1 ''i-1
"' \: 'i'~t~ " ' ' 1°1 "-\7
' ·l -~ ,·
'-
sorprendía, era un rasgo del análisis que sería anotado en la expo-
.,, sición definitiva. En este aspecto de su trabajo, foreud sigue siendo ,._ , ....,?"~?---
. . ~ -.i.·-
, .·i ' '·-/!.(:B<~~i.- - -
}fr1 :~'sJ;::'~/,:.
..
_
/
imposible de igualar por más fidelidad con que se lo siga.) Sin
embargo, no hay duda de que Freud no teorizó nunca enteramente
todo lo que contiene este texto extraordinariamente rico (sobre el
disc11rso, sobre la manera en que el sujeto se esfuma en el estilo
_._.
.,, '
~- ... -~
' ,,

, .. .
-~~;4-
'

~7/?111
!·;11:, l' :

-~tílt . ,;_-').r_pr
___ __ •
, e ~ ·- --~-
~ ·¡\·¡~·
_ ~kJ.
.

..: :.-. _;.:./ / /


_ ____ ,.

indirecto, etcétera, e incluso sobre la técnica). Se puede decir que


con el hombre de las ratas, el psicoanálisis _por fin se ha constituiqo. · 1w\~~
.•• t!1 .·i1'.,., .......t
,, 1 .:l
'

/:
••

Recibirá importantes modificaciones, y ya desdé et"análisis siguien- '!,:'.. !~<5·~~


f .\
/
te, el hombre de los lobos, donde se cosechará parte de lo que fue
sembrado en el hombre de las ratas. Pero todo lo esencial fue ad- El primer sueño del análisis del "hombre de los lobos"
11uirido y ya están planteadas las cuestiones que exigen futuras
respuestas. El análisis de esta neurosis obsesiva, aunque en algunos aspectos
menos satisfactorio que el del hombre de las ratas (no estaba en
juego la transferencia en este análisis retrospectivo y casi no sa-
bemos-nada de las relaciones del paciente con su analista)' es, sin
El hombre de los lobos 1
embargo, mucho más rico: la castración, el masoquismo, la homo-
sexualidad, la identificación, el erotismo anal, que no habían sido ~-
Para Freud, el hombre de las ratas se había curado "demasiado mencionados en 1907, encuentran su Jugar. Smge una nueva forma
rápidamente", lo que impidió continuar el análisis tanto como hu- de rechazar el saber, distinta de la represión (Venverfung, que Lacan
biese podido desearlo en interés de la ciencia. No encontrará este ll:adujo por Jote/usio11) .* -
"inconveniente" en el análisis que emprende tres años más tarde,
con un joven que recibió el sobrenombre de el hombre de los lobos • Respetando el origen jurídico del término elegido por Lncan . propone-
según el contenido del sueño que ocupa un lugar central en este mos el equivalente en castellano: preclusió1_1. En Derecho Procesal existe una
regla- que impide pasar de una etapa anterior a la siguiente hasta que se
análisis. (Historia ele una neurosis infantil, publicado en 1918.) hayan cumplido las reglas de la misma . excepto cuando opera In preclusiún
No conocernos la totalidad de este análisis. Sólo sabemos que (o caducidad de instancia) . donde se pnsa a la siguiente antes de haberse
c.umplido lns reglas, alternativas y cíectos específicos de la elnpa en cuestión .
fue muy difícil, aunque el paciente diese una impresión de lucidez
Como mecanismo de la psicosis consiste en el rechazo de un s_ignifica111c
tal como sólo se obtiene en hipnosis; en efecto, parecería que hubo fundamentnl (por ejemplo. el Falo como significante de la castración) . fuern
allí un elemento psicótico en juego. Freud sólo nos comunica la del universo simbólico del sujeto. La precfusión se renliza en el momento
pa1 ~e del análisis que se relaciona con la neurosis infantil, que mismo de la constitución de la estructura y el retorno del significante -recha-
tenía la forma de una n~urosis obsesiva. zado. precluido- no proviene del interior sino de lo renl. pnrriculurmenle en
el fenómeno olucim1lorio. (Vénse noln p. 132). 1N. dl'I T . 1

106
107
Lno de los objetivo:. de bcud uf l" '> Llll>lr n h· 111!1111111· n 1d11
tar a Jung. mostrando de:;de la infancia la prese!!fja _de motivos
libidinales y la ausencia de aspiraciones culturale~. Un gran espa-
cio es consagrado a una objeción de Jung; se trata de saber hasta
qué punto la proyección en el pasado de las imaginaciones del
·...· 1/'/t sujeto adulto puede falsificar las reconstrucciones, e introducir in-
, ' _.; ;-~:-i..:..~J.:r'°'
cluso las fantasías del analista . ,El problema de la relación de la
fantasía con la realidad se planteará entonces nuevamente, como si Desde el momento en que Freud publicó los Tr es en~-yos . ~ 3 r.0
se volviese a 1897, y Freud observa que la vieja teoría del trauma nos deja ver gran cosa de su vida personal. Como dice . su historia
que, después de todo, estaba construida sobre la impresión que pro- se confunde verdaderamente con el desarrollo de su doctrina . Esto
ducía la práctica analítica, vuelve a ponerse nuevamente sobre el ta- no sólo se debe a que la mayor parte de su correspondencia no nos
( pete. Habría que preguntarse entonces por la autenticidad de _los he- es accesible, sino sobre todo a un cambio profundo de su actitud.
'1 :chuu;ontados por el_p_a~. utilizar cuando es posible los métodos Ya no hace ninguna confidencia al lector sobre cómo se las arregla
; de la crítica histórica para confirmar la verdad de la seducción de la con sus propias resistencias. En 1910, año en que comienza el aná-
hermana, observar las relaciones de los padres (Urszene) ... Pero lisis del hombre de los lobos, Ferenczi se quejaba de una falta de
Freud sabe que el problema no reside en esto, que la cuestión de la reciprocidad en sus relaciones: se confiaba a Freud -decía- pero
·· 1
realidad es incsencial, y que la necesidad de refutar a Jung no obliga éste no respondía con igual actitud . El 6 de octubre Freud escribe :
a discutir esta actitud realista. Por otra parte, ya ~ea que las fanta- No sólo usted observó, sino que comprendió que ahora ya no tengo
sías se refieran o no a una realidad, la posición de Jung exigiría ser ninguna necesidad de develar completamente mi personalidad y de
refutada en ambos casos. (Sin embargo, la necesidad de hallar una manera correcta usted relaciona este hecho con su causa traumática.
experiencia real detrás de la fantasía, llevará a Freud a formular en Desde el asunto Fliess, que recientemente me vio ocupado en su-
este . texto 'una hipótesis qué yá no abandonará: la de una memoria perar, esta necesidad fue suprimida. Una parte de catexia homose-
de la especie, una herencia filogenéticd; véase p. 120.) xual fue retirada, y ha servido para fortalecer mi propio yo. He
Sobre todo, reprocha a Jung (y a Adler) conservar los aspee· triunfado donde la paranoia fracasa.
1 tos del análisis que no pueden provocar resistencia, ya que se los
¡ admitía antes que el análisis hubiese sido descubierto: por ejemplo,
Se trata de la sublimación. Esta palabra apareció en los Tres
ensayos, cuya reedición Freud prepara precisamente en 1910. En
f! los conflictos actuales, los intereses egoístas. esta segunda edición adjuntará sólo una notas, reservando para más
Generalmente se le oponen ideas obtenidas mediante el meca-
tarde agregados más importantes; el problema de la subHmación por
' nismo de tomar la parte por el todo. De una combinación de alta
una parte y sus relaciones con la homosexualidad y éon la paranoia
., ....,. r¡
complejidad se desprende una parte de factores efectivos y se los
. presenta como la verdad entera. En favor de esta verdad se repudia por la otra, es tratado en un estudio sobre Leonardo da Vinci y en
otro ·sobre el Presidente Schreber. · - · -· -·
· el resto o toda la combinación. Observando más detenidamente,
vemos qué grupo de factores ha sido preferido: el que contiene un
' material ya conocido a partir de otras fuentes. · Jung elegia los con-
92
' f{ictos actuales y la regresión y Adler los motivos egoístas. Esta Leonardo
\
*" U,:s:e11e: escena primitiva u originaria. [N . del ' T.] Lo que le interesa en el caso de Leonardo da Vinci, son en gran
•2 "Historia de una neurosis infantil", Historiales clfnicos, O. C., vol. 11, parte sus propios problemas: ¿de dónde proviene esa necesidad de
p. 716.
109
108

•,,¡ .,;
l 1·111u111h,, 11111 ·, 1111,1 ,k 111 ,p,,) n l111lth111 nvn1
· 1oli. 1 ql1l· 1111p11I ,11 11
l 1,, ,·11·-d\''"· I " 11.1 Í""' 11 1111 ¡11, .. 1, 11,11 l
1 11 111111 11111,1 d1 ·111 11
turado sus contemporáneos en el estudio de tu nuturulczu y de lo:.
Frcud n : ton1t11ti de ulll y p1cd ~u111 111111 ldl'II que 1k~111111ll 11111 11111
ciencias, por caminos que nadie había pensado abrir y por los
tarde sobre las rel'.1_ciones 9_e la religión y la neurosis. -
cuales nadie soñó seguirlo? Este rasgo, en parte compulsh'..o, le hace
'
1 Pero sería erróneo intentar encontrar algo que se relacione con
1 descuidar un arte en el que se destaca y, con frecuencia, le impide
1¡ la pintura o sobre todo con el origen del talento de Leonardo. Fue
acabar verdaderamente alguna de sus numerosas y diferentes em-
Pfister y no Freud quien descubrió una imagen de buitre en la
presas.
santa Ana que está en el Louvre; es necesario alguna ingenuidad
La respuesta dice que se trata de una imperfección de la subli- para creer que esta visión explica algo. Por otra parte, los comenta-
mación. Y en el caso de Leonardo, denota un componente hcimose- dores (sobre todo los ingleses, que conocen ornitología) se inquie-
xuai qi.ie se remonta a su infancia. El estudio que emprende Freud taron porque Freud, víctima de un error de los traductores a1ema-
es paradójico ya que no sabemos nada de la infancia del pintor, nes, había puesto un buitre en lugar del más modesto milano. Ade-
salvo un detalle prodigioso y casi fabuloso: un milano (nibbio) se más se había entregado a consideraciones mitológicas que se derrum-
apoyó en la cuna donde dormía y Je puso su cola entre los labios. baron una vez corregido el error. Pero evidentemente, no es en este
Sobre una base tan pequeña, Freud levantará dos construcciones. aspecto donde reside la importancia y el interés del trabajo.
De una de ellas confesará sin reparos que es puramente conjetural: A veces se encuentran lectores que sólo han retenido la idea
es una reconstrucción biográfica. La otra, sumamente sólida, es un Je que este estudio fue emprendido porque Freud descubrió la
esbozo de la teoría de las pulsiones que no se desarrollará plena- imagen de un buitre en el cuadro de santa Ana. Son rasgos de
mente hasta 1915, en las pulsio11es y sus destinos. resistencia interesantes por su carácter típico, y el mismo descu-
El punto de partida de la pulsión epistemológica (la necesidad brimiento de Pfister es el producto de una resistencia análoga que
de saber) tiene como origen la curiosidad del niño ante el enigma recuerda la que Frettd enfrentó, o nos había propuesto, ante el
de la sexualidad. Esta pulsión, a partir de esa forma infantil, puede Moisés de Miguel Ángel. Ante Leonardo (más que ante sus pin-
seguir tres vías, tener tres "destinos": l) puede permanecer inhi- turás), no se deja desviar de lo . que le era más íntimo (da fe la
~ic!a, la inteligencia se detiene en su desarrollo, se termina en 1~ carta a Ferenczi, y al mismo tiempo explica por qué no se abre al
estupidez, en el atraso _mental; 2) continúa bajo la forma de una lector). El ingenuo "descubrimiento" de Pfister puede haber es-
1 actividad intelectual, pero no se desprende de su primer objeto, per- timulado a otros ingenuos -que tal vez no tenían necesidad de ser
manece sexualizada. El trabajo intelectual aporta entonces los pla- estimulados- a buscar en las obras (no sólo pictóricas~ imágenes
1, " ceres, las angustias, la culpabilidad, las perversiones propias de la ocultas. Sin embargo, mucho antes, en 1896 y con mucho humor,
1 esfera sexual. La búsqueda continúa, pero sus resultados no tienen Henry James se había burlado de esa resistencia en The figure in the
el valor que deberían tener. Este es el caso, por ejemplo, de la neu- carpet, pero, por supuesto, sin reconocerla como tal.
rosis_obsesiv_a; '.ll. la pulsión se S1:!~Jima (se desprende de su fina-
lidad sexual) y la curiosidad opera libremente al servicio de inte-
lectuales aut,foticos. Freud notó ya desde los Tres ensayos e incluso
desde Í908 que los elementos perversos de la sexualidad son los Schreber
más· aptos para favorecer esa sublimación. Leonardo da Vinci su-
Esencialmente, Freud continúa la misma búsqueda en Leonardo y
blimó, sin duda, su curiosidad sexual, pero su vida muestra q~e
en las Memorias del presidente Schreber. En efecto, se podría decir
inhibió una parte.
que hay una cuarta .vía en la que puede extraviarse la curiosidad e
Este estudio aporta muchas otras cosas. Por primera vez encon- sexual: la psicosis paranoica. (Hay aún una quinta vía, cuando la
1 tramos esbozada la teoría del nan:isi~mo. (También se la encuentra pulsión-epistéínológica sublimada y desexualizadasc o,·ienta secun-
110 11 1
Ju1 lu111c 11 lc h ud u lu 1..1111 0:,l dud 1>cx 11 11 I y pn 111111· n ll· · 1111 lnl n 11111, n
to del yo" lacónicamente mencionado en la respuesta a fcren cz, : ...~
i 1u 11til11 11 un1h1u d., .1,., '" u 1° 1 11 •1ul111 ,uu,, .
" Es. ella quien m e u111u ", que umdu 1..c ul d1.: )11 lu c wl <1 11 11111t 11u, 1 1
,, ,11,, - ,1 ,l111tth ¡
el ps.i~lis/s. Es cierto que Freud se planteaba este tipo de cul"~· delirio de celos está fundado en : "No soy yo qui en ama n un hom-
tiones en 1910 pero, como dijo en esa fecha y en la misma respue-i· bre ~es- ella',:- Queda todavía una posibilidad : "No amo a usted".¡
ta, ya no tenía necesidad de "descubrirse".) Es la base del delirio megalomaníaco. .
En 1903, Daniel Pablo Schreber (presidente de una corte de Este juego combiruítoi:io da cuenta casi mecánicamente de toda s
apelación) , después de una larga internación psiquiátrica, condujo las "posiciones", pero no de la formación de los síntomas. rstos
muy hábilmente y ganó un proceso por el cual obtenía su li bcrud se explican por la retirada "silenciosa" de la catexia libidinal del
mundo exterior. que produce el sentimiento de fin del mundo y
y el derecho de publicar el libro donde contaba su propia enferme-
dad mental. No por eso era menos delirante. En una not.a (p . ·;68 13 n ! ';;;.:..
~~ ;: ::l!
.. _ ~- .:-:j _- . r.:- ~~~
___ .:es::-_ -- . l ._,_ • .:t.,.
• • - •. __ = ·-,-- ~-
... - , ·- . • • •• '-'"L.. ...... ~-=--,. .-.; ~

~ ~ , ~
de la edición alemana de ws Memorias), a propósito de un pasaje man1 ~ ~ r- .~~ ~ ., ..... . ~
~. .. - -:~- .. ; ...,. "'""'..... .... ,. \
,_ ~ -- --~ ... .'h:, " ' ' t ,,,..._., ~.. ,l....'
,
,i- llh .
, - , · • ,t . ........ , l... .. ' l ,, ..

donde discute sabiamente un punto jurídico -en qué condiciones en ~te. \0 sb0Hd0 interi0m,t nt~ T'.'.'~n.~~ ,k ~,k d .:''\t,·ri,,r tn í,,tm:1 •
alguien puede ser internado contra su voluntad- se considera alucina tcri:i. l En términ.:-s b...::mi:in\'.'~. t..., qt1..:: h,1 :¡i~k, r R-..:luiJ0 J,.;:
a la vez como un enfermo mental inofensivo, alguien de quien se re s:='.'..--cl::i.:::: 5,.! ::z::::-==..._,-~ - ',~ _ _,r )
dice que es víctima de alucinaciones y asegura que en su opinión p~ ~..a: '.:t"': a~..= ~...t! :::,.s~~~ - ,_~r;:.._: !i ?"Z r-61. nr.r.

las llamadas "alucinaciones" encubren verdades objetivas no reco- e"".<:.~ '"- -"".C'! Y.:-:--~ '!!! r~~ .ó f:-:~, ~~ 'J..~~t:'-? p:::f"r't,:;l. Su
nocibles por los otros. En resumen, obtuvo dei tribttn,!!,l ..~ h o comb=:~ CO"I FlecJ..si 6 (el ¡mq1:i2.tra q...:~ b hzbia at;!'tldioo} tuminó
de delirar _sin perjudicar a nadi~ . . . ~ por re1·elarse como un combate con Dios. y en el que debemos
Su delirio describe una cosmología fantástica, un universo don- reconocer un conflicto infantil con el padre. a q11ie11 amaba. Los
de su destino, el de Schreber, es ser_convertido .en_m_µjer por las detalles de ese conflicto (que ignoramos en su totalidad) han de-
potencias superiores para dar nacimiento a una nueva .humaiíJd~d terminado el contenido del delirio. El material que el análisis des-
en un mundo destruido. Su "cura", después de una lucha grandiosa cubre en otros casos del mismo tipo 110 está ausente e11 éste. E,1
é impotente, no es más que la aceptación de ese destino. experiencias in fantiles similares el "pudre ar:arece como aqud qui·
Las cualidades intelectuales y morales de Schreber, su memo- L~ ;-E=~ r_~ ~~-'=c::!,:-r:-:!~ ~~ ~:_~_: e~ ~:-=:,_~~ g~ --:.:L~~:! :...~.."'-
.. ria, su lucidez. su absoluta sinceridad hacen de su libro el informe
más perfecto que tenemos de una paranoil!,, lnhallable en alemán .
. . ~! ~ ---~ ~:-; ~7'~-=~¿~
¿-'-~~:: . ~5
risfacción menos desrro1·isrn de gloria. Hacia el r!'riodo j; •:;l ic
{ ro: ~~ ; : ::: :_~.; :'\._-r- :_~ ~ -

existe en traducción inglesa. Se éstá realizando una traducción su delirio, las pulsiones sexuales i11/a11tiles obtienen en Scl1reber
.. ' 111 francesa.• Fuera del círculo de especialistas, también podría tener una victoria grandiosa: la voluptuosidad se colma de temor a Dios.
interés por sus cualidac:!~-~ ljt~.aúas . y Dios mismo (el padre) ya no acepta sus exigencias. La amenaza .
'!
A propósito de Schreber, Freud enunció una formalización de paterna más temible, fa castración. procura entonces el contenido
los delirios paranoicos a partir de la homosexualidad recl1az,;cia . de la . fcmtasía, primero repudiada y más tarde aceptada: ser trans-
La frase que enuncia la posición homosexual : "Yo, un homb;¡,--lo formado e11 muier.n"
~
amo a él, un hombre" puede ser negada: "No lo amo, lo odio". De este modo, el análisis se aproxima al caso desde tres pcrs
Pero esta segunda proposición puede ser invertida: "No lo odio. pectivas diferentes dándonos tres explicaciones co11vcrgentes y, sin
es él quien me odia". Se obtiene así el deiiri(¿Jle persecución . Otra embargo. completamente distintas .

'' l.os pri1111.: ros cupítulo~. p rologndJs por Ja..:c.¡uc s Lm:at), upa rcckro11 en '"' " Obser vaci o nes psicounalíticas sobre un caso de paranoi a t<lcmenti.i
C'uh iers ¡1our /'wwlyse , cdit :idos po r el Ccrclc d'l: p b témo logic d e l'Ecolc paranoides ) autobiográíicumentc descripto ". Histuriule~ dí11icos. O. C.. vol.
~~n r111 :: k ~llp ,'r i.: urc. LN. del T .I 11. pp . 681-b82.

112 113
l.11 un pu~t ~i.. 1q,1u111 d, l'lll, 11 .: ud uh ,l 1vn qm· J1111H dd,111
0

tener buenas razones para afirmar que las fuerzas mitopoi6ticas de i:L lNt:ES'l'O Y El. l'Al\l\l(;IUIO
la humanidad no se han extinguido. Debía sentir cierta satisfacción
en reconocel"lo a propósito de un delirio que evidentemente no
difiere en nada, en su forma, de algunas experiencias místicas.
l(Í

freud intentó descubrir un carácter antibiológico Je la civilización


antes de que esto fuese un problema psicoanalítico. Es una bana-
lidad pero lo asombraba. El 29 de agosto de 1883, Juego de una re-
presentación de Carmen (esta ópera tenía doce años) , escribió a
Marta estas palabras "burguesas": la muchedumbre da libre curso a
sus apetitos, y nosotros vivimos privándonos. Nos privamos con la
intención de mantener nuestra integridad, cuidamos nuestra salud,
restringimos nuestra capacidad de gozar de la vida . nos cuidamos ele
algo sin saber por qué.º' Allí está en germen la idea de oponer el
pr!ncipio de realidad al principio .del placer, pero quizás también
la idea de que esa oposición no es tan explicativa como podría
creerla un hedonista. Las paradojas de las neurosis obsesivas, los . \'
misterios _del .sentimiento de culpabilidad exigen, sin duda; otro J 1 1

principio. ¿Por qué el.. hombre se prohíbe gozar? La solución epi-


cúrea (privarse es un medio de obtener mayor satisfacción) no es
seguramente suficiente. Existen prohibiciones que no provienen
de cálculos interesados, y que deben, sin embargo, apoyarse en
otra cosa que los mitos religiosos. Estos no son. en efecto, más
que los refleios del fu11cionamiento interior de nuestrn psique
(12/XII/1897), y es necesario entonces que la prohibición sea /
pri..1!1~ro una realidad psíquica. El incesto es el modelo de todas las
prohibiciones, tiene la evidencia impenetrable de las verdades im-
pei;ativas y se asemeja a lo absurdo.
F1;eud piensa que el hombre natu_ral -pura imaginación bioló-

•; 1 Epistolario, p. 59.

114 115
¡•H 11 d, ! 11 1 f11 ·,, 1 ', I .,1h, q 1 1,1 11 l11li ll ol1 l,1111 ,, . 1'11 1 11 lj l l h 11 111" ,t., 1 H• 1, u , 1 1, l ,,11!111,,, M·l\u11h-11 1,,11 un ,,1t1q•nfht•• 1110, 1•• ,ll~Ul,•
prohibi ciom:s del Edipo (el incc~lo y el pun lcitllo) 110 Llc11c11 nl11gü11 · mismo lotcu1) co11cspo11tl c11 u In ~ prnldh h.:lum·~ dd hllpu . :,, 111
sentido. Didcrot ya había tenido esta idea, pero desde entonces la duda, es por su propio complejo de Edipo que el totemismo tuvo
etnografía nos ha mostrado a los "primitivos" aun más maniatados tanto éxito entre los etnógrafos. De todos modos Freud no podía
que nosotros en los inexplicables tabúes y prohibiciones totémicas, realizar esta inversión irónica . Le alcanza con poder constatar el
más estrictas que los imperativos de la cultura (Totemism and Exo- caEácter universal del Edipo, que puede dar cuenta de todas estas
gamy de Frazer apareció en 1911). Además, si aclara el problema
costumbres. ¿Pero el Edipo es explicable?
del origen de las religiones, arriesga provocar una ruptura con
Freud intentó -darle un fun_ damento histórico (prehistórico). ·, :\'.
Jung, lo que no disgustaría a Freud, con tal de no ser él quien to- .
Imaginó un mito: un día, los hijos mataron al padre primitivo
me directamente la iniciativa de esta ruptura.
y lo comieron; de allí nació una nueva organización social Jundada
Sin embargo, la verdadera razón que lo obliga a considerar
estos problemas es que cada vez más se enfrenta a lo que será luego soiz!:..':.__~q]zjl!f!gdJ Este mito tenía gran fuerza emotivá sobre
el problema deLsup~ryó. Los juicios de la conciencia_ moral tienen su autor: luego de haberse sentido muy satisfecho, Freud fue presa
·-1 un fundamento oscuro que debe·. ser . buscado en el_ inconsciente-; de pánico en el momento de publicarlo.
se imponen sin necesidad de explicación ni justificación. Eñ esto Se ha discutido, sin esfuerzo, la verdad objetiva de este relato.
son idénticos a los tabúes de los que los "primitivos" ·no pueden Freud mismo admitió que no era necesaria; una fantasía resultaba
dar cuenta, así como los obsesivos no pueden comprender la na- igualmente eficaz. Se creería reconocer aquí un eco de los pro-
1 turaleza de sus ideas compulsivas. blemas que se tratan en el análisis del hombre de los lobos, que
Frcud tiene confianza (sin preguntarse mucho por su validez) se realiza al mismo tiempo. La razón por la que Freud prefiere
,, en los postulados de las ciencias sociales de su época y los adopta creer en la verdad objetiva es sorprendente: el hombre primitivo
,
como punto de partida. Por ejemplo, admitió sin crítica que el no estaba inhibido y no tenía, por lo tanto, la necesidad de "fan-
parentesco consanguíneo, por ser "biológico", es más natural que ta~~a? '_e~) ugar de actuar.
las otras formas de parentesco, por Jo que debió preceder crono- No hay por qué atacar ni defender. a Freud en el plano de los
lógicamente a las instituciones totémicas. Tampoco discutió la idea conocimientos positivos. Las construcciones de Totem y Tabú in-
que concebía a los sl'llvajes contemporáneos que estudian los et- tentan ubicar la transgresión original -mítica o no--, la imagen
nógrafos como el equivalente del hombre prehistórico y de los del padre muerto que crea culpa: aquel que "no sabía que estaba
niños, confundidos en un mismo primitivismo. Pero en el momento muerto (según el deseo del que sueña)",* o el padre del hombre
eri ·q;,e llega a su propio campo, cuando muestra las relaciones de las ratas. Es la conclusión del análisis de los obsesivos, al mismo
posibles entre las costumbres arcaicas y ciertos rasgos de la neuro- tie!!)pO que el de las actitudes religiosas y la primera aproximación
sis obsesiva, no sigue a nadie y es aquí donde encontramos Jo más a un problema que será cada vez más importante: la- --- culpabilidad.
· .. · - ···-··-
sólido de su aporte. Al quer{:r _~currir a la realidad para fundar la prohibición del
No es la primera vez, en todo caso, que el trabajo de Freud incesto, Freud no es el primero ni el último que haya dado una
va más allá de las verdades científicas en las que se fundaba. La expÍi~ación de esta dificultad, que descansa en un círculo vicioso;
etnografía de hoy puede criticar a la etnografía de ayer, en la que
se apoyaba Freud; es un asunto, por decirlo así, entre etnógrafos . • El unálisis de este sueño figura eli. Los dos principios del suceder psí-
Lo esencial, el problema de las prohibiciones edípicas y del mundo quico, O. C., vol. 11 . i11 fine, p. 406, "no sabía que estaba muerto (según
fantasioso que las acompaña, no es empaña~o por_ el--ab_ª-ndório o el deseo del que sueña)". El paréntesis indica que lo que él encierra está
la refutación del totemismo. - - -- ausente del relato del sueño, pero también que Freud no se limita a in·
terpretar el sentido de las palabras -ya que ese deseo había sido cons-
Las dos prohibiciones llamadas totémicas (no matar al totem,. dentc-. sino la sustracción mismn. [N. del T.]

116 117

~ '/ •
11u uhs tu11t i.: , u1 11 I pu1 1~11.il t:pm u ( l '11 1), pul,lkn 1111 trnl111J11 llrn11k tl 11~ t1111li1 l'n11 1111 ~,· 1'111 11 11 1111 ·v 11 11111, 111 11111 11 1•11 111 11, lo -111111 1,1
asume una actitud inversa. Al comienzo de este artículo declara que contra Jung, transformaría ru<licul111i.:11li.: lu tcudu dd )'<1 , lu:d1 0 qlll~
está dispuesto a dar mayor importancia al principio de realidad, acarrearía una serie de consecuencias y afectaría la explicación <le
pero al fin de cuentas, es para otorgar un lugar más preponderante los sentimientos de culpabilidad que comenzaban a preocuparle .
1 a la fantasía, que no es ni el Inconsciente ni el pensamiento que Introduce una nueva noción, el narcisismo, a la que por otra parte
obedece al principio de realidad. En un pasaje -esencial por el ya había aludido (Zur Einf ürfwng des Narzismus); pdcticamente
hecho que define la posición analítica-, Freud nos comunica su creó esta palabra con esta ortografía. " Cuando le pregunté -dice
preocupación: Nunca debemos extraviarnos hasta el extremo de Jones- (11/XV in fine) por qué no utilizaba 11arzissis11111s que era
aplicar los criterios de la realidad a las formaciones psíquicas re- más correcta . . . respondió simplemente que no le gustaba." Re-

r¡.J· primidas, ni en consecuencia subestimar la importancia de las fan-


tasías en la formación de los síntomas con el pretexto de que no
tienen realidad. Por e;emplo, no es necesario buscar otro origen
cordemos que no había soportado "Sigismund".
El narcisismo fue introducido para respond er, ante todo, a las
1 objeciones que Jung extraía del estudio de la esquizofrenia. Pero
a un sentimiento de culpabilidad cuando es claro que ningún cri- de todas maneras esta introducción era necesaria. En 19 t t Freud
men real puede ser puesto en evidencia. Debemos abstenernos de intentó dar al yo una función "biológica", convertida esencialmente
usar la moneda en curso del país que se explora, y en nuestro caso en el agente de la adaptación. Pero parece haber renunciado a este
es la moneda neurótica [la de la fantasía] .6 ~ Freud da allí, preci- intento; en todo caso destruyó los artículos que escribió en este
samente, el ejemplo del sueño referido al padre que "estaba muer- sentido. Ahora el yo se transforma en un "objeto", una imagen, un
to y no lo sabía": el sentimiento de culpabilidad en este sueño tiene vestigio de identificaciones pasadas; este yo del narcisismo no puede
por objeto el deseo fantaseado del que sueña. coincidir con el yo que inhibe las pulsiones y que controla la motri-
Freud ubica entonces en la "realidad prehistórica" lo que sólo ciaad. Naturalmente, Freud no abandonó sus antiguas concepciones.
l
existe en el presente como fantasía. Es difícil decir si tiende de pero nos muestra un aspecto del yo que debía ser inesperado y
·1 esta manera a utilizar la hipótesis de la "herencia filogenética" o
desconcertante para los analistas de la época.
si simplemente sólo puede concebir una explicación mítica para
este tipo de problemas. Pero algo es claro y cierto: si ubica así una Jones nos cuenta (II/Xll/ 19) dramáticamente la confusión de
realidad en la prehistoria, no es indudablemente para introducirla quienes hasta ese momento habían comprendido la teoría como un
en el análisis, se trata evidentemente de descartarla y no hay nin- conflicto de "instintos" -los instintos del yo contra los instintos

, 1
guna contradicción , al contrario, entre Totem y Tab1í, donde exige
un hecho real para fundar la culpabilidad, y el artículo contempo-
ráneo sobre "el funcionamiento de los dos principios", donde eli-
sexuales-, y cómo intentaron conservar la misma posición situando
al conflicto entre la "libido del yo" y la "libido objetal''. (Todo un
período y quizá toda una corriente analítica quedaron marcados por
mina esta hipótesis y exige que la culpabilidad esté fundada en la estos esfuerzos de volver a establecer la vieja concepción.) No po- !
fantasía. ·· · -· · dían aceptar que ese yo, ·que en última instancia era el sucesor de ·
la antigua razón, fuese también un personaje de la fantasía, un ob-
jeto imaginario, espejo de espejismos y tanto el agente de la locura
El narcisismo como de la razón. Por otra parte, no todos se han convencido
de esto.
Se nubiera podido creer en 1914 que Freud sólo tenía que readaptar Después de todo, el impulso provino de la locura. Para <lar
una teoría ya adquirida, defenderla, o incluso inventar mitos para cuenta de la megalomanía, la hipocondría . . . por eso la noción de
•~ Los dos principios del suceder psíquico, O . C., vol. II, p. 406 . "psiconeurosis narcisística" es necesaria: en estas "afecciones" las

118 1 Jg
t:irfllt .. r ,-..r111rm11 r1
..
t"•J ri ,

K ~ 1 Ci la atfurr.ed.td C'l"pfflC3.
El enamoramiento se produce como una defensa contra las F;~ .re. ~~-u:-.\.
- ~::. ~ l\..."'::e .,..!.. ~·~~ " ' " .l.11:t\l.1"-.'":- ,:·
-
catcctizaciones narcisísticas cuando exceden cierto nivel. Pero ;n::ür:,:,.
no puede no tener la marca de su origen: la elección de objeto E.:i {C':tl:i? ¿ J~:'! t:! r.:.::i-...:<: ~;: ;·..!.; ctr<_-, artí-:.ul~. f ~ta no
¡ es narcisista cuando el objeto representa al sujeto mismo, o a lo habría de ser un a empresa p ara com encer a los incrédul~: quería
'~
1 exponer, dogmática y sistemáticamente , las construcciones concep-
; que ha sido, o a lo que quisiera ser, o a una parte de sí mismo (un
¡Ji hijo). El amor parental que es tan conmovedor y tan pueril, en el tuales que sostienen el conjunto del psicoanálisis, para los analistas
• 3

fondo no es otra cosa que el narcisismo resucitado de los padres y el público ya convencido. A pesar de las muy importantes modi-
·f '
.. ... Ir que; aunque transformado en amor objeta/, revela infaliblemente ficaciones que serían agregadas un poco más tarde, la doctrina ex-
, ··.h puesta en estos cortos capítulos constituye , aun hoy, la base nece-
su naturaleza primaria. En la neurosis, el yo, incapaz de realizar
su ideal, quiere encontrar una posición narcisística eligiendo un saria de todo aquello que en el psicoanálisis puede invocar el nom-
objeto dotado de la excelencia que no ha podido alcanzar. Es esta bre de freud.
la curación por amor, que generalmente prefiere a la cura analí- Es necesario entonces no resumir - ya q~e lc>S caF~t1.!l0S de
tica. De hecho no puede creer en otra posibilidad. Aporta en la Freud ron casi ~--úmenes--. s~o dar una ,; si6n de cr-nr.inro que
cura este tipo de esperanza y se da al médico como objeto. Su pueda guiar al lector, si lo desea. en el estudio de estos artículos
incapacidad de amar, resultado de sus represiones, es naturalmen- esenciales. El lector que no tenga intenciones de hundirse en esta
te un obstáculo para una curación de este tipo. A menudo se pre- parte difícil de la obra de Freud, puede elegir pasar al final del
senta un resultado indeseable, cuando gracias al tratamiento se ha capítulo.
liberado parcialmente de sus represiones: interrumpe el tratamien- En una exposición dogmática de este tipo -ocurrirá lo mismo
to para elegir un objeto de amor, confiando su curación a la vida en 1933, en el Abriss- el punto de partida es la noción de pulsión
iniciada en comlÍn con el que ama. Podríamos sentirnos satisfechos (Trieb). Estas pulsiones no sólo carecen de objeto designado por
con este resultado, si no existiese el riesgo de una rigurosa depen- alguna disposición "innata", sino que incluso son susceptibles de
clencia en relación a la persona que le ha prestado su amoroso transformaciones (estos dos rasgos las diferencian de los instintos).
auxilio (m) .00 Estas transformaciones (inversión !" transformación en lo contra-
Es sorprendente la manera en que Freud trata los aportes libi- rio"] y vuelta contra sí mismo) deben ser estudiadas antes de
dinales que el yo recibe: los adiciona, cualquiera que sea su origen. mencionar el Inconsciente y la represión. De este modo , no tienen
El amor proveniente del otro se agrega al amor de sí mismo; en nada en común con el mecanismo de las formaciones reactivas ni
efecto, no estamos en el registro de las pulsiones, sino en el de la con la ambivalencia. Por otra parte, la ambivalencia se aplica ex-
a fantasía y el deseo, y aquí el status -fundamental- de la libido clusivamente a la fusión de amor y odio, y el odio y el amor 110
no se destaca claramente. Es comprensible que aquellos que habían son pulsiones. Son actitudes del yo y tienen su origen en la manera ;
puesto todo en una "dinámica instintual" se desconcertaran cuan- en que el yo se constituye al separarse del mundo objeta!. Además,
do no fue necesario substituir, sino superponer nuevas concep- las pulsiones son radicalmente inconscientes, lo que no ocurre con
1
ciones. el amor ni d odio. ·
En los m1c1os de la Primera Guerra Mundial, el trabajo tera- El estudio siguiente (el capítulo segundo) trata sobre la repre- .1
péutico le concedió a Freud algunos momentos libres que pudo sión que constituye una de las vicisitudes de la pulsión (el plan '
seguidó por Freud es muy fácil de imaginar a pesar de haber supri-
"" fotroducci6n al 11arcisis11Ío, O . C., vol. 1, p . 1087. mido siete de los capítulos que había previsto y que seguramente

120 121
111 1111·-,v,i ,1 1• ·,Íq11l~·" hl' ,, 1111111111 , ... :i1 11 111111111¡,,11, d, lo, •, 1il 1t,h ll1
escribió). La represión, se nos uicc, no puede eje1·ccrM.. sobre lu
cierto grado de libcrlud en el Prec., ya que de otro 1110.uo ~l:rla
pulsión misma, inconsciente por naturaleza. Se ejerce sobre la
imposible el proceso secundario. Las representaciones intercam-
representación (Vorstellwzg) (idea, imagen) que es el representante
bian "una pequeña parte" de su carga. Así son posibles la palabra,
(R.cpriise11ta11z) de la pulsión. Este Repriisentanz es portador de una
el pensamiento lógico, la adaptación al mundo exterior.
l1esetz1111g, es decir, una cantidad definida, pero de hecho no men-
surable, de energía psíquica. Esta energía psíquica está constituida El preconsciente fue introducido en primer término para dar
por una materia pulsional, cuyo nombre genérico es libido. La ma- cuenta de hechos, como la conservación de los recuerdos. Pero
nera en que esta carga energética se desplaza de un Repriisentanz convertido en Prec. adquiere mayor importancia. El sistema Ce.
se distingue difícilmente de la conciencia en sentido descriptivo,
:1i ¡ a otro, decide la suerte de cada Repriisentanz y es en particular la
si no se agrega el Prec., para convertirse así en el sistema Prec-Cc.;
causa de su represión. (James Strachey tradujo Besetzung por
cathexis, y esta traducción provocó, en su época, objeciones por de tal modo que el hecho (descriptivo) de que un elemento psí-
parte de Freud.) quico sea o no percibido por la conciencia quedará desprovisto
Para funcionar, los "representantes" sólo necesitan ser identi- de importancia teórica. Entre los trabajos que Freud escribió para
... 1 ficables, sin que su contenido sea pertinente; aun si se presentan su metapsicología, uno trataba sobre la conciencia. Lo destruyó.
como imágenes funcionan como signos, de la misma manera que Podemos suponer, sin mucho riesgo, que este escrito no podía
funcionan las imágenes de los jeroglíficos. La palabra "signo" agregar gran cosa a lo que ya se había dicho sobre el Inc. y el Prec.
se presta a equívocos, por lo que diremos en términos de lingüística Al dividir el dominio psíquico en fronteras (que tienen el
moderna que es necesario tratarlos como significantes y no como nombre de censuras), Freud ya esbozaba una tópica. (Aquí se trata
significados. La manera en que Lacan ha renovado la lectura de de la primera tópica: Inc., Prec . Ce.: por oposición a la segunda
Freud tiene como punto de partida esta evidencia. [yo, ello, superyó], que se superpondrá a la primera sin reempla-
El inconsciente, lugar de lo reprimido, es objeto del capítulo zarla.) Su teoría de la distribución de las cargas se llama econó-
siguiente. Ya en el análisis del hombre de las ratas Freud se había mica. Su concepción de las fuerzas p1,1lsionales, dinámica. Las tres, ·
enfrentado a una dificultad: un elemento que no forma parte del tópica, económica y dinámica, que de ningún modo pueden sepa- 1
inconsciente escapaba, sin embargo, a la conciencia. Esta dificultad · rarse, constituyen la metapsicología.
será resuelta oponiendo al aspecto descriptivo del Inconsciente el
concepto sistemático de Inc.; a partir de esta distinción, Freud
escribirá la palabra Inconsciente con todas sus letras cuando se En la neurosis (que entonces Freud llamaba "psiconeurosis de
trata de designar lo que escapa a la conciencia del sujeto, y abre- transferencia", porque la carga se transfería sobre objetos), tiene
viado (lnc.) cuando se trata del Inconsciente como sistema o como lugar el "retorno de lo reprimido". Este retorno se realiza en formas
l división tópica. De la misma manera empleará las abreviaciones híbridas, donde lo reprimido está mezclado con la defensa: así
se forman los síntomas. El fenómeno "normal" del sueño es el
1 Prec. y Ce. para el Preconsciente y la Conciencia.
r La extrema movilidad de las cargas caracteriza el proceso psí-
quico en el Inc. (el proceso primario), lo que explica los despla-
modelo de esta formación.

,; 7
"J. Breuer admitió la existencia de dos diversos estados de la energía
zamientos y condensaciones ya descubiertos en el análisis de los de carga en la vida anímica. Un estado tónicamente ligado y otro libremente
sueños. móvil que aspira a la descarga. A mi juicio, esta diferenciación representa
En el Prec., gracias al papel que desempeñan las palabras, las nuestro más profundo conocimiento de la esencia de la energía nerviosa, y
cargas son más estables. (Freud retoma aquí una idea de Breuer, no veo cómo podría prescindir de él." LS. E. XIV. p. 188.¡ (O . C .. vol. l.
p . IO'i,.)
quien había señalado que en los "estados hipnoides" la ligazón de

122 12,
En lu psicos is, lu 1,;111g11 110 hl' t11111 ~ll l· 1r 11 1111, qu r l"' 1111u1u, l II r,h· 11111 1111· 1111 , 1lrl ¡,1 11 11 "rt-! 11 11 111 11111 11 n1, I , 1111 , 11 ¡,1 111 111 •111111
ligada al yo. Freud las llama "psiconeurosis narcisistas". fato su· el sueño debía se r vi r de transición. ble ca pitulo l uc consc cv atlu. y
pone entonces -lo que ya estaba impücito en el narcisism~ que en él ~::si. ~~-r~ "_!'l. i:::\...T:.Ió...~ ~ ¿ :-.1.:-i':-;:,::- \ '. \ ~ L.!
eJ yo funciona como una Vorstellung. Muchos sucesores de Freud i~~ .ñ! :i...'lt rue>ñ..~- ~lt ~ ~~- ?'-"T t~¡:-1.~. ~~ ~
no han querido tener en cuenta esta consecuencia, en particular los ~ a : .:ii:ci: .:-.:nc.;tt li. 'n\~ ~ ,..u:-:::~~-1 ~ ~,~ ~
de la psicología del yo, al no poder renunciar a hacer del yo el ~ r : ~ · 1 211.~!tm ~ a ~ iura:. ":.mr:i'l!:i ~ :e;,:::.i.~
aliado de la antigua razón. Se escudan en el hecho de que Frcud 'fil }r...cis!:!Ia I . ~ 1e::.c :.é T I ~ li p.e:::-~ ~='<-:1". :-.~2:, ~
conserva dos concepciones poco compatibles del mismo yo. Tam- -.- ; : r . ; ; ¡ ~ !!!. ~ 1-:-!:: ..:a, ?ÚJ5D!. "S!: -::-nr.s:.·:OI.a ~ ~ ' "l,í ·i rt::dt •
bién aquí es Lacan quien, al distinguir el Moi del Je (el Ego del/),* es decir , en el Prec. 5e consñ tuye la fantas ía cuya regresión wpica
aclaró sistemáticamente las implicaciones de una teoría por la cual construye el sueño. Ya en 1912 en un artículo escrito a pedido de 1

.. Freud asimilaba el yo a una imagen. Por otra parte, la mejor in-


troducción a las percepciones teóricas de Lacan es remontarse a
la Society for Psychical Research, se encuentra esbozada esta con-
cepción.•
ese punto donde Freud enfrenta este problema.
.. No hay duda de que Freud quería hacer de Duelo y melanco-
\
\

Contrariamente a lo que ocurre en las neurosis donde la in- lía uoo d,e ~ C2¡.'\ntl~ d-e ~.l ~fr.=~::-rl~-:; Cf.!e <!-e':-fa ~!':""":,..ll
terpretación del "re~omo de lo reprimido" plantea difíciles pro- con ejemplos nosográficos; pero tampoco hay duda de que no la
olemas, el Inc. se manifiesta en forma directa en la psicosis , par-
escribió en primer término con esta intención.
ticularmente en el discurso de los esquizofrénicos. Que los psi-
Desde una carta a Fliess en 1897, no se había vuelto a ocupar
quiatras pudieran observarlo fue una de las razones más impor-
de la melanco~. Ab.rnJli!m, más abierto al problema de la psicosis,
"',,.
..
..... tantes que tuvieron para adoptar las hipótesis freudianas; pero a
había tratado este tema en un artículo de 1911 . Era natural que
los psicoanalistas y en primer término a Freud, imponía nuevas
Freud le hablase de su propio estudio. Abraham, protestando que
investigaciones. no quería anteponer cuestiones de prioridad, adelantó algunas su-
La solución propuesta por Freud se presenta así: en un esfuerzo gestiones. Fundándose en su experiencia clínica y en los antiguos
de curación el esquizofrénico intenta escapar al narcisismo trnns- casos de lincatropía donde se manifestaba la autoacusación deli-
firiendo las cargas sobre las palabras mismas , que entonces fun - rante de la antropofagia, proponía la noción d e"" incorporación en
ciona según las leyes del proceso primario, es decir, del mismo tügar de la de identificación. Freud halló útiles sus observaciones:
modo que funciona el Inc . en los sujetos normales o neuróticos. Incorporé (!) sin vacilar a mi artículo las partes que podían servir-
De allí las fórmulas que Freud despeja y que no tienen .n ada de me: el papel de la fase oral y su comparación con el duelo.
enigmático: en la neurosis se retira la carga del Prec. (habría que Sin embargo, como se verá, permanece fiel a la identificación.
agregar: "en mayor o menor grado"). En las psicosis, del Inc .
Había adoptado la idea propuesta por Abraham de servirse del
No tenemos los estudios, seguramente escritos y luego destrui- duelo como de un modelo normal. Como el duelo, la melancolía
dos, sobre la conciencia y la angustia. No es esto un problema , ya tiene éomo ,punto de partida la pérdida del objeto amado. Pero esta
que la teoría de la angustia sería radicalmente transformada un pérdida no aparece en la realidad; por otra parte, a diferencia de
poco más tarde (a partir de la neurosis de guerra) y por otra parte, lo que ocurre en el duelo normal , el yo del melancólico está divi- (/
como hemos visto , sobre ia conciencia era poco lo que había que dido: una parte critica implacablemente a la otra y la parte así
., . decir. En cambio, es lamentable la pérdida de otro. escrito sobre atacada representa , por identificación , el mismo objeto perdido.
• la sublimación.
r· .• Es necesario suponer que el amor hacia el objeto ya en:1 de natura-
El " ) L' .. del '' me ". IN. del ·1 . 1
' /.,1 d i111í111ii ·a dt! fu 1ru11~/crmciu. O. l' .. \'OI. 11 . p . í21. IN . del T . I

124
125
Jeza narcisista y la pérdida del objeto parece provocar la transfor-
l mación del amor en odio. . UNA PULSióN DE MUERTE O DE DESTRUCCIÓN
Si el conflicto entre las dos partes del yo se parece al. duelo, QUE OPERA EN SILENCIO . ..
a menudo cede el lugar a un estado comparable a los que los
etnógrafos llaman la fiesta, es decir, la manía. En 1915 Freud
intenta vanamente explicar el estado maníaco en términos de car-
gas; será necesario esperar hasta 1921 para que, en Psicología de las
masas y análisis del yo, encuentre una explicación más convincente
en la fusión del yo con el superyó. En todo caso, es cierto que este
estudio sobre la melancolía es uno de aquellos que imponen la
necesidad de desarrollos ulteriores muy importantes.
Al encarar los problemas de la teoría metapsicológica, Freud
también tenía que interrogarse sobre su posición epistomológica Los analistas anglosajones, marcados por una filosofía biológica ba-
y sobre el valor de sus concepciones teóricas. Aparentemente adop- sada en la competencia vital, pudieron considerar muy natural hacer
taba el punto de vista que entonces reinaba en Viena y que fue de la agresividad una reacción a la frustración. Pero Freud no pen-
elaborado por Ernst Mach: la teoría no tiene la verdad; la ver- saba que se pudiesen explicar así las dificultades (carta a Jung,
dad pertenece a las observaciones, de las cuales la teoría no tiene
30/XI/1911). Podríamos encontrar en la filosofía alemana una
sino que dar cuenta de una manera lógica o cómoda.
visión menos simplista, en Schopenauer o en Nietzsche, pero es
\ Ya en el estudio sobre el narcisismo, Freud había descrito que dudoso que haya influenciado a Freud.* En cambio, fue determi-
' los conceptos teóricos "no están en la base sino en la cumbre de nante la necesidad de ~li~ar o, al menos, de tener en cuenta las
toda la construcción y pueden ser reemplazados o abandonados paradojas del masoquismo, de los autorreproches, de las rcaccio-
' sin pesar".• ·
nés ñegativas y en gerierai · de la universalidad de los sentimientos
' Sin embargo, un examen más atento mostraría que la teoría
d~ culpa~ilidad.
freudiana de ningún modo se deja reducir a este esquema neopo-
sitivista. La teoría no es la simple sistematización de las observa- Estas preocupaciones datan desde hace mucho tiempo; ya es
ciones. Es siempre la teoría de las interpretaciones. De igual modo posible adivinarlas en un artículo de 1905 sobre los personajes psi-
copáticos en el teatro.** Sin embargo, la pregunta sufrirá una modi-
que en el estudio de una leng!,!!Ldescpnocida, la teoría de la lengua
sólo resulta de su dest;jframiento. Esto plantea problemas epistemo- ficación decisiva: la formulación que dice ¿cómo es posible que la
lógicos mucho más sutiles q1.ie-los que Ernst Mach había tratado. representación del sufrimiento sea una fuente de placer? se trans-
forma en ¿cuál es la naturaleza de la compulsión que lleva a repetir
las situaciones desagradables, co:no ocurre, por ejemplo, en la neu-
rosis traumática y en el juego de los niños?
Cuando se realiza el análisis de esas repeticiones (que en la vida
aparecen como repeticiones de fracasos y que en la cura hallarnos

l'rcud mismo lo comenta en la A11tobiografíi!. O. C .. vol. 11. p. 2v; . 1N.


del T .]
0
La edición caslellana hace e.Jalar est..: trabajo de 1904. y fi¡wrn en d
/11trodt1cció11 et/ Narc-isi~1110 . O . C., vol. l. p. 1077. 1N. d.;I T .J vol. lll. p. 988. [N. del T .(

126 127
1 ,. fo 11 1111\ll-11· 111 hl) 111!11 111111111 " " "" · t(llllllk, I'' 1111 lpl11• ,.,, ... l' I t 'l ~f'C' ~ "·• l,lA (:;\ 1 a ,-,,,t.&'\ W'. \H'I~ \""' 111\ \11\ IC"lt>IIIO
realidad). queda un resto. Este resto es la compulsión u tu r~ti- a\ ~tado a.ntcr.-ir. LrO'. o \a hbido, !>Ícndo el principio de unión, no
ción que parece imposible justificar. bus~ u_na unión pe_!"dida . Si a veces parece que lo hace, es porque
- En un juego un niño repetía, haciendo desaparecer y reaparecer a su acción se incorpora silenciosamente la pulsión de muerte (S . E.
un objeto cualquiera, la situación desagradable que creaba la partida xxm, p. 148). La idea muy difundida de que el amor es una nos-
de su madre. Este juego era un juego verbal; los adverbios alemanes talgia no es freudiana (es el mito de Aristófanes en El banquete de
fort y da ritmaban las partidas y retornos. Se trata de simbolizar Platón) . Aquélla, bien freudiana, de que el objeto del deseo ha sus·
una situación o, como dice Freud, ligar las excitaciones pulsionales tituido a un objeto perdido por efecto de los mecanismos de despla·
--. ~

y someterlas al proceso secundario por medio de la actividad verbal zamiento, es en sí misma diferente. Que tienda a confundirse con la
que está a disposición del preconsciente. Si el preconsciente fracasa, nostalgia de la unión original, es efecto de la intervención de la
) pulsión de muerte, como lo han sabido siempre los poetas, o tal vez,
la repetición continúa indefinidamente.
Se deduce entonces (de modo muy especulativo) que toda pul- como lo han dicho sin saberlo.
sión tiende a repetir un estado antiguo que el sujeto ha sido obligado Si la existencia de la pulsión de muerte no se ha convertido to-
' a abandonar (y aquí se acerca al deseo) y, por una extrapolación davía en un lugar común, si ella aún provoca el efecto de una pa-
que Freud considera arriesgada -pero que realiza-, supone la radoja inútil, es poque nadie hasta ahora se ha atrevido a escribir
existencia de una pu]s(Q.!1 de ,nye!J~ que tiende a reducir a los seres los "tres ensayos sobre la pulsión de muerte" que superarían las
vivos a un estado anterior a la vida (el de la materia inorgánica). descripciones de la criminología, del mismo modo que los Tres ensa-
1
Esta tesis de 1920 la encontraremos en 1933, eti. la cuarta de las yos sobre la sexualidad volvieron caduca la sexología. Es ·claro que

¡
/ Nuevas aportaciones, donde será más fácil seguirla. aquí las resistencias son infinitamente más fuertes que en el caso de
Freud no está convencido de haber demostrado la existencia de la libido.
I• ., . •
. .
~ una pulsión de muerte en el sentido biológico, pero está persuadido
de la necesidad de un principio distinto que explique los hechos de
repetición, odio, agresividad, culpabilidad ... El postulado que lo El yo y los otros
había guiado al comienzo, la búsqueda del placer reglada por la
, . rc:ilidad, es decir, un hedonismo moderado por' la sabiduría, no El yo, al ser desalojado de su antigua posición polar, plantea nuevos .
...
puede ser suficiente. Desde el punto de vista de la biología, la hi- problemas. No sorprende que hayan aparecido por primera vez al
I• .,
pótesis de la pulsión de mu~rte sigue siendo paradójica o arbitraria. fin del ensayo sobre el narcisismo. Para profundizarlos, no parecía
sobre todo si los traductores la convierten en instinto. Pero para necesario considerar el comportamiento de las multitudes; pero este
el psicoanálisis, bajo una u otra forma, es indispensable. Se trata problema seguía siendo planteado como una paradoja oscura desde
de una pulsión de un carácter tan fundamental como la pulsión se- el momento en que los políticos y los policías, al ignorar cómo
~mal y que será el otro polo de una estructura en donde el primero es tratar "la responsabilidad de los actos colectivos, no habían encon-
la libido; de modo que el yo, desalojado ya de su antigua posición trado otro expediente que el de tomar rehenes bajo el nombre de
polar, sometido a las catexias narcisísticas, será además ob.ieto ele los "cabecillas". El tratado de Lebon (1895) seguía siendo descriptivo
ataques que provienen de este nuevo flanco. La necesidad ele este y parecía el resultado de una mezcla de preocupaciones políticas y
desarrollo era previsible desde la introducción del narcisismo. temores fóbicos.
Por una aplicación o una extensión del principio de constancia, En Psicología de las masas y análisis del yo, este problema es
Freud hizo de la reconstitución de un estado anterior el fin de las retomado y aclarado utilizando las nociones de identificación y de
pulsioncs en general. Pero una vez despejada la pulsión de muert~.
__ ._..............
ideal del yo. Esta última instancia viene a llenar un vacío que dejaba o
128 129
llllll d,· ,l,·/1'/1\1/ ·1 11 11q;111 lú11 • .• ( \ ,., l/1'/1/1//11{) dd11 · i.,.,11 llllll'llh
la age11cw critica . .Ésta eru cupaz de hundir al i,ujcto en lu culpubili·
c~tar situada en esta listn . Tal vez serla necesario agregarle la

~l,.'
uad; el ideal del yo, por la identificación, le permite encontrar una
sublimación o las formaciones reactivas.
situación infantil, como la hipnosis. Aporta así un re!Uedio (irracio-
nal) a la culpabilidad (Freud no podía figurarse el .modo en que Algunas páginas esenciales que Freud le consagra. se basan
todo esto se verific-áría con Hitler). Pero sobre todo, es la ocasión en una observación clínica. El paciente que <lice de una imagen
de exponer de manera sistemática los diferentes niveles de identifi- de mujer que aparece en uno de sus sueños: "en todo caso, es
,.'t seguro que no es mi madre", confiesa en realidad que es su ma-
cación, lo que equivale a distinguir estratos en el interior del ye (x1),
hasta que sea necesario destacarlos, de suerte que sus conclusiones dre o, en todo caso, que ha pensado que era ella. La clínica obliga
recién se precisaron er.. 1923. Pero este escrito de 1921 contiene a renunciar a lo que hasta aquí fácilmente se podía admitir desde
1¡ muchas nuevas observaciones de gran interés, por ejemplo (vm y el punto de vista metapsicológico, a saber: que la represión había
XII, E) una discusión de las relaciones de la hipnosis y el enamo- sido levantada, pero que el paciente continuaba defendiéndose
it ramiento . . por un mecanismo secundario, de estilo obsesivo. Si la defensa
¡ secundaria es vencida, es decir, si el paciente acepta la interpre-
tación del analista, los efectos clínicos no son menos nulos: la
represión no ha disminuido.
¡ La nueva tópica Por lo tanto, se constata que el contenido de una idea repri-
mida -su lexis- puede penetrar en la conciencia y ser conocida
En diez años, de 1915 a 1925, Freud escribió numerosos artículos por el sujeto a condición de que sea bajo una forma negativa que
sobre técnica y especialmente sobre metapsicología, qüe aquí no respeta la represión.
podemos sino sacrificar por la imposibilidad de hacerles justicia
Esta observación introduce a la teoría del funcionamiento
sin desárrollarlos largamente. Las miniaturas, escribía a Stefan Zweig
intelectual. Gracias a la negación (que hace posible el significante
(el 7 /II/1931), me han hecho ver que el formato obliga al artista
nicht [no]), el pensamiento, por as.i decirlo, se libera válidamente
a simplificar y descuidar algunos rasgos . .. * Este trabajo de sim-
de los obstáculos de la represión, sin que el sujeto que lo formula
plificación tiene sus necesidades y sus límites, y el lector que de-
se libere de esos obstáculos.
scase escapar a esta sujeción del "formato" deberá remitirse a
los textos mismos, algunos de los cuales son muy importantes. Freud discute las relaciones de esta negación del juicio con
como por ejemplo El fetichismo y La negación. la actitud de rechazo. Esta. actitud de rechazo continúa los meca-
El artículo sobre La negación 68 no puede ser resumido: sólo nismos de expulsión que actuaban en el momento en que el yo
tiene cuatro páginas y más bien exigiría ser desarrollado. El_pi:,i- se ha constituido, separándose de Jo que le causaba displacer.
mer modelo de la duplicidad psíquica -el dualismo metápsico- Concluye que la creación del "símbolo de negación" transformó
V
.;
lógico, que había permitido interpretar los síntomas histéricos- el rechazo en juicio negativo y se halla así en el origen del desa-
era la oposición entre lo reprimido y la concie]l~i~. rrollo del pensamiento. Mallarmé, sin duda influenciado por Hegel.
Pero la noción misma de represión habría de dividirse y junto
a la Verdriingung propiamente dicha, otros conceptos··-la pre- ''* Traduciendo Vemei11u11g por 11cgació11, se asimila la negación psicológica
1:011 la negación lógica. El texto de Frcud no las confunde y la Vemein1111g
clusión, Verwerfung, el repudio, Ver/eug111111g, la condena, la pro- como doble negación (denegación), se reconoce como uno de los momen·
yección, etcétera, entre otros-, constituyen una lista __de las for- tos de la A11ffteb11ng (e/. Comme11taire parló sur La Verneinung de Frcud,
por Jc:m Hyppolite en Ecrits de lacqucs Lacan. du Scui1. 1%6). Acep-
• Epistolario, p. 449. [N. del T .] t.indo el <.:ritcrio de los autores del "Vocabulaire ... ··. propomlrímnos la
11 ~ La 11cg<iciú11, O. C., vol. 11, p. 1042. 1r:i(h1cción de Vemci111111g como dcncgución . [N . del T . I

131
130

y'

r
déscubri6 antes que- Frcu<l el rol fum.luJor <le Ju 11cgucló11 CII 111 Lu:. l111lrn¡u~ l11 111d11p:, Íll•lu~:1n 11bll¡i1111•11 11 1111111 n, l'l'
institución del lenguaje, pero desde una perspectiva muy dife- -para evitar algunas confusiones y a\ mismo tiempo parn dar
rente. cuenta de los sentimientos de culpabilidad- a construir una m1e-
En Fetischismus ou Freud revela los efectos de una creencia va tópica (en El Yo y el Ello). Se llama tópica la teoría que llis- ,
rep_lfdiadq * pero no reprimida ni negada. Introduce así una nove- tingue partes en el aparato psíquico y permite representárselas \~
dad que se parece a un modo de defensa, probablemente no neu- cómo en el espacio, sin que esta representación tenga alguna rela-
rótico. La creencia repudiada es la que afirma la existencia del ción con una disposición anatómica real.
falo en la madre. Esta creencia aparentemente desaparece, aun La antigua tópica data de La interpretación de los slleiios:
cuando se conserve: lo prueba la existencia de los fetichistas. Por distingue el inconsciente, el preconsciente y la conciencia. No es
otra parte, esa creencia conservada en la sombra es inaccesible e abandonada, pero se le superpone otra distribución: el ello. d yo ,
imposible de vencer. El fetiche constituye el stigma indelebile, el y el superfÓ. El ello es una expre<sión que Freud toma de Gro<l-
memorial del descubrimiento de la castración femenina y al mis- deck. qüien decía haberla tomado de ~ietzsche. En alemán. el pro-
mo tiempo de la conservación de una creencia contraria y oculta. nombre neutro (Es) se presta más fácilmente a este empleo que
La posibilidad de tener a la vez dos creencias contrarias, una ofi- el ra francés o el Id latín.
cial y otra secreta, secreta para el mismo sujeto, no remite a una
Freud y algunos de sus discípulos, como Ferenczi. adjudicaron
represión ni al mecanismo de la negación. Para explicarlo, hay
cierta importancia a las ideas de Grocldeck, pero los historiadores
que recuperar y perfeccionar una vieja idea (la del desdobla-
del psicoanálisis, tal vez con razón, contribuyeron a hacerlo olvi-
miento) y transformarla en la escisión de_!yp. Al final de su vida
dar. La atención que Freud concedió a las concepciones de Grod-
y en uno de sus últimos artículos, Freüa volverá a este problema.
deck se basan verosímilmente en un malentendido.
La escisión explicará muchas actitudes dobles y contradictorias,
especialmente la idea de una vida después de la muerte, que no Para Freud por cierto que Groddeck podía p2recer un p~i;:o-
sólo es propia de las creenc~as religiosas, sino que también se analista, ya que reconocía el inconsciente, la resistencia y la trans-
encuentra en algunas actitudes patológicas en las que el sujeto no fereQcia, las tres únicas sliibboletlis exigidas. Pero el sistema de
niega la muerte ·de un ser querido, pero se comporta en todo Groddeck tenía una base metafísica referida al insoluble proble- 1
sentido como si aún estuviese vivo. ma de las relaciones del alma y del cuerpo. De esta idea confusa ...
nace lo que más tarde se llamaría psicosomático. Mich:1cl Balint, f
que fue analizado por Ferenczi y que tenía a Groddeck como r.
G!I Fetichismo, vol. III, p. 505. •
" Mannoni utiliza répudiation (repudio) para traducir Verleugnung, y médico, sin duda halló allí su punto de partida. Pero debió inver-
forclusion (preclusión) para traducir Verwerfung, mecanismos característicos tir las relaciones clínicas del psicoanálisis y la medicina, desem-
!11
¡' de la perversión y la psicosis, respectivamente. En cambio, Laplanche y Pon- barazándolas del problema metafísico en el que Groddeck las
talis, en el Vocabulaire de la psychanalyse (P.U.F., 1967), consideran que
Verleugnung está presente no sólo en la perversión sino también en la psi- había sumergido.
~" cosis; lo traducen por déni (de la réalité), que figura como renegación. En el Freud no buscaba en Groddeck una orientación hacia lo psico-
mismo Vocabulaire . . . el término forclusion es traducido al castellano por somático, ni ninguna modificación a su teoría de la conversión
1epudio.
histérica. Sólo tomó una palabra de su vocabulario.
Es posible constatar que hemos conservado el criterio de Mannoni. Resu-
miendo, y con alguna diferencia con el Vocabulaire ... : El[ellolestá constituido esencialmente por energía psíquica in-:
Neurosis~ Verdriingung- refoulement - represión conscieñte que proviene de la libido y de la pulsión de muerte., jl
Perversión -4 Verleug11ung - Répudiativn - repudio
Psicosis ~ Vrrwerf ung - forclusion - preclusión Como hemos visto, esta energía pulsional está representada por
tN. clel T.) "representaciones" que obedecen al proceso primario. No es fácil '

1--,
)_ 133

1
r
~nuar el li,úitc <l..:I ello r..: ~p..: clo dd <.Jlh! lwl>íu !> 1uo t, u1.11du u111 c ,
pu <111/l's ya me /m, cil1e1ba11, c11c111tlu 11pe1ws te11la edad 11uru 1c-
entre el Inc. y el Prec., pero Freud no se preocupó mucho por
l'5tablecer este tipo de cartografía. flexio11ar.
Pero la fecha de la "nuevo tópica" (1923) es también la fecha
El ~uperyó 1' es el nombre que recibe la agencia crítica, despren- en que descubre qtie ha enfermado de cáncer. Sobrevivió, pero
dida ahora del yo. El yo
_,'sigue siendo lo que era, agente de adap- sólo a costa de numerosísimas operaciones y considerables suf ri-
tación, pero se ha modificado desde el momento en que ha "intro- mientos. Cerca de los setenta y cinco años decidió no imponerse
ducido" el narcisismo. Ya no puede ser ante todo el órgano de ninguna privación y, ante todo, continuar con sus cigarros ya sin
una función biológica, como en 1909; está amenazado desde cuidarse. Podemos pensar que ya en 1927 se tomaba una libertad
todos los flancos. En su posición intermedia entre el ello y la reali- análoga abordando los temas que más le atraían.
c/(1(/, cede con frecuencia a la te11tación de convertirse en un adu-
lador corrupto, oportú11ista, mentiroso, como un político que ve
la verdad pero quiere reservarse 1111 lugar en el favor del pueblo.
No có11ser11a 1111a actitud imparcial frente a las dos clases de pul- La felicidad no es u,i valor cultural
siones [libido y pulsión de muerte]; en su trabajo de identifica-
dón y s11blimació11 apoya a las pulsiones de muerte, en el ello, Había dicho que sus verdaderos intereses eran de naturaleza filo-
contra la libido, pero al hacerlo corre el riesgo de convertirse él sófica. Era emplear la palabra impropiamente ya que, en realidad.
mismo e11 objeto de las pulsiones de muerte y perecer. Para ser nunca adoptó ni aceptó una actitud de filósofo. Aun cuando me
~
eficaz, debió llenarse de libido; se convierte así en el represen- aparté del campo de la observación, evité cuidadosamente todo
tante de Eros y por lo mismo, desea vivir y ser amado (V) .70 contacto co,t la filosofía propiamente dicha. Esta actitud me fue
facilitada por una incapacidad co11stitucio11a/.; 2
El yo, que al comienzo de la teoría era una de las partes del
No es difícil vincular algunas concepciones de Freud a las de
conflicto, ya no es el árbitro y arriesga convertirse precisamente
los filósofos. Sin embargo, es cierto que !~~ E~~~ep_ciones de Freucl\
. K '\ en aquello que está en juego. El mismo nl!J~mo aparece como no tienen su fuente en escritos fitosóficosJ sino sólo én tma re-
una defensa contrn las pulsiones de muerte. . . Con esta nueva flexión sobre los hechos clínicos. El fin de la filosofía es la sabi- ¡ .; ,
tópica, Freud indica dónde se sitúan ahora las dificultades y cómo duría, sustituto de la salvación, y el filósofo no dispone de otra ·
piensa abordarlas. No necesitó dibujar con gran precisión ]as praxis. La praxis del psicoanálisis es, evidentemente, de un orden
fronteras de las nuevas instancias, y esto desconcierta a quienes completamente distinto, y si se apartaba ele él, era sólo para bus-
buscan en sus textos los medios para trazarlas con mayor exactitud. car una aplicación a cuestiones mé1s generales de las ciencias
La fonnulación de la nueva tópica fue considerada por Freud sociales y a problemas de la civilización.
como su última contl'ibución de alguna importancia a Ja teoría Ya desde 1913, poco tiempo después de la publicación de
analítica.ª Este cambio de intereses, explica, se debió a una mo- Totem y Tabií, concebía de un modo preciso la relación entre el
dificación profunda, que se podría describir como una fase de psicoanálisis Y.. las ci~ncias sociales: Mientras las neurosis se re1·e-
desarrollo regresivo. Mi interés hizo un rodeo, que duró toda una lan como tentativas individuales ele resolver el problema de la ~

vida, por la ciencia de la naturaleza, la medicina y la psicoterapia, insatisfacción de los deseos, las instituciones buscan solucione., 1'
y luego regresó a los problemas culturales que desde mucho tiem- sociales a ese mismo problema. El relegar a un segundo plano el
factor social y el predominio del factor sexual convierten es/as
'" U }'u~· el El/u . O . C .. vol. 1, p. 1211. 1,0/uciones neuróticas e11 inuígenes deformadoras ele las que 110
• 1 . l¡,L:11c/in• al "b/11(/iu 1111/ubiogrcí/ico", U . C .. vol. 111, p. 5H.
;:1 Autobiogrn/ía, O . C. . rnl. 11 . p . 945 .
1; 1
lH

t
podemos hacer mejor uso que utilizarlas e11 el esclarecimiento de
secamente más · que la ilusión, sino tambi én porque es un 111 c1o r
cuestiones tan importantes. 1 =1
instrumento para la civilización. Así, a la religión Freud opone
\ Esta posición, que conserva su valor, es inversa -a la del ·"cul-
la ciencia, que tiene sus propias imperfecciones: los hombres son
,turalismo", ya que consiste en tomar el estudio de las "solucio-
menos sensibles a sus verdades que a los motivos pasionales y,
nes" neuróticas como modelo para comprender las instituciones,
por supuesto, no puede resolver todos los problemas. Pero la cien-
, concebidas como respuestas a los mismos problemas. Freud per-
cia es aún demasiado nueva respecto de la religión y no podemos
,- manecerá fiel a esta posición, pero su punto de vista se modificará encontrar en otra parte la respuesta que ella no da: no existe un:i
i según intereses que lo absorberán hasta el fin ele su villa. La pri-
jurisdicción por encima de la razón. Es evidente que la ciencia
-'; · J:f\¡. mera de estas modificaciones consiste en criticar las soluciones
de la que habla Freud no es sólo la ciencia positiva, sino todo
·;· - . ¡r culturales, ya que si bien responden a los mismos problemas, no
saber que busca únicamente la verdad . Y el psicoanálisis forma
las considera mejores que las soluciones neuróticas. parte de ese saber.
\

i~ La... religión como ilusión t :;


Freud imagina un interlocutor que plantea objeciones: ¿No es ,
extraño -y si el colmo de la inconsecuencia- que un psicólogo '
que siempre insistió sobre la intervención mínima que tiene la 1
t
. ··- •.. ·- ...,
inteligencia en los asuntos humanos, si se la compara con la de las ·
El estudio de la psicología colectiva muestra cómo un grupo pue- pulsiones, intente ahora despojar a la humanidad de la preciosa
de mantenerse por la identificación con un ideal común. Una satisfacción de sus deseos y proponga como compensación un ali-
0

sociedad entera podría hacer otro tanto mediante la identificación mento intelectual? u Pero naturalmente, Freud no tiene ninguna ·
de las clases inferiores con las clases dirigentes. Pero la plurali- dificultad en enseñar a este interlocutor un poco jungiano que el
dad de · los ideales, siempre presente, mantiene los conflictos y psicoanálisis abordó siempre los aspectos irracionales de la vida '
provee una salida real a las pulsiones destructivas. Eso no puede psíquica por medio de la inteligencia y de la razón. Los que han 1
ren1ediarse por una justa distribución de los productos del trabajo, podido equivocarse al respecto son. los que piensan que un racio-
ni por la satisfacción de las necesidades biológicas, ni por el per- nalista es alguien que rechaza estos problemas utilizando como
feccionamiento. técnico de la explotación de la naturaleza (Freud resistencia el ejercicio de la razón. Freud dirige sus argumentos
reduce a estos puntos los programas socialistas). De hecho, la más fuertes contra la instrucción religiosa de los niños. Cuando
civilización debe subsistir sobre otras bases. Entre estas bases alguien decide aceptar sin crítica todos los absurdos que las doc-
·- figut;a la religión junto con la filosofía, el arte y la ciencia. trinas religiosas le proponen e incluso ignora las contrndicciones
Se trata de determinar qué pudo hacer antes la religión y qué -entre esos diversos absurdos ¿deberemos asombrarnos por el debi- ;
podría hacer en el futuro por el progreso de la civilización. No litamiento de su intelecto? 7 " Por su parte, Freud no tenía ninguna f
., se trata principalmente de demostrar que es una ilusión, sino de instrucción religiosa. Cortésmente decía lamentarlo, pero después
determinar el papel que ha tenido _esta ilus_ión y el que aún puede de lo que precede no podemos dudar de que se consideraba afor-
tener. tunado. Por otra parte, eni simple y claramente ateo (esto es me-
La religión fue útil al c.o ntribuir a domesticar las pulsiones nos esencial que haber escapado a la formación religiosa). Escribe
'·· al director de una revista judía de Zi.irich : Puedo decir que siem-
asociales, pero no pudo obtener resultados suficientes. · No hizo
más morales a los hombres, les dio tantos tormentos como los que pre me senti tan alejado de la religión iudía como de las otras, es
I•..,. ol Hfl les quitó. La verdad sería más eficaz, no sólo porque vale intrín- decir que tienen para mí graiz importancia como objetos de inpes-
1 -·

• '1 ;\/¡í/tiple interés del psicvamí/i~is. O . C .. vol. 11. p . 880. 1, El porvenir de una il11sió11, O. C., vol. I, p. 1270.
7G [bid.
,.., .. 4' 136
13 7

r
j•
t 1
1:~11ció,1 científica pero izo comparto los _sc;1ti111ientos de los f ie/es. EL '.\1ISTERIO DE LA CULPABILIDAD

l
rli cambio, siempre me sentí solidario de mi pueblo y siempre
i¡,,. c.,1i11l!llé a mis hijos a hacer lo mismo. Todos hemos conservado
't la cualidad de judíos.'u
Ser judío era un asunto personal, o familiar. En sus cartas ob- ·
scrv;;mos que se sentía orgulloso de las cualidades que demostra-
ban otros judíos, pero que también encontraba placer en criticar
sus defectos. Conservaba un juicio libre y permanecía fiel a aquello
que creía ser él mismo. Los pocos comentaristas, favorables u
hostiles, que intentaban hallar una inspiración judía al psicoanáli-
"is, encontrarían una ruda réplica: una verdad científica no puede
ser judía. Estaba reservado a Jung olvidarlo en un mal momento.
Pero no hay duda de que el descubrimiento del psicoanálisis, indi- Aunque el interés de Freud se oriente cada vez más hacia los pro-
rectamente, le debe algo al hecho de que Freud era judío. Si el blemas culturales, aún tiene tiempo de escribir sobre las cuestiones
'11 rigor de su juicio se debe tal vez a su ausencia de formación reli- psicoanalíticas propiamente dichas. Tres grandes textos compon e
giosa, la solidez de su carácter y su insensibilidad a la oposición se entre 1936 y 1938: una exposición muy dogmática del conjunto
relacionan con las "persecuciones" que pudo sufrir como judío, de la teoría analítica, Esquema del psicoanálisis y dos estudios:
~ 111 ¡
m1n si estas persecuciones fueron relativamente moderadas. Cuando Análisis terminable e indeterminable y La escisión del yo e11 el
entré en la universidad en 1873, sentí algunas decepciones sensi- proceso defensivo, donde intenta volver a problemas aún oscuros.
1
bles. Primero descubrí que se esperaba que me sintiese inferior y Permanece fiel a sus concepciones anteriores, pero aporta precio-
mi extraíio por ser judío. Rechacé absolutamente la primera de las sas correcciones y precisiones, por ejerÍ1plo. sobre el rol del lengua-
actitudes . .. En cambio, me adapté sin mucha pena a 110 ser je (por l_o tanto del Prec.) en Iµ extensión del campo de la con-
1 aceptado en la comunidad . . . Estas primeras impresiones en la ciencia.
1

universidad tuvieron una consecuencia que más tarde se reveló im- Pero la cuestión que lo retiene desde hace algún tiempo, y que
portante: jovell aún, me acostumbraba al destino de pertenecer a lo preocupará hasta el fin de su vida es de un orden algo diferente:
la oposición y de ser marginado de la "mayoría compacta" [expre- el escándalo de la culpabilidad del inocente, tal como ya se manifrs-
sión de lbsen]. Así fueron sentadas las bases de 1111 cierto grado taba-C11 el libro de Job. Ninguna de las dos respuestas que Job recibe
de iddepemlencia de juicio.;; son satisfactorias. Una , ingenuo lzappy ending. dice que ha sido
Pero es necesario comprender que la independencia así adqui- ·"tentado", es decir, sometido a una prueba y que todo es reversible
1 •• ,¡¡¡ rida lo liberaba igualmente.; de muchas tradiciones familiares o étni- si es posible resistir a la tentación. La otra , enorme misterio, dice
cas. Podemos juzgarlo por el modo en que · eligió los nombres que sólo puede arrepentirse "sobre el polvo y la ceniza" sin pedir
_:;; j~,!: de sus hijos . exp'Iicación,

... 1
Freud responde que el hombre que se cree inocente en realidad
es culpable.
Intencionalmente es un criminal, ~u crimen reside en la fon -
tasía y en los deseos culpables de la inf.tncia. porque la pulsión
/.j¡•
', J
¡I

'" Corta w/Jre la ¡,u~idó11 frc11te al iutloís, ·:, . O . C .. vol. 111, p. 175.
de muerte exigió y obtuvo, de una u otra ·mancra. una satisfacción .
Las satisfacciones disfrazadas. secretas. hitcnlc', ~e manifiestan por

~
" 11,¡¡f()l>iogrnfío: O . C .. vul. 11. pp . 9:?l-922 ,

~;~¡ _________
li8 l)lJ


..... ;
..._
j
¡.\into111as: la culpabilidad es asTmilable a esos s1ñtomas-. L11 HlMt ·
lución ya semineurótica de un acusador; de un fiscal del otro, del
y la idealización, que él precisamente denuncia. La biología le en-
/superyó, llena sin eluda una función socialmente útil, pero sobre
señó que la vida no tiene finalidad ni significación. Lo demuestra
toclo el superyó es et agente de la pulsión de muerte. Cuanto más
utilizando un argumento sin réplica: ;Vean los animales! Sin embar-
~. '7 inoc"ntes somos, es decir, cuanto mejor nos apartamos de nuestras •
go, aquí no hay huella de escepticismo. Su realismo le hace pensar , f.
pulsiones agresivas, más pasan éstas al servicio del superyó y mejor
que la única actitud posible es utilizar la culpabilidad lo mejor que ;
·~
armado está para torturarnos. Así los más "inocentes" · llevan la
se pueda, con ayuda de la razón y la verdad, para el progreso de la t
-, ) carga más pesada de culpabilidad.
El malestar en la cultura no puede encontrar remedio en la
civilización, dejando de lado las ilusiones. Las ilusiones no pueden
ayudar a los hombres, por el contrario, se encuentran entre los
[
benevolencia, la bondad , el amor al prójimo. Estas virtudes no son síntomas de los obstáculos de la civilización. [
consecuencia de una sublimación, sino el resultado de una ideali-
zación. Al mismo tiempo que publicaba El malestar en la cultura
(1930), a instancias de Bullitt, Freud levantaba el cuadro severo
l
de los errores de la idealización en un estudio sobre Woodrow
El profeta asesinado
f
¡;;
Wilson. Este análisis implacable chocó frontalmente contra mu-
chos _prejuicios, pero ilustra de modo terrible la tesis que enuncia Durante los últimos cinco años de su vida, primero en Viena y
que no es posible hacer el bien en nombre de la ilusión: luego en Londres, Freud se interesa cada vez más por la figura de t
Moisés, su nacimiento y su muerte. Escribe sobre este tema una
Los poetas habían visto, antes que Freud, pero en el misterio,
que la muerte y el ideal tenían mucho en común. Freud empleó
110pela histórica (como él mismo la llama) , denominación que pa- ¡.
rece perfectamente justificada. Su esperanza es haber encontrado
mucho tiempo en descubrir que la pulsión de muerte no era menos
importante que la libido a quien acompafia- muy de cerca. En el
una verdad histórica; sabe que es una novela , pero que está bien r
fundada. La vacilación entre el recuerdo de la realidad y la fan-
narcisismo primario-;-ia libido casi se confunde con las fuerzas
biológicas, pero la pulsión de muerte ya ocupa el mismo lugar. La
tasía que marcó los primeros pasos de su descubrimiento, se en-
cuentra en los últimos. ,.t
¡;
¡'sÍ_' libido puede cargar un objeto exterior y transformarse en deseo
'--
sexual y amor; la agresividad y el odio la siguen como sombras. Los argumentos que emplea son plausibles e invocan algunas r
Por fin, en el narcisismo secundario la libido carga al propio yo, verdades establecidas por la historia, pero no son pruebas. Se ha- ~
pero la pulsión de muerte lo acusa, Jo condena, lo tortura. Freud
se asombra por el largo tiempo que pudo ocultarse estas verdades.
bría ubicado en un terreno más sólido si hubiese intentado analizar
la vida de Moisés como un mito. Pero busca justamente una verdad i
Por esta duración mide la resistencia que las protege, por esta re-
sistencia, su importancia. Finalmente, la civilización está fundada
objetiva y, sin duda, en este caso habría sido necesario invocar la
arqueología. Sabemos que lo fascinaba: tenía dieciocho años cuan- ~
&obre el fortaledmiento del sentimiento -de culpabilidad. Aprueba do Troya fue exhumada. Envidiaba a Schliemann y lo imitaba con [·
los esfuerzos de los socialistas (aunque tiende a considerarlos como sus propios medios . Es este un desplazamiento del deseo, visible en L
utopistas), pero no pueden remediar lo más importante: si dominan la pasión con que colecciona los objetos arqueológicos. Pero hay ;.
algo más. Pensó que había encontrado el fundamento real de 1a r
mejor las pul ~ioncs agresivas, la fatalidad quiere que sea a costa
de un acrecentamiento de los terribles sentimientos que alimentan religión. Evidentemente no hay nada de esto, ya que su Moisés no 1
r,
la invencible pulsión de muerte. hace más que transmitir la religión. En cambio, funda la culpabi-
lidad en la histe>ria tal como la había fundado en la prehistoria en
El pesimismo de Freud podría hacer pensar en algunas posi- Totem y Tabú.
/ ciones religiosas. Pero estas posiciones están fundadas en la ilusión
Llevó a las últimas consecuencias algunas hipótesis arriesgadas
por los especialistas de una historia -la historia bíblica- que in-
140

141
f.
'
li
]
vita por sí misma a las especulaciones. Sin embargo, es un hecho
t:stablecido que existió en Egipto una secta monoteísta. El faraón
Akhenaton convirtió al dios Aton en dios único y suprimió todos
1110 una simple novela histórica; apunta hacia verdades lejanas 4u-:
son el último eco, y el más grave, del complejo de Edipo descubierto
a fines del siglo pasado. Al mismo tiempo, la identificación con el
1 los demás cultos. En 1912, Abraham publicó un estudio sobre este padre hace que Freud vea su muerte en la muerte de Moisés.
1
problema. Freud lo había olvidado, pero es probable que su in- ¡Qué recorrido, a la vez necesario e Ímprevisible, desde las
1 terés por el monoteísmo egipcio se remonte a esa publicaci5n. paradojas de la amnesia posthipnótica, por donde todo ha comen- r
Igualmente se ha reconocido que el nombre de Moisés es ·egipcio. zado, pasando por el principio del placer, para concluir con la !
Pero es Freu~ quien concluye que Moisés era egipcio, basándose en pulsión de muerte, con el· asesinato del padre y la indesarraigable ~
el mito de su nacimiento, conforme a tantos otros mit9s de naci-
mientos de héroes. (Sin embargo, adopta una hipótesis adelantada
culpabilidad! La identificación de Freud con Moisés era conscient.:
y cultivada. Anteriormente ya se había comparado con Cristóbal
,t
por otros: hay dos Moisés, de los cuales uno es judío a pesar d<.: Colón. Le escribe a Fliess: No soy u,i hombre de ciencia, por tem-
s.i nombre, Jo que se opone un poco a su argumento.) Cuando peramento soy wi conquistador 78 (1/Il/1900). Colón había des-
supone que Moisés transmitió a los judíos el monoteísmo de los cubierto un continente, pero no le había dado su nombre. De igual
egipcios, no toma esta idea de nadie; pero cuando hace caer a modo Moisés condujo a su pueblo a la tierra prometida, pero no
Moisés bajo los golpes de la rebelión del pueblo (retomando así había entrado en ella. Freud siempre estuvo persuadido de que no
una idea de Totem y Tab1í) lo apoyan algunos pocos autores (por sería el beneficiario de sus descubrimientos.
• • 11
ejemplo Sellin) :
De un mo_d o que recuerda el final de Totem y Tab1í, la culpa-
Pero cuando debió huir de Austria y buscar refugio en Ingla-
¡ bilidad que sigue al asesinato de Moisés es el fundamento de un
terra acompañado por su hija Ana, de quien no podía separarse
nuevo orden social. Naturalmente ya no se trata de una transforma-
debido a tantas operaciones mutilantes; cuando aquel que los vie-
ción de la humanidad en general, sino de la historia de los pueblos
neses dejaban partir como un culpable se vio recibido en Londres
judío y cristiano.
como un héroe, ante esta última y breve gracia del destino, es
Mientras escribía este libro en Viena (lo reescribió muchas
imposible que no haya pensado una vez más en Edipo y en el san-
veces), estaba amenazado de muerte por los nazis, pero aceptaba
tuario de Colona. Si no fue así, es porque esta identificación era
el riesgo con una indiferencia tal vez explicable a su edad. Decía:
la más profunda .
Es una muerte como cualquier otra. Esta indiferencia asombra más
cuando sabemos que estaba lleno de inquietud, podríamos decir El psicoanálisis no tiene garantizado su futuro y está expuesto
de pánico, por la idea de que su libro pudiese provocar a las auto- a ser ."recuperado" por sistemas tradicionales ele pensamiento. t
ridades católicas de Viena y de Roma. Su origen oficial, la preocupación de "curar" algunas enferme-
• Ya en 1927 se había preguntado por los riesgos que corría al d~des "nerviosas", aún cubre con su sombra todo el psicoanálisis.
publicar El porvenir de una ilusión, donde atacaba la religión, pero Esto significaba que la "salud mental" (falsa alianza de palabras)
· no le había adjudicado importancia. En cambio, veinticinco años . se parecía a la salud física (noción menos problemática) , y que el
antes había sido presa de · pánico al publicar el final de Totem y psicoanalista debía reintegrar a quienes un accidente había des-
Tabú (1913), donde asesinan al padre. Sin embargo, este último viado. Pero hoy, esta concepción implica simplement.: alistar al
libro sólo podía irritar a los etnógrafos. Es seguro que la imagen analista entre las diferentes fuerzas represivas.
\ del asesinato del padre constituye para Freud el nudo de la culpa-
{ bilidad y, por así decirlo, el Jugar donde se podría desentrañarla. • ~ Citado por Joncs, 1, XV (Cf. también Corrcspo11clmciu e/<' S1¡: •11 w11/ /'1<·11.l
De este modo, no hay que considerar a Moisés y el monoteísmo co- con el pastor Pjistcr, tr. fr., 1966).
r
p~ 14 >
1
I'

L
f_
El análisis tuvo un origen distinto que este punto de partida
médico. En última instancia, Charcot no pudo arrastrar . a Freud, EL PORVENIR DE UNA DESILUSIÓN
encerrarlo en la convicción de que era posible elaborar la etiología
de la histeria de igual modo que en las otras enfermedades. Freud
tardó mucho tiempo en comprender qué significaba mantener con
Charcot una relación semejante a la de los histéricos con el médico
•'
~ ' francés. Elaboró esta relación con Fliess; supo realizar la transfe-
rencia y reconocerla como un "fenómeno normal" y fundamental.
Conocemos las consecuencias: el hombre está básicamente dividi- f.
do, desgarrado en su estructura, abierto sin cesar a algo distinto
1de lo que imagina ser (digamos, para simplificar, al inconsciente),
y condenado a alienarse en las barreras protectora~ de la "salud"
) como en los vagabundeos de la "locura".
· Aunque es deseable que un día la obra de Freud sea venerada Freud siempre se preocupó por el destino del psicoanálisis, lejos
como el primero e imperfecto comienzo de una "ciencia" que tal de su influencia directa o luego de su muerte. Para esbozar lo que
vez la desborde, hoy aún es necesario defenderla contra las fuerzas ha sido este destino, podemos seguir dos caminos diferentes; uno,
represivas que, como en los primeros comienzos, aunque con menos el más frecuentado, es el de la historia.
ruidos, quieren cubrirla y enterrarla. De seguir por éste, conviene señalar los diferentes sucesos que
marcaron el desarrollo y la expansión del psicoanálisis; decir có-
mo en ciertos países esta expresión fue detenida autoritariamente,
. " qué resistencias hubo de vencer en otros, qué etapas recorrió para
" hacerse admitir en los diferentes sectores de opinión.
•' El otro camino es más difícil y quizá nunca se haya recorrido
• sistemáticamente. Bastante a menudo los analistas esbozaron algu-
. na tendencia particular, pero siempre para precisar mejor su po-
sición personal (quizás por otra parte no es posible hacer otra
cosa) , y carecemos entonces de una visión. de conjunto. Para seguir-
lo, es necesario preguntarse de qué manera, en qué sentido, bajo
qué influencia el cuerpo doctrinario que Freud nos dejó -teoría
' y reglas técnicas- se ha modificado en diferentes países. En cier-
t~s casos, estas modificaciones son resultado de la necesidad de
adaptar sus concepciones a tareas que él no había abordado, como,
por ejemplo, al comienzo, el tratamiento de las esquizofrenias. En
otros casos, se puede reconocer la influencia de ideologías extrañas
a las preocupaciones de Freud, provenientes del espíritu médico,
de las normas de las ciencias experimentales, de la filosofía empi-
rista, de los postulados behavioristas o evolucionistas de la psico-
1
logía general e incluso de los prejuicios de la moral o la sociología.

144 145

- i
La cuestión, cntonc¡;s, ~cría sab.:r si cs!as influencias extrañas han lo que subsistía de la vieja ideología vitalista. Esta conjuración - a
dcsarrollaclo, o enriquecido la dm:trina aiialítica o si han favorecido la que Freud se adhirió moralmente- tuvo el mayor de los éxitos .
\ una regresión que :.irricsga cubrirla totalmente o pervertirla . El otro ejemplo, menos conocido, se remonta al final de sus
Carezco de toda la información necesaria para seguir con se- estudios secundarios: influenciado por un camarada del Gymna-
t
guridad este segundo camino, el único que me interesa en realidad. sium, Heinrich Braun, pensó durante algún tiempo militar en un
.-r Posiblemente lo que diga suscite en aquellos que disponen de esta
información cierta violencia. Incluso mis errores pueden provocar
grupo político clandestino de oposición.
No sabemos si Tones conocía, o había adivinado, el deseo de
.j rectificaciones muy ckseables. También puedo tranquilizarme con freud de imitar estos modelos. Poco.antes de la guerra de 1914, ya

i
la idea (desgraciadamente discutible) de que a quien quiera indi- existía un embrión de Sociedad Internacional; Jones, como él mis-
mo nos lo ha explicado, propuso la constitución de un comité "es-
.•
car grandes orientaciones una documentación muy completa puede
originarle tantas molestias y confusiones como ventajas. Por últi- trictamente secreto" para guiar la política de esta sociedad y de-
mo, estoy seguro de no olvidar que me encuentro ubicado necesa- fender los intereses científicos del psicoanálisis. Esta proposición
riamente en una perspectiva y que no puedo describir nada sino <le colmó los deseos de Freud.
la manera en que esto pueda ser pensado desde París. Estoy seguro Es una ley, de ningún modo exclusiva de las sociedades analí-
de no olvidarlo, porque no puedo hacerlo de otra manera. ticas, que cuando un g~upo se organiza para defender una causa,
asegura y promete su desarrollo, pero al mismo tiempo crea la
. .... posibilidad de un conflicto entre los intereses de la causa que de-
Freud tuvo siempre el sentimiento de que el futuro de lo que fiende y los dé la propia organización. Por ejemplo, la constitu-
descubrió no estaba garantizado. Había podido medir, desde el ción de los partidos comunistas promovió la extensión de la doc-
comienzo, la violencia de las oposiciones que estaba destinado a trina marxista, pero también detuvo notablemente su desarrollo
provocar, y las escisiones que dividían su "movimiento", como de- por la preocupación de defender la organización del partido, y no
cía, tenían para él m1<1 significación muy precisa: se originaban en es fácil hacer como Mao, que ataca a su propio partido para salvar
la falta de carácter y en la cobardía ante la opinión pública. Diag- la pureza de la. doctrina . . . Una vez constituida una sociedad ana-
nosticó en los disidentes la tentación que conduce a la peor de las lítica, no existían razones para que no se enfrentase a esas difi-
debilidades: estimular las resistencias del público a acomodarse a cultades.
ellas. Se puede preguntar si la lección se ha vuelto inútil, si el Surgieron casi inmediatamente, en todo caso, muy temprano si
valor de Freud sólo era necesario en los primeros períodos y si hoy se quiere deducir o descontar los años de guerra. Freud era y siem-
no se ha vuelto anacrónico. En todo caso en lo que a él respecta, pre permaneció partidario del análisis profano. Jones era entonces
estaba persuadido de que era propio de la naturaleza misma de la presidente de la Asociación; Freud lo mantenía no tanto por su
doctrina analítica presentarse como chocante y subversiva . Mien- competencia doctrinal (que era real, aunque Ferenczi o Abraham
tras navegaba hacia los Estados Unidos, no pensaba que llevaba Jo habrían hecho mejor), sino porque deseaba un presidente no
a este país un nuevo bálsamo. Con su habitual humor cáustico, judío y extranjero. Jones estaba de total acuerdo con Freud sobre
\ decía a sus compañeros de viaje: "Les llevamos la peste." el principio del análisis profano pero también pensaba en preservar.

., Para imaginar los medios de garantizar el futuro ele una doc-


trina que provocaba tanta hostilidad, disponía Je dos ejemplos. Du
la Asociación . . . Ahora bien, los analistas norteamericanos, por
razones históricamente explicables (hacía poco tiempo que los

la¡
Bois, Reymond, Ernst Brücke y Hermann Helmholtz, en 1852 (antes
de su nacimiento), habían creado algo semejante a una francmaso-
nería científica de la que habría de surgir más tarde la Physikalysche
médicos norteamericanos habían obtenido una protección legal con-
tra los charlatanes), se oponían a este principio; estaban dispues-
tos a dimitir o renunciar. Así, Jones se vio obligado como presi-
Gesellsclwft de Berlín, y que pretendía arruinar tlefinitivamente dente a cnllar sus convicciones como analista, e intentó que frcud

146 147

¡
r-
cedierr . Sin duda, esto no era fácil . . . Sabemos que el problema
se arregló felizmente con un compromiso: cada sociedad nacional
y alguien "original" se proponíá directamente como candidato: el
analista no dejaba entonces de tratar esta candidatura como un sín-
.
~
r
r,·
f obraría según su criterio. .
toma semejante a otro, como una defensa contra el análisis y todo
Este conflicto tiene muy poca importancia intrínseca pero sí
entraba en el orden analítico. Aquí dejo de lado el modo en que
un valor sintomático: muestra el efecto indirecto que la organiza-
ción -por supuesto indispensable de una u otra forma- de la
profesión de analista puede tener sobre las posiciones doctrinales
Freud había aceptado a sus primeros discípulos; esto exigiría un
delicado análisis histórico.
,.,.:
t.

que pretende defender. · Al reglamentar la formación de los analistas, sólo se quería :-


reconocer la necesidad técnica de un análisis previo, pero el hecho
Dije que no pensaba escribir una historia de acontecimientos,
mismo de que hubiese una reglamentación terminaría por trans-
r..
tampoco podría hacerlo en un dominio en que el acceso a todas las
formar la situación. El análisis previo se convertía inevitablemente
informaciones implica la obligación de ser discreto. Pero es posi-
ble observar en todos los países, comprendida Francia, que los en la prueba -el rito iniciático- y habría una carrera. Sujetos que
no experimentaban la necesidad de someterse a un análisis, lo
.t. ~

efectos, por así decirlo, mecánicos de la organización originan pro-

.~
blemas complicados que no dejan de incidir en la conservación y aceptaban ya que se había convertido en una obligación reglamen-
promoción de la doctrina. taria. Y como frecuentemente se trataba ele estudiantes de medicina,
Toda sociedad de psicoanálisis está obligada a reglamentar el internos de psiquiatría o psicólogos, podía parecer que su orien-
reclutamiento y la formación de nuevos miembros. (Se observará tación profesional y su aparente normalidad eran buenas indicacio-
nes. Muchos otros factores que no puedo ennumerar han interve- f·(
que no estamos tan lejos del problema que Freud y Jones debieron
afrontar respecto del análisis profano). Era perfectamente lógico nido. El deseo del analista de ser promovido al rango de didacta . . .
que se exigiese al candidato que primero se analizara .y luego se El hecho desagradable en el transcurso de una cura, de tener que
sometiese a la supervisión de analistas experimentados. Se excluía, rechazar la "vocación" que de manera inesperada le sobrevenía
absoh,itamente, la enseñanza académica del psicoanálisis. Había que a un paciente no apto, aunque hubiese sido más cómodo fijar las !.'t
revivir procedimientos más antiguos y venerables -que habían rei- condiciones al comienzo y aclarar de antemano si se trataba de un
análisis didáctico o terapéutico, etcétera.
1:1,
nado en los antiguos métodos de iniciación del aprendizaje, en la
escuela silenciosa de Pitágoras y que aún reinan en algunas sectas .Se creó un nuevo tipo de analizados . Estos candidatos se identi-
budistas-. Todo esto estaba plenamente justificado y de acuerdo ficaban naturalmente con su analista y no con el paciente y reen-
con la esencia del psicoanálisis, y por otra parte, todo funcionó per- contraban así la clásica segregación psiquiátrica (los otros son los
fectamente durante mucho tiempo. Parecía que durante cierto tiempo enfermos, yo soy el médico). Sin duda, el análisis tenía los medios
,,'
t
el análisis no ganaba una causa sin que fuese impugnada; aún no
era respetable. En esos tiempos ya lejanos, sólo se · presentaban al
para desalojarlos de esta falsa posición, pero existía el riesgo de
que en esta posición no hubiese análisis. Incluso, a veces era di- .'
análisis neuróticos que querían escapar de su tormento. Acudían fícil re1/hazar a alguien luego de haberlo aceptado como candidato .
dispuestos a aceptar el rol del paciente, identificarse con el enfer- luego de que se hubiese sometido a las reglas (sin resultado, pero
mo y a descubrir, como lo hizo Freud con Fliess, lo esencial del con docilidad y celo) durante varios años . Al mismo tiempo, el
análisis en los sufrimientos de la transferencia, esencia a la que era analista podía -de acuerdo con una actitud teórica discutible-
relativamente fácil agregar luego todos los aspectos enseñables. hallar alguna satisfacción al verse convertido en objeto de la iden-
A menudo ocurría, y aún hoy es frecuente, que un paciente des- tificación de quien, en lugar de ser su paciente, se transformaba en
cubría su "vocación" de analista; este deseo podía ser analizado y su alumno.
a veces era realizable. Todos los antiguos reclutas de\ análisis no Las consecuencias de este nuevo estado ele cosas no eran visi-
han seguido este camino, a veces el orden cronológico era inverso blemente catastróficas (no lo suficiente, según mi opinión) . El
148
149

_ ___,,,.__ Jt}Pit
l
F
ahora admitidos. Por ejemplo, se desconfía de los candidatos c¡u~
candidato no se convertía en un verdadero analista, pero disponía simplemente quieren iniciar una carrera. La formación médica no
de los mismos medios psicoterapéuticos que los no analistas y ade- es ya considerada como un dato suficiente. Se llega incluso a exigir
más se beneficiaba con el coilocimiento de la doctrina freudiana del aspirante un mínimo de neurosis (¿entre las consecuencias de
y de algunas reglas técnicas muy útiles, de tal modo que obtenía esta exigencia no se arriesga estimular una cuasisimulación?) Aún
suficientes resultados satisfactorios como para continuar progre- son solamente tentativas y ensayos tímidos y, desde que el psico-
sando en la adquisición de experiencia. Después de todo, Freud hizo análisis ha dejado de ser "peste" para convertirse de hecho en
su análisis con Fliess; un paciente bastante dotado puede hacer un carrera, ya no es seguro que se pueda hallar una solución. La lectura
análisis con un seudoanalista pero se dirá, y es verdad, que los de las revistas extranjeras nos deja entrever que en otros lugares
pacientes dotados son bastante raros. Por otra parte, se puede pre- las preguntas son semejantes. ¿No se ha oído a ciertos analistas,
guntar -es un ejercicio humorístico pero también una reflexión ambiciosos pero honestos, luego de un exitoso análisis didáctico
que puede ser esclarecedora- qué actitud hubiese tenido Freud, confesar que habían emprendido otro semiclandestino para "curar-
en sus comienzos, de haber tenido .que presentar su candidatura se" de su neurosis?
a una sociedad tal como hoy se la conoce. Estos rasgos son sintomáticos de una crisis, resultado de medi-
No estoy denunciando con malicia algún vicio oculto en el das tomadas con previsión, prudencia y sabiduría y, tal vez, de una
método de formación de analistas. Sólo me hago eco de un malestar larga vacilación en reconocer oficialmente que se habían vuelto
que se expresa abiertamente y que al leer las revistas especializadas inadecuadas. Entonces, es más bien traquilizador ver que hay ana-
podemos constatar que preocupa a los analistas de todos los países. listas jóvenes que están menos preocupados por su carrera que por
La Asociación Internacional, imitando la gran tolerancia de Freud la tarea de defender algo que se corre el riesgo de perder. Esto,
(que de todos modos sabía cuándo abandonarla) no tuvo que com- también en la línea de la fidelidad a Freud.
batir tanto las herejías doctrinales. Pero se encuentra confrontada
a dificultades reales rnbre el problema del reclutamiento. En un La interrogación de Freud sobre el destino del psicoanálisis puede
reciente congreso en Roma, se pudo asistir a gestos simbólicos (y asumir un segundo aspecto. Tal vez no es separable del primero, ya
sintomáticos) de cuestionamiento por parte de .analistas europeos, que si la renovación de los analistas se ve comprometida por su
jóvenes o menos jóvenes. formación (en tanto s.on portadores de la doctrina) su trasmisión
Pero no fue necesario esperar tanto tiempo para observar los y perfeccionamiento también estarán fatalmente comprometidos.
síntomas. En Francia, el único país donde conozco aproximadamen- Freud, que favorecía la creación de Sociedades, no esperaba que
te el problema, hemos asistido a tres escisiones desde la finaliza- tuviesen un papel únicamente conservador ni que sólo realizaran
ción de la guerra, todas originadas en igual problema. La primera una mayor extensión de la práctica analítica gracias a un juicioso
se produjo porque un proyecto de formación de los analistas no reclutamiento. Consideraba que su obra estaba abierta a corrcccio-
pudo ser adoptado por todos. La segunda, porque fue planteada ·nes y nuevos desarrollos y al tener a la ciencia como modelo, pen-
la posibilidad de someterse o no a las reglas internacionales. La saba que no era susceptible de clausuras ni conclusión. Es verdad
tercera, porque tm grupo de analistas -a decir verdad reducido-- que en este campo la investigación no depende directamente de las
.- no pudo aceptar un proyecto de organización referido al modo de organizaciones ni de ninguna reglamentación y si depende, Jo es de '•'
~

t
admisión de nuevos colegas. Como siempre, estas escisiones ocul- un modo indirecto. Si hacemos el balance del trabajo paralelo o
taban, sin duda, otras razones pero siempre cristalizaron alrededor posterior al de Freud hallaremos algunas satisfacciones, pero segu-
del mismo problema. · ramente menos que las espcrndos. Sólo por comodidll(l se puede
En Francia, el problema sigue siendo actual. En distintas socie- distribuir al balance por país.
dades se tiende a revisar en forma diforente los procedimientos hasta
151
150
.• En Inglaterra las novelas adquirían frecuentemente las formas daba en el marco de un yo concebido como imaginario le sucedía
de biografías en las que el destino del héroe se anudaba en su la oposición de un yo (que sería necesario llamar "real"), con el
infancia y su educación . . . En estas costumbres literarias o mo- objeto interior.
rales y no en las teorías (empirismo, darwinismo, etcétera), se ha-
llan las razones de que allí el psicoanálisis haya podido aclimatarse De este punto de partida que no dejaba de ser fecundo, resul-\
cronológicamente con más rapidez que en otros países. También un taría que lo que se llama la relación de o~~to (bajo sus diversos
resto ya vacilante de prejuicios victorianos esperaba el impulso aspectos) se convertiría en el centro de las preocupaciones. El
"principio del placer" que reina en la metapsicología freudiana
decisivo que lo hiciese desaparecer por completo. Melanie Klein
aportaba del extranjero una inspiración -que provenía de Ferenczi (donde se confunde aproximadamente con el proceso primario, al t
~

y sobre todo de Abraham- que le permitió hallar los medios teó- cual es evidentemente imposible renunciar sin renunciar también •
ricos y técnicos para convertir por fin a la terapia semieducativa al inconsciente mismo y entonces ya no hay ningún tipo de psico-
de los niños en un verdadero psicoanálisis; lo que Ana Freud aún análisis posible) fue cuestionado en nombre de una relación de
no se había atrevido a hacer. El valor de la novedad de las concep- objeto situada en la realidad, desde cierta perspectiva biológica.
ciones kleinianas no tardó en verificarse en su aplicación a la cura En efecto, en esta perspectiva el principio del placer toma el as-
de los adultos psicóticos, lo que significó un notable avance en la pecto de una filosofía hedonista o benthanista y era fácil apoyarse
época. Michael Balint -también él bajo la influencia lejana de en la observación pura y simple (y no en el análisis) para cons-
Ferenczi- habría de alejarnos más tarde de los misterios de los tatar que el sujeto humano no está determinado por la irresistible
psicosomáticos y, como · se ha visto, hallaría clínicamente una so- atracción de sensaciones agradables, en todo caso no menos que
lución a los problemas de la medicina con el psicoanálisis. Un por dependencia u hostilidad a los objetos. Esto aún no alcanza
auténtico británico, Winnicott, siguiendo un camino diferente pero para contradecir a Freud, quien no tenía ningún reparo en decir,
paralelo, ya había descubierto en los callejones sin salida de la por ejemplo, que la separación del objeto es causa de displacer.
pediatría la necesidad de recurrir al análisis. Durante algún tiempo Sólo lo podía contradecir desde una perspectiva biológica, ya que
Inglaterra, depositaria de los despojos de Freud --como el pueblo
de 'Atenas de los de Edipo-, se halló a la cabeza del movimiento
ésta no halla órgano ni sensación que explique el displacer de la
separación ... En la teoría de Freud, el sujeto obedece al principio
r
analítico europeo. del placer cuando la separación es catastrófica y al principio de
realidad cuando aprendió a dominarla: este dominio se opera por ~
Esbozar sólo las grandes líneas de las perspectivas en que simbolización, como lo muestra ese ejemplo de Más allá del prin-
la escuela inglesa sitúa la teoría analítica es una tarea difícil y ries- cipio del placer, en el que Freud sorprende a un niño en pleno
gosa. Parecería que fuese necesario establecer desde el principio la aprendizaje de este dominio simbólico por medio de las palabras
diferencia, mínima en la época, que separaba a Abra):iam y Freud.
"o-o-o" (fort) y "da". Para Freud no es la presencia del objeto por
Como se sabe, Freud se atenía a la identificación con el -objeto~ gratificante que sea la que puede aportar una buena solución (esto
tanto que Abraham acentuaba su incorporación; y mientras que sería precisamente permanecer bajo el dominio del principio del
aquél quería llegar a la neurosis infantil, éste último veía que las placer; ella conduce al estancamiento y al retroceso). La ausencia
incorporaciones iniciales ya tenían un estilo psicótico. Este punto del objeto es el único origen del pensamiento simbólico que intro-
de vista es el que Melanit;_K~e.!_n lleva de Berlín a Londres convir- duce al "principio de realidad"; ya que este principio nunca ha ,,, .
tiéndolo en la hipótesis del conflicto entre el yo del sujeto y los querido significar que la posesión del objeto era más real que su ..,
objetos incorporados universalizando, por así decirlo, la hipocon- ausencia -¡esto sería adoptar el principio del placer!-, sino que ~
dría, la melancolía, la manía, la paranoia tal como se las podía la realidad que debe ser dominada es precisamente la ausencia del f
comprender según Abraham. Al conflicto identificatorio que se objeto. Basta leer a Freud (en vez de adjudicarle las ideas ingenuas r
;
,_
1--, 153 i
t
y triviales de las que justamente se ha esforzado en despojarnos)
para ~iberarse de estas dificultades fácticas. La ausencia dél objeto ricos; que el psicoanálisis fas reconociese como su punto de par-
1 .. es la condición misma del desarrollo del pensamiento simbolico y tida lo hacía altamente sospechoso. En Francia la psicología era
si Freud no agregó esto como complemento a su artículo sobre la sobre todo académica, sus aplicaciones pedagógicas (puramente
empíricas) se limitaban a medición de niveles. Tampoco la socio-
f
negación, donde hallaría el lugar que le pertenece, los elementos
\ se hallan diseminados en toda su obra. logía intentaba aplicaciones. La medicina y la psiquiatría, casi en
· Se podría creer que Winnicott ftte aun más lejos en el sentido su totalidad, permanecían impermeables; la desconfianza de los
de la interpretación biologiiáñte, al acentuar las frustraciones religiosos era muda y desdeñosa. Algunos especialistas (como Char-
reales que el objeto puede infligir al sujeto (al niño). Pero en reali- les Blondel) juzgaban la verdad del psicoanálisis según su propia
dad no se pierde en este camino sin salida. Un sentido clínico se- experiencia; lo rechazaban de buena fe sin plantearse que el análi-
gt•ro, una experiencia sin defectos corrige siempre los errores a sis era precisamente un nuevo tipo de experiencia. Los medios
los que Jo arrastraron sus principios teóricos. Por ejemplo, es in- literarios surrealistas demostraron gran interés, que en el fondo
ventor del concepto objet_o transicional que evidentemente es el era escapar del psicoanálisis utilizándolo como un arte poético.
equivalente perfecto, aunq~e -silencioso; del "da" del niño obser- Freud pensaba -no sin razones- que Francia era el país más
vado por Freud. Si Winnicott no explicitó esta equivalencia, lo que resistente.
:11 ha escrito sobre el tema la supone. El objeto transicional ya forma
parte de lo simbólico y casi de un lenguaje: algo que no puede
entender quien confunde lengÚaje y comunicación.
Entonces no es completamente imposible (no todavía) inter-
Sin embargo alcanzó alguna difusión; contaba con fervientes
misioneros, como Marie Bonaparte, pero que no dejaban produc-
ciones originales. En esa época se pensaba que los libros de psico-
análisis, y no sólo los libros en francés, se repetían y se copiaban
i
pretar las actitudes teóricas inglesas mediante la pura metapsicolo- unos a otros como los libros piadosos en los siglos precedentes.
gía freüdiana. Pero es dudoso que actualmente los ingleses estén Después de la Segunda Guerra Mundial, se comenzó a prestar
persuadidos de la necesidad de dedicarse a clarificar las cosas en atención al trabajo de revisión teórica a que se había dedicado
esta dimensión. Por Jo tanto, si se alejan del campo simbólico y del Jacques _.Lacan, comenzando a formalizar lo que nos habían apor-
lenguaje lo suficiente como para perderlo totalmente de vista y si tado los textos de Freud, y despejar lo que tenía de original e
se comprometen sin remisión en los caminos biologizantes, corren irreductible su descubrimiento. Intransigente respecto de las orien-
el riesgo de suprimir al psicoanálisis británico sus únicas fuentes taciones teóricas y en oposición aguda con las "oficiales", influyó
de inspiración y esterilizarlo. ¿ Qué podría ser más satisfactorio, des- paulatina pero profundamente sobre el pensamiento analítico, aun
r
de el punto de vista biológico, que unir el sujeto al objeto gratifi-
cante (y quién no sabe justamente que el Edipo, o la prohibición
el de sus adversarios declarados. A él se le debe la renovación a la r
vez fiel y muy original del freudismo en Francia::•
del incesto, no tiene ningún sentido en biología) ? Pero poner esta Su acción se extendió más allá de los círculos profesionales, f
teoría en práctica sería precisamente renunciar a la cultura (pienso llegando a medios intelectuales en los que el psicoanálisis estaba 1
1
en un mínimo de cultura ¡incluso el que poseen los salvajes austra-
lianos!). Y en la clínica cotidiana observamos siempre en el origen
a un paso de ser condenado o desdeñado por la inconsistencia y t
la esterilidad teórica en la que se hallaba estancado. El presente
de los estados de debilidad alguna forma de fusión del sujeto con trabajo, en el que no es posible exponer con justicia la t~oría de
el objeto gratificante. Lacan (sería necesario otro Iíbro), se inspira en su orientación
general.
Durante mucho tiempo, el psicoanálisis fue en Francia un cuerpo
extraño. Gracias a Babinski, el positivismo médico había desvalori- ~~ Hasta el momento sólo hay un libro en lengua inglesa que permita
zado completamente las observaciones d..; Charcot sobre los histé- hacerse una idea del punto de vista de Lacnn: Anthony Wildcn, Tlr<' la11-
1l11age uf thc: sel/, John Hopkins, Baltimore.
154
155
se trata simplemente de que Jo conocemos mal, será entonces ne-
Pertenecería más bien a la hislori:i d1:~,..:ribir d brillante punto
de partida que tuvo el "movimiento" en Bnlín y explicar cómo cesario mejorar los canales de comunicación. \~
pudo desarrollarse autoritnriamente. Por otra parte, es necesario Los apóstoles que llevaron la nueva doctrina a América, eran
destacar como hecho interesante que si la influencia de Melanie semejantes a los que la introdujeron en Inglaterra. Sin embargo,
: Klein tiende en lnglatena a acantonarse en sectas analíticas que las cosas sucedieron de modo diferente. 80 Inmediatamente se ad-
la han confiscado, en los países en que se ha difundido libremente virtió como evidencia -no lo era en absoluto- que el análisis
..', ha fecundado la búsqueda. Por ejemplo en Argentina, de donde debía aclimatarse (ser domesticado) para hacerse americano. Si
nos llegan indiscutibles novedades. en los países europeos las personas interesadas aparentemente no
Sin embargo, fue en los Estados Unidos donde la práctica del tenían que "adaptarse" al nuevo descubrimiento ¿por qué no ocu-
análisis conoció la mayor ctxensión. No sólo la densidad de quie- rría lo mismo en América?
nes practican el análisis es mayor que en ningún otro país, sino La idea de adaptación -o adecuación- no tiene el mismo
que la influencia (a costa de alguna deformación) de_las ideas sentido actual en la patria de Darwin que en los Estados Unidos. En
freudianas se extienden más allá del mundo psicoanalítico propia- este último país ha perdido su aspecto puramente científico, se-
mente dicho, entre los asistentes sociales, consejeros, psicotera- guramente por el hecho de que a lo largo de toda su historia los
~

pcutas, etcétera. En relación con la población, los analistas pro- Estados Unidos han tenido que resolver problemas de acultura-
piamente dichos son muchos más numerosos pot· !>Í solos que en ción. "La adaptación" del individuo (de un inmigrante) a la
ningún país de Europa y sin duda más numerosos. en términos "realidad" -geográfica o social- agregó un sentido a esta palabra.
' - . absolutos, que la suma de todos sus colegas europeos. Este peso Incluso todavía en 1949 un psicólogo americano (Hilgard)
estadístico da de hecho una influencia preponderánte a los ame- declaraba en una reunión de la American Psychological Associa-
ricanos sobt·e los psicoanalistas del globo. Desde esta perspectiva. tion: "The mecanisms of adjustment were the features of Freudian
Estªdos_ Unidos ~e _convirtió en el país en que el psicoanálisis theory that we earliest domesticated within American psycho-
obtuvo su mayor éxito: ailí está situado el centro de gravedad logy." ** Frase sorprendente, si se observa que la teoría construida
mundial del psicoanálisis. Puede sorprender entonces que los eu- por Freud (que en este contexto tal vez es necesario distinguir
f
ropeos sientan cierta repugnancia a orientar sus inspiraciones en
esa dirección. Se conducen como si esta zona de mayor densidad
estuviese de hecho prácticamente vacía de desarrollos teóricos.
de la "Freudian theory'') de ningún modo considera el ajuste co-
mo una cuestión esencial ni un objetivo terapéutico. (Ninguna
palabra de este tipo figura en los índices de las obras de Freud.)
' ~
f.
Evidentemente no puedo ir ·m.:s allá de la constatación de este En Europa, pensamos que Hilgard hubiese hablado mejor dicien-
hecho, ni decidir si los europeos están equivocados o tienen razón. do: to acclimatize and tame it. ***
. .,:. Tampoco supongo que su actitud esté siempre motivada de la
_ Así, después de todo, el mismo psicoanálisis habría _de ser/
misma manera. Lo único que puedo hacer es tratar de precisar considerado como un inmigrante.
cómo un europeo puede adoptar esta actitud, que evidentemente
. ., exige explicaciones. Debo abstenerme de plantear el problema de
so No considero aquí las deformaciones doctrinales presentes en varios países l.
saber si esta actitud es justa o no. Es posible que no se trate más rr

¡
(por ejemplo, bajo la influencia de la ideología médica) .
que de un simple malentendido; en este caso, mi exposición debe .. "El mecanismo de 11juste fue uno de lo$ rn~f!O$ de In teoría fret,di:ma
conducir a disiparlo. De cualquier modo, debe hacerse algo res- c¡uc más 1emprano hemos domeslicado en la psicología americana". [N.
pecto de las paradójicas relaciones que mantenemos éon el psico- dd T.]
análisis aincricano. Si a p..:~,ir de las lecturas de las publicaciories • .,,, Aclimatizarlo y domado. [N. del T.I

156 157
[
i

f
.J...
por parl~ Je los 11.:óri..:os th: los pn.:i,upuc::.tui. l '111¡1u1 ,\l11 ,\ qul· 11u·p
bte punlo de parLida, que Lal vez no fue tomado suficiente- t
mente en consideración en el análisis o la historia de las ideolo-
tan (por ejemplo el darwinismo y el behaviorismo) y la epistemolo-
gía de la ciencia actual (esta evidencia se disimula si se confunde
r
gías -según nosotros, por supuesto-, marcó de manera decisiva
el desarrollo de las teorías analíticas. Al contrario, favoreció el
el desarrollo de la ciencia con los logros de la tecnología qttc, en
rigor, se puede interpretar en términos de adaptación biológica).
f
desarrollo de la práctica, acrecentó la demanda, convirtió al aná-
Parece que los lingüistas, qtte durante tanto tiempo e inclttso f
lisis, rttás que en ningún otro país, en un deber social y moral y
suministró a los restos de tendencias puritanas inconscientes un
a veces sin saberlo admitieron la perspectiva empírico-behaviorista, '
fueron más rápidos que los psicoanalislas en apreciar el cambio:
cxutorio que tal vez era completamente necesario; en su función
por ejemplo, la obra de Chomsky lleva a concluir -o supone el
de mediador, para que la revolución que el análisis aportaba fuera
postulado, es lo mismo- que el lenguaje no es un comportamiento
aceptada.
y esto no debería sorprender a los analistas. Simplemente coincide
La ilusión "modernista" de que los cambios que se producen con Freud, cuyas posiciones de principio sobre estos temas esta-
en el medio obligan a readaptar los principios del psicoanálisis, ban muy adelantadas a los postulados de las ciencias humanas
tal como Freud los estableció, depende evidentemente de los pre- de su época, algo que por supuesto en ese momento los especia-
juicios vinculados a la noción de ajuste. Freud nunca se preocupó listas de esas ciencias le reprocharon. Desde luego, es imposible
por adaptar sus pacientes a la sociedad de su tiempo -los volvía construir una teoría para justificar la técnica psicoanalítica sin
j \ capaces de solucionar por sí mismos sus problemas y el de la rela- adoptar alguna posición explícita ~o implícita- sobre la natu-
V ción con su medio era µno más- de igual manera que la raleza del lenguaje. Evidentemente es mejor que sea explicitada.
relación con su cónyuge, por ejemplo, relación que no traducía
Poner el acento sobre el ajuste es tratar al analizado como un
totalmente sobre el plano de la realidad como un consejero (S. E.
inmigrante en un período de_aculturación: este tipo de expresiones
XII, p. 225). Seguramente, habría visto en la transformación de
evidencia el carácter anacrónico de esta concepción, superviven-
la sociedad una fuente de represiones que sólo difiere de las anti-
cia de rasgos de un pasado. individual o colectivo en el mundo
guas formas por el hecho de que el éxito en este mundo tiende
actual. Porque es necesario reconocer que un inmigrante suficien-
a s1.1stituir al éxito en el otro, es decir, a la moralidad, lo que tal
vez simplifica los problemas pero de ningún modo los hace más · temente dotado para las actividades delictivas, se adapta (en el
sentido científico y darwiniano) más rápido a la nueva sociedad !
fáciles. Y seguramente le hubiera adjudicado al retorno de lo r
que aquel que da pruebas de una honestidad dócil; y es ahora la
reprimido los crímenes, las perturbaciones mentales que los inge- 1
nuos atribuyen directamente a la presión del mundo de la vida
sociedad quien, siempre en el sentido darwiniano de la palabra, r1
tiene que adaptarse a este tipo de inmigrante, es decir, desarrollar
moderna sobre el individuo. Porque el efecto de esta presión es
indirecto y no puede comprenderse sin la hipótesis de que de
defensas que no forzosamente serán adecuadas. Al reflexionar so-
bre estos problemas, se observa que el uso habitual del concepto
'•
1
hecho se trata de la presión misma de la represión. La vida mo- r'
de adaptación cubre postulados ocultos que pertenecen al orden
derna no cambió en nada la estructura del yo: acrecentó el peso
de la moral social más tudimentaria: es necesario ser como todo t¡
de lo reprimido que lo amenaza y la preponderancia concedida
al yo podría, al fin de cuentas, colocarse al servicio del ideal (no el mundo.
freudiano) de "las · represiones exitosas", como si fuese el único Este antiguo postulado de conformismo social no se confunde
medio de "adaptarse" a la realidad. En todo caso es una cuestión completamente con la manera en que se presenta el sentimiento
difícil que debe ser planteada con la mayor seriedad. de identidad en el mundo moderno. En efecto. la evolución de
este sentimiento tiende a cuestionar la creencia que tiene caua
Desde el punto de vista puramente científico es un disparate,
uno no en su identidad, sino en su 1111iciclwf (1111it¡11C'11ess). F.sk
existe un verdadero corte entre la utilización más o menos latente
159

•-----,----
158

. ' '..:.,..
· , · . t ... "•,

' _J.._
I
1
do , había mmtrado cúmu pudrn hullu1 ~e en ~1tu1u.. iun l\1111111111"
se11timiento de unicidad tiene su origen en las primeras relaciones en relación con el gllhicrno de la pcr~ona .)
familiares: en una familia cada uno es irremplazable, reconocido
y amado simplemente porque él es él. El entrecruzamiento de las Propiamente freudiano es haber descubierto qu e d ~ o e~ d
objeto del narcisismo, que pertenece al orden imnginmlo, que
identificaciones en las relaciones familiares no cambia nada y el , d d ' .. · · I
sentimiento de unicidad es, de manera latente, anterior al de de a \gun mo o pue ~ ser ·otr0 que nosotr0s mismos. unn 1ma- ,
identidad. Con el comienzo de la escuela las perspectivas cam- s.~n ~ll l.l qt\~ l''-kr.·h.'~ -~~' ~ '.\';\Y~','~ , r~\\\,: \l\;\\1\ \1,'l\\\' \' I\ b ,,~¡\'\\\\~ 1
bian, el niño se hace suceptible de ser reemplazado y es reco- ;\:-:.:~ ¿,;: ._;::·~ ~ ; :.:~ ~ ~ .. ~,. . ~:. :~ '!~~!~ .:.: ~ '-' · "..:~1J \'~ i~"\...'\3t\d·
nocido por lo que hace; esto se acentúa más adelante. Siempre fü·.a. ~i.:t tlc:~2 ~" ::-.,::-~:;:.:; ; •:, , ~ aj·J: te al pensamiento norte-
ha sido así, al menos desde la lejana declinación del ideal aristo- americano, Ká.ren Horne~ . h abía admitido como objetivo tcra-
crático. La vida moderna simplemente acrecentó este fenómeno. péutico la adaptación del sujeto al medio . Su te0ría. b:: ?.:-· :
Actualmente decir "es necesario ser un modelo fácilmente inter- vecina de la ·<le-Fr cud en- sus principios , nos sorpren<le poi l rn
cambiable para que la mecánica social funcione sin dificultad", cierto tipo ele justeza y gran inteligencia. Pero inmediatamente
es sólo una transformación del viejo imperativo "es necesario descubrimos que con la orientación que le confería. le resultaba
ser como todo el mundo para que todos podamos reconocernos, absolutamente imposible abordar un caso de alguna gravedad :
los unos en los otros, como buenas personas". una histeria o una neurosis obsesiva , como se dice, por poco
Para el psico.analista, esta transformación es muy superficial. "jorobada" que sea. (Ella no hubiese podido tratar al hombre de
El sentimiento de unicidad espontáneo en la infancia está siempre las ratas ni al hombre de los lobos sin ampliar su técnica , y en
presente y sólo fue reprimido. Es fácil ver cómo esta represión absoluto un caso de esquizofrenia incipiente). Por otra parte, una
puede regresar; por ejemplo en "explosiones" individuales que vez admitido que el objetivo de la terapia es la adaptación social,
pueden ser aceptadas por la sociedad o declaradas antisociales. es inevitable la necesidad de alguna teoría ele lo social, algo seme-
Si, como lo precisa Erikson, la identidad debe ser conquistada (y jante a una antropología cultural que se acople al psicoanálisis :
clínicamente tiene razón) es simplemente porque la unicidad debe este es para nosotros el punto de inserción del ciútu[~lisn_io en el t
- .. .
.'
'- ser reprimida. La identidad no es sino la forma socialmente acep-
tada de la unicidad perdida. Y los psicoanalistas están estratégi-
psicoanálisis norteamericano. Evidentemente, se podrá sostener,
como casi lo hace un sepulturero en Hamlet, que lo que es neurosis
i
camente ubicados para descubrir, en las manifestaciones de trans- en una cultura sería normalidad en otra: que basta enviar un danés
ferencia al igual que en los estados amorosos del sujeto neurótico, neurótico a Inglaterra para curarlo de su locura y que esta no es
una exigencia de unicidad. sino una mala adaptación a la cultura danesa . . . Sin duda, las
Si el ajuste sigue siendo, abiertamente o no, la preocupac1on posiciones culturalistas no son tan ingenuas pero de hecho no
esencial que arroja su sombra sobre la reflexión teórica del psico- logran convencernos de que no han nacido de un problema con·
análisis norteamericano, nosotros creemos comprender la orientación .tingente propio de América y que no son el efecto diferido de este
que adquirió esta teoría. En efecto, no se podrá dejar de pensar viejo problema.
que el órgano del ajuste debe ser el yo. En verdad, la necesidad En todo caso, en Jo que concierne a. Karen Horney. se observa
_..,
de esa instancia psíquica para tratar este tipo de problemas no es que algo de culturalismo era necesario en su sistema, pero porque .
,. \
una idea freudiana (Freud no hace más que utilizarla) , se remonta
a la antigüedad y ya Platón había adjudicado a una "parte del
no era exigente en materia patológica . Un paciente perturbado f
!
por un cambio ele cultura o de medio -lo que desde luego ocu-
alma" (to hegemonicon) esta función. " (San Pablo, más profun-
rre- podría beneficiarse con sus cuidados . Pero este caso está
lejos de cubrir el abanico de la psicopatología . 1
En griego ·e n el original. IN. del T .J
161 r
160 r
1

1
t
J¡,,
Las formulaciones de los partidarios de la psicología del yo de que a partir de ci.te momento yu 11 0 puede lu 11~e, "'º lu-, ' '""'~b
· O-lartmann, Locwenstein, Kris, etcétera) en un sentido van mu- hipotéticas que le han servido de punto de partida .
cho ·más lejos en el camino abierto por Karen Horney. Esta sólo
se había interesado en la adaptación a los otros, a las relaciones
sociales o interpersonales. Con la psicología del yo no se puede
Tomándola en un nivel demasiado simple , la teoría de la adap-
tación conduce a contradicciones que los autores no nos ocultan .
Así, Hartmann escribe que "tite 11ature o/ the e111·iro11111e11t may
[
decir que se plantea el problema de la adaptación a la realidad be such that a pathological development of the psyclze offers a
~I enunciado es superficial-, sino que la adaptación a la reali- more safisfactory solutio11 that would a normal one . . . " * (Ego
dad es planteada como el objetivo del desarrollo psíquico y como psycl,ology, p. 6).
el criterio de la salud mental. No es fácil resumir brevemente la Resulta entonces que la neurosis es una forma de adaptación.
posición teórica de los psicólogos del yo y hacerles plena justicia, Pero si reconocemos en este caso el carácter patológico de esta
ya que sus trabajos contienen numerosas observaciones de las adaptación, ¿con qué criterio la reconocemos si no es recurriendo
que los psicoanalistas ,pueden obtener grandes beneficios. Al resu, a otro ambiente? Ya que si pretendemos disponer de un criterio
mir las bases, que nos parecen frágiles, estos trabajos se presen- que no sea una forma de adaptación a un medio, nos alejaríamos
tan necesariamente bajo su ángulo más desfavorable. La teoría de las hipótesis de la psicología del yo y es fácil demostrar que la
de Hartmann, por ejemplo, plantea en principio que el yo no noción de adaptabilidad (en contra-distinción con la adaptación)
deriva del ello, sino de un origen más indiferenciado del cual no provee una solución, ya que el ambiente al que debemos adap- l
proceden simultáneamente el yo y el ello. Sin embargo, el yo trae tarnos may be sucl, that a patlwlogical develop>nent of the psyc/1<:
consigo una herencia -que se podría llamar darwiniana- que would offer a more satisfactory solution, etcétera ... u A menos
hace que, en cierto sentido, ya esté adaptado a la realidad "pro-
bable"; llega al mundo, por así decirlo, preparado para las posi-
que se defina la adaptabilidad correctamente, a saber : la facultad
de desadaptarse. Porque el hombre siempre estuvo adaptado en
1
bilidades que ha de encontrar. Es evidente la inspiración bioló- el sentido darwiniano de la palabra, e incesantemente se desadap-
gica de esta concepción. Esta primera adaptación, que supondría ta modificando el medio. Por .lo tanto, para Darwin sólo hay un
una autonomía primaria del yo en relación con las pulsiones, debe criterio de adaptación: el simple hecho de seguir vivo.
dar Jugar a una autonomía secundaria que permitirá la adaptación Por supuesto que no es posible discutir en pocas líneas un
a la situación efectiva (actual) en la que el sujeto se halla ubi- movimiento que adquirió tanta importancia. Pero no ,hay _ps~co-
análisis-del-yo, del mismo modo que no hay psicoanálisis-del-ello
cado. Esta autonomía secundaria permite lo que, en un lenguaje
ni psicoanálisis-del-superyó; Hay, como lo dice claramente Hart-
diferente del de Hartmann, se llamaría una posición "de objeti-
mann, una psicología del yo que puede ser psicoanalítica. Se po-
vidad".
dría indicar la influencia de la biología (la adaptación al medio),

Es importante señalar qué Hartmann, antes que nadie, se da


de la psicología (la persona es una síntesis), de la moral y de la
religión (la criatura debe tener un principio de autonomía [ wrong 1
1~
cuenta de que una objetividad de este tipo no es suficiente. Primero capaz de asumir la responsabilidad de sus faltas, pero también
ser,~ necesario, de algún modo, hacer un lugar y conceder un rol de vencer sus tentaciones natun1les, etcétera).
a lo que nos-otros , en contra-distinción, llamamos subjetividad.
• "Lo naturaleza del medio puede ser tal que un desarrollo patológico de
Luego, Hartmann mismo estima en su verdadero valor el movi- la psique ofrezca una solución más satisfactoria que un desarrollo nor-
miento de i:etroceso por el cual el sujeto se desvía de la realidad mal . .. " [N . del T .]

f
efectiva (actual) para elaborar lo simbólico (lenguaje, luego ma- •• "Puede ser tal que un desarrollo patológico de la psique ofrecerá una
temáticas), única manera de dominarla. Pero no se da cuenta solución más satisfactoria." [N. del T .]

162 163
lus Ju, dh1luHu11 Jllh.lh11c11t c c nll c hl. l'u, u1t11 port e, tc1111u el /
l.11 1lJ50 h (: ud ltubl11 L011<k11udo con ~C \ ' \.' I idud la tcm.lcnci :, vago temor de que más bien hablo de un pasado reciente que del ,
a amalgamar al psicoanálisis las perspectivas ch.: otras . ciencia~ presente.
humanas, por ejemplo. orientaciones psicológh.::1 s. Escribó (utili-
zando términos ingleses) que la consideraba no una prueba de
' 'broaclmi11ded11ess" sino de "lack o/ j11dgeme11t". •:•
Las biografías e historias de casos de Erik Eribon, gran figura El mayor peligro que corre el psicoanálisis no son las innovacio-
analítica, han ganado nuestra admiración.~; d;, pruebas de nes ni las deformaciones de que son responsables los sucesores
un sentido clínico sin fallas. En la historia del caso de Sam , pani de freud, puesto que en vida de éste pudieron superarse todas las r
tomar un ejemplo, que figura al comienzo de 111/cmcia y sociedad. desviaciones: el psicoanálisis ya conoce este peligro. r
reconocemos con evidencia el papel de lo no-dicho, <le! rechazo La historia nos enseña, con numerosos ejemplos. que un pen-
del derecho de saber, ele los efectos del retorno <le lo repri 111 ielo samiento verdaderamente nuevo afronta en primer término la
.,, según las ocurrencias, el papel de la transferencia y los efectos prueba o la amenaza de ser cubierto por modos anteriores de
de la interpretación y todo esto presentado ele una manera extra- pensamiento, por el pensamiento tradicional. La física de Galileo ,
...
~

ordinariamente luminosa. Todo se juega en lo que es dicho y en que rompía con todas las costumbres de los sabios de su tiempo,
lo que es cqjj_ado. Incluso et simbolismo de los juegos -que tiene se vio obligada a retroceder, domesticada en la obra de Descartes;
" . "\' su papel en la exposición de este caso- funciona ·como un len- pero lo que seguía siendo original en Descartes fue también
., guaje. Y el fort~da de la observación de Freud podría ser evocado reducido por lós cartesianos que le sucedieron y hubo que espe-
... rar a Newton para volver a hallar la agresividad del pensamiento
,
..
- .... ;:011 pertinencia. Pero la construcción teórica que Erikson sobre-
imprime nos desconcierta: implica que nada de lo que le ocurrió galileano y rescatarlo de la ciénaga de la tradición metafísica. No
a Sam se hubiese producido si no se tratase de una familia judía debería sorprender que el descubrimiento de Freud enfrente los
en un período de ajuste a un medio no judío, algo a lo que pode- mismos obstáculos, aunque ya no se trate de la metafísica .
mos adherirnos porque conocernos casos idénticos en los que nin- En sus comienzos el psicoanálisis, en los propios términos de
gún problema cultural puede ser invocado. Observamos cómo fue Freud, "was 110 more than a 11ew medica[ procedure /or i11f lue11-
inyectado el problema del ajuste en esta hermosa historia de caso. cing certain mental diseases" • y este campo limitado de los pri-
Por otrn parte también observarnos. y lo dice él mismo, que su meros comienzos, el campo terapéutico, siguió siendo más tarde
teoría de la identidad está estrechamente ligada a la del yo ele la y siempre el único dominio en el que podía verificar sus propo- ·
que constituye un apéndice. Estoy convencido de que tan pocos siciones y perfeccionarse. Pero de ningún modo estaba encerrado
ejemplos tan sumariamente analizados no pueden abarcflr la enor- allí y se corría un gran riesgo conservando una orientación -en
me e impresionante exten sión de los lrahajos norteamericanos . Fvi- apariencia- médica de su origen. No se puede, si no es metafó-
entemente no lo pretendo: sólo sirven para expresarme , para lratur ricamente, hablar de salud mental como se habla de salud corpo-
e sostener la tesis discutible -quiero decir, que yo creo que ral. De ningún modo es obvia, no es nuestro estado natural corno \ ,'-J
merece ser discutida- de que el psicoc1néÍ!i sis freudian o fue ntrn pa- lo es esta última y no se puede imaginar que la tarea del analista ' ·
do inmediatamente , desde que llegó a Norteamérica, en una ideolo- sea conducir a ese estado anterior a quienes .se han apartado por
-~' un accidente. Del mismo modo, ¿qué sentido podría darse a una
gía seudo-darwiniana ele! ajuste social. Evidentemente , no puedo
decir si ganó o perdió . Simplemente puedo arri esgar esta trivia- expresión como "higiene mental", cuando sabemos qu .: en este
lidad: que se ha vuelto diferente de lo que es en Europa y que
. 11u ..:rn 111.is qu..: un nuevo prm:cdimienlo médico p;irn influir en
algunas enfennC'dades mentales", [N . del T.]
• "Amplitud de ideas" sino de " debilidad de juicio". 1N. dd T. I

164 165
, ,11111111 111d11 11111"11111 ,¡.. 1 ,1 ·, 111 ·11 1111 ,·~ 111 ,h ,¡111· 1111 ·. 1111¡,I, " ' " '· "
c~tu<llstico yu putógcno'? El progreso n:ul no 1·c1,i<lc sólo en el lNUlCE
acrecentamiento de la competencia médica; mas bien supone una
transformación de la actitud de las personas, médicos o no, que
se llaman "normales" ante quienes suponen "enfermos" desde el
punto de vista psíquico. ¿Quién no sabe que el status de enfermo,
tan útil cuando se lo confiere a alguien físicamente imposibilitado
t
de cumplir sus obligaciones, produce un efecto dif ere11te cuando
' se lo inflige a alguien mentalmente perturbado? Esto bastaría para
mostrar que no se trata de dos sectores de una única medicina.
' sino de dos órdenes de los que sólo uno es médico. Siguiendo el 1r
\ ejemplo de Freud, los psicoanalistas se abstienen ele conferir el
\status de enfermo a sus analizados, e incluso ele diagnosticar 7
~
Presentación
'\ Y pronosticar. Reducir el analista a médico y el neurótico a enfer,
mo -aunque al coP1ienzo Freud haya adoptado este lenguaje- Cronología 9
/ 11ería actualmente alinear al analista entre las potcndas represoras.
l'v1 i vida sólo tiene interés en su relación con el psicoanálisis 17
\, Basta haber observado cómo se anuda un análisis alrededor •
flltroito . hic dei sunt 31
ele · 1a transferencia, cómo se desarrolla de inversiones a recono-
cimientos -como la tragedia que describe Aristóteles-, para La vía real ')j
.. perst1adirse que sólo revela una profunda desgarradura original
81 L
' en !a estr_uc;tura del hombre. una división que lo opone--a sí mis- De la histeria a una teoría general r,
mo (y no a la realidad ni a la sociedad) y que lo expone a los 115 ,l ,,
El incesto y el parricidio
ataq~_es__ ~(:si.i iñéonscienté. Esta situación ·¡á niisma pitra quie- ·es
nes se han encerrado en las barreras protectoras de la "salud", y Una pulsión de muerte o de Jestrul:ción qm: upera en
para aquellos que han intentado liberarse en los vagabundeos silencio ... 127
de la "locura". ¡;g
El misterio de la culpabilidad
Es cierlo que no se trata de venerar y conservar piadosamente
la herencia de Frcud: sel'Ía una manera de esterilizarla. Es mejor El porvenir de una desilusión 145.
considerarla como el muy imperfecto comienzo de una "ciencia"
que debe ser elaborada sin límite asignable, tal como ocurre en
otras ciencias. Pero no debemos olvidar que en este campo las
·resistencias están siempre activas, siempre dispuestas a aceptar
el psicoanálisis, pero sólo a condición de integrarlo para enmas-
carar su originalidad. Es esta originalidad la que es necesario
preservar e incluso volver a descubrir. Sería menos peligroso que
la obra de Freud fuese criticada y atacada por sus adversario~
en el centro mismo de su originalidad que defendida y predicada
por partidarios que la escamotean.

166
[
~

'

S-ar putea să vă placă și