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La evaluación preoperatoria puede realizarse en una variedad de escenarios y momentos
dependiendo de los siguientes factores:
Severidad de las enfermedades coexistentes.
Invasividad del procedimiento quirúrgico.
Complejidad del procedimiento anestésico.
Tiempo disponible antes de cirugía.
Interés del paciente en ser evaluado antes de cirugía.
En general, pacientes con problemas médicos significativos, que puedan tener impacto en
el riesgo perioperatorio deben ser vistos con anterioridad, al menos con una semana de
antelación. Por otro lado, pacientes sanos, bajo procedimientos menores, pueden ser
valorados en tres modalidades diferentes: 1. Evaluación telefónica, completándola el día
de la cirugía; 2. Evaluación por un servicio de Alto Riesgo Anestésico el día de la cirugía;
3. Evaluación en el área preoperatoria por el anestesiólogo encargado de la cirugía,
aunque siempre existe la posibilidad de descubrir anomalías en la evaluación que obliguen
a cancelación de la cirugía.
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El paciente es el factor principal y es objeto de análisis de forma primaria. La clasificación
de la ASA se ha usado rutinariamente para cuantificar riesgos, particularmente el riesgo de
morir. Los análisis de demandas demuestran que el problema medicolegal se ha
incrementado en pacientes ASA I y ASA II, que por definición, no deberían morir. Son las
complicaciones de la vía aérea las responsables de la mayoría de casos de muerte y daño
cerebral permanente y son ajenas al estado de salud o enfermedad del paciente. Podemos
definir entonces, que el componente paciente, tiene factores dependientes de enfermedad
y factores no dependientes de enfermedad, en este caso, es la vía aérea el principal
subcomponente.
En la valoración del riesgo operatorio deben definirse claramente aquellas condiciones que
lo determinan, para configurar lo que se ha llamado la Ecuación de Riesgo, formada por
el Paciente, el Procedimiento quirúrgico y el Acto anestésico y de cuidado perioperatorio
que el paciente requiera. Adicionalmente, factores como el tromboembolismo pulmonar
están con frecuencia presentes. Tradicionalmente se definía el riesgo de un procedimiento
quirúrgico únicamente por las condiciones del paciente y se hacían de lado los otros dos
componentes de la ecuación. Actualmente está bien claro que el tipo de cirugía define por
el trauma y el estrés generado, gran parte del pronóstico y que el acto anestésico actúa
en una gran cantidad de situaciones fisiopatológicas que alteran la homeostasis del
individuo para agregar factores que definen el pronóstico. Además, procedimientos de
monitoria, exámenes preoperatorios y cuidado intensivo postoperatorio, añaden riesgos
que son ineludibles cuando definimos el riesgo. En esos términos debemos definirlo para
el paciente, a quien le interesa conocer claramente las posibilidades de complicarse o
morir y quien se somete al cuidado de un equipo médico, no de islas con papeles y
responsabilidades excluyentes
Procedimiento quirúrgico
La cirugía es factor primordial en el universo operatorio y de riesgo por motivos obvios. El
resultado de anestesia y cirugía van de la mano y son de igual importancia en un
ambiente interdisciplinario. Existen varias aproximaciones para clasificar el riesgo
determinado por la cirugía. La clasificación del Jhons Hopkins da una idea en cuanto al
riesgo de los diferentes tipos de cirugía, independiente del estado médico previo del
paciente y el tipo de anestesia aplicada, lo que nos da una visión más clara e
independiente al evaluar este aspecto del riesgo (ANEXO 2)
4. EXAMENES DE LABORATORIO
Hemoglobina - Hematocrito
La solicitud de hematocrito tendría que ser para decidir la necesidad de una transfusión
perioperatoria. Tradicionalmente se consideraba 30% como el límite inferior aceptable
para una cirugía. Sin embargo, esto ha cambiado al observarse que el intentar mantener
el hematocrito alrededor de este valor no disminuye la morbilidad. En un estudio de 8.787
reemplazos totales de cadera, Carson encontró que en esta población mayor de 60 años
no hubo diferencia de mortalidad hasta los 90 días, entre los que se mantuvieron con
hematocritos de 24% y aquéllos que se llevaron a 30%.(6).
ANEMIA: condición seria pero tratable, se debe conocer el valor de Hb al menos 28 días
antes del procedimiento y además identificarse la causa de la anemia para mejorar los
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desenlaces en el postoperatorio y se evitan transfusiones perioperatoria, sin embargo el
hacer esto puede generar un retardo en la realización de la cirugía.
Glicemia
Glicemia no se justifica para realizar tamizaje de diabetes, solo el 0,2 % glucemias salen
alteradas en pacientes asintomáticos hay mayor costo efectividad en realizar una
glucometria antes de cirugía si hay sospecha clínica.
En los pacientes con antecedentes de diabetes que se someten a un procedimiento en que
se colocan prótesis, aloinjertos o similares, en los que una complicación infecciosa
representa una seria complicación perioperatoria, se considera indispensable garantizar un
control continuo y adecuado de la glucemia pues la diabetes es un factor que predispone a
las infecciones.
Creatinina/BUN
Uroanalisis
En exámenes de rutina se encontraron hallazgos anormales en 1-34% y solo hubo
cambios en la conducta en 0,1 – 2,8% de los casos (8), la principal alteración fue por
leucocitos. Se recomienda considerarlo en grupos especiales según procedimiento
quirúrgico (Cx urológica, ginecológica)
Pruebas de coagulación
Aun en cirugía cardiaca, en la que la hemostasia se altera rutinariamente, no se ha podido
demostrar que las pruebas detecten de mejor forma los problemas de hemostasia que el
interrogatorio clínico
En pacientes sin historia de sangrado fácil las pruebas de coagulación no predicen
sangrado perioperatorio. Se recomienda en pacientes con sospecha clínica de coagulopatia
(enf hepatica) y en aquellos que reciban tratamiento con anticoagulantes.
Radiografía de Tórax
En Rx de torax de rutina se encontraron hallazgos anormales en 7,4% (2,5 – 37%) y solo
en 0,5% de los casos se cambio la conducta; se debe considerar que las anormalidades
aumentan con la edad, es útil para tener presente el estado basal antes de una cirugía
mayor y se vaya a manejar al paciente en una UCI. También se recomienda en pacientes
con enfermedad pulmonar sintomática.
Electrocardiograma
El beneficio de ordenar rutinariamente un electrocardiograma, también está cuestionado
por los pocos beneficios de hacerlo indiscriminadamente. Es importante anotar que es
inexistente la evidencia que demuestre el beneficio de su toma rutinaria en pacientes
asintomáticos. La American Heart Association no recomienda su toma en pacientes
asintomáticos(9) sus indicaciones son
Al menos un factor de riesgo clínico que se sometan a cirugía vascular.
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Enfermedad coronaria reconocida, enfermedad cerebrovascular o vascular
periférica y que se someten a procedimientos de riesgo intermedio
Frecuentemente se interpretan EKG de rutina como hipertrofias, crecimientos auriculares,
trastornos de repolarización, probables infartos y similares, que no inciden en el manejo
de manera alguna o incluso hacen que el paciente se someta a pruebas complementarias
innecesarias con riesgos potenciales como morbilidad y mortalidad que casi en su
totalidad no modificaban el riesgo de eventos cardiacos perioperatorios
El electrocardiograma no aporta mayor capacidad pronóstica de eventos cardiacos
perioperatorios, y su utilidad en este periodo sería casi exclusivamente para identificar
eventos isquémicos agudos, para lo cual sólo es necesario tener los datos básicos del
trazo como los que se obtienen del monitor electrocardiográfico preoperatorio(4)
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HUGO MEDINA GALVIS
Jefe
Departamento de Anestesia
REFERENCIAS
2. NHS. Institute for Innovation and Improvement .Quality and Service Improvement
Tools. 2008 [accedido en marzo 2011];
http://www.institute.nhs.uk/quality_and_service_improvement_tools/quality_and_service_i
mprovement_tools/pre-operative_assessment_and_planning.html.