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”
Sobre Wladimir Konstantinovski (Wladimiro Acosta).
Cierto aspecto fragmentario de este texto, sus intereses aparentemente dispersos surgen del
convencimiento de que son válidas maneras de repensar tantas cosas y tantos personajes y
épocas diferentes, que sin embargo confluyen en núcleos éticos que marcan al pensamiento
de izquierda que estamos recorriendo.
(Luis Sommi (1) y Rodolfo Puiggros (2) casos a considerar entre muchos otros respecto al gran
tema nuestro del peronismo que creemos seguirá abierto por muchas generaciones. De
Jauretche a Borges pasando por Brito Lima, Lopez Rega y John W. Cooke, etc.)
“Bases económico sociales del fenómeno urbano” (anexo) es un escrito de W. A. que será base
de una serie de comentarios tendientes a mostrar con más nitidez su pertenencia a un
pensamiento de izquierda en la cultura y arquitectura, sacándolo de su relativo ocultamiento
sufrido en el último medio siglo por cierto campo del pensamiento nacional y de izquierda que
está en deuda con él.
“Izquierdas”
Mis anteriores trabajos sobre Fermín Bereterbide y sobre Ernesto Vautier en cierto modo
iniciaron ese camino tentativo tomando el término “de izquierda” con un criterio amplio en el
que caben izquierdismos de diferentes orígenes que sin duda podrán y serán objetados, dado
el evidente conflicto entre diferentes “izquierdas”, que se reclaman como auténticas o incluso
“únicas” y pretenden anular a todas las demás.
Pero han pasado ya, para mí, demasiados años como para no haber podido advertir que conocí
innumerables “izquierdas” que se completaban con variados adjetivos: “de Moscu, de Mao,
nacionales y populares (la patria socialista o la patria peronista), del Partido Comunista y luego
del PCR, católicas (sacerdotes tercermundistas), etc. creo que puede entenderse lo que estoy
planteando sumariamente expresado aquí.
La crisis del marxismo ortodoxo, ya evidente en el año 1932 impidió la realización del
Congreso de los CIAM de Moscú ya acordado y que quedó anulado flotando entre Marsella y
Atenas, hecho poco difundido a pesar de su evidente fondo político ignorado aún por la
conocida “Carta de Atenas” y silenciado durante décadas.
Sabemos el complejo momento que explica en cierto modo ese viraje pero concretamente se
refleja en la redacción de la famosa Carta, en su brumoso apoliticismo sobretodo ignorando el
problema de la propiedad privada capitalista del suelo urbano además de la propiedad de los
medios de producción. Un aire utópico del constructivismo de los 20 invadía sus
formulaciones, tan brillantes y bienintencionadas que conocemos, cortadas de cuajo alrededor
de 1930, inconclusas también, quedaron en el campo de las utopías.
David e Ismael Viñas, León Rozitchner, Revista Contorno, los ‘50 y la izquierda nacional.
En nuestro país, y años después, comienzos de los ‘50 se empezaba a reflejar la crisis del
pensamiento de izquierda, o “comprometida” sartreana y aparece el grupo de la Revista
Contorno, de los hermanos Viñas y León Rozitchner, más la aparición por otro lado y ligada a la
caída de Perón en el ‘55, de las izquierdas nacionales de Hernández Arregui, Jorge Abelardo
Ramos, y de Milcíades Peña, opuestas a los restos gorilas de la Unión Democrática del ‘45, más
los inicios de la resistencia peronista, y el comienzo de las privatizaciones liberales ruinosas
de las últimas cuatro décadas del siglo XX.
Una cosa era constante y creciente, la exclusión de cada vez mayores masas acompañada de
constantes genocidios perpetrados por los imperialismo dominantes de alcance global e
indiscernible estructura interna, de nuevas formas de dominación y exterminio, de culturas
excluidas que, a pesar de todo, hoy podemos decir que no están derrotadas.
De este modo creo estar aproximándome a un tema al que evité durante años envueltos en
enigmas y también en tomas de decisión precisas en muchos momentos de mi trayectoria,
entre el mar de dudas y certezas en que debimos movernos. No es que dejé de actuar, pero
siempre con muchas dudas latentes.
En el texto de WA del 38, que publicamos aparte como anexo, y tomamos de la versión
editada por el Centro de Estudiantes de Ingeniería de La Plata dedicado a “grandes problemas
nacionales” (que incluía además un trabajo de Enrique Dickman sobre la nacionalización de los
ferrocarriles y otro dedicado a las cuencas hídricas de nuestro país).
Resulta significativo el lugar que ocupa el tema de la esclavitud, ligado al de la energía, sólo
humana en los orígenes de las poblaciones y luego mediada por diferentes progresos en
herramientas y procesos de creciente complejidad que llegaron a reemplazar paulatinamente
al esfuerzo humano directo por mediaciones mecánicas sucesivas.
Pero resulta también central el hecho dolientemente advertido por WA de que nuevas formas
de esclavitud humana fueron reemplazando a las originales, hasta llegar a la situación de las
macrometrópolis, alejadas ya totalmente del contacto con el original paisaje rural y natural de
las originales manualidades primitivas y con nuevos infiernos de esclavitud de nuevo cuño.
Por cierto que ocupan un lugar en ese proceso, el intercambio comercial en primer término y
la desigualdad de ellos, los famosos “términos de intercambio”, que acompañan el dominio del
poderoso, del nuevo amo, sobre el sometido, aún con el extremo auxilio de las armas de
guerra en último término, acabadas las negociaciones diplomáticas, sus falsos acuerdos, tan
conocidos como permanentemente repetidos a lo largo de la historia conocida de la
humanidad. Diplomacia encubriendo la violencia final, leyes del más fuerte. El poder dueño del
territorio.
La fuerza económica armada y poderosa como última razón.
La idea del Amo y el Esclavo está allí presente y ha sido abundantemente tratada. Aquí la dejo
solamente apuntada.
Pero para delinear la “izquierda”, que le atribuimos al pensamiento de WA, resulta primordial
saber que ese tema será central en todo lo que emprenda y produzca y será también un eje
ético en su comportamiento desde sus compromisos con la realidad y con su oficio.
Así de simple, definitivo, tema que obstaculiza y lleva a la derrota o posterga a tantos intentos
valiosos de socialismo, cooperativismo, estatización, en innumerables experiencias en varios
territorios, su sentido social y humano avasallado una y otra vez, incansablemente.
En esa crónica situación de “derrota” hay sin embargo que buscar salidas, rebelarse, intentar
una y mil veces torcer las cosas. Rebeldía renovada siempre, esperanza, horizonte a alcanzar.
Relativos triunfos parciales animan durante la dura batalla a continuar intentando superar los
límites establecidos. Momentos de éxito y avances que también ocurren en las fisuras del
sistema.
WA personifica una línea de “socialismo científico”, que estudió desde las cuestiones
cotidianas hasta las generales con paciencia y medida y ligado a un “funcionalismo” del mejor
cuño, lo que le permite descubrir su degeneración en “pseudos funcionalismos”, que producen
cosas con formas exteriores “funcionales” sin haber pasado por el estudio de la realidad de las
funciones a las que debe responder, ni entender la complejidad de las funciones y sus distintos
niveles.
El “modernoso” o pseudo funcionalismo fue detectado por muchos autores, y forman hoy un
largo capítulo de la arquitectura moderna.
Acusa allí a los diseños Bauhaus de los años 20 de estudiar sólo la forma exterior de las
canillas y no el tema industrial a fondo, entre otras cosas parte además de internas propias de
la Escuela dirigida por Gropius y otros después (Hannes Meyer y Mies Van der Rohe).
Banham escribe esto a fines de los años ‘50, junto con los primeros estudios críticos al
movimiento de las vanguardias del ‘20, junto con Colin Rowe, publicados en el Architectural
Review, por aquel entonces.
Hay algo de exagerado en sus juicios contra Le Corbusier, creo, pero marca un tema que existe
como problema no tomado en sus justos términos antes de su intervención.
Y vale para una mayoría de adeptos al moderno como “moda formal” ridiculizada genialmente
por Jaques Tati en el cine en el film “Mi Tío”.
Recuerda a Aristóteles cuando observa que es el remero que rema el debe juzgar al remo y su
bote.
También Baliero, recuerdo, decía que “la cocina era el único lugar creativo que iba quedando
en las casas”.
Todo el diseño popular, secular, estudiado a fines de los ‘60 por Cristopher Alexander iba en el
mismo sentido.
Otro arquitecto que ubico en la izquierda de la que hablo, Jorge Vivanco, dijo que su objetivo
era crear algo anónimo, que el autor desapareciera. Y así pensaba y pulía sus proyectos desde
la época de la Escuela de Tucumán, hasta sus años en la Cuba liberada.
Búsqueda de una arquitectura equitativa en una sociedad equitativa era el norte, el horizonte
buscado.
Ese socialismo científico tan valioso en principio sufrió una degradación que lo llevó a un
pseudofuncionalismo frío, por confundir lo equitativo con lo igualitario y buscar exactitud en
los comportamientos humanos, reducida su capacidad de diversidad y sorpresas.
Paralelamente burocracias políticas endurecieron las ideas, reempleadas por slogans vacíos.
Apareció el “realismo socialista”, inútilmente intentando justificarlo, lamentablemente por
escritores meritorios como Héctor Agosti, dando muestras últimas del agotamiento de una
mentirosa igualdad, falsa e impostada (ver Nación y Cultura de Agosti) o verla en la poesía
política de Neruda, lamentable momento de un gran poeta.
El divorcio absoluto con el mundo rural llegaba a su apogeo, el drama estaba presente, la
igualación en su peor expresión.
La diversidad de la vida humana, ausente.
Viviendas-tipo iguales repetidas cada un en su lote llenan los suburbios con densidades
bajísimas, y los políticos solo cuentan números en sus proclamas. Los arquitectos y urbanistas
no son escuchados.
Estética y ética.
Conociendo las realidades del mundo, ser modesto, trabajar para contribuir a rebelarse contra
las injusticias, afinar las herramientas del oficio, difundir sus ideas, eran formas de la modestia
que modelaron su vida.
Que sólo haya llegado a la enseñanza en 1956, invitado por los alumnos después del
complicado “cese” en la Universidad de Buenos Aires (cese de 9 meses que precedió a los
cambios de planes de estudio luego de la caída de Perón), es un hecho desgraciado que exige
reposiciones.
Sus libros Vivienda y Ciudad y Vivienda y Clima son insoslayables como parte de nuestra
cultura artística urbana y arquitectónica.
También será importante y para muchos hasta sorpresivo el hecho de que el propio Carlos
Marx en la pg 1 de El Capital se refiera al carácter de la “mercancía” que puede ser “aún
fantasmal”, como dice al iniciar su análisis. El tema aparece también tratado por Carlos del
Barco con abundancia de documentación y es suprimido en ediciones de El Capital, impresas
en la URSS por el Partido Comunista.
Borrar la idea de fantasía era el tema. Y en Marx estaba expresamente indicada y molestaba a
la ortodoxia burocrática de Moscú y sus seguidores.
Un marxismo desprovisto de su carácter abierto ya en manos de los burócratas que
terminarán desastrosamente con el desmoronamiento, después de mediados del siglo XX,
como es notorio.
Es entonces la de Acosta una forma de funcionalismo especial, que nada tiene que ver con
otras derivaciones, quizá dominantes, que terminaron en su fracaso en tanta arquitectura
pseudo funcional, como la llamaba Acosta, y en enseñanzas igualmente chatas, confundiendo
ciencia con leyes cerradas, exactas y válidas de una vez para siempre.
El dinamismo de la vida social, en todos sus órdenes barrió con ese intento de detener el
conocimiento de lo arquitectónico, lo urbano y lo territorial, en términos estrictos de ciencias
duras, estadísticas y catálogos tipológicos encasillados para siempre.
Y militantes que se creían dueños de verdades eternas, sin duda alguna, muerta la
transformación histórica clave en Carlos Marx, en “todo lo sólido se desvanece en el aire” que
ocupó a Marshall Berman.
De todos modos un sistema gradual, por escalas, llevó a Acosta como a Le Corbusier en sus
tomos de Obra Completa a demostrar un posible camino que era capaz de partir del diseño de
la célula de vivienda, siguiendo con su acoplamiento posible para formar “unidades de
habitación mayores” y llegando a formular imágenes de posibles nuevas ciudades con sus
nuevos paisajes como en el caso de Argel o el anterior de París de 1925, o en formulaciones
ideales ensayadas por Acosta en los difíciles años ‘30 de Buenos Aires.
Cuidadosos estudios sobre el particular clima variable de nuestra ciudad, acabados estudios de
asoleamiento y clima muy avanzados y claras ideas del valor de lo regional, cuando se trataba
de temas en otras regiones del país donde también le tocó construir eventualmente, como
Córdoba o Bahía Blanca, o Sao Paulo o Venezuela.
De modo que para entenderlos es imprescindible tener en cuenta la íntima relación de su obra
con lo estético-artístico, y con lo material y práctico, y el carácter siempre novedoso de los
temas que se le presentaran en sucesión no previsible, cosa propia de nuestro dinámico oficio
que no puede detenerse en formas o ideas fijas, preconcebidas, de ciencias duras, que no
pueden serlo más que relativamente, como sabemos.
Una justa fusión de lo material y lo espiritual era natural resultado de su posición frente a la
vida
La esperanza proyectual.
Limite advertido por WA en 1938 y formulación del posible socialismo futuro como solución
que la historia mostró, hasta hoy improbable en la práctica, de modo que persiste la lucha,
llena de avances y retrocesos, que debemos ver con atención para que la esperanza proyectual
de la que habló Tomás Maldonado no pierda terreno, mantenga su vitalidad.
Primer asunto, eludido con total frecuencia a veces, por no haber más remedio, como en
ejercicios nuestros de facultad, en que nos vemos obligados a no considerar el tema de la
propiedad de la tierra, etc., etc., para hacer posible el ejercicio de diseño necesario.
O sentarnos a esperar que el mundo cambie para entonces hacerlo, o peor, suponer un mundo
ideal, teórico, y proyectar como si fuera real. Tema intentado por talleres totales en Córdoba, a
fines de los ’60 o en Talleres de autogobierno en los ‘70 en la UNAM (México).
Opciones muy claras y tomadas por algunos, no por nosotros, que trabajamos con el “Hoy y
Aquí”, del que hablaba WA en 1957.
Lo hicimos durante más 25 años con Jaime Sorín y muchos otros docentes, durante años, en
temas variados tomando nuestra realidad como en Avellaneda, Lugano, Ribera del Riachuelo,
Liniers, estación Sáenz, Calle Corrientes, etc., etc. pero dejando fuera un tema que haría
imposible el ejercicio proyectual, el de la propiedad privada del suelo, primer material de la
arquitectura.
Somos conscientes de las limitaciones impuestas por el capitalismo a que se refiere Acosta en
su medular historia del urbanismo desde sus orígenes hasta la actualidad.
Pero, forzando la realidad, en los Talleres Nacionales y Populares, alrededor de los años 1973,
1974 y 1975, se trabajó en asociaciones con cooperativas y organizaciones sociales populares,
cosa que también han practicado muchos otros talleres dentro y fuera de la facultad. Esas
experiencias fueron valiosas y fueron interrumpidas por la intervención a la Universidad previa
a la dictadura asesina cívico-militar.
Nosotros hemos preferido, en general, ejercicios sobre la realidad concreta dentro de las
limitaciones, llevándolas a sus expresiones mejores dentro de lo posible, con ensayos de
rehabilitación y recuperación relativos y no revolucionarios, para una revolución que no se
haya producido aún, que tendrá su circunstancia histórica que desconocemos hoy.
Trabajamos sabiéndonos limitados por la realidad y luchando contra esos límites, sin
imaginarnos libres mientras la dominación continúe siendo evidente.
Y sabemos considerar el valor relativo de proyectos como “Deliriuos New York” de Koolhaas, o
antes de los Metabolistas japoneses que, a su manera, son parte de la realidad, real y virtual,
es lo mismo, y que juegan su papel en el camino de la arquitectura.
Toda la fiesta falsa de la arquitectura top, con la crisis mundial y toques de “ecologismos” o
modas de “sustentabilidad” por el otro extremo de las tensiones reales, intenta vanamente
atenuar el discurso oscureciendo sus fines.
La situación personal de Acosta al llegar a nuestro engolado país conservador y con fuertes
prejuicios antisemitas, entre otros sectarismos con los que deberá convivir y desarrollar a
pesar de todo su formidable actividad profesional, son temas que merecen traerse del olvido y
valorarse en todos sus sentidos,
Publica años antes un fundamental estudio “Vivienda y Ciudad” ya citado, con prólogo de
Pablo Gerchunoff, que escribe en La Nación de los Mitre.
Lavado, creo, preventivamente de citas a Marx aunque con sus ideas sociales claramente
expuestas, ese es un libro clave en todo sentido, con paralelismo con las Obras Completas de
Le Corbusier, pero oculta algo que sabemos es capital.
Ese texto del 1938 desnuda ese punto político de manera que lo transforma en un
complemento necesario de todas sus investigaciones y proyectos conocidos.
Desnuda ese punto no tan claro en su taller de Buenos Aires de fines de los cincuenta donde
funcionaba como un sobreentendido del que no se hablaba, al menos con claridad. El fracaso
del congreso CIAM del 32 en Moscú también permaneció en las sombras hasta hoy, dicho en
términos generales.
Idea de ciudad-campo como un tema inseparable propio del pensamiento socialista de Mario
Molina y Vedia, mi padre, que escribió, a principios de los ‘40 sobre la idea de “Rurbanismo”.
Denunciaba allí al urbanismo como poder sustituyente e invasor y no pocas veces instrumento
de degradación ambiental, tenida por “natural” consecuencia del “progreso”, cuyo carácter
dual era ocultado por las derechas que gobernaban sus órganos de planeamiento y
legislaciones urbanas aprobadas desde fines de los años ‘30.
Todos resueltos con gran presión de los intereses inmobiliarios, entre los cuales tratan de
encontrar resquicios las tímidas ideas de urbanistas, muy condicionados por su pertenencia a
organismos al servicio justamente de los intereses financieros.
Fuera de esa “legalidad”, Evita pudo construir escuelas, viviendas, hospitales, durante los años
del Primer Plan Quinquenal, obras siempre recordadas. (1947 a 1952)
Las leyes son pasadas por alto, con la presión inmobiliaria, con numerosas excepciones, cuyo
número supera con mucho al del texto inicial en pocos años, florecen las coimas de diferentes
jerarquías, el sistema se hace oscuro y netamente burocrático, al servicio de los intereses
ligados a la ley de Propiedad horizontal de 1948.
Bereterbide, hacia los años ’50, trabajando en el Plan para Avellaneda, fracasado después de
años de trabajosos estudios, episodio digno de estudio porque muestras las contradicciones
crecientes que harán impracticable el Segundo Plan Quinquenal, cercado por innumerables
presiones que terminan con la caída de Perón en 1955.
Las cuestiones rurales apenas pueden ser enunciadas, la planificación regional va a pasar
ostensiblemente a empresas e intereses privados y extranjeros. Planificación privada en manos
de grandes poderes internacionales será la dura realidad.
Antes de estas manifestaciones críticas sobre el papel del urbanismo, hubo intentos como los
de las ciudades lineales de los “desurbanistas” soviéticos, silenciados por Stalin, análogos a los
propuestos por WA en el trabajo de 1938.
Aún hoy florecen ideas de ejes urbanos lineales que unen varias ciudades de Sudamérica en
una utópica planificación territorial de carácter ambientalista y ecológico.
El texto de Acosta de 1938 tiene ecos del constructivista de Lissitzky de 1929 y está
fundamentalmente en su misma línea.
La separación entre Marx por un lado y Stalin en el poder efectivo por otro, marca la distancia
infinita que los separa y fija el drama del momento que volverá a repetirse en otras ocasiones.
Los obstáculos que se oponen a los cambios que tratamos de pensar y las dificultades puestas
por la práctica concreta y real con su inercia poderosa.
Tema actual que nos sigue ocupando y cuya complejidad ha aumentado con los años y la crisis
de tantos “ismos”, alguna vez abrazados como indiscutibles y llenos de traiciones, desvíos
inesperados, ortodoxias, heterodoxias e historias nada sencillas ni claras, propias de la
dinámica de los hechos concretos.
Propuesta increíble pronunciada hoy. Propone: que puedan vivir como vecinos los habitantes
de la ciudad y el campo.
Que sus distancias sean las menores posibles, que lo artificial y lo natural convivan y puedan
tener algún equilibrio o armonía aceptable.
Equilibrio propio de la “ciudad lineal”, los verdes equipados en redes territoriales regionales,
organizando cuencas “hídricas naturales”. Y la planificación urbana unida a la planificación
rural es lo que falta resolver.
Las condiciones de trabajo en el campo son desnudadas hoy y muestran la enormidad de las
injusticias. La esclavitud moderna en polémica: dos esclavitudes, la urbana y la rural.
Fugas a los “barrios cerrados”. Quiebra social. Murallas.
La fuga de los privilegiados a sus barrios cerrados exclusivos y de sospechoso éxito como
modos de vida social posible, y las murallas y fracturas sociales consiguientes.
Todo esto hoy ligado a temas de equilibrio climático pasivo, y sostenibilidad, términos
utilizados para esconder y salvarse con estadísticas e índices no reales y leyes y reglamentos
igualmente violados.
La situación actual en nuestro país y en América latina en búsqueda de unión, lucha por dirimir
esas cuestiones que no pueden entenderse desligadas de la realidad colonizadora petrolera
actual y sus agresiones y confusas alianzas en medio oriente. Además de la crisis europea
dentro de una guerra continua, con arsenales de armas de incalculable poder nunca visto y
acción silenciosa y a distancia, por medio de robots altamente automatizados, que han
mostrado los films de ciencia ficción abundantemente.
Acosta critica la realidad del esquema urbano metropolitano central super-concentrado que
lleva al hacinamiento y profundiza las desigualdades, con el cada vez más lejano mundo rural.
Con un imposible sistema de transporte público especialmente olvidado en nuestro país, con el
desguace ferroviario de los últimos cuarenta años y el sufrido y cotidiano movimiento de la
población encerrada en el sistema, la situación es particularmente grave.
Con el mayor perímetro de contacto entre ciudad y campo. La más fácil cercanía relativa.
Lo imposible realizado.
Ciudad lineal realizada. Utopía construida y habitada porteña. Avda “Paz General”.
Ernesto Vautier, por su parte, y viniendo de otra trayectoria que la de Le Corbusier (ver “La
ciudad dulce”. Juan Molina y Vedia. Ed. Nobuko ) transita ese tema de lo rural en sus años en
Colombia, pero aún antes lleva a cabo el diseño y realización de la Avda. Gral. Paz, parque de
50.000 árboles cuidadosamente distribuidos y dando 50 km de contacto del paisaje verde con
las instalaciones diversas a lo largo de su curso y en sus perímetros cercanos.
Quienes vivieron en su niñez en esos bordes conocieron lo que era tener una autopista
moderna junto a la posibilidad de reunirse bajo los árboles, remontar barriletes, y tener
lugares de reunión, en intercambio, públicos, gratuitos y únicos como ambiente colectivo de
usos diversos, libremente decididos por la población. Un espacio público equipado con su
complejidad de usos y momentos.
Sin “murallas” ni “rejas” separadoras que fueron el rasgo distintivo de la decadencia del
espacio público urbano hacia los años ‘90 y que hizo crisis en los levantamientos de diciembre
de 2001 y algunas de sus continuaciones conocidas y no superadas todavía. Era y es la ciudad
“herida” de que hablaba Mariano Arana en su introducción a mi libro “Mi Buenos Aires
Herido”, editado por Colihue en 1999.
Aún sobrevive con sus arboledas restantes y continuas ampliaciones sobre el verde.
En conclusión: el tema aparece reinstalado aunque muchas veces oculte el interés inmobiliario
detrás de la imagen de parque público, que finalmente no resulta tal.
Robert Moses, citado por Jane Jacobs (ver The economy of cities y Vida y muerte de las
ciudades americanas) participó de ambas versiones cada una propia de una época, los años
‘30 y los ‘60-‘70 ya de capitalismo salvaje y terminal.
Una planificada, de avenidas parque, y otra destructiva, sólo centrada en intereses privados en
New York, ligada a oscuros intereses inmobiliarios con expulsión calculada de poblaciones
perseguidas y segregadas.
La cuestión del Poder y el destino de los territorios, nos plantea grandes posibilidades y
grandes interrogantes a la vez, abismos y oportunidades.
Llenos y Vacíos
Descubrir que deben imbricarse paisaje rural y paisaje urbano es una consecuencia más de
saber ver que los “vacíos” no son tales y que valen como los “llenos” y deben combinarse
simultáneamente.
Idea que es de la Gestalt de Kurt Koffka, a principios del siglo pasado, y que desarrollamos
nosotros posteriormente a partir de la fenomenología, conociendo su antecedente oriental en
el LaoTsé y el Tao-Te King -en que incursionara mi abuelo Julio Molina y Vedia desde sus
posiciones anarquistas de los comienzos del siglo XX-.
Ideas que todas las vanguardias compartieron desde diferentes miradas, al terminar el rígido
armazón neoclásico que embretaba a la arquitectura y a las artes en general.
Tema tomado desde nuestra arquitectura popular de siempre, creación anónima y colectiva, a
retomar con su creación del “barrio” y su compañero “el tango” que es su voz. Lugares de
intercambio, diversidad, tejidos mixtos, usos combinados y diversos que son la base de la
calidad urbana añorada de aquellos “barrios” donde vivienda, trabajo, comercio y pequeños
industriales, supieron convivir.
Una cultura del consumismo acelerado intenta hacer de cada segundo de nuestras vidas un
motivo de ganancia calculada sobre nuestra obediencia de consumidos, que no alcanzan a
saber que lo son.
La publicidad ocupa todos los espacios, los llena de órdenes que ocultan su fin, el de la
competencia salvaje por controlar nuestros sueños, previstos por Marx, nuestras
subjetividades prefabricadas e impuestas.
De la Madre Tierra
Desde siempre Lao Tsé y la protección de la madre tierra, de su naturaleza y equilibrio, tema
hoy llamado “lo sustentable”, concepto de moda, que se ha prestado a engaños y juegos de
ocultación, capaces de sostener situaciones como las denunciadas por Atilio Borón, Juan
Gelman, Osvaldo Bayer y tantísimos otros, incansablemente.
Así, el interés por el clima, propio de WA, y los temas del confort y el manejo sabio de las
energías, de las dispendiosas o las recuperables y limpias, y las escalas de la geografía humana
regional, forman una sólida base de todo el pensamiento expresado con claridad por Acosta,
reuniendo su calidad de artista y su calidad científica, como se hace manifiesta, también como
veremos en Lissitzky, en un texto de 1929 que comentaremos más en detalle más adelante (La
reconstrucción de la arquitectura en la URSS. Ed G Gili”).
La apertura a lo estético que él prefería practicar sin nombrarlo, en los hechos agregó cierta
confusión en sus discípulos, en un ambiente además poco dispuesto a aceptar sus ideas de
izquierda, que sólo indirectamente aparecían en su manera de tratar los proyectos y en la
elección de los temas.
Fijando las coordenadas del Taller que fue invitado a dirigir desde 1957, dijo sintético y
terminante: “AQUÍ Y AHORA” será nuestro lema.
Pensarlo en nuestro país en esos años, significaba un cambio de rumbo del mirar lo ajeno sin
creer tener nada propio, trayendo en realidad cosas ajenas desde su ya lejana estadía y
trabajos en la Europa de los 20, época de sus vanguardias.
Antropológico, Acosta, ve en su cuidadoso recorrido histórico del texto de 1938, ceñido, algo
esquemático, pero valioso, desde los nómades, a los agricultores, a los artesanos después, en
las diferentes relaciones de trabajo y vivienda, y tamaño posible de las poblaciones, y el tema
de las energías, largamente dependientes de la esclavitud de la fuerza humana hasta llegar a
las sorprendentes energías finalmente mecanizadas con otras formas renovadas de la
esclavitud.
El siglo XXI tienen tecnologías sorprendentemente nuevas y ciertas preguntas acerca de su uso
en la sociedad siguen sin contestarse, pero la esclavitud reaparece en nuevas formas antes
inimaginables en la época del escrito esperanzado de WA que postulaba un socialismo que no
llegó y sigue siendo un horizonte huidizo.
Acosta revisa al espacio y las políticas referidas a él, relacionándolas con la base material de
producción y las relaciones sociales capitalistas, de modo de desnudar la naturaleza del Poder
sobre las poblaciones y sus territorios.
De los años ‘30, con los nazis en el horizonte, a los ‘60, ya en su taller, seguía dominando una
callada persecución a sus ideas de izquierda, desde Uriburu, y en la época de golpes cívico-
militares, culminados en el genocidio de los ‘70.
Límites Hoy
Hoy las zonificaciones no pueden ser ni cercanamente lo claras que fueron en los tiempos
analizados por WA.
Nuevos tipos de claridad serán necesarios, sin embargo, siempre para aclarar nuestras ideas al
iniciar un proyecto.
Nunca creer que puede caminarse sin ideas, aunque sean estas abiertas y dispuestas al juego
de variaciones más rico, más “deleuzianas”, o “macedonianas” podríamos decir nosotros.
Ya no es tan claro a qué debemos responder, es una época que requiere moverse en la
confusión reinante. Programas diversos, abiertos, nos llaman a trabajar.
Explotados, campesinos, actuales jóvenes en la metrópoli, han mejorado las condiciones pero
con luchas no acabadas, fuerzas de choque, patotas reclutadas por doquier, más los
desheredados innumerables nuestros y más allá en África, y Medio Oriente que arde.
Las ideas y el tratar con ellas, exige una capacidad flexible de comprensión de infinitas
constelaciones dinámicas que aparecen y desaparecen.
Las aventuras de equidad querida requieren mucha paciencia y cuidado para ser advertidas.
No se repite nada, pero todo lo que vivió, en alguna forma sigue viviendo desde lo más
remoto.
Lo que vivió, vivirá, como sintieron Tuñón, Unamuno y Borges, entre tantos otros que han
dejado sus mensajes.
Esto me llevará a unirlos finalmente a las ideas de Carlos Astrada en Metafísica de la Pampa,
que no eludió la relación entre cosas aparentemente lejanas como lo arcaico, primigenio, y lo
más sofisticado, llegando al desarrollo moderno de la informática cibernética.
Lo de Acosta debe traducirse a las nuevas situaciones, pero tiene ciertas enseñanzas
permanentes, cosa que requiere entender la diferencia actual del problema social de base que
mantiene la vigencia desgraciada de nuevas formas de esclavitud y rebeldía,
consiguientemente renovada y en lucha dura, compleja y difícil.
Digamos entonces que WA nos explica en 1938 lo principal a resolver, pero no los detalles,
que como él sabía, sería necesario resolverlos en el futuro, como también lo enunció Carlos
Marx sin poder evitar las interpretaciones de sus ortodoxos burócratas, que anularon la
historia como hecho abierto, dinámico.
Esto que he empezado a escribir nació de la sugerencia de Jaime Sorín de completar los
trabajos sobre Bereterbide y Vautier con uno sobre Wladimiro Acosta, como una manera de
contribuir a llenar un vacío que rodeó a sus ideas y sus obras, ignorado por la historia oficial
que tenía sus límites muy claros, acentuado por los años de neoliberalismo que debimos
soportar.
Tiene la aspiración de replantear ciertas líneas de izquierda entre las que entran las peronistas,
las eclesiásticas y religiosas de diversos orígenes, y de otras múltiples procedencias que en su
momento confluyeron en movimientos de reivindicación popular muy reconocibles desde los
años ‘60 en nuestro país.
Allí, en esos momentos de confluencia fueron, como ideas de izquierda, muy poco
desarrolladas por razones obvias en los tiempos de liberalismo que hemos vivido.
Hoy nos permitimos un respiro con esta tarea de rescate de algo que es en sí un complejo
desafío.
Otras “izquierdas” aún menos evidentes circularon en los años ‘30 y ‘40 en nuestras tierras
animadas por pensamientos socialistas, libertarios y también cientificistas o experiencias del
Irigoyenismo, que confluyen en el movimiento peronista más adelante y aún hoy se
manifiestan de alguna manera desde Forja, Jauretche y otras memorias, o en Puigross más
adelante.
Textos recientes de Horacio González creo que participan de la idea de que estamos en un
momento privilegiado de nuestra historia nacional, complejo, con abismos posibles y una
necesidad de escuchar todas las voces, sin crispaciones, y saber advertir los obstáculos que, sin
duda, provienen con su inercia, de las oscuras décadas pasadas,
La ciudad con la idea de “ganarle al río” en todas sus variantes. La destrucción de las riberas.
Hechos cotidianos de difícil solución.
Digamos que de Wladimiro y su ciudad lineal deriva claramente esta cuestión que impregna
cualquier proyecto nuestro, la oposición del interés general, al interés privado dominante.
Es notorio un esfuerzo por reconstruir la vida barrial manifiesto en la recuperación del carnaval
suprimido por la dictadura y en vías de difícil reconquista.
Economía de energías
Otro punto de gran actualidad deriva de las observaciones sobre el tema climático, y
microclimático, tan caro a Wladimiro.
Edificios pensados como artefactos que cumplan todas las condiciones de confort requeridas,
sin grandes inversiones de energía mecánica rechazan a la inútil y antieconómica manera de
resolver las cuestiones por medios mecánicos sofisticados y para algunos casos excepcionales y
han dejado su lugar a búsquedas de soluciones “naturales”, de energías renovables, solar,
eólica, etc., muy presentes ya en toda la arquitectura de Wladimiro. Aunque no era de Buenos
Aires, estudió cuidadosamente su clima, como investigador, y nos dejó el formidable dibujo de
un desnudo tomando sol en su terraza en uno de sus proyectos de Vivienda y Ciudad, todo un
mensaje sobre vida natural, pureza de alma y cuerpo.
Y hay indicios de que esas búsquedas felizmente se han retomado frente a la crisis planetaria
actual.
Plagios y repeticiones muertas, multiplicados por las facilidades de Internet. Baja calidad de los
archivos disponibles.
Hay que desconfiar de los proyectos que quieren demostrar con índices y ataduras a dudosos
reglamentos, a dudosas concepciones de la “sostenibilidad”, que disfrazan proyectos con
memorias que quedan en los papeles y en gráficos nada probados en las experiencias
prácticas.
Para esto, Bereterbide, Vautier y el chileno mendocino Ramos Correa, pueden dar ejemplos
insuperables del sentido común y la buena arquitectura que construyeron en sus largas
trayectorias.
Las obras populares anónimas de todo el mundo forman parte de esta solución natural de los
espacios de vida, así como las obras-paisaje de Luis Barragán, sus patios en el luminoso
México, su uso de los colores y materiales. O La Habana que describió Alejo Carpentier, en “La
ciudad de las columnas”, con sus vitraux y recovas atenuando la atmósfera restallante de soles
implacables.
Toda esta reflexión sobre la praxis, teoría-práctica inseparables, demuestra la fuerza de estas
ideas y su permanencia a través de los tiempos y los cambios.
Las teorías desgajadas de su práctica tienen su validez sin duda, pero se trata de otra óptica la
que nos guía al considerar la de Wladimiro.
Digo, no es la única forma de hacerlo, es una exitosa dentro de ciertos límites, que sin
embargo son muy amplios en el caso del diseño urbano-rural o diseño “territorial”, el
arquitectónico, y demás diseños, actualmente en práctica interrelacionada.
La “madre tierra” que en Bolivia ha sido reivindicada por Evo Morales recientemente es un
tema de la mayor profundidad, muy cercano a lo que Wladimiro plantea respecto a la artificial
y enferma metrópoli capitalista, con todas sus luces y todos sus males.
Entre lo arcaico y las últimas tecnologías se está jugando nuestro destino y debemos sacar
fuerzas de todo esto sin falsas ideas de modernidad, sabiendo que el movimiento y lo estable
tienen sus verdades y deben convivir y combinarse inteligentemente.
Una comprensión del pasado como parte viva de todo futuro debe alimentar este camino.
“Coimópolis”, término de Juan Filloy en su novela Caterva de 1938 arrima ideas coincidentes
con las de Acosta y muy cercanas a las contemporáneas de Roberto Arlt en Los siete locos,
Aguafuertes Porteñas o Los Lanzallamas, entre otras.
Numerosas reflexiones sobre el momento, dichas por linyeras locos o alucinados. Todos textos
de los años ‘30 justamente como el de WA que estamos comentando.
La costa de Vicente López, por ejemplo, fue un gran parque público verde durante unos años,
ganando la costa para el solaz popular, mérito de la intendencia, que tiró hace poco todo a la
basura, cambiando repentinamente su rumbo, sucumbiendo ante grandes presiones, con el
mismo intendente, García. Hubo protestas de los vecinos que fueron ignoradas.
El tema del camino de sirga, ampliamente burlado, es un caso general y mucho más amplio
que abarca toda la costa del Río de la Plata, con sectores que han tenido distintos destinos,
mejores y peores.
Las cuencas del Riachuelo y del Reconquista y otras menores intermedias, y sus difíciles
recuperaciones, son temas cruciales a trabajar.
En Puerto Madero los oficinistas han tomado los espacios para sus momentos de descanso y
también funcionan como paseo ciudadano central, acosados cada vez más por enormes torres
impávidas, desde donde se manejan los grandes números y negocios, protegidos por
seguridades de última generación, en halles en que flotan empleados que algo ponen de
humanidad entre tanto robot, cerraduras con tarjetas magnéticas y bandas elásticas para guiar
los pasos permitidos, controles ablandados por el espíritu algo indomable que les queda a los
porteños y los redime en parte y da cierta humanidad al pretendido hall robotizado.
Carlos Gamerro en su novela Las islas dramatiza ese clima de manera implacable. Habla de las
realidades desde la ficción. Vale la pena leer sus páginas con sus delirantes personajes que
cuesta poco no verlos como reales. “Tamerlán” es el amo de las torres de Puerto Madero, en la
ficción.
Los empleados están como atrapados en procedimientos militares de vigilancia y atenúan sus
jornadas las situaciones que deben “actuar”, tan prolijos, bellos e impecablemente vestidos y
serviciales y eficientes, hay que admitirlo.
Pero hay allí un modo de vivir que nos ha sido impuesto desde Las Vegas, afirmado en todas
las macrópolis mundiales.
Definir el clima humano de uno de esos halles de ascensores sería interesante, todo limpio,
brillante, cuidado por servidores atentos, espacios en general enormes, mostradores eficientes
y sonrisas de bellas empleadas.
Ascensores y arriba jerarquías de gerentes de diferente importancia mirando quizá el río
inmóvil, el río sin orillas de Juan José Saer.
Todo eso tiene sus programas que nos llegan a los arquitectos que hacemos lo mejor que
podemos nuestra tarea, el diseño de algo que tiene pre-resueltos sus datos principales y que
debemos seguir o dejar para otro dispuesto a hacerlo.
La ciudad construida cuenta lo que la sociedad es y es muy relativo lo que los arquitectos
pueden hacer para evitarlo.
Por eso “la cuestión de la vivienda” que pensó Engels excede su arquitectura y no es, en
realidad, un problema o “el problema”, sino una “cuestión” que es parte de algo mayor.
Digamos que muchos arquitectos deben seguir sin desviarse de Programas, que les son
impuestos sin su participación, desde los más inmundos, hasta algunos posibles y hasta
deseables en las fisuras del sistema.
La arquitectura tiene su tradición de servicio que llega desde antes de la época de las
monarquías y se sigue prolongando en nuestras metrópolis, ya en el borde de la ciencia ficción.
Los arquitectos diplomados recientemente pueden dar testimonio de los programas que los
están esperando, que son formas diversas de desafío entre los que deben optar. Y encontrar el
lugar para la rebeldía y unirse a los que puedan acompañar.
Todo debe hacerse dentro del condicionamiento férreo de las leyes del capitalismo, como
anotó Wladimiro.
Lo que queda sin responder todavía es dónde está el recurso que permite avanzar en la difícil
trama de las burocracias reales, previstas por F. Bereterbide y E.Vautier en el trabajo “Qué es
el Urbanismo”, publicado en 1932 por la Municipalidad de Buenos Aires, que presentía a la
“burocracia” como el gran peligro amenazando las ideas del urbanismo, reducidas a “utopías”.
Dilucidar cómo se llega a avanzar en las soluciones prácticas es el camino difícil en el que
queremos participar.
El socialismo encontraba nexos con ciertos sectores del peronismo y no con otros, pero
participaba de la misma adhesión a las grandes ideologías aceptadas en materia de
planificación, como una cuestión fundamental para organizar los territorios (por ejemplo Plan
de salud de Ramón Carillo).
Revista Contorno
Serán esos ‘50 los años de Contorno, de los hermanos Viñas, años del “colorado” Ramos,
luego con Hernández Arregui y demás. Debatimos entonces en la Universidad del Nordeste,
donde escuchamos a Wladimiro y a Sacriste en 1958.
Todos tomados por la idea de lo regional como camino moderno, en la gobernación peronista
de Descole, impulsor de ese centro universitario del noroeste argentino, con extensión a
Bolivia, parte de la región así abierta a lo latinoamericano.
Las ideas de Jorge Vivanco, que trabajó en Cuba en los ‘60, están ligadas a una visión
geográfica mundial y regional que será interesante anotar y tienen relación con las ideas que
nos interesaron en WA., con sus aportes y sus dificultades también.
Las nuevas postulaciones podrían irse acercando a una definición necesariamente abierta e
imperfecta de las ideas de izquierda en el diseño territorial latinoamericano.
Con todas las polémicas que encierran y no tendrán fin seguramente, mientras haya gente que
siga pensado por su cuenta.
Debemos soportar el exceso de información actual, que nos acosa y sobrepasa nuestra
capacidad de asimilación, lo cual nos lleva a buscar diálogo y compañía, para seguir los nuevos
caminos que deben ser necesariamente compartidos colectivamente.
Hoy y aquí
Habrá que actuar con mucho tino y cuidado para tratar de llegar al meollo de los problemas y
no es cosa que podamos resolver individualmente, es una tarea de conjunto de
organizaciones, técnicos e instituciones.
Y en apoyo a eso la nueva publicación y lectura de textos olvidados, pero vivos, que estamos
queriendo rescatar junto a figuras como Wladimiro, que llegó de Odessa a Buenos Aires, en
medio de todos los avatares políticos que estamos recorriendo, es la que debemos compartir
para acercarnos a repensar el problema, sin falsas salidas rápidas, o mágicas, sin obstáculos,
de apuros ligados a campañas electorales.
La ciudad o los territorios no pueden no trasuntar lo que verdaderamente ocurre en las vidas
sociales reales, cosa que resulta pesada carga difícil de admitir totalmente.
Y es evidente que seguimos dominados, aunque rebeldes frente a grandes sistemas injustos
que amenazan el destino de la totalidad del planeta, como advierten entre muchos otros Juan
Gelman, Osvaldo Bayer, Fidel Castro, en recientes artículos muy serios e informados, acerca
de la realidad mundial incontestable de la producción militar y guerrera, y la generación
incesante de puntos de conflicto ardientes y manejados desde oscuros intereses.
Se manifiestan, eventualmente, con centro en Egipto (febrero 2011) África y medio oriente
con sabor a petróleo y genocidios constantes.
Gobiernos títeres tiránicos con jefes con abultadas cuentas en Suiza y los consiguientes
conflictos que han tocado recientemente a Europa ya globalizada, alimentan la crisis
generalizada.
Sofía Cóppola muestra un reciente film a su personaje, “exitoso” de Los Ángeles, abatido
totalmente, que termina dejando su automóvil al costado de una ruta en los desiertos de
Texas, se baja y empieza a caminar por el desierto. Imagen final que lo dice todo. Del éxito a la
desesperanza, en el mundo publicitario y consumista.
El acoso
El individuo, gastado por el éxito buscando la salida de ese mundo mecánico de consumidores
consumidos que le ha tocado protagonizar, entre las luces de Las Vegas y el mundo “top” de la
sociedad “espectáculo”.
La mención de Bayer a las culturas originarias y su destino ligado al de la tierra, por otro lado,
señalan lo arcaico y la memoria que lo vuelve a buscar.
La búsqueda del origen perdido de la vida feliz, se toca con cierta mención, fugaz, a Gandhi
que aparece en el film de Cóppola, con su sencilla ropa blanca, que apenas interrumpe la
terrible serie de locuras que rodean al actor estrella, entregado a su destino de “ganador”
conducido por un marketing sofisticado que no lo abandona.
En la enseñanza de arquitectura resulta clave la introducción del cine actual para desarrollar la
comprensión del espacio vivido debe incluirse en la formación del arquitecto de forma quizá
más decidida.
Desde Metrópolis de Fritz Lang, y Eisenstein, hasta Iosseliani y Leonardo Favio o Lucía Cedrón y
los múltiples ejemplos actuales.
En resumen, del texto crítico de WA con su cita breve a Marx y su poderoso análisis posterior,
historiando el fenómeno de las poblaciones, desde las más primitivas hasta las actuales, y el
tema territorial como estrechamente ligado al del Poder, en todos los órdenes, nos muestra
sus evidentes relaciones con intentos revolucionarios o de cambios, sus aventuras teóricas y
políticas burocratizadas repetidamente, cuyo análisis nos es útil para emprender las acciones
actuales necesarias, sin exitismos exagerados, sin valorar injustamente los obstáculos
repetidos en otras instancias políticas, ni con actitudes de reverencia y sumisión a las
poderosas fuerzas que nos han llevado al desastre ambiental actual y que no han dejado de
actuar, cambiando estrategias para renovarse en nuevas formas de explotación difíciles de
combatir. Destructores de utopías, conservadores de todo lo peor.
También, con optimismo, reunir todas las fuerzas populares y organizaciones que presionan
para conseguir las liberaciones que impulsaron a este tipo de gente: Wladimiro Acosta, Eleazar
Lissitzky, Bereterbide, Vautier, y centenares más, por supuesto defendiendo las ideas de una
liberación del territorio habitable, de su explotación por poderes concentrados, salvajes, y que
no tienen límites en sus ambiciones, sin importarles el destino de los millones de excluidos que
pugnan por conseguir el “hombre nuevo” y la sociedad redimida, la que imaginó entre otros el
gran poeta Juan L. Ortiz, desde su Villaguay que dejó escrito “…cuando veamos al fin la gente
toda con las manos unidas”. Y al “hombre nuevo” buscado por tantos luchadores y soñadores,
que no olvidaremos nunca.
Notas
Dirigente del Partido Comunista argentino. Publicó Neuquén. La vida de los presos políticos,
durante el peronismo. En el 55, lamentaba la caída en manos gorilas del país y reconsideraba
su posición. Amigo de mi padre, conocí por voz propia ese cambio de posición. Luis Sommi era
ebanista y estudioso de historia argentina.
(2) Rodolfo Puigross. Comunista que en el 45 se hizo peronista. Fue rector de la Universidad
de Buenos Aires, en la época interrumpida por la intervención de Ottalagano, en 1975 previa al
golpe de estado de Videla. Lo “nacional y popular” fue su tema. Su hija Adriana publicó un libro
que parte de su muerte en Cuba y muestra complicadas disputas en torno de su figura.