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Peligros de la sobreprotección

La raza humana, como muchas razas animales, posee el instinto de protección al prójimo de
manera innata. Una vez la mujer da a luz, su organismo genera una serie de hormonas cuyo
objetivo es facilitar la supervivencia del recién nacido.

Los humanos somos los que más alargamos el periodo de cuidado de nuestros hijos; mientras
algunos animales se separan de ellos al poco tiempo de nacer, la raza humana dedica años al
cuidado y la crianza, por razones obvias; dado que nuestro cerebro adquiere las capacidades de
manera escalonada y las va perfeccionando poco a poco, nuestra supervivencia quedaría en
peligro sin el cuidado de un mayor.

Este proceso de cuidado hace referencia a la denominada “protección”. Si dejamos a un lado este
aspecto instintivo y miramos más allá, encontramos en muchos padres la voluntad de
“sobreprotección”. Se da cuando no solo se cubren las necesidades básicas de los hijos, sino que,
además, se les imposibilita el uso y desarrollo de las capacidades personales a medida que van
adquiriéndolas.

Son padres que hablan por sus hijos, sin darles la oportunidad de elegir; que solucionan todos sus
problemas, sin darles la oportunidad de aprender de ellos; que no establecen normas de
comportamiento y que no ofrecen consecuencias a determinadas conductas, para evitarles un
sufrimiento que, para muchos, puede dañar su autoestima y la relación familiar.

Pero, ¿qué verdad existe en las creencias que comparten los padres sobreprotectores? Quizás la
sobreprotección tenga beneficios a corto plazo.

En un momento dado, parece razonable pensar que dicha sobreprotección puede hacer feliz a la
persona. No obstante, si miramos más allá y entendemos la figura del niño como adulto en un
futuro (mucho menos lejano del que muchos padres se imaginan), entenderemos que a largo
plazo no genera beneficios para nuestro hijo.

¿Qué peligros conlleva la sobreprotección?

1 1- Imposibilidad de desarrollar sus habilidades

2 2- Inseguridad

3 3- Personalidad dependiente

4 4- Imposibilidad de aprender de sus errores

5 5- Insatisfacción

1- Imposibilidad de desarrollar sus habilidades

Con la sobreprotección estamos impidiendo el desarrollo de habilidades tan importantes como la


solución de problemas, la generación de alternativas, la empatía y la autonomía, entre otros.
La primera fuente de aprendizaje significativo se da mediante la experiencia directa, y para que se
dé, deben darse experiencias directas. El niño que no se cae en el parque no entiende que debe ir
con cuidado si no se quiere lastimar. El niño que no necesita pedir agua porque siempre la tiene
disponible, no va a aprender a verbalizar sus necesidades. El niño al que no se le asignan pequeñas
responsabilidades adaptadas a su edad, no aprenderá a hacerse cargo de asuntos importantes.

Las habilidades se mejoran con la práctica. Si no hay práctica, no mejoran. Si no mejoran, estamos
mermando la capacidad de desarrollo personal.

2- Inseguridad

Con el tiempo, estaremos creando personas inseguras. Si no le hemos dado las herramientas para
solucionar sus propios problemas sin la ayuda de los demás, se verá incapaz de enfrentarse a ello
por sí solo.

3- Personalidad dependiente

Ante lo anterior, desarrollará una personalidad dependiente que le imposibilitará dar un paso sin
la ayuda de los demás. De esta manera, la sobreprotección imposibilita la autonomía personal. A la
larga, además, su autoestima y su autoconcepto también pueden verse mermados.

4- Imposibilidad de aprender de sus errores

Si evitamos que el niño se haga cargo de sus responsabilidades, estaremos impidiendo que sea
consciente de sus puntos fuertes y sus puntos débiles. No podrá recibir información de lo que
debe mejorar, de la misma manera que tampoco podrá demostrar qué realiza de manera correcta
para conseguir el refuerzo de la sociedad.

Esta privación de feedback personal mermará su capacidad de autocrítica, por lo que no sabrá
aceptar sus errores ni aprender de ellos.

5- Insatisfacción

Todo ello, con los años, genera insatisfacción generalizada. A la larga, esta insatisfacción puede
afectar a todos los ámbitos de la vida, sobre todo al personal. Con la sobreprotección, al niño
convertido en adulto se le hará verdaderamente difícil mantener una vida ordenada y positiva;
pueden ser frecuentes los problemas laborales, las relaciones tóxicas, y la imposibilidad de crear
vínculos positivos basados en el respeto hacia la otra persona y hacia sí mismo.

Si bien puede parecer razonable querer educar a nuestros hijos sin ningún tipo de preocupaciones
para poder garantizar su felicidad, con el paso de los años esta sobreprotección puede crear
adultos no preparados para las situaciones que genera la vida. El proceso de crianza infantil debe
contener también unas dosis de responsabilidad muy necesaria hoy en día.
Consejos a los padres para evitar los efectos probables de la sobreprotección

Sería tan sencillo como decirles que dejen de sobreproteger, pero no es tan sencillo para una
persona que practica ese estilo educativo, y que tiene constantes temores relacionados con la
seguridad de su hijo.

Algunos consejos prácticos pueden ser:

 Hay que dejar que se enfrente a las dificultades y a los problemas, para hallar la solución
por sí mismo.
 Hay que tratarle de acuerdo a su edad. Es fácil si nos fijamos en lo que hacen la mayoría de
los niños a su edad. Nos puede dar miedo quitarle los ruedines de la bici para que aprenda
a andar sin ellos con 5 años, pero si la mayor parte de los niños ya saben a esas edades,
hay que pensar que puede ser la edad adecuada para hacerlo y que aprenda.
 Es adecuado darle oportunidades de relacionarse con otros, de pasar algún tiempo sin la
presencia de los padres, claro está, dependiendo de la edad. Puede estar en caso de un
amigo o bien que le cuide unas horas un familiar. Debe aprender a relacionarse con otros
que tenga perspectivas distintas a las de los padres.
 Debemos ayudarle cuando lo necesite, pero no solucionarle siempre los problemas. Debe
aprender por sí mismo a buscar las soluciones o los apoyos necesarios.
 No hay que ahogarle con preguntas y un control estricto, se le debe dejar un cierto
margen, un espacio para su intimidad.
 Tiene que haber unos límites claros en la casa, no se le debe dar todo lo que pida. Debe
aprender que las cosas requieren un esfuerzo para conseguirlas.
 Hay que aceptar al niño tal y como es, con sus virtudes y con sus limitaciones.

Está claro, después de leer esto, que ni permisividad ni sobreprotección. El difícil arte de educar
consiste en saber conjugar nuestros temores con nuestras aspiraciones, teniendo siempre en
cuenta los deseos e intereses de nuestros hijos.

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