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Seguro que en más de una ocasión has consultado algún libro o has empezado a leer
alguna revista y te has sorprendido al darte cuenta de que te costaba llegar a
comprender completamente lo que estabas leyendo.
Por lo general, la actitud de una persona al tener esta sensación suele ser la de pensar
que lo que ocurre es que no está prestando la suficiente atención al texto, que el
ambiente en el que está leyendo no reúne las condiciones propias para la concentración
en la lectura o que no tiene suficientes conocimientos para comprender el contenido.
En este punto, solemos reintentarlo: puede que cambiemos de ambiente para estar más
tranquilos, que ralenticemos la lectura para prestar una atención meticulosa y que nos
rodeemos de diccionarios y de obras de consulta para solucionar nuestras dudas sobre
el contenido. ¿Y si después de todas estas operaciones seguimos sin comprender el
texto? Por lo general, caemos en el abatimiento y abandonamos la lectura con la
sensación de haber perdido el tiempo y de habernos llenado de frustración.
El punto de partida de este curso es una visión diferente, en lugar de pensar que el
problema de la comprensión de los textos está en nuestras carencias, el corrector de
estilo se plantea si es posible que los problemas no estén en los lectores sino en los
textos, es decir, intenta descubrir si los escritos comunican con efectividad lo que
tienen en su interior.
Por lo tanto, un buen comienzo es considerar que la corrección de estilo es la operación
por la cual un profesional del mundo editorial consigue que un texto «se entienda».
Esto en principio parece fácil, pero según avances en los contenidos de este curso te
darás cuenta de que el hecho de que un texto «se entienda» es algo más complejo de lo
que parece. No solo debemos contar con nuestros conocimientos lingüísticos, sino que
debemos tener más habilidades, y la comprensión de un texto no es unívoca y objetiva,
sino que depende de muchos factores ligados al escrito, a la finalidad para la que fue
escrito y a la persona que lo va a leer. En definitiva, el corrector de estilo analiza las
condiciones que rodean su trabajo y actúa en consecuencia.
Los autores habitualmente se preocupan más por el fondo de los textos que por su
superficie, es decir, se centran más en los contenidos y generalmente descuidan la
forma en la que estos contenidos se exponen; es labor del corrector poner solución a
estas carencias.
El corrector de estilo realiza una revisión del original atendiendo a la gramática, a la
ortografía, al léxico y a la sintaxis. La coherencia del desarrollo del argumento, la
selección del vocabulario y la cohesión de las frases del discurso también son sus
trabajos. Duda continuamente de la expresividad y se plantea cuestiones, valora el texto
desde distintos puntos de vista teniendo en cuenta a los distintos lectores potenciales.
Todas estas operaciones constituyen una labor delicada y difícil, en la corrección de
estilo solo se corrige lo que debe ser corregido y nada más, no se trata de decir lo mismo
que dice el texto con otras palabras, cambiando un término de aquí por otro de allí o
sustituyendo una expresión por otra que nos guste más. El corrector de estilo debe ser
prudente y humilde, de esta forma no se apoderará del texto, lo que supondría que se
convertiría en su falso autor.
Para finalizar esta introducción al curso, queremos plantearte una idea importante. No
existe solo un estilo, no hay una norma genérica que nos sirva para la corrección de
todos los textos.
Hay varios modos de escritura, en este curso los vamos a ver; estos modos de escritura
se plasman después en distintos tipos de escritos, también lo vamos a tratar; y,
finalmente, los lectores son muchos y son variados, la realidad así lo confirma.
Si un libro es una novela o es un manual de aprendizaje no lo afrontamos de la misma
manera; si un artículo de una revista especializada está dirigido a un lector con
conocimientos técnicos, el grado de comprensibilidad que debe recoger el escrito es
muy diferente del que debe tener un libro de texto dirigido a alumnos de educación
infantil.
En conclusión: hay tantos estilos como tipos de texto y tipos de lectores y, por lo tanto,
nos parece más conveniente hablar de «correcciones de estilos» en lugar de centrarnos
en una supuesta visión única y limitada de la «corrección de estilo».