Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Primeras definiciones:
- sociología a la “ciencia que pretende entender, interpretando, la acción social para de esa
manera explicarla causalmente en su desarrollo y sus efectos”.
- acción a una “conducta humana… (hacer externo o interno… omitir o permitir) siempre
que el o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo.
- acción social es una “acción donde el sentido mentado” por un sujeto o sujetos se refiere
a la “conducta de otros”, orientándose por esto en su desarrollo.
- Una vez explicitadas estas definiciones, es posible presentar
- Considera que sentido es el mentado y subjetivo de los sujetos de la acción. Puede ser de
dos maneras:
o Existente de hecho: sea en un caso históricamente dado o bien como promedio
aproximado de una masa de casos.
o Construido en un tipo ideal, es decir en una abstracción de la realidad.
- Los límites entre acción con sentido y conducta reactiva (ante un estímulo externo) son
elásticos. Al respecto, muchas veces los elementos comprensibles y no comprensibles
están unidos y mezclados.
- A partir de su análisis del sentido de la acción, aborda el problema de la interpretación.
Toda interpretación tiende a la evidencia y esa evidencia puede ser racional o endopática
(afectiva, receptiva, etc.). “Toda interpretación de una acción con arreglo a fines,
orientada racionalmente de esa manera, posee el grado máximo de evidencia”. Sin
embargo, también asevera que a “muchos de los valores. Y fines de carácter último que
pueden orientar la acción de un hombre, no los podemos comprender a menudo, con
plena evidencia, sino tan sólo, en ciertas circunstancias, captados intelectualmente
- A partir de eso, surge la pregunta por el método más adecuado para afrontar esta
problemática. El método científico consistente en la construcción de tipos investiga y
expone todas las conexiones de sentido irracionales”… “que influyen en la acción como
‘desviaciones’ de un desarrollo de la misma ‘construido como puramente racional con
arreglo a fines’”. En ese sentido, sostiene Weber que “tenemos que fijar… como se
hubiera desarrollado esa acción de haberse desarrollado en todas las circunstancias y
todas las intenciones de los protagonistas y de haberse orientado la elección de los
medios… de un modo rigurosamente racional con arreglo a fines”. Esta construcción sirve
como un tipo ideal que permite comprender la acción real influido por irracionalidades
como una desviación del desarrollo esperado.
- El método de la sociología “comprensiva” es “racionalista”. En este sentido, se trata de
un procedimiento que es sólo un recurso metódico pero no presupone predominio de lo
racional.
Página | 1
- Cabe preguntar qué ocurre, entonces, con los procesos y objetos ajenos al sentido. Según
Weber, éstos se ubican “…en el ámbito de la ciencia de la acción como ocasión,
resultado, estímulo u obstáculo de la acción humana…”. Sin embargo, Weber se
preocupa por aclarar que todo ello no significa “no humano”. (Weber, p. 7)
¿Cuáles son? pertenece a esta categoría todo aquello que no se menta un sentido, en
tanto no aparezca en la acción en la relación de “medio” o de “fin”.
- Problemática de la comprensión.
Comprensión: “la comprensión actual del sentido mentado en una acción”. Equivale a
“captación interpretativa del sentido o conexión de sentido”. Tal captación puede ser de
tres maneras diferentes:
o mentado en la acción particular.
o mentado en promedio aproximativo.
o construido científicamente por el método tipológico.
Explicación: “captación de la conexión de sentido en que se incluye una acción”
- Weber asegura que toda interpretación persigue evidencia. Sin embargo, ello puede ser
diferente debido a las siguientes razones:
o motivos “pretextados” encubren la conexión real de la trama de su acción. Frente
a tal situación, la sociología debe interpretar esa conexión aunque no haya sido
elevada al nivel de conciencia o con tal plenitud.
o porque la manifestación exterior de acciones que nosotros tenemos como
semejantes, pueden apoyarse en conexiones de sentido muy diversas e incluso
opuestas.
o porque los hombres están sometidos a una suma de impulsos contrarios. Todos
esos impulsos son comprensibles. Además, la intensidad relativa de cada uno de
ellos es una cuestión de resolución empírica a la luz del resultado efectivo de esa
lucha de motivos.
- Concepto de motivo. una “conexión de sentido que para el actor u observador aparece
como el ‘fundamento’ con sentido de una conducta”.
- según Weber hay conductas con una conexión de sentido típica y, por otro lado, puede
haber una sucesión de hechos que son casualmente adecuados en los métodos en que
“según reglas de experiencia, existe esa probabilidad”.
- Ello conduce al concepto de explicación causal. Ésta debe realizarse de acuerdo con
determinadas reglas de probabilidades. Una interpretación causal correcta de una acción
significa que el desarrollo externo y el motivo han sido conocidos de modo certero y al
mismo tiempo comprendidos con sentido en su conexión. Una interpretación causal
correcta de una acción típica (tipo de acción comprensible) significa que el acaecer
considerado típico se ofrece con adecuación de sentido puede también ser comprobado
como causalmente adecuado.
- Si falta la adecuación de sentido, nos encontramos meramente ante una probabilidad
estadística no susceptible de comprensión (o comprensible en forma incompleta)…”
También sostiene Weber que, “por otra parte, aún la más evidente adecuación de sentido
sólo puede considerarse como una proposición causal correcta para el conocimiento
Página | 2
sociológico en la medida en que se pruebe la existencia de una probabilidad… de que
tomará con cierta frecuencia la forma en que fue considerada como adecuada al sentido”.
Relación social:
- Relación social como una “conducta plural de varios que, por el sentido que encierra, se
presenta como recíprocamente referida
- Una característica consiste en la probabilidad de que se actuara en una forma con sentido
“indicable”.
- Puede ser: transitoria o permanente.
- El “contenido de sentido de una relación” puede variar. El sentido de una acción puede
ser pactado por declaración recíproca.
- En las relaciones sociales es posible observar, según Weber, regularidades de hecho.
o Las cuales tendrán carácter de uso: cuando la probabilidad de una regularidad en
la en la conducta, esté dada únicamente por el ejercicio de hecho”.
o Y carácter de costumbre: cuando el ejercicio de hecho descansa en un arraigo
duradero.
o En cambio la regularidad, está determinado por una situación de intereses sólo
cuando los individuos orientan racionalmente su acción con arreglo a fines por
expectativas similares.
Página | 3
- La reciprocidad no implica, necesariamente, ni solidaridad entre los actores ni lo contrario.
Se trata de un sentido empírico y mentado por los partícipes, no de un sentido justo o
verdadero.
- No necesariamente los actores de la relación ponen el mismo sentido en la acción. Sin
embargo, el actor presupone una determinada actitud de su contrario frente a él, aunque
sea errónea. En esa expectativa, el actor orienta su conducta. Ello tiene consecuencias
sobre el desarrollo de la acción. También influye sobre la forma de la relación.
- Aunque casi nunca la correspondencia es plena, la ausencia de reciprocidad excluye la
existencia de relaciones.
El concepto de orden:
- Weber sostiene que “la acción, en especial la social, y la relación social, pueden orientarse
por el lado de sus partícipes en la representación de la existencia de un orden legítimo. La
probabilidad de que esto ocurra se llama validez del orden en cuestión.
- Orden: el contenido de sentido de una relación social cuando esto se orienta por máximas
que pueden ser señaladas. El orden es validez cuando la orientación de hecho de tales
máximas tiene lugar porque en algún grado significativo aparecen válidos para la acción,
como obligatorios o como modelos de conducta.
- Aunque haya diferentes motivos en los actores, es importante que junto a tales motivos
aparezca, para algunos por lo menos, ese orden como obligatorio.
- Un orden sostenido sólo por motivos racionales de fin tiende a ser más frágil y no es el
más frecuente. El orden más fuerte es aquel que tiene el prestigio de la legitimidad.
- En el caso de que el sentido sea eludido o transgredido, puede actuar la probabilidad de su
subsistente validez como norma obligatoria.
- Pueden coexistir diferentes concepciones del sentido del orden que determinan la conducta
real. En efecto, dentro de un mismo círculo de hombres, un mismo individuo puede
orientar su conducta en diferentes órdenes contradictorios, incluso en una misma acción.
Página | 4
- Quienes actúan pueden atribuir legitimidad a un orden por cuatro tipos de razones.
o por tradición.
o por creencias afectivas.
o por creencias racionales con arreglo a valores.
o por lo estatuido positivamente, en cuya legalidad se cree.
- Weber define comunidad como una relación social en que las acciones sociales “se
inspiran en un sentimiento subjetivo (afectivo o tradicional) de los partícipes de constituir
un todo”. Cuando las relaciones sociales se asientan en un sentimiento común de
pertenencia.
- Sociedad como una “relación social cuando y en la medida en que la actitud en la acción
social se inspira en una compensación de intereses por motivos racionales (fines o valores)
o en una visión de intereses con iguales motivaciones.
Una sociedad puede descansar en un acuerdo o pacto racional por declaración recíproca.
- A partir de esas definiciones:
- La acción, cuando es racional, está orientada de dos maneras:
o Orientada como acción racional con arreglo a valores. Ello ocurre en mérito de la
creencia en la propia vinculación.
o Orientada como acción racional con arreglo a fines. Ello ocurre por la expectativa
de lealtad de las otras partes.
- Una relación social puede ser abierta al exterior o cerrada.
Página | 5
- Propiedad: “conjunto de propiedades hereditariamente apropiadas por un individuo, o
una comunidad o sociedad”.
- A partir de las definiciones precedentes, Weber llega a la conclusión de que una relación
social puede tener para sus partícipes, de acuerdo con un orden tradicional o estatuido,
dos consecuencias posibles.
o El que toda acción de cada uno se impute a todos los demás. Se trata, en este
caso, de una situación de solidaridad.
o El que la acción de un partícipe determinado se impute a los demás. Se trata, en
este segundo caso, de una situación de representación.
- Respecto al poder representativo:
o Éste puede, según el orden vigente, estar apropiado, en todos sus grados y
cualidades. Se trata, en este caso, de plenos poderes por derecho propio.
o También, puede ser atribuido al poseedor de determinadas características. De
manera temporal o permanente.
o Puede ser otorgado por determinados actos de los partícipes o de terceros,
también de modo temporal o permanente. Se trata, en este último caso, de
plenos poderes otorgados.
- Asociación: “relación social con una regulación limitadora hacia afuera cuando el
mantenimiento del orden está garantizado por la conducta de determinado hombre,
destinado en especial a ese propósito”. La existencia de una asociación depende:
o de la existencia de un dirigente
o y eventualmente de un cuadro administrativo.
- Una asociación es, entonces, una probabilidad de una acción orientada de la forma
expuesta.
- Una asociación puede ser autónoma o heterónoma. Y autocéfala o heterocéfala.
- Problemática de los órdenes estatuidos en una sociedad. Tales órdenes pueden nacer:
o por pacto libre.
o por otorgamiento, imposición y sometimiento.
- En ciertas circunstancias, las ordenaciones de una asociación pueden imponerse también a
aquellos que no son miembros.
Página | 6
PODER Y DOMINACIÓN:
- Poder: aspecto de casi todas las relaciones sociales, consiste en la probabilidad de
imponer la propia voluntad dentro de una relación social, aún contra toda resistencia y
cualquiera sea el fundamento de esa probabilidad. Hay 2 tipos antagónicos:
o El poder que deriva de una constelación de intereses, surgida de un mercado
formalmente libre,
o Y el poder que deriva de una autoridad constituida, encargada de asignar el
derecho de mando y el deber de la obediencia.
- Dominación: probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado
contenido entre personas dadas. Término más restringido que excluye situaciones en que
el poder deriva de una constelación de intereses.
- Este concepto se complementa, en la construcción teórica de Weber, con el concepto de
disciplina: probabilidad de que esa obediencia sea habitual, sin resistencia ni criticas, en
virtud de actitudes arraigadas. Por lo cual tal obediencia es pronta, simple y automática..
Página | 7
o El carácter de empresa continuada.
o El territorio.
- Tipos de dominación:
o Dominación tradicional. Tiene dos variantes aunque las fronteras entre ambas no
siempre están tan claras:
El patrimonialismo, que es una prolongación de la autoridad patriarcal;
El feudalismo que sustituye el paternalismo por un pacto de fidelidad.
Página | 8
hacen en tanto ciudadanos que obedecen a la ley, no al funcionario que la
impone, negándose legitimidad a cualquier ley no fundada en estatuto.
Página | 9
El PODER y la ECONOMÍA:
En ese cometido, su análisis se orienta, principalmente, a criticar al marxismo por la
subordinación del estado a la economía.
Foucault reconoce que poder y economía constituyen dos cuestiones indisociables. Sin embargo,
sostiene que esa superposición entre poder y economía nunca se produce en una relación de
subordinación de una esfera a la otra.
¿Dónde buscar el poder? Foucault se propone encontrar mecanismos de poder en donde los
enfoques clásicos no los han buscado.
Desde esta perspectiva, el rescate de aquello que en apariencia es trivial, puede ilustrar, según
Foucault, acerca de mecanismos profundos por medio de los cuales opera el poder en situaciones
diversas.
Con el fin de sacar conclusiones sobre la problemática del poder, Foucault procura:
1. Visualizar mecanismos de poder en los cuerpos.
2. Orientar su atención hacia los gestos.
3. descubrir mecanismos de poder en los comportamientos de las personas.
Cabe preguntar, entonces, de qué manera se produce esa centralización del saber. Según
Foucault, el saber es centralizado por medio de un discurso científico.
En oposición a los efectos de esa centralización, Foucault plantea un rechazo a la ciencia.
Página | 10
Foucault rechaza a la ciencia en tanto descalificadora de saberes. Ello se debe s/ él a que la
facultad de descalificar saberes tiene efectos de poder.
Se trata de una consecuencia de lo que Foucault denomina inscripción de saberes en la jerarquía
del poder propia de la ciencia.
Percepción de que el poder sólo existe en acto. ¿Qué significa este enunciado?
Según Foucault, el poder no se da ni se otorga. Ello se debe a que, desde su perspectiva, el poder
no es un atributo sino una relación.
Y como consecuencia de su concepción del poder como relación más que como atributo, Foucault
sostiene que el poder sólo se ejercita.
Cabe preguntar, entonces, en qué consiste el ejercicio del poder.
La respuesta de Foucault a ese interrogante pasa por una concepción del poder como relación de
lucha. Al respecto, defiende una concepción según la cual la represión es la mercancía del poder.
Esa concepción del poder como guerra tiene varias implicancias significativas:
- En las disputas de poder siempre existe una determinada correlación de fuerzas entre los
contendientes.
- Si bien es posible hacer cesar la guerra, ello es consecuencia de las intenciones de
perpetuar correlaciones de fuerza derivadas de la guerra que cesa.
- La lucha política es una continuación de la guerra.
Su punto de partida es el interrogante acerca de los criterios que rigen los enunciados. Con ello
nos referimos a cuáles son los criterios de validación de los enunciados.
La respuesta de Foucault se orienta a considerar cómo opera la política del enunciador científico.
Al respecto, Foucault trata de visualizar los efectos de poder que circulan entre los enunciados
científicos. Y se preocupa por los principios del juego enunciativo. En ese marco, según el autor la
Historia se vuelve inteligible a partir de las luchas.
En efecto, las denuncias al poder de la ciencia deben pasar por el análisis de esa mecánica de
validación de los enunciados. Ello se debe a que, según Foucault, la verdad no está fuera del
poder.
De este modo, se establece una relación entre verdad y poder, por la cual el monopolio de los
criterios de validación constituye una fuente de poder.
Según Foucault, el poder de la ciencia no radica en la facultad de discernir qué es verdadero y qué
es falso. El poder de la ciencia descansa en algo más sutil. Nos referimos a la facultad de
establecer los criterios valederos para realizar ese discernimiento entre lo verdadero y lo falso. Al
respecto, Foucault señala que:
Página | 11
- la manera de sancionar unos y otros;
- las técnicas y los procedimientos que son valorizados para la obtención de la verdad;
- el estatuto de aquellos encargados de decir que es lo que funciona como verdadero.
“En sociedades como las nuestras la ‘economía política’ de la verdad está caracterizada por cinco
rasgos:
1. La ‘verdad’ está centrada en la forma del discurso científico y en las instituciones que lo
producen;
2. Está sometida a una constante incitación económica y política (necesidad de verdad tanto
para la producción económica como para el poder político);
3. Es objeto bajo formas diversas de una inmensa difusión y consumo (funciona en aparatos
de educación o de información cuya extensión es relativamente amplia en el cuerpo social
pese a ciertas limitaciones estrictas);
4. Es producida y transmitida bajo el control no exclusivo pero si dominante de algunos
grandes aparatos políticos o económicos (universidad, ejército, escritura, medios de
comunicación);
5. Es el núcleo de la cuestión de todo un debate político y de todo un enfrentamiento social
(luchas ‘ideológicas’)”.
En ese sentido, Foucault trata de descubrir la especificidad de las políticas de verdad en las
sociedades occidentales. Postula, en consecuencia, la necesidad de un combate alrededor de la
verdad. Con ello, hace referencia a la disputa en torno a las reglas para discriminar lo verdadero
de lo falso.
Concluye que el problema de los intelectuales debe formularse en términos de verdad y poder.
En ese sentido, postula la necesidad de separar el poder de verdad, entendido como la capacidad
de generar efectos de poder a partir del monopolio de los criterios de validación de los enunciados,
DE las formas de hegemonía dentro de las cuales ese poder de verdad funciona.
MÓDULO 2:
Según Antonio Passano, si tomamos al problema del poder como el tema central de nuestro
análisis, abordar el tema se encuentra con dos dificultades iníciales:
Página | 12
- Una dificultad es la relativa a la delimitación del problema del poder. Sobre si la
consideración del problema del poder se restringe al problema del poder del estado o no
se limita a esa cuestión.
La respuesta de Passano se orienta a destacar que el poder del estado es sólo la una de
las formas de poder, pero no es la única. Se trata, concretamente, de la forma política
como parte del análisis del poder como una problemática más amplia. En ese sentido,
hablar de poder no puede ser sólo hablar del estado.
- Una segunda dificultad señalada por Passano es el de la relación entre juicio científico y
juicio de valor. Al respecto, según el autor: el cientista político se encuentra siempre en
medio de una tensión difícil de resolver:
o Por un lado, no puede olvidarse de su condición científica. Es esa condición
científica la que lo obliga a pensar en términos de lo que es la realidad.
o Por otro lado, trabaja con un objeto de estudio que no es del todo separable de
opiniones y juicios formulados en términos del deber ser.
Problemas principales en las reflexiones de los filósofos griegos más importantes: Uno de estos
problemas es el de
- La articulación ente sociedad y política.
- El segundo problema guarda relación con los lazos entre política y ética.
En su obra Las leyes es donde aparece la idea del gobernante filósofo como el mediador entre la
realidad y el deber ser ideal. Más aún, la propia legitimidad de su poder (del gobernante filósofo)
deriva, de esa capacidad de mediación entre un estado ideal y las condiciones concretas
existentes en la polis.
Aristóteles desarrolló sus reflexiones filosóficas en un momento de crisis del orden de la Grecia
clásica. Ello influyó para que, en su sistema de pensamiento, ocupara un lugar altamente
ponderado la preocupación por la problemática de la armonía.
En ese contexto de crisis, enunció su fórmula realista del justo medio entre dos extremos viciosos
como objetivo a alcanzar por la ética por la política. Esa fórmula del justo medio perseguía dos
objetivos:
1. Recomponer la unidad tras un proceso de rápida disolución del orden existente.
2. Evitar el desorden.
Los filósofos de la Grecia clásica desarrollaron un pensamiento original sobre las relaciones entre
política y orden. Muchas de esas reflexiones serían retomadas en la Edad Moderna por los
denominados filósofos contractualistas. De ello nos ocuparemos a continuación.
Página | 13
Durante la Edad Moderna surgieron diferentes teorías sobre el origen pactado del poder. Desde
estas perspectivas, en teoría los seres humanos acordaban la formación del poder político al que
luego debían obedecer.
Aunque ese pacto no podía datarse en un momento histórico determinado pues sólo se trataba de
una hipótesis de trabajo que diera cuenta del orden existente o del orden deseado según el caso, la
idea del origen pactado del poder fue compartida por filósofos enrolados en diferentes
corrientes políticas. En efecto, hubo entre ellos partidarios del absolutismo, defensores de la
monarquía constitucional y precursores de la democracia política.
En el pensamiento de estos FILÓSOFOS PACTISTAS O CONTRACTUALISTAS (palabra derivada de
contrato social) de la Edad Moderna, es posible visualizar dos problemas interrelacionados.
Uno de ellos tiene que ver con la cuestión de la soberanía, a partir del interrogante sobre
quién es el depositario de la soberanía.
El segundo guarda relación con las discusiones relativas a la legitimidad del poder. Tales
discusiones se intentaron resolver a partir de la teoría de un pacto que, al implicar
consentimiento de los gobernados, revistió de legitimidad a los gobernantes en quienes los
gobernados depositaban su confianza.
Cabe preguntar dónde radica la legitimidad del poder en un esquema en que el conjunto de la
sociedad queda despojado de cualquier derecho, y quienes detentan el poder no están sujetos a
ningún tipo de control y obligación.
La respuesta de Hobbes es que el poder está legitimado por su utilidad. En efecto, la rigidez del
poder político absolutista permitió a los seres humanos –malos por naturaleza desde la
perspectiva de Hobbes – superar la situación de anarquía y de guerra de todos contra todos para
Página | 14
construir un orden estable. Ese orden es, para Hobbes, mucho más deseable que la situación
pasada.
De ello deriva, según Locke, que derechos y libertades no pueden ser violados por las leyes
positivas. Si eso ocurre, se rompe el contrato que había dado origen al poder político.
Preocupaciones de Locke:
- establecer límites al ejercicio del poder.
- La preocupación por el orden y la estabilidad.
- Y por la libertad y el respeto de los derechos individuales.
-
En ese sentido, Locke lo sería el TEÓRICO DE LA MONARQUÍA CONSTITUCIONAL y también del
incipiente ORDEN BURGUÉS, el cual, para convertirse en orden dominante, requería de un
sistema jurídico que, al estar basado en la igualdad ante la ley, redujera los niveles de
incertidumbre de los actores económicos del naciente capitalismo.
Juan Jacobo Rousseau coincidía con Hobbes, y se diferenciaba de Locke, cuando postulaba que el
poder soberano debía ser absoluto. Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre la
construcción teórica de Rousseau y la de Hobbes.
Tal diferencia radica en que, para Rousseau, el soberano, depositario de ese poder absoluto, no
es el gobierno sino el PUEBLO.
Así como Hobbes es el teórico del gobierno absolutista y Locke lo es de la monarquía
constitucional, podría ubicarse a Rousseau, a partir de su concepto de soberanía popular, como un
PRECURSOR DE LA DEMOCRACIA.
Página | 15
Según Passano, las teorías contractualistas pusieron en cuestión el orden natural del feudalismo.
En efecto, al considerar a la sociedad como un producto artificial y no como un orden emanado
de la naturaleza, incluso la defensa del orden absolutista constituye un desafío para las jerarquías
estamentales que aun subsistían en la Edad Moderna europea.
En ese sentido, es posible sostener, como lo hace PASSANO, que las teorías contractualistas
constituyen los fundamentos para la configuración de un orden nuevo.
EL NACIMIENTO DE LA SOCIOLOGÍA:
Passano hace notar que la tradición sociológica nació en Europa durante el siglo XI. Tal nacimiento
implicó una significativa ruptura, respecto al pensamiento del pasado, en lo relativo a las
reflexiones sobre el poder y sobre la sociedad y la política.
Según Passano, a partir del impacto de las dos revoluciones surgieron dos preocupaciones
fundamentales:
o Preocupación por las consecuencias de la democracia.
o Por el problema del igualitarismo.
Página | 16
La combinación de estas dos preocupaciones conectó, a la naciente sociología con el
conservadurismo moderno. Y se hace posible apreciar una tensión, en los primeros
sociólogos, entre el espíritu conservador y la mentalidad moderna.
Espíritu conservador debido a la prioritaria preocupación por el orden, Mentalidad moderna
porque, a pesar del innegable espíritu conservador de los primeros sociólogos, entre ellos
también predominaba la conciencia de que los cambios ocurridos eran irreversibles.
Passano destaca que, de esa tensión, emergen las líneas principales de la Sociología política.
En ese sentido, la construcción teórica de Marx, mucho más preocupada por el conflicto que
por el orden, constituye una excepción más que una regla a la hora de caracterizar al
pensamiento predominante en el momento del nacimiento de la sociología como disciplina de
estudio. Como tributario de esa tradición sociológica puede ubicarse al pensamiento de Max
Weber, principal punto de referencia en cuestiones relativas a la sociología del poder.
Corresponde, entonces, que analicemos las reflexiones de Weber en torno a las problemáticas
que venimos considerando.
Uno de los principales aportes de Max Weber a la sociología guarda relación con sus reflexiones
sobre el poder y la legitimidad. Al respecto, Weber sostiene que hay diferentes representaciones
del orden legítimo.
De tales representaciones derivan las condiciones de estabilidad de los diferentes regímenes
políticos.
Esta cuestión es abordada por Weber en dos aspectos principales:
- El primero se refiere al derecho racional.
- El segundo tiene que ver con el ejercicio legítimo de la coerción.
El segundo es condición de legitimidad del primero. A su vez, el derecho racional legitima al
segundo. Es aquí donde confluyen, la teoría del derecho y la teoría del estado. El concepto
de monopolio legítimo de la fuerza guarda relación con esa confluencia entre teoría del
derecho y teoría del estado, pues si el estado detenta ese monopolio de la fuerza, ello se
debe a una cuestión de derecho a ese monopolio.
Passano hace notar que la definición del poder formulada por Weber incluye, a un mismo tiempo,
consenso y coerción.
Weber introduce, además, la noción de comunidad política. Tal noción opera como nexo entre la
teoría del derecho, y la teoría del Estado.
En efecto, la dirección de la comunidad política monopoliza la fuerza en un territorio
determinado. Se trata, de una relación entre juridicidad del poder y legitimidad del poder.
Passano destaca, asimismo, dos aspectos centrales en la construcción teórica formulada por
Weber:
1. El primero se refiere al problemadel monopolio de la fuerza.
2. El segunde se refiere a la relación entre el monopolio de la fuerza y la existencia de
garantías a los grupos económicos.
Página | 17
Finalmente, Passano visualiza, en el pensamiento de Weber, tres formas típicas de poder en
función de las siguientes variables:
La primera de las variables guarda relación con los órganos de ejercicio del poder.
La segunda se vincula con las formas de legitimación.
La tercera se relaciona con el orden jurídico.
La cuarta tiene que ver con la naturaleza de la dirección social.
La quinta guarda relación con el sistema de sucesión social o elección.
Aunque Weber constituye un referente principal y todavía no superado en lo relativo a la
sociología del poder, puede ser conveniente prestar atención a algunos desarrollos teóricos más
contemporáneos.
La sociología en la posguerra:
Passano sostiene que, desde mediados del siglo XX, el mundo de la posguerra, junto con las
sucesivas crisis que lo acompañaron, influyeron sobre las discusiones en torno a los problemas del
poder y el orden. Un conjunto de polémicas acerca del poder hicieron su irrupción en este nuevo
contexto.
En ese marco, en la posguerra la sociología del poder se orienta, según Passano, hacia tres
problemas:
1. El primero guarda relación con la necesidad de definir los elementos del poder en una
relación determinada.
2. El segundo apunta a diferenciar las diversas actividades que pueden ser ejercidas en una
relación de poder. Fuerza, dominación y manipulación.
3. El tercer problema tiene que ver con la cuestión de la aceptación en el interior de la
relación de poder. Para ello es preciso considerar, en 1º lugar, a los gobernantes y en 2º
lugar a los gobernados.
Página | 18
Hasta ahora nuestro relato se restringió a rescatar el análisis de Antonio Passano sobre las
cuestiones planteadas. Corresponde ahora incorporar los aportes del politólogo italiano
Michelángelo Bovero.
Las relaciones entre la política y el poder desde la perspectiva de Michelángelo Bovero. El poder
como composición y el poder como contraposición:
Según Michelángelo Bovero, en los análisis sobre la relación entre política y poder, la política ha
sido considerada desde dos perspectivas diferentes.
o Política como conflicto. Política como contraposición
o Política como orden y como posibilidad de alcanzar la paz. Política como composición.
Bovero hace notar que en los dos casos está presente el vínculo entre política y poder.
Bovero sostiene que la distinción entre la política como contraposición y la política como
composición no supone una distinción entre realismo e idealismo.
Esa advertencia se debe, según el autor, a la posible tentación de asimilar a la corriente realista
con la política como contraposición o conflicto, y a los idealistas con la política como composición y
diálogo.
Para avalar este argumento, Bovero cita el ejemplo de Hobbes. Se trata, en efecto, de un pensador
realista, preocupado por el orden y la composición mucho más que por el conflicto y la
contraposición.
Cabe preguntar, entonces, dónde reside entonces la diferencia entre quienes ponen el acento en la
política como contraposición y como composición. En su respuesta a este interrogante, Bovero
argumenta que:
- La perspectiva de poder como contraposición, hace referencia a una visión externa al
grupo. Tal perspectiva estaría ubicando su énfasis en los antagonismos entre un grupo y
quienes no pertenecen al mismo.
- La de la composición, se enfoca hacia una visión interna al grupo. Desde esta perspectiva,
las posibilidades de colaboración serían mayores en el interior de un grupo determinado
que en las relaciones entre ese grupo y otros grupos.
En esta lectura nos concentraremos básicamente en dos cuestiones. En primer lugar, analizaremos
las relaciones entre el problema de la legitimidad del poder y el problema de la eficacia del poder.
En segundo lugar, consideraremos las articulaciones entre el primer problema mencionado y la
cuestión de la legalidad del poder. En función de esos dos objetivos, apelaremos a los aportes de
dos cientistas políticos: los italianos Norberto Bobbio y Michelangelo Bovero.
Página | 19
Las relaciones entre el problema de la legitimidad y la cuestión de la efectividad del poder. Un
análisis de la contribución de Norberto Bobbio.
Según Norberto Bobbio, la legitimidad, entendida según Máx Weber como el conjunto de razones
que conducen a los gobernados a confiar en el poder político, transforma las relaciones de fuerza.
En efecto, la legitimidad convierte a las relaciones de fuerza en relaciones de derecho.
Las relaciones existentes entre el derecho y el poder.
El primer interrogante, si pretendemos analizar esa relación entre el derecho y el poder, apunta a
dilucidar cuál de los dos –el poder o el derecho- es:
- el frente y
- cuál es el reverso de la moneda.
A partir de estos interrogantes surge la necesidad de indagar en la producción de los filósofos del
poder y los filósofos del derecho. Nos referimos, respectivamente, a los aportes de Weber sobre el
problema del poder articulado con la cuestión del derecho, y a las contribuciones de Kelsen sobre
el problema del derecho articulado con la cuestión del poder.
El análisis de Max Weber parte de la distinción entre poder de hecho, entendido como el
ejercicio del poder no regulado por normas, y poder de derecho, entendido como el
ejercicio del poder regulado por un cuerpo legal.
En tanto filósofo del derecho, el análisis de Kelsen parte de la distinción entre norma
válida, entendida como aquella norma sancionada por los procedimientos legalmente
establecidos, y norma eficaz, entendida como la norma cuyo cumplimiento no sea
transgredido.
Es posible plantear que la fuerza necesita de regulaciones para alcanzar legitimidad. Cabe apreciar,
de este modo, que el poder requiere de normas para que sea posible hablar de poder legítimo. En
relación con ello, la norma cumple la función de regular el ejercicio del poder. En tanto, el poder
desempeña el papel de proporcionar la fuerza necesaria para hacer posible el cumplimiento
efectivo de la norma.
De este modo, la norma constituye al poder como poder legítimo. En contrapartida, la necesidad
de recurrir a la fuerza para garantizar la eficacia de la norma, implica que el poder constituye a la
norma en norma efectiva.
De esta manera el poder permite disponer de fuerza y efectividad para el cumplimiento de la
norma. La norma, permite la regulación del poder y, en relación con esa regulación, también
torna posible alcanzar la legitimidad del poder.
De ello deriva el problema de la interacción entre legitimidad del poder y efectividad del poder.
Para analizar esta cuestión es preciso hacer intervenir a la tradición del pensamiento jurídico. Con
esa tradición jurídica se combina la tradición del pensamiento político.
La primera conclusión a partir de la combinación de las dos tradiciones de pensamiento, apunta a
señalar que la legitimidad del poder depende en gran medida de su eficacia.
Ahora bien, queda pendiente la pregunta acerca de los factores de los cuales depende la
efectividad del poder: depende de que las normas sean observadas.
Página | 20
Pero más aun, según Bobbio la efectividad del poder depende de que esa obediencia sea habitual.
Sin embargo, es posible establecer, como hace notar Bobbio, una relación cercana entre
legitimidad y continuidad en el ejercicio del poder. Ello es así, desde la perspectiva de este autor,
porque la continuidad en el ejercicio del poder es mucho más que un mero hecho.
No sería correcto, en ese sentido, plantear que la continuidad constituye solamente poder de
hecho.
Bobbio considera, como parte de sus reflexiones sobre las conexiones entre el problema del poder
y el problema del derecho, las relaciones que se establecen entre la cuestión de la legitimidad del
poder y la cuestión de la legalidad del poder. Para ello, su punto de partida es ubicar a la
legitimidad como el título del poder. Desde esta perspectiva, la legitimidad del poder implica que
Página | 21
quien lo ejerce está autorizado para hacerlo. En ese sentido, la legitimidad del poder hace
referencia al derecho del gobernante a ejercerlo.
Bobbio contrapone el concepto de legitimidad con el concepto de legalidad. Para ello, parte de una
definición de la legalidad como el ejercicio del poder según reglas. En ese sentido, la legalidad del
poder hace referencia al deber del gobernante de ejercerlo según reglas.
Siguiendo a Bobbio, desde el punto de vista del súbdito, la legitimidad del poder implica que los
gobernados obedecen porque tienen el deber de hacerlo. En tanto, también desde el punto de
vista del súbdito, la legalidad presupone el derecho a no ser oprimido.
En ese sentido, el concepto de poder legítimo se contrapone, según Bobbio, con el concepto de
poder ilegítimo entendido como no reconocido, pero también con el concepto de poder de hecho,
entendido como el ejercicio del poder independientemente de su validación o no a partir de
normas.
En tanto, el concepto de poder legal se contrapone con el concepto de poder arbitrario,
entendido como el ejercicio de poder sin sujetarse a normas por parte de los gobernantes.
En la encrucijada entre los conceptos de legalidad y legitimidad, Bobbio ubica las denominadas
teorías sobre el constitucionalismo, porque tales teorías parten del establecimiento de una clara
diferencia entre ley y rey. En este marco:
o la ley es el sistema de normas a respetar.
o el rey es el depositario de la autoridad, aunque debe ejercer el poder según lo dispuesto
por las normas.
Sin embargo, esta relación entre legalidad y legitimidad no es generalizable a todo tipo de
sociedades. Al contrario, se trata de una relación propia de los casos de las sociedades modernas,
en las cuales el logro y la preservación de la legitimidad dependen de la legalidad. En tales casos,
estamos en presencia de aquello que Max Weber denominó tipo de dominación legal.
En el tipo de dominación legal, propio de las sociedades modernas, se aprecia con mayor claridad
esa interacción entre el problema de la legalidad y el problema de la legitimidad. En función de esa
interacción, derivan dos relevantes cuestiones.
- el gobernante accede al gobierno a través de procedimientos que han sido estipulados por
las leyes establecidas.
- el gobernante debe someterse a la ley en el ejercicio de sus funciones.
Este razonamiento se vinculacon las teorías acerca del constitucionalismo. Desde esta
perspectiva, la legalidad:
- Implica, que las leyes son dictadas dentro de los límites legales.
- Supone que las leyes sancionadas deben ser válidas para todos.
Página | 22
Queda pendiente, según Bobbio, la pregunta sobre si todo gobierno legítimo es necesariamente un
gobierno legal. La respuesta que formula Bobbio ante este interrogante, apunta a destacar que la
ley permite distinguir un buen gobierno –definido de ese modo por ser respetuoso de la legalidad
vigente- de un gobierno que, en función de su origen pero independientemente de su apego al
sistema jurídico, solamente es un gobierno legítimo.
En el caso del tipo weberiano de dominación legal o racional, Bobbio sostiene que un gobierno es
legítimo cuando ha sido constituido siguiendo procedimientos estipulados por las leyes
establecidas.
Sin embargo, si entendemos que, en el tipo de dominación legal o racional, el poder es legítimo
cuando se ha formado según las leyes establecidas, y las leyes son legítimas cuando fueron
sancionadas respetando los procedimientos legales estipulados, cabe preguntar de qué modo
fueron dictadas las primeras leyes que dieron origen a las formaciones estatales.
En ese sentido, Bobbio hace notar que queda pendiente una pregunta sin resolución.
Michelángelo Bovero analiza las distinciones que pueden establecerse entre poder político y poder
no político. Para ello, Bovero se remonta a la antigüedad clásica, y más precisamente al
pensamiento filosófico de Aristóteles. En ese sentido, en el marco de las sociedades esclavistas de
la antigüedad, el autor destaca que, desde la perspectiva de Aristóteles, lo distintivo del poder
político descansa en el hecho de que se ejerce sobre personas libres.
Bovero señala que esta línea de pensamiento, que se interroga acerca de la naturaleza del poder
político, es retomada, ya en la segunda mitad del siglo XIX, por Max Weber. Al respecto, Weber
distingue el poder político del poder económico y del poder ideológico. En esa distinción, lo que
define al poder político es que está basado en la fuerza o coacción física, lo cual lo diferencia tanto
del poder económico como del poder ideológico.
Sin embargo, Bovero hace notar que, en el caso del poder político, no se trata de cualquier tipo de
fuerza. En efecto, no es suficiente con la coacción física para que podamos hablar de poder
político. Para que podamos hablar de poder político la fuerza en la que se basa el poder es una
fuerza legítima.
Según Bovero, ese carácter legítimo de la coacción física permite al poder político penalizar a
quienes transgreden las normas. Asimismo, ese carácter legítimo también le permite ser
reconocido como poder político.
Página | 23
En tanto, el hecho de ser reconocido permite al poder político ser obedecido.
Cabe apreciar que, según Bovero, el poder político debe alcanzar algún nivel de legitimación. De
este modo, el poder político también se distingue de otros poderes por la legitimación.
Bovero también rescata el aporte de Hobbes, para quien el poder coactivo debe tener dos
características:
- La exclusividad.
- La legitimidad.
Bovero sostiene que la exclusividad convierte al poder coactivo en un poder exclusivo. La
legitimidad, en tanto, convierte al poder coactivo en un poder autorizado.
Según Bovero, el poder político se desvanece cuando no es aceptado. Asimismo, Bovero también
señala la necesidad de poner límites al uso del poder. De esas dos cuestiones deriva el problema
de las normas. Al respecto, las normas cumplen la función de ser reguladoras del poder. De ello se
desprende, según Bovero, la primacía de la ley.
De este modo, tanto Weber como Kelsen centran su análisis en el proceso de legalización del
poder del estado En ese sentido, ambos pensadores analizan el carácter legal del poder político
moderno.
Sin embargo, tanto el enfoque de Weber como el de Kelsen se diferencian del constitucionalismo.
Esta última corriente insiste en el origen pactado del poder luego de que los individuos delegan su
soberanía, Weber y Kelsen, en cambio, dan primacía a la organización por encima del individuo.
Si la legitimidad del poder depende de la legalidad del procedimiento, ¿cómo se explica el origen
del poder? En otras palabras, ¿cómo se originó la primera ley a partir de la cual se fijaron los
procedimientos válidos para sancionar otras leyes?
Página | 24
En su respuesta a esas preguntas, Bovero señala que el último fundamento de una ley se
encuentra en una hipótesis –el contrato social de los pensadores de la Edad Moderna- imposible
de comprobar.
Con el objeto de complementar el análisis precedente sobre la legalidad y la legitimidad del poder,
Bovero intenta, posteriormente, rescatar aportes de la sociología y la ciencia política. En ese
recorrido considera los aportes de Lumhan en torno al problema.
Al respecto, Bovero señala que, en su análisis sobre los procesos de legitimación Lumhan presta
atención:
- En primer lugar, al sistema político.
- En segundo lugar, al sistema jurídico. A partir de esta doble entrada, analiza la regulación
del sistema social.
A continuación, Bovero analiza la teoría de la acción comunicativa del filósofo alemán Jurgen
Habbermas, quién pone el acento de su análisis en el problema de la legitimidad.
Si bien se trata de un debate que tuvo lugar hace más de cincuenta años, aun reviste utilidad para
comparar los postulados propios de una concepción del poder que pone el acento en el problema
del conflicto, y una concepción del poder cuyo énfasis está ubicado en la cuestión de la
colaboración.
Principales hipótesis:
Wright Mills sostenía en La élite del poder que:
- Los poderes de los hombres corrientes están circunscritos por los mundos cotidianos en
que viven, pero aún en esos círculos del trabajo, de la familia y de la vecindad muchas
veces parecen arrastrados por fuerzas que no pueden ni comprender ni gobernar.
Página | 25
- Los ‘grandes cambios’ caen fuera de su control, pero no por eso dejan de influir en su
conducta y en sus puntos de vista.
- La estructura misma de la sociedad moderna los limita a proyectos que no son suyos, sino
que les son impuestos por todos lados, y dichos cambios presionan a los hombres y las
mujeres de la sociedad de masas, quienes, en consecuencia, creen que no tienen objeto
alguno en una época en que carecen de poder.
- No todos los hombres son corrientes u ordinarios en este sentido. Como los medios de
información y poder están centralizados, algunos individuos llegan a ocupar posiciones en
la sociedad norteamericana desde las cuales pueden mirar por encima del hombro,
digámoslo así, a los demás, y con sus decisiones pueden afectar poderosamente los
mundos cotidianos de los hombres y las mujeres corrientes.
- No son producto de su trabajo; crean o suprimen trabajo para miles de individuos, no
están limitados por simples responsabilidades familiares, pues pueden eludirlas.
- Quizás viven en muchos hoteles y muchas casas, pero no se sienten obligados hacia
ninguna comunidad: no necesitan meramente ‘satisfacer las exigencias del día y de la
hora’, sino que crean en alguna parte esas exigencias y hacen que los otros las satisfagan.
Ejerzan o no su poder, su experiencia técnica y política de él trasciende con mucho a la de
la población que está bajo ellos.
- Lo que dijo Jacobo Burckhardt de los ‘grandes hombres’ muy bien podrían decirlo la mayor
parte de los norteamericanos de su élite: ‘Son todo lo que nosotros no somos’. (Wright
Mills, p. 11)
De la lectura de los párrafos precedentes, es posible apreciar que, según Wright Mills, la vida de
los hombres comunes se encuentra altamente condicionada por fuerzas que esos hombres no
comprenden ni controlan. En resumidas cuentas, el autor está postulando que la biografía de los
hombres individuales depende de la historia, cuyas fuerzas motoras están fuera del control y la
comprensión de los afectados por el curso de la historia.
Pero esa situación de los hombres comunes se modifica radicalmente, según Wright Mills, en el
caso de los hombres que forman la élite. Desde la perspectiva del autor, no sólo se trata, en este
segundo caso, de hombres con poder. Al contrario, esa posibilidad de tomar decisiones relevantes
es una derivación de la posición que esos hombres ocupan. Asimismo, esa posición deriva de
puestos de mando en instituciones. Cabe concluir, que detrás de esos hombres con poder hay
instituciones.
En consecuencia, esas instituciones constituyen los medios de poder.
Página | 26
De este modo, cuando se habla de los hombres con poder, lo primero que debe tenerse en cuenta
es, según Wright Mills, que estos hombres no están aislados sino insertos en instituciones, debajo
de las cuales actúan tanto políticos como celebridades.
Cabe preguntar, entonces, cuáles son esas INSTITUCIONES. Están compuestas por las jerarquías
de tres sectores
- la política. Estas tres instituciones constituyen los
- la economía. centros del poder nacional.
- la institución militar.
Estas tres instituciones se diferencian de otras, como la familia, la escuela o la iglesia. Que
aunque no dejaron de ser fuentes de poder o incluso habiendo sido relevantes en el pasado, su
incidencia es menor en la época en que Wright Mills escribe el texto. Se tratan de instituciones
subordinadas a las tres primeras. Su función en la estructura de poder pasa por el hecho de que
sus símbolos contribuyen a legitimar el poder de las otras principales instituciones.
Wright Mills argumenta que, en estas: -política, economía y ejército- el poder se ha ido
centralizando considerablemente.
En efecto, tanto la economía como el estado o el ejército son instituciones dominadas por unos
pocos. Y existen entrelazamientos e interinfluencia entre las tres.
Asimismo, las decisiones que se toman son cada vez más totales en sus consecuencias.
Según el autor, estas instituciones constituyen una fuente privilegiada de poder para los
individuos. Operan, al mismo tiempo, como fuente de riqueza y fuente de prestigio. Es posible
apreciar, entonces, que en la estructura de pensamiento de Wright Mills, poder, riqueza y prestigio
se encuentran en interacción. Además, dependen de la posición ocupada por los hombres dentro
de instituciones.
Página | 27
o La escuela.
o El club.
Wright Mills articula el análisis de la coincidencia de intereses estructurales con el de las
bases psicológicas de la élite.
En cuanto los alcances del poder de las élites, no se trata de una élite omnipotente., ni
tampoco de una élite impotente. La magnitud y extensión del poder está sujeta a
variaciones históricas. También la cohesión del poder constituye una variable histórica. Los
medios de poder tienden a convertirse en fines para la minoría influyente
Las decisiones de los pequeños grupos tienen ahora consecuencias mucho mayores que las
que tenían en el pasado.
Mills se pregunta si son los hombres quienes determinan los papeles ejercidos o si la
situación dominante es la inversa. Es decir, si la minoría está determinada por una
estructura de papeles, o tiene capacidad suficiente para ser ella quien determine los
papeles.
A partir de su estudio sobre las élites, Wright Mills cuestiona una opinión predominante en la
sociedad norteamericana. Se trata de la teoría del equilibrio. Según esta teoría, la competencia de
intereses regula el gobierno.
En su crítica a la mencionada teoría, Wright Mills argumenta que la mera enumeración de causas
no contribuye a obtener conclusiones generales sobre el poder de diferentes grupos en la sociedad
norteamericana. Al contrario, es preciso, según Wrigth Mills, analizar el modo en que se articulan
esas causas. En ese sentido, sostiene que la atención exclusiva a las planas medias del poder
oscurece y desvía el foco del análisis. Ello se debe a que, según el autor, las decisiones más
relevantes no pasan por allí.
Respecto a las profesiones de los parlamentarios, Wright Mills continúa afirmando que:
- Su principal profesión es el derecho –carrera que sólo sigue un o.1% de la población
trabajadora de los Estados Unidos, pero que se encuentra en un 65% de los Senadores y
Representantes. Y es fácil comprender que haya tantos abogados. Las dotes verbales del
Página | 28
abogado son muy similares a las que necesitan los políticos; ambas profesiones exigen
regateos y negociaciones y aconsejar a los que toman decisiones en negocios y en política.
Los abogados descubren también con frecuencia que –pierdan o ganen- la política es útil
para su profesión jurídica, ya que da publicidad a su ejercicio
- Además, un bufete privado, un negocio que puede uno trasladar en su portafolio, es
susceptible de establecerse en cualquier lado. En consecuencia, el político abogado tiene
algo en que refugiarse cuando no es reelegido, y algo en que apoyarse si quiere al ser
reelegido. En realidad, algunos abogados piensan que un período o dos de vida política
constituyen sólo un peldaño para lograr un bufete más amplio en Washington o bien en el
lugar donde residen.
- El ejercicio de la abogacía permite frecuentemente entrar en la política sin grandes riesgos
y con muchas probabilidades de hallar una fuente de provecho económico
independientemente de los caprichos del electorado. (Wright Mills, p. 235)
Respecto a la composición étnica y geográfica del parlamento, Wright Mills sostiene que:
- “No ha habido negros en el senado durante el último medio siglo, y en cualquier época
nunca hubo más de dos en la Cámara –aunque los negros integran alrededor del 10% de
toda la población americana. Desde 1845 el porcentaje de los miembros del Senado
nacidos en el extranjero no ha excedido nunca del 8% y ha sido siempre mucho menor que
este mismo porcentaje en la población –menos de la mitad de la proporción
representativa, por ejemplo, en el período 1949-1951.
- Por otra parte, los congresistas de la primera y de la segunda generación tienden a ser de
la más antigua extracción del norte y del oeste, más bien que de la emigración novísima
que bien del sur y del este de Europa.
- Las sectas protestantes más elevadas socialmente (episcopal, presbiteriana, unitaria y
congregacional) suministran el doble de congresistas que sus proporciones
representativas en la población total, pero los católicos y los judíos se encuentran en
proporción menor: por ejemplo, en el 81° Congreso sólo tenían el 16% en la Cámara y el
12% en el Senado, cuando en 1950 integraban el 34% del total de la población. (Wright
Mills, pp. 235-236)
Página | 29
De este modo, aunque se ha hablado mucho de equilibrios en el parlamento, los argumentos de
Wright Mills ponen de manifiesto cuan ilusorio es hablar de equilibrios en la política
norteamericana de su época.
Además, aunque reconoce que los dos grandes partidos con representación legislativa son
partidos descentralizados en sus decisiones, Wright Mills considera que, para conservar su puesto,
los parlamentarios deben abstenerse de hostilizar a los poderosos de sus distritos. Ello se debe a
que el financiamiento de las campañas electorales depende del dinero local.
Wright Mills añade otro argumento para avalar su crítica a la teoría del equilibrio. En efecto,
sostiene que, independientemente de los intereses representados en su interior, el congreso ha
perdido poder. Ello se debe a que las principales decisiones se toman en los altos círculos, y en
especial en el Poder Ejecutivo. Al respecto, hace notar que dentro del Poder Ejecutivo se mueven
intereses más acotados. De este modo, un político sólo puede adquirir poder si integra
determinadas camarillas.
Luego de cuestionar la teoría del equilibrio en el campo de la política, Wright Mills argumenta que
tampoco hay equilibrio en la ECONOMÍA. Al respecto, hace notar que Estados Unidos ya no es
una sociedad de clase media. En efecto, Wright Mills muestra que, a lo largo del tiempo, múltiples
pequeñas empresas han sido sustituidas por unas pocas corporaciones.
Según Wright Mills, incluso los cuellos blancos (oficinistas), si bien pertenecen a la clase media,
constituyen una clase media subordinada. De este modo, con esta clase media de cuellos blancos
no puede hablarse de los pequeños empresarios del pasado. En efecto, esa clase media de
pequeños empresarios era, a diferencia de los cuellos blancos, una clase media autónoma.
Respecto a los sindicatos, poderosos luego de 1930, Wright Mills plantea que éstos también
terminaron subordinándose. Esa subordinación condujo, según el autor, a un proceso de pérdida
de poder de los sindicatos.
Wrigth Mills concluye que el papel de los equilibrios entre múltiples intereses diversos ya no es el
mismo que en el pasado norteamericano.
Sostiene, incluso, que la proliferación de demandas heterogéneas, provenientes de los grupos
medios, fortalece la posición de las élites. El “divide y reinarás” opera cuando múltiples intereses
hacen oír su voz en la escena pública.
Según Wrigth Mills, ahora (la época en que escribe) esos intereses de grupos medios se ocupan de
zonas muy específicas, por lo que no constituyen un desafío a las posiciones de la élite. Se
producen, en cambio, pequeñas confrontaciones entre sí por parte de estos actores. Esa dinámica
diferencia a estos grupos medios de los grandes. En efecto, como señala el autor, los integrantes
de las élites tienen mayor homogeneidad de intereses. Wright Mills señala que, como
consecuencia de ello, para dirimir diferencias es común que los grupos medios busquen el arbitraje
del gobierno. No es difícil concluir que el resultado de ello suele ser un mayor fortalecimiento de
las élites.
Nada más alejado que el equilibrio de poder a partir de la diversidad de intereses en la sociedad
norteamericana, pues, como señala Wright Mills, ya no significan un contrapeso al gobierno y al
poder. De este modo, se presenta una diferencia fundamental entre la multiplicidad de intereses
en la época de Wright Mills por un lado, y los contrapesos del pasado por el otro.
Página | 30
La élite del poder en la época de Wrigh Mills:
Con el objetivo de caracterizar a la élite del poder de su época, Wright Mills recurre al apoyo de la
historia. A partir de ello, enumera cinco etapas de la historia norteamericana.
1. La primera corresponde a la época de los padres fundadores, posterior a la independencia
de EEUU. La principal característica de esa etapa era la confluencia entre la condición de
grandes propietarios, la de integrantes de la clase política, y la de intelectuales
prestigiosos.
2. La segunda etapa corresponde a la época de la denominada democracia jacksoniana,
etapa transcurrida, aproximadamente, entre 1830 y 1860. Se trata, en este caso, de una
etapa de fuerte protagonismo de los pequeños y medianos propietarios. La cuestionada
teoría del equilibrio constituye, según Wright Mills, una extrapolación escasamente crítica
de esta etapa, en la cual los contrapesos de poderes habrían funcionado medianamente.
3. La tercera etapa se inicia al finalizar, hacia 1865, la guerra civil norteamericana en la que el
norte resultó triunfante. Se trata, según Wright Mills, del período en que la alta burguesía
logró imponer su hegemonía, dejando atrás la etapa de equilibrios y contrapesos de la
democracia jacksoniana.
4. La cuarta etapa coincide con el “new deal” de la década de 1930. Se trata, según Wright
Mills, de un momento efímero en que los sindicatos adquirieron mayores cuotas de
poder. Sin embargo, la posguerra modificaría nuevamente el escenario. Se trataba del
inicio de la quinta época.
5. Wright Mills sostiene que, en la quinta época, la clave se ubica en el sector económico y
en la articulación de éste con el sector militar. En cambio, la política se encuentra
arrinconada, pues ha perdido margen de juego como estructura de poder en comparación
con la economía y con el sector militar.
Wrigth Mills sostiene, por otro lado, que ENTRE LOS INTEGRANTES DE LAS ÉLITES:
Hay una similitud de origen:
- Respecto al origen económico, se trata, según Wright Mills, de la clase de los grandes
propietarios.
- En cuanto al origen religioso, los miembros de las élites pertenecen a unas pocas iglesias
protestantes.
- El origen regional se ubica en las ciudades del este norteamericano.
- En lo relativo al origen social, los integrantes de las élites frecuentan los mismosambientes
de trato desde una edad temprana.
- Origen familiar, pertenecen a un conjunto medianamente reducido de familias
interrelacionadas.
Hay una similitud de educación.
En efecto, desde la preadolescencia los niños y desde la adolescencia las muchachas, los futuros
integrantes de la élite inician estudios en internados exclusivos del este norteamericano.
Posteriormente concurren a las tres o cuatro universidades más costosas, selectivas y prestigiosas
del país.
Página | 31
En efecto, muchas veces los miembros de las élites habitan las mismas vecindades. En sus
momentos de ocio concurren a los mismos clubes sociales o deportivos. En sus vacaciones visitan
las mismas playas. En sus viajes, por negocio o por placer, se encuentran en los aviones. Asimismo,
también frecuentan los mismos cafés. El autor concluye esta enumeración señalando que no
resulta difícil inferir que esos contactos continuos van sedimentando un profundo sentido de
pertenencia entre los integrantes de la élite.
Según Wright Mills, la defensa de intereses particulares a partir de los resortes de poder no
implica que los integrantes de la élite no sean honorables. Se trata, en cambio, de un concepto de
honorabilidad diferente al que predomina entre los miembros de otros grupos sociales. Al respecto,
Wright Mills hace notar que, con su comportamiento, quienes pertenecen a la élite no están
violando códigos. Simplemente se trata de códigos diferentes a otros.
En ese sentido, Wright Mills sostiene que el compromiso mayor de los miembros de la élite
genera obligaciones con el mundo corporativo que incluye tres niveles.
El primero de tales niveles es el dinero.
El segundo consiste en la amistad y otros ambientes de trato.
El tercero tiene que ver con la identificación.
Wright Mills señala que, de este modo, se determina cuál es el deber de un modo muy particular.
Además, el intercambio de papeles entre los tres sectores –el económico, el político y el militar-
refuerza tales compromisos y, en consecuencia, fortalece ese peculiar sentido del deber.
La ramificación hacia los poderes intermedios otorga a la élite una base de alianza que contribuye
a la preservación de su posición. Ello se debe a que según Wright Mills, la élite necesita halagar a
los sectores intermedios para recibir su apoyo.
No obstante su análisis crítico de la élite, Wright Mills advierte que no debe sacarse como
conclusión que estamos en presencia de una conspiración, en la cual unas minorías manipulan al
resto de los mortales. Lejos de un juicio de ese tipo, Wright Mills afirma que la considerable
asimetría de poder entre los grupos que componen la sociedad se origina en el control
diferencial de recursos a partir de la posición ocupada en la estructura de poder.
Página | 32
Negativamente, la formación de la élite del poder se funda en:
1. El relegamiento del político profesional y de partido a los niveles medios del poder;
2. El empate semiorganizado de los intereses de las localidades soberanas, en que ha caído la
función legislativa,
3. La ausencia casi total de un servicio civil que constituya una fuente políticamente neutral,
pero adecuada y precisa de experiencia intelectual y ejecutiva,
4. El secreto oficial cada vez más grande que oculta las decisiones trascendentes, sin
someterlas al debate de la opinión pública, ni incluso a los debates parlamentarios”.
Las CRÍTICAS DE TALCOTT PARSONS a los enunciados de Wright Mills sobre la élite del poder:
Parsons establece una línea de diferenciación entre valores e instituciones. Esa línea de
diferenciación descansa en el hecho de que, mientras los valores son generales, las
instituciones no lo son. En ese sentido, las instituciones regulan con referencia al sistema
de valores.
Página | 33
de los fines colectivos. En ese sentido, considera autoridad a la institucionalización de los
derechos de los líderes para esperar apoyos de los miembros de la colectividad.
CRÍTICAS:
En primer lugar cuestiona la identificación que traza Wrigth Mills entre élite del poder y
clase alta económica.
En segundo lugar cuestiona el énfasis que pone Wright Mills en el carácter hereditario de
los integrantes de la élite. Para ello cita procesos de pérdida de poder de muchos
descendientes de familias ricas. Según Parsons, las familias ricas no logran permanecer tan
alto.
En tercer lugar sostiene que Wright Mills no distingue entre los “muy ricos” y los ricos
asociados. Se trata, según Parsons, de dos grupos diferentes. Con este segundo concepto
se refiere a los gerentes.
Dado que, según Parsons, el control de las empresas ha pasado a los ricos asociados, éstos
están en condiciones de ejercer creciente influencia en el mundo de los negocios. Desde
esta perspectiva, la propiedad es algo distinto que la dirección de las empresas. A partir de
ello, Parsons sostiene que la propiedad ya no es central para convertirse en influyente. De
este modo, Parsons duda de que pueda considerarse a la propiedad como fuente de
poder. Asimismo, Parsons reconoce que los ingresos de los ejecutivos son altos. Sin
embargo, plantea que están lejos de la riqueza de los padres fundadores, utilizando
también este argumento para atacar las hipótesis de Wright Mills sobre la asimetría
creciente en las relaciones de poder.
En cuarto lugar, Parsons apunta sus argumentos contra la opinión de Wright Mills de que
la concentración económica contribuye a concentrar el poder. Parsons sostiene que la
extensión de la gran empresa ha sido generalmente ineficiente.
En quinto lugar, Parsons discute en torno al problema del reclutamiento para altos
puestos económicos, el cual, según Wright Mills, tiende a restringirse a los miembros de
la élite del poder. Parsons reconoce que se trata de un mecanismo informal. Sin embargo,
sostiene que la base de ese reclutamiento está lejos de descansar en el peso del
parentesco y de otros factores señalados por Wright Mills.
En sexto lugar, Parsons cuestiona la opinión de Wright Mills acerca de la pérdida relativa
de influencia de las instituciones políticas respecto a las instituciones económicas y
militares. Para fundar su crítica, Parsons destaca que la importancia del gobierno
norteamericano ha ido aumentando. Ello se debe, a dos motivos: el desarrollo de la
sociedad industrial y la posición de creciente importancia de Estados Unidos en el mundo
que potencia la relevancia del estado y, por lo tanto, de las instituciones políticas.
Página | 34
La séptima crítica de Parsons a Wright Mills destaca que el gobierno en esa época era
republicano. En ese sentido, Parsons sostiene que Wright Mills generaliza en función de
situaciones recientes. En resumidas cuentas, no es correcto confundir las decisiones de un
gobierno alineado en un determinado partido con decisiones de una élite que trasciende a
los gobiernos de turno.
En una octava crítica contra Wright Mills, Parsons señala que Estados Unidos no desarrolló
una élite política como si lo hizo con los ejecutivos. En ese sentido, Parsosn sostiene que,
si se fortalece el desarrollo de una élite política, se favorece a las grandes universidades en
donde los miembros de la élite se reclutarían.
En una novena crítica a Wright Mills, Parsons destaca, cuestionando la opinión negativa
de Wright Mills sobre la concentración del poder en la élite, que en todo sistema social
hay funciones rectoras. Parsons también señala que en todo sistema social hay algún tipo
de especialización. Con este argumento, Parsons pretende concluir que la existencia de
élites no es una cuestión de poder sino de funcionalidad del sistema en virtud de la
consecución de metas colectivas.
Al respecto, Parsons hace notar la existencia de sectores sin margen de maniobra en lo
relativo a la toma de grandes decisiones pero con gran importancia funcional.
Wright Mills está preocupado por la capacidad de algunos actores –los integrantes de la
élite- de imponer decisiones a otros, independientemente de la posible funcionalidad o
disfuncionalidad de una determinada división de papeles entre quienes integran la
sociedad.
En una décima crítica a Wright Mills, Parsons destaca la creciente diferenciación de la
economía. Paralelamente, hace notar la oposición de los hombres de negocios a muchas
medidas de gobierno. Concluye que la participación de los hombres de negocios en el
gobierno no es índice de que lo dominan en función de sus intereses, aunque podría
responderse a Parsons de que ello tampoco indica que no lo dominen en función de tales
intereses. En referencia a los militares, Parsons saca conclusiones similares a las
precedentes sobre la élite económica. Al respecto, señala que los militares no siempre son
escuchados en las altas esferas de la política.
Puede apreciarse, en algunos de los casos mencionados, que las críticas de Parsons en mayor o
menor medida fundadas en argumentos se mezclan en algunos casos con cuestionamientos
derivados de juicios poco fundamentados.
Ello se torna aun más evidente, por ejemplo, cuando Parsons acusa a Wright Mills de sostener una
visión conspirativa acerca de la sociedad; de ser un “acusador” (adjetivo que utiliza con una
connotación descalificadora); y de no ser neutral.
Parsons funda esas críticas en que Wright Mills niega la existencia de equilibrios y balances. Al
respecto, si bien es cierto que Wright Mills niega la existencia de equilibrios y balances, Parsons
presupone que tal existencia está probada sin dar argumentos que avalen esa posición.
El juicio de Parsons en términos de “deber ser” también se desliza de lo analítico cuando considera
el lugar de “educados y profesionales”, citando, por ejemplo, el caso de los profesionales de la
abogacía. Al respecto, Parsons reconoce que educados y profesionales no son prominentes. Sin
embargo, contraargumenta a la opinión de Wright Mills, afirmando que tampoco deben serlo. Se
aprecia que acá también Parsons abandona una estrategia argumentativa en su polémica con
Wright Mills, apelando a una estrategia discursiva fundada en el “deber ser”.
Otra crítica de Parsons a Wright Mills se orienta a trazar una diferenciación, ausente en
Wright Mills según Parsons, entre poder y prestigio. Sostiene que el poder se encuentra
Página | 35
en el sistema político más que en los actores a cargo de tomar decisiones. Asimismo,
Parsons cuestiona el concepto de sociedad de masas utilizado por Wright Mills.
Por último, Parsons cuestiona la concepción del poder como un juego de suma cero,
entendido como el único medio para que un grupo logre lo que desea. Sostiene que lo que
se distribuye debe primero producirse.
Cuestiona a Wright Mills su tendencia a considerar al poder como intrínsecamente
ilegítimo. Considera que el planteo de Wright Mills es metafísico, adjetivo con
connotaciones negativas desde el punto de vista de Parsons.
Finalmente, descalifica a Mills como uno de los “acusadores de la sociedad moderna”,
calificativo al que también le introduce una carga claramente negativa.
Página | 36