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LA PIEDAD Y LA HORCA.
Historia de la miseria y la caridad en Europa.
Bronislaw Geremek.
LA PIEDAD Y LA HORCA
Historia de la Educación Social María
Eugenia Echenique Petrini
LA PIEDAD Y LA HORCA
Historia de la Educación Social María
Eugenia Echenique Petrini
literatura italiana del Trescientos, que afirma que las maldades morales son fruto de la
pobreza.
Aparecen los eremitas, personas que vivían de forma retirada y con un modelo de
abstinencia en el comer, con un aspecto exterior miserable, una falta total de indumentaria
y descuido de la higiene hasta el punto de que eran confundidos con vagabundos vulgares.
Cada vez que había un funeral de alguien rico se daba limosna a los pobres, pero cuando
quien moría era un monje se daba limosna a 1000 mendigos en la puerta del monasterio,
se dividían en cuatro partes, primero a 100, luego a 200, después a 300 y por último a 400
mendicantes. Estas donaciones se hacían en días específicos, había como una especie de
calendario.
Más tarde estas donaciones se limitan a la fundación de hospitales, leproserías y
albergues, se tiene la sensación de que el espíritu de caridad se manifiesta de manera más
eficaz y directa en estas obras.
Se pone de moda mantener a los pobres dentro de las propias casa, dándoles de comer,
cuidándolos, esto, ya no solo lo practicaban los monasterios y leproserías sino que
también se extiende hasta los ambientes burgueses.
Surge un nuevo tipo de beneficencia, llamada beneficencia corporativa, en la que los
asistidos eran pobres o enfermos vergonzantes, que a cause de la muerte del padre de
familia o un incendio por ejemplo, perdieron todo y ahora necesitan ayuda.
Entre el los siglos XIV y XV se plantea el objetivo de regular la asistencia a los pobres,
es decir se establece que nadie puede mendigar sin la correspondiente ficha mental. Un
funcionario de cada cuidad era el encargado de vigilar a los mendigos y de distribuir las
pólizas a las personas realmente necesitadas. También se encargaba de prohibir el acceso a
las ciudades a los mendigo extranjeros.
Todas estas medidas fueron tomadas supuestamente por una cuestión de higiene social.
Surgen asociaciones de mendicantes, en las que todos los mendigo que formen parte de
estas, repartirán entre ellos sus ganancias (limosnas) de forma equitativa. También
aparecen compañías de ciegos, destaca la compañía de los mendicantes de Estrasburgo.
Las técnicas la profesión mendicantes se basaban en la exhibición de los signos
exteriores de invalidez, enfermedad e indigencia como medio para solicitar la caridad.
El bajo rendimiento de la agricultura medieval provocaba una situación en la cual las
masas campesinas vivían en constante temor al hambre. El bajo rendimiento de la
agricultura y el sistema de explotación hacen que la indigencia constituya un fenómeno
endémico del mundo rural. La calamidad del hambre que golpeaba a esta población tiene
un carácter local y no sincronizado.
Destaca la imagen del señor feudal, quien a cambio de comida y ropa, sirviese en el
seno de la familia garantizando el servicio y la obediencia.
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La vida económica y social tiene valor local, los recursos son limitados: medios de
comunicación, transporte, difusión de ideas, sistema monetario, etc. La iglesia lo controla
todo.
Esta etapa llega hasta la Revolución Industrial, cuyas capitales europeas del cambio son
Brujas, Amberes, Venecia y Ámsterdam.
La “miseria de masas” es debido a que en el S. XII los precios son elevados. En el S.XIV
hay una crisis en la economía rural y urbana lo que supone un giro estructural. Hay una
tesis demográfica que intenta explicar esta crisis diciendo que las cosechas tenían la misma
producción mientras había un crecimiento demográfico importante.
Hay migraciones del campo a la ciudad, la población no está estabilizada, y la gente trabaja
ocasionalmente, habiendo un gran número de desempleados temporales. Empiezan a
acumular alimentos. Hay un fraccionamiento de la propiedad campesina. El mercado
penetra en el campo y provoca diferenciación material y grupos de campesinos
acomodados.
Según N.J.G. Pauds (historiador americano) el origen de la crisis recae en el sistema feudal
y en el modo de explotar los excedentes. A partir de aquí los campesinos empiezan a estar
asalariados, debido al descenso demográfico y las epidemias, hay menos gente para realizar
el trabajo que antes se hacía entre muchos por eso la mano de obra está mejor pagada. Pues
los vendedores descontentos con esta situación suben el precio de la mercancía además de
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presionar al Estado para que erradicase la holgazanería a base de leyes que obligaban a
emplearse bajo pena de castigo y por un salario más bajo.
En el S.XIV aumentan los precios sobre todo las especias, los cereales, sin embargo menos
los productos artesanales e industriales quizá se deba a la “tijera de los precios” en favor de
los agrícolas. Pero los salarios se mantienen igual lo que se traduce en un siglo de
expansión económica y descenso del nivel de vida. Las causas: la afluencia de dinero del
continente americano y los problemas internos. Como consecuencia los ricos son más ricos
y los pobres más pobres. Un dato notablemente es que las mujeres ganaban cuatro veces
menos que los hombres.
Ya en el S.XVII frena la subida de los precios, menos los agrícolas, que siguen igual si los
comparamos con los salarios. La crisis de la primera mitad de este siglo es a causa del
conservadurismo en las relaciones de producción y en los sistemas de gobierno, por eso la
solución o salida era el desarrollo industrial y el cambio de sistema de poder con el triunfo
de la burguesía. La pena es que las cosas para el proletariado no mejorarían demasiado. Se
mantiene la relación precios-salarios del S.XVI.
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alimenticia, sino que ahora bajan los sueldos Podemos hablar de tres tipos de capitalismo;
el agrario, el comercial y el industrial.
La reforma de la asistencia social en las ciudades significaba una respuesta a las
transformaciones que estaban produciéndose a causa del capitalismo, esta reforma debía
crear condiciones favorables para estas transformaciones y nivelar las tensiones sociales.
La imposibilidad de las transformaciones económicas en el siglo XVI se muestra como un
fenómeno de la vida urbana. Se produce otra reforma social para la ayuda de los pobres,
esta tenía un carácter fundamentalmente urbana.
En las dos cámaras del Parlamento inglés se desarrollaron debates sobre los proyectos de
ley relativos a:
o Los reformatorios.
o La extirpación de la mendicidad.
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Martin Lutero respecto al problema de las buenas acciones, a las polémicas en torno a la
actitud cristiana en la vida social y a la justa organización de la comunidad de Dios sobre la
tierra. La doctrina de Lutero:
o Reconocía al poder laico y a los expertos juristas, una autonomía particular en el
gobierno del reino de la ley natural.
o La prohibición de la mendicidad debe ir acompañada de una adecuada organización
de la asistencia a los pobres que no están en condiciones de ganarse la vida.
o En la atención en los pobres hay que ofrecer ayuda solo a quienes se lo merezcan.
Juan Luis Vives, escribió la principal obra del programa humanista de reforma de la
asistencia social. Explica los principios generales del ejercicio de la caridad e indica como
deberían comportarse los pobres, también presenta un programa detallado de reforma de la
asistencia social ciudadana.
Por último Giginta que encontró argumentos capaces de conciliar los preceptos de la
doctrina con las necesidades ciudadanas. Su obra tuvo gran importancia práctica en las
sucesivas realizaciones de la reforma de la caridad en las ciudades españolas.
En la reforma de la asistencia a los pobres del siglo XVI, el trabajo impuesto en la
legislación de muchos países europeos contra la haraganería era parte integrante de un
programa de eliminación de la plaga de la mendicidad en la vida urbana.
Tratando el tema de los pobres, a partir de la Edad Media se ponen en práctica sucesivas
iniciativas de asistencia a los más necesitados, empezando por Gian Galeazzo Visconti, a
finales del s. XIV, en Milán. Lo que el promulgaba para que se cumpliera era que los
mendigos deberían estar en los hospitales, haciéndose así un registro de todos los mendigos
y pobres para llevar un control de éstos, y de ello se encargarían eclesiásticos y algunos
laicos. Todo pobre tendría su puesto asegurado en los hospitales.
En 1530, el noble Girolamo Miani, promulgó además de las enseñanzas de las buenas
costumbres y de la fe católica, prohibió la mendicidad, y adiestraba a los niños en los
trabajos físicos en el mismo orfanato que fundó, el cual les aseguraba un trabajo en el
futuro.
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En el Concilio de Trento se dictan una serie de normas para una nueva organización: en
los hospitales tomarían el control los obispos, y también vigilarían a los pobres, a los
voluntarios laicos que allí trabajaran. Presentado más adelante la mendicidad y
holgazanería como violación del precepto divino, para así evitar el caos público y social
que esto suponía, a pesar de que estas reformas iban en contra de las normas cristianas de
dar limosna al necesitado.
Con la llegada de Pío IV, se prohíbe la mendicidad pública por las calles de Roma y se
amenaza con la reclusión, destierro o envío a galeras, esta prohibición iba destinada para
los mendicantes, no para los vagabundos. Eran controlados por comisarios y policías que
vigilaban las calles llevándolos a los hospitales, poniendo a trabajar a aquellos que podían y
asistiendo a los inválidos.
Al acabar el s XVII Inocencio XII fundó el Hospicio General de los Pobres, con lo que se
prohibía mendigar, dar limosna. Se efectuó en el censo de los pobres, que controlarían y
organizarían una congregación especial. Se agrupó a los mendigos y de nuevo en procesión
los llevaron al hospital donde trabajarían en función de sus posibilidades.
Todas estas medidas se habían realizado con violencia con los mendicantes desde que se
promovieron, y los mendigos lo veían como su reclusión y represión, en la cual los agentes
municipales arrestaban aquellos que ejercían la mendicidad que distinguían de los obreros
temporeros que paseaban por las calles de la ciudad por los cayos y heridas de trabajo, así
los que no las tuvieran eran arrestados y llevados a prisión.
Más adelante, en los países que emprenden su evolución hacia una sociedad moderna y
capitalista, se crean las casa de trabajo coactivo, que se utilizan para dar trabajo y
enseñanza de un trabajo a los mendigos y ociosos como castigo. En estas casas a la entrada
se ponían lemas y citas para que estos mendigos y personas sin trabajo no temieran, pero la
verdad es que seguían unas normas y funciones como en un centro penitenciario,
castigando al que no quería trabajar.
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Cuando los que eran arrestados se ponían enfermos los mandaban a otro hospicio, y
después lo castigaban físicamente con latigazos por ejemplo. Muchas de las personas que
allí se encontraban ni si quiera eran mendicantes, sino que simplemente se habían quedado
sin trabajo, y los recluían junto con los mendigos, vagos y delincuentes; Por ello, estas
casas de trabajo adquirieron una mala fama entre la población local, además de por su
hostilidad y dureza.
El problema de estos hospicios es que daban más costes, que beneficios y no se podía
seguir con su existencia, aún así se insistía en que la mendicidad era vergonzosa y que los
pobres, deberían trabajar para los ricos, realmente ese era el único fin.
La política que se llevaba a cabo con el funcionamiento y trato con los pobres, era hostil,
tanto es así que uno de sus fundadores rehusó a ser director del Hospital Mayor, porque
dudaba de que la política de reclusión de los pobres estuviera conforme con la voluntad de
Dios.
Así estos hospicios encontraron desagrado en las clases populares, en las que obreros y
trabajadores se revelaban en ayuda a estos vagabundos, mendicantes y pobres, ya que veían
injusto el obligar a los mendicantes a trabajar sin ningún fin, ni enseñanza, y mucho menos
cuando algo debería de ser caritativo se les castigaba y obligaba a trabajar sin salida alguna.
Finalmente se terminarían por desaparecer estas instituciones por la crítica que se llevo a
cabo de ellos.
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Y con este desarrollo general, se desarrolla a su vez una solidaridad entre obreros, y de
manera caritativa a los emigrantes internos, y a los menos desafortunados.
Pero economistas como Marx, entienden que el desarrollo de una sociedad capitalista trae
consigo el avance de unos, y la miseria de otros menos afortunados. Con lo que se tenían en
cuenta también que la miseria en un territorio desarrollado tenía mano de obra segura para
los trabajos más duros.
Otra visión que se tenía era que en un país donde existe la libertad para todo hombre, no
hay esclavitud, por lo tanto siempre quedarían estas grandes masas de pobres para los
trabajos poco especializados y más duros. Pero la miseria no aparecía sólo como un mal
necesario para el desarrollo. Algunos achacaban este motivo al excedente de población
obrera, que crece sin control. Otros le echaban la culpa al alto desempleo que se producía
en algunas ocasiones de crisis.
La asistencia social para los necesitados se debatía entre el trabajo o la ayuda. Muchas
familias terminaban dependiendo de las ayudas del Estado, ya que la incertidumbre del
futuro del obrero, cambiaba constantemente. Donde podían tener su trabajo más asegurado
era en las fábricas donde las condiciones laborales y de salud eran peores.
A pesar de todo esto, en general se observaba un aumento de las rentas en los obreros, y
una disminución de los horarios de trabajo.
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Concluyendo ya con este trabajo me gustaría decir que no ha sido un libro fácil de
leer, ni de entender, pero aún así he sacado de él respuestas a preguntas
relacionadas sobretodo con las distinción de clases y a su vez me ha servido como
ayuda para entender el presente que estamos viviendo
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