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Docente: Bachilleres:
Hidrografia
Nuestro territorio es drenado por más de 124 ríos importantes, los cuales poseen
cuencas mayores de 1.000 Km. El Orinoco, llamado el río nacional, y río de las siete
Estrellas, por el poeta Andrés Eloy Blanco, es el gigante entre todos los ríos de venezolanos
que con orgullo exhibimos ante el mundo. Su curso de 2.200 Km, drena una cuenca de
6.300.000 Km², o sea, casi el 70% del territorio nacional. Pero hay otros ríos gigantes en
Venezuela, como el Apure, que se integra como tributario al Orinoco y cuyo curso, unido al
del Arauca, suma 1.750 Km mientras drenan ambos una cuenca de 125.000 Km².
Para Gómez, las aguas venezolanas escurren hacia dos vertientes que son grandes
extensiones de tierras en declive, por donde corren las aguas. Las vertientes venezolanas
son dos: las vertientes del Mar de las Antillas, que reciben las aguas que drenan hacia el
norte del país; y las vertientes del Océano Atlántico que reciben las aguas que corren hacia
el este del territorio.
Pero las aguas que escurren por estas vertientes no lo hacen todas en forma directa,
sino que ellas caen en ríos que, a su vez, caen en otros ríos mayores o en lagos. Cubren
territorios menos extensos que reciben el nombre de cuencas y hoyas hidrográficas.
Estas vertientes ocupan toda la parte oeste y norte del Territorio Nacional, desde el
estado Zulia hasta el Promontorio de Paria; tiene como línea divisoria de sus aguas la
Cordillera Andina, la Cordillera del Norte y los niveles altos del noreste y norte de los
estados Guárico y Anzoátegui, respectivamente, y la cordillera del Norte en su sección
oriental.
A excepción de los ríos que caen a la Cuenca del Lago de Maracaibo, los ríos de estas
vertientes son de curso corto y torrentoso, pues estas vertientes son una estrecha franja,
debido a la proximidad de las montañas cordilleranas con la costa marítima.
Cuenca del Lago de Maracaibo: Se localiza al oeste del territorio venezolano y está
ubicada entre la Cordillera de Perijá, por el oeste; por la Cordillera de los Andes y la Sierra
de Ciruma o El Empalado.
Esta cuenca recoge las aguas que bajan del norte del Estado Táchira; del lado
occidental de los Andes; de la Sierra del Empalado y los ríos que vienen del noroeste de
Colombia.
Cuenca del Golfo de Venezuela: A ella caen las aguas que provienen de la
Península de la Goajira (del lado colombiano).
Cuenca Central de Caribe: Se extiende desde Carabobo hasta Cabo Codera. Y por
ella corren los ríos de los Estados Carabobo, Aragua y Vargas.
Cuenca del Río Tuy: Por esta cuenca corren los ríos afluentes del río Tuy que, a su
vez, desembocan en el mar Caribe, al este del Estado Miranda.
Cuenca del Río Unare: Se localiza al norte del Estado Anzoátegui, van al río Unare
con sus afluentes.
Cuenca del Golfo de Cariaco: A esta cuenca pertenecen las corrientes de algunos
ríos del Estado Sucre.
Cuenca del Golfo de Paria: Se encuentra al extremo nor-oriental del país. Las aguas
de esta cuenca escurren sus aguas en el Golfo de Paria, de donde deriva su nombre. A ella
caen aguas de los estados Sucre, Anzoátegui y Monagas.
Algunos de los ríos de esta cuenca son navegables (como el San Juan) y es frontera
natural limítrofe entre sucre y Monagas.
Cuenca del Orinoco: La mayor hoya venezolana y una de las más extensas de
América Latina; de la parte venezolana esta cuenca tiene una extensión de 640 000
kilómetros cuadrados.
El río Orinoco es el curso de agua que da nombre a esta hoya. Las características de
este río hacen de él el más gigantesco curso de agua, por caudal y longitud, en la parte norte
de Sur América.
Cuenca del Río Negro: Se encuentra localizada al sur – oeste del territorio del
Estado Amazonas. Su río principal es el río Negro, que da su nombre a la cuenca y se forma
con las aguas del río Guainía (colombiano) y del río o Caño Casiquiare, su mayor tributario
venezolano.
No todo el curso del Río Negro se conoce con este nombre, pues solamente con él se
identifican las aguas que corren desde el Cerro Pimichín hasta la Piedra del Cocuy, del lado
venezolano.
Su río principal es el Cuyuní que se forma de los ríos Yuruari y Yuruán. A pocos
kilómetros de la desembocadura de Yuruari se empieza a denominar Cuyuní. Este río es
navegable por embarcaciones menores y constituye la más importante vía de comunicación
con la república Cooperativa de Guyana.
Algunos estudiosos no consideran esta hoya como cuenca, sino como sub- cuenca. Se
pudiera aceptar esta posición, si el río desembocase en otro río venezolano, pero lo hace en
el estuario del Esequibo. En todo caso y para los venezolanos, el Cuyuní recoge numerosos
ríos que bajan a él de diferentes zonas de Guayana.
Cuenca del Lago de Valencia: Es el más interesante de las cuencas venezolanas por
su condición de cuenca cerrada o endorreica. En efecto a esta hoya entran ríos pero no
salen; todos desembocan en el Lago de Valencia que los aborígenes denominaban
Tacarigua.
Esta cuenca se localiza en los territorios de estado Aragua y Carabobo, con mayor
superficie en éste que en aquél. La superficie de la cuenca es de 3140 kilómetros cuadrados.
Venezuela cuenta con una enorme cantidad de recursos hídricos. Tienen especial
importancia las aguas fluviales, de las que un 74,5% pertenecen a la vertiente del océano
Atlántico y un 20,7% a la del mar Caribe; el 4,5% restante vierte sus aguas al sistema del
río Amazonas por los ríos Guainía-Negro y otros, exceptuando un mínimo que drena a la
cuenca endorreica del lago de Valencia. El Orinoco, llamado el río nacional, es el gigante
entre todos los ríos de venezolanos. Su curso de 2.200 Km. drena una cuenca de 6.300.000
Km², o sea, casi el 70% del territorio nacional.
Son una importante fuente de agua para las industrias agrícolas y ganaderas, un
ejemplo de ello lo encontramos en las riberas de los ríos, en los estados Portuguesa, Apure,
Barinas y Guárico, además de ser de gran utilidad en las distintas actividades domésticas.
Luego de Brasil, Venezuela está en el segundo lugar de toda América Latina como el
productor más importante. Al igual que el hierro, la bauxita es de suma importancia para la
economía del país, ya que de este mineral se obtiene el aluminio.
Venezuela se encuentra limitada al norte por el Mar Caribe y gracias a esto se cuenta
con gran cantidad de sal, la cual es explotada en el Estado Sucre (Las Salinas de Araya), en
el Estado Falcón (la Península de Paraguaná) y en el Estado Zulia (Sinamaica-
Paraguaipoa); para el uso doméstico e industrial.
América del Sur está conformada por 11 Espacios continentales: Espacio andino,
Amazonia, Orinoquia, Espacio Marabino, Espacio Caribe, Espacio Pacífico, Escudo
Guayanés, Escudo Brasileño, Trapecio Chaco-Paraná, Pampa y Cono Patagónico.
Colombia está situada en la esquina noroccidental de Suramérica, limita al norte con
el océano atlántico o mar Caribe, al sur con ecuador y Perú al oriente con Venezuela y
Brasil y al occidente con el océano pacifico y panamá.
De los once espacios continentales de América del Sur, Colombia hace parte de seis:
Amazonia, Orinoquia, Espacio Marabino, Espacio Andino, Espacio Caribe y Espacio
Pacífico. Los espacios Continentales de Colombia constituyen el punto de partida para
ordenar el territorio del país.
La Amazonia colombiana ocupa la esquina suroriental del país; es la parte selvática,
está localizada entre la Orinoquia por el norte, los límites con Venezuela y Brasil por el
oriente, los límites con Ecuador y Perú por el sur y la cordillera Oriental de los Andes, por
el Occidente.
La Orinoquia colombiana ocupa el extremo del país. Es una sabana extensa, plana y
cálida, comandada por el río Orinoco, surcada por notables ríos afluentes. Se llama
también “Llanos Orientales”. Lo comparten Colombia y Venezuela.
Hidrografía
Colombia es uno de los países con mayor número de recursos hídricos en el mundo.
La riqueza hídrica del país se ve representada en la extensa red superficial de aguas
que cubre al país.
Dentro de las vertientes hidrográficas se puede hacer mención del nacimiento del
Caribe, nacimiento del pacifico, nacimiento del Orinoco, nacimiento del amazonas y
nacimiento del Catatumbo.
La del Caribe es la más importante porque sus ríos corren de Sur a Norte, sus
principales ríos son Magdalena, Cauca, San Jorge, Sinú y Atrato.
La del Pacifico, sus ríos son cortos pero caudalosos sus principales son, Mira, Patía,
San Juan.
Del Orinoco, comprende la llanura orientales del país, sus ríos son navegables debido
a que circulan por terrenos planos, sus principales son Arauca, Meta y Vichada.
Del Amazonas esta vertiente es recorrida por los ríos más largos los principales son
Caquetá, Vaupés y Guainía.
Los ríos son de gran utilidad para abastecimiento de agua, generación de energía,
medio de transporte y otras actividades.
Colombia posee una gran riqueza hídrica, en aguas depositadas, dos grandes océanos,
lagos lagunas y ciénagas.
Recursos Minerales
Recursos Energéticos
Económico
Entre las regiones económicas de Colombia más fuertes están: Bogotá, Antioquia,
Valle del Cauca, Santander y Bolívar, entre otras.
Se desarrolla así una interminable búsqueda de materiales como oro, plata, cobre,
estaño, hierro, bauxita (aluminio), entre otros, y de combustibles como el carbón y el
petróleo.
Otros gases nocivos surgen por las explosiones que rompen las rocas, generando
enfermedades respiratorias en los trabajadores y pobladores cercanos a la zona de
excavación y perjudicando a plantas y animales.
Consecuencias políticas
Hasta hace pocas décadas, la historia de Brasil con sus vecinos andino - amazónicos
no se había distinguido por un acercamiento amistoso. Las querellas habían comenzado ya
con las avanzadas militares portuguesas sobre los territorios amazónicos de España, que
habían dado lugar a una ampliación del territorio, a un conocimiento geográfico –
cartográfico y a una conexión con la metrópoli lusitana mayor que con la hispana. Las
disputas continuaron con la política de asentamientos conducida por Brasil en amplios
sectores de la Amazonia, política coronada con negociaciones, a mediados del siglo XIX
con Perú y a comienzos del siglo XX con Ecuador, mediante las cuales el gigante
amazónico concretó el reconocimiento de sus incursiones. Luego, entre las décadas de 1950
y 1970, Brasil se propuso penetrar y articular la Amazonia mediante el Plan Alto Central –
región de las tres mayores cuencas hidrográficas brasileñas: el Plata, el Amazonas y el San
Francisco. Los efectos del programa desarrollista fueron múltiples: la instalación de
numerosas empresas y la masiva inversión de capitales destinados a la explotación
intensiva de la Amazonia trajeron consigo una grave depredación forestal y amplios
desplazamientos de grupos indígenas; asimismo, hicieron resurgir entre sus vecinos el
temor al "expansionismo brasileño", apoyado ahora en su poderío militar y en la estrecha
relación que por entonces mantenía Brasil con Estados Unidos. El disgusto de los países
andinos con Brasil se agudizó ante el rechazo inicial de su vecino al proyecto de carretera
marginal de la selva, del que se habló en los años sesenta y setenta para unir las regiones
amazónicas de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, integrarlas a los respectivos
países y conectarlas a través de los Andes con los principales puertos sobre el Pacífico. Y el
disgusto daría de nuevo lugar al temor cuando el alza de precios del petróleo en los años
setenta llevaría a Brasil a interesarse en sus vecinos andinos poseedores de recursos
energéticos y de posibilidades para establecer corredores interoceánicos.
Del lado colombiano el interés por las relaciones con Brasil no fue tampoco más
intenso en el pasado. Tras la Independencia y hasta bien entrado el siglo XX, Bogotá
concentró su atención inicialmente en el Caribe y luego en la región andina, mientras
mantenía prácticamente inmodificados sus nexos coloniales con la Amazonia hispana,
confiados a las misiones religiosas. Mientras el país se debatía en incontables guerras entre
sus distintas regiones y los territorios amazónicos permanecían en el olvido, Brasil
concretaba acuerdos con Perú y Ecuador. A su vez, Perú, que había obtenido de Brasil la
libre navegabilidad por el río Amazonas, desplazaba a los colombianos dedicados a la
explotación del caucho, ocupaba amplios territorios de Colombia y atacaba, en 1910, el
puesto colombiano de La Pedrera 9. Presionada por los acontecimientos, Bogotá intentó
finalmente hacer una cierta presencia estatal en la Amazonia, más simbólica que real, y
trató de avanzar en la delimitación jurídica del territorio nacional. Las negociaciones no
fueron fáciles. Por una parte, en ellas se enfrentaban dos principios jurídicos contrarios: el
lusitano del uti possidetis facto, que consideraba las tomas de posesión portuguesas como
un ejercicio fáctico de soberanía, y el axioma hispano del uti possidetis jure, que defendía
los derechos sobre el territorio con base en los títulos de España y sus colonias; por otra
parte, las negociaciones debían enfrentar y sortear al mismo tiempo las pretensiones
entrecruzadas de los vecinos andinos. Esa intensa pugna por regiones amazónicas y el
lamentable legado de problemas de navegabilidad en los ríos comunes obligó al país a
dedicar la mitad del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX a la tarea de delimitar su
territorio. Esa delimitación se hizo ante todo con Brasil y luego con el resto de vecinos y
dejó en los andinos, Colombia en particular, la percepción de pérdida territorial. A través de
la negociación, Colombia obtuvo en 1930 que el Perú le devolviera el trapecio amazónico,
ocupado dos décadas antes por las empresas del caucho. Sin embargo, la recuperación
efectiva no fue pacífica. Como reacción, los peruanos habitantes de Loreto ocuparon
Leticia, lo que suscitó en 1932 la guerra entre Perú y Colombia, el aumento del
nacionalismo en el país, el envío de tropas a esa población y el reforzamiento de su
dependencia con relación a Bogotá por razones de soberanía11. No obstante todas estas
dolorosas experiencias, tanto esa región como las demás zonas fronterizas de la Amazonia
colombiana no han logrado hasta ahora obtener una adecuada presencia estatal ni un lugar
destacado en la construcción de la nación. Como "territorios nacionales" pasaron de
comisarías a intendencias hasta que la constitución de 1991 las incorporó como
departamentos. Pero aun en esta nueva condición han ido quedando relegadas como
periferias rurales y se ven continuamente sometidas al vaivén de bonanzas económicas no
reguladas, que atraen masas empobrecidas o expulsadas del interior del país por la
violencia. De esta forma algunos ámbitos fronterizos se han ido convirtiendo, en buena
medida, en refugio de los tres grandes ejes del conflicto contemporáneo: el fenómeno
guerrillero, el empuje paramilitar y la extensión de cultivos ilícitos.