Sunteți pe pagina 1din 10

El maíz en la cocina michoacana:

vigencia del legado purhépecha1


David Oseguera Parra2

"Más sea cualquiera la calidad


de ese cereal, debe tenerse presente
que, entre los de primera necesidad
y de alto consumo, el maíz es el que
lleve toda la preferencia […]
Es el alimento de los pobres, el
poderoso auxiliar de la clase media".
Vicenta Torres de Rubio. Manual de Cocina Michoacana (1896).
“...con mucho, es el maíz la comida tarasca fundamental”
Silvia Rendón. La alimentación tarasca.

Recibido: 27 de octubre de 2008


Aceptado: 1 de diciembre de 2008

Resumen

Se ofrece una aproximación a la profunda y diversificada huella del maíz en la cultura alimentaria
purhépecha, empleando dos fuentes históricas no utilizadas aún en el estudio de la cocina michoacana: la
Relación de Michoacán y el Diccionario de la lengua Tarasca. Aunque estos documentos históricos
resulten insuficientes para documentar con precisión la huella del maíz en la cocina michoacana, resulta
evidente que este cultivo es un elemento central de ella, y que ha mantenido una gran continuidad a lo largo
de la historia regional. La tesis sustentada es que, a través de muchos siglos, el pueblo purhépecha generó
con el cultivo del maíz las materias primas (semillas), los procedimientos técnicos, las recetas,
habilidades, valores, conceptos, etc., necesarios para que el grano dorado se convirtiera en el eje vigente
de la cocina regional, lo cual constituye un patrimonio cultural digno de ser reconocido y difundido.

Palabras clave: Michoacán, cultura alimentaria, recetas, cultura.

Maize, an ongoing purhepecha legacy in the cooking traditions of Michoacan

Abstract

The text presents an approach to the deep and diversified influence of maize in the Purhepecha food heri-
tage. The research was based on two historical sources still not used in the study of the regional cooking:
the Relation of Michoacan and the Dictionary of Tarasco Language. Although both historical documents
are not sufficient to track every sign of maize in the Michoacan gastronomy, it is evident that its presence in
the food history of the state is paramount. In fact, the plant has been part of the regional history throughout
the centuries. The central idea to uphold in this work concerns the various issues involved in maize growing
by the Purhepecha people along the centuries: seed production, technical procedures, recipes, abilities,

1 Agradezco al Dr. Gerardo Sánchez Díaz, director del Instituto de Investigaciones Históricas, de la UMNSH, su valiosa ayuda sobre
las fuentes históricas que nutrieron este modesto artículo.
2 Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Chapingo, adscrito al Centro Regional Centro Occidente con sede en Morelia,
Mich. Correo electrónico: oseguerad53@yahoo.com.mx

Revista de Geografía Agrícola núm. 41 / 7


Oseguera Parra, David

values, concepts, etc., all of them necessary for the golden grain to become the central axis that still re-
mains in the present-day regional cooking. Undoubtedly, it is important to extend and appreciate this cul-
tural legacy of Mexico.

Key words: Michoacan, food heritage, recipes, culture.

La cocina es una actividad social fundamental, Cocina michoacana I. De la prehistoria a


la Conquista
que se basa en un conjunto específico de habilida-
des, productos agropecuarios, conocimientos y va- El pueblo purhépecha, así como ocurrió con otros
lores aplicados a la elaboración de alimentos listos grupos indígenas mesoamericanos, logró la do-
para ser consumidos. Así, la cocina se expresa en mesticación del maíz en un largo proceso de coe-
un repertorio transmitido de generación en genera- vo lu ción, don de so cie dad y na tu ra le za se
ción (generalmente como oficio femenino) a fin de desarrollaron mutuamente en un proceso milena-
proporcionar –entre muchas cosas más– nutrición rio. La transformación del teocintle (planta silvestre
e identidad a la población dentro de límites geográ- con 12 granos) en la planta cultivada de maíz (con
ficos más o menos discernibles (localidad, estado o cerca de 500 granos) se realizó en varios puntos de
región, país y conjunto de naciones). Como activi- la geografía mesoamericana.
dad social realizada a lo largo de décadas, siglos y
Según Miranda (2003), apoyado en datos eco-
milenios, la cocina crea tradiciones y costumbres
lógicos, arqueológicos, agroastronómicos, citoló-
colectivas, que están íntimamente entrelazadas
gicos, citogenéticos y genéticos, el centro de
con el desarrollo de los pueblos, los grupos étnicos
domesticación primaria del maíz se ubica en la Re-
y la diversidad e identidad cultural que les caracte-
pública Mexicana, sobre todo en la región Centro-
riza.
Occidente, en la que se halla enclavado el territorio
En el presente artículo, revisaremos la huella michoacano, donde fueron numerosas las regio-
que ha dejado el maíz michoacano en la cocina re- nes geográficas propicias para el origen y domesti-
gional, particularmente la perteneciente al pueblo cación de numerosas razas de maíz. Desde las
purhépecha, que es el pueblo indígena u originario primeras comunidades agrícolas (antes del Hori-
más numeroso de la entidad. La idea que que- zonte preclásico) hasta el Imperio del caçonçi (rei-
remos presentar es que, en el caso del maíz, el no pur hé pe cha) se de sa rro lló un pro fun do
pueblo purhépecha generó a lo largo de milenios conocimiento de la planta del maíz, el cual se refle-
las materias primas (semillas), los procedimientos ja en la nomenclatura precisa utilizada para nom-
técnicos, las recetas, habilidades, valores, concep- brar las distintas razas de maíz, las diferentes
tos, etc., necesarios para que el grano dorado se modalidades de una mazorca, y hasta los porme-
convirtiera en el eje de la cocina regional. Este pa- nores del calendario de siembra.3 El fraile Maturino
trimonio cultural étnico e histórico ha sido heredado Gilberti registra, en su célebre Vocabulario en len-
a las generaciones actuales de michoacanos para gua de Mechuacan de 1559, en la voz “Mayz”, sie-
que ellos puedan disfrutar de una rica cocina regio- te di fe ren tes ti pos de plan ta (blan co, ne gro,
nal cuyo eje rector es el maíz, aunque también está amarillo, colorado, pintado de colores, leonado y el
basada en otros ingredientes vegetales (chile, fri- “que se hace en cincuenta días”). Como en la ac-
joles, calabazas, etc.) que dan la nutrición adecua- tualidad sabemos, la diversidad de colores del
da y suficiente para sostener a la población maíz está asociada a los distintos usos que se
michoacana. hace de la semilla, por lo que, con fundamento po-

3 Existe una nomenclatura entre los actuales pueblos indígenas de México sobre la planta del maíz, entre los cuales se cuenta al
pueblo purhépecha. Olivo et al., 2001.

8 / Revista de Geografía Agrícola núm. 41


El maíz en la cocina michoacana. Vigencia del legado purhépecha

demos suponer que, en vísperas de la Conquista más próximo y encumbrado, los principales o seño-
Española, el pueblo purhépecha había creado un res, quienes estaban obligados a cultivar maíz para
amplio menú asociado a la diversidad de semillas alimentar al caçonçi, y para ello disponían de se-
del maíz alcanzada en un largo proceso de domes- menteras con abundante mano de obra, donde
ticación y evolución de esa planta. además se producían frijol, chiles, y otras semillas.
En segundo lugar se hallaban los mayordomos ma-
Martínez Peñaloza (2004) señala que, por des-
yores, una especie de funcionarios del caçonçi,
gracia, Michoacán carece de una descripción so-
uno de los cuales era responsable de la miel entre-
bre su co mi da prehis pá ni ca, se me jan te a la
gada al gobernante, y otro de ellos estaba a cargo
registrada por el cronista Fray Bernardino de Saha-
del maíz aportado en mazorca y almacenado en las
gún sobre la comida azteca, aunque advierte luego
trojes del caçonçi. Finalmente, se hallaban las mu-
que “en el caso de las corundas, el atole, las torti-
jeres, entre cuyos oficios estaba el hacer “pan”
llas y el churipo, no podemos dudar de la existencia
(muy posiblemente tortillas) diariamente para el ca-
de atápakua antes de la llegada de los españoles”.
çonçi y su séquito real, y elaborar las comidas o
Sin equiparar la Relación de Michoacán con la His-
guisados cotidianos para su ámbito doméstico.
toria general de las cosas de la Nueva España de
Sahagún, se puede hacer una aproximación muy
Precisamente por su posición en la estructura
clara (aunque por desgracia con poco detalle en lo
política prehispánica, el cultivo del maíz estaba
culinario) de la fuerte y diversificada huella del maíz
bien protegido por las normas de buen gobierno de
en la cultura purhépecha, situada en el antiguo rei-
la sociedad purhépecha prehispánica. Por ello, la
no de Michoacán. Al menos, ese es el intento que
destrucción de cultivos de maíz (“arrancar el maíz
aquí emprendemos con dos fuentes aún no utiliza-
verde” a los demás) estaba seriamente castigado
das en el estudio de la cocina michoacana: la Rela-
con prisión. Una pena peor merecía quien osara
ción de Michoacán y el Diccionario de la lengua
aceptar maíz de las trojes destinadas a los dioses y
tarasca.
a las actividades de guerra, pues implicaba conver-
De acuerdo a la Relación de Michoacán , un do- tirse en esclavo. Finalmente, cabe destacar que
cumento muy completo escrito hacia 1539 por Fray cuando el conquistador español Cristóbal de Olid
Gerónimo de Alcalá a petición del Virrey de Mendo- arriba a tierras michoacanas, lo que le exige al ca-
za, el maíz ocupa un lugar fundamental en la civili- çonçi es que no esconda el maíz y los metales pre-
zación purhépecha o tarasca que encontraron los ciosos (oro y plata), como aconteció con los
conquistadores españoles en los albores del siglo aztecas. Poco más tarde, Nuño de Guzmán, otro
XVI, tras la derrota del imperio azteca. Así, en aquel conquistador español que pasa por Michoacán ani-
entonces el maíz había dejado una huella profunda mado por su propósito de conquistar Jalisco y las
y múltiple en su estructura social y política, sus ri- tierras de Nueva Galicia, también insiste en la exi-
tuales y fiestas, la tecnología y la culinaria o cocina gencia de que le sea entregada una enorme canti-
característica del pueblo purhépecha. En la Rela- dad de maíz (4 000 cargas) e “infinidad” de gallinas,
ción de Michoacán, además del texto propiamente como parte de un tributo de guerra y avituallamien-
dicho, se incluyeron ilustraciones con información to para su próxima campaña militar. Las exigencias
pictográfica muy interesante sobre el maíz del de ambos conquistadores, junto con la normas pur-
reino purhépecha o tarasco. hépechas referidas al maíz, nos dan idea de la
enorme importancia político-económica que tenía
Hacia el siglo XVI, la sociedad purhépecha esta- el maíz en aquellas épocas.
ba sumamente organizada y estratificada. En ella,
el maíz formaba parte importantísima de una com- En distintos rituales y fiestas de la cultura purhé-
pleja división social del trabajo y las funciones pú- pecha prehispánica, el maíz era un elemento indis-
blicas atribuidas a la estructura de poder del pensable. Esto fue particularmente notorio en las
señorío o reino de Michoacán, encabezado por el celebraciones colectivas realizadas en honor de
caçonçi. Si pensamos al maíz como parte del ejer- los dioses y diosas; por ejemplo, cuando se empe-
cicio del poder de ese gobernante en forma de zó a poblar Zacapu, cuna de esa cultura, en oca-
círculos, tendríamos que comenzar con el núcleo sión de la fiesta de Uapansquaro (el 25 de octubre),

Revista de Geografía Agrícola núm. 41 / 9


Oseguera Parra, David

las mujeres salían a cosechar mazorcas de maíz los purhépechas contaban con una gran diversidad
para usarlas en esa celebración. En forma más de semillas de maíces; la Relación nos señala tres
precisa, se sabe que las cañas del maíz eran colo- tipos identificados por sus colores: blanco, colora-
cadas en la espalda de quienes bailaban durante do y pinto, pero también es muy explícita al regis-
la fiesta Caheriuapansquaro, realizada en honor de trar que había distintos cultivos de maíz, tanto de
la diosa Cuerauaperi. Para honrar a Xaratanga, la regadío como de maíz “temprano”, lo cual permite
diosa propiciatoria de buenas cosechas, los sacer- estimar que también había cultivo de temporal (llu-
dotes y señores usaban guirnaldas y collares con vias) y diversas fechas de cosecha. En segundo lu-
granos de maíz de distintos colores (blanco, colo- gar, destacaremos lo que corresponde a distintas
rado y mezclado). Igualmente, en ofrenda al dios técnicas de trabajo doméstico sobre el maíz. Un
purhépecha Acuize Catapeme se disponían en ejemplo de éstas lo son las distintas maneras de
aquel entonces mazorcas de maíz, junto con semi- quitarle lo crudo al maíz para volverlo paladeable y
llas de bledos y frijoles. digerible; entre los que están cocer, tostar, moler,
amasar y secar. Aún en la actualidad se pueden ver
Por otra parte, en ocasión de celebraciones civi- en muchas casas del área purhépecha los instru-
les purhépechas, como las bodas, también se utili- mentos y procedimientos que permiten ver cómo
zaba el maíz con motivos culturales y económicos. se hacía aquello: las paranguas (las tres piedras
Un ejemplo de esto eran las bodas realizadas entre del fogón, también lugar del rescoldo), los metates,
las familias de los principales o señores, donde la elaboración del nixtamal, la fabricación de harina
como pan de boda se ofrecían tamales muy gran- (ahora por la industria, como la marca Maseca), los
des de maíz rellenos de frijoles molidos. En otro ni- “chicales”, etcétera.
vel más bajo, las mujeres aportaban durante su
ceremonia de enlace un ajuar de maíz, que era ¿Y qué nos dice la Relación de Michoacán so-
muy apreciado por los varones contrayentes bre los platillos autóctonos del Reino de Michoa-
(¡quienes hasta recibían casa de sus suegros!). cán? Mucho y poco a la vez. Hay que advertir
Incluso, para deshacer las uniones matrimoniales críticamente que esta fuente suprime la mayor par-
el maíz era objeto de los hechizos efectuados por te de la terminología culinaria purhépecha. Se sabe
los “médicos llamados xurimecha”, con los cuales que la Relación es una obra escrita por un fraile es-
los adúlteros eran obligados a separarse de otra pañol; como tal para describir las comidas purhé-
mujer y quedarse sólo con una. Finalmente, tam- pechas utiliza por lo general los vocablos de la
bién en los funerales estaba presente el maíz: éste lengua castellana, y pocas veces añade algo del
era el caso de la muerte del caçonçi, acontecimien- náhuatl. El fraile franciscano actúa así a pesar de
to tan importante que merecía diversas ceremo- su intento sincero por ser sólo un intérprete de sus
nias para enterrarlo, y al final de éstas se ofrecía a informantes indígenas,4 aunque en otros muchos
todos los dolientes, señores y demás gente, un pla- aspectos mantiene literalmente las expresiones de
tillo de maíz cocido blanco (pozole, muy posible- sus informantes. También es necesario aclarar que
mente), banquete que daba paso a un duelo de las costumbres alimentarias no son motivo de aten-
cinco días (con ayuno y encierro en casa para toda ción detallada en esa obra porque el estudio se
la ciudad). centró en el origen del reino, sus dioses, ceremo-
nias, estructura política y principales acontecimien-
La huella del maíz en las técnicas purhépechas tos. En este sentido, resulta comprensible que en la
de cultivo y procesamiento doméstico también fue Relación hagan referencias muy genéricas a los
muy variada. Primero mencionemos las técnicas platos y bebidas purhépechas, llamándolas “maza-
de producción del maíz. Sabemos por otras fuen- morras”, “matalotaje”, “poleadas”, “pan” y “otros
tes (Gilberti, 1989) al igual que por la Relación, que

4 En 1539 Fray Gerónimo de Alcalá advierte que: “esta escritura y relación presentan a Vuestra Señoría los viejos desta Ciudad de
Mechuacan, y yo tanbién en su nombre, no como autor, sino como yntérpete dellos, en la qual Vuestra Señoría verá que las
sentencias van sacadas al propio de su estilo de hablar”. Por cierto, es lamentable que el documento de Fray Gerónimo sea el
único con que se cuenta en Michoacán para documentar la cocina purhépecha

10 / Revista de Geografía Agrícola núm. 41


El maíz en la cocina michoacana. Vigencia del legado purhépecha

mantenimientos”.5 No obstante lo anterior, la Re- de Gilberti se citan referencias breves pero exactas
lación nos permite establecer algunos rasgos ele- sobre los nombres purhépechas de distintas comi-
mentales de la cocina prehispánica de Michoacán, das del reino de Michoacán. Este es el caso de las
y específicamente las huellas del maíz en ella. Así siguientes preparaciones culinarias:
que, sin pretender dar cuenta precisa de corundas, curundas = tamales, pan abultado
camatas, uchepos, churipos y atápakuas, vaya-
camata = poleas o atole
mos al grano…
atapaqua = cocina o salsa
En cuanto a alimentos de elaboración básica, churipu = cocina o caldo
se mencionan la miel, el maíz tostado, las cañas
curinda anganaripaqua = pan de cada día
verdes del maíz y las mazorcas de maíz verde. La [¿tortillas?]
miel se extraía de las cañas del maíz; el maíz tosta- curinda quaxanda = tortilla de huevos
do era el que se doraba en el rescoldo del fuego; las
thireni.arani, xanduqua = cosa con que adoban así
cañas verdes del maíz son los tallos tiernos de la
planta y las mazorcas son las espigas gruesas don- cuiripeta mafcuni = cozer mayz con carne
[¿pozole?]
de están los granos de maíz alineados, de las cua-
les se deja entrever que eran ingrediente de ciertas tzipaqua = almuerzo.
comidas, tal vez elotes cocidos o asados, o los Como veremos a continuación, los nombres
uchepos mismos, etcétera. purhépechas tienen continuidad en un buen núme-
ro de los platillos contemporáneos de la cocina pur-
Como alimento de mayor elaboración se señala
hépecha michoacana.
al tamal6 llamado “pan de boda”, y que al ser de
gran tamaño, era rellenado con frijoles molidos. Cocina michoacana II. Época
También la Relación menciona expresamente a contemporánea
“otros tamales”, sin especificar su elaboración o La cocina michoacana actual, especialmente la
clase, aunque debemos suponer que se trataba de practicada por costumbre en el área purhépecha,
un alimento de consumo frecuente y diversificado tiene una cuantiosa herencia cultural de ese dilata-
en preparaciones entre los purhépechas, como do pasado prehispánico referido en el apartado an-
hasta la fecha lo sigue siendo. También se mencio- terior. Hasta nuestros días han llegado aspectos
na la “puzqua”, como una bebida, que el fraile Gil- como la riqueza genética del maíz, las innumera-
berti (1993) no con sig na en su Dic cio na rio. bles formas de preparación culinaria del grano y
Actualmente se prepara atole de putzcua con maíz otras partes de la planta, y hasta los utensilios bási-
blanco y agua, elaboración tan sencilla que tal vez cos de la cocina étnica. Esto nos confirma la proeza
sea un leve rastro de un tipo de bebida embriagan- que significa esa continuidad milenaria de las hue-
te o de elaboración más refinada, pues en el llas del maíz en la cocina michoacana.
periodo prehispánico se bebía en ocasión del baile
en las fiestas (la Relación la menciona como “bre- Sin embargo, la falta de información y divulga-
baje” o “bebida”). ción afecta a la cocina michoacana. Por ejemplo,
como señalan varios estudiosos de la cultura puré-
Para alguien medianamente enterado de la co- pecha (Martínez et al., 2004), aunque la cocina de
mida purhépecha, los dos párrafos anteriores no este antiguo pueblo michoacano es muy sabrosa y
significan gran cosa en la exposición que intenta- contiene un gran número de platillos que se elabo-
mos realizar. Afortunadamente, en el Vocabulario ran durante el año, enfrenta problemas para difun-

5 Mazamorras: un sinónimo de guisado, potaje o comida y más específicamente se refiere a los platos elaborados a partir de harina
de maíz, ya sea endulzados o salados. Matalotaje: es la comida que con anticipación a un viaje se prepara para llevarla consigo.
Poleadas: sinónimo de gachas y puches, es un atole, o sea, masa de maíz con agua. Pan: se usa como sinónimo de comida, y
también se le refiere específicamente (“pan de bledos”, como pan de berros silvestres; “pan de bodas”, como tamales muy
especiales usados para el banquete del acontecimiento; y “pan” como ofrenda a los dioses o comida del caçonçi o gobernante).
Mantenimientos: sinónimo de comida, sustento o víveres.
6 Tamal: palabra que, según Santamaría (1974) proviene del idioma azteca (náhuatl), específicamente de tamalli, y que en
purhépecha se denominaba curunda (tamales pan abultado), según registró en 1559 el fraile Maturino Gilberti.

Revista de Geografía Agrícola núm. 41 / 11


Oseguera Parra, David

dirse por la poca información escrita existente, sus cias de la población mestiza de la entidad (ver
saberes se transmiten en forma oral y de genera- cuadro 1).
ción en generación. Otro problema, reportado
en un recetario michoacano reciente, es que
hay “una gran mayoría de personas que cree Cuadro 1. Alimentos michoacanos
purhépechas con base en el maíz.
que ésta [la cocina moreliana] se reduce a los tí-
picos antojitos, como son los tacos, las enchila-
Aguakatas
das, tamales, etc.” (Variedades de la cocina
Atápakuas
Moreliana, 2007:17).
Atoles o Kámatas
Pese a lo anterior, en esta primera década Charikurindas
del siglo XXI se pueden adquirir en las librerías Chicales
michoacanas recetarios que representan valio- Chilaquiles
sos esfuerzos de acopio y difusión escrita de los
Gordas
saberes y habilidades culinarias tradicionales.
Korundas (simples y rellenas)
Mencionemos sólo dos ejemplos. A la docta y
Nacatamal
amena historiadora María Teresa Martínez Pe-
ñaloza, se debe la reedición crítica del Manual Pozole o máshkut

de cocina michoacana de Vicenta Torres de Ru- Quesadillas

bio, publicado originalmente en 1896. Gracias Taku uakata (tacos)


al patrocinio del Centro de Estudios de la Cultu- Toquera
ra Purhépecha de la Universidad Michoacana Tortillas
de San Nicolás de Hidalgo, María Rosalina Tostadas
Méndez y J. Santos Martínez elaboraron sen- Uchepos (elote)
dos recetarios de la cocina purhépecha, dedica- Xandúkata (mole)
dos a las atápakuas y a la fauna lacustre de
Pátzcuaro, los cuales cuentan entre sus virtu- Fuente: Elaboración propia, con datos de los
des el haber sido editados en forma bilingüe y recetarios michoacanos citados en el texto, de
entrevistas directas y el texto de Silvia Rendón
en estrecha colaboración con la población pur- (1996).
hépecha de la ribera de Pátzcuaro.

La cocina de Michoacán está sólidamente sus-


Las aguakatas son korundas (tamales de masa
tentada en la riqueza genética de los maíces crio-
de nixtamal) en las que se mezclan granos de frijol,
llos especiales (Carrera et al., 2007) que se
las cuales se comen básicamente en las fiestas.
caracterizan por la diversidad de colores y texturas
de sus grados, lo que proporciona Las atápakuas, cuya palabra significa “guiso
nutritivo, picante, que sustenta la vida” (Martínez et
...una consistencia y sabor único a platillos al., 2004), emplean cuatro tipos de componentes:
muy variados […] distintos tipos de pozole, 1) una salsa elaborada con diferentes tipos de chi-
huchepos, taku uakata, uachakata, nakata- les, 2) una mezcla molida de condimentos y hortali-
males, atoles, tortillas, corundas, pinoles, zas 3) una masa de maíz seneri (variedad especial
ponteduro, elotes, postres, pigmentación de
de mazorca, de granos abundantes y pequeños, ri-
alimentos [y] diversas bebidas para su consu-
cos en fécula muy útil para espesar el guiso), y 4)
mo en ocasiones especiales..
uno o varios de estos elementos, que dan variabili-
dad y apellido a la atápakua: carnes, verduras,
La presencia del maíz en la cocina michoacana
hongos, quelites, semillas y otros comestibles
es amplia y profunda. Una muestra de ello es la lis-
(sean silvestres, domésticos o industrializados).
ta de platos tradicionales elaborados con maíz por
el pueblo purhépecha, que al ser el más numeroso Los atoles, llamados kamata en purhépecha,
en el estado de Michoacán, también es el que ha son, junto con los tamales, parte fundamental de la
tenido mayor influencia en las costumbres alimenti- tradición culinaria purhépecha. El atole se acos-

12 / Revista de Geografía Agrícola núm. 41


El maíz en la cocina michoacana. Vigencia del legado purhépecha

tumbra como bebida diaria u ordinaria y para cele- Las korundas, son los tamales más típicos de la
brar en acontecimientos familiares y comunales. tradición culinaria purhépecha, y tienen forma
Entre los atoles elaborados actualmente en Para- triangular y tamaño de una mano. Para Guadalupe
cho y Urapicho (Meseta purhépecha) están el blan- Pérez (2005:15) las corundas son “pequeños co-
co, de tamarindo, de grano, de nurite, de arroz, de jincillos de masa blanca […] manjar indígena que
cajeta y de leche. A su vez, en las localidades que llegó a nuestro siglo [XX] incontaminado”. Se hacen
van desde Carapan hasta Etúcuaro (Cañada de los con maíz cocido en agua adicionada de ceniza,
Once Pueblos) su costumbre incluye los atoles de que se lava muy bien y se mezcla con carbonato, y
arroz, trigo, chaqueta (con maíz negro o putzcua), directamente se envuelve en hojas de tallo de
encanelado, leche, nurite, piña, tamarindo y zarza- maíz. Suelen ser acompañantes favoritas del chu-
mora. En el mercado de Pátzcuaro se puede en- ripo o caldo de res purhépecha, aunque también lo
contrar diariamente el delicioso “atole de grano”, pueden ser de los atoles. Las korundas, además
con elote desgranado, aderezado con anís fres- de antojito ocasional, son pieza culinaria insustitui-
co, sal y salsa de tomate verde. Inclusive hay even- ble en los rituales colectivos: bodas, bautismos,
tos culturales de gran afluencia con el atole como fiestas patronales y el levantamiento (en diciembre,
protagonista, en las localidades purhépechas de al preparar las imágenes sagradas de la Iglesia Ca-
Zacán (municipio de Los Reyes) y Tarecuato (mu- tólica).
nicipio de Tangamandapio), donde se realizan res-
pectivamente el Festival de la Raza Purhépecha y En las localidades de la meseta purhépecha,
la Feria del Atole, a mediados de octubre y el fin de las quesadillas se acostumbran como antojito y de
semana de Pascua. Durante las fiestas decembri- modo ocasional. Un ejemplo lo es Urapicho, donde
nas los atoles son saboreados por la población pur- se hacen de queso, chicharrón, verdura picada, flor
hépecha en sus diferentes modalidades. de calabaza, picadillo y “flor de maíz” o huacandu-
chi (huitlacoche).
Las charikurindas y los chicales, dos platillos de La toquera es una tortilla gruesa hecha con
muy antigua tradición, están entrando en desuso maíz molido, adicionado con piloncillo y bicarbona-
en las localidades de Urapicho y Paracho, en la to. El maíz utilizado en las toqueras es de tipo espe-
meseta purhépecha. En el caso de los chicales, cial, pues al molerlo debe quedar como martajado.
dice Angel García Cano, de Paracho,7 que “ya no Según Muñoz (2000), el nombre de toquera provie-
hay necesidad” (tal vez se deba a que los hogares ne de la palabra purhépecha thójkeri, que se refiere
indígenas cuentan ahora con medios de abasto ex- a un elote desarrollado o en sazón, es decir, casi
trarregional y de conservación que antes no exis- maduro. Existen variantes en la forma y consumo
tían). de las toqueras michoacanas: mientras que entre
la población purhépecha la toquera tiene forma de
El nacatamal es un tamal purhépecha con fuer- triángulo, en la mestiza de Tierra Caliente se acos-
te influencia española, por el relleno de carne roja. tumbra redonda y se consume acompañada con
El nacatamal se acostumbra en “las ánimas” (2 de crema o natas, ya sea salada (con salsa picante) o
noviembre), como ofrenda en los altares de muer- dulce (con azúcar o miel). Por su etimología y va-
tos o en las fiestas patronales. riantes de consumo, la toquera es un caso de crea-
ción culinaria indígena que fue luego copiada y
Con el pozole purhépecha, llamado máshkuta, modificada por la población mestiza de Tierra
se acostumbra celebrar en familia el Año Nuevo. A Caliente.
diferencia de las versiones mestizas, el máshkuta
es un espeso platillo vegetariano, hecho con maíz Entre la población purhépecha, las tortillas aún
negro, masa de este maíz, frijoles cocidos y condi- se siguen haciendo con maíz nixtamalizado. De
mentado con cilantro y chile. acuerdo a la investigadora de cocina mexicana,

7 Entrevista efectuada por el autor, en el marco de la 4ª. Feria del Maíz, en Paracho, 2008.

Revista de Geografía Agrícola núm. 41 / 13


Oseguera Parra, David

Cristina Barros (2006), la nixtamalización es una sede en diversas poblaciones del área
técnica prehispánica consistente en cocer el maíz purhépecha, con amplia participación de las muje-
con cal o cenizas de las brasas, con lo cual logran res cocineras y de los productores de maíz. En par-
mayor calidad, que incluye digestibilidad, aporte ti cu lar debe mos men cio nar las mues tras
nutricional y flexibilidad (“correa”). gastronómicas celebradas por el ayuntamiento de
Chilchota (en la Cañada de los Once Pueblos) y por
Los platillos y antojitos purhépechas son una las autoridades locales de la comunidad indígena
tradición muy viva, que se expresa con mayor fuer- de Pichátaro (en la Meseta). En tales eventos se ha
za en la vida diaria de las pequeñas poblaciones ru- podido constatar con deleite y satisfacción que la
rales del área purhépecha, y en las frecuentes cocina michoacana tiene en el maíz un capital cul-
fiestas, sean familiares o comunitarias. Entre estas tural insustituible.
últimas destacan las fiestas patronales, las Ánimas
(Día de Muertos), la Navidad y el levantamiento o No nos detendremos aquí en los platillos y anto-
cambio de vestimenta de las imágenes religiosas. jitos mestizos del estado de Michoacán. Pero cabe
anotar que también existe una variopinta de comi-
En la cultura purhépecha, la comida aún con- das tradicionales basadas en el maíz, cuyos nom-
serva su esencia prehispánica, pues según Barros bres tienen a veces raíces náhuatl o purhépecha
(2006) los alimentos todavía se cuecen al vapor o (como los chilaquiles, el atole y los tamales, para ci-
se asan, sea sobre las brasas, el comal o la estufa; tar ejemplos clásicos).8
se cocina con poca grasa y productos de origen
animal, privilegiando las verduras, los hongos y el Un lugar ideal para apreciar y disfrutar los anto-
pescado; también la alimentación sigue el ritmo de jitos mestizos michoacanos se halla en la ciudad de
las estaciones, las familias se ajustan a la disponi- Morelia, en el sótano de la iglesia de La Inmaculada
bilidad estacional de productos cultivados y reco- (ubicada entre el Acueducto y la calle Bucareli,
lec ta dos. Otro ras go im por tan te, aun que no atrás del cuartel militar), que alberga una cenadu-
exclusivo de la cultura purhépecha, es que las la- ría que recibe todas las tardes y noches a cientos y
bores de cocina son responsabilidad exclusiva de quizás miles de personas que van a disfrutar un
las mujeres, cuyos saberes y destrezas domésti- amplio menú: atoles, tamales, quesadillas, pozoles
cas se adquieren por tradición oral, en una transmi- y las infaltables enchiladas placeras, con o sin po-
sión de generación en generación, sobre todo en llo. Un verdadero banquete popular.
las localidades rurales. Este amplio y profundo co-
Conclusiones
nocimiento femenino abarca la producción (culti-
vos de autoconsumo, crianza de animales y colec- Basándonos en dos documentos históricos de la
ta de plantas silvestres), la culinaria tradicional, la época de la Conquista Española, podemos supo-
educación no-formal en el seno familiar y los sabe- ner que en aquel entonces el pueblo purhépecha
res terapéuticos. Para ello, el espacio doméstico ya había inventado una cocina muy diversa y com-
ampliado es el lugar donde las mujeres indígenas pleja, gracias a la disponibilidad regional de maíz
aprenden y generan sus distintos saberes y habili- alcanzada en un largo proceso de domesticación y
dades (Oseguera y Esparza, en prensa). evolución de esa planta. De acuerdo a la Relación
de Michoacán, el maíz había dejado una huella
La difusión del arte culinario “maicero” de la co- profunda en su estructura social y política, sus
cina michoacana ha formado parte de la defensa prácticas culturales, la tecnología y la cocina ca-
del maíz criollo emprendida en los últimos seis racterística del pueblo purhépecha. A su vez, el Vo-
años por diversas organizaciones civiles, institu- cabulario en lengua de Mechuacan de Gilberti nos
ciones educativas y culturales y autoridades esta- proporciona referencias breves pero exactas sobre
tales, municipales y locales. Con esta causa, se los nombres purhépechas de distintas comidas del
han organizado varias ferias del maíz criollo, con Reino de Michoacán. Este es el caso de las curun-

8 Tamal, viene del vocablo tamalli, atole de atolli (atl =agua y toloa = comer o tragar) y chilaquil de chili (chile) y quilitl (quelite).

14 / Revista de Geografía Agrícola núm. 41


El maíz en la cocina michoacana. Vigencia del legado purhépecha

das, el camata (atole), la atapaqua, el churipu , etc. cina se privilegian los vegetales, cuyo acceso fluc-
Como pudimos apreciar, tales nombres tienen con- túa conforme el ritmo de las estaciones del año. Por
tinuidad en los platillos contemporáneos de la coci- último, pero no por ello menos importante, es que
na purhépecha michoacana. las labores de cocina constituyen un oficio feme-
nino, que se adquiere por tradición oral en el espa-
Es impresionante la continuidad en las técnicas
cio doméstico ampliado.
de trabajo doméstico sobre el maíz michoacano,
ejemplos de ello son las distintas maneras de En definitiva, el maíz es la base de la alimenta-
transformarlo de materia cruda en objeto paladea- ción purhépecha, ya que en palabras de Berta Ali-
ble y digerible, y el proceso de nixtamalización in- cia Cruz, de Uruapan, “tiene que ver con la filosofía,
dis pen sa ble para ela bo rar tor ti llas de bue na con la forma de ver la vida de los purépechas” (Ba-
calidad; otra característica más es que en esta co- rros 2006:15).

Bibliografía

Alcalá, Fray Jerónimo de. 1539 (2001). Relación de Martínez M., J. S.; M. R. Méndez A. y E. Tomás M.
Michoacán. Patrimonio Nacional-H. 2004. Recetario de las atápakuas
Ayuntamiento de Morelia-Testimonio purépechas. Col. Cocina Indígena y
Compañía Editorial, S.A. Madrid. Popular núm. 37, Dirección General de
Culturas Populares e Indígenas,
Arriaga De Zavaleta, C. 2005. Cocina michoacana. Conaculta. México.
Ediciones Michoacanas. México.
Martínez P., T. 2004. Prólogo. En: Martínez M., J.
Barros, C. 2006. “Cocina Purépecha”. En: S.; M. R. Méndez A. y E. Tomás M.
P a r a n g u a s , h o g a r d e m a n ja r e s Recetario de las atápakuas puré-
michoacanos..Gobierno del Estado de pechas. Col. Cocina Indígena y Popular
Michoacán y Lunwerg Editores. pp. núm. 37, Dirección General de Culturas
13-19. Populares e Indígenas, Conaculta.
México. pp.13-23.
Carrera V., J. A; M. B. Nájera R.; L. Sahagún C.; J.
Miranda C,. S. 2003. “El origen genético y
Ron P.; J. de J. Sánchez G. y F. Márquez
geográfico del maíz (Zea mays L.)”. En:
S. 2007. Conservación y mejoramiento
Muñoz O,. A. Centli-maíz. Prehistoria e
de los maíces criollos en el estado de
historia, diversidad, potencial, origen
Michoacán. Folleto de Divulgación
genético y geográfico, Glosario Centli-
núm. 5, Consejo Estatal de Ciencia y
Maíz. Colegio de Postgraduados.
Tecnología de Michoacán.
México.
Gilberti, Maturino 1559 (1983). Diccionario de la Muñoz Z., R. 2000. Diccionario enciclopédico de
lengua tarasca. Balsal Editores. gastronomía mexicana. Clío-Fundación
México. Herdez A.C. México.

Gironella, A. y G. De ‘Angelli. 2006. Larousse de la Olivo, M.; P. Alarcón-Cháires y L. Solís . 2001. “Los
cocina mexicana. Ediciones Larousse. pueb los del maíz. Nomenclatura
México. indígena de una Planta Sa grada”.
Etnoecológica 6 (8): 103-106.
Librería Madero de Morelia/Ho tel Ca sino de
Morelia/Morevallado Editores. 2007. Oseguera P., D. y L. L. Esparza S. (en prensa).
Variedades de la cocina moreliana. “Significados de la seguridad y el ries-
México. go alimentarios en tre indígenas

Revista de Geografía Agrícola núm. 41 / 15


Oseguera Parra, David

purhépechas de México”, Desacatos,


choacanos. Gobierno del Estado de
revista cuatrimestral, CIESAS, México.
Michoacán. México.
Pérez San V., G. 2005. Prólogo. En: Arriaga de De
Zavaleta, C. 2005. Cocina michoacana.
Román M., M. L.; M. A. Ramírez R. y A. Campos M.
Ediciones Michoacanas. México. pp.
2005. Gastronomía purhépecha de la
11-18.
Cañada de los Once Pueblos.
Rendón, S. 1996. “La alimentación tarasca”. En: Colección Gastronomía. Unidad Re-
González, L. y C. Blanco. Michoacán a gional Michoacán de Culturas
la mesa, El Colegio de Michoacán- Populares e Indígenas. México.
Gobierno del Estado de Michoacán-
Instituto de Investigaciones Históricas.
Torres de R., V. 2004. Man ual de cocina
México.
michoacana. edición facsimilar, Fun-
Ríos S., A.; C. Barros y P. Jiménez R. 2006. dación Herdez-Gobierno del Estado de
Paranguas. Hogar de manjares mi- Michoacán-UMSNH. México.

16 / Revista de Geografía Agrícola núm. 41

S-ar putea să vă placă și