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Introducción
1. Hirschman, Alberto O., The Strategy of Economic Development, New Haven: Yale
University Press, 1958.
2. Gonzales de Olarte, Efraín y Liliana Samamé, El péndulo peruano, Lima: IEP,
1991.
3. Seminario, Bruno, Reformas estructurales y política de estabilización, Documento
de Trabajo No. 22, Lima: CIUP-Consorcio de Investigación Económica, 1995. Shane Hunt
16 Javier Iguíñiz
‚los grandes grupos de poder económico del Perú han logrado adaptarse
bien al período de ajuste en los años noventa‛, situándose estratégicamente
como proveedores de capital a largo plazo4. Entre los grupos medianos y
pequeños o los de organización popular, existe escasa evidencia de que
estén surgiendo nuevas formas de organización capaces de generar nuevos
desequilibrios o forjar un nuevo orden.
Si este enfoque inicial es válido, una expansión económica continua es
un requisito previo para que aparezcan y se desarrollen nuevas fuerzas. El
potencial expansivo de la economía ha sido y sigue siendo cuestión de deba-
te. Nadie parece dudar del advenimiento de un boom exportador en la
primera década del siglo XXI. Hasta ahora, las formas de análisis usadas
para prever lo que va a pasar se basan en criterios bastante tradicionales.
De hecho, los autores más recientes que auguraron dificultades a mediano y
largo plazo señalan un aspecto que se había ignorado y que ahora parece
tener más relevancia que antes: los problemas que pueden surgir en la
balanza de pagos como resultado de la remisión de utilidades y otros gastos
en el exterior de las compañías extranjeras5. Vuelve así a reaparecer la vieja
preocupación por el ‘valor de retorno’6. Al mismo tiempo, están aquellos
que relacionan esto con el problema de la desarticulación productiva y el
desequilibrio sectorial que surge de un modelo centrado en la exportación
de artículos primarios y la tendencia consecuente a generar altos déficit
comerciales7 . No obstante, el tono predominante entre los pronosticadores
económicos es cauteloso, incluso entre aquellos que adoptan una posición
señala que en el Perú ‚no hay una clase dominante. Existía hace 50 u 80 años, pero
perdió su fuerza por una serie de sucesos políticos en el transcurso del siglo XX‛ (Hunt,
Shane, "Crecimiento económico y largo plazo: Perú y América Latina en el contexto
mundial", en Boletín de Opinión No. 29, Lima: Consorcio de Investigación Económica,
noviembre 1996).
4. Durand, Francisco, Incertidumbre y soledad: reflexiones sobre los grandes empre-
sarios de América Latina, Lima: Fundación Friedrich Ebert, 1996, p. 165.
5. Schydlowsky, Daniel y Jürgen Schuldt, Modelo económico de fin de siglo: alcances
y límites, Lima: Fundación Friedrich Ebert, 1996; Iguíñiz, Javier, "Para crear empleo
productivo", en El Dominical (suplemento de El Comercio), Lima: 22 de diciembre de
1996; y Jiménez, Félix, Ciclos y determinantes del crecimiento económico: Perú 1950-1996,
mimeo, Lima: PUCP, 1997.
6. Thorp, Rosemary y Geoffrey Bertram, Perú 1890-1977: crecimiento y políticas en
una economía abierta, Lima: Mosca Azul, 1985, p. 36.
7. Jiménez, Félix, op. cit.
La estrategia económica del gobierno de Fujimori: una visión global 17
i. La estrategia implícita
18. Garavito, Cecilia, Intervención del Estado en el mercado de trabajo , Lima: PUCP,
marzo 1996.
19. Entre 1992 y 1996, el FONAVI recaudó 4.570 milliones de soles. En el primer
trimestre de 1997, por ejemplo, contribuyó en un 6,2% al ingreso estatal total.
La estrategia económica del gobierno de Fujimori: una visión global 21
20. Iguíñiz, Javier, "Banca central: autonomía contra libertad?", en Expectativas, Año
2, No. 2, 1997, p. 108.
21. Gómez Rosario; Roberto Urrunaga y Roberto Bel, Evaluación de la estructura tri-
butaria nacional 1990-94, Documento de Trabajo No. 27, Lima: CIUP, 1997, pp. 61-67.
La estrategia económica del gobierno de Fujimori: una visión global 23
Durante estos años, el Perú resistió con éxito dos potenciales ataques
exógenos contra la estabilidad financiera: el autogolpe de 1992 y el efecto
‘tequila’ que siguió a la crisis del peso mexicano y que coincidió con el breve
conflicto fronterizo con el Ecuador en enero de 1995. Esta aparente solidez
no era independiente del relativamente débil desarrollo de los mercados de
capitales peruanos. Además, la prominencia del programa de privatización
significó que los movimientos de capitales de corto plazo eran menos im-
portantes en la estructura de la balanza de pagos que en otros países. En
1994, por ejemplo, las entradas de capital de corto plazo fueron aproxima-
damente de 1.700 millones de dólares, o el 37% del total anual de entradas
de capital de todo tipo23. La falta casi absoluta de emisión de bonos públicos
y privados en este período también constituye un indicador de la limitada
sofisticación financiera del mercado peruano. El sector público era, por
tanto, prácticamente independiente del capital de corto plazo para financiar
sus necesidades.
El riesgo cambiario en un país como el Perú no era, por supuesto, in-
significante. Hubo años en los que, a pesar de la tendencia general a la
depreciación a largo plazo, se sucedieron períodos de devaluación repentina
con otros de revaluación. Adicionalmente, el riesgo cambiario se incrementó
aun más con el tamaño de los déficit en la cuenta corriente y la carga del
reembolso de la deuda. El sistema de ‘flotación sucia’ abrió un poco de
espacio para maniobrar, al mismo tiempo que el superávit fiscal contribuía
24. Held, Gunther y Raquel Szalachman, Flujos de capital externo en América Latina
y el Caribe: experiencias y políticas en los 1990, Santiago: CEPAL, 1996.
25. Dancourt, Oscar y Waldo Mendoza, op. cit., p. 8 Según la Superintendencia de
Banca y Seguros, el total de ‘deudas y otras obligaciones financieras’ (indicador de los
capitales de corto plazo obtenidos en el extranjero) en diciembre de 1996 era de 2.840
millones de dólares.
26. Rojas, Jorge, op. cit.
La estrategia económica del gobierno de Fujimori: una visión global 25
27. La reforma tuvo lugar en un momento difícil, cuando las deudas incobrables au-
mentaron del 14,6% a finales de 1990 al 16% en marzo de 1993. Tras la recuperación
siguiente, éstas cayeron rápidamente.
28. Rojas, Jorge y Leopoldo Vilcapoma, Algunas características importantes de la
nueva banca peruana. Un estudio preliminar, Documentos de Trabajo No. 124, Lima:
PUCP, marzo 1996, p. 37.
29. Medio de Cambio. Documento de trabajo, noviembre-diciembre 1996, p. 44.
26 Javier Iguíñiz
i. Dolarización
34. Promperú, op. cit.; Gómez, Rosario; Roberto Urrunaga y Roberto Bel, op. cit., pp.
64-65.
35. Schydlowsky, Daniel y Jürgen Schuldt, op. cit., p. 50.
36. Schuldt, Jürgen, La enfermedad holandesa y otros virus de la economía peruana,
Documento de Trabajo No. 20, Lima: CIUP, 1994; y Schuldt, Jürgen, Repensando el
desarrollo: hacia una concepción alternativa para los países andinos, Quito: Centro
Andino de Acción Popular (CAAP), 1995.
La estrategia económica del gobierno de Fujimori: una visión global 29
37. El desarrollo del campo de gas de Camisea en la región selvática del norte de
Cuzco, ofrecía un mayor potencial para las exportaciones y la sustitución de los carbu-
rantes importados.
38. Un estudio de Macroconsult para el Instituto de Estudios Mineros desarrolla este
punto. Ver Macroconsult, S.A., La política tributaria en los proyectos mineros, Lima:
Macroconsult, 1997 (véase también el capítulo III de este mismo libro).
30 Javier Iguíñiz
39. Al respecto, estaría de acuerdo con las perspectivas a largo plazo adoptadas por
Schuldt.
La estrategia económica del gobierno de Fujimori: una visión global 31
ras a nivel mundial, parece que son los países en vías de desarrollo los que
pagan el precio de reducir la probabilidad de que tal evento suceda. Clara-
mente, una crisis bancaria mayor impediría el crecimiento económico en el
Perú por varios años, generando nuevas formas de inestabilidad política.
La ley bancaria (DL 27702) del gobierno de Fujimori contribuyó, co-
mo ya indicamos, a anticipar diversos problemas, reforzando la regulación
bancaria. No obstante, la concentración del sector bancario peruano es más
o menos el doble del promedio del resto de América Latina; y aproximada-
mente un cuarto de todos los préstamos en el Perú todavía se dirigen a
empresas asociadas con el banco en cuestión. Existen argumentos sólidos en
favor de una regulación más firme que consideran que los mecanismos de
control como los requisitos de reserva o los niveles de capital mínimos no
son métodos muy eficaces para controlar la liquidez. Los métodos por los
cuales se evitan tales reglas sugieren la necesidad de que las instituciones
bancarias operen en un marco más regulado43.
Otro factor que aumenta la estabilidad financiera es la existencia de
ahorros internos de baja volatilidad, tales como los que administran las
AFPs y los CTSs. Aunque ya se ha indicado que en unos años éstos pueden
llegar a constituir una parte significativa y un elemento más estable del
ahorro financiero nacional (con lo cual se reduce la probabilidad de fracasos
bancarios), una fuerte crisis bancaria probablemente eliminaría tanto a las
AFPs como al nuevo sistema privado de pensiones.
Después de 1990 parece que el aumento en los ahorros externos coin-
cidió con una disminución en el ahorro nacional. Aparentemente, el ahorro
personal forzado en las instituciones es contrarrestado por el incremento en
créditos a los consumidores. Entre 1990 y 1995, el crédito al sector privado
se triplicó como porcentaje del PBI44. El aumento en la riqueza creado por
una valoración más alta de la Bolsa y el aumento en los precios de la pro-
piedad, junto con la interrupción del consumo a finales de los ochenta y
principios de los noventa, ayudaron a engendrar esta aceleración súbita en
el consumo.
En resumen, la vulnerabilidad de la economía peruana a los movi-
mientos de capitales no es muy alta. Su resistencia al ‘efecto tequila’ demos-
tró su grado de aislamiento. El fortalecimiento de las regulaciones bancarias
fortificó el sistema aun más. Parece relativamente improbable que el Perú se
vea afectado enormemente por presiones externas, a menos que tal crisis
depende más de los ingresos por pagos a la seguridad social y los impuestos
directos.
El sistema fiscal peruano muestra claramente estas rigideces. En Amé-
rica Latina, en 1994, el impuesto general a las ventas (IGV) y el impuesto
selectivo al consumo generaban el 65,3% de los ingresos impositivos, mien-
tras que otros impuestos indirectos (excluyendo a los impuestos sobre el
comercio) equivalían al 33,5% del ingreso impositivo, comparado con el
27.3% en los países de la OCDE. El impuesto a la renta en el Perú generaba
el 20% del total de ingresos, comparado con el 32,5% en América Latina y
el 33,9% en la OCDE46. Los impuestos sobre el comercio exterior (ICE)
representaban el 12,3% de los ingresos impositivos, similar al promedio
latinoamericano de 11,2% en el período 1992-94, pero mucho más alta que la
cifra de la OCDE, 0,89%. Las formas de ingreso menos estables en los
países desarrollados son precisamente las más importantes en el Perú.
Al mismo tiempo, la estructura del gasto en el Perú también es muy
rígida, similar en la mayoría de aspectos a la de otros países de América
Latina, y contraria a la de los países de la OCDE. La diferencia principal es
la carga fiscal de los pagos de la deuda, los salarios y los gastos de capital.
La deuda y las remuneraciones del sector público son elementos particular-
mente rígidos en el caso peruano.
Por lo tanto, América Latina enfrenta un doble problema fiscal: la vo-
latilidad por el lado de los ingresos es mayor que en las economías indus-
trializadas, mientras que los cambios en el gasto son más procíclicos. Sin
embargo, en algunos aspectos, el Perú difiere de la norma de los países más
grandes de América Latina. El Perú está particularmente expuesto a los
cambios en la estructura de los ingresos y gastos, y el peso y la rigidez de
los pagos de la deuda significan que el ajuste tiene que aplicarse en otras
áreas, principalmente en la inversión pública (como fue el caso en 1996). Al
mismo tiempo, el tipo de endeudamiento público es menos sofisticado y
arriesgado que, por ejemplo, en Brasil, México o Argentina. El retiro del
apoyo financiero externo cuando la economía entra en descenso y el conse-
cuente efecto negativo en el gasto fiscal no constituyen, en términos compa-
rativos, el aspecto más peligroso en el caso peruano.
De hecho, una de las ‘ventajas’ de la adhesión a un calendario fijo en
el pago de la deuda es la reducción en la volatilidad procíclica del financia-
miento externo que Gavin, Haussman, Perotti y Talvi identifican con Améri-
ca Latina en general47. Para bien o para mal, el dilema de los funcionarios
del gobierno no radica en el área de pago de la deuda, puesto que reducir
46. La OCDE ofrece un contraste interesante, debido a sus bajos niveles de inflación.
47. Gavin, Michael y otros, op. cit.
La estrategia económica del gobierno de Fujimori: una visión global 35
3. Limitaciones políticas
tura, ropa y alimentos, pero que presionarán para que dicha ayuda sea
institucionalizada y más permanente.
4. Conclusión
Referencias