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REVISTA ESPAÑOLA DE
EDITORIAL
Medicina legal y forense y violencia de género
ORIGINALES
Perspectiva judicial de la violencia de pareja y doméstica
en España
Violencia del compañero íntimo contra la mujer: una mirada
desde la Salud Pública
Detección de la violencia de género en atención primaria
Valoración médico-forense de la mujer maltratada
Peril psicopatológico e intervención terapéutica con los agresores
contra la pareja
Asklepios y violencia de género: utilidad de una aplicación
informática
www.elsevier.es/ mlegal
de un caso que se asemeja a la tortura
www.elsevier.es/mlegal
ORIGINAL
a
Facult ad de Psicología, Universidad del País Vasco, San Sebast ián, Guipúzcoa, España
b
Facult ad de Psicología de la UNED, Madrid, España
0377-4732/ $ - see front mat t er © 2010 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados.
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reducing recurrences. However, t he rat e of refusals and drop-out s of t he t reat ment was
fairly high. Implicat ions of t his st udy for clinical pract ice, policy decisions and fut ure
research in t his fi eld are comment ed upon.
© 2010 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Published by Elsevier España, S.L.
All right s reserved.
Perfi l psicopat ológico e int ervención t erapéut ica con los agresores cont ra la parej a 119
punt o de vist a psicopat ológico sino principalment e desde prescrit as, et c.) y de cont enido (compromiso de int errup-
una perspect iva t erapéut ica. Sólo así se podrán seleccionar ción t ot al de la violencia) 18.
de una forma más adecuada las est rat egias de int ervención La decisión genuina de acudir a un programa t erapéut ico
idóneas en cada caso. se adopt a sólo cuando se dan varios requisit os previos: re-
Exist en dos t ipos de violencia domést ica —expresiva e conocer que exist e un problema; darse cuent a de que el
inst rument al—, que represent an una primera delimit ación suj et o no lo puede resolver por sí solo y, por últ imo, valorar
t ipológica. En el primer caso, se t rat a de una conduct a que el posible cambio va a mej orar el nivel de bienest ar
agresiva mot ivada por sent imient os de ira y que refl ej a di- act ual. El hombre violent o est ará realment e mot ivado
fi cult ades en el cont rol de los impulsos o en la expresión de cuando llegue a percat arse de que los inconvenient es de
los afect os; en el segundo, por el cont rario, la conduct a seguir malt rat ando superan a las vent aj as de hacerlo. El
agresiva es planifi cada, expresa un grado profundo de insa- t erapeut a debe ayudar al agresor a lograr esa at ribución
t isfacción y no genera sent imient os de culpa. correct a de la sit uación act ual y descubrirle las soluciones
En cuant o al aspect o empírico, se han encont rado dos a su alcance19.
t ipos de agresores9,15,16: a) suj et os “ violent os generalizados/
inest ables emocionalment e/ no int egrados socialment e” , y Programa de tratamiento
b) suj et os “ violent os con la parej a/ est ables emocionalmen-
t e/ int egrados socialment e” (t abla 1). En nuest ro medio se ha aplicado un t rat amient o cognit ivo-
conduct ual en un format o individual que const a de 20 sesio-
nes de una hora de duración y que t iene una periodicidad
Intervención terapéutica semanal. Se t rat a de un programa de amplio espect ro que
const a de t res fases: a) aspect os mot ivacionales; b) int er-
El t rat amient o de los agresores debe considerarse uno de vención sobre los défi cit más frecuent ement e det ect ados
los principales frent es de act uación a la hora de prevenir la en los hombres que malt rat an a sus parej as, y c) prevención
violencia cont ra la parej a. En el ámbit o int ernacional, se de recaídas4.
han desarrollado diversos programas de int ervención en los La primera fase est á dedicada a alcanzar empat ía y mo-
últ imos años, que present an una variabilidad en función del t ivación genuinas para el cambio mediant e la asunción real
lugar de la int ervención (prisión o comunidad), la orient a- de la responsabilidad de los episodios de violencia. La se-
ción t eórica (cognit ivo-conduct ual, psicoeducat iva, femi- gunda fase, a su vez, est á orient ada específi cament e al t ra-
nist a, et c.), la duración del programa, el t ipo de format o t amient o de las alt eraciones psicopat ológicas. Por últ imo,
(int ervención individual o grupal) o las fuent es de deriva- el t rat amient o fi naliza con dos sesiones orient adas a la pre-
ción17. vención de recaídas. Los component es del programa, con la
Los hombres violent os cont ra la parej a deben cumplir dist ribución de sesiones y su art iculación en el conj unt o del
con unos requisit os ant es de comenzar propiament e con la t rat amient o, fi guran en la t abla 2 y los det allan Echeburúa
int ervención clínica: reconocer la exist encia del malt rat o y et al 14.
asumir la responsabilidad de la violencia ej ercida; most rar Est e programa de t rat amient o, siempre supedit ado a la
una mot ivación mínima para el cambio y, por últ imo, acep- necesidad de prot ección de la víct ima, se ha llevado a cabo
t ar los principios básicos del t rat amient o, en el campo for- en un ent orno comunit ario20 o en un medio penit enciario,
mal (asist encia a las sesiones, realización de las t areas sobre t odo cuando el agresor est á próximo a la excarcela-
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ción21. Por ot ra part e, la int ervención t erapéut ica t iene una ma, cuando la alianza t erapéut ica aún no era sólida y cuan-
est ruct ura fl exible y modular en función de los problemas do t odavía no eran percept ibles los result ados de la t erapia.
psicológicos det ect ados en cada caso. Est os rechazos y abandonos son reveladores de la escasa y
Una vez que el suj et o ha acudido a la consult a por vez fl uct uant e mot ivación de los malt rat adores, así como de la
primera (habit ualment e por presión de su parej a o por man- ut ilización de la negación o la minimización del problema
dat o j udicial), el obj et ivo es mant enerlo en el t rat amient o, para afront ar el rechazo social y penal que suscit a est e t ipo
porque las consult as iniciales no garant izan la cont inuidad de conduct as.
en la t erapia. Se t rat a, en primer lugar, de est ablecer una Sin embargo, los result ados obt enidos con los suj et os que
relación t erapéut ica basada en la confi anza, la confi dencia- complet aron el programa han sido sat isfact orios, como
lidad y el deseo sincero de ayuda por part e del t erapeut a. t ambién ha ocurrido en ot ros est udios19. Así, en el 88%de la
Asimismo, hay que persuadir al suj et o de las vent aj as de un muest ra t rat ada habían desaparecido los episodios de mal-
cambio de comport amient o: sent irse mej or, aprender a t rat o en la evaluación post erior al t rat amient o. Est os resul-
cont rolar sus emociones, est ablecer una relación de parej a t ados se mant uvieron en los seguimient os, si bien la pérdida
adecuada, con respet o hacia ella, mej orar su aut oest ima y de pacient es a lo largo de los diferent es seguimient os (que
la valoración social, et c. Por últ imo, hay que generar ex- no es necesariament e sinónimo de recaída) oscurece los re-
pect at ivas de cambio realist as en el suj et o. Eliminar la ira sult ados fi nales. En cualquier caso, hubo al menos un 53%
o los celos por complet o no es un obj et ivo alcanzable, pero de los suj et os t rat ados que no recurrían a la violencia en
sí lo es, en cambio, mant enerlos baj o cont rol y canalizarlos ninguna de sus formas al cabo de 1 año de haber complet a-
de una forma adecuada. do el t rat amient o. En los casos t rat ados con éxit o hubo ade-
más un aument o de la empat ía y la aut oest ima, una correc-
ción de las dist orsiones cognit ivas y una disminución de los
Resultados sínt omas psicopat ológicos (ansiedad, depresión, ira e in-
adapt ación a la vida cot idiana) 23.
El balance de 10 años de aplicación de est e programa es
sat isfact orio. Sin embargo, la t asa de rechazos y abando-
nos, aunque similar a la de ot ros programas18,22, es alt a. En Conclusiones
concret o, sólo el 43,5%de los suj et os que acudieron al ser-
vicio en busca de información acabaron por incorporarse al Sólo una pequeña part e de los agresores cont ra la parej a
programa y un 45%de los part icipant es reales lo abandona- (no más del 20%) present a propiament e un t rast orno men-
ron premat urament e, sobre t odo al comienzo del progra- t al. Sin embargo, los agresores muest ran múlt iples sínt omas
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Perfi l psicopat ológico e int ervención t erapéut ica con los agresores cont ra la parej a 121
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