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LA CRIMINOLOGÍA Y SU RELACIÓN CON OTRAS

CIENCIAS
Criminología

CONTENIDO:

1 IMPORTANCIA DEL TEMA.


2 LA POLÍTICA CRIMINAL
2.1 ¿Qué la política Criminal?
2.2 ¿Cuál es la relación de la Criminología con la Política Criminal?
3 EL DERECHO PENAL Y OTRAS RAMAS JURÍDICAS.
3.1 ¿Cuál es la relación del Derecho Penal con la Criminología?
4 PENOLOGÍA.
4.1 ¿Qué es la Penología?
4.2 ¿Cuál es la relación entre la criminología y la Penología?
5 CRIMINALÍSTICA.
5.1 ¿Qué es la Criminalística?
5.2 ¿Cuál es la relación entre la Criminología y la Criminalística?
6 FILOSOFÍA JURÍDICO - PENAL.
6.1 ¿Qué es la Filosofía jurídica?

1 IMPORTANCIA DEL TEMA.

Aunque la Criminología es una ciencia autónoma, se halla íntimamente relacionada


con todas aquellas que estudian el delito y tienen por fin último luchar contra él.

En un blog anterior, vimos que hoy es imposible pensar en una ciencia única del
delito. Si eso ocurrió en algún momento pasado, hoy es una imposibilidad teórica y
práctica. Ha surgido una especialización creciente. Pero si ésta ha traído beneficios
claros, como la mayor profundidad de la investigación y la discriminación de los
métodos que deben emplearse, es también evidente que hay el peligro como en toda
especialización, de sólo estudiar y concebir el delito desde un ángulo, olvidando o
tomando a menos los demás.

De la especialización exagerada resultan deformaciones, posiciones unilaterales que


más perjudican que impulsan el avance de la ciencia. Al tratar de la historia de la
Criminología, veremos cuánto tiempo se ha perdido, cuántos errores se cometieron
al encarar todo el problema delictivo sólo desde el punto de vista hereditario,
endocrino, psiquiátrico, económico, etc.

Para huir de este peligro, nada mejor que insistir en el hecho de que la Criminología
guarda estrecha relación de interdependencia con otras ramas del saber, sobre las
que influye y por las que es influida. Cada disciplina representa un papel en el todo.

Desde luego, si fuéramos a buscar las últimas relaciones, las encontraríamos hasta
en los aspectos más insospechados y lejanos. Tarea tan amplia es imposible y,
probablemente, tendría muy poco de útil. Nos hemos de limitar a las relaciones más
próximas.
Por un lado, ellas existen con las ciencias que integran la Criminología al ser
aplicadas al estudio de las causas del delito. Apenas habrá
descubrimientosIMPORTANTES en la Biología, la Sociología y la Psicología, que
no tengan alguna repercusión en la Criminología. Pero éste es asunto que
trataremos en nuestra materia.

Quedan las relaciones con las demás ciencias penales.

2 LA POLÍTICA CRIMINAL
2.1 ¿Qué la política Criminal?

Es el conjunto de medidas de hecho y de derecho que sirven para prevenir y


reprimir el delito[1].

Está todavía sujeta a discusión la cuestión de si la Política Criminal debe aceptarse


como disciplina autónoma o simplemente como la consideración general de las
normas y principios que, para luchar contra el delito, tienen las distintas ciencias
penales.

2.2 ¿Cuál es la relación de la Criminología con la Política Criminal?

Es evidente que, si se pretende luchar contra el delito, hay que conocer sus causas
para poder evitar las consecuencias. Una Política Criminal que prescinda de la
Criminología es inconcebible[2].

La conexión se manifiesta enseguida, por ejemplo, cuando se trata de la Penología,


de las medidas que se toman respecto a determinados delincuentes: su corrección
supone eliminar las causas que anteriormente los llevaron al crimen.

Por otro lado, la Política Criminal se relaciona con el Derecho Penal; analiza y
valora las disposiciones que éste toma para prevenir y reprimir el delito. La
influencia de aquélla tiene que ser recogida en toda reforma penal[3].

Otras relaciones son también claras. Por ejemplo, con una buena organización
policial, la creación de instituciones sanitarias, la construcción de viviendas baratas,
etc.[4]. Pero esta realidad no debe llevarnos a confundir la Política Criminal, con la
social, sanitaria, etc., porque éstas tocan sólo indirectamente a aquélla y tienen sus
fines inmediatos propios.

Sin embargo, otras relaciones son estrechas, aunque en un primer momento no lo


parezcan. Tal sucede con las que debe mantener con las concepciones filosóficas y
morales. Si consideráramos admisible el que se tome cualquier medida apta para
prevenir o reprimir el delito, pronto llegaríamos a atentar contra derechos humanos
irrenunciables.
Citemos un caso en que todas las medidas legales dispuestas son, por sí solas,
inadecuadas para evitar y reprimir el delito. Bolivia es conocida como país
productor y distribuidor de cocaína a los mayores mercados del mundo. Tal hecho
proviene básicamente de que, entre nosotros, el cultivo y comercio de la coca son
libres por lo cual esta materia prima es barata y fácil de adquirir. Con tal
oportunidad, hasta campesinos analfabetos aprenden la técnica para producir
cocaína. Ya la ley de estupefacientes de 1961 disponía el control de los cultivos y del
comercio de la coca; esta medida no fue tomada por lo que resultaron casi inútiles
—o sin el casi— las penas establecidas. Durante este tiempo, la fabricación de
cocaína aumentó, en lugar de disminuir[5].

Podemos resumir los fines de la Política Criminal de esta manera:

a) Busca los medios de hecho, preventivos y represivos, adecuados para combatir el


delito, sobre todo en vista de la experiencia recogida por la Criminología y la
Penología.

b) Trata de plasmarlos en medidas legislativas.

3 EL DERECHO PENAL Y OTRAS RAMAS JURÍDICAS.

El Derecho Penal constituye la espina dorsal de las ciencias penales al determinar


qué es lo que debe considerarse como delito. Dentro del Derecho Penal, ocupa lugar
central la dogmática jurídica que estudia las normas como algo dado y establecido,
de lo que hay que partir ineludiblemente. Ha habido comentes que buscaron excluir
completamente del Derecho Penal, cualquier consideración que no fuera jurídica,
por considerarla perturbadora. Puede llegarse así a posiciones extremas de rigidez
formal, excluyentes de toda influencia criminológica.

No puede negarse la necesidad de que el Derecho Penal —y las otras ciencias


jurídico - penales— utilicen sus propios métodos y no estén continuamente sujetas
a las variadas opiniones provenientes de las ciencias penales de tipo naturalístico.

Pero es innegable que esas relaciones tienen que presentarse y, de hecho, se han
presentado en toda la historia del Derecho Penal. Este tiene que estar atento a lo
que las ciencias naturales descubren a fin de llevarlo a la legislación vigentes y a la
teoría.

Hay asuntos en que, hoy, la correlación se tiene que manifestar; por ejemplo, en
todo lo que toca a la individualización de la pena, la imputabilidad de los anormales
permanentes o transitorios: la edad, el sexo, etc. Nuestro nuevo Código Penal tiene
—valga el ejemplo— una disposición según la cual, al imponer la pena, tiene que
tomarse en cuenta la personalidad del autor. Tal norma, sin perder en nada su
carácter jurídico, abre inmediatamente el curso a la cooperación entre Derecho
Penal y Criminología y entre ésta y otras ciencias jurídicas, como el Derecho
Procesal Criminal y el Derecho de Ejecución de las Penas o Derecho Penitenciario,
si se prefiere esta denominación[6].

Sin embargo, hay que anotar que es corriente que los medios judiciales tengan, en
general, una actitud de prevención contra la intervención, fácilmente calificada de
excesiva, de elementos o factores extrajurídicos en el proceso. Los dictámenes de
personas que opinan desde el ángulo naturalístico no siempre son bien recibidos[7].
3.1 ¿Cuál es la relación del Derecho Penal con la Criminología?

La colaboración íntima entre Derecho Penal y Criminología comenzó especialmente


con la escuela positiva y, sin duda, ha de crecer con el tiempo.

Ella no podrá lograrse, sin embargo, sino distinguiendo ambos saberes. Contra tal
distinción van principalmente los que sostienen la existencia de un delito natural o
piensan que la Criminología concluirá "tragándose" al Derecho Penal.

No hay delito natural, en el sentido de que, entre los caracteres naturales de una
conducta, haya alguno que sea propiamente delictivo o que permita calificarla como
criminal.

El Dr. Medrano Ossio, nos dice: "El complejo social, por una parte, y las
condiciones biológicas, por otra, nos inducen a formar un criterio natural del delito;
nadie, ni aun el recién llegado, puede ignorar las causas de la delincuencia y las
diferentes formas en que se presenta según el tiempo, el estado de civilización y las
diferentes latitudes de la tierra; mucho menos negar que el delito es un fenómeno
natural, social y biológicamente considerado(...). Los conceptos de libertad de
indiferencia y de responsabilidad moral no pueden imponerse más en la actualidad
porque constituyen el resultado de un lejano pensamiento metafísico del que ya se
ha despojado, casi por completo, la humanidad civilizada"[8].

Las razones, como se ve, para sostener la tesis del delito natural son
fundamentalmente dos: 1) El delito es un fenómeno natural que resulta de causas
también en absoluto naturales; 2) Está tan determinado, es tan ajeno a la libertad,
como cualquier otro fenómeno. Ambas son razones extremadamente ligadas al
positivismo primitivo.

Estas bases nos parecen insostenibles. En su momento, vimos que toda conducta
tiene aspectos que no son puramente naturales, en el sentido de que ellos sean
propios de las ciencias naturalísticas. Por otra parte, aunque no se puede sostener
que la libertad humana sea absoluta e incondicionada, es evidente que, en los
hombres normales, ella existe, aunque sea dentro de ciertos límites, y es el lógico
fundamento de la imputabilidad.

Grispigni, a quien se ha considerado el máximo representante del positivismo


criminal en los últimos tiempos, nos advierte que es erróneo atribuir a la escuela
positiva una "interpretación exclusivamente patológica de la criminalidad, la
fatalidad del delito, el buscar sólo en las condiciones orgánicas y ambientales las
causas del delito(.. .) o atribuirle que niega actualmente el libre arbitrio(. ..) Hace
rato que la escuela positiva no lo niega sino que se limita a afirmar que es inidóneo
para servir de base a una eficaz y racional defensa contra el delito"[9].

Hemos preferido citar a Grispigni porque sus palabras muestran hasta dónde el
positivismo ha tenido que corregir sus exageradas afirmaciones primitivas.

No puede negarse laIMPORTANCIA de las causas naturales que llevan al delito;


pero lo que permite calificar como delictiva a una conducta no consiste en que ella,
per sí misma, en su propia naturaleza, tenga algo de criminal sino en que guarda
una relación de contraposición con las normas penales. "No hay ninguna conducta
que sea delictiva por su propia naturaleza"[10]. La tesis del delito natural es ciega al
aspecto cultural y valorativo que es el que constituye al delito en cuanto tal.

Es también erróneo decir, para crear campos de estudio independientes, que el


Derecho Penal se ocupa del delito y la Criminología, del delincuente. Esa es una
afirmación sólo en parte verdadera; pero es falsa cuando se piensa haber excluido
uno u otro aspecto como si al estudiar al delincuente pudiera prescindirse
completamente de lo valorativo. Se llama delincuente sólo a la persona cuya
conducta entra en conflicto con la norma penal. Dense al argumento todas las
vueltas que se quiera y siempre llegaremos a la misma conclusión[11].

En cuanto a que el Derecho Penal será "tragado" por la Criminología, fue una tesis
sostenida por Jiménez de Asúa[12], quien luego la abandonó, apoyada por Medrano
Ossio[13] e, implícitamente, por quienes parten de iguales supuestos. La tesis
afirma que. en un futuro más o menos lejano, habrá hospitales o casas de cura para
tratar a las personas antisociales (que, entonces, ni siquiera se llamarán
delincuentes), lo mismo que correccionales; pero ya no penitenciarías ni nada
semejante para tratar a quienes vulneren las normas penales —que ya no
existirán—. Habría llegado el momento de perdonarlo todo porque se habría
entendido todo. La evolución se realizaría dentro de la línea que ha seguido, por
ejemplo, el tratamiento de los dementes o de los menores; considerados como
delincuentes hasta hace relativamente poco, hoy no lo son, sin que por eso dejen de
tomarse, respecto a ellos, medidas preventivas, reeducativas, curativas, etc., cuando
cometen conductas antisociales. Llegará el momento en que aquel al que hoy
llamamos delincuente será incluido en clasificaciones estrictamente naturales: el
Derecho Penal habrá desaparecido pues carecerá de sentido.

Pero la desaparición del aspecto valorativo, jurídico, del delito, es imposible por las
siguientes razones:

a) Una histórica: Siempre ha existido Derecho Penal y nada deja sospechar que
dejará de haberlo en el futuro. No se han dado argumentos sólidos para pensar que,
en este aspecto, la historia ha de experimentar un vuelco fundamental.

b) Otra filosófica: La vida se regla por valores, entre los que están los jurídicos. Es
de esencia de los valores la posibilidad de no ser cumplidos; implican exigencias
que pueden o no ser seguidas por los hombres. Por tanto, siempre habrá violaciones
que llevarán, en los casos más graves y dañinos para la sociedad, a imponer una
sanción jurídica adecuada, como la contenida en el Derecho Penal. Podrán variar
las modalidades de la sanción, conforme a los tiempos, pero no lo que la sanción
tiene de esencial.

c) Otra sociológica: Toda sociedad precisa, para desenvolverse, un marco jurídico


que tiene que ser salvaguardado por medio de sanciones. Siempre será necesario
que la sociedad se proteja de modo particularmente eficaz contra ciertas conductas.
De allí surgirán valoraciones jurídicas de acuerdo a las que se reaccionará de modo
tan eficaz como sólo el Derecho Penal puede hacerle. Siempre habrá delitos, es
decir, represión penal. Variarán las conductas que se consideren delictivas,
conforme a la cultura; variarán las sanciones a medida que la sociedad evolucione;
pero ésta no puede prescindir del Derecho Penal.

Podemos también señalar un argumento al que denominaremos por reducción del


absurdo. Si ha de desaparecer el Derecho Penal, no vemos razón para que no ocurra
lo mismo con todas las demás ramas del derecho: constitucional, civil, comercial,
administrativo, etc. Estos suponen valoraciones y tienen sanciones propias para el
caso de que sus disposiciones sean violadas; eso los hace capaces de defenderse
hasta cierto punto. El Derecho Penal los apuntala, los sostiene llegando hasta donde
ellos no llegan. Sanciona las faltas más graves contra los bienes que aquéllos,
explícita o implícitamente, declaran y protegen. La protección penal es necesaria a
las demás ramas del derecho, precisamente en los casos en que las violaciones son
más dañinas a la sociedad. Por eso, es absurdo pensar que éstas persistirán y que
sólo ha de desaparecer el Derecho Penal que las garantiza de la manera más sólida.
Todo el sistema jurídico se implica y supone de modo necesario.

Es evidente que los progresos alcanzados por la Criminología ayudan


al Derecho Penal en la comprensión del delincuente, de su conducta y
hasta en las concepciones generales acerca del delito. Eso ha sucedido ya
y es seguro y deseable que suceda con mayor intensidad en el futuro. Pero de la
colaboración y ayuda no puede inferirse una sustitución: no se ve la lógica de tal
raciocinio. Se trata de disciplinas complementarias, pero no excluyentes.

Por lo tanto, como dice López Rey, puede considerarse fabo el dilema o Derecho
Penal o Criminología. Ambos, cada cual en su campo específico[14].

4 PENOLOGÍA.
4.1 ¿Qué es la Penología?

Es la ciencia que estudia la ejecución de las sanciones tanto en su faz preventiva


como represiva. Dada esta amplitud, parece inadecuada la denominación de
Ciencia Penitencia. Sin embargo, la palabra "penología" tiene como deficiencia la
connotación punitiva que deja de lado la finalidad correctiva propia de la sanción.
Pero el nombre tendrá que ser utilizado mientras no se encuentre otro. Por lo
demás, el mismo problema se presenta con el nombre de Derecho Penal.

La Penología es de tipo eminentemente naturalístico pues se dedica al análisis de


hechos, a estudiar datos, evaluar sus resultados y condiciones y, hasta donde sea
posible y debido, realiza experimentos. Las conclusiones a que llega la Penología
son traducidas en las normas jurídicas que se integran bajo la designación de
Derecho Penitenciario o de la ejecución penal.

4.2 ¿Cuál es la relación entre la criminología y la Penología?

La teoría y la práctica penológicas requieren una base criminológica pues si se


busca corregir con la sanción, tal fin no podrá alcanzarse sin previo conocimiento
de la personalidad del reo y de las causas que lo llevaron a delinquir. Para prevenir
y reprimir la delincuencia, hay que eliminar o siquiera disminuir sus causas. De ahí
resulta la estrecha colaboración que debe existir entre Criminología y Penología.
Ahí se encuentra una de las razones para que muchas obras, bajo el general nombre
de Criminología, contengan también conocimientos penológicos.

Gran parte de lo que se dijo en el acápite sobre Política Criminal puede aplicarse
también al presente.

5 CRIMINALÍSTICA.
5.1 ¿Qué es la Criminalística?
Es la ciencia que estudia los medios para la investigación y descubrimiento del
delito y del delincuente. El nombre fue inventado por Hans Gross y ha logrado
aceptación casi universal; sin embargo, a veces, suele denominarse a esta ciencia
Policía Científica.

5.2 ¿Cuál es la relación entre la Criminología y la Criminalística?

La aplicación de las ciencias penales al caso concreto depende, en buena medida,


del éxito que haya alcanzado la Criminalística. La amenaza del Derecho Penal no
puede hacerse efectiva, queda en suspenso el proceso penal, las penas no tienen a
quién aplicarse, la Criminología no halla sujeto de estudio mientras la
Criminalística no pruebe la existencia de un delito e identifique a su
autor.

Esta ciencia, como se advierte, tiene como uno de sus objetivos el reunir las pruebas
que serán utilizadas durante el proceso penal. Para lograr este objeto, se vale de
muchos medios, generalmente constituidos sobre sólidas bases experimentales y
que han conseguido otras ciencias. Entre éstas, puede mencionarse a la Medicina
Legal. En casi todos los casos, se trata de conocimientos científicos físicos,
químicos, médicos, psicológicos, etc., que son aplicados a la investigación del delito
y la identificación del delincuente.

6 FILOSOFÍA JURÍDICO - PENAL.


6.1 ¿Qué es la Filosofía jurídica?

Es la rama de la Filosofía jurídica específicamente llamada a considerar desde el


punto de vista filosófico, los problemas del Derecho Penal, lo que equivale a decir
de todas las ciencias penales.
Es un aspecto imprescindible en todo el quehacer del penalista, si bien
frecuentemente no parece que se haga un análisis propiamente filosófico. Lo que
ocurre es que los temas pertinentes han sido ya subsumidos en los propios de las
ciencias penales y, a veces, no se advierte su naturaleza filosófica.

Tal sucede, por ejemplo, en cuanto a métodos, cuya base es materia de la Lógica. Si
tratamos del delincuente y del delito, concluiremos inevitablemente en problemas
propios de la Antropología Filosófica, la Metafísica, la Axiología y la Ética.

No se trata de consideraciones puramente teoréticas sino que ellas se proyectan


inmediatamente en juicios y aplicaciones relacionadas con la práctica.

Por ejemplo, el criminólogo nunca podrá prescindir de la naturaleza


propia del sujeto sobre el que opera; no podrá actuar en sus
investigaciones con delincuentes, con la misma libertad con que el
biólogo opera con conejillos de Indias o el psicólogo lo hace con ratas o
con monos. El Derecho Penal no podrá coartar la libertad más allá de lo
indispensable a título de que hay que proceder con máxima eficacia y sin considerar
sino los intereses de la defensa de la sociedad; por ejemplo, no podrá propugnar la
pena de muerte sólo con el argumento de que es el medio más conveniente para
evitar la reincidencia. La Penología no podrá ejecutar las sanciones tomando en
cuenta sólo lo que es más eficaz; por ejemplo, no admitirá operaciones cerebrales
que destruyan al ser humano con la excusa de que así el criminal más violento se
torna un ser pacífico.

Todas las ciencias penales tienen limitaciones que proceden no sólo de sus
particulares dificultades sino de las concepciones que se tengan acerca del hombre,
del mundo y de la vida. Todos estos temas son propios de la Filosofía.

[1] Cfr. Las definiciones de Marc Ancel y de Goeppinger. El primero caracteriza a la


Política Criminal como "las instituciones e ideas tocantes a la prevención y
represión del delito"; artículo The relationship between Criminologie and "Politique
Criminelle", incluido en la obra Crime, justice and public policy, p. 269, publicada
bajo la dirección de Roger Hood.

Goeppinger dice: "Desde el punto de vista de la estricta delimitación frente a la


Criminología, se puede definir la Política Criminal como una ciencia que se ocupa
de la política de reforma del Derecho Penal (en sentido amplio) y de la ejecución de
la lucha contra el crimen por medio del Derecho Penal" (Criminología, p. 19). Esta
definición nos parece exageradamente ligada con lo jurídico penal, cuando hay
otras medidas que corresponden a campos distintos. Probablemente la definición
de Goeppinger corresponde mejor a lo que algunos autores, entre ellos Seelig,
llaman Politica Penal. V. (Tratado de Criminología, p. 26).

[2] Recordemos el caso en que esta relación es más acentuada: el primitivo nombre
de la Criminología de Mezger era: Política Crimina] sobre base criminológica.

[3] La dogmática realiza una crítica en el seno de las propias normas; la Política
Criminal lleva a cabo una crítica "externa", desde fuera del Derecho Penal.

[4] Si se quiere una lista de estas medidas, baste pensar en las que sugirió Ferri bajo
el nombre de "sustitutos penales".

[5] Parece que, al presente, la situación cambiará. Las leyes son cumplidas con
mayor rigor y se toman las primeras medidas para controlar el cultivo y la venta de
coca.

[6] Todas las buenas intenciones legislativas corren el riesgo de quedar en muy
poco ante el hecho de que no se han tomado medidas para crear instituciones
criminológicas para apoyar, como el Código determina, un adecuado
funcionamiento de la justicia penal.

[7] En vista de estos prejuicios y daños, son numerosos los congresos


internacionales que han insistido en que los magistrados que administran justicia
en materia penal tengan una sólida formación en Criminología y disciplinas
relativas.

[8] Medrano Ossio, La responsabilidad penal de los Indígenas; p. 11.

[9] Grispigni: Diritto Penale Italiano, T. I. pp. 37 - 38.

[10] Cantor: Crime and Society, p. 15.

[11] V. López Rey: Introducción al estudio de la Criminología, p. 78.

[12] Especialmente en las conferencias que dictó en la Universidad de La Paz, en


1942.

[13] V. ob. cit., p. 17.

[14] V. Introducción al estudio de la Criminología, p. 21.

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