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La Universidad Pública brasilera bajo ataque.

Desde que el Golpe de Estado Parlamentar se hizo finalmente exitoso en Agosto de


2016 en Brasil, lo que derivó en la destitución de la democráticamente electa
Presidenta Dilma Rousseff, el escenario político de aquel país se ha visto
profundamente marcado por el avance brutal de cierto conservadurismo revanchista.
Las nuevas autoridades, en diálogo con grandes grupos económicos brasileros y
extranjeros, se han mostrado abiertamente decididas a desmontar una serie de
Políticas Públicas que apuntaban hacía la problemática construcción de ciertos
derechos sociales y hacía acciones concretas de distribución de renta hacia los grupos
más desfavorecidos. En ese escenario amplio, la Educación Superior Universitaria,
representada de manera fundamental por la red de Universidades Públicas, Federales
y Estaduales, gratuitas, laicas y de alta calidad científica/académica y de
inconmensurable importancia social y cultural, se han constituido en objeto de
diversos ataques.

Una línea de este accionar ha sido la política de recortar las inversiones en al área
educación de una manera violenta. En esta dimensión es completamente
representativa la denominada PEC 241 aprobada en Octubre de 2016 que pone un
límite a los gastos del Gobierno Federal en salud y educación durante 20 años, puesto
que sólo considera la implementación de un ajuste anual en relación al aumento de la
inflación. En un país como Brasil, marcado por una profunda deuda social con amplios
sectores de su población, una política de esta naturaleza es sinónimo de la
oficialización de una forma de hacer Gobierno completamente indiferente con
respecto a parte de las necesidades más sentidas de la sociedad. En el caso de la
Universidad Pública, una política de esta naturaleza afecta de manera radical a todos
los múltiples esfuerzos de creación científica y tecnológica en las diferentes áreas de
conocimiento que vienen desarrollando investigadoras e investigadores desde hace
décadas y con importantes resultados.

Otra línea de ataque a la Universidad Pública ha sido la opción por intentar


desmoralizar a diferentes instituciones mediante el uso abusivo y violento de formas
de proceder contra autoridades, académicos y funcionarios universitarios en la
investigación de supuestos casos de corrupción. El uso de operaciones espectaculares
y mediáticas por parte de la Policía Federal, donde las personas acusadas han sido
conducidas coercitivamente a declarar sin previo aviso e interrogadas por largas horas
sin posibilidad de contactar a su defensa, ha ocurrido en dos casos de importantes
Universidades Federales.

El primero ocurrió en la Universidad Federal de Santa Catarina donde la Policía Federal


y la Justicia brasilera investigan aún un supuesto esquema de corrupción. Una de las
personas envueltas en dicho proceso fue el Rector Luiz Carlos Cancellier de Olivo,
quien fue acusado de obstruir la investigación, apartado de sus funciones e impedido
de volver a ingresar a la institución. Todo el proceso de exposición y acusación pública
a la que fue expuesto tuvo como resultado que el Profesor Cancellier se suicidara a
inicios de Octubre de 2017.

El segundo de estos casos ocurrió el 06 de Diciembre en la Universidad Federal de


Minas Gerais, donde nuevamente de forma espectacular y usando una fuerza
desproporcional la Policía Federal movilizó todos sus recursos para apresar y llevar de
manera coercitiva a autoridades, académicos y funcionarios a declarar en el contexto
de una operación que investigaría un supuesto caso de corrupción en el proceso de
construcción del Memorial da Anistia que dicha institución tiene a su cargo en la
ciudad de Belo Horizonte. La lógica de amedrentamiento, imposición de límites a la
presunción de inocencia, al derecho a la posibilidad de amplia defensa, entre otras
conquistas jurídicas mínimas, muestra una tendencia a violentar profundamente las
garantías básicas de la ciudadanía en una sociedad democrática por parte de un
aparato policial y judicial contaminado por aquella onda conservadora revanchista que
avanza hoy en Brasil.

Toda esta situación asume un nivel de gravedad singular, puesto que justamente en
Noviembre de este año el Banco Mundial emitió un documento de trabajo1 donde
analiza el gasto público de Brasil y propone una serie de recomendaciones para
mejorar su estado. Una de estas recomendaciones es justamente acabar con la
gratuidad universal de la Universidad Pública brasilera. Si bien esta propuesta no es del
todo novedosa, sí llama la atención su puesta en escena justo en un momento de
intento de desmoralización pública de la Universidad Pública brasilera.

De esta forma, es importante llevar adelante una política de denuncia de esta situación
en la que nuevamente en nuestra América Latina pequeños grupos se hacen del poder
estatal de manera ilegítima y lo usan para el beneficio propio, incluso, contando con el
decidido apoyo de organizaciones de supuesto cuño técnico, como el Banco Mundial,
que intentan poner el telón de fondo legitimador a una forma de hacer Política Pública
indiferente a las necesidades y deseos de las amplias mayorías. También es importante
llevar adelante un ejercicio de construcción de conocimiento y organización política
que ponga trabas a los decididos impulsos de desarticular a la Universidad Pública
brasilera, que hoy día más que nunca es un patrimonio de todas y todos los brasileros
y latinoamericanos.

Felipe Zurita

Santiago, 11 de Diciembre de 2017

1
“Um Ajuste Justo: análise da eficiência e equidade do gasto público no Brasil”. Ver:
http://documents.worldbank.org/curated/en/884871511196609355/Volume-I-s%C3%ADntese

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