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Recopilación y Revisión
Mais & Mew
Diseño
Mew Rincone
Índice
Sinopsis Capítulo 17 Capítulo 35
Prólogo Capítulo 18 Capítulo 36
Capítulo 1 Capítulo 19 Capítulo 37
Capítulo 2 Capítulo 20 Capítulo 38
Capítulo 3 Capítulo 21 Capítulo 39
Capítulo 4 Capítulo 22 Capítulo 40
Capítulo 5 Capítulo 23 Capítulo 41
Capítulo 6 Capítulo 24 Capítulo 42
Capítulo 7 Capítulo 25 Capítulo 43
Capítulo 8 Capítulo 26 Capítulo 44
Capítulo 9 Capítulo 27 Capítulo 45
Capítulo 10 Capítulo 28 Capítulo 46
Capítulo 11 Capítulo 29 Capítulo 47
Capítulo 12 Capítulo 30 Capítulo 48
Capítulo 13 Capítulo 31 Capítulo 49
Capítulo 14 Capítulo 32 Capítulo 50
Capítulo 15 Capítulo 33 Cadenas
Capítulo 16 Capítulo 34 Próximamente
Sinopsis
Lucca se convirtió en el segundo al mando, siendo la
pesadilla misma.
Chloe estaba cicatrizada por su pasado, aprendiendo
demasiado joven que las pesadillas son ciertas.
Él ha esperado lo suficiente para reclamar su alma, pero
debe arrebatársela al diablo primero.
El alma de ella podría haber sido mejor que fuera
reclamada por el diablo.
La única manera de salvarla de su pasado es ahondar en
la de él.
El mundo que ella conoce se vendrá abajo.
Una cosa era segura, la chica iba a morir y nada iba a salvarla. Era
desafortunado que hubiera estado ahí cuando el gatillo había sido
presionado, pero algunas chicas simplemente nacían sin suerte y ésta en
particular. Solo iba a lograr sobrevivir un mes más hasta su cumpleaños
número dieciocho.
Inmediatamente supo que era una mujer cuando unas botas altas y
negras y pantalones vaqueros del mismo color golpearon el suelo. La
siguiente cosa que notó fue su cabello largo y sedoso. Era el cabello más
negro que había visto.
Entrando a la tienda sin ser detectado fue fácil con la cara que
tenía. Navegó por la tienda, encontrando a la chica de negro que parecía
estar buscando una pieza en particular. Un ligero destello del lado
izquierdo de su rostro reveló su suave piel de porcelana. Se acercó.
Todavía era incapaz de decir lo que era, pero algo sobre ella lo
llamaba. Le impedía apartar la mirada de la chica e irse.
—Oh.
—Sé que Navidad ha pasado pero tal vez podrías pedir esto para tu
cumpleaños. Podría guardártela.
Sacudió la cabeza.
La señora sonrió.
Sal se detuvo.
—¿Cicatriz?
—Sí.
Chloe Masters…
Tomando una última mirada a la cicatriz en su rostro, no podía
esperar por el día en que pasara sus dedos por la misma. Hermosa.
Capítulo 1
Mía
Quien sea el hijo de puta que la haya tocado será mejor que esté
muerto.
La sed por sangre ahora le recorrían las sus venas. Iba a hacer lo
que fuera y todo para descubrir lo que le había sucedido. Cualquiera que
tuviera que ver con ello sería enterrado a seis pies bajo tierra para el
momento en que terminara.
Mía.
Capítulo 2
—¿Es por eso que estás aquí ahora? ¿Para encontrar la salvación?
—La voz del conocimiento llenó el espacio entre ellos.
—Sí.
—Soy culpable del peor de los pecados, Padre, pero no estoy aquí
para arrepentirme de algún pecado que haya cometido. Estoy aquí para
pedir perdón por lo que pueda hacer. —Haré. La pregunta era cuándo, no
si iba a hacerlo.
—Las cosas que voy a hacerle a ella, por ella… temo que será el
peor de los crímenes que jamás cometeré.
Lucca se puso de pie para retirarse del lugar, pero la voz del padre
lo detuvo.
—Tal vez tenga razón, Padre. Tal vez una parte de mí espera
encontrar un camino hacia mi madre de nuevo, pero el camino en el que
estoy ahora solo me llevará directo al Infierno.
Los rezos no eran por Lucca sino por las almas que el Coco estaba
por reclamar.
Capítulo 3
En la Actualidad
La risa del hombre malvado que sostenía un cuchillo llenó sus orejas,
burlándose.
La daga de plata se acercó cada vez más a su ojo derecho hasta que
solo estaba a escasos centímetros de su pupila.
—No parpadees.
—Hola cariño.
— ¿P-por qué?
— ¿S-salvarme de q-qué?
¡Qué!
Por un momento pensó que había visto algo diferente en él, pero
ahora solo veía oscuridad. La sonrisa en su rostro trajo de vuelta el
recuerdo de la noche en que había revelado su verdadero ser.
Crack.
Pum.
Otro destello del bate haciendo contacto con la pierna del hombre, el
hombre que yacía prácticamente sin vida en el suelo.
Crunch.
—¿Alguna vez te he hecho daño, Chloe? —Su voz era una octava
más profunda, saliendo más oscura de lo que le había escuchado antes.
Lo es él. El Coco.
—Hola —la voz familiar de la anciana la saludó. Podía decir por los
rasgos de la mujer que parecía preocupada.
—H-hola.
—Oh.
—Luces cansada.
—Y-yo no…
—No, cariño.
—Me tengo que ir —le dijo Lucca. Con un sorbo final de su café,
asintió su cabeza hacia el hombre de traje con su espalda contra la
pared—. Drago será tu sombra desde ahora. Te vigilará en mi ausencia.
—¿Crees que ahora puedes decirme por qué diablos mis hombres
me corrieron a mí y a mi familia de mi casa ayer? —le espetó Dante al
momento en que Lucca se sentó en su oficina en el casino hotel.
—Ya no es seguro.
Los Luciano eran otra familia que era dueña de una pequeña
porción de la Ciudad de Kansas y hasta hace siete meses atrás, las dos
familias habían estado en paz. Recientemente, uno de los penthouse de
casino hotel había estado bajo ataque cuando los hombres de Luciano
entraron. Por suerte no habían tenido éxito en llegar a la hermana de
Lucca, Maria.
La mano derecha de Lucca era Sal. No solo era el mejor amigo que
era como un hermano para él, sino que tenía habilidades en formas
diferentes que Lucca. Lucca nunca necesitaba protección, siendo
suficientemente moral por su propio ser. Lo que necesitaba era
información y Sal tenía el don de un cerebro que no trabajaba como otros
en la familia Caruso. Era altamente inteligente e independiente, capaz de
hackear cualquier computadora en un minuto. Para ponerlo simple, Sal
era irremplazable. Sin embargo, Drago era algo completamente diferente.
Dante era el objetivo más alto en el árbol familiar. No necesitaba un
hombre, sino un tanque. Un tanque que pudiera recibir siete balazos sin
parpadear y todavía ir hacia adelante para matar a los hombres que se
colocaran en su camino. Drago era un asesino hábil de la clase más
mortal. La clase que no tenía debilidad. La clase que nunca saludaría a la
muerte porque… él era la Muerte.
Dante asintió una vez más, acordando dejar que su mano derecha
se fuera hasta que el trabajo estuviera terminado.
***
—¿No la ha dejado?
Quería que estuviera cómoda aquí, que estuviera cómoda con él,
pero Chloe lo estaba poniendo difícil.
—Entra.
En los dos últimos días, Lucca había parecido olvidar que no iba a
tratarla como un bebé como el resto de sus amigos había hecho. Ser bueno
nunca ha funcionado para mí, de todos modos.
Capítulo 6
—N-no, g-gracias.
Abajo, levantó los ojos para ver a Lucca sentado en la mesa del
comedor. Con una ligera sonrisa que le dio al verla, sintió que la vida se
deslizó por completo hasta que solo era un sueño.
—Siéntate, cariño.
—Me cansé de pedir pizza después de que mi madre murió así que
aprendí a cocinar. —Su voz parecía haberse vuelto un poco sombría.
Aunque Nero le había dicho una vez que su madre había muerto,
sintió como si Lucca acabara de revelarle algo muy personal. ¿Por qué?
—Ya te lo dije.
Te traje aquí… para salvarte. Viendo que todavía creía eso la hizo
darse cuenta de que incluso estaba más loco de lo que había creído. Lucca
necesitaba ser el que estuviera encerrado, no ella.
—A-aun así, ¿esperas que me quede aquí y haga nada por el resto
de mi vida? —Si fuera capaz de llorar, lo hubiera hecho—. Iba a ir a la
universidad.
—Si hubieses bajado hoy, te hubiesen dicho que logré que todas
tus clases de Stanford fueran cambiadas a cursos en línea. La laptop es
tuya, y encontrarás todo para completar tus cursos ahí dentro.
****
Hola Cariño
Lucca supo que iba a asustarla de todos modos, pero no quería que
estuviera demasiado asustada para dejar que su primer encuentro fuera
escapando y gritando. Podía pensar que era intimidante, pero necesitaba
unos cuantos minutos con ella para que pudiera ver algo más en él. Qué
vería una chica como Chloe, no lo sabía.
Volviendo la mirada hacia él, pudo ver que no tenía ni idea de cómo
lo sabía.
—Sí, lo sabes.
Vas a tener que acercarte más que eso, cariño; y chico, esperaba que
lo hiciera. Quería verla de cerca, tan cerca que ya pudiera estirarse y
reclamarla.
Voy a salvarte cariño. Solo debes esperar por mí. Todavía no estás
lista.
Capítulo 8
Drago asintió.
Ser bueno nunca había funcionado para Lucca por el simple hecho
de que nunca era bueno. Ser duro con Chloe, sin embargo, era algo de lo
que no era capaz.
****
—G-gracias Drago.
Su comportamiento parecía ser igual de amargo que antes mientras
asentía hacia la ventana.
***
—Estoy aquí…
Una cosa era segura; aquellas habían estado lejos de ser pesadillas.
Aquellos eran recuerdos.
Capítulo 9
Lo que encontró extraño sobre ello es lo… bueno que había sido.
Incluso más extraño era lo mucho que lo apreciaba.
—¿C-cómo lo supiste?
—Un amigo.
Mirando en sus ojos fríos, no tuvo que mirar mucho para ver que lo
haría.
Supuso que no podía estar más entumecida por él, pero de alguna
manera, su boca cayó al suelo.
—Tengo reglas.
—¿Q-Qué más?
—N-no…
Eso era todo. Estaba dejando ir su vida. Lucca iba a llevarse todo a
lo que se había aferrado, cosas que había utilizado para sobrevivir.
Él levantó su ceja.
—¿Trato?
—Trato.
—Sí.
—Lo entiendo.
Quiero pasar las tardes contigo. Lo entendía ahora. Había hecho la
cena cada noche, y cada noche, no se había unido a él. Drago le había
advertido que estaba jugando con fuego, lo que era exactamente lo que
había hecho.
Lucca levantó su mano una vez más, llevando la jugosa carne cerca
de sus labios, demandando que la comiera. Cuando te pida que hagas algo,
lo harás.
Lentamente abriendo sus labios deseó poder cerrar sus ojos pero
su mirada la sostenía como una prisionera. Tomó la carne en su boca y
deslizó sus labios lejos del tenedor. No fue hasta entonces que dejó caer
sus ojos hacia su regazo mientras comenzó a masticar.
Él sonrió.
—G-Gracias.
Era fácil para Lucca comer después que se sentó, pero para ella no
lo fue. Acababa de vender su alma al Coco.
Estaba segura que nunca sería capaz de explicar por qué siguió sus
órdenes cuando su voz se profundizó. Aquí estaba tragando sus nervios
mientras lentamente se colocaba en la almohada a sus pies. Mantuvo su
espalda contra el brazo de la silla, sentándose tensamente, con cuidado de
ni siquiera rozar sus pantalones vaqueros oscuros.
—Puedes ir…
Siempre
—Aprenderá.
Pruébalo entonces.
—N-no puedo.
Temía el toque. Eso era algo que sabía desde el principio, pero lograr
que lo admitiera hacia él era algo que necesitaba si alguna vez iba a lograr
que lo sobrellevara. Necesitaba que comenzara a confiar en él con sus
secretos.
—¿Vas a ir a la universidad?
—¿En dónde?
—Siempre lo valdrá.
Capítulo 12
El Fenómeno y el Coco
El Fenómeno y el Coco.
Solo había una sola cosa que realmente extrañaba y era a Elle. Sí,
extrañaba a Amo, Nero e incluso a Vincent también; pero nunca había
pasado tanto tiempo sin hablar con su mejor amiga y estaba comenzando
a tomar peso.
¿Qué diablos…?
Suspenderás la tarea.
—Veo que al fin has decidido bajar —dijo Drago con voz ronca
detrás de ella.
—Claro que sí. No bajas para nada más. —Su tono amargo le dijo
que no estaba siendo sarcástico.
Limpió todo luego de terminar antes de volver arriba, pero sus pies
se detuvieron cuando miró a Lucca a través de la ventana una última vez.
Lucca esperó que dijera algo antes de darle una sonrisa cuando se
dio cuenta que ella estaba viendo su apariencia.
—Gracias cariño.
—D-de nada.
—Ven a sentarte conmigo. —No lo dijo como una orden, lo que era
raro. Fue más como si estuviera pidiéndolo.
Era diferente estar aquí con el jardín y las flores, como si fuera aún
más pacífico que usualmente era en la pérgola.
Desde el momento en que salió aquí, el jardín se había llevado su
aliento, y solo seguía haciéndolo. Parecía hacerse solo cada vez más
hermoso para ella.
—No sabía que sabías de jardinería. —La idea que tendría que
quedarse en su cabeza salió en un susurro.
Hacerle esa pregunta era una cosa peligrosa dado que la respuesta
sería nada menos que la verdad. Solo tenía que estar preparada para la
respuesta.
Nunca lo entenderé…
—Quédate aquí.
¿Eh?
—¿Qué?
Ella tragó.
—De acuerdo.
— ¿Q-qué tal?
Lucca sonrió.
—Perfecto.
—Tenías razón.
La confusión marcó su rostro hermoso.
— ¿Qué?
—Bien.
Capítulo 13
Buenas noches
— ¿Te divertiste hoy, cariño? —Su voz era tan oscura como el
mechón que expertamente estaba girando alrededor de su dedo.
—¡No!
—De acuerdo.
—No, q-quiero decir… —Se giró para mirarlo. No había querido que
la palabra saliera tan ruda—. Me gustaría, pero no puedo.
—¿Por qué?
—No he terminado mi tarea de Cálculo porque… —Miró sus manos
y comenzó a juguetear con las mismas—, realmente no la entiendo, y tengo
un examen pronto.
—¿Harías eso?
—Estoy seguro.
—De acuerdo.
—N-no.
—De acuerdo.
El monstruoso nombre
Los Luciano se veían como polos opuestos de los Caruso. Así como
los Caruso se veían inmaculados, los Luciano se veían escabrosos. Los
hombres que usaban trajes estaban lejos de ser los caros italianos que se
conocía que usaba la mafia. Arreglarse no era tanto un requerimiento para
ellos tampoco. Algunos hombres también estaban cubiertos de tatuajes
desde sus manos hasta sus cuellos. Eran una familia ruda, lo que
combinaba con sus alrededores del área ruda de Ciudad de Kansas de las
que eran dueños. Aquí en este almacén, los Caruso se veían fuera de
lugar, mientras que los Luciano se sentían en casa.
Era el trabajo de Lucca conocer a cada uno de ellos. Los tres eran
hermanos, compartían el mismo padre, pero solo los gemelos tenían la
misma madre. Angel y Matthias eran más jóvenes que su hermano menor,
Dominic. Él y Lucca eran los segundos al mando de la familia, bajo su
padre. Sin embargo, aunque Dominic era ligeramente mayor que él, no
había sido el segundo al mando por tanto tiempo como Lucca lo había
sido. Solo fue hace un año atrás que Dominic había tomado el título.
Los dos hombres dejaron la mano del otro y luego Dante lideró la
salida de la familia Caruso primero. Sin embargo, Lucca continuó allí
sentado, observando a sus hombres y los Luciano irse del almacén uno por
uno hasta que solo él y el otro se quedaron.
—Adiós, Lucca.
Lucca miró hacia los ojos negros sin alma del hombre delante de él.
Pronto.
Capítulo 16
Aunque Sal era el amigo de Lucca, ella esperaba que le hiciera daño
en cualquier segundo. No pudo evitarlo; se había arraigado en ella.
¿Eh?
—N-no. Sí. Q-quiero decir… no lo sé. Solo pensé que trabajabas con
Lucca, Drago, Nero y el resto de ellos. R-realmente no se parecen ser del
tipo de c-computadoras.
¿En serio?
—No tenía idea de que tuviera un rango tan alto. No usa trajes
como los demás.
Sal resopló.
—Oh, sí, está tan alto en cargo como se puede estar en la fam…
quiero decir, en el casino.
—Bueno, eso no está tan mal. Pensé que podría estar metido en
algo ilegal.
—Bueno, yo no…
—¿Y Amo?
—Sip, trabaja en el nivel más bajo del casino con Nero y Vincent. —
Continuando, colocó una sonrisa más grande en su rostro—. Amo en
específico, ama su trabajo. Nero y Vincent han solicitado cambiar su
posición en el sótano.
—No creo que a Lucca le importe. —O, no veía el motivo. Sabía que
se lo diría si fuera suficientemente valiente para preguntar.
***
—No, l-lo siento. Está muy rica. Solo estaba pensando, eso es todo.
—Solo extraño a Elle. Solíamos hablar todos los días y siento que
no he hablado con ella hace siglos. Ni siquiera tengo una chica con la que
hablar aquí y creo que eso solo me está haciendo extrañarla cada vez más.
¿En serio?
—¿En serio?
—No puedo prometerte nada pero veré qué puedo hacer para que
estés más cómoda.
Sonriendo, le dijo:
—Gracias.
—Bien.
Chloe no lo dudaba.
—Es como un genio, ¿verdad?
Por la expresión seria en su rostro estaba claro que Sal era incluso
más inteligente de lo que creía que fuera posible. Simplemente no podía
creer que polos opuestos se juntaran.
—Sal había vivido en la calle con su madre desde que era un bebé
pero cuando tuvo diez años, su madre tuvo una enfermedad venérea.
Había estado muerta un poco antes de que mi padre recogiera a Sal y
después de eso, se volvió parte de mi familia.
Él asintió.
Mirando en esos ojos verdes ante ella, supo porqué, y había estado
en frente de ella todo este tiempo.
Sonriendo, respondió:
—Sí.
Un picor frío viajó por su cuerpo. Lo vio en sus ojos entonces, que
mataría incluso a un hombre que consideraba hermano si la tocaba. No
había cuestionamiento en ello; estaba segura de que ni siquiera lo dudaría.
—¿P-por qué?
—Por ti.
Era raro para Lucca necesitar ayuda, pero iba a pedirla. Necesitaba
pedirla de probablemente la única persona que lo entendía; la única que
conocía cómo trabaja su mente, porque sus mentes eran iguales.
—Primero que nada, soy estable, tú no. Pero creo que te estás
olvidando de una parte importante de ese diagnóstico. Un psicópata real
parece normal y encantador, escondiendo el hecho de que es agresivo y
carece de empatía y remordimiento. —Tomando una larga y última calada,
lanzó cigarro al suelo—. Ahora, ¿quién suena como tú? Porque sin duda
como el infierno que no soy yo.
—Sí, pero si soy una psicópata, ¿en qué te convierte eso a ti?
—He estado esperando a este día por tanto tiempo, Lucca. Espero
que hayas ahorrado suficiente dinero para el chantaje en el que voy a
ponerte.
¿Lord de la mafia?
—¿Has estado viendo películas con Elle… olvídalo. Solo entra al
jodido auto. No sabes una mierda.
—Dime, Lucca; ¿tenerla para ti solo es todo con lo que has soñado?
—No está aquí. Se fue temprano esta mañana —le dijo Drago
mientras se servía una taza de café.
—N-no, no lo estaba.
No.
La puerta principal se abrió y la salvó de tener que responder esa
embarazosa pregunta.
Girándose, vio a Lucca entrar con la que parecía una rubia pe…
— ¡Maria!
—No, no, no. Puedo ver hacia dónde va esto, y no tomaré parte en
esto. Me anoté para vigilar a la que tiene miedo hasta de su sombra, no al
engendro de Satán.
Él se rió.
—¿Qué sentimie…?
Maria tuvo que poner la mano sobre su boca para evitar reír
mientras el rostro de Drago caía.
Él le dio una sonrisa diferente de las que había visto antes. Era
como la sonrisa que Vincent le daría, excepto que esta era más mortal y
seguramente haría que cualquier chica sucumba a él de vez en cuando.
—Te dije que podría ver qué podía hacer por ti.
Tuvo que apartar sus ojos de él, con miedo de que le ganara una
sonrisa.
—Oh.
Los pasos ahora eran más cercanos y justo antes de que estuvieran
demasiado cerca, el mechón negro cayó de sus dedos con un giro final.
—No puedo.
—Suena bien.
Capítulo 19
—Negro.
Infiernos no.
—No lo sé. —Tenía que pensar más en ello—. Supongo que uso
negro porque no atrae más atención hacia mí. Siento que si usara algo de
color, hará que la gente me mire más.
Chloe miró los dos colores que había escogido. Uno era un morado
muy oscuro y el otro un azul marino oscuro. Ambos eran cercanos al
negro.
—¿Te gusta?
—¡Qué!
—¿D-decirme qué?
—Ven conmigo.
¿Qué dia…?
—S-sí.
Capítulo 20
Cerrando la puerta detrás de él, Lucca sacó las llaves para ponerle
seguro a su penthouse en el casino hotel cuando escuchó la puerta
abriéndose detrás de él al otro lado del pasillo. Se giró para ver a Nero,
Elle, Vincent, Lake, Adalyn y Amo dejando el penthouse de Nero.
—Hola.
—No.
—Sí…
—He visto a Sal salir de allí antes, pero es el único y solo fue una
vez —le dijo Elle.
—Mmm… ¿qué estabas haciendo allí? —Elle rió entre dientes con
ella.
—Eso es bueno.
Lucca dejó que las chicas salieran primero y cuando Amo pasó,
una sonrisa siniestra se apoderó de Lucca.
Cuando otra visión apareció ante él, no era de una forma horrible
de matar a Amo. Esta era totalmente diferente. Una visión que pronto se
volvería cierta, cuando Amo finalmente sepa que Chloe es mía.
***
Era como si una pieza de él se hubiera ido con ella, para nunca
regresar hasta que ella lo hiciera.
Amo observó a Chloe desde el otro lado del centro comercial mientras
compraba su maleta. Se iría mañana, y no le había dicho cómo se sentía
todavía. Era un tonto por esperar tanto, pero estaba aterrado de asustarla.
Tenía que ser en el momento correcto.
Bang. Bang.
—Volveré enseguida.
Envolviendo sus brazos alrededor de ella fue la primera vez que fue
bendecido con ser capaz de tocar a la chica que había robado su corazón. La
tormenta había pasado, y en su lugar había verdadera belleza, la clase que
nunca pensarías que existía.
—Te tengo.
—Eso creo. Le envío mensajes todos los días pero no puedo hablar
con ella por el celular todavía.
—Pensé que ibas a lograr que se quedara. Pensé que de hecho ibas
a hacerlo cuando yo fallé. Resulta que ninguno de los dos fue capaz de
salvarla.
Lo intentó de nuevo:
Con cada palabra que decía, estaba lentamente dándose cuenta que
lo que sea que hubiera sucedido ahí, cuando ella había corrido a sus brazos,
no iba a salir como había creído.
Pudo verlo entonces. Había hecho la cosa que había temido hacer. La
había asustado.
—Está bien, Amo. Estamos a mano. Te llamé bestia. —Su voz salió
calmada mientras entraba a su casa, aunque podía ver las lágrimas
comenzando a tocar sus propios ojos.
—No puedo ser arreglada. No por ti, no por nadie. Solo estoy rota.
Mientras las lágrimas caían por sus mejillas, no supo por quién
estaba llorando más: por sí mismo o por ella porque no había sido capaz de
salvarla…
Amo se rehusó a dejar que las lágrimas cayeran de sus ojos como lo
habían hecho esa noche. Se ha ido, pero no para siempre. La salvaré.
Capítulo 21
El segundo al mando…
—No puedo.
—No es lo que crees. Estás aquí por una razón, Chloe —susurró
Maria.
—Abre la puerta, Maria —la voz oscura de Lucca vino desde el otro
lado de la puerta.
—Lo siento —fue todo lo que Maria dijo mientras iba hacia la
puerta.
—Ahora, Chloe.
Cuando finalmente movió sus ojos de ella hacia Maria, fue capaz de
apresurar el paso.
Nadie es quién parece ser. No se había sentido así de sola desde que
había obtenido sus cicatrices.
Sus ojos regresaron a su regazo, sabiendo que tenía razón. Ese era
el motivo por el que no le había preguntado.
—Eres un asesino.
—Sí, lo soy. He matado a muchos y torturado a más. —La voz
oscura llenó el espacio entre ellos.
—Va a salvarme.
—Mírame —ordenó.
Por cuatro largos años, su cuerpo había sido reclamado por el que
creyó era el ser más atroz, pero ahora podía sentir rompiéndose los viejos
lazos que el diablo había colocado, y nuevas cadenas estaban tomando su
lugar. Estas cadenas eran más pesadas, más apretadas, mostrándole que
había sido reclamada por un ser más malvado. Su cuerpo había sido
reclamado por el Coco.
—Déjame verlos.
—E-estoy b-bie…
—Esto dolerá.
—M-Maria lo escogió.
¿Lo acabo de dejar…? Tragó con fuerza, sin entender cómo le había
permitido tocarla tanto tiempo.
Vuelve a dormir…
***
Levantándose de la cama, vio que eran las once con diez minutos,
mucho más tarde de lo que solía levantarse.
Sus ojos giraron hacia la caja de música intacta que Lucca le había
dado. Luego giraron hacia las tijeras de uña de plata que no había visto
antes a su lado.
Sin querer cambiar la forma de sus uñas, sin querer hacer todo lo
que Lucca pedía, ignoró su pedido, yendo hacia el baño para limpiar los
horrores de ayer.
—Buenos días.
No sabía por qué había creído que de hecho podía escapar de él.
—No voy a permitir que te hagas eso de nuevo, Chloe. Quiero que
las mantengas cortas. ¿Entiendes?
Ella asintió, derrotada de nuevo.
—D-de acuerdo.
Chloe recogió las tijeras y comenzó a cortarse las uñas tan cortas
como podía. Entendió por qué Lucca le estaba haciendo hacerlo. Era algo
que debió haber hecho por sí misma hace mucho tiempo. Solo odiaba
cómo su cuerpo sentía la necesidad de complacerlo sin importar cuánto su
mente quería combatirlo. Algo sobre Lucca siempre había llamado su
cuerpo al de él, pero su mente sabía mejor, siempre dándose cuenta lo
peligroso que era.
Terminando con sus uñas, limpió la encimera y tiró los cortes antes
de sentarse de nuevo para encontrar una hamburguesa y patatas fritas
esperando en su lugar.
—Me tomé el día para terminar con el jardín —le dijo él, dejando los
platos en el fregadero.
Tomando asiento, abrió la laptop para ver qué tareas tenía. Nada de
lo que tuviera que hacer era inmediato, así que se quedó allí, girando los
pulgares, tratando de no pensar en él. Finalmente, decidió tratar de
trabajar en algunos problemas de matemática para el examen que vendría
para ver si todavía entendía lo que Sal le había enseñado.
¿Cómo va Cálculo?
¿Lucca te mintió?
¡Sí!
Palmeando sus dedos, pensó que había algo que se había estado
preguntando desde que descubrió lo de la mafia. El genio de Sal la
intrigaba, y quería saber lo que realmente hacía para ellos desde que no
creía que solo lidiara con la seguridad.
—C-cambié de idea.
Debería haber dicho que no, darse la vuelta e irse, pero eso no fue
lo que su cuerpo hizo.
Levantando sus manos vendadas, le sostuvo las palmas hacia él.
—No quiero que uses tus manos demasiado, así que con calma.
—D-de acuerdo.
No dudaba que un día lograría tener lo que era antes, sino algo
mejor. Los cambios que había notado desde la primera vez que lo había
visto eran drásticos.
—Su nombre era Melissa, y tenía cabello rubio como Maria, y los
ojos más verdes como Nero. Era la persona más dulce y buena que podrías
haber conocido, y todos la amaban. Estar en casa con sus hijos y el jardín
era todo lo que quería o necesitaba. —Sus ojos se tornaron oscuros y su
voz se volvió más sombría—. Ninguno de nosotros la merecía, ni mi padre,
y especialmente yo. Para ser tan dulce, no puedo imaginar cómo se sintió
para ella que su primer hijo saliera un monstruo. —Brevemente se detuvo
antes de continuar—: Pero ni una vez me amó menos, ni siquiera cuando
me vio en mi peor momento.
—¿Lucca…?
—Si todavía estuviera aquí, creo que estaría feliz con lo que has
hecho. Amaría estar aquí tanto como yo.
—Sí. —Esta era la cosa. Cada día le hacía la cena y cada vez era
una comida que le gustaba. Sin embargo, ni una sola vez él le preguntó
qué le gustaba y qué no. Extrañamente siempre sabía—. Espaguetis y
albóndigas de hecho es uno de mis favoritos.
Él se vio complacido.
—Eso es difícil, pero creo que mi comida favorita tendría que ser
picante.
Él no pareció creerlo mientras hacía una cara dubitativa.
—¿Picante?
—No, cariño.
—Creo que solo me gusta demasiado porque era la única cosa que
mi madre era buena cocinando. —Su madre se había robado la receta de
su hermana, por la que era la única razón que sabía bien en primer lugar.
—Y-yo puedo llevar estos al fregadero y l-lavar los platos por ti.
—¿Sabes por qué me gusta sentarme aquí contigo así cada noche?
—Sí.
Debió haber esperado que lo hiciera, pero una parte de ella parecía
haberlo bloqueado, sin querer que continuara este estilo de vida peligroso.
—¿Quién tomará tu lugar como el segundo al mando entonces? —
Cada pregunta que hacía y cada respuesta que le daba solo hacía que
surgieran más preguntas.
—¿P-por qué?
—Lo siento cariño. Tienes razón. —Se rió un poco más antes de
continuar—: ¿Qué te dijo Sal sobre el trabajo de Amo?
Lo miró pensativa.
—Exactamente.
¿Un casino ilegal cubierto por uno legal? Mientras más lo pensaba,
más tenía sentido, pero también la confundía más.
—Oh, eso suena bien. —Se aseguran de que todos estén a salvo—.
¿Por qué Nero y Vincent lo odian entonces?
Juntando sus manos, deseó poder juguetear con las mismas, pero
fue incapaz de hacerlo con los vendajes. Sin querer decirle que le gustaba
la forma en que olía y que la hacía sentir incómoda, le dio nerviosamente
la mitad de la verdad.
—L-los extraño.
Supo antes de que las siguientes palabras pasaran sus labios que
era demasiado bueno para ser verdad. Todo viene bajo un precio.
—S-sí.
—Si puedes hacer eso, te dejaré hablar con ella de vez en cuando.
—¿Lista?
¡No!
—¡Hola!
Sintió su cabello ser removido y miró por encima para ver a Lucca
girando un mechón. Mirando y sintiendo el mismo movimiento repetirse
comenzó a tranquilizarla, hasta que se calmó lo suficiente para hablar.
—Hola Elle.
—Está bien —le dijo, sin querer decir demasiado—. Solo diferente,
supongo, y tú no estás acá conmigo, pero estoy bien. La escuela me está
manteniendo bastante ocupada.
—¿No son tres horas menos allí? No es tan tarde, no creo. —Elle
sonaba como si estuviera revisando el reloj en su celular para ver qué hora
era.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
—Adiós Elle.
Nadie nunca había tocado sus cicatrices. Nunca había dejado que
alguien tocara algo que era tan personal para ella. Ahora, aquí estaba,
dejando que el hombre más peligroso y aterrador que había conocido
tocara algo que le había dado un hombre igual que él.
Corrió sus dedos tan gentilmente sobre su cicatriz que iba desde lo
alto de su ceja hasta que desaparecía justo debajo de esta. Luego la pasó
más gentilmente sobre su párpado cerrado, haciéndolo sentir como si solo
fuera el viento tocándola. Cuando alcanzó la continuación de su cicatriz
justo bajo sus pestañas de abajo, se detuvo.
—Mírame, Chloe.
Abriendo sus ojos, miró hacia sus ojos verde azulados que
gradualmente estaban comenzando a verse más verdes, hipnotizándola,
junto con su voz, su presencia, su helado pero suave toque.
—Lo hice.
—¿Por qué estoy aquí? —susurró—. Dime por qué realmente estoy
aquí.
—S-sí.
El sentimiento que había estado allí desde que conoció a Lucca, así
como había sido para él la primera vez que la había visto.
Subconscientemente había alejado el intenso sentimiento porque la
asustaba, pero solo crecía más y más cuando estaba alrededor de él.
Él sonrió.
Lucca asintió.
Decidiendo irse, pensó que si estaba destinado para él, seguiría allí
o si regresaba...
—No me iré de aquí sin esto —le dijo con certeza, los fuertes
sentimientos que sentía finalmente cobrando sentido—. Significa algo muy
especial para la chica... que amo, y tengo que ser yo quien se lo dé.
Capítulo 28
Pasará.
Pasará.
Que sería.
Capítulo 29
Ya voy, Chloe
Había una razón para que estuviera allí, algo que se había hecho
obvio por los pocos que sabían que estaba aquí, junto con la sensación en
sus entrañas. Por lo tanto, se quedaría hasta que respetara su lado del
trato con el Coco. El problema era que, cuando llegara a su fin, ¿podría
irse? Ni siquiera lo sabía.
—¿Q-qué es?
—Malo, ¿eh?
Sip.
—¡Es en serio!
—¡Hola, Elle!
Lucca había estado dejando que hablara con Elle todas las noches,
poniendo tanta confianza en ella como ella en él. Fue un buen intercambio
y la ayudó a sentirse más cómoda y menos aislada del mundo exterior.
***
Amo estaba en casa de Nero y Elle para ver si habían hecho alguna
cena. Se estaba convirtiendo en un hábito venir cuando estaba
desesperado por comida, sin tener nada en su casa ya que no había ido a
la tienda en un tiempo. Aprovechaba solo para hablar con Nero, y luego,
sin falta, Elle le preguntaba si quería algo de comer. Sin embargo, Amo
estaba comenzando a pensar que Nero se estaba poniendo al día.
Nunca pensó que Chloe lo ignoraría por tanto tiempo. Ni una sola
vez desde su partida le había enviado un mensaje, y mucho menos lo
había llamado.
Amo dio un paso hacia Elle, sin importarle si sabía que había
estado escuchando a escondidas, cada alarma encendiéndose.
—¿Qué?
—No, solo dijo que tenía que irse porque la cena estaba lista.
La muerte de Amo
—P-Por favor, dime quién es. —Sintió que arrastraba los pies,
tratando de frenar a Lucca.
—Tienes unos treinta segundos para sacarla de aquí —anunció
Drago.
Amo hizo todo lo posible para mirar más allá del único otro
hombre que era más grande que él en la familia. Drago solo lo vencía por
su edad, pasando años y años en el gimnasio, haciendo que sus músculos
tuvieran músculos.
—Él no está…
Dentro, sus ojos siguieron la escalera hacia el pasillo del que había
venido el ruido. La adrenalina comenzó a bombear por todo su cuerpo.
Prácticamente podía oler la tensión en la habitación, su miedo a la verdad
haciéndose realidad.
—Ve a esperar en su oficina —dijo Drago, cerrando la puerta.
Eso era lo único que la aterrorizaba: la razón por la que tenía que
estar escondida.
Una mirada cruzó sus rasgos cuando la soltó, una que nunca
había visto en él antes. Era una mirada de... dolor, tan cruda y real que le
quitó el aliento.
—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —le siseó Lucca desde el
otro lado de la puerta.
—¡Chloe! —gritó Amo aún más fuerte—. Sé que está aquí, hijo de
puta.
—Me oíste…
Amo, que había estado mano a mano con Lucca, tuvo un momento
de total y completa conmoción al ver a la chica a la que le había confesado
su amor antes de que sus ojos regresaran lentamente a Lucca, pura rabia
filtrándose a través de sus facciones.
Drago, que había seguido a Amo y había estado dejando que Lucca
lo manejara, dio un paso al frente, acercándose a Amo.
Amo miró entre los dos hombres que se acercaban a él, luego a
Chloe, que parecía horrorizada, apretando los puños. Pudo ver que Drago
y Lucca querían que se calmara por el bien de Chloe. Sin embargo, si ella
no hubiera estado allí, sabía que lo más probable es que lo dejaran
inconsciente.
—Sabes más que nadie que nunca la lastimaría —le dijo Lucca en
un tono mortal.
Las uñas cortas de Chloe hicieron todo lo posible para cavar más
profundo de lo que ya estaban en sus palmas, fuera de sí, pensando que
en vez de escuchar la muerte de Amo, ahora sería testigo de ello con sus
propios ojos.
¡Haz algo! Esa nueva voz que solo había escuchado un par de
veces resonó en su cabeza, dándole fuerza suficiente para reunir algunas
palabras.
Cada palabra había sido pronunciada con una letalidad que nunca
antes había oído de Lucca.
—He estado muy preocupado por ti. Sabía que algo no estaba bien,
y lamento no haberlo resuelto antes. Lo siento mucho, Chloe.
Él le tendió la mano.
—Nad…
—Lo sien…
Finalmente, al abrir los ojos, vio el rostro de Amo detrás del brazo
de Lucca y lamentó haberlos abierto alguna vez.
Chloe lo había hecho de nuevo, excepto que era mucho peor.
Ahora le había destrozado completamente el corazón.
—Será mejor que reces a Dios porque esa chica está haciendo todo
lo que pueda para salvar tu culo.
—Ya veo cómo va. La familia sobre la familia. Creo que Lucca es tu
sangre ahora.
Amo quería tener las últimas palabras antes de que Drago pudiera
cerrar la puerta.
— ¿Cómo es eso?
—Bien.
—Él te vio, cariño. Sabe que estás aquí ahora. Si lo dejo ir, pondrá
tu vida en riesgo, más de lo que ya ha hecho al venir aquí.
—¿C-cómo?
—Permíteme besarte.
—Y-Yo no p-puedo.
—Di que eres mía, cariño. Quiero oírte decir las palabras y decirlo
en serio.
—Ya verás. —La forma en que lo dijo le hizo pensar que no quería
saberlo, pero estaba más preocupada por otra persona.
Él sonrió.
Sola, se tocó los labios hinchados. Lucca tenía razón, ¿qué acabo
de hacer?
¿De verdad?
Capítulo 32
—¡No! —Su voz se elevó—. La querías para ti, para llenar esa
obsesión enferma que tienes con ella.
Amo sabía que sus palabras eran ciertas. Y a pesar de que ella
podría haber estado allí por una razón, no pudo soportarlo.
—Sabes que no me iré de aquí sin ella, y si me dejas salir por esa
puerta, no me detendré hasta que sea libre.
—Ha estado más libre aquí que nunca fuera de estas paredes.
—¿Qué estás tratando de decir?
—La única razón por la que todavía te doy la opción de salir de aquí
con vida es porque sé que te preocupas lo suficiente como para no
arriesgar su seguridad. Te hubiera matado en el momento en que llegaste,
pero necesito que Chloe quiera mirarme por el resto de su vida —amenazó.
—¿Crees que vas a hacer que se enamore de ti? —Amo fue hacia la
puerta, accediendo a irse, pero claramente sin darse por vencido. Luego, al
decidir desprenderse de las palabras finales, pronunció su golpe final—.
Eres un psicópata que es incapaz de amar o de ser amado. Ella pertenece
conmigo, y lo sabes; es por eso que te la llevaste. Nunca la amarás de la
manera en que lo hago. Solo quieres fallártela.
Antes de que Amo pudiera siquiera abrir la puerta, Lucca se
abalanzó, empujándolo contra la puerta rápidamente mientras sacaba una
cuchilla de su bolsillo y la sostenía en la garganta de Amo. Fue algo tan
rápido para Amo, pero un movimiento calculado para Lucca, mostrando la
diferencia en las posiciones que tenían en la familia, y por qué él era el
segundo al mando, mientras que Amo era solo un soldado.
Furioso por la ira que sentía por Chloe, Lucca presionó el cuchillo
amargamente contra la garganta de Amo, escupiendo:
—La miraste cada maldito día en la escuela por tres años y medio,
y ni una vez le diste la maldita hora del día. Dices que la amas, pero
¿dónde diablos estabas? —gritó, clavando el filo del cuchillo más
profundamente, sus duras palabras azotando a Amo como mil látigos—.
Cuando ella y Elle fueron intimidadas, cuando Elle recibía palizas para
evitar que la tocaran, cuando la llamaban fenómeno, ¿dónde estabas,
Amo? ¿Cómo podías pasar junto a ella por los pasillos con esas cicatrices y
no hacer algo? ¿No protegerla?
—Seamos honestos; ella no iba a extender sus piernas para ti, así
que no había necesidad de hacerlo, ¿verdad? Estabas demasiado ocupado
llamándola fenómeno como el resto de ellos.
—Si eres para ella, ¿cómo has dormido sin descubrir quién le hizo
esas cosas, quién la hizo como es ahora? —Lucca miró a Amo, con los ojos
clavados en los del débil soldado—. Apuesto a que ni siquiera sabías que
esas cicatrices le habían sido dadas; que realmente no estuvo en un
accidente automovilístico. Ni siquiera sabías que sufre de insomnio porque
tiene demasiado miedo a dormir por temor a las pesadillas. ¡Admite que ni
siquiera lo sabías! —rugió Lucca.
—Nunca conocerás el amor que siento por ella. Cuan hermoso es.
Lo doloroso que puede ser. Cómo se sintió cuando la miré por primera vez.
Y cómo se sintió cuando pensé que podría perderla antes de que pudiera
salvarla. Nunca conocerás el amor verdadero hasta que experimentes el
miedo verdadero. Y nunca sentirás esos sentimientos hacia ella, ya que yo
soy el único para ella. Ella. Es. Mía.
Había sentido ese miedo verdadero dos veces. Cada vez que ella
había sobrevivido, era el sentimiento más pacífico y celestial... Solo para
que lo matara cuando tenía que ver a Amo ser quien la consolara.
Morir poco a poco cada vez que nos ves juntos, tal como yo lo hice
cuando la vi contigo...
Capítulo 33
Meses antes...
Lucca estaba mirando el suelo del casino, su mente en otra parte.
Chloe estaba aquí en el hotel casino, en el penthouse de Nero, pasando el
rato con las chicas. Ella estaba tan cerca, pero tan lejos.
Todos los días que la esperaba, sabía que estaba un día más cerca.
Pero para él, siempre se sintió como una eternidad.
—Primer piso.
No la he tocado todavía.
Once…
Quince…
Diecinueve…
Chloe sentada sonriendo en el medio del jardín, rodeada de
hermosas flores.
Veinte…
Veintiuno…
Veintidós…
Veintitrés…
La adrenalina que aún corría por sus venas llevándolo al final del
pasillo, abriendo la puerta rota a la casa de Nero y subiendo corriendo las
escaleras, rezando al Dios que no creía que existía, que todavía estuviera
viva.
—Gracias, Sal.
Verla ser consolada por otro hombre se lo comía. Ver que una
chaqueta que no era la suya la envolvía, cuando se aferró a ella, lo aplastó.
La chica a la que amaba tan profundo estando asustada incluso para
pasarlo era desgarradora.
Ella no tenía la menor idea del dolor que estaba atravesando, del
verdadero miedo que sentía de perderla o del amor que sentía por ella.
Al ver pasar a la bella y rota chica sin saber nada de eso, mientras
caminaba con Amo, lentamente comenzó a matarlo por dentro.
Capítulo 34
En la Actualidad
Chloe se sentó nerviosamente en su cama con sus cosas
empacadas, como cuando había llegado allí. ¿A dónde me está llevando?
—¿Todo empacado?
Asintió nerviosamente.
—¿Lo hizo?
—Sí. —Apagó la luz, una señal no tan sutil de que era hora de irse.
—¿D-Drago...?
—¿Sí? —Se detuvo, volteándose.
***
Lucca sonrió.
—Has sido buena sobre no hacer esto todo el mes. ¿Es por él, o
porque te mude aquí?
—Lo sé.
Lucca era un hombre guapo. Siempre pensó que eso era lo que lo
hacía tan mortal.
***
—¿Dónde?
—No te va a gustar.
—¡Dónde!
—S-sí, yo-yo…
—¿Cariño?
Al estudiarla, se preocupó.
—¿Qué pasa?
—¿Fue una pesadilla? —Su voz era tranquila, suave, pero fuerte.
Al igual que su toque.
Voy por ti, pequeña niña...
—S-Sí.
—Muéstrame —ordenó.
—M-mi e-estómago.
—S-Sí.
—Tú y tus cicatrices son las cosas más bellas que he visto.
Cerró los ojos cuando presionó sus labios contra los de ella.
Este beso fue más lento que el primero y no tan exigente. Solo él
saboreando tranquilamente su labio inferior.
—Lo sé, cariño, pero no quiero que lo inhales —le dijo, lo que tenía
que ver con su salud y no con el hecho de que no le gustara.
Unió las manos cuando su mano se movió más arriba por la parte
exterior de su muslo.
—Dejé de fumar en todas partes en la casa una vez que supe que
vendrías aquí.
Quería que él supiera algo, algo que había sido difícil para ella
admitir al principio.
—¿En serio?
Ella asintió.
A pesar de que una parte de ella todavía sentía que era extraño
que lo sostuviera, su cuerpo y su mente se sentían inmensamente mejores
estando a su alrededor. Algo sobre Lucca llamaba a su cuerpo. Lo
necesitaba, lo anhelaba, y solo se había amplificado después de la horrible
pesadilla.
—Panqueques de chocolate.
—¿Cariño?
Te he extrañado.
—¿Dddonde eestoy?
—NNo lo sé.
—¡NNo lo sé!
Lucca se puso en cuclillas al lado del hombre, notando un anillo de
oro en su dedo. Sacando su cuchillo, agarró la mano del hombre y luego
abrió sus dedos antes de colocar la navaja justo debajo de su anillo.
—Ahora…
—¿Es todo?
Ahora que estaba cortando el hueso, los gritos que llenaban el aire
se hicieron más fuertes... hasta que el hombre perdió el conocimiento.
—Continua.
POP.
POP.
POP.
POP.
POP.
Lo siento… Chlo…
Cuando Chloe escuchó los fuertes ruidos, se sostuvo con más
fuerza.
Una lágrima cayó de su ojo. Una simple y real lágrima húmeda tocó
su mejilla.
Sacando su celular del bolsillo, vio que tenía una llamada perdida
de Drago. Rápidamente, lo llamó de vuelta.
¡RESPONDE!
No hubo respuesta.
Ahora corriendo hacia su auto, llamó a Sal, quién respondió en la
primera llamada.
Presionar reproducir
¡Mierda! Drago era uno de los mejores. Lucca lo necesitaba más que
nunca ahora mismo, pero en su lugar, estaba recostado ahí, muriéndose
en una jodida habitación de emergencia por la estupidez de Lucca.
—¿Qué es?
¿Qué fue eso? Mirando el reloj en su mesa de noche, Chloe vio que
sus padres no estarían en casa por otro par de horas. Todavía estaba
sacudida por la golpiza que Elle había tomado en la escuela, así que se dijo
que eso estaba manipulando su mente.
Un viejo, alto y delgado hombre con cabello negro y ojos del mismo
color parecía ser el que estaba a cargo mientras dos de sus hombres le
sostenían los brazos y un tercero sus pies.
Un retorcido malvado de sus labios apareció antes de que ordenara:
—Quítenle la camisa.
—¡NO! —Chloe luchó incluso más fuerte contra los hombres, sus
lágrimas nublando su visión. Estaba entumecida por lo rápido que sus
lágrimas se habían formado antes de poder caer.
—No parpadees.
Una lágrima se acumuló en su ojo, haciéndolo incluso más difícil
mantener sus ojos abiertos. Su cuerpo comenzó a temblar. Iba a
parpadear.
—Mi hija… ¿cómo pudiste…? ¿Por qué hiciste eso….? —El padre de
la niña cayó de rodillas.
—Esta ciudad está en necesidad de un cambio. —Girándose,
Lucifer quería ver su rostro mientras decía—: Dante Caruso puede haber
sido elegido, pero ya no te controla. Yo lo hago. Harás cualquier cosa y
todo lo que te pida. No lo haces… —Apuntó con su cuchillo a la cámara
que había estado grabando todo el tiempo—, y gustosamente te recordaré
a quien perteneces tú y tu propia familia. —Caminando hacia el hombre de
rodillas, Lucifer tocó la daga que derramaba sangre hacia el rostro de
Maxwell—. ¿Tenemos un acuerdo?
—Sí.
Seguiría la Muerte
Sal asintió.
Lo sabía.
***
Abrió la puerta en el piso alto del casino hotel sin esperar ser
invitado.
—¿Entonces quién?
—Chloe Masters.
—No tenemos tiempo para esto ahora mismo —gruñó Lucca. Había
perdido suficiente tiempo para llegar a Chloe.
—Sal…
—He soñado con tenerte de vuelta desde que te dejé ir. He esperado
un tiempo muy largo por ti. Demasiado largo. Me he enfermado por
quererte.
Chloe respiró tan pesadamente que pensó que la tela que estaba
atada alrededor de su boca iba a sofocarla. Cada vez que la tocaba, dejaba
un rastro de fuego abrasador que continuaba quemando su piel, incapaz
de apagarse. Sintiendo cada toque que dejaba en ella, el dolor de este
comenzó a consumirla. Quería limpiarlo, pero temía que el jabón y el agua
nunca lo arreglarían.
No creía que fuera posible ver algo más que la nada en sus ojos
enormes y negros, pero vio algo diferente ahora: obsesión.
¿Lucca?
Los hombres comenzaron a entrar. Hombres que nunca antes
había visto. Rápidamente se dio cuenta que no era Lucca ni nadie de la
familia Caruso. Estos hombres no estaban vestidos en trajes finos italianos
y zapatos. La mayoría de ellos solo estaban usando partes de un traje,
como una chaqueta o pantalones, pero no estaban hechos de materiales
finos. Estos hombres se veían rudos, casi como Lucca, pero con una
calidad diferente en ellos.
—Mi precio.
Todo lo que podía ver era su espalda cuando se alejó de ella, ahora
sin chaqueta, hasta que regresó a su lugar para mirarla desde lo lejos.
Los gemelos estaban uno a cada lado ahora, más cerca ahora,
mientras Lucifer se colocaba detrás.
— ¡Los Caruso! ¡No nos dijiste que serían ellos! —fue susurrado
alrededor de la habitación.
Cuando sus ojos cayeron en Amo, pudo ver el dolor en sus ojos, y el
arrepentimiento que sentía por ponerla en ese lugar.
Ella pensaba que iba a vomitar por mirarlo, viendo el dedo que una
vez había sostenido su anillo dorado que ya no estaba…
¿Lucca…?
—Chloe es mía —dijo una voz letal y baja, golpeando los oídos de
cada ser vivo aquí hasta que se le heló la sangre, susurrando en sus
mentes—. Dámela ahora mismo o le volaré la tapa de los sesos. —Empujó
el cañón de la pistola contra la cabeza del hombre mientras este se
arrodillaba, sin moverse.
POP.
Déjamelos a mí, sus ojos le decían cuando ella saltó por el sonido.
— ¿Es tuya?
Era hermoso.
—¿Te tocó en algún lugar del que necesito saber? —gruñó Lucca,
mostrando su posesividad.
Sabiendo a lo que se refería con eso, sacudió su cabeza, esperando
que su respuesta lo calmara solo un poco y alejara la oscuridad. Sin
embargo, mientras bajaba la mirada hacia su regazo, todavía podía sentir
los rastros de fuego donde el diablo la había tocado.
—¿Qué sucede?
Tan pronto como cayó el sujetador, cubrió sus pesados pechos con
sus brazos, avergonzándose. ¿Por qué estoy haciendo esto? La parte vieja
de ella quería escapar, mientras que el lado nuevo no la dejaba.
Cuando la tomó, ella no supo qué esperar; todo lo que sabía era
que confiaba en él completamente e indiscutiblemente.
Eso envió otra llama de calor para calentar su cuerpo. Sus ojos
viajaron sobre su ahora limpia apariencia, o mejor dicho, más limpia.
Todavía tenía barba, a diferencia del resto de la familia, y su cabello
marrón oscuro podría haber sido más corto, mayormente a los lados, pero
todavía estaba igual de salvaje, incluso cuando se lo pegaba hacia atrás.
Eso era difícil de decidir, dado que era más permanente que
ponerse un traje. Era guapo sin importar el largo de su barba y su cabello.
Solo le daba un efecto diferente.
—Sí, siempre tuve el presentimiento que tenía algo que ver con su
muerte, pero nunca pude probarlo.
—Lo s-siento. —Se presionó más cerca de él, sabiendo cómo Lucca
se sentía sobre su madre, aunque nunca lo decía—. Siento que hayas
tenido que esperar tanto tiempo.
Aunque el destino del diablo era fatal, solo deseaba que su alma
hubiese sido liberada…
***
Estaba tan cerca pero tan lejos de ella de nuevo. La gente corriendo
hacia él no lo dejaba empujar para llegar a ella. Sin importar lo mucho que
intentara luchar a través de la ola de lo que se sentía como miles de
personas, todavía era un solo hombre.
—¡Chloe, muévete!
Cuando tomó otro paso de nuevo, esta vez hacia él, su corazón
golpeó en su pecho, sintiendo como si estuviera sincronizado con el de ella.
Eso es nena, ven a mí.
—Sí. Lucifer no fue un hombre fácil con el que vivir, menos como
padre. —El rostro severo de Dominic mostró que esta no era la primera vez
que había rogado por su vida y la de sus hermanos.
—¿No confiaba en ti? —Lucca miró a los ojos de Dominic para ver
si estaba mintiendo.
—Yo.
Vinny no se giró hacia Dante para ver si había acordado. Sabía, así
como Lucca, que esa ridícula oferta no detendría el enojo de su padre.
—La mitad —incrementó Vinny la oferta de Dominic a una que
dolería.
—¿Terminamos?
—No del todo. —Vinny sonrió. Lo que habían creído que era difícil
antes no se iba a comparar a esto—. Hasta que Dante pueda encontrar en
su corazón el perdón, uno de los gemelos será nuestro seguro. Si cualquier
parte del contrato no se aplicada, uno de tus hermanos pagará el precio.
Solo se pone mejor.
—Yo me quedaré.
—No, yo lo haré.
—Angel.
Era una cosa extraña pero, por primera vez, Lucca de hecho quería
paz entre las dos familias. Después de que su madre había sido asesinada,
no le había importado una mierda si estaban en guerra. Había rogado que
sucediera eso por venganza. Sin embargo Chloe había cambiado eso.
Quería paz para mantenerla a salvo.
—¿Dante?
Ni siquiera en la muerte
Por un lado, amaba ser protegida por él. Y el poder que sostenía le
hacía sentir como si nunca fuese a ser herida y siempre salvada. Y sin
embargo, la pequeña niña en ella todavía creía que era demasiado bueno
para ser cierto, pero Lucca podría cansarse de ella y hacerla a un lado, así
como habían hecho sus padres.
No fue hasta que Chloe vio el rostro de Elle que se dio cuenta
exactamente cuánto la había extrañado. Entonces Chloe fue la que tomó el
primer paso hacia ella, abriendo sus brazos cuando Elle cerró la distancia
entre ellas. Se abrazaron con fuerza por unos minutos, sus ojos
lagrimeando.
¿Qué...?
—¡Te dije que no podías tenerla! —Elle lo empujó más fuerte esta
vez. Lucca no se inmutó.
—¿En serio?
Lucca asintió.
—Sí.
Chloe pudo ver por el rostro de Lucca que no sabía que Nero lo
sabía.
—No dejes que te llame así. Llama a todas las chicas “cariño”.
Debes de cortarlo de raíz como yo lo hice con Nero cuando me llamaba
ne…
—No voy a pretender que soy virgen cuando ambos sabemos que no
lo soy.
Sabía que estaba lejos de ser virgen, pero había dolido escuchar
cómo había traído a otras mujeres aquí cuando esta era su primera vez
viniendo aquí. A decir verdad, dolía incluso pensar sobre Lucca con una
mujer.
—He tenido este lugar por un tiempo. No me gusta que nadie entre
porque es mi propio espacio personal y un lugar para pensar. El único que
ha entrado aquí, además de mí, es Sal en ocasiones.
Chloe sonrió, presionando su rostro de vuelta en su pecho. Por una
vez en su vida, se sentía importante. Lo tomó como un honor para un
hombre como Lucca confiar en ella en un espacio especial para él.
—No quieres que llame a nadie más así —terminó Lucca por ella,
sonriendo.
Chloe bajó la mirada hacia sus pies mientras miraba cada paso,
terminando de subir. Entonces el ligero sonido de la ciudad saludó sus
orejas, haciéndola alzar la mirada finalmente. Cuando lo hizo, casi cae
hacia Lucca, la belleza quitándole el aliento.
—Sí cariño.
Otro ligero dolor alcanzó su pecho. Excepto que este fue diferente.
Cuando se giró de vuelta hacia él, era como si el viento hubiera sido
apartado de ella por mirar a alguien como él, rodeado por algo como esto.
—No pensé que sería capaz de amar, hasta ti. —Ligeramente jaló su
pelo hacia abajo, forzándola a mirarlo a los ojos—. Te amo, Chloe. Eres la
única persona que he amado, o jamás amaré.
Estas cadenas podrían sostenerla cautiva, pero eran unas con las
que podía vivir. Cadenas que no pesaban en su cuerpo, mente o alma.
Cadenas que eran más permanentes. Cadenas que nunca podrían ser
rotas… ni siquiera en la muerte.
—Chloe, mírame.
—De nuevo.
El fuego quemó más que nunca cuando deslizó su boca más abajo
hasta que sus labios rodeados de barba se cernieron sobre su centro.
—¿Q-Qu…?
—Llévame contigo.
Su afirmación lo tuvo apretando su agarre en su cadera, su boca
trabajando más duro, volviéndose más voraz.
Ante sus palabras, sus ojos querían rodar hacia atrás y una ola de
humedad la golpeó que lo hizo moverse más fácil dentro de ella.
Renacerá
Ahora que Chloe y Elle vivían justo al frente del pasillo de la otra,
estaban recuperando el tiempo que se habían perdido en el último mes.
Incluso ahora, no sabía que tendría el futuro para ella, pero sabía,
mientras fuera con Lucca, que todo era de la forma en que debería ser.
¿No se lo ha dicho?
—Sí, pero nunca será el jefe. —Los grandes ojos azules de Elle se
enfocaron en ella—. Y si Lucca tiene un hijo…
¿Mujeres?
Lake resopló.
¿Qué?
—¿L-lo hace?
—Oh Dios mío —susurró Lake, sus ojos poniéndose un poco raros
mientras miraba a Chloe, y luego a Elle. Las dos se veían como si supieran
lo que estaba pensando la otra.
***
—Estoy trabajando.
—P-pensé que trabajabas abajo…
—Oh. —Se imaginó que Lucca había tomado el trabajo con el que
amaba castigarlo.
Viendo lo mucho que Amo estaba herido, le dolía saber que le había
hecho eso. A pesar de ello, no había nada que pudiera hacer. Diciéndole
algo sobre Lucca probablemente le dolería más ya que Lucca todavía
estaba muy enojado con él.
—¡Chloe!
—Hubiese ido por ti. —Amo tomó un paso hacia ella—. Estaba
yendo por ti. ¡Fui por ti!
Amo no vio las puertas silenciosas del elevador abrirse, pero Chloe
sí. Sus ojos rogaron al hombre saliendo de allí. ¡Por favor, no!
Amo levantó la mirada hacia ella, sus ojos viajando hacia sus
cicatrices, viendo la diferencia en ella ahora. Había cambiado.
—Adiós, Amo.
Amo se giró, estando cara a cara con un Lucca intimidante una vez
más.
—De una forma, lo hizo —le dijo, con pesar—. Pero renacerá
cuando encuentre su nuevo propósito.
—Le sucede a los hombre una sola vez. Pensé que me había
sucedido a mí cuando me hice hombre hecho a sí mismo, entonces cuando
mi madre murió, y entonces cuando te vi por primera vez. Pero no fue allí
cuando sucedió tampoco.
—Te amo.
—¿Cualquier cosa?
^^
Lucca miró fijamente hacia los ojos de los dos hombres ante él, el
futuro de esta familia. Tomó una calada de su cigarro, dejando que el final
queme brillante.
Podía ver a los dos hombres divididos; un lado de ellos que vivía y
respiraba la familia Caruso; y el otro lado encontrando verdadero amor.
Hacer a un hombre escoger así sin duda lo mataría, sin importar la
elección.
Nero sonrió.
—Un ultimátum con una sola opción con la que ellos pueden vivir.
—Gracias, jodido Dios. He estado esperando por el día cuando
finalmente jodas a mi padre —Vincent comenzó a rezar, una lágrima
pareciendo que iba a bajar por su mejilla—. Y lo que es incluso mejor…
logré ayudar a hacerlo.
Lucca miró al tonto rubio que por suerte, al menos tenía buenos
rasgos de los que presumir.
—Si crees que vas a ser mi consejero, estás cagando fuera del
tiesto.
Vincent resopló.
—Con una condición. —Maria sonrió—. Que no tenga que estar con
un hombre de sangre italiana tampoco.
—No.
—Ya veremos.
Capítulo 48
—Entonces no veo qué tiene que ver conmigo. —Se sirvió otro vaso
lleno, esperando que ella se fuera antes de beberlo. No valdría la sesión de
perra si tomaba en frente de ella.
Lucca apretó un botón y eso encendió una luz que fue de rojo a
verde. Cerrando el maletín, entonces retorció los pequeños números en la
manija.
—¡Chloe!
Lucca asintió.
— ¿Ayudó?
Mirando la cicatriz que casi le había quitado el ojo del diablo, Lucca
admiró cómo se había acercado más de lo que creyó que podía hacer sin
llegar a quitarle el ojo.
—Todavía recuerdo como si fuera ayer: el día en que te probaste a ti
mismo y te volviste un hombre hecho. Fue la primera vez que te vi en un
traje. —Lucifer sonrió, limpiando la sangre de su boca y ocasionando que
manchara sus labios—. Al principio, pensé que Dante estaba loco para
dejarte intentar obtener información sobre la rata que se había robado
nuestro dinero. Pero entonces, cuando miré en tus ojos, pude verlo… la
oscuridad cerniéndose detrás de ellos. Hiciste un buen espectáculo para
tener solo diecisiete.
Viendo que esto iba a tomar más tiempo del que esperaba, sacó un
cigarro, encendiendo el final.
—¿Qué?
Lucca ahora fue el que lanzó su cabeza hacia atrás en una risa
maniaca mientras se levantaba del suelo.
Por primera vez desde llegar aquí, los ojos negros y sin alma
finalmente mostraron una onza de miedo mientras observaba al Coco
alejarse.
Yo también.
—Creo que debió de haber sido muy dulce. Creo que mi padre
estaba enamorado de ella.
Eh, no.
—Eso nunca va a suceder. Nunca.
Santa mi…
—¡Lucca!
—Él estaba viniendo por ti. Iba a llevarte. No me dio opción Chloe.
Trató de llevarte en el centro comercial y si te hubiera dejado ir diez pasos
más allá, Lucifer te hubiera tenido.
Miró alrededor, viendo los cambios que ella y Lucca habían creado
aquí y los cambios que se había hecho a sí misma.
—Me conociste justo aquí por primera vez… hoy, hace un año.
—El día que nos conocimos por primera vez aquí, volví después de
saber hacía solo una semana que existías y le dije que te amaba —dijo con
tal ferocidad que sintió que retumbaron las cadenas que sostenían juntas
sus almas.
Lucca se inclinó hacia adelante, acercando cada vez más sus labios
hacia los suyos cicatrizados.
Es mi dueño.
No será mi dueño.
Están rotas.
Ya no puede tenerme.
Sarah Brianne.
Angel (Made Men #5)
Angel es el hijo del diablo, y lleva sangre de Luciano.
Adalyn está fascinada por los
chicos malos, y lleva sangre Caruso.
Agarrado por sus enemigos, solo
está a un paso de la muerte.
Jugando con el enemigo, está
por ser atrapada en su propia trampa.
Un beso podría traicionar a su
familia y sellar su destino.
Ese beso podría costarle la vida.