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~DEGABRELA Jost Luts Olaizola 4 hain: an Rann Aen : { © Dieta Joo Lies Obes, 1988 ‘© Datos tutraciones-duan Romén flora, 1988 (© Ds esta sat: Grupo Aaya. Ay 1988 oan gece Liza de Tene 18 78027 Made 2 ed lo 1988, 2°. abt 1999 tah mayo 1991; 9, joo 1993 Bi sb stpteibee 1994, 6" 2. dtonbre 1394 27 obra 1996.39, soph 1997 90 el aptembre 1998, 10 ad tpt 1999 "adie, era 3600 Diet Tale Unease '5aN, 88-207.3965:3 Dents gal, 99 17671999 moreso on Veropenitr 5.8 “arasiia 7 otgnng tel Js Coed 75820 Costa ae ‘reso en Epa Past n Spain ea een ery thar Saari natn, Hate Libro que tien! La segunda parte d Gabriela, Basada en heohas reales, 28 una novela en 1a que Antonie, joven hue fano de pade wonovid a au hermana, 9 0 tue manos es S hermana yradre, ovsnts obs Por 91 no 1a hag io, voy a resumirte de qué so trata La historia comienzs nando Antonis, euya tiniea familia conoeida ea a abeto, que vive 26 1 a tines, 2 Aevioa pa side nulato que, al margen de La eivilizacién, sa ha oriade solitarto entre Tas avea qua peblan la isle sLimenténdose de sus huevoe y de aburdante pesca de 1a costa. lox fragles que lo han encontrado investigan ou vida y Megan a la. conolusién que es hijo de un ailitac espafiol, 6} conandante Garesa de Velascc, ongado en segundas nupeias con una aujer de color de la aristocracia de Guinea Rouatorial Antonio logra organi zar un viaje a Avica para conocer 2 su hermano. Le acompafia un profesor de su Facultad “Antonio estudia cine- y dos | compatieros, con la Tinalidad de rodar un documental sobre el hallazgo del uchacho y las costumbrea de las tribue guineanas La primera sorpresa que se Leva Antonia ss que su hermano no ea wn chico, sino una chica. Una milata de unos satoree afos que, graaias a los Peatles wisioneros con las que vise sanodandos® a Villzastén. Uao de los frailes, el hernano Ootavie, hombre de gran pacianaia, ha, conseguido ensefiarla s hablar, a comer, a conyivir con las personas 9, incluso, 2 ageribir un pace Gon a1 viaje da Antonio y aus compaiteros comienz». eats cogunda y definitiva parte do la historia, Bapero que te guste. Un abrazo de tu buon amigo SaaS 1 | 8 José Las O'nno EL avisn fe encanié, swif'sto si que 25 volar y ne fo que hacen tos taadingas! — prirasca cata que me esciibis. El mote de andings se to habta puesto Octavio y la lsmaba ‘sf pare hacertla rabiar. ‘A continuacion escribié otra a la azolala y se lo dio, Decta astt «Querida mujer: aPluchas gracias por levarme las cartas a Obam. Eres muy fea sUn abrazo de tu buena amiga, Gabriela» ‘Y junto @ su firma, habia dibujado una mandinga Porque ésa es otra. Si escribir le gusta, dibujar la enloquece. Se puede pasar horas. Si le ensefias una 14 José lus Obiols fotografia, por bonita que sea no le Hama mucho la atencién, Pero cualquier cosa que le dibujes le fascina, La azolla se queds cortada hasta que le expli camos la confusién de Gabriela con fos quapos y los feos. Al poco, la azafata se fue a la cabina de mando y volié con el comandante de la nave. Ya he explicado que Alrica es como un patio de vecin- dad. Se sabe todo y se dieron cuenta que aquella chica tan peculiar tenia que ser la mulota voladora, El caso es que nos invilazon a conocer lo cabine de mandos. Quizs esperaban sorprender a la man- dinga aquella, pero los sorprendidos fuimos noso- ros que era la primera vez que entrébamos en lugar lan privilegiado. Excisase decir que Federico apro- vech6 para sacar fotos y video. Esa popularidad tiene un precio: cuando llega- ‘mos a Barajas nos estaban esperando los periodi 4s. Y es lo Unico contra los que nos previno Octa- vio. Antes de iniciar el viaje de regreso le pedi al fraile que me diera instrucciones sobre cémo con- finuar la educacién de Gabriela. Hizo que se lo pensaba y me conteste: —Como fe dé la gana, Pero el mismo da de la partida, cuando los lloros de unos y otros estaban generalizados, nos rog6 todos: 0 ce Cobrto 15 —No dlejéis que Gabriela se convierta en una noticia. Os lo pido por favor. Comprendo que tiene raz6n, pero la cealidad es que Gabriela es una noticta. La prueba es que yo estoy escribiendo este borrador de guién que no sé en qué pared 1 Barajas nos esperaban los periadisas pero, en bio, no estaba el abvelo. Los petiodistas quedaron un poco decepciona- dos. El aspecto de Gabriela era de cualquier cosa, mands del aifio-obo que ellos esperatnan enconirar Fie un dia dol mes de septiernbre, Nuvioso, y Marta Lujan fa habta vestido caino una modelo, La Lujan ha renunciado a las pompas de la ciilzacion de Occidente, pero no resiste la tentacién de lucese vistiendo a Gabriela. Y a ésta, cuanta més ropa le pongan, mejor. Por tanto e! fio, en lugar de moles- tarla viniendo de un clima célido, la hace feliz, Asi fiene pretexlo pare ponerse muctio mas ropa, jer- seys, abrigos, etc... Eso no quila para que, de re- penle, fe molesten los zapatos y se los quits y ande descalza, lan tranquila, aunque esté nevando. Con Gabriela no hay forma de abuitese, Sicinpre te resenva sorpresas. 16 Jone Lis Otro A tal punto se decepcionaron los periodistas que uno de ellos pregunt6: —éPeto seguro que esta chica se ha pasado calorce afios, sola, en una isla desierta? Miguel Quintana, que es petiodista como ellos, se los trasted muy bien. Les prometié que les invi- laria 2 un pase privado de los documentales que tralamos de Arica. Con eso y con unas folos que fos dlejamos sacar, logramos salir del paso y dar gusto a Octavia, sec de Gabe 7 —Lo mejor —nos advinié Miguel— es que os la llevéis ditectamente a Soria, Asi se olvidarén un poco de ella —Tiene az6n —afiadio Maria Lujén que aunque 1e dudando si esta enamorada de Miguel, 0 no, le da la razdn en todo—; ademas, en la finca del abuelo se encontrara mas a su aire, mas natural, ‘que en esta horrible ciudad. La shorible ciudad» no parecié disgustar a la mandinga el poco tietnpo que estuva en ella, Lo que més le agradé fue ver tania gente por la calle, toda fan bien vestida, La levamos a unos grandes alma ccenes para comprarle ropa de invierno y toda le parecia preciosa. La gente, en cambio, le resultaba bastante fea, hasta que vio a un negro paseando. Leentié una gran alegria y le empezd a hacer seftas con las manos. EI hombre creyd que nos estébarnos burlando de él y a poco tenemos un disgusto. 18 José Luis Otol CONFIESO avergonzedo que desde Altice apenas escribt un par de cactas al abuelo y éstas no llega- ron. EI hombre slo tenia confuses aoticias rues: tras, 2 través-del consulado. Ton conlusas que se- ‘guia esperando Ia llegada de un nieto, no de une fiete. Y para colmo lo esperaba en la cama, con tun fortfsimo alaque de lumbago que le tenia in- mmovilizado El temporal de Nuvias con que nos recibié ta madre pattia, se habia generalizado y, por tanto, ka egads 9 ePinaress rasulté fra y triste A Bernardo, el capataz, lo enconiré bastante vie- jo. ¥ la finca tarabién me parecto mas vieja y des- tertalads, Me entié un gran agobio pensando como 3¢ adeptaria Gabriela a aquel ambiente tan distinto del catido y luminoso de Africa, con sus sios pro- fundos y Henos de pesca, las cascadas, la vido al Zire libre, las interminables danzas y bromas de tos regres... Porque, la verdad, es que los sorianos no somos demasiado lestivos. we oe Cairely 19 20 José Luls Obits Para empezar, el abuelo se qued6 tan descon- cettado con el cambio de sexo de su nicto, que 4o primero que me dijo en un aparte, muy preocu- podo, fue: —aPero qué hacemos nosolios con una mujer? Mi abuelo es un sefior anliguo ~setenta y cuatro alios— que eree que es mucho mas facil que salga adelante en fa vida, un hombre que una mujer, ¥ encima pensarla —auaque no lo dijo, una mujer n ase color ton rare, Porque 8 Gabriels, desde que viste de ciudad, se le nota mas ja morenez Maria Lujén dice que tiene un color sinbar, mara villoso, y que. si quisiera, podtia ser modelo publi citaria, No digo que no, pero de primeras llama la atencién Jasisio en que fue une llegada preocupante, Me- f103 mal que el abvelo, enire su lumbago y que llevaba varios dias sin afeitar, estaba horible. Por 50 dijo Gabriela, emocionada: iQue quapo es el abuelo! Y Ie dio los tinicos besos que sabe dar ella: casi ‘mordiendo un poco. El abuelo se pegs un susto. A pesar de todo, aquel primer dia se pasé bas- fante bien porque le ensené fa finca, que le gusts mucho. Las edificaciones, comparadas con las ca bovis de los indigenas, le parecian fornidables. La abundancia de vacas y corderos la dejé admirada: 2 2 qué hacéis con tanta comida? —me pre- unis y comenté—: Aqui no va a hacer falta pescar ‘Aunque con disimulo, comenzaron a aparecer las. mujeres ¢ hijas de los lrabajadores de la finca. La miraban de reojo, con fa natural curiosidad. Ella correspondia miréndolas con su habitual fijeza, Por mucho que le expliques que no es de buena edu- cacién, se queda mirando a la gente, clavada frente a ellas. Ademds las mira de arriba a abajo y si le descuidas les levants las feklas nare ver fo que Hlevan debajo. Pero al dia siguiente se produjo el primer drama. Amaneci6 {rio y desapacible, a medio manana se puso a llover y Gabriela se puso a ref. io, jo, jo! {Qué risa! jMica! jMixa! mostrandome fas manos Me dio la impresion de que movie sus manos, como si estuviera tecleando un piano, y aunque no 4o encontraba tan gractoso, la acompané en sus risas iY ahora el cuerpo! jMira jMiral E iinicié una especie de danza, haciendo vibrer las piemas, braz0s y hombros. No me llarn6 dema- siado la atencion ye que Gabriele qustaba de acom afar a fos fang en sus baleles y pensé que seria tuno de ellos. Quizé queria lucirse delante del abue- lo que, haciendo un gran estuereo, se habie levan 22 ‘eit Luis Olea lado de ta cama y nos miraba sentado desde un sillon de fa sala, Con cara de dolor y de asombro seguia aquella intempestiva danza atticona. --i¥ ahora los dientes! jMira! jMiral Y comenaé, ante mi perplejidad, a ca los dientes, En et acto me di cue cuerpo de Gabriela era une ue ie —No lo 56 jj. ja, ja! ene contests viendo ante rafia sensacion que le producto la fiebre~ Gobriela, nilagios de te nauralez0, no habia estado enferma en su vida La metimos en la cama y al poco empezd a detiar —jLo que nos faltaba! —musitaba Kigubre et abuelo. Uamamos al médico del pueblo, que era un horn hie joven y, nada eas auzculiars, le diagnosticé tuna puimoaia dobte —No ¢5 sta la chice que scaba de llegar de Arico? —nos pregunié. ¥ nate nuesto asentimien- to, se difaio 9 mi: —s0s habsis preocupado de poneda alguna vacua anitcataral 9 antigripal, an tes de sale de all? —No cio —ine limite @ dcr —Purs ha sido un fallo —dljo con ciesta brus- quedad, ‘A continuacién nos explicé que las personas que habian vivido siempre en ef uépico, cortian el pel gro, al llegar a Europa, de coger enfermedaddes allt desconacidas."/ nas cons que 2a la queda de 1914 fos francases trajeron soldados negros do! Sudén y niles de ellos murieron al Hagar a Francia, por culpa de la gripe, El abuelo, que parecia un cadaver viviente, dijo: 24 José Luis Otizola —Es cierto. Yo me acuerdo de aquello, Fue terible! —luego, miréndome a mi, me ceprocho—: ePero como no se 0s ha ocurrido vacunarla? para celebrar el triunfo y ni Federico, que andabs atareadisimo con el rodaje fe copaz de negacse, Si al abuelo le hacta thision, Gabriela, mucho més. Le idea de eslar con los del equipo, como en Alia, la volié loca y nos lo pidis de rodilas, Pasamos dos dias felices, mezclando les emo ciones dal reciente partido, con nuestros recuerdos de Arica, Medio Soria pos6 por ta finca para fel citar af abuela, Pero el segundo dia no fue tan feliz: uno exteaita Aoticia vino a enturbiar aquella alegrta, Todas las informaciones de prensa habian sido muy elogiosas para la actuacién de la mulata voledora. incluso le Fecomendaban que se fuera a estudiar los Estados Unidos, donde podsia hacer fortuna jugando balon- cesto profesional, femenino. Pero algunas de esas cr6nicas terminaban con una confusa infornacién: al parecer se habia formnulado una reclamacién que 68 Jost tus Oa poula significar fo de 0: hab: 40, ¥ Garcia, que fen para jugar en la liga esco!» Los eronisias corr wleio voladore ceprese lente es que hubiers ional, cualquiera que fuers su edad, Pero el abuelo, soriano de corazén, monts en célera y sacé una pactida de naciratento de Gabrie la, ue habiamos Wide de Guia que, justo aquel aiio, habia cumplido tos quince ‘A su ver, ef entienador del equipo, que era uno de los invilados a la festa, manifast6 que no estaba claro que hubiera ese limitacion de los quince afios en el Reglamento Escolar. Enire enfados y bromas se scabs olvidando quella informacién y coniinus la celebracién, Pero Luis, el médico joven que atendié a Gabriele en su gave pulmonia, me 101d en un aparte y me dijo: —No enizo ni salyo en la cuestin deportiva, pero desde luego Gabriela tiene mis de quince anos. sera de Cbs 69 —No es posible —me limite’ a decir, y tan des- concerlado me quedé, que afd! una tonteria—: Lo que frasa es que est muy desarrollada porque el abuelo la alimenta demasiado. Ya sabes, la leche de sus vacas, —Mira, Antonio, tenian que ser unas vacas ma- gicas para convertirla en una muchacha de diecio- cho aitos —me dijo, con sorna, 2 Owece 70 {Dieciocho... aos? —belbuceé—. jImposible! aero céino lo puedes saber 18? —Por las radiogralias —me contests sin vacilor. —4Qué radiogratias? —Las que le hicimos cuando la inlernamos en et hospital. Hoy en dia por las radiografies. de tos hhuesos se puede conocer, casi con exactitud, 1a edad de un adolescente en fase de crecimiento. Sobre toll por las tadiogratins de las rm te enddicn a dabs explicacones cientificas sobre edad de diversos * personas. —2¥ por qué no nos diiste nada? —fue bo Gnico gue se me ocuttié \eprachade. iY yo qué sabia! —se defendio el médico—, Suponia que conociais su verdadera eded Debi ofrecer un aspecio demudade, porque el hombie intenié tranquilizarme —Tampoco creo que tenga tanta importancia un partido de baloncesio, No creo que se vaya a hundir el mundo porque 52 anule, Ademas, puede que el enirentador tenga razén y no sea cierto que exisla 25a limitacién de los quince afios. Ello sabsé mejor que nadie. —éPeio esis seguio que liene dieciocho afos? insist yo. secrip de Gatios val ~iHombre! Puede que sean diecisiele. En este ‘momento no fo puedo asegurar. Pero tengo su ex- pediente en mi consulta y maiiana volveré a exam nar sus radiogralias —Por favor —le rogur nada. —De acuerdo —concedié el hombe—, sino me {o prequatan no tengo por que decirlo —y afiadis—: iDichoso baloncesto! Vaya problemas que nos trae. Pero 2! problema no era el baloncesto. El proble- fa era que si Gabriela tenia diecisieve 0 dieciocho ‘08, ino podio ser mi hermmanal . de momento no digas 72 José Luis Oleizola Et secret de Gatsiela 73 ES cfc expticar lo que senti ante semejante no licia. Habia sulicientes datos pare saber que ai vesdadera hermana no posta tener mis de quince aos. Como medisla previa puse canferencia tele fonica a la mision de los hermanos en Bata, rogan- ddo que me lamara urgantemente Octavio. A fos dos dias secibi su lasnada. —éSe puede saber qué acurre para que me hayas hecho recorrertrescientos kilometros de selva? ¢No sabes que estamos en la época seca? je tragado iis poo que en toda mi vida junta! —me repro- ch6 con st vor Festiva el hombre mas feo del mundo. Le expliqué lo que sucedia y las pruebes, que parecian indiscutbles, sobre la edad de Gabriela, y el hombre se limité a suspirr: —iWaya por Diost Tengo comprobado que Octavio, invocando el nombre de Dios, cree que todo esta arreglado. 74 Jost Lets Otis Lo que si parecia claro era que no se asombraba demasiado por el descubrimiento. —ePero no estabas tan sequco de que era mi hermana? —te reproché, jHorbre! ;Parecia 1Sgico que lo luere! —se limite a decir y afadis: Oye! Que las conferencias son rnuy caias des de aqui. Manana sale un hermano para Espana y te mando una carta explicsndote lo que pienso sobre ‘este lin que has armade Que yo he cea antes de que colors a va tio? —pude' bale ‘élono, A\los cuatro dias recibi su carta, Decia asi: «Querido Antonio: Creo que habia un cincuenta por ciento de probabilidades de que Gabriela fuera tu hermana, Recuerda que en el informe oficial que hice, del que ta tienes copia, explicaba que en la isla de Jita se escondieron diversas personas que ofan de la dictadura de Macias. Y afadia que encontré en la gruta maritima, que les sinis de escondite, restos humanos pertenecientes a un nifto de corla eded, posible hijo de alguno de los que acompafiaron a tu padre en su hulda, @Por qué pensé que era tu hermana la nite superviviente y no la muerta? Porque llevaba al B seario le Gotta 75 cuatla la cadena con fa alianza matrimonial de tu ache, sf de simple, Claro esté que la tal Gabriela pudo coger la cadene que andaris tirada por la cueva, Ademés, cuando la cecogimos, representaba ‘menos aftos porque st alimentacién habia sido muy pobre. {Qué pase? gHa crecido mucho desde en- lonces? Me encantaria veda, Lo que esié claro es que si la mandingo tiene ahora diecisiete o dlieciocho afios no puede ser tu hermans, Lo siento, pero ast es Tu hermana, 0 tu hermano, son aquellos restos ue encontramos y a los que dimas ciistiana sepul- (ura. Ten el consuelo de que esta en el Cielo, mientras que 16 y yo a saber si conseguireros llegar a4 (Qué pasa? gDesde que sabes que no es tu her: ‘meno ya no la quieres? Si es asi nos la puedes devolver a porte debido. Aquf tenemos sitio para ella. Ademas, seqtin me cuenta en sus carlas, es un fendmeno jugando al baloncesto y dice que en ‘América le pagarian una fortuna por meter balones: en una cesta, No me extrata porque siempre he pensado que los americanas estan un poco locos, Es decir, que una chica con tantas habilidades, no creo que sea una carga para na ‘Ya me diréis lo que penséis hacer. En espera de lus noticias, y con muchos recuerdos para los de la Detain pageda pos pesetas! Creo ‘que cuando te contemos lo det baloneesto le 60 A secret de Osbee 7 se ha pagado tanto por una mujer en Africa. Nos vendkfan muy bien esos millones para abrit una ‘nueva misién cerca de Obam. Vales. CALCULO que me leetia fa carta de Octavio, come veinie veces, Envidié, una vez més, su capacidad de echar a broma las cuestiones més graves, mien tras que yo cade vee me sentia mis desconceiiado. No me hacia a la idea de dejar de tener una her- ‘ana tan laboriosamente conseguida. Y, sobre todo, me preacupaba el disqusto que se Hevaria el abuelo. Estaba tan obsesionado con el problema que, frasta ta cuerla © quinia teciusa, no me di cuenta del olto noticién: Maria Lujan se marchaba a Africa 1Qué en secreto fo habia mantenido! Con un notable caos mental, me fui a ver a ‘Miguel Quintana. Lo tanteé y ensequida me di cuen- fa que, como es légico, ya sabia lo de fa Lujén. Miguel presentaba un aire entre entristecido y re. signado, Amino me cabia en la cabeza que Maria Lujan dejara su carrera a medias por emprender aquella toméntica aventura. En cambio, Miguel me dijo: 78 Jost Ls Ota El cine ao to es iado en esa vida. Yo la com- prendo, Ella tiene un ideal superior y hace bien en. seguidlo —se queds meditabundo y anadié— Igual que yo la seguitia a alla, sl estuviera seguro de que ine quiere. 2A la selva? —no pude por menos de ad rmirarme, —2Por qué no? Creo que podita ser leliz con ella en cumlasizr bogs ay rigors oaidia de Y, también, sin saber a caper de yorer 1, sant evsidin dh de Maria Lojn auiella extrana vocacién marcharse a Africa? —le pre- vando pies unt —Se marché ayer —me dijo con aparente se ‘enidad. —1Sin despedlirse? ame conlesi6 con un hilo de vo2—. Dijo que no soportaba la emocién de despedirse de los ainigas, Por eso lo ha llevado todo tan en secreto. Ya os escribir, Y nama decease de cambiar de conversacion, me pregunié iY 0 fi qué te trae por aqui? Er scree Cabwels 79 —Después del drama que me has contado, me porece que nada. Una chostada. Que Gabriela no. es mi hetmana, Y, sin més comentarios, le di la carta de Octavio, 80 Jose Luis lala FUE Migue! el que me aco: Y soe Ins enismas engi ePinweers Gabiiala aie iach af que no 52 lo podia uttse al oh ae core de costumine, en sus especlacuiarss besa 6, pero, an cambio, yo me di cuenta y estrujon que ne 2 color Vesta une ne porta resaltaba su color inado y aquel dis Hevaba zeogido en ua gran mono, lo que hacla stacas 34 cuelto largo y estilizado. Era una her mosa tuchacha de dieciochs afies, Yo ibe a cum: Antonin —ae dijo— tengo un problema y abyalo nv me hace case. Ven. Me too de una mano y me sacé al jardin pare au jar con Wan quitidad., Ere un dio 1 sexeto de Cabits 81 Gabriela me cont6 su problema. Muy despacio, como fo hacia siempre, y cuando tenia alguna dif cullad de expresion me volvia a tomar fa mano pata que le acariciase la suya. También lo hacia siempre. Pero ahora era distinto. Tan distinto que llevaba diez minutos hablando y yo no acababa de enterar- me cuél era el problema. Estaba pensando en la carta de Octavio; en la huida maravillasa de Marfa Lujan; en ef amor de Miguel Quintana; en Africa; en. {a misteriosa vida de mi padee; en una hertana 0 hhetmano mio que habia sido enlercada en el ce- menterio catélico de Malabo: y en aquella extrana muchacha que se habia sentado sobre una piedra y. mientras hablaba, daba cacahuetes a fa ardilla ue se fe habia subido a la falda, Hice un esfuerzo y logié enteraime de algo, Pax rece ser que en el colegio le hacian ir de unilorme y fe doba vergiienza, —Este verano quiero dar clases particulares y el ‘curso que viene ir al Instituto. All ya hay chicas mayores y no tengo que ir de unilorme —me ‘explics, —é’sa blusa es del uniforme? —Ive lo tnico que se me ocurrié preguntarle. Asintié con la cabeza, sin dejar de darle manises a la ardila —Pues es preciosa —la consoté, 82 Jost tls 200 —iSi—edmitié furiosilla—, pero me da vergiien zal {Soy muy mayor! Tenia raz6n, Era mayor, era fuerte, habia demos Irado que.era capaz de sobrevivir, tanto en uno ista desieria camo en una ciuilizacién tan complicada como la nuestra. Ea un ser Gnico, ya to decia Octavio. Pero yo la sent! muy nif —De acuerdo —conclet—hablaré con el abuelo, vale, HABLE con ef abuelo, claro, pero del verdadero. problema. Recuerdo que le die: Abuelo, querfa hablarte de lo de ta edad de Gabriela —iNNo fe preocupes ya de eso! —me intecrumpio satislecho—. Los del Colegio Liceo de Barcelona, son unos caballeros y han retirado fa reclarnacién, Han comprendido que no era elegante mantener. Parecia una rabiela por haber perdido et partido. Pero, como es fégico, le tue que explicar lo que sucedia y termniné ensenandole la canta de Ociavi. Su rosivo se fue oscureciendo segiin yo hablaba y cuando leiriné me pregunts: —Pero.... ¢8¢ ha comprobado bien esa historia de jas radiogralias de las muhecas... 0 de lo que sea? Si, abuelo, No solo las ha revisado Luis, sino secrete de Gabila eee Lu Ginee las he llevado a un catedrético de Zaragoza, naumaldloge, y he determinado que cowespond ‘una muchacha de dieciocho afos. Se le mudé la color y muy pSlido, en un tona de 02 alteratlo que yo no le conocia, me dijo: —iMe da igual ;Gabriele seguiré siendo mi nizta! gEs8 claro? Si, abuelo —me apresuré a asemic, vo cor ta respiracién allerada, el Le naté de a como « le woh ne arrepantt de tas hele dado ly noticia, Er secrete de Gobils 85 ul ESA misma noche ocurtis ta catdstrofe. A las tres de ta madrugeda entié el abuelo en mi habitacién, me despaits y ime dijo que habia tenido una idea feliz: si Gabriela no ec su nieta, podia adoptara, con arreglo a la ley, y asunto concluid, —

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