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Culturas escolares
Los adolescentes que hoy asisten a las escuelas nacieron y se criaron en un mundo
muy diferente a aquel en que nacieron sus padres y sus maestros, y aún más distante del
mundo en el que las escuelas fueron concebidas.
Esta situación viene siendo analizada desde hace mucho tiempo para concluir hoy
que, aquello que una década atrás de consideraba la cultura juvenil, se ha transformado,
para dar paso a las culturas juveniles, ya que los jóvenes no sólo viven en un mundo
distinto al de los adultos, sino que el mundo joven tiene aristas de las más diversas.
Claudio Díaz (Saberes 2010. pp 8-9) habla de la cultura como la manera en que los
diferentes grupos sociales expresan su vida, sus condiciones de existencia; por ello, lo
primero que hay que asumir es que existen diversas culturas.
Frente a estas cuestiones que ponen sobre la mesa de análisis diferentes facetas
de la dupla escuela – jóvenes, algunos lineamientos teóricos conducen a la reflexión sobre
la diversidad de juventudes que habitan las escuelas, las situaciones sociales de exclusión
y marginación marcadas por la pobreza, los modelos educativos vigentes, los pilares de
una educación de calidad y el desafío que implica educar en lo que Peter Pal Pélbart
(2008. p 96) llama “el tiempo de la destitución de las instituciones”.
Diego Sztulwark (FLACSO 2014) sostiene que hoy no es fácil estar en la escuela, que
la escuela se ha convertido en algo incómodo, incomodidad que se acentúa ante la
carencia de estrategias de reflexión que logren captar en toda su radicalidad, la magnitud
de las causas de ese malestar, tanto como las posibilidades de actuar en relación a ellas.
Ante el fenómeno de las culturas juveniles, el sistema escolar tiene que generar
espacios distintos, donde todos y cada uno de los alumnos pueda proyectarse y
comunicarse. Espacio que acompañen y posibiliten la construcción de un proyecto de vida
para los jóvenes. Es decir, lo opuesto a un modelo institucional que en el fondo sigue
concibiendo a la pedagogía como un proyecto civilizatorio que debía, en nombre de la
homogeneidad, desterrar las identidades culturales de los estudiantes.
Las causas por las que cuatro de cada diez jóvenes no terminan la escuela
secundaria son muchas y complejas, se comenta en el artículo Culturas en pugna (Saberes.
2010) pero este creciente divorcio entre la cultura escolar y las culturas juveniles es, sin
duda, una de ellas y no la menos relevante cuando se analiza la problemática del fracaso y
la deserción.
Dina Krauskoff (SITEAL 2008. p 126) afirma que las propuestas de homogeneidad
en educación aumentan la discriminación porque desconocen la diversidad de
identidades, aportes juveniles y condiciones de vida. Las distancias culturales son cada vez
mayores y minan la confianza en la capacidad de los niños y adolescentes.
“Universalización del acceso al conocimiento no es lo mismo que universalidad del sistema
educativo”. La calidad de la educación demanda precisar el concepto de universalidad,
pues, de lo contrario, puede volverse contrario a sus fines. “Los jóvenes”, dice Rossana
Reguillo (SITEAL 2008. p 138), no es una categoría universal; “los jóvenes están lejos de
representar un todo homogéneo”.
Dirce Zan (Saberes. 2010. p 11), tras analizar la realidad escolar, comenta que las
dificultades que tiene la escuela para que estos jóvenes no abandonen las aulas son
varias, una es atender a los jóvenes como sujetos, comprender sus nuevos lenguajes, sus
preocupaciones, ese momento de la vida que están vivenciando. Otra, tiene que ver con el
carácter de la escuela como institución que ha sido pensada para conservar y transmitir la
tradición: que tiene un vínculo grande con el pasado. Otra cuestión en este conflicto está
vinculada a la imagen, esta es una generación mediática, que habla a través de la imagen,
que tiene acceso a una cantidad de aparatos tecnológicos, a informaciones de lo más
diversas o rápidas y la escuela no acompaña. De algún modo la escuela explicita el
conflicto generacional.
El sistema escolar debe dialogar con las nuevas culturas juveniles y asumir que los
docentes han dejado de ser el único manantial del saber y que los alumnos construyen su
identidad a partir de estímulos diversos y complejos; caso contrario, quedará condenado
al fracaso y la impotencia.
BIBLIOGRAFÍA
- Balardini, Sergio (2005, abril). De los jóvenes viejos a la juvenilización del mundo. Jóvenes,
juvenilismo cultural y adultismo político. Ponencia presentada en el Seminario
Internacional La escuela media hoy. Desafíos, debates, perspectivas. Panel: La experiencia
juvenil contemporánea, Huerta Grande, Córdoba, Argentina.
- Stulwark, D., Duschatzky, S., Corea C., Lewcowicz I. (2011) Borradores de Investigación:
"Sobre el conocimiento inútil". Recuperado en 2014, del Sitio web de la Diplomatura
Superior en Gestión Educativa FLACSO: http://flacso.org.ar
- Pál Pelbart, Peter (2009). Filosofía de la deserción: nihilismo, locura y comunidad. Buenos
Aires: Tinta Limón.