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Si bien los empiristas lógicos intentaron ofrecer una visión general de la ciencia que
abarcaba principalmente sus aspectos gnoseológicos y metodológicos, tal vez su tesis
más conocida es la que sostiene que un enunciado es cognitivamente significativo sólo
si, o posee un método de verificación empírica o es analítico, tesis conocida como "del
significado por verificación". Sólo los enunciados de la ciencia empírica cumplen con el
primer requisito, y sólo los enunciados de la lógica y las matemáticas cumplen con el
segundo. Los enunciados típicamente filosóficos no cumplen con ninguno de los dos
requisitos, así que la filosofía, como tal, debe pasar de ser un supuesto cuerpo de
proposiciones a un método de análisis lógico de los enunciados de la ciencia.
Las posiciones de los empiristas lógicos respecto de algunos temas claves de la filosofía
de la ciencia (el origen del sentido de los enunciados, la puesta a prueba de las teorías,
el concepto de explicación científica y la unidad de la ciencia, entre otros) se conocen
con el nombre colectivo de "concepción heredada" (received view).
Contenido
1 El Círculo de Viena
2 A priori, a posteriori, analítico y sintético
3 El sentido de una proposición, las pseudoproposiciones y los pseudoproblemas
4 Reduccionismo, enunciados protocolares, fundamentos del conocimiento y
epistemología
5 A priori
6 Unificación de la ciencia
7 Inducción y falsabilidad
8 Filosofía y análisis lógico
9 Críticas al positivismo lógico
o 9.1 El empirismo lógico como no cognitivamente significativo según sus
propios criterios
10 Positivismo, filosofía analítica y metafísica
11 Personalidades
12 Referencias
13 Bibliografía
14 Véase también
En el Círculo de Viena se encontraban, entre otros: Rudolf Carnap (Mayo 18, 1891 -
Septiembre 14, 1970), quien proclamaba la superación de la metafísica mediante el
análisis lógico del lenguaje (véase La superación de la metafísica mediante el análisis
lógico del lenguaje); Kurt Gödel (28 de de abril de 1906 - 14 de enero de 1978) que
nunca llegó a compartir las tesis positivistas del Círculo, como finalmente demostraría
al formular su famoso teorema de incompletitud, incompatible con la visión positivista
de que el hombre es la medida de todas las cosas; David Hilbert (23 de enero de 1862 -
14 de febrero de 1943) el famoso redactor de Los problemas futuros de la Matemática;
y otros como Herbert Feigl, Philipp Frank, Hans Hahn, Carl Gustav Hempel, Karl
Menger, Richard Von Mises, Otto Neurath, Hans Reichenbach, Moritz Schlick y
Friedrich Waismann. En Inglaterra, Sir Alfred Jules Ayer (Octubre 29, 1910 - Junio 27,
1989) fue el más importante representante de esta corriente (véase Lenguaje, verdad y
lógica)
Ahora bien, también hay una diferencia entre cómo se conocen los enunciados: algunos
son cognoscibles a priori y otros a posteriori. Los a priori son cognoscibles por un puro
ejercicio de la razón, sin necesidad de recurrir al mundo. Los a posteriori necesitan,
para ser conocidos, que el sujeto recurra al mundo. Lo a priori es necesario (no puede
no suceder) y lo a posteriori es contingente (puede no suceder).
Kant había dicho que existen algunos enunciados sintéticos a priori, esto es, algunos
enunciados que nos dicen cosas sobre el mundo y que pueden ser conocidos sin recurrir
a la observación empírica; y que, como son a priori, entonces son necesarios. Para
Kant, un sintético a priori serían las matemáticas, o la metafísica de las costumbres. Los
empiristas lógicos aceptan las distinciones de Kant, pero niegan que pueda haber un
sintético a priori: si lo hay, entonces hay enunciados que hablan sobre el mundo pero
que no necesitan de verificación empírica. Pero los empiristas quieren alejarse de este
camino. La sección siguiente explicará por qué.
Los empiristas lógicos dicen: sólo podemos hablar de cómo es el mundo si tenemos
experiencia sensorial de él. Si hablamos del mundo, es porque lo percibimos mediante
los sentidos. ¿Hay alguna otra manera de conocer el mundo, además de los sentidos? Sí,
mediante el razonamiento lógico-deductivo, es decir, lo a priori, como las matemáticas,
la lógica y los significados conceptuales.
Enunciados como "el Ser es inmóvil" o "la Nada nadea" parecen estar bien
estructurados en una forma sujeto-predicado: "el Ser" y "la Nada" serían los sujetos de
las dos frases; "es inmóvil" y "nadea" sus respectivos predicados. Sin embargo, 'Ser' y
'Nada' no son sujetos: uno es un verbo y el otro es un cuantificador. Cometemos la
falacia de reificación al creer que son sujetos. En otras pseudoproposiciones tales como
'Dios posee infinitos atributos' o 'Tengo libre voluntad', el problema es que no hay
manera de comprobar esto empíricamente: nadie puede ver a Dios y reconocerlo en sus
infinitos atributos.
Por esto mismo, la metafísica sería borrada del mapa simplemente analizando y
encontrando los errores que yacían en ella. Algo muy parecido sucedería con la ética y
la estética. La ética se iría de la filosofía porque enunciados como "odiar es malo" no
son en realidad enunciados declarativos -no hablan de cuestiones de hecho-, sino
imperativos: dicen algo que debe hacerse. Sin embargo, estos imperativos cometen la
falacia naturalista al derivar lo que debe ser el caso, de lo que de hecho es el caso. Por
esto la ética se movería de la filosofía al campo de la psicología, que nos diría porqué de
hecho creemos que ciertas cosas son buenas y otras malas. Lo mismo, con las
apropiadas sustituciones, sucedería con la estética. Los elementos metafísicos de las dos
materias serían, por supuesto, eliminados.
Es decir, la oración "La Luna es redonda" puede reducirse a enunciados como "Hay un
objeto blanco y redondo en este momento tal que lo llamamos Luna". Carnap y algunos
otros, como Schlick, creían que estos enunciados eran el fundamento de nuestro
conocimiento. Ellos llamaron a estos enunciados en el lenguaje-sensorial enunciados
protocolares. Esto es, que para saber si estábamos justificados para decir que sabemos
tal o cual proposición, debemos apelar a estos enunciados (recordemos que el sentido de
una proposición son sus condiciones de verificación empírica). Para otro miembro del
Círculo de Viena, Otto Neurath, el fundamento del conocimiento no son estas
proposiciones, y de hecho el conocimiento no tiene fundamento: el conocimiento se da
sólo entre sistemas coherentes de proposiciones, y la justificación no es asimétrica (esto
es, no hay más justificación en una proposición que en otra), sino que se otorga
mutuamente entre proposiciones. Moritz Schlick debatió con él y, de hecho, este mismo
debate duraría -aún cuando el empirismo lógico ya había sido rechazado- en el centro de
la epistemología por casi todo el siglo XX: el debate fundacionalismo/coherentismo.
[editar] A priori
Hay 2 maneras en que una proposición puede tener sentido: hablando acerca del mundo
y por tanto teniendo condiciones de verificación empírica bien determinadas, o no
hablando acerca del mundo. Hemos visto que los enunciados acerca del mundo -
sintéticos-, para los empiristas lógicos, sólo podían ser a posteriori, es decir, sólo
comprobables empíricamente. Pero también hay otra manera de conocer algo: a priori.
Sé que 2×2 es 4, siempre, y no tengo -aunque puedo hacerlo, claro- que contar con mis
dedos o encerrarme en el laboratorio para saberlo: lo sé solamente calculando. De la
misma manera, sé que ningún soltero está casado, y sin necesidad de recurrir a un
experimento. También sé que, por modus ponens, puedo deducir la proposición 'y' dadas
dos premisas: si 'x', entonces 'y', y es el caso que 'x'. Para esto tampoco necesito ninguna
experimentación, no necesito recurrir al mundo. Conozco esto de manera a priori, sin
experiencia. Pero, como lo conozco sin necesidad de experiencia, entonces ni el modus
ponens, ni la multiplicación de 2 por 2, ni la soltería de los no casados me dicen algo
sobre el mundo. ¿Cómo iban a hacerlo, si puedo conocerlos sin experiencias empíricas?
Y como no me dicen nada sobre el mundo, entonces son proposiciones analíticas, que
son verdaderas sólo en virtud del significado, y de las reglas estipuladas. "Todo soltero
es no casado" es verdadero porque ser soltero significa no estar casado. 2×2=4 es
verdadero por los usos estipulados que les damos a los signos '×' e ' = ', además de las
reglas que seguimos al darles ese uso, y los significados que les damos a los signos 2 y
4. [(P-->Q)&P]-->Q es verdadero también porque así funciona nuestro lenguaje, y
porque así hemos dicho que funcionan los signos & y --> y las metavariables P y Q.
Por esto, todas las verdades a priori son, para los empiristas lógicos, analíticas. Y como
son a priori deben ser necesarias. Recordemos que las proposiciones sintéticas son
aquéllas cuyo valor de verdad depende de los hechos en el mundo. Y por esto son
contingentes: pueden o podrían no haber sucedido o no suceder. Yo podría no estar
redactando este artículo (pues podría estar estudiando para el examen), tú podrías no
estar leyendo esto, hoy puede llover, Sócrates podría no haber nacido, es posible que
mañana muera el presidente de la nación. Ahora, hemos dicho que los analíticos son
verdaderos no en función del mundo, sino en función del significado y las reglas. '2–
1=1' siempre va a ser verdadero, claro, siempre que hayan tales significados y reglas.
Pero si, en otro lenguaje, 'chango' fuera lo que nosotros entendemos por '2'; 'perro' lo
que nosotros por '1'; 'corre' por '-'; y 'tira de materias' por ='; entonces 'chango corre
perro tira de materias perro' seguiría siendo verdadero, puesto que no han variado las
reglas de la 'operación' sino un cambio (renombramiento) en las variables involucradas.
Esto nos dice por qué todos los enunciados que son analíticos son a priori, y también
necesariamente verdaderos. Cuando a una proposición o conjunto de proposiciones se
les hace una tabla de verdad, y resulta que tal proposición es verdadera en todos los
casos, decimos que esa proposición es tautológica. Esto sucede con las proposiciones
analíticas, y justo por eso decimos que son necesarias. Para los positivistas lógicos,
entonces (siguiendo al primer Wittgenstein), todos los enunciados analíticos son
tautologías, es decir, que son siempre verdaderas. (Los enunciados que son siempre
falsos se llaman autocontradictorios)
Siendo esto así, entonces el proyecto empirista parecía posible: reducir toda la ciencia
natural a enunciados protocolares. Carnap introduce -poco después y frente a los
problemas que esto implicaba- además de experiencia sensorial, lógica y teoría de
conjuntos.
Y como toda iba a ser reducido a enunciados protocolares, entonces la ciencia natural
sería vista como un extenso conjunto de tales enunciados.
Este problema pone en cuestión toda la ciencia natural, que se basa en razonamientos
inductivos. Así, algunos miembros del Círculo de Viena (entre ellos Carnap y
Reichenbach) trataron de buscar una solución. Claro que no hubo una definitiva.
Karl Popper es un personaje muy relacionado con el Círculo de Viena, pero que nunca
se confirmó positivista. Sin embargo, su filosofía estuvo muy cercana a la del Círculo.
Su respuesta al problema de la inducción es que la ciencia no avanza confirmando
teorías observacionalmente, sino demostrando que no contradicen la experiencia. Esto
es, a grandes rasgos, el falsacionismo.
Según el falsacionismo, una teoría solo será científica si junto a ella se declara qué
hecho o conjunto de hechos podrían refutarla. Esto se conoce como el criterio de
demarcación. Las hipótesis o teorías que no sean falsables de esta forma serán
pseudocientíficas, mientras que las falsables serán científicas y podrán ser refutadas o
corroboradas conforme se realicen experimentos, los cuales irán dirigidos a conseguir su
refutación. Por otra parte, una teoría científica se rechazaría si es refutada, lo cual se
consigue a través de un experimento que la contradiga. A este experimento se le suele
llamar experimento crucial.
Hempel (en "Problemas y cambios en el criterio empirista del significado") hizo críticas
al verificacionismo de Ayer.
Entre otros importantes críticos del positivismo lógico están Imre Lakatos , quien
desarrolló el Falsacionismo sofisticado en los programas de investigación, Thomas S.
Kuhn con su visión relativista, histórica y sociológica de la ciencia, con la principal
aportación del término Paradigma y las Revoluciones científicas y Paul Feyerabend
quien plantea que no existen criterios únicos de juicio y que promueve el (Anarquismo
Metodológico) como una visión de ciencia más abierta y fructífera. Además, hace una
apuesta por otros tipos de conocimiento, fuera del conocimiento científico, como es el
conocimiento del psicoanálisis o de la brujería.
Entre los críticos de origen hispanoamericanos del empirismo lógico destaca por la
originalidad y envergadura de su propuesta alternativa el argentino Mario Bunge, quien
a pesar de preconizar la potencia del análisis filosófico formal, se distancia del
empirismo lógico por su denodada defensa de la metafísica (que identifica con la
ontología) y por su realismo integral.
Aún hoy sobrevive la ruptura entre filosofía analítica y filosofía continental (herederos
de Hegel, Heidegger, etcétera), y no se ve una manera de resolverla.