Sunteți pe pagina 1din 28

La Terapia Asistida con Caballo: su influencia positiva en las habilidades

de socialización y comunicación de personas con discapacidad

intelectual.

(The Equine-Assisted Therapy: its positive influence in the social and


communicative skills of people with mental disabilities)

Emilie Fransens

Estudiante del Grado de Trabajo Social

Universitat Rovira i Virgili, Campus Catalunya, Tarragona.

Artículo finalizado: 05/2014

Resumen

En este artículo se exponen los beneficios que genera la Terapia Asistida con Caballos en

personas con Discapacidad Intelectual en relación a sus habilidades social y comunicativa. En

la primera parte del artículo, se habla de la Terapia Asistida con Animales, madre y

predecesora de la Terapia Asistida con Caballos, a través de un breve recorrido histórico y una

recogida bibliográfica. En la segunda parte del artículo se habla de la Terapia Asistida con

Caballos, su historia y sus beneficios en la salud humana, para acabar centrándonos

específicamente en la influencia positiva de la Terapia Asistida con Caballos en personas con

Discapacidad Intelectual en sus habilidades sociales y comunicativas. Este artículo se basa en

una recogida bibliográfica, además de una experiencia personal vivida a través de las prácticas
de Trabajo Social realizadas durante el curso 2013-2014 en Villablanca, dónde he tenido la

suerte y oportunidad de participar en varias sesiones terapéuticas con caballos dirigidas a

personas con DI.

Palabras clave: terapia complementaria, terapia asistida con caballos, discapacidad

intelectual, habilidades sociales, habilidades comunicativas.

Abstract

This article explains the benefits produced by Equine-Assisted Therapy for people with mental

disabilities regarding their social and communicative skills. The first part of the article is about

the Animal-Assisted Therapy through the history and it includes a collection of cited Works. This

therapy precedes and is linked to the Equine-Assisted Therapy. The second part of the article is

about the Equine-Assisted Therapy, its history and its benefits for human health. This part will

specifically focus on the positive influence of Equine-Assisted Therapy in the social and

communicative skills of people with mental disabilities. This article includes a collection of cited

woks and personal experience that happened during the internship I did at Villablanca, while

studying Social Work in the 2013-2014 academic year. There, I had the chance to participate in

several therapeutic sessions with horses for people with mental disabilities.

Key words: supplemental therapy, Equine-Assisted Therapy, mental disabilities, social skills,

communicative skills.

Introducción

Este artículo describe los beneficios que aporta la Terapia Asistida con Caballo (TAC) a

personas con discapacidad intelectual en relación a sus habilidades de socialización y de

comunicación. La TAC es una de las modalidades que forman parte de la denominada Terapia

Asistida con Animales. Con tal de poder definir de una forma clara el contexto del cuál proviene

la TAC, a modo de introducción, se realizará un breve recorrido histórico y teórico de la Terapia


Asistida con Animales para acabar centrándonos en la TAC y en su influencia sobre las áreas

de socialización y comunicación de personas con discapacidad intelectual.

Las relaciones entre hombres y animales han sido variadas y crecientes. A lo largo de la

historia los animales han sido utilizados como medio de trabajo, como fuente de alimento,

como medio de entretenimiento, como protección para el hogar o el territorio, como símbolo o

instrumento sagrado objeto de culto, como modelos de investigación biomédica y conductual,

como guía para personas discapacitadas y como fuente de afecto para sus dueños (Serpell,

2003).

Desde la antigüedad, los animales también han formado parte de programas terapéuticos

destinados a ayudar a personas. Su uso terapéutico se remonta a la Antigua Grecia, dónde ya

se recomendaba dar paseos a caballo como parte de una terapia dirigida a personas con

enfermedades incurables para aumentar su autoestima. Hipócrates, médico griego,

consideraba que la actividad con caballo relajaba a sus pacientes, en su libro Las Dietas,

aconsejaba la equitación como método para regenerar la salud y preservar el cuerpo de

muchas dolencias. El uso terapéutico de animales ha evolucionado mucho desde la época de

Hipócrates hasta la actualidad, ha sido empleado en el tratamiento de múltiples dolencias, tanto

físicas como psíquicas, y se han dirigido a diversos colectivos, ya sean niños, tercera edad,

discapacitados físicos y/o psíquicos, heridos de guerra, entre otros.

En el campo de la salud mental, la Terapia Asistida con Animales siempre ha existido, aunque

no como terapia reconocida científicamente tal y como la conocemos hoy en día.

Históricamente, una gran parte de la bibliografía sobre animales en entornos terapéuticos se

limitaba a interacciones fortuitas con animales que tenían lugar en entornos terapéuticos de

manera casual. Tal y como cita Martínez Abellán, R. (2008), Beck y Katcher (1984) dicen al

respecto que “los animales estaban allí simplemente para distraer o para procurar a los

residentes el placer asociado tradicionalmente al cuidado de las mascotas”.

En el siglo XVII se incorporaron animales domésticos, principalmente gatos, en el tratamiento y

rehabilitación de personas ingresadas en instituciones mentales de Europa. La finalidad

principal de esta iniciativa era proporcionar tranquilidad a los internados. En 1669, el filósofo

Inglés John Locke defendía que la relación con los animales tiene una función socializadora. A
partir de este momento empezaron a promulgarse las primeras teorías sobre la influencia

positiva de los animales de compañía en enfermos mentales. Estas teorías afirmaban que la

relación establecida entre los animales y las personas con enfermedad mental permitía el

desarrollo de sentimientos sociales, a la vez que les proporcionaba tranquilidad. Por otro lado,

también se descubrió que la relación de los animales con los seres humanos también

proporciona beneficios físicos y psicológicos, además de sociales, los cuales permiten mejorar

la calidad de vida de las personas.

A principios del siglo XIX, se extendió significativamente la incorporación de animales en

terapias realizadas en centros institucionales. En 1792, el doctor William Tucke, en el York

Retrear de Inglaterra, utilizó por primera vez oficialmente animales en el tratamiento de

enfermos mentales. Esa fue la primera ocasión en que seres humanos utilizaron animales de

compañía para cambiar el comportamiento de los enfermos mentales (Jones, 1955) (citado en

Martínez Abellán, R. 2008). Las personas que vivían en esta residencia podían pasear por las

instalaciones y jardines de manera totalmente libre dónde tenían la posibilidad de interactuar

con diversos animales. Según Tuke, los animales eran muy amistosos con los residentes y el

trato con ellos despertaba sentimientos sociales y benévolos.

Otro ejemplo del uso y reconocimiento de esta unión hombre-animal fue por el neurólogo

Austríaco Sigmund Freud (1856-1937), el cual utilizaba su perro durante las sesiones con sus

pacientes para que se sintieran más relajados, animados y confiados.

Al principio del siglo XX, se produjo el gran auge de la medicina científica, la cual desplazó a un

segundo lugar los avances realizados en el campo de las Terapias Asistidas con Animales

(TACA). No fue hasta finales de los años 1960-1970 cuando volvió el interés por este tipo de

terapias gracias a los escritos de un influyente terapeuta estadounidense infantil, Boris

Levinson, el cual ha asentado las bases de la Terapia Asistida. B. Levinson descubrió de

manera inesperada el potencial como coterapeuta de su perro cuando tuvo que atender una

visita no programada en su domicilio. El paciente era un niño con graves problemas de

retraimiento, pero Boris observó que reaccionaba de manera positiva ante la presencia de su

perro. Así pues el psiquiatra decidió incorporar su perro en las sesiones de terapia,

comprobando una gran mejoría en el estado mental del niño, ya que le ayudaba a
tranquilizarse, comunicarse y a expresar sus emociones. En 1962, B. Levinson publicó el

primer trabajo sobre el tema:”The dog as a co-therapist”. Levinson también fue quien acuñó por

primera vez el término de “mascota terapéutica” refiriéndose a su perro. Este término marcó el

resurgimiento del interés por parte de los investigadores y profesionales sobre los efectos

psicológicos emergentes de la interacción entre humanos y animales y significó un cambio

profundo, ya que se pasó de ver a los animales como instrumentos para ser explotados a

“socios” dentro de la terapia (Zamir, 2006) (citado en Barbero, F. 2011). Levinson sostenía que

las mascotas representan “una estación a mitad de camino hacia la recuperación del bienestar

emocional” (Levinson, 1969; 1972) (citado en Barbero, F. 2011).

En la década de los 70, motivados por el trabajo de Levinson, Samuel y Elisabeth Corson

realizaron un programa con el fin de evaluar la viabilidad de la TACA en entornos hospitalarios

psiquiátricos, con el cual obtuvieron buenos resultados. El programa consistía en emplear

perros en un hospital psiquiátrico con 50 pacientes que no respondían al tratamiento

tradicional, obteniendo un aumento de la comunicación y la autoestima, además de

independencia y capacidad de asumir responsabilidad para el cuidado de los animales.

En las últimas tres décadas ha aumentado el interés por las diversas maneras en que los

animales se pueden utilizar terapéuticamente para mejorar la salud física y emocional de los

seres humanos. Esta convicción sobre la importancia de los animales para las personas se ha

desarrollado de tal modo que hay colectivos médicos y educativos que realizan investigaciones

y desarrollan Terapia Asistida por Animales. Actualmente, apenas nadie discute ya los

beneficios de integrar animales en los protocolos de tratamiento de personas discapacitadas

(Martínez Abellán, R., 2008).

Así pues, a continuación se presentara la Terapia Asistida con Animales, para acabar

centrándose en la Terapia Asistida con Caballos y, más concretamente, en sus efectos

positivos en relación a las habilidades de socialización y comunicación de personas con

Discapacidad Intelectual.

Terapia Asistida con Animales y Terapia Asistida con Caballos


Durante muchos años se ha empleado el término Terapia Asistida con Animales o Zooterapia

para englobar todas las intervenciones realizadas con animales, como son las actividades
1
asistidas con animales (AAA) y la terapia de mascotas (TDM). La Delta society (1996)

distingue estos tres términos de la siguiente manera:

La Terapia Asistida con Animales se define como una intervención que persigue un objetivo,

que usa el vínculo persona-animal como parte del proceso de tratamiento. Los animales y

quienes se ocupan de ellos o sus propietarios son seleccionados y entrenados para cumplir

criterios específicos y trabajar con profesionales que ayudan a establecer objetivos

terapéuticos, guiar sesiones terapéuticas y evaluar el proceso (Gammonley et al., 1996) (citado

en Barbero, F. 2011). En cambio, las AAA se caracterizan por la inclusión de los animales en

actividades por tal de facilitar la motivación, la educación y la recreación, alentando la

interacción casual sin seguir un conjunto específico de criterios u objetivos. Estas pueden

incluir voluntarios y sus mascotas visitando una residencia de tercera edad, para promover una

socialización positiva y una interacción entre los residentes. Aunque está considerada de

naturaleza terapéutica, no hay un conjunto de objetivos y tampoco se requiere una planificación

o evaluación, tal y como sucede con la TACA. La TDM podría ser una sub categoría de las

AAA, ya que las visitas también están realizadas por voluntarios y éstas no son directivas,

asimismo, los animales no están involucrados de forma intencional en el tratamiento del

paciente por tal de alcanzar unos objetivos terapéuticos específicos (Gammonley et al., 1996)

(citado en Barbero, F. 2011).

Centrándonos exclusivamente en la TACA, es importante remarcar que este tipo de terapia no

es una terapia alternativa que sustituye las terapias tradicionales, sino que es una terapia

complementaria que sirve de apoyo para los tratamientos específicos tradicionales. El objetivo

de la Terapia Asistida con Animales es el de integrarse en un proceso terapéutico existente

como un complemento al mismo para aportar estímulos y motivación a las personas receptoras

de la sesión y hacer que progresen de forma voluntaria. La Terapia Asistida con Animales es

una intervención directa orientada a la consecución de unas metas, diseñada por un equipo de

profesionales de la salud en el ámbito de la práctica de su profesión (Delta Society, 1996). Tal y

1
La Delta Society es una sociedad sin ánimo de lucro creada para promover la inclusión de los animales
en un esfuerzo para mejorar el bienestar de aquellos que requieren asistencia psicológica.
como cita Martínez Abellán, R. (2008), para Beck (1995) es aquella terapia que implica el uso

de animales como agentes terapéuticos, y Katcher (1986), a su vez, la define como la

utilización de la capacidad terapéutica del contacto con los animales.

En relación a la TACA, muchos son los autores que han mencionado los beneficios que aporta

esta terapia a la salud de los seres humanos, tanto a nivel físico, psicológico y social. Según

Friedmann (2003) (citado en Barbero, F. 2011) “La observación implícita o el estar en presencia

de animales tiene un impacto directo tanto en la respuesta fisiológica como en la salud

psicológica”. Tal y como cita Barbero, F. (2011), Serpell (2003) dice respecto al estrés: “los

animales de compañía pueden proporcionar a las personas una forma de apoyo social que

reduce y amortigua el estrés” (McNicholas & Collis, 1995; Serpell, 1996; Siegel, 1990) (citado

en Signes Llopis, M.A., 2009). Acariciar a un animal es beneficioso para la salud y el bienestar

de una persona, ya que la calidad de las relaciones sociales depende en gran parte del tacto.

Las sesiones de terapia o educación son una gratificación táctil, con valor terapéutico, tanto

para la mejora de la salud psicológica como de la física (Fine, 2003) (citado en Barbero,

F.2011) La interacción con animales promueve la actividad física, ayuda a centrar la atención,

estimula la interacción social, mejora el sentido del humor, favorece el contacto físico, el juego

y las demostraciones de afecto tanto con el animal como con otras personas. En consecuencia,

parece servir como protector de las personas contra la soledad y la depresión. También

favorece la independencia, el sentido de valor y utilidad para otros, y la motivación. Finalmente,

incentiva un estado afectivo positivo, un aumento de la autoestima y un sentido de logro (Beck,

1997). En términos generales, los autores consultados para este artículo coinciden en que las

Terapias Asistidas con Animales influyen en las áreas física (equilibrio, coordinación,

motricidad fina), psicológica y emocional (reducción del estrés y ansiedad, aumento de

autoestima y confianza en uno mismo), social y comunicativa (mejoría de habilidades sociales y

comunicativas, verbales y no verbales, aumento de interacciones sociales, empatía) del ser

humano.

Existen tres principales modalidades de Terapias Asistidas con Animales: la Canoterapia o

Terapia Asistida con Perros, la Equinoterapia o Terapia Asistida con Caballo y la Delfinoterapia

o Terapia Asistida con delfines. Todas las modalidades que conforman las TACA aportan a los

humanos unos beneficios y objetivos generales compartidos (físicos, psicológicos y sociales),


pero también es cierto que cada animal tiene sus particularidades y especificidades las cuales

los hacen únicos.

En este artículo nos centraremos en la Terapia Asistida con Caballos (TAC). En relación a la

terminología empleada para referirse a la Terapia Asistida con Caballos siempre han existido

grandes debates. A lo largo de la historia, se ha empleado el término Hipoterapia para referirse

a la globalidad de terapias que emplean el caballo como principal herramienta terapéutica. Es

importante destacar este dato para no confundir la terminología empleada a lo largo de la

historia con la empleada en la actualidad, la cual destaca la Hipoterapia como terapia

específica para un tipo de pacientes en concreto, dentro de un grupo de terapias con caballos

denominado Terapia Asistida con Caballos (Martínez Abellán, R., 2008).

La clasificación más conocida internacionalmente es la clasificación realizada en el VI


2
Congreso Internacional de la Monta Terapéutica , celebrado en Toronto en 1988. En este

Congreso se decidió establecer una clasificación de la Terapia Asistida con Caballos, la cual

quedó tal que así: los términos Equinoterapia o Terapia Asistida con Caballos son utilizados

para englobar las tres áreas siguientes: Hipoterapia, Monta terapéutica y Volteo, y Equitación

como deporte para discapacitados. En esta clasificación, la Hipoterapia se definió como el

tratamiento que consiste en aprovechar los movimientos multidimensionales del caballo para

estimular los músculos y articulaciones de los pacientes, además de estimular a nivel cognitivo,

comunicativo y social al paciente gracias al contacto mantenido con el animal, su entorno y el

terapeuta. La Monta o Equitación Terapéutica es definida como un tratamiento psico-socio-

emocional, orientado a discapacitados psíquicos, sensoriales, con alteraciones del

comportamiento, problemas de aprendizaje e inadaptaciones sociales, en el que el jinete ejerce

control total o parcial sobre el caballo. Y, por último, la Equitación como deporte para

discapacitados se define como la práctica deportiva en la que se persigue como finalidad

rehabilitar e integrar socialmente las personas con discapacidad o inadaptación social,

mediante adaptaciones físicas y pedagógicas necesarias para cada individuo.

2
Congreso Internacional de Equinoterapia de la FRDI (Federation of Riding for the Disabled International)
de 1988 en Toronto, Canadá, dónde se dividió la Equinoterapia en tres áreas, aceptadas des de entonces
internacionalmente.
En este artículo no nos centraremos en ninguna clasificación en particular de las diferentes

modalidades de la TAC, simplemente estará dirigido a la Terapia Asistida con Caballos en

general. La razón por la cual generalizaremos la TAC, sin profundizar en ninguna área en

particular, es porque, el interés de este artículo no es tratar de encontrar la terminología más

adecuada para cada tipo de terapia y/o tipo de perfil de paciente, ni de entrar en debate sobre

este tema, sino que consiste en hablar simplemente de la intervención terapéutica que realizan

los profesionales con los caballos y los pacientes, y los beneficios que puede aportar esta

interacción a nivel de socialización y comunicación a personas con discapacidad intelectual.

Las clasificaciones sirven para definir los límites que separan un tipo de terapia de otra,

delimitan qué profesionales son los encargados de ejecutar una terapia u otra, a qué tipo de

perfil de pacientes van dirigidas, y la finalidad que pretenden conseguir. Cada área o modalidad

está dirigida a diferentes tipos de discapacidad utilizando estrategias diferentes (Gross, 2006),

pero los beneficios que obtendría el paciente en una modalidad son los mismos que los que

podría conseguir a través de otra modalidad de la TAC, ya que lo realmente importante en esta

terapia es el caballo, su entorno y los beneficios que éstos aportan a nivel físico, psicológico y

social.

En mi opinión, cuando se realiza una intervención terapéutica con un caballo, aunque el

profesional incida en la mejoría de un aspecto determinado de la salud del paciente y para ello

realice ejercicios específicos dirigidos a este fin, el paciente no dejará de aprovecharse de

todos los demás beneficios que un caballo y su entorno pueden producir en su salud. Por

ejemplo, si un terapeuta lleva a cabo una sesión de Hipoterapia con un paciente con el objetivo

de mejorar aspectos físicos, como pueden ser su postura y su equilibrio, además de estos

beneficios, el paciente también desarrollará mejorías a nivel comunicativo y social, psicológico

y emocional, gracias al contacto con el animal, su entorno y el terapeuta.

La clasificación de la TAC siempre ha suscitado muchos debates, y aun hoy en día sigue

siendo sujeta de ellos. Todas estas diferentes nomenclaturas hacen más complicado el mundo

de la TAC, por lo cual es importante volver a una perspectiva más simplista, en la cual lo

realmente significativo es la intervención del profesional y del animal con el paciente, y los

beneficios específicos que aporta el contacto con el caballo en el paciente.


Antes de profundizar en la Terapia Asistida con Caballos tal y como la conocemos hoy en día,

es necesario un breve recorrido por su historia para situar el contexto en el cuál surgió el

interés por el uso terapéutico del caballo.

El comienzo de la utilización del caballo como elemento terapéutico se remonta a la

antigüedad. En la Antigua Grecia, Hipócrates ya reivindicaba los beneficios físicos y

emocionales de la monta a caballo. Después de la Primera Guerra Mundial, se utilizaba la

monta a caballo como terapia rehabilitadora para los soldados heridos en la guerra. Pero el

verdadero auge en Europa de la Equinoterapia, tal y como la conocemos hoy en día, no surge

hasta los años 50 del siglo pasado, en particular en Alemania, donde el doctor Max

Reichenbach, después de realizar una serie de estudios, describió por primera vez los

fundamentos teóricos de su uso en los programas de rehabilitación. Sus buenos resultados

promovieron la expansión de esta nueva terapia a la resta de Europa, Canadá y Estados

Unidos.

En la actualidad, la Terapia Asistida con Caballos es utilizada como terapia complementaria de

las terapias tradicionales en el tratamiento de múltiples variedades de patologías y dolencias,

ya sean físicas, psicológicas, o sociales (Falke, G., 2009).

Características y cualidades específicas del caballo

¿Por qué es distinto el caballo a otro tipo de animal? La principal razón por la cual se distingue

el caballo de otros animales en relación a su uso terapéutico son los tres principios terapéuticos

básicos en los cuales se basa la Terapia Asistida con Caballos:

 Transmisión de calor corporal (38ºC - 39ºC). El caballo genera más calor que el cuerpo

humano, cuya transmisión ayuda a la relajación de la musculatura inferior del jinete y la

liberación del cinturón pélvico (Gross, 2006).

 Transmisión de impulsos rítmicos del caballo al jinete.

 Trasmisión de un patrón de locomoción tridimensional similar al de la marcha humana

(ERNST María, 2007).


Estas tres características específicas del caballo son idóneas para la rehabilitación terapéutica.

Además de proporcionar claros beneficios a nivel físico, a través de la relajación de la

musculatura y la mejoría del flujo sanguíneo entre otras cosas, también promueven la aparición

de sentimientos positivos y nuevas sensaciones. El calor corporal del caballo produce un

sentimiento de calidez reconfortante al paciente, de relajación y confianza, mientras que los

impulsos rítmicos transmitidos del caballo al jinete proporcionan al paciente una amplia gama

de nuevas experiencias sensoriales.

Además de estos tres principios terapéuticos básicos de la TAC, el caballo presenta más

características personales consideradas cualidades en el ámbito terapéutico respecto a otros

animales.

La posibilidad de convertir a un caballo en un agente terapéutico viene determinada por

algunas de sus características biológicas y comportamentales que lo diferencia

sustancialmente de otros animales de terapia o compañía (ERNST María, M. De la Fuente,

2007).

Los autores María Ernst y el Dr. Manuel de la Fuente (2007) hacen referencia a los atributos

biológicos y de comportamiento de los caballos que los diferencian de cualquier otro animal,

sobretodo en relación a su uso terapéutico. En relación a las características biológicas y físicas

específicas del caballo, los autores destacan “la amplia gama de estímulos sensoriales que

ofrece el animal a través de su cuerpo, unos pasivos, como el calor de su cuerpo, el tacto de su

piel y crines, los cambios propioceptivos y vestibulares que experimenta el jinete en reposo y

en movimiento. Otros son activos, al tocar o acariciar las diferentes partes del animal”. El

caballo ofrece, a través de su cuerpo y de su movimiento tridimensional, una experiencia única

al paciente, transmitiéndole su calor corporal al mismo tiempo que sus movimientos rítmicos, de

los cuáles el jinete forma parte como si fuera una prolongación del animal. El caballo es el

único animal terapéutico sobre el cual los pacientes pueden sentarse o tumbarse, y de esta

manera sentir de una manera muy cercana el contacto con el animal, lo cual lleva a la aparición

de sentimientos de confianza y afecto entre el animal y el jinete.

Los autores también destacan el entorno en el cual se desenvuelve el caballo, “la experiencia

de las actividades al aire libre traslada al individuo a un entorno inédito en el que los cambios
de conducta pueden ser más fáciles, proporcionando una nueva apreciación de la realidad”.

Los caballos son animales que necesitan entornos espaciosos y naturales para vivir y

desenvolverse con naturalidad. A diferencia de otros animales terapéuticos, no se pueden

encerrar en una institución ni nada parecido para llevar a cabo la terapia, sino que se ha de

llevar a cabo en el exterior, en un espacio natural y abierto. Los pacientes que realizan una

terapia al aire libre con un caballo no tienen la sensación de estar realizando una actividad

terapéutica, por un lado porque el entorno es diferente al de una institución o una casa, ya no

están en su contexto habitual y, por otro lado, porque generalmente los pacientes no han tenido

la oportunidad de ver de cerca a un caballo, y menos de interactuar con uno. Otro aspecto que

remarcan del caballo María Ernst y Manuel de la Fuente, es que el caballo es un “agente apto

para la comunicación directa en términos extra y para verbales, pero también mediante

implicaciones lingüísticas, sobre todo de lenguaje interior y de conducta verbalizada”. Los

caballos se comunican a través de su cuerpo, de sus movimientos y sonidos, y responden de

manera muy positiva ante estímulos positivos como son las caricias, las recompensas y el

contacto afectivo. Para interaccionar con un caballo, no se necesita recurrir a un lenguaje muy

elaborado ni complejo, tan solo es suficiente con el propio movimiento corporal y, en ocasiones,

indicaciones claras y cortas. Los autores añaden que “la comunicación con el caballo supone

una ruptura del sentimiento humano de soledad y crea canales interactivos distintos de los

convencionales. Comunicativamente, y al contrario que otros animales de compañía o

domesticados, el caballo es reservado, tranquilo, poco intervencionista e incitador, con réplicas

moderadas y seguras”. Y, por último, hacen referencia al gran tamaño del caballo. Su tamaño,

al inicio de la relación jinete-caballo, puede provocar que el paciente se sienta intimidado y

asustado, pero a medida que las interacciones van aumentado entre jinete y caballo, su

tamaño deja de ser un obstáculo para convertirse en una cualidad, transmitiendo un

sentimiento de seguridad y poder al jinete cuando está encima del caballo, ya que “el medio

físico resulta más fácilmente dominable desde lo alto del caballo, menos inmediato y agresivo,

por lo que a partir de estas experiencias se puede manejar de otra forma.” “En definitiva, el

caballo proporciona al jinete aptitudes de las que éste carece: mayor tamaño, abordaje

espacial diferentes y amplificado, capacidad de desplazamiento incrementada en cuanto a la

longitud, la velocidad y la carga a transportar” (Ernst, De la Fuente, 2007).


Los beneficios asociados a la Terapia Asistida con Caballos se clasifican en varias áreas en

función de los objetivos que se pretendan trabajar con el paciente:

 Área psicológica/ cognitiva: Mejorar la autoestima y autoconfianza, el autocontrol

conductual, el reconocimiento y expresión de emociones, la capacidad de atención,

concentración y memoria o fomentar la comunicación verbal y no verbal, entre otros.

 Área psicomotora: Fomento de la coordinación psicomotriz gruesa y fina, construcción

de la simetría corporal, desarrollo de la lateralidad…

 Área de socialización: Relacionarse con personas que no pertenecen a su entorno

familiar o escolar, crear relaciones de amistad con los compañeros, desarrollar el

respeto y el amor hacia los animales, aumentar el número de vivencias e interacciones

sociales, desarrollar habilidades sociales…

 Área fisiológica: Estimulación de la peristalsis y del sistema circulatorio, respiratorio y

digestivo.

 Área motora: Regulación del tono muscular, inhibición de reflejos tónicos y movimientos

asociados, grabación y automatización del patrón de locomoción, estabilización de

tronco y cabeza…

Las sesiones de TAC se desarrollan en aquellas zonas de la hípica donde se monta

normalmente: la pista de doma, la pista redonda, la pista cubierta o el campo. En una sesión de

Terapia Asistida con Caballos participan el líder o guía, quien lleva al caballo sujeto del ramal,

los acompañantes laterales, que caminan junto al estribo, dando apoyo físico al jinete en caso

de ser necesario y el terapeuta (ERNST, 2007).

La Terapia Asistida con Caballos y Discapacidad Intelectual

En este apartado nos centraremos exclusivamente en la Terapia Asistida con Caballos aplicada

a personas con Discapacidad Intelectual (DI) y los efectos de esta terapia sobre sus

habilidades de socialización y comunicativas.


Antes de abordar el tema, es conveniente conceptualizar y definir qué es la Discapacidad

Intelectual y qué limitaciones y afecciones la caracterizan para poder, posteriormente, entender

con mayor facilidad las diferentes aportaciones beneficiosas que los caballos ofrecen a las

personas con DI en diferentes áreas. Para poder analizar la relación entre las limitaciones de

las personas con DI a nivel social y comunicativo, y los efectos positivos de la terapia con

caballo en éstas áreas, además de basarse en una recogido bibliográfica, el artículo también se

centra en una vivencia personal, experimentada en las prácticas de Trabajo Social en la

institución Villablanca. Durante estas prácticas he tenido la oportunidad de participar en una

serie de sesiones de Terapia Asistida con Caballos dirigidas a personas con Discapacidad

Intelectual.

La Discapacidad Intelectual, según la Asociación Americana de Discapacidad Intelectual i de


3
Desarrollo (AAID, 2002) es " una discapacidad caracterizada por limitaciones significativas en

el funcionamiento intelectual y en la conducta adaptativa que se manifiesta en habilidades

adaptativas conceptuales, sociales, y prácticas. Esta discapacidad comienza antes de los 18

años”. Y añade:”la Discapacidad Intelectual no es solo el nivel intelectual, ni las habilidades de

adaptación; son ambas cosas, iniciadas durante el desarrollo que, en el entorno físico, social y

cultural en el que vive esta persona suponen una limitación importante de su funcionamiento.

Así pues, la discapacidad es una expresión de las limitaciones en el funcionamiento individual

dentro de un contexto social y representa una desventaja sustancial para la persona” (Verdugo,

2003).

La definición de la DI de la AAID parte de cinco premisas esenciales para su aplicación

(Verdugo, 2003). Estas cinco premisas se han de tener en cuenta para entender correctamente

esta definición de DI, ayudan a contemplar aspectos significativos de la Discapacidad

Intelectual esenciales para su correcta evaluación y tratamiento:

- “Las limitaciones en el funcionamiento han de ser consideradas en un contexto

comunitario, en entornos típicos para los iguales en edad y cultura.

3
La Asociación Americana de Discapacidad Intelectual y del Desarrollo, AAIDD, (anteriormente
denominada Asociación sobre Retraso Mental, AAMR), fue fundada en 1876. Esta asociación, de
prestigio internacional, tiene el compromiso de formular y de difundir información y guías de buenas
prácticas que reflejen la comprensión, definición, diagnóstico, clasificación y planificación de apoyos
individualizados en el campo de la discapacidad intelectual.
- Una evaluación válida ha de tener en cuenta la diversidad cultural y lingüística, así

como las diferencias en los modos de comunicación y características sensoriales,

motores y comportamentales.

- En un individuo las limitaciones a menudo coexisten con capacidades.

- Un importante propósito de describir limitaciones es el desarrollar un perfil de los

apoyos necesarios.

- Si se ofrecen los apoyos personalizados apropiados durante un periodo prolongado, el

funcionamiento en la vida de la persona con DI generalmente mejorará” (Verdugo,

2003).

Para llegar a un mejor entendimiento de las aportaciones beneficiosas que puede ofrecer la

Terapia Asistida con Caballos, es necesario conocer las afecciones y limitaciones que suponen

la Discapacidad Intelectual en una persona.

La Discapacidad Intelectual se caracteriza por la afección y el empobrecimiento de diversas

áreas en el ser humano lo que provoca un funcionamiento limitado de la persona en su

entorno. Dichas áreas son las siguientes: área cognitiva, área psicomotora, área del lenguaje,

área afectiva y, por último, el área adaptativa. El área cognitiva es la más significativa, ya que

el déficit en la función intelectual es central en la DI. Las facultades cognitivas definen las

clasificaciones de los grados de este tipo de discapacidad (leve, moderada, severa y profunda),

los cuales, a su vez, determinan la autonomía y capacidad de integración de la persona. El

área psicomotora también se ve afectada en personas con DI, se traduce en un desarrollo

tardío de la psicomotricidad, lo cual provoca que su esquema corporal no esté tan estructurado

como el de personas sin discapacidad. Esta mala estructuración del esquema corporal suele

provocar déficits en la relación del sujeto con el mundo externo que puede provocar problemas

en la percepción, que se traduce en un déficit en la estructuración espacio-temporal; en la

motricidad, como puede ser la torpedad o la mala coordinación de movimientos e incorrecta

postura; y en las relaciones sociales, ya que el esquema corporal permite identificar el propio

ser y adecuar nuestras relaciones con los objetos y con los demás. En el área del lenguaje, los

problemas más frecuentes se suelen producir a nivel de la articulación y pronunciación, como

por ejemplo, puede aparecer la tartamudez o el habla retrasada. En cuanto a la afección del

área afectiva, si tenemos en cuenta la especial vulnerabilidad e indefensión ante las exigencias
del entorno de una persona con DI, las respuestas que dan en contestación a sentimientos o

sensaciones experimentados a través de su interacción con el mundo que le rodea no suelen

ser respuestas controladas ni normalizadas. Las personas con DI tiene tendencia a la baja

tolerancia a la frustración y una gran impulsividad que fácilmente se dejan llevar por las fuertes

experiencias emocionales. Y por último, la afección en el área adaptativa de la persona con

Discapacidad Intelectual. Esta área se puede distinguir dos principales habilidades de

adaptación afectadas, los hábitos de autonomía y las habilidades sociales o de relación. La

autonomía y las habilidades sociales son esenciales para que una persona pueda integrarse en

su contexto social, físico y cultural. “Es de gran importancia en el desarrollo de las personas

con deficiencia mental la adquisición de hábitos sociales y de autonomía personal. En el caso

de aquellos que están más afectados, porque será uno de los hitos más importantes en su

evolución; y en los casos más leves, porque será una de las principales garantías de éxito de

su integración familiar y social” (Puigdellívol, I. 1993).

Teniendo en cuenta la variedad de limitaciones que supone la Discapacidad Intelectual en un

individuo, se hace patente la idoneidad de la aplicación de la Terapia Asistida con Caballos con

personas con esta discapacidad. Como ya hemos comentado con anterioridad, la Terapia

Asistida con Caballos permite trabajar aspectos tanto físicos, como psicológicos y sociales del

paciente. Los beneficios físicos y psicológicos aportados por esta terapia a personas con DI

han sido investigados y descritos por múltiples autores en la literatura a lo largo de la historia,

en este artículo focalizaremos nuestra atención en los beneficios que obtienen las personas

con DI a través de la TAC a nivel de habilidades sociales y de comunicación.

“Las habilidades sociales y comunicativas son las capacidades o destrezas sociales

específicas para ejecutar competentemente una tarea de índole interpersonal, es decir, son

conductas que se manifiestan y aprenden en la interacción con los demás y, por lo tanto, que

pueden y deben ser enseñadas” (Gil y García Saiz, 1993). Las capacidades sociales y

comunicativas facilitan la buena integración de los individuos en un grupo de iguales y en la

sociedad, no incluyen tan solo la comunicación verbal y no verbal, sino que también abarcan la

autoestima, la confianza (en uno mismo y en los demás), la atención y concentración, la

empatía, todas ellas habilidades que potencian que la persona se integre socialmente en la

sociedad.
A continuación, se exponen los elementos que propician las interacciones entre el paciente

discapacitado, el terapeuta y el entorno, y el desarrollo de las habilidades de socialización y

comunicación que forman parte de la Terapia Asistida con Caballos.

La TAC se basa en la interacción del jinete con el caballo y el terapeuta (ERNST, 2007), la cual

cosa promueve que la persona discapacitada que participa en la terapia se vea envuelta

automáticamente en situaciones de interacción social. Con el terapeuta, y demás personas que

realizan la terapia (si se realizan grupalmente), el paciente establece una interacción basada

principalmente en la comunicación verbal y oral, mientras que la relación con el caballo se

centra básicamente en la comunicación no verbal, a través de gestos y movimientos.

Cuando hablamos de las habilidades sociales desarrolladas por medio de la terapia con

caballo, no podemos mencionar simplemente la comunicación verbal y no verbal, sino que

también se han de incluir la autoestima y la confianza, las cuales son fundamentales en el

desarrollo de habilidades sociales. La autoestima y confianza generan sentimiento de bienestar

y seguridad en los individuos, lo que permitirá al paciente tener un mayor atrevimiento de cara

a establecer nuevas relaciones e interacciones, y le facilitará una mejor integración a nivel

social. Germán F. (2009) comenta que “ los pacientes que padecen alguna discapacidad al

estar en contacto con el caballo que simboliza fuerza-potencia-movimiento, a través de su

manejo les permite mejorar su discapacidad como así también elevar su autoestima y adquirir

mayor confianza y autonomía en forma progresiva y constante. Esta autoestima le permitirá

integración y relación con el medio y con la sociedad”. El caballo es un animal que requiere de

esfuerzos para poder dominarlo y guiarlo, debido sobre todo a su gran tamaño y fuerza.

Durante las sesiones de TAC a las que he podido participar, he podido observar que el hecho

de conseguir dominar a un animal tan grande como es el caballo produce una gran satisfacción

en el paciente, la cual se traduce en el aumento de la confianza y autoestima del paciente. Otro

factor responsable del aumento de la confianza del paciente con DI en él mismo, es la

confrontación de temores a la que puede estar sometida la persona con discapacidad

Intelectual durante una terapia con un animal como es el caballo, grande e imponente, y la

superación de éstos obstáculos como superación personal. Al afrontar sus temores y adquirir

cada vez más obediencia por parte del caballo, el paciente va desarrollando confianza en sí

mismo, lo cual es muy beneficioso para su autoestima. El caballo es un animal muy intuitivo y
percibe muy rápidamente un estado anímico u otro y empieza a reaccionar de la misma

manera. Por lo tanto, el caballo mismo enseña al jinete y lo obliga a reaccionar con máxima

tranquilidad y firmeza (ERNST, De la fuente, 2007).

La atención y la concentración también juegan un papel importante en el desarrollo de

habilidades sociales, sobretodo en personas con DI ya que tienen mucha tendencia a

distraerse y no lograr centrarse en una interacción o conversación concreta. El animal, con su

sola presencia, ya atrae de manera significativa la atención de los pacientes. “El equino es un

estímulo que presenta constantemente novedades” (ERNST, 2007), y por esta razón genera

fascinación y curiosidad en el paciente. Es decir, el animal crea la “necesidad de saber” o una

curiosidad en el paciente que solo puede satisfacer a través de la interacción con el terapeuta o

con las personas que la rodean.

A través de la vivencia personal experimentada en mis prácticas de Trabajo Social, en las

cuales he podido participar en una serie de sesiones de Terapia Asistida con Caballos con

personas con Discapacidad Intelectual, he podido observar que el caballo se transforma en el

centro de atención durante el transcurso de la terapia, pero también antes y después de ésta,

lo que propicia que se produzcan más interacciones, en las cuales el centro de interés sea el

animal, entre el paciente con discapacidad, el caballo y el terapeuta, pero también con sus

familiares y demás personas que le rodean. Las personas, después de haber vivido una

experiencia totalmente diferente e innovadora que les ha hecho sentir sensaciones

desconocidas hasta el momento, tienen la necesidad de relatar lo que han vivido, hablar acerca

del caballo, de sus características, de los ejercicios realizados, entre otras cosas. Lo mismo

ocurre con personas con Discapacidad Intelectual, pero en su caso la emoción por la vivencia

nueva y su interés por el animal se dan con mayor intensidad, sobretodo porque son fácilmente

impresionables por todo cuanto les rodea y salga de su contexto habitual. El animal es el centro

de atención de la persona con discapacidad desde el primer momento en que se le comunica

su próxima participación en una actividad con caballos, hasta después de que la actividad

finalice, cuando explica lo sucedido durante la terapia a sus más allegados, lo que produce que

en un período relativamente largo, la persona con DI sienta la necesidad de establecer

interacciones con el entorno y personas que le rodean para satisfacer sus curiosidades y

compartir sus sentimientos y emociones con los demás. A medida que la persona
discapacitada vaya realizando interacciones con el mundo que le rodea, ganará confianza y

seguridad (en sí misma y en los demás) lo que le permitirá ser más atrevida a la hora de

comenzar futuras relaciones interpersonales e interactuar con el medio.

Como se ha comentado con anterioridad, la Terapia Asistida con Caballos tiene efectos

positivos en las diferentes áreas del ser humano, la biológica/física, psicológica y social. “El

proceso dinámico (paciente-equino-equipo) estimula el desarrollo bio-psico-social” (Falke, G.,

2009). El desarrollo de las capacidades biológicas y psicológicas son factores claves para

promover la integración social de los pacientes, ya que si no existe equilibrio biológico y

psicológico en la persona, no reunirá las suficientes condiciones favorables para crear

relaciones sanas y socialmente aceptadas. “El ser humano se entiende como un ser bio-psico-

social, en el cual la mejora en una de estas tres áreas, tiene automáticamente efectos sobre las

demás” (Falke, G., 2009). Por lo tanto, se puede afirmar que, por medio de las mejorías

producidas por la terapia con caballos en las capacidades biológicas y psicológicas del

paciente, a largo plazo, también se consigue un avance en el desarrollo de sus habilidades

sociales y comunicativas. Gracias a mi experiencia personal, he podido observar que las

nuevas sensaciones vividas a nivel físico por la persona con DI a través del caballo y de su

movimientos, como por ejemplo su galope, provoca situaciones en las que el paciente, sin

pensárselo, se expresa física y verbalmente. Por ejemplo, en una de las sesiones de TAC en

las que he participado, teníamos que trabajar con una persona afectada significativamente a

nivel físico, además de intelectualmente. Esta persona, como norma general, en la residencia

donde está ingresada, no suele destacar por sus expresiones verbales ni corporales, sino que

todo lo contrario, simplemente emite gemidos cuando no está de acuerdo con alguna cosa o

situación. Pues bien, cuando esta persona estuvo delante del caballo, lo primero que cambió

de forma inmediata fue su postura, la cual pasó de ser encorvada y mirando hacia el suelo,

para acabar poniéndose recto y con la cabeza levantada de manera que pudiera ver todo el

caballo. Su expresión facial también cambió considerablemente cuando vio al caballo, pero el

cambio más significativo fue cuando, subido al dorso del caballo, éste empezó a trotar. Una vez

parado el caballo después de haber trotado unos segundos, el paciente empezó a mover de

una forma rápida los brazos en el aire dándonos a entender que quería volver a experimentar

esta sensación, a la vez que emitía sonidos casi sordos de alegría.


Retomando lo que mencionaban M. Ernst y M. De la fuente, “comunicativamente, y al contrario

que otros animales de compañía o domesticados, el caballo es reservado, tranquilo, poco

intervencionista e incitador, con réplicas moderadas y seguras”. El caballo no requiere de la

formulación de órdenes complejas para responder ante una demanda, sino que responde ante

demandas simples y claras, premios, muestras de afecto... lo cual es especialmente útil para

una persona que no tiene las habilidades sociales y comunicativas bien desarrolladas, como es

una persona con DI, ya que le permite establecer un contacto con el animal sin necesidad de

realizar grandes esfuerzos para conseguir esta unión. La persona discapacitada, sentirá una

gran satisfacción al observar su éxito en su interacción con el equino, la cual pasará a ser

fuente de motivación y bienestar para continuar con la terapia.

Otro elemento que actúa como favorecedor de la aparición de habilidades sociales,

relacionales y de comunicación en personas con DI a destacar es la tranquilidad transmitida

por el equino. Es un animal tranquilo el cual no incita, ni con su actitud ni con su

comportamiento, a que los pacientes se pongan nerviosos o a vivir situaciones estresantes,

como podría ser el caso con un perro, por ejemplo. Al contrario, este animal transmite

tranquilidad y reposo, situación que propicia la aparición de una relación e interacción afectiva

entre el paciente y el caballo.

Una de las teorías más destacadas de la literatura en relación a los efectos positivos de los

caballos en el desarrollo de habilidades sociales y comunicativas en personas con DI es la

denominada función de “lubricante social” asociada al caballo, de la cual hablan múltiples

autores. Este término fue acuñado por primera vez en los años 70 por Samuel y Elisabeth

Corson, y consiste en considerar al caballo como un intermediario entre el terapeuta, el

paciente y el entorno. Se dice que el caballo actúa de “lubricante social” porque facilita las

interacciones entre el paciente, el terapeuta y su entorno (Falke, G., 2009). Y el terapeuta, a su

vez, utiliza el animal para conseguir interaccionar y relacionarse con el paciente, ya sea antes

de iniciar la terapia, diciéndole al paciente que “irán a ver a su caballo favorito”, como al inicio

de la sesión, saludando al animal juntos con el paciente, como durante la terapia, a través de

las diferentes actividades llevadas a cabo, como por ejemplo, cepillar al caballo o pasear con él

a pie.
A través de mi experiencia personal con la TAC dirigida a personas con DI, he podido observar

el papel tan relevante que tiene el terapeuta para el buen desarrollo de habilidades sociales y

comunicativas de los pacientes. A través del caballo, el terapeuta consigue relacionarse con la

persona discapacitada, y tiene la oportunidad de trabajar con esta persona aspectos

comunicativos y de relación, a través de diversas estrategias como es la realización de

actividades con el paciente, ya sea montando sobre el caballo o utilizándolo como un recurso

más. En las sesiones de TAC en las que he participado, los terapeutas realizaban actividades y

juegos con los pacientes destinados sobre todo a ofrecerles una distracción al mismo tiempo

que desarrollaban habilidades comunicativas y sociales. Por ejemplo, una de las actividades

consistía en realizar un paseo con el paciente y el caballo andando por todas las instalaciones

ecuestres de la institución. Durante el paseo, la persona discapacitada experimentaba

estímulos procedentes de múltiples lugares y objetos, los jardines y las personas que paseaban

por ellos, las flores y sus olores, y una serie de objetos que, previamente había colocado el

terapeuta, con el objetivo de que el paciente los descubriera y los identificara, además de

proporcionar temas de conversación a lo largo de todo el recorrido. Recuerdo que los pacientes

participaban de una forma muy activa en esta actividad, dirigidos y empujados por una gran

cantidad de estímulos. Corrían hacia los objetos, en este caso fotografías, despegándose (sin

darse cuenta) del caballo, el cual le proporciona una sensación de seguridad, para traerlas

rápidamente al terapeuta y explicarles que representan. El terapeuta aprovechaba la

oportunidad para realizar un refuerzo positivo al paciente y entablar una interacción con él a

partir de la fotografía, como por ejemplo, con una foto de un niño jugando con sus padres, el

terapeuta aprovechaba para hacerle preguntas tipo “¿Te gusta jugar con tus padres? ¿Qué tipo

de juegos te gustan más? ¿Te gusta más jugar con una pelota o con una muñeca?...”.

Recuerdo especialmente el caso de un chico autista el cual no se relacionaba con nadie de la

institución, excepto con su madre cuando venía de visita. Ese día llegó a la sesión de TAC con

pocos ánimos, cabizbajo y sin entusiasmo. A medida que fue avanzando la terapia con el

caballo, el chico autista empezó a mostrarse cada vez más expresivo y entusiasmado por la

actividad. Sorprendentemente, después de la realización de esta actividad en concreto que

consiste en buscar objetos (fotografías), comenzó a hablar con todas las personas que

estábamos ahí presentes, manifestando la alegría que sentía por estar en presencia de un
caballo y ser capaz de llevarlo del ramal para pasear. Me cogió de la mano y me llevó a ver el

caballo, me lo presentó y empezó, sin que nadie se lo encomendara, a explicarme cómo se

cuida de un animal como es el caballo (cepillado, comida...) y me propuso cepillar el animal los

dos juntos, cosa que hicimos.

Además, estas actividades y estrategias también tienen la función de vincular al paciente a la

terapia, y de hacer que ésta tenga una estructura, sin la cual los pacientes con DI se sienten

perdidos y no progresarían. Las personas con DI necesitan rutinas, estructuras bien marcadas

para funcionar correctamente, el hecho de realizar sesión tras sesión el mismo recorrido por las

mismas actividades transmite tranquilidad y seguridad al paciente, lo cual propicia sus

interacciones con su entorno. Por ejemplo, todas las sesiones empiezan saludando al caballo y

procediendo a su correcta higiene (cepillado...), para después realizar una actividad junto al

caballo o montado sobre él, guardar el material y despedirse del animal. Los terapeutas que he

conocido también remarcan la importancia de asociar a las actividades realizadas estímulos

que sean de especial interés y atracción para los pacientes, como por ejemplo, cantar

canciones a la hora de cepillar el caballo con el paciente. Para ello, es necesario que los

terapeutas conozcan a los pacientes, sus gustos y preferencias, pero también aquello que

podría cambiar su actitud negativamente y, de esta manera, detener las interacciones y

relaciones sociales que se produjeran en aquel momento, teniendo un impacto negativo en el

desarrollo de las habilidades sociales y comunicativas.

El entorno en el cual se desarrolla la terapia también influye en el desarrollo de las habilidades

sociales y comunicativas. Éste es considerado una fuente de motivación para personas con

discapacidad intelectual ya que es diferente a los medios donde suele desenvolverse,

generalmente su casa o una institución, entornos cerrados. El medio natural y espacioso donde

se desarrolla la Terapia Asistida con Caballos proporciona una gran cantidad de estímulos y, a

su vez, también transmite la sensación de libertad al paciente. Cuando se realiza una Terapia

Asistida con Caballos con personas con DI al aire libre, éstas no se dan cuenta de que es una

terapia, sino que simplemente lo viven como una actividad lúdica y disfrutan de ella.
Conclusiones

El vínculo entre los seres humanos y los animales siempre ha existido, los humanos hemos

utilizado los animales desde el principio de los tiempos con la finalidad de que nuestra vida

cotidiana fuera más agradable y fácil, ya sea para la alimentación (recolección, caza...), como

para el transporte o como fuente de afectividad. Más tarde se descubriría la cualidad

terapéutica de los animales y los beneficios que estos aportan a la salud humana en general.

La Terapia Asistida con Caballos se puede considerar una terapia integral, que no sólo cumple

funciones fisioterapéuticas a nivel biológico, físico y psicológico, sino que también ofrece

amplios beneficios en el área de socialización y de comunicación. Se puede utilizar como

terapia complementaria para los tratamientos tradicionales dirigidos a tratar múltiples

patologías y dolencias, como son las alteraciones neuromotoras y músculo-esqueléticas,

esclerosis múltiples, fobias, adicciones, y patologías psicológicas, sensoriales y cognitivas,

entre las cuales podemos encontrar la Discapacidad Intelectual.

Los caballos poseen características y habilidades específicas las cuales los diferencian de

manera significativa de otros animales en el mundo de las Terapias Asistidas con Animales. Su

gran tamaño, fuerza y potencia, su elegancia y sus características biológicas, hacen de él un

animal terapéutico único. Su influencia en el desarrollo de las habilidades sociales y

comunicativas de las personas, como son la comunicación verbal y no verbal, la autoestima o

la confianza, no ha sido sujeta de tantas investigaciones como sí lo ha sido su aportación a

nivel biológico, físico y psicológico, pero su eficacia también ha sido probada a través de

múltiples estudios y observaciones.

En relación a personas con Discapacidad Intelectual, la Terapia Asistida con Caballos incluye

una gran cantidad de elementos que promueven el desarrollo de sus habilidades de

socialización y de comunicación. La herramienta principal de esta terapia, el caballo,

proporciona elementos terapéuticos muy significativos en el desarrollo de las capacidades

sociales y comunicativas, pero la Terapia Asistida con Caballos implica otros elementos

favorables a la adquisición de habilidades sociales.


Las características del caballo más significativas favorecedoras de la aparición y desarrollo de

habilidades sociales son su tamaño, su elegancia y fuerza, las cuales producen en la persona

discapacitada un sentimiento de seguridad. Otra cualidad del caballo relevante para su uso

terapéutico con personas con DI es su temperamento dócil y tranquilo, el cual proporciona al

paciente una sensación de tranquilidad, reposo y relajación, propiciando de esta manera

interacciones relajadas y distendidas entre el terapeuta, la persona discapacitada y su entorno.

Además, no hay que olvidar que el caballo es una fuente inacabable de estímulos y cambios

constantes, lo que produce una gran curiosidad por parte de la persona con discapacidad, la

cual tan sólo se puede satisfacer mediante la interacción con el terapeuta y el entorno.

“La interacción con el caballo incluye los primeros contactos con el animal, los cuidados

preliminares (de higiene y alimentación), el acto de montar y el la despedida final, desarrolla

nuevas maneras de socialización, autoconfianza, autoestima y desarrolla la responsabilidad”

(ERNST, 2007).

Además del caballo, la figura del terapeuta es muy significativa y relevante en la Terapia

Asistida con Caballos. El terapeuta utiliza al caballo como nexo para relacionarse y

comunicarse con sus pacientes, en este caso personas con Discapacidad Intelectual. Su

objetivo principal es aprovechar la relación que se establece entre la persona discapacitada y el

caballo para poder incidir y trabajar en las áreas de la persona que crea más convenientes.

El entorno donde se realiza la TAC también es beneficioso para la adquisición y desarrollo de

habilidades sociales de las personas con Discapacidad Intelectual. El entorno también actúa

como elemento terapéutico dentro de la TAC, teniendo en cuenta que es un espacio natural y

espacioso, que ofrecen una gran cantidad de estímulos con los que las personas pueden

interactuar.

En definitiva, la Terapia Asistida con Caballos es portadora de una gran cantidad de beneficios

que permiten el desarrollo de las habilidades de socialización y comunicación de personas con

Discapacidad Intelectual gracias a la relación establecida entre el paciente y el caballo, a la

intervención del terapeuta y el entorno.


Bibliografía

1. Arias, V., Arias, B., y Morentin, R. (2008). Terapia asistida por caballos: nueva

propuesta de clasificación, programas para personas con discapacidad intelectual y

buenas prácticas. Revista Siglo Cero: Revista Española sobre Discapacidad Intelectual,

volumen 39 (2) núm. 226, página 18-30.

2. Barbero Verdoy, F. (2011). Revisión y actualización de la Terapia Asistida con

Animales: aplicaciones y beneficios en poblaciones específicas. Trabajo de Máster en

Psicología Clínica y de la Salud. ISEP Barcelona.

3. Beck, A.M. (1997). La relación de las personas mayores: compañía, salud y calidad de

vida. Fundación Purina. (Ed.), Animales de compañía fuente de salud. Comunicaciones

III congreso internacional. Páginas 17-32. Barcelona: Fundación Purina.

4. Cusack, O. (1991). Animales de compañía y salud mental. Barcelona: Fondo Editorial

de la Fundación Purina.

5. Ernst, M. y De la Fuente, M. (2007). Manual Básico de Hipoterapia: Terapia Asistida

con Caballos. Barcelona: Ed. La liebre de Marzo.

6. Falke, G. (2009). Equinoterapia. Enfoque clínico, psicológico y social. Revista de la

Asociación Médica Argentina, vol.122, número 2.

7. García, S. (2010). Equinoterapia: un binomio con fines terapéuticos. Monografía para

título de médico veterinario zootecnista. Universidad Veracruzana, Facultad de

medicina veterinaria y zootecnista. Veracruz.

8. Gil, F. y García Saiz, M. (1993). Entrenamiento en Habilidades Sociales. F.J. Labrador

y J.A. Cruzado y M. Muñoz. (Eds). Manual de Técnicas de Modificación y Terapia de

Conducta, páginas 796-827. Madrid, Pirámide.

9. Gross, N. (2006). Equinoterapia: la rehabilitación por medio del caballo. México, Ed.

Trillas. Sevilla: Eduforma.

10. Gutiérrez, G., Granados, D. y Piar, N. (2007). Interacciones humano-animal:

características e implicaciones para el bienestar de los humanos. Revista colombiana

de psicología, Núm. 16, páginas 163-184.


11. Martínez Abellán, R. (2008). La terapia asistida por animales: una nueva perspectiva y

línea de investigación en la atención a la diversidad. Indivisa, Bol. Estud. Invest., nº9,

páginas 117-144.

12. Puigdellívol, I. (1993). Programación de aula y adecuación curricular: El tratamiento de

la diversidad. Ed. Graó.

13. Serpell, J. A. (2003). Animales de compañía y bienestar humano: un análisis histórico

del valor de las relaciones persona-animal. En A.H. Fine (Ed.), Manual de Terapia

Asistida por animales. Fundamentos teóricos y modelos prácticos. (pp. 3-22).

Barcelona: Fundación Affinity.

14. Signes Llopis, M.A. (2009). Terapia/Actividad asistida con animales y discapacidad

física. Publicado en Voraus.com (1/11/2009).

15. Uribe Posada, A.M., Restrepo, T.F y Yajaira, D. (2012). ¿Cómo beneficia la

Equinoterapia a las personas con Síndrome de Down? Revista CES Salud Pública,

Núm. 1, páginas 4-10.

16. Verdugo, M.A. (1994). El cambio de paradigma en la concepción del retraso mental: la

nueva definición de la AAMR. Revista Siglo Cero: Revista Española sobre

Discapacidad Intelectual, Núm. 25 (5), páginas 5-24.

17. Verdugo, M.A. (2003) Análisis de la definición de discapacidad intelectual de la

asociación americana sobre retraso mental. Revista Siglo Cero: Revista Española

sobre Discapacidad Intelectual, Vol. 34 (1), Núm. 205, páginas 1-17.

Páginas webs consultadas:

www.terapiasistidaconcaballos.com [primera consulta: 20/03/2014]

www.zooterapia.org [primera consulta: [21/03/2014]

www.aetana.es [primera consulta: 21/03/2014]

www.papelesdelpsicologo.es [primera consulta: 26/03/2014]

www.dialnet.unirioja.es [primera consulta: 12/03/2014]


www.grao.com [primera consulta: 20/03/2014]

www.voraus.com [primera consulta: 25/04/2014]


Terapia Asistida con Caballo: su influencia en las habilidades de socialización y comunicación en personas con Discapacidad Intelectual by Fransens, Emilie is

licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.

Puede hallar permisos más allá de los concedidos con esta licencia en http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.ca

S-ar putea să vă placă și