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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y tecnología

Municipio: Simón Rodríguez

Universidad Politécnica Territorial José Antonio Anzoátegui.

El Tigre- Estado Anzoátegui

Docente: Bachilleres:

Ing. Yamile González Alvarado Briyadis CI: 26033057

Cardamone Ylse CI:

PQ-01 Morillo Ibbermilys CI: 26384079

Trayecto III – trimestre VII Rodríguez Anttony CI: 26295389

U.C: Geopolítica Internacional Salazar Ana Paola CI:

Suarez Maryetsis CI: 26563240

Sulbaran Ruth CI: 26984240

El Tigre, 19 de Junio de 2017.


Ordenamiento territorial en Venezuela
La ordenación del territorio en Venezuela constituye una política pública y una
práctica administrativa actualmente debilitada por un conjunto de problemas cuya
resolución es una de las claves para el desarrollo nacional.
Venezuela geográficamente está situada al norte de América del Sur. Su ubicación es
céntrica, puesto que se encuentra más o menos a la misma distancia de los extremos norte y
sur del continente americano.
Por su ubicación con respecto al mar y a los grandes accidentes geográficos del
continente (montañas, macizos y llanuras), Venezuela es al mismo tiempo un país andino,
llanero, caribeño, atlántico y amazónico.
Es por ende que nuestro país se puede comparar con una casa que no tiene un solo
frente, si no varios, igualmente importantes para el desarrollo de sus relaciones con el resto
de los países de Latino América.
La ubicación de Venezuela es estratégica con respecto a los dos grandes cuerpos
marítimos que bañan a Suramérica siendo este el mar caribe donde Venezuela tiene una
zona de gran importancia geopolítica y por el océano atlántico tiene relaciones con Europa
y África.
Venezuela por tierra comparte el territorio amazónico con Brasil, Colombia, Guyana,
Guyana Francesa, Surinam, Perú, Ecuador y Bolivia.
En condiciones de vecinos llaneros, Venezuela y Colombia comparten costumbres y
una cultura propia de la población llanera, además de un importante ecosistema de agua
dulce que lo proporciona el Rio Orinoco.

Hidrografia

Nuestro territorio es drenado por más de 124 ríos importantes, los cuales poseen
cuencas mayores de 1.000 Km. El Orinoco, llamado el río nacional, y río de las siete
Estrellas, por el poeta Andrés Eloy Blanco, es el gigante entre todos los ríos de venezolanos
que con orgullo exhibimos ante el mundo. Su curso de 2.200 Km, drena una cuenca de
6.300.000 Km², o sea, casi el 70% del territorio nacional. Pero hay otros ríos gigantes en
Venezuela, como el Apure, que se integra como tributario al Orinoco y cuyo curso, unido al
del Arauca, suma 1.750 Km mientras drenan ambos una cuenca de 125.000 Km².

Para Gómez, las aguas venezolanas escurren hacia dos vertientes que son grandes
extensiones de tierras en declive, por donde corren las aguas. Las vertientes venezolanas
son dos: las vertientes del Mar de las Antillas, que reciben las aguas que drenan hacia el
norte del país; y las vertientes del Océano Atlántico que reciben las aguas que corren hacia
el este del territorio.
Pero las aguas que escurren por estas vertientes no lo hacen todas en forma directa,
sino que ellas caen en ríos que, a su vez, caen en otros ríos mayores o en lagos. Cubren
territorios menos extensos que reciben el nombre de cuencas y hoyas hidrográficas.

1. Vertientes del Mar de las Antillas o Mar Caribe

Estas vertientes ocupan toda la parte oeste y norte del Territorio Nacional, desde el
estado Zulia hasta el Promontorio de Paria; tiene como línea divisoria de sus aguas la
Cordillera Andina, la Cordillera del Norte y los niveles altos del noreste y norte de los
estados Guárico y Anzoátegui, respectivamente, y la cordillera del Norte en su sección
oriental.

A excepción de los ríos que caen a la Cuenca del Lago de Maracaibo, los ríos de estas
vertientes son de curso corto y torrentoso, pues estas vertientes son una estrecha franja,
debido a la proximidad de las montañas cordilleranas con la costa marítima.

Cuenca del Lago de Maracaibo: Se localiza al oeste del territorio venezolano y está
ubicada entre la Cordillera de Perijá, por el oeste; por la Cordillera de los Andes y la Sierra
de Ciruma o El Empalado.

Esta cuenca recoge las aguas que bajan del norte del Estado Táchira; del lado
occidental de los Andes; de la Sierra del Empalado y los ríos que vienen del noroeste de
Colombia.

Cuenca del Golfo de Venezuela: A ella caen las aguas que provienen de la
Península de la Goajira (del lado colombiano).

Cuenca Occidental del Caribe: Se encuentra en los Estados Falcón, Lara y


Yaracuy; y van a ella los ríos de esta zona.

Cuenca Central de Caribe: Se extiende desde Carabobo hasta Cabo Codera. Y por
ella corren los ríos de los Estados Carabobo, Aragua y Vargas.

Cuenca del Río Tuy: Por esta cuenca corren los ríos afluentes del río Tuy que, a su
vez, desembocan en el mar Caribe, al este del Estado Miranda.

Cuenca del Río Unare: Se localiza al norte del Estado Anzoátegui, van al río Unare
con sus afluentes.

Cuenca del Golfo de Cariaco: A esta cuenca pertenecen las corrientes de algunos
ríos del Estado Sucre.

2. Vertientes del Océano Atlántico

Es la mayor de las dos vertientes, pues tiene 880.000 kilómetros cuadrados.


Esta drena aproximadamente por 2000 ríos importantes; abarca su extensión a
territorios de Venezuela y Colombia. Su río más importante, al que le caen la mayor parte
de las aguas de estas vertientes, es el río Orinoco, llamado el Padre de los ríos venezolanos.

Las vertientes del Océano Atlántico cuentan con cuencas y sub-cuencas.

Entre las cuencas se encuentran:

Cuenca del Golfo de Paria: Se encuentra al extremo nor-oriental del país. Las aguas
de esta cuenca escurren sus aguas en el Golfo de Paria, de donde deriva su nombre. A ella
caen aguas de los estados Sucre, Anzoátegui y Monagas.

Algunos de los ríos de esta cuenca son navegables (como el San Juan) y es frontera
natural limítrofe entre sucre y Monagas.

Cuenca del Orinoco: La mayor hoya venezolana y una de las más extensas de
América Latina; de la parte venezolana esta cuenca tiene una extensión de 640 000
kilómetros cuadrados.

El río Orinoco es el curso de agua que da nombre a esta hoya. Las características de
este río hacen de él el más gigantesco curso de agua, por caudal y longitud, en la parte norte
de Sur América.

Cuenca del Río Negro: Se encuentra localizada al sur – oeste del territorio del
Estado Amazonas. Su río principal es el río Negro, que da su nombre a la cuenca y se forma
con las aguas del río Guainía (colombiano) y del río o Caño Casiquiare, su mayor tributario
venezolano.

La superficie que abarca esta cuenca es de 56 977 kilómetros cuadrados.

No todo el curso del Río Negro se conoce con este nombre, pues solamente con él se
identifican las aguas que corren desde el Cerro Pimichín hasta la Piedra del Cocuy, del lado
venezolano.

Cuenca del Cuyuní: Se encuentra en el área este del Estado Bolívar.

Su río principal es el Cuyuní que se forma de los ríos Yuruari y Yuruán. A pocos
kilómetros de la desembocadura de Yuruari se empieza a denominar Cuyuní. Este río es
navegable por embarcaciones menores y constituye la más importante vía de comunicación
con la república Cooperativa de Guyana.

Algunos estudiosos no consideran esta hoya como cuenca, sino como sub- cuenca. Se
pudiera aceptar esta posición, si el río desembocase en otro río venezolano, pero lo hace en
el estuario del Esequibo. En todo caso y para los venezolanos, el Cuyuní recoge numerosos
ríos que bajan a él de diferentes zonas de Guayana.

Cuenca del Lago de Valencia: Es el más interesante de las cuencas venezolanas por
su condición de cuenca cerrada o endorreica. En efecto a esta hoya entran ríos pero no
salen; todos desembocan en el Lago de Valencia que los aborígenes denominaban
Tacarigua.

La cuenca tiene en su parte central al Lago de Valencia, ya mencionado, cuya


extensión actual es de 374 kilómetros cuadrados y su perímetro 127 kilómetros.

Esta cuenca se localiza en los territorios de estado Aragua y Carabobo, con mayor
superficie en éste que en aquél. La superficie de la cuenca es de 3140 kilómetros cuadrados.

Características e importancia geoeconómica y geopolítica

Venezuela cuenta con una enorme cantidad de recursos hídricos. Tienen especial
importancia las aguas fluviales, de las que un 74,5% pertenecen a la vertiente del océano
Atlántico y un 20,7% a la del mar Caribe; el 4,5% restante vierte sus aguas al sistema del
río Amazonas por los ríos Guainía-Negro y otros, exceptuando un mínimo que drena a la
cuenca endorreica del lago de Valencia. El Orinoco, llamado el río nacional, es el gigante
entre todos los ríos de venezolanos. Su curso de 2.200 Km. drena una cuenca de 6.300.000
Km², o sea, casi el 70% del territorio nacional.

Importancia de los ríos en Venezuela

Venezuela posee unas particularidades, comunes a la mayoría de los países tropicales,


y es la gran cantidad de ríos que se encuentran sobre su territorio, los ríos son un recurso
natural valiosísimo, del cual se extraen una gran variedad de aportes a la economía, a la
sociedad y a la cultura en general, en este país los ríos son (en su minoría) bien
aprovechados, por lo cual les presentaremos algunas utilidades que de ellos se extraen:

Son una importante fuente de agua para las industrias agrícolas y ganaderas, un
ejemplo de ello lo encontramos en las riberas de los ríos, en los estados Portuguesa, Apure,
Barinas y Guárico, además de ser de gran utilidad en las distintas actividades domésticas.

Ríos como el Caroní, el Orinoco y el Apure constituyen una vía de comunicación


entre las ciudades más industriales e importantes del sur del país, como lo son Ciudad
Bolívar, Ciudad Guayana y Puerto Ordaz, además de ser una salida hacia el Atlántico por
medio del delta (en su salida por el Río Grande).

La presencia del río Orinoco es fundamental en la geografía venezolana, tanto por su


extensión como por la calidad y cuantía de sus aguas, acompañada de gran variedad de
recursos naturales en su cuenca que cubre 643.481 km2 en el territorio venezolano. Es el
tercero más largo de Sur América y octavo más largo del mundo. En Venezuela existen
otros 1.000 ríos aproximadamente.
En el complejo hidroeléctrico del Gurí en el estado Bolívar, la producción de energía
hidroeléctrica está puesta de manifiesto, dado que abastece a una gran parte de la población
venezolana, es decir a un 70% aproximadamente.

Existen innumerables embalses, los cuales abastecen de agua potable (a través de


plantas de tratamiento), a las ciudades más importantes del país, tal como es el caso de,
Caracas con el embalse de La Mariposa, los Andes con el sistema Uribante - Caparo entre
otros.

En ríos de montaña (como los ubicados en la Cordillera de Mérida), existen pequeñas


y medianas compañías pesqueras, las cuales se encargan de la cría de truchas, de igual
forma en los ríos guayaneses existen algunas pequeñas empresas de pesca ornamental, y
pesca como industria alimenticia.

Existe un potencial turístico en la vistosidad y grandeza de los paisajes geográficos,


donde los ríos constituyen un elemento principal, un ejemplo de ello, es el Campamento
Canaima, donde año tras año miles de turistas lo visitan, además, de poseer en sus parajes
el gran Salto Ángel, ubicado en el Auyantepui y cuyo nombre en lengua aborigen es Churu-
Meru.

Recursos Minerales y Energéticos

En Venezuela, existe una gran cantidad de yacimientos minerales (metálicos y no


metálicos), localizados en su mayoría en el Escudo Guayanés, ubicado en el Estado
Bolívar. Allí se puede encontrar valiosos yacimientos de hierro, bauxita, oro, diamante,
barita, manganeso y caolín. Además al norte del país se pueden hallar yacimientos de
carbón, zinc, níquel, cobre, plomo, plata, arenas silíceas, cromo, entre otros.

Merece mención especial la presencia de petróleo. Que hace millones de años


Venezuela se encontraba cubierta por un mar interior, esto hizo que los restos orgánicos se
fueran depositando en dicho mar, hasta quedar cubierto en su totalidad por capas
sedimentarias.

Todos estos restos sufrieron grandes cambios y se comenzó a formar el petróleo.

Actualmente, Venezuela es un gran productor y exportador de este recurso que mueve


al mundo. Las cuencas petrolíferas más importantes son:

• Cuenca del Lago de Maracaibo


• Cuenca Oriental
• Cuenca de Falcón
• Cuenca de Apure-Barinas
• Cuenca de Cariaco
El hierro es el mineral de mayor importancia, debido a su elevada presencia que
supera los 2000 millones de toneladas aproximadamente. Dicho mineral se puede encontrar
en el Estado Bolívar, al sur del río Orinoco en el complejo montañoso de Imataca, allí están
el Cerro Bolívar, Real Corona, El Trueno, El Merey, El Pao, Las Grullas, Piacoa, Los
Barrancos, Altamira y San Isidro. En otros estados del país también se puede encontrar este
mineral, como lo es en el Estado Miranda (Capaya), en el Estado Lara (Tocuyo), en el
Estado Apure (Cinaruco) y en el Delta Amacuro.

Luego de Brasil, Venezuela está en el segundo lugar de toda América Latina como el
productor más importante. Al igual que el hierro, la bauxita es de suma importancia para la
economía del país, ya que de este mineral se obtiene el aluminio.

Venezuela cuenta con grandes yacimientos ubicados en el Estado Bolívar en la región


cercana al Río Caroní y Chiguao, en la Serranía de los Guaicas, en Nuria, en Kamoirán
(localizado en la Gran Sabana), en Manteco y en los Pijiguaos.

Por otra parte podemos encontrar yacimientos de oro, localizados igualmente en el


Estado Bolívar, en la región de El Callao, en el Manteco al este del Río Caroní, en
Botanamo y en Vuelvan Caras, en el Alto Cuyaní, en el Kilómetro 88 de la carretera El
Dorado, en el Foro y en Las Cristinas. A pesar de las intervenciones de pequeños mineros,
las reservas no se pueden cuantificar con exactitud, pero se calcula que aproximadamente
existen más de 8.000 toneladas. Así mismo, existen yacimientos de diamantes ubicados a lo
largo del Río Caroní y sus afluentes en el Estado Bolívar y en el Grupo Roraima. Al igual
que el oro, este es explotado por pequeños mineros dificultando así la fiscalización efectiva
de la producción. Sin embargo, Venezuela llegó a ser en 1989 el segundo gran
productor de diamante.

Venezuela se encuentra limitada al norte por el Mar Caribe y gracias a esto se cuenta
con gran cantidad de sal, la cual es explotada en el Estado Sucre (Las Salinas de Araya), en
el Estado Falcón (la Península de Paraguaná) y en el Estado Zulia (Sinamaica-
Paraguaipoa); para el uso doméstico e industrial.

Por lo que Venezuela es un país privilegiado en recursos naturales y energéticos,


razón por la cual muchos países
quieren invertir en el mismo.

Venezuela y su influencia en el actual contexto internacional

En el contexto internacional contemporáneo, la experiencia de cambios


revolucionarios engendrada en Venezuela ha tenido, sin duda, sus repercusiones en las
luchas populares, específicamente en lo que respecta a nuestra América y el mar Caribe,
aun cuando sus respectivos gobiernos difieran, en uno u otro sentido, del venezolano. Esta
nueva situación ha supuesto un enorme reto para los sectores dominantes tradicionales, lo
mismo que para su tutor imperial, Estados Unidos, en momentos que se creyó exterminada
toda referencia a Marx, Engels, Lenin y demás teóricos del socialismo revolucionario
mundial, ya que la misma no es posible enfrentarla, acusando -como siempre lo hizo
durante la Guerra Fría- a su extinto enemigo imperialista, la URSS, de desestabilizar la paz
mundial. Ahora, este reto de los pueblos de nuestra América debilita cada día la legitimidad
y continuidad de las diversas estructuras sobre las cuales se erigió el sistema capitalista y su
enunciado político: la democracia representativa. Así, en la búsqueda de opciones que
pudieran recoger y reflejar la diversidad de las luchas populares de nuestro continente, en
Venezuela se comienza a gestar una nueva visión de lo que sería el socialismo
revolucionario, deslastrándolo de las malas interpretaciones que pudo tener en el pasado y
en consonancia con la memoria histórica de nuestros pueblos, estableciendo una línea de
continuidad con lo hecho por quienes guiaron la resistencia indígena y la guerra de
independencia.

Por supuesto, esta influencia de Venezuela no podría partir de un hecho aislado, al


igual que sucediera con la gesta independentista de hace doscientos años, conjugándose una
misma aspiración emancipadora desde el sur del río Bravo hasta la Patagonia.

En la actualidad, al dar nacimiento a diferentes organismos de integración regionales,


como la CELAC, UNASUR y ALBA-TCP, nuestra América recoge esa necesidad de lucha
común que hermanó a las antiguas colonias en contra de la monarquía española, esta vez en
contra de la hegemonía imperialista estadounidense y la globalización neoliberal económica
que amenazan con acabar con cualquier vestigio de soberanía nacional a fin de imponer sus
propios intereses y controlar los vastos recursos naturales estratégicos que poseen nuestras
naciones, utilizando para ello su supremacía militar y su predominio en los organismos
multilaterales.

Como lo contempla el Proyecto Nacional Simón Bolívar, en su Primer Plan Socialista


del Desarrollo Económico y Social de la Nación para el período 2007-2013, “la
construcción de un mundo multipolar implica la creación de nuevos polos de poder que
representen el quiebre de la hegemonía unipolar, en la búsqueda de la justicia social, la
solidaridad y las garantías de paz, bajo la profundización del diálogo fraterno entre los
pueblos, su autodeterminación y el respeto de las libertades de pensamiento”; cuestión ésta
que incomoda sobremanera a Washington y a sus socios imperialistas al constituir un
contrapoder que desafía abiertamente su papel hegemónico y lo relega en cuanto a aspectos
de importancia en materia económica y financiera, como lo serían las políticas de
integración regional promovidas, básicamente, por Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y
Venezuela, a los cuales se suman los países integrantes de Mercosur. De ahí que la
experiencia revolucionaria venezolana adquiera una importancia geopolítica vital en el
actual contexto latinoamericano y caribeño, al reafirmar los valores de la independencia y
de la identidad nacional de nuestros pueblos.
El ordenamiento Territorial de Colombia

Es la distribucion espacial sobre el territorio de un país.

América del Sur está conformada por 11 Espacios continentales: Espacio andino,
Amazonia, Orinoquia, Espacio Marabino, Espacio Caribe, Espacio Pacífico, Escudo
Guayanés, Escudo Brasileño, Trapecio Chaco-Paraná, Pampa y Cono Patagónico.
Colombia está situada en la esquina noroccidental de Suramérica, limita al norte con
el océano atlántico o mar Caribe, al sur con ecuador y Perú al oriente con Venezuela y
Brasil y al occidente con el océano pacifico y panamá.
De los once espacios continentales de América del Sur, Colombia hace parte de seis:
Amazonia, Orinoquia, Espacio Marabino, Espacio Andino, Espacio Caribe y Espacio
Pacífico. Los espacios Continentales de Colombia constituyen el punto de partida para
ordenar el territorio del país.
La Amazonia colombiana ocupa la esquina suroriental del país; es la parte selvática,
está localizada entre la Orinoquia por el norte, los límites con Venezuela y Brasil por el
oriente, los límites con Ecuador y Perú por el sur y la cordillera Oriental de los Andes, por
el Occidente.

La Orinoquia colombiana ocupa el extremo del país. Es una sabana extensa, plana y
cálida, comandada por el río Orinoco, surcada por notables ríos afluentes. Se llama
también “Llanos Orientales”. Lo comparten Colombia y Venezuela.

El Espacio Andino está formado por la cordillera de los Andes, se implanta en el


territorio de Colombia rodeado por los demás Espacios Continentales.

El espacio Caribe colombiano, está formado por la combinación de tres entidades


geográficas mayores, presentes en el norte de Suramérica: el mar Caribe, el Mesón Caribe y
el archipiélago que forman las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y los
cayos e islotes que la acompañan.

El Espacio Pacífico colombiano lo conforman tres entidades geográficas: el océano


Pacífico, las islas y el Andén Pacífico.

El Espacio Marabino es el espacio binacional de la América Tropical correspondiente


a la cuenca del lago de Maracaibo; lo compartes Colombia y Venezuela.

Hidrografía

Colombia es uno de los países con mayor número de recursos hídricos en el mundo.
La riqueza hídrica del país se ve representada en la extensa red superficial de aguas
que cubre al país.

Dentro de las vertientes hidrográficas se puede hacer mención del nacimiento del
Caribe, nacimiento del pacifico, nacimiento del Orinoco, nacimiento del amazonas y
nacimiento del Catatumbo.

La del Caribe es la más importante porque sus ríos corren de Sur a Norte, sus
principales ríos son Magdalena, Cauca, San Jorge, Sinú y Atrato.

La del Pacifico, sus ríos son cortos pero caudalosos sus principales son, Mira, Patía,
San Juan.

Del Orinoco, comprende la llanura orientales del país, sus ríos son navegables debido
a que circulan por terrenos planos, sus principales son Arauca, Meta y Vichada.

Del Amazonas esta vertiente es recorrida por los ríos más largos los principales son
Caquetá, Vaupés y Guainía.

Del Catatumbo, su principal afluente es el río Zulia.

Los ríos son de gran utilidad para abastecimiento de agua, generación de energía,
medio de transporte y otras actividades.

Colombia posee una gran riqueza hídrica, en aguas depositadas, dos grandes océanos,
lagos lagunas y ciénagas.

Recursos Minerales

La minería en Colombia constituye uno de los principales motores económicos del


país. En los últimos años Colombia ha intensificado su explotación minera en razón del uso
de nuevas tecnologías y de la llegada de inversionistas extranjeros al país.

Colombia tiene inmensas reservas de carbón en las tres cordilleras especialmente en


la Oriental. Posee minas en los departamentos de Boyacá, Antioquia, Cundinamarca, Norte
de Santander y Valle del Cauca. En el departamento de La Guajira existe una de las minas a
cielo abierto más grandes de América Latina, El Cerrejón, y tiene como factor favorable,
además, las facilidades para su exportación.

La explotación del oro en Colombia ha hecho parte de la cultura colombiana, el oro


se encuentra en filones o vetas entre las rocas y aluviones en las arenas de algunos ríos. Se
encuentra en las cordilleras Central y Occidental. Los departamentos de mayor producción
de oro son: Antioquia, Chocó, Nariño, Cauca, Tolima y Caldas.
La esmeralda es una variedad de mineral de característico color verde Se encuentra en
gran cantidad en el departamento de Boyacá en Colombia (Muzo, Chivor, Otanche y
Cosuez).
Colombia es uno de los principales productores de las mejores esmeraldas del mundo.

Recursos Energéticos

Colombia es en general un país muy rico en recursos energéticos. Tiene petróleo en


cantidades que le permiten exportar y áreas muy amplias todavía por explorar.

El carbón es otro de los abundantes recursos energéticos disponibles en Colombia.


En Colombia la producción de energía primaria proviene de la hidroelectricidad, por
la abundancia de agua en la mayoría de zonas del país, y en un segundo lugar de los
combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), cuyas reservas ya se están agotando.

La Energía solar es la fuente primaria de luz y calor en la tierra, en Colombia se


podría generar en mayor escala en las zonas del Magdalena, La Guajira, San Andrés y
Providencia.

Económico

Entre las regiones económicas de Colombia más fuertes están: Bogotá, Antioquia,
Valle del Cauca, Santander y Bolívar, entre otras.

Colombia es la cuarta economía más importante de Latinoamérica y se encuentra


entre las 31 más destacadas de todo el planeta, según los datos del Fondo Monetario
Internacional.

Las principales industrias colombianas son la cafetera, la ganadera, la petrolera, la


esmeralda, la floricultura, la industria automotriz y la textil, pero además este país es un
gran exportador de oro, zafiros y diamantes.

La posición de Colombia en el contexto político y económico mundial

Geopolíticamente durante nuestra historia se nos ha dicho que la posición de


Colombia es privilegiada. Que estamos realmente en el centro del planeta y por ello
estamos destinados a ser en un jugador importante dentro del contexto mundial, para bien o
para mal. Somos la puerta de entrada al sur de América y el punto geográfico de unión
entre el sur y el norte del continente. En términos de este y Oeste, estamos en el centro del
hemisferio occidental.

La razón es básicamente que Colombia quiere convertirse en uno de los centros


políticos y económicos de la región, con el objeto de ejercer influencia sobre las decisiones
tomadas en el norte y liderar el debate político y económico en el sur. La integración con
Europa y el resto de las naciones occidentales servirá para fortalecer más esa posición de
liderazgo regional y convertirse en la puerta de Suramérica para el mundo.
Importancia del control de materiales primarios y recursos económicos

Los recursos naturales constituyen un tema de debate constante en la escena político-


económica contemporánea. Las formas de apropiación, explotación, comercialización y
destino final de tales recursos afectan profundamente las relaciones internacionales,
determinan flujos financieros de envergadura y son causa de conflicto entre Estados
soberanos y corporaciones transnacionales. Pero su importancia va aún más lejos. Podría
decirse que la dotación de recursos y las modalidades adoptadas para su apropiación y
explotación contribuyen a definir patrones específicos de desarrollo en países centrales y
periféricos, así como su forma de inserción en el sistema mundial, en un proceso
acumulativo que refuerza un sistema de división internacional del trabajo.

Las formas de explotación y utilización de los recursos no sólo afectan


profundamente el funcionamiento del sistema socioeconómico mundial, sino que impactan
y alteran los sistemas naturales, hasta el extremo de amenazar sus límites últimos y las
posibilidades de sobrevivencia en la tierra. Esta nueva visión del problema y la conciencia
creciente acerca de su globalidad han centrado el debate mundial en torno a la finitud de los
recursos y el freno eventual que tal finitud podría constituir para el desarrollo. Es decir, se
ha centrado la atención en la existencia y disponibilidad de los recursos, más que en las
formas de explotación y en su uso y que están estrechamente ligados al estilo actual de
desarrollo. Este énfasis en las limitaciones físicas por sobre las prioridades
socioeconómicas de ciertos grupos sociales ha fortalecido la opinión de que la escasez
relativa de los recursos naturales constituye el tope al desarrollo de la humanidad, pasando
este a ser un aspecto clave, alrededor del cual se elaboran los argumentos en pro y en contra
del crecimiento cero.

Una segunda preocupación de los economistas tiene un carácter más limitado y se


enfoca al examen de la forma de utilización de recursos naturales concretos para la
producción de los bienes y servicios que demanda el mercado. En este caso el interés por
los recursos naturales está enmarcado en el enfoque tradicional de la evaluación de
proyectos: los recursos naturales son considerados como un acervo de capital, y desde este
punto de vista lo importante es definir cómo deben ser explotados, ya sea con el fin de
maximizar las utilidades del productor privado o los ingresos del país productor y su
crecimiento económico. En tal enfoque se pone el acento en la necesidad de maximizar los
retornos de la inversión, las utilidades y el aporte al producto nacional.
La necesidad de materia prima como fuente energética, dio un notable impulso a la
minería, como extracción de algunos materiales en la tierra.

Se desarrolla así una interminable búsqueda de materiales como oro, plata, cobre,
estaño, hierro, bauxita (aluminio), entre otros, y de combustibles como el carbón y el
petróleo.

La extracción de minerales, requiere la deforestación de las áreas donde se encuentra


el mineral, la necesidad creciente de energía ha hecho que se deforesten extensas zonas
trayendo graves consecuencias al medio ambiente.
Entre las consecuencias más graves tenemos: la contaminación del aire, aguas y el
suelo por las máquinas y técnicas empleadas para la extracción. La minería contribuye a la
contaminación del aire mediante los gases tóxicos generados por las máquinas excavadoras.

Otros gases nocivos surgen por las explosiones que rompen las rocas, generando
enfermedades respiratorias en los trabajadores y pobladores cercanos a la zona de
excavación y perjudicando a plantas y animales.

Los suelos no escapan al fenómeno de la contaminación, los residuos explosivos que


se dispersan los empobrecen, perjudicando así, el desarrollo de la vida. Las partículas
diseminadas por las explosiones también ocasionan la contaminación del agua al
depositarse en mares, ríos y lagos. Aunado a esto, el mercurio utilizado para extraer el oro,
envenena los ríos. Los derrames de sustancias como el petróleo causan daños muy serios al
ambiente. En general, las actividades mineras en sus diferentes facetas pueden originar
problemas muy graves de tipo social, económico, político y ambiental.

Consecuencias políticas

Colombia comparte con Brasil la que constituye su segunda frontera en extensión,


pero, a diferencia de la más extensa, que lo separa y comunica con Venezuela, a esa
colindancia no se le ha otorgado en el país la relevancia que merece, pese a estar ubicada en
una región tan estratégica como la Amazonia , no obstante el enorme peso geopolítico y
económico de su vecino y a pesar de que algunas áreas de esa frontera han estado y siguen
estando articuladas, de una u otra manera, a flujos internacionales y globales. Historias de
ayer y de hoy han incidido para que los dos centros políticos, Brasilia y Bogotá, se
comporten como vecinos distantes, desconocidos y temerosos, y que sólo en los últimos
años se acerquen mutuamente, urgidos por los problemas de seguridad y motivados por el
interés comercial o geopolítico global.

Hasta hace pocas décadas, la historia de Brasil con sus vecinos andino - amazónicos
no se había distinguido por un acercamiento amistoso. Las querellas habían comenzado ya
con las avanzadas militares portuguesas sobre los territorios amazónicos de España, que
habían dado lugar a una ampliación del territorio, a un conocimiento geográfico –
cartográfico y a una conexión con la metrópoli lusitana mayor que con la hispana. Las
disputas continuaron con la política de asentamientos conducida por Brasil en amplios
sectores de la Amazonia, política coronada con negociaciones, a mediados del siglo XIX
con Perú y a comienzos del siglo XX con Ecuador, mediante las cuales el gigante
amazónico concretó el reconocimiento de sus incursiones. Luego, entre las décadas de 1950
y 1970, Brasil se propuso penetrar y articular la Amazonia mediante el Plan Alto Central –
región de las tres mayores cuencas hidrográficas brasileñas: el Plata, el Amazonas y el San
Francisco. Los efectos del programa desarrollista fueron múltiples: la instalación de
numerosas empresas y la masiva inversión de capitales destinados a la explotación
intensiva de la Amazonia trajeron consigo una grave depredación forestal y amplios
desplazamientos de grupos indígenas; asimismo, hicieron resurgir entre sus vecinos el
temor al "expansionismo brasileño", apoyado ahora en su poderío militar y en la estrecha
relación que por entonces mantenía Brasil con Estados Unidos. El disgusto de los países
andinos con Brasil se agudizó ante el rechazo inicial de su vecino al proyecto de carretera
marginal de la selva, del que se habló en los años sesenta y setenta para unir las regiones
amazónicas de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, integrarlas a los respectivos
países y conectarlas a través de los Andes con los principales puertos sobre el Pacífico. Y el
disgusto daría de nuevo lugar al temor cuando el alza de precios del petróleo en los años
setenta llevaría a Brasil a interesarse en sus vecinos andinos poseedores de recursos
energéticos y de posibilidades para establecer corredores interoceánicos.

Estas preocupaciones de Brasil motivaron un primer acercamiento a sus vecinos


amazónicos, que condujo a las negociaciones del Tratado de Cooperación Amazónica
(TCA), firmado el 3 de julio de 1978. El Tratado, acomodado al ritmo del interés de Brasil
frente a cada país, encuadró las relaciones con los andinos hasta finales del siglo XX.
Después, a mediados de los años ochenta, en el inicio de la transición democrática, Brasil
trató de diversificar sus relaciones exteriores; tendió puentes hacia los países asiáticos,
africanos y árabes, y se acercó a su antiguo rival Argentina para dar comienzo al proceso
que conduciría al Mercosur; frente a los andinos, sin embargo, sólo jugó un papel en la
búsqueda de acuerdos en el conflicto entre Perú y Ecuador. En cambio, ya desde finales de
los años noventa, los gobiernos de Fernando Enrique Cardoso y de Lula da Silva
comenzaron a plantearse una estrategia hacia toda la América del Sur, que le permitiera a
su país construir una base regional de articulaciones físicas, económicas y políticas, capaz
de sustentar un papel global de Brasil. En ese marco, la nación carioca ha comenzado a
mirar finalmente hacia unos países andinos, a los que encuentra sumidos en coyunturas
críticas. Entre ellos comienza a descubrir a Colombia, afectada por una prolongada guerra
interna que ha crecido en intensidad, que ha multiplicado sus conexiones regionales y que,
a solicitud de los gobiernos colombianos, ha atraído la presencia militar estadounidense al
continente y la ha aproximado a su baluarte estratégico, la Amazonia.

Del lado colombiano el interés por las relaciones con Brasil no fue tampoco más
intenso en el pasado. Tras la Independencia y hasta bien entrado el siglo XX, Bogotá
concentró su atención inicialmente en el Caribe y luego en la región andina, mientras
mantenía prácticamente inmodificados sus nexos coloniales con la Amazonia hispana,
confiados a las misiones religiosas. Mientras el país se debatía en incontables guerras entre
sus distintas regiones y los territorios amazónicos permanecían en el olvido, Brasil
concretaba acuerdos con Perú y Ecuador. A su vez, Perú, que había obtenido de Brasil la
libre navegabilidad por el río Amazonas, desplazaba a los colombianos dedicados a la
explotación del caucho, ocupaba amplios territorios de Colombia y atacaba, en 1910, el
puesto colombiano de La Pedrera 9. Presionada por los acontecimientos, Bogotá intentó
finalmente hacer una cierta presencia estatal en la Amazonia, más simbólica que real, y
trató de avanzar en la delimitación jurídica del territorio nacional. Las negociaciones no
fueron fáciles. Por una parte, en ellas se enfrentaban dos principios jurídicos contrarios: el
lusitano del uti possidetis facto, que consideraba las tomas de posesión portuguesas como
un ejercicio fáctico de soberanía, y el axioma hispano del uti possidetis jure, que defendía
los derechos sobre el territorio con base en los títulos de España y sus colonias; por otra
parte, las negociaciones debían enfrentar y sortear al mismo tiempo las pretensiones
entrecruzadas de los vecinos andinos. Esa intensa pugna por regiones amazónicas y el
lamentable legado de problemas de navegabilidad en los ríos comunes obligó al país a
dedicar la mitad del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX a la tarea de delimitar su
territorio. Esa delimitación se hizo ante todo con Brasil y luego con el resto de vecinos y
dejó en los andinos, Colombia en particular, la percepción de pérdida territorial. A través de
la negociación, Colombia obtuvo en 1930 que el Perú le devolviera el trapecio amazónico,
ocupado dos décadas antes por las empresas del caucho. Sin embargo, la recuperación
efectiva no fue pacífica. Como reacción, los peruanos habitantes de Loreto ocuparon
Leticia, lo que suscitó en 1932 la guerra entre Perú y Colombia, el aumento del
nacionalismo en el país, el envío de tropas a esa población y el reforzamiento de su
dependencia con relación a Bogotá por razones de soberanía11. No obstante todas estas
dolorosas experiencias, tanto esa región como las demás zonas fronterizas de la Amazonia
colombiana no han logrado hasta ahora obtener una adecuada presencia estatal ni un lugar
destacado en la construcción de la nación. Como "territorios nacionales" pasaron de
comisarías a intendencias hasta que la constitución de 1991 las incorporó como
departamentos. Pero aun en esta nueva condición han ido quedando relegadas como
periferias rurales y se ven continuamente sometidas al vaivén de bonanzas económicas no
reguladas, que atraen masas empobrecidas o expulsadas del interior del país por la
violencia. De esta forma algunos ámbitos fronterizos se han ido convirtiendo, en buena
medida, en refugio de los tres grandes ejes del conflicto contemporáneo: el fenómeno
guerrillero, el empuje paramilitar y la extensión de cultivos ilícitos.

La importante expansión económica que se registró en la región en los cinco años


anteriores al estallido de la crisis, es decir entre 2003 y 2008, puso a la mayoría de los
países en condiciones distintas –y mejores– de las que se derivaron del breve y más
modesto ciclo expansivo de la década anterior. Al parecer, algo se había aprendido. Este es
el contexto en el que estalló la actual crisis, que abre interrogantes sobre los efectos
económicos y políticos en la región latinoamericana.

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