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Para muchos, incluso entre la izquierda, el uso de la palabra neoliberalismo debería cesar por ser
inapropiado. Según esta visión, el neoliberalismo es un concepto más ideológico que teórico, y
sobre todo más político que económico. No es útil y tiene más de panfletario que de riguroso. A
pesar de esa renuencia explícita por tantos, se trata, sin embargo, de un término ampliamente
extendido y aceptado por incluso bastantes de quienes lo critican.
Sin negar que se ha convertido en un lugar común en el discurso de los militantes de izquierdas,
formando parte demasiadas veces de discursos realmente vagos y ciertamente con poca base
teórica, el concepto es para mí plenamente válido y adecuado. Eso es lo que trataré de hacer ver
en este post, cuyo objetivo es, por lo tanto, reivindicar el uso del neoliberalismo como concepto e
instrumento de análisis en economía.
Para la mayoría de los economistas críticos y las corrientes de pensamiento económico alternativo
la crisis estructural de los años setenta marcó el inicio de una nueva etapa que se ha convenido en
llamar neoliberal. Hablamos entonces de un cambio en la configuración de la economía capitalista,
que desde el final de la segunda guerra mundial y hasta los años setenta había estado gestionada
a partir de un ideario obtenido de las enseñanzas de Keynes. Esa etapa del capitalismo, apellidada
dorada entre otras cosas por la inexistencia de crisis graves y por responder a un círculo virtuoso
de crecimiento de salarios y crecimiento económico, entró en crisis y abrió la puerta a una nueva
forma de comprender la sociedad.
La cesión por parte del Estado de su compromiso de regular activamente las condiciones
macroeconómicas, especialmente en lo referente al empleo.
Ataques desde el gobierno y las empresas a los sindicatos, desplazando el poder a favor
del capital y debilitando la capacidad de negociación de los trabajadores.
Esta caracterización es, como puede intuirse, adecuada para describir los desarrollos recientes en
prácticamente todo el mundo capitalista, a pesar de que está pensada para la economía de
Estados Unidos. Y es la combinación de estas características la que da lugar a una serie de efectos
que el propio D. Kotz (2008) enumera también: creciente desigualdad, incremento de la
importancia del sector financiero y sucesión de grandes burbujas de activos.
La creciente desigualdad
Aunque en este blog hemos visto evidencia empírica de algunos de estos efectos, que además son
fácilmente perceptibles en los países desarrollados, Kotz señala algunos datos de importancia al
respecto. Así, la producción por hora creció mucho más rápido (un 1′91% entre 1979 y 2007) que
las ganancias de los trabajadores no supervisores (-0′04% para el mismo período). Incluso
teniendo en cuenta a todos los trabajadores, la productividad creció por encima de los salarios
(1′9% frente a 1′1%), lo que refleja un desplazamiento del excedente desde el trabajo hacia el
capital. Algo que se verifica al comprobar que la tasa de crecimiento de los beneficios fue de un
4′6% entre 1979-2007 frente a una tasa de crecimiento de los salarios de un 2′0% para el mismo
período. Finalmente, la desigualdad personal también se agudizó en todo este tiempo, ya que el
5% de los hogares más ricos tenía un 15′3% de la renta en 1979 y un 20′9% de la misma en 2007,
mientras el 20% de los hogares más pobres tenían un 5′5% de la renta en 1979 y un 4% en 2007.
Para más inri, el 0′01% de las familias más ricas recibía un 5% de la renta en 2005, un pico no
alcanzado desde 1929.
Los altos empleados, cuya remuneración está vinculada al valor accionarial, se han preocupado
más por incrementar los valores de las empresas en bolsa que por la actividad real de la empresa y
su permanencia a medio y largo plazo. A su vez, la banca se ha transformado, cambiando
progresivamente su actividad desde la recepción de depósitos hacia los negocios con derivados y
hacia las comisiones, y el endeudamiento de hogares y empresas se ha convertido en un
instrumento propulsor de la demanda agregada.
Como resultado de los dos desarrollos anteriores, las burbujas de activos han encontrado un caldo
de cultivo espectacular. El crecimiento de los beneficios sobre los salarios, la concentración del
ingreso en familias ricas, la reunión de flujos de capital ociosos (en fondos de inversión, fondos de
pensiones, hedge funds, etc.) ha llevado a promover burbujas en todas partes. Hay que recordar
que este capital financiero responde con mayor radicalidad a la lógica de la rentabilidad (el ciclo
corto marxista D-D’, es decir, dinero para obtener dinero) sin preocuparse por la economía
subyacente y de la cual en última instancia depende. La desregulación financiera abrió el campo
para que todo este dinero, gestionado por empresas que responden ante sus accionistas, se
concentrara en diversos mercados, creando burbujas, en busca de rentabilidad.
Como veremos en futuros posts, pero como es fácil intuir, estas burbujas han posibilitado un
endeudamiento creciente que ha permitido al capitalismo neoliberal funcionar más allá de los
propios límites que impone la economía, pues ha permitido que el consumo pueda mantenerse a
pesar de que los salarios se han estancado o han incluso retrocedido. Eso significa que la crisis
financiera está profundamente enraizada en la desigualdad inherente al capitalismo neoliberal.
¿Qué es el Estado de Bienestar?
El Estado de bienestar es un sistema económico mediante el cual el Estado provee equidad a cada
uno de sus habitantes garantizándole alimento, trabajo, viviendas y sanidad. También se le conoce
como estado de providencia, estado protector y estado social.
El Estado de bienestar surge con la caída del feudalismo y con la aparición de las economías
capitalistas pero se termina de consolidar tras la gran depresión (1929) y luego de la Segunda
Guerra Mundial (1945).
Una de las grandes modificaciones es que el trabajador pasa a ser una persona libre y ya carece de
protección de por parte del señor feudal. A partir de este momento su protección depende de sí
mismo. De allí surge el concepto de estado benefactor pues es quien se encarga de ahora en más
de “cuidar” a cada uno de sus habitantes.
Índice
1. Origen histórico
2. Modelos
5. Prestaciones públicas
8. Fundamentos teóricos
1. Origen histórico
El nacimiento histórico del estado de bienestar está íntimamente relacionado con la figura de Otto
Von Bismarck ya que fue él quien en Alemania y tras los reclamos de los obreros del partido social
democrático alemán, propone el seguro social. Así surge un tipo de política social inclusiva (seguro
de enfermedad, trabajo y jubilación). Esto sirvió como antesala del estado de bienestar.
El concepto del estado de bienestar es un concepto que propone Keynes en uno de sus escritos. Y
surge a partir de la caída de la bolsa de Wall Street en el año 1929.
2. Modelos
Modelo liberal anglosajón. Sólo concede protección social a los marginados restringiendo
abundantemente los beneficios que se extendían para un grupo más amplio de la
población.
Modelo conservador. El estado interviene solamente cuando falla la familia del individuo.
Modelo mediterráneo. Hay teorías que no aceptan esta cuarta variante de estado de
bienestar. Sin embargo la incluimos como una especie de variante. En este modelo el
estado tiene una intervención de asistencia social mínima.
Tiene como objetivo principal proveer pleno empleo al total de la población. De este modo se
erradicaría el desempleo y el hambre. El estado de bienestar tiene la característica de regular el
mercado y sus valores a través de la creación de un sector público económico.
El consumo interno estimula la producción de puestos de trabajo pues, de este modo, eleva el
poder adquisitivo de la población y así al economía interna crece.
5.
Prestaciones públicas
Este estado garantiza un ingreso mínimo para cada uno de los individuos de la población
basándose en que éste es un derecho de cada habitante y es un deber estatal. Este derecho es
para todos los habitantes, sean o no marginados.
Por esta razón el estado benefactor garantiza un subsidio económico para cada habitante. De allí
es que se identifica a este tipo de estados con la igualdad de los derechos.
8. Fundamentos teóricos
Luego de levantar a una potencia mundial que se encontraba en bancarrota (EE.UU en la década
del 30, luego de la caída de bolsa de Wall Street) surgieron muchos críticos sobre el tipo de
economía de estos gobiernos. Algunas de las críticas más notables fueron:
Se argumentaba que el estado no subsidiaba la salud, empleo, vivienda pues estos eran
extraídos del pago de los impuestos que pagaban el resto de los habitantes. Por esta razón
se llegó a decir que el estado de bienestar “le quitaba a los ricos para darle a los pobres”
como una especie de Estado similar a la figura de Robbin Hood.
También se argumentó que el estado era quien generaba las peleas entre empresarios y
sindicatos.
Llegada la década del ´70, las críticas antes mencionadas comenzaron a tener mayor cantidad de
adeptos. Algunos economistas argumentaron que el estado tenía demasiado costos fijos y que
debería reducirse sin intervenir más que en lo mínimo e indispensable. De este modo se dejó de
creer en aquel modelo y se dio paso a modelos neoliberales.
¿Qué es el neoliberalismo?
El neoliberalismo, tanto como su antecesor, apuesta por un panorama de libertades para el sector
privado de la sociedad, minimizando la intervención estatal y apostando por el libre comercio
como factor regulador de las tensiones de clase.
Si bien esos preceptos generales sirven como punto de partida, la verdad es que el concepto de
neoliberalismo hoy en día ha ampliado sus fronteras y no es sencillo de definir en el panorama
político y económico contemporáneo.
Índice
1. Surgimiento
2. Políticas neoliberales
3. Críticas
4. Privatización
6. Preceptos
8. Principales detractores
9. Términos asociados
1. Surgimiento
Desde entonces se le atribuyen las posturas de defensa capitalista más radicales, como las
implementadas por Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en el Reino Unido.
2. Políticas neoliberales
3. Críticas
Los reproches históricos al neoliberalismo son numerosos y dolorosos, sobre todo los nacidos a
partir de las dictaduras militares latinoamericanas de mediados del siglo XX, cuyo carácter
sangriento y cruel tuvo un costo elevadísimo en vidas humanas y tiñó la doctrina neoliberal de un
aura perverso.
Por otro lado, la década del 90 representó en muchos países el fin del ensueño neoliberal, cuando
la sensación de inmediata abundancia que arrojó la privatización de amplios sectores Estatales dio
paso a las medidas de ajuste tarifario en un contexto de depresión, devaluación y pobreza. Esto
fue particularmente notorio en el caso argentino y venezolano, por citar dos ejemplos.
4. Privatización
Es, sin embargo, un gesto doloroso para la comunidad, que debe empezar a pagar por algo que
normalmente era gratuito o casi gratuito.
5.
Existen, sin embargo, otros usos históricos del término, como el movimiento estadounidense
surgido en 1981 y de corte izquierdista, cuyo vocero era el periodista Charles Peters y sus políticos
más influyentes fueron Bill Clinton y Al Gore.
6. Preceptos
Si bien inicialmente el término designaba una convivencia entre un Estado robusto y una
economía de libre mercado, en la actualidad los preceptos políticos y económicos asociados al
neoliberalismo pueden resumirse en la disminución de la participación del Estado en materia
económica, a través, principalmente, del recorte del gasto público y la privatización (reemplazo
con iniciativas del sector privado).
Esta doctrina ha sido fuertemente vinculada con el mundo tecnocrático y corporativista de las
grandes trasnacionales, ya que la mayoría de sus medidas se dictan desde organismos ajenos a la
comunidad de las Naciones Unidas, como el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio
y sobre todo el Fondo Monetario Internacional, a los cuales se ha acusado de proteccionismos y
favorecimiento de las empresas norteamericanas internacionales.
8. Principales detractores
Las organizaciones sociales populares, los partidos de izquierda y las organizaciones políticas que
hacen vida bajo la bandera del socialismo y el comunismo, son los grandes detractores de la
filosofía neoliberal. También se le oponen sectores críticos del capitalismo, que la acusan de ser
imperial y corporativista, y los sindicatos laborales que ven en sus principios de flexibilidad laboral
el fin de derechos adquiridos tras arduos años de lucha y reivindicaciones.
También es cierto que, dada la naturaleza incierta del término, muchos liberales se opongan a los
organismos típicamente neoliberales, acusándolos de ser entes burocratizan tés, injerencistas e
inútiles. A las pequeñas burguesías locales, a fin de cuentas, el componente corporativista del
neoliberalismo les resulta tan dañino como pueden serlo los monopolios estatales.
9. Términos asociados
Nuevas voces han surgido en la última década para elevar su protesta contra los planes de política
neoliberal y contra el imperialismo corporativista. Muchas de ellas, además, de países
tradicionalmente destruidos por las dictaduras de derecha del siglo XX, como el eje suramericano
encabezado por Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia) y Néstor Kirchner (Argentina).
Sus respectivos discursos han hecho eco en el llamado Primer Mundo, a menudo dispuesto a
rápidas movilizaciones como las de los denominados “indignados” en España y Europa, o las
protestas en Estados Unidos que condujeron al Occupy Wall Street. Se dice a menudo que el siglo
XXI ha presenciado un cierto hartazgo político económico que contrasta con la sensación de éxito
capitalista con que abrió la década de los 90, una vez derrotada la Unión Soviética al final de la
Guerra Fría.
Sin embargo, muchos de los gobiernos populistas latinoamericanos que sostuvieron el estandarte
del anti-neoliberalismo se encuentran hoy en aprietos sociales, políticos y económicos, siendo el
caso más dramático el venezolano, con márgenes de pobreza y escasez que ponen en entredicho
el discurso desarrollista del Gobierno, que se tambalea tras casi década y media de un mismo
partido en el poder.