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CARACTERÍSTICAS, REPRESENTANTES Y
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La ilustración poco a poco se extendió hacia otras zonas europeas a lo largo del siglo XVII,
llegando a países como los Países Bajos, Italia, España, Polonia, Rusia, Suecia, etc. e incluso llegó
a las colonias americanas.
Racionalismo
Búsqueda de la felicidad
Creencia en la bondad natural del hombre
El Optimismo
El Laicismo
La razón también podía llevarle a Dios creador del orden universal o bien en no creer en
principio Supremo alguno. Por ello, la mayoría de los ilustrados eran deístas, aunque o
sencillamente ateos.
Se da enorme importancia a la razón, criterio por el cual, el hombre puede comprenderlo todo a
través de su inteligencia, es real sólo lo que puede ser entendido por la razón o razonado. Aquello
que no sea racional debe ser rechazado como falso e inútil.
Este racionalismo llevó a la lucha contra las supersticiones, la religión da paso a la razón, por eso
en este siglo termina la denominada “caza y quema de brujas”.
En el campo de la religión, la postura racionalista hizo que apareciese el deísmo, una
concepción que compartían la mayor parte de los ilustrados, afirmando la existencia de un Dios
creador y justo, pero consideran que el hombre no puede entrar en contacto con la divinidad, y por
tanto no sabe nada de ella.
Los deistas rechazan las religiones reveladas, pero al mismo tiempo practican la tolerancia
religiosa, pues si todas las religiones valen lo mismo, todas deben ser permitidas.
Todavía en el siglo XVIII nos encontramos con teólogos que consideraban al préstamo con
interés como usura, con moralistas que seguían hablando de ganancias ilícitas y con
eclesiásticos que predicaban que era más fácil salvarse a un hombre dedicado al ocio, que no al
comerciante.
La disolución de la Compañía de Jesús
Las virtudes cristianas son transformadas en virtudes laicas, así los ilustrados nunca hablan de
caridad (amor al prójimo por amor a Dios), sino que emplean la palabra filantropía (amor al
hombre por el hombre mismo).
La razón y el progreso, constituyen el camino para alcanzar la felicidad. Sirve de guía frente a la
superstición, el fanatismo religioso y la ignorancia. El autor que criticó con mayor vehemencia la
intolerancia y el fanatismo de la religión de su tiempo fue Voltaire.
Este tratamiento de la razón tuvo sus fuentes de inspiración en la filosofía de Descartes, basada en
la “duda metódica”, cuya primera regla del método era “la evidencia indubitable” y en las leyes
generales de la Física de Newton.
El Progreso al que sólo puede llegarse a través de la Ciencia en combinación
con la técnica, permite el avance de la humanidad de manera evolutiva e
indefinida.
Pensamiento Político
Montesquieu: Teorizó sobre la división de poderes (Ejecutivo, Judicial y
Legislativo). Siguiendo las teorías de Locke, considera que el hombre debe
buscar la Libertad y para alcanzarla, es necesario limitar el poder de los
príncipes absolutistas.
Pensamiento Económico
Se concretó en dos nuevas corrientes: la fisiocracia y liberalismo, que entraron en conflicto con el
pensamiento imperante del momento, el mercantilismo.
Mercantilismo:
Considera que la riqueza de un país depende de la cantidad de oro y plata atesorable dentro de sus
fronteras. Para acumular oro y plata es necesario incentivar las exportaciones y reducir las
importaciones. Para conseguir esto último, se establecen altas tasas aduaneras que encarezcan, los
productos extranjeros y disuadan a los potenciales compradores de los mismos. Para poder exportar
es necesario impulsar las manufacturas. Éstas han de estar sometidas a una estricta reglamentación
estatal.
El comercio debe desarrollarse mediante la creación de compañías que dependan del Estado. A fin
de conseguir los mencionados objetivos la economía ha de ser regulada por el Estado. Su principal
valedor fue Jean-Baptiste Colbert, ministro de Luis XIV de Francia.
La Fisiocracia:
Los fisiócratas sostenían que la riqueza de un estado hay que buscarla en la naturaleza, más
exactamente en la agricultura. Las otras actividades económicas (industria y comercio) son
consideradas estériles. La riqueza circula mediante el trasvase de parte de las rentas de la clase
productiva, los agricultores, a las clases improductivas.
Su principal teórico fue François Quesnay, quien expuso sus ideas en la obra “Tableau
économique”, considerada una de las primeras obras sistematizadas de la ciencia económica.
El Liberalismo:
Para sus defensores, la riqueza del Estado no radica ni en la acumulación de metales preciosos,
como propugnaba el Mercantilismo, ni exclusivamente en la agricultura, Fisiocracia, sino en la
libertad.
Las colonias americanas también se hicieron eco de las ideas y el movimiento de la ilustracion,
condicionado por el grado de desarrollo ideológico y sociopolítico adquirido en el momento del
lanzamiento de las nuevas ideologías y por el proceso interno seguido a lo largo de su
desenvolvimiento.
Templo de la Compania de Jesus, en Guanajuato, Mexico
La Ilustración en España
El movimiento ilustrado, como ya hemos comentado antes, surgió en la Europa del siglo XVIII
como una forma de entender el mundo, la existencia y la sociedad, que no derivaba de los textos
sagrados ni de la “tradición”, sino que quería constituirse como alternativa a éstos, al “iluminar”
las sociedades europeas para que abandonaran definitivamente la ignorancia y la superstición y se
basaran en ideas racionales.
Si bien la decadencia profunda en que se encontraba el país en el punto de partida obstaculizó una
posterior eclosión, el auge dinámico de algunas de sus zonas geográficas como Cataluña, a lo largo
del período y la actuación tímida, desde el poder político facilitaron la aparición de un nutrido y
valioso grupo de ilustrados como Cabarrús, Cadalso, Campomanes, Capmany, Cavanilles,
Feijoo, Hervás y Panduro, Jovellanos, Mutis, etc., condicionado, no obstante, por el arraigo y la
preponderancia del pensamiento teológico tradicional. La creación de las Reales Academias de la
Lengua, de la Historia, de la Medicina o del Real Gabinete de Historia Natural (actual Museo
Nacional de Ciencias Naturales), fueron algunos de los logros de la Ilustración española.
Retrato de Jovellanos, pintado por Francisco de Goya y Lucientes en 1798, considerado uno de los
más emblemáticos personajes de la Ilustración española. Este intelectual español accedió al cargo
de ministro y emprendió reformas que no llegaron a consolidarse. En el fondo se aprecia una
estatua de Minerva, diosa de la sabiduría, que parece estar “bendiciéndole”.
Diccionario de Autoridades
Los ilustrados constituyeron una minoría, dinámica e influyente, pero minoría al fin y al cabo. Y,
aunque los principios que defendieron llegaron a impregnar toda su época, el censo de los
indiferentes, de los tradicionalistas y de los enemigos de las Luces siempre fue mucho más
grande que el de los partidarios del progreso, la razón y la libertad.
Antes de 1760, se había utilizado el verbo ilustrar, aunque con un sentido diferente, uno religioso y
tradicional, ligado íntegramente a Dios y a la Fe. El otro sentido que se le daba era el de “dar
lustre o esplendor”. Así el abate Gándara en 1759, dando la bienvenida al nuevo rey Carlos III, se
mostró convencido de que pronto se desterrará la desidia, se proscribirá la ignorancia, se adquirirán
luces, se ilustrará el Reino.
Rey Carlos III
También hacia 1760 empezó a utilizarse al término “Siglo de las Luces” o “siglo ilustrado”, aunque
esta última expresión fue muy utilizada, en sentido peyorativo, por los que se oponían a las nuevas
ideas, como el fraile Fernando de Ceballos quien escribió en 1776 Demencias de este siglo
ilustrado, confundidas por la sabiduría del Evangelio o el fraile José Gómez de Avellaneda que
escribió en el mismo año una sátira contra Pablo de Olavide, titulada El Siglo Ilustrado. Vida de
D. Guindo Cerezo, nacido y educado, instruido, sublime y muerto según las Luces del presente
siglo.
Pablo de Olavide
Durante mucho tiempo se creyó que el carácter “moderado” de las propuestas de los ilustrados
españoles, era un rasgo específico de España, pero los últimos estudios sobre la Ilustración
europea han cuestionado la tradicional visión de ésta como la desencadenante del fin del Antiguo
Régimen y han destacado que la Ilustración habría sido un movimiento esencialmente reformista.
Precisamente esta faceta reformista es lo que atraería la atención de los gobiernos absolutistas
europeos dispuestos a impulsar el “progreso” pero sin alterar el orden social y político establecido.
Así los gobiernos se habrían servido de la Ilustración para dotar a sus planes de reforma
económica, fiscal, burocrática y militar de una aureola de acendrada modernidad, justificando así,
como necesaria e inevitable la creciente intervención del Estado en todos los órdenes de la vida
social. Y por eso cuando algunos ilustrados traspasaron ciertos límites acabaron sufriendo en sus
carnes el poder coercitivo del Estado.
La mayoría de los ilustrados españoles “eran buenos cristianos y fervientes monárquicos que
no tenían nada de subversivos ni revolucionarios en el sentido actual del término. Eran decididos
partidarios de cambios pacíficos y graduales que afectaran a todos los ámbitos de la vida nacional,
sin alterar en esencia el orden social y político vigentes. Es decir, reformar las deficiencias para
poner España al día y en pie de competencia con las principales potencias europeas
manteniendo las bases de un sistema que no consideraban intrínsecamente malo.
Tal vez la característica más específica de la Ilustración en España fue que todos los ilustrados se
mantuvieron dentro del catolicismo, no hubo ningún deísta entre sus filas, y por supuesto, ningún
ateo.
La Inquisición empleó la censura para evitar la difusión de ideas contrarias a la religión católica, y
para ello elaboró los “index Librorum Prohibitorum et Derogatorum”.
Esto es lo que ha llevado a algunos historiadores a hablar de una “ilustración católica” en España
en la que los partidarios de las «luces de la razón» fueron respetuosos con la «luz divina», ya que
para muchos de ellos “la razón y la religión compartían una misma «luz natural» que obviamente
era obra del Creador.
El hecho de que el catolicismo ortodoxo continuara siendo hegemónico, incluso entre las élites
abiertas a las nuevas ideas, tuvo consecuencias negativas para la Ilustración en España ya que los
diversos discursos ilustrados provenientes de otros países, aquí fueron con frecuencia
censurados, amputados y tergiversados, a causa también de lo que se llamaba, la doble censura
política y religiosa ejercida a través del Consejo de Castilla y por medio de la Inquisición, que
apenas dejó espacio para una opinión independiente.
En 1756 el Santo Oficio prohibió “El espíritu de las leyes” de Montesquieu, por, según decían,
contener y aprobar toda clase de herejías», dificultó la difusión de la Enciclopedia y toda la obra
de Voltaire y Rousseau, tambiñen fue prohibida.
Un ejemplo de la “ilustración católica” que intenta hacer compatible lo que dice la Biblia con los
avances de la ciencia puede ser el siguiente fragmento de una obra del matemático y astrónomo
valenciano Jorge Juan, publicada en 1774 en la que defendía la teoría heliocéntrica condenada por
la Iglesia y la física Newtoniana, por lo que tuvo problemas con la Inquisición.
Jorge Juan, Astrónomo Marino
La llegada de la nueva dinastía borbónica, no aportó ningún cambio importante en el terreno
científico, a excepción de una mayor centralización que supuso la creación de la Real Biblioteca y
la Real Academia de la Lengua.
La Ilustración en Hispanoamérica
A Hispanoamérica llegaron las ideas de la Ilustración a través de la metrópoli, tanto España
como Portugal. En los ámbitos de la política y la economía, las reformas impulsadas por el
despotismo ilustrado a finales del reinado de Fernando VI y durante el de su sucesor Carlos III,
tenían por objeto reafirmar el dominio efectivo del gobierno de Madrid sobre la sociedad
colonial y contener o frenar el ascenso de las élites criollas.
Las autoridades españolas sometieron a una explotación más sistemática y profunda de las colonias,
procurando además, fortalecer y aumentar la flota de guerra y establecer unidades del ejército
regular español en las diversas regiones de América.
En la Nueva España, lo que hoy es México, en el ámbito de los colegios de la Compañía de Jesús,
vemos surgir un importante grupo de científicos y filósofos ilustrados, encabezados por José
Rafael Campoy, que defienden una clara separación entre la filosofía y las ciencias naturales,
una mayor especialización en el estudio científico y una simplificación en el método de la
enseñanza filosófica, evitando las sutilezas silogísticas, así como la sumisión incondicional a las
autoridades.
José Rafael Campoy,