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Empirismo lógico

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El empirismo lógico o racional, también llamado neopositivismo o positivismo lógico,


es una corriente en la filosofía de la ciencia que surgió durante el primer tercio del siglo
XX, alrededor del grupo de científicos y filósofos que formaron el célebre Círculo de
Viena (Wiener Kreis en alemán).

Si bien los empiristas lógicos intentaron ofrecer una visión general de la ciencia que
abarcaba principalmente sus aspectos gnoseológicos y metodológicos, tal vez su tesis
más conocida es la que sostiene que un enunciado es cognitivamente significativo sólo
si, o posee un método de verificación empírica o es analítico, tesis conocida como "del
significado por verificación". Sólo los enunciados de la ciencia empírica cumplen con el
primer requisito, y sólo los enunciados de la lógica y las matemáticas cumplen con el
segundo. Los enunciados típicamente filosóficos no cumplen con ninguno de los dos
requisitos, así que la filosofía, como tal, debe pasar de ser un supuesto cuerpo de
proposiciones a un método de análisis lógico de los enunciados de la ciencia.

Las posiciones de los empiristas lógicos respecto de algunos temas claves de la filosofía
de la ciencia (el origen del sentido de los enunciados, la puesta a prueba de las teorías,
el concepto de explicación científica y la unidad de la ciencia, entre otros) se conocen
con el nombre colectivo de "concepción heredada" (received view).

Contenido
 1 El Círculo de Viena
 2 A priori, a posteriori, analítico y sintético
 3 El sentido de una proposición, las pseudoproposiciones y los pseudoproblemas
 4 Reduccionismo, enunciados protocolares, fundamentos del conocimiento y
epistemología
 5 A priori
 6 Unificación de la ciencia
 7 Inducción y falsabilidad
 8 Filosofía y análisis lógico
 9 Críticas al positivismo lógico
o 9.1 El empirismo lógico como no cognitivamente significativo según sus
propios criterios
 10 Positivismo, filosofía analítica y metafísica
 11 Personalidades
 12 Referencias
 13 Bibliografía
 14 Véase también

[editar] El Círculo de Viena


El grupo original constituyó el llamado Círculo de Viena, un grupo de científicos y
filósofos iniciado en 1924 por Moritz Schlick; posteriormente, Rudolf Carnap sería el
continuador y líder[cita requerida]. La mayoría de los componentes del Círculo de Viena
emigraron a otros países a partir de 1933, a raíz de la llegada al poder del nazismo.

Como antecedentes, en el Manifiesto del Círculo de Viena se mencionaban


personalidades como Locke y Hume, mientras otros como Karl Marx (por su
tratamiento científico de la historia), Leibniz (por sus matemáticas y su lógica) también
se consideraban precursores, pero sin contar con su metafísica. El positivismo del siglo
XIX también es considerado una influencia, aunque con matices. Hay que recordar que,
para los positivistas del siglo XIX, "sólo lo dado es real" [cita requerida]. Para los empiristas
lógicos, esta proposición simplemente carece de sentido [cita requerida].

Otras influencias poderosas fueron la metodología empírica desarrollada durante y


después de la mitad del siglo XIX, así como la lógica simbólica. Entre los
desarrolladores de la primera, están hombres de ciencia como Helmholtz, Ernst Mach,
Henri Poincaré, Pierre Duhem y Boltzman. Entre los desarrolladores de la segunda
están, entre otros, Frege, Russell y Whitehead, Giuseppe Peano y el primer
Wittgenstein.

En el Círculo de Viena se encontraban, entre otros: Rudolf Carnap (Mayo 18, 1891 -
Septiembre 14, 1970), quien proclamaba la superación de la metafísica mediante el
análisis lógico del lenguaje (véase La superación de la metafísica mediante el análisis
lógico del lenguaje); Kurt Gödel (28 de de abril de 1906 - 14 de enero de 1978) que
nunca llegó a compartir las tesis positivistas del Círculo, como finalmente demostraría
al formular su famoso teorema de incompletitud, incompatible con la visión positivista
de que el hombre es la medida de todas las cosas; David Hilbert (23 de enero de 1862 -
14 de febrero de 1943) el famoso redactor de Los problemas futuros de la Matemática;
y otros como Herbert Feigl, Philipp Frank, Hans Hahn, Carl Gustav Hempel, Karl
Menger, Richard Von Mises, Otto Neurath, Hans Reichenbach, Moritz Schlick y
Friedrich Waismann. En Inglaterra, Sir Alfred Jules Ayer (Octubre 29, 1910 - Junio 27,
1989) fue el más importante representante de esta corriente (véase Lenguaje, verdad y
lógica)

[editar] A priori, a posteriori, analítico y sintético


En la Crítica de la razón pura, Immanuel Kant propuso que los enunciados son de dos
clases: analíticos o sintéticos. La diferencia entre estos dos enunciados estriba en la
forma como se les predica verdad: para los analíticos, sólo en función del significado de
sus términos; para los sintéticos, en función de cómo es el mundo. Los analíticos,
entonces, no nos dicen nada sobre el mundo: son puras tautologías. Los sintéticos sí
hablan sobre el mundo. Ejemplos de enunciados analíticos: "Todos los solteros son no
casados"; "el color negro es oscuro". Ejemplos de enunciados sintéticos: "Hay un
automóvil allá afuera"; "Está lloviendo".

Ahora bien, también hay una diferencia entre cómo se conocen los enunciados: algunos
son cognoscibles a priori y otros a posteriori. Los a priori son cognoscibles por un puro
ejercicio de la razón, sin necesidad de recurrir al mundo. Los a posteriori necesitan,
para ser conocidos, que el sujeto recurra al mundo. Lo a priori es necesario (no puede
no suceder) y lo a posteriori es contingente (puede no suceder).
Kant había dicho que existen algunos enunciados sintéticos a priori, esto es, algunos
enunciados que nos dicen cosas sobre el mundo y que pueden ser conocidos sin recurrir
a la observación empírica; y que, como son a priori, entonces son necesarios. Para
Kant, un sintético a priori serían las matemáticas, o la metafísica de las costumbres. Los
empiristas lógicos aceptan las distinciones de Kant, pero niegan que pueda haber un
sintético a priori: si lo hay, entonces hay enunciados que hablan sobre el mundo pero
que no necesitan de verificación empírica. Pero los empiristas quieren alejarse de este
camino. La sección siguiente explicará por qué.

[editar] El sentido de una proposición, las


pseudoproposiciones y los pseudoproblemas
¿Cómo sabemos que un enunciado como "Hoy está lloviendo" es verdadero? Oímos la
lluvia, o vemos el agua caer, o vemos el agua caer y oímos la lluvia y olemos el
pavimento mojado: así sabemos que hoy, de hecho, está lloviendo. Entonces el
enunciado "Hoy está lloviendo" tiene sentido, porque podemos saber si es verdadero o
es falso. Ahora, ¿Cómo sabemos que un enunciado como "El Ser es inmóvil" es
verdadero? Obviamente nunca hemos visto tal cosa como "el Ser", y tampoco lo hemos
visto moverse, permanecer quieto, o sonreír. ¿Entonces cómo sabemos si ese enunciado
es verdadero? Los metafísicos hubieran respondido: por supuesto no a través de la
evidencia empírica, pues esa clase de evidencia no nos ha llevado a hablar del Ser. Son
enunciados que son demostrados por la pura razón, a priori. Pero recuérdese que los
empiristas lógicos han negado que podamos hablar del mundo -enunciados sintéticos-
sin experiencia de él -a priori-.

Los empiristas lógicos dicen: sólo podemos hablar de cómo es el mundo si tenemos
experiencia sensorial de él. Si hablamos del mundo, es porque lo percibimos mediante
los sentidos. ¿Hay alguna otra manera de conocer el mundo, además de los sentidos? Sí,
mediante el razonamiento lógico-deductivo, es decir, lo a priori, como las matemáticas,
la lógica y los significados conceptuales.

El sentido de una proposición se determina, creyeron el primer Wittgenstein, Russell y


los empiristas lógicos, por las experiencias sensoriales que nos pueden decir si esa
proposición es verdadera o falsa. Si no hay experiencias sensoriales que nos puedan
decir si "El Ser es inmóvil" es verdadero o falso, entonces "El Ser es inmóvil" carece de
sentido.

Se puede aducir que 'el Ser es inmóvil' es un enunciado completamente bien


estructurado, gramaticalmente hablando; pero los empiristas lógicos establecen que sólo
se pueden calificar como proposiciones aquellas que son producto de la lógica, de la
matemática o que pueden ser empíricamente comprobadas -o, para Popper, susceptibles
a la falsacion. Toda otra oración es una pseudoproposición.

Enunciados como "el Ser es inmóvil" o "la Nada nadea" parecen estar bien
estructurados en una forma sujeto-predicado: "el Ser" y "la Nada" serían los sujetos de
las dos frases; "es inmóvil" y "nadea" sus respectivos predicados. Sin embargo, 'Ser' y
'Nada' no son sujetos: uno es un verbo y el otro es un cuantificador. Cometemos la
falacia de reificación al creer que son sujetos. En otras pseudoproposiciones tales como
'Dios posee infinitos atributos' o 'Tengo libre voluntad', el problema es que no hay
manera de comprobar esto empíricamente: nadie puede ver a Dios y reconocerlo en sus
infinitos atributos.

Los problemas de la metafísica, entonces, dicen los empiristas lógicos, son


pseudoproblemas: no pueden resolverse, sino que deben disolverse mediante un análisis
del lenguaje, con ayuda de la lógica. Tal análisis nos probará que no nos referíamos a
cuestiones de hecho, sino que estábamos usando mal el lenguaje. Este mal uso es
denominado por Carnap "lenguaje de pseudo-objeto", porque parece referirse a objetos
o hechos en el mundo, pero no es así. El "lenguaje-objeto" real es el lenguaje de las
ciencias, como proposiciones como "La Luna es redonda" o "El agua es H2O", que sí se
refieren al mundo.

Por esto mismo, la metafísica sería borrada del mapa simplemente analizando y
encontrando los errores que yacían en ella. Algo muy parecido sucedería con la ética y
la estética. La ética se iría de la filosofía porque enunciados como "odiar es malo" no
son en realidad enunciados declarativos -no hablan de cuestiones de hecho-, sino
imperativos: dicen algo que debe hacerse. Sin embargo, estos imperativos cometen la
falacia naturalista al derivar lo que debe ser el caso, de lo que de hecho es el caso. Por
esto la ética se movería de la filosofía al campo de la psicología, que nos diría porqué de
hecho creemos que ciertas cosas son buenas y otras malas. Lo mismo, con las
apropiadas sustituciones, sucedería con la estética. Los elementos metafísicos de las dos
materias serían, por supuesto, eliminados.

[editar] Reduccionismo, enunciados protocolares,


fundamentos del conocimiento y epistemología
Entonces: el sentido de una proposición se determina empíricamente. Si esto es así,
entonces para toda proposición con sentido en el lenguaje-físico (como "La Luna es
redonda"), hay una proposición en el lenguaje-sensorial que le corresponde. (Una
proposición en lenguaje sensorial es la que reporta inmediatamente los datos recibidos
por los cinco sentidos humanos, agregándole cuantificadores, conectivas y coordenadas
espaciotemporales para hacerla significativa: "Hay un rojo blando y ácido aquí, en este
momento"; o: "a las 7 de la mañana del jueves, vi un redondo blanco en tal y tal lugar").

Es decir, la oración "La Luna es redonda" puede reducirse a enunciados como "Hay un
objeto blanco y redondo en este momento tal que lo llamamos Luna". Carnap y algunos
otros, como Schlick, creían que estos enunciados eran el fundamento de nuestro
conocimiento. Ellos llamaron a estos enunciados en el lenguaje-sensorial enunciados
protocolares. Esto es, que para saber si estábamos justificados para decir que sabemos
tal o cual proposición, debemos apelar a estos enunciados (recordemos que el sentido de
una proposición son sus condiciones de verificación empírica). Para otro miembro del
Círculo de Viena, Otto Neurath, el fundamento del conocimiento no son estas
proposiciones, y de hecho el conocimiento no tiene fundamento: el conocimiento se da
sólo entre sistemas coherentes de proposiciones, y la justificación no es asimétrica (esto
es, no hay más justificación en una proposición que en otra), sino que se otorga
mutuamente entre proposiciones. Moritz Schlick debatió con él y, de hecho, este mismo
debate duraría -aún cuando el empirismo lógico ya había sido rechazado- en el centro de
la epistemología por casi todo el siglo XX: el debate fundacionalismo/coherentismo.
[editar] A priori
Hay 2 maneras en que una proposición puede tener sentido: hablando acerca del mundo
y por tanto teniendo condiciones de verificación empírica bien determinadas, o no
hablando acerca del mundo. Hemos visto que los enunciados acerca del mundo -
sintéticos-, para los empiristas lógicos, sólo podían ser a posteriori, es decir, sólo
comprobables empíricamente. Pero también hay otra manera de conocer algo: a priori.

Sé que 2×2 es 4, siempre, y no tengo -aunque puedo hacerlo, claro- que contar con mis
dedos o encerrarme en el laboratorio para saberlo: lo sé solamente calculando. De la
misma manera, sé que ningún soltero está casado, y sin necesidad de recurrir a un
experimento. También sé que, por modus ponens, puedo deducir la proposición 'y' dadas
dos premisas: si 'x', entonces 'y', y es el caso que 'x'. Para esto tampoco necesito ninguna
experimentación, no necesito recurrir al mundo. Conozco esto de manera a priori, sin
experiencia. Pero, como lo conozco sin necesidad de experiencia, entonces ni el modus
ponens, ni la multiplicación de 2 por 2, ni la soltería de los no casados me dicen algo
sobre el mundo. ¿Cómo iban a hacerlo, si puedo conocerlos sin experiencias empíricas?
Y como no me dicen nada sobre el mundo, entonces son proposiciones analíticas, que
son verdaderas sólo en virtud del significado, y de las reglas estipuladas. "Todo soltero
es no casado" es verdadero porque ser soltero significa no estar casado. 2×2=4 es
verdadero por los usos estipulados que les damos a los signos '×' e ' = ', además de las
reglas que seguimos al darles ese uso, y los significados que les damos a los signos 2 y
4. [(P-->Q)&P]-->Q es verdadero también porque así funciona nuestro lenguaje, y
porque así hemos dicho que funcionan los signos & y --> y las metavariables P y Q.

Por esto, todas las verdades a priori son, para los empiristas lógicos, analíticas. Y como
son a priori deben ser necesarias. Recordemos que las proposiciones sintéticas son
aquéllas cuyo valor de verdad depende de los hechos en el mundo. Y por esto son
contingentes: pueden o podrían no haber sucedido o no suceder. Yo podría no estar
redactando este artículo (pues podría estar estudiando para el examen), tú podrías no
estar leyendo esto, hoy puede llover, Sócrates podría no haber nacido, es posible que
mañana muera el presidente de la nación. Ahora, hemos dicho que los analíticos son
verdaderos no en función del mundo, sino en función del significado y las reglas. '2–
1=1' siempre va a ser verdadero, claro, siempre que hayan tales significados y reglas.
Pero si, en otro lenguaje, 'chango' fuera lo que nosotros entendemos por '2'; 'perro' lo
que nosotros por '1'; 'corre' por '-'; y 'tira de materias' por ='; entonces 'chango corre
perro tira de materias perro' seguiría siendo verdadero, puesto que no han variado las
reglas de la 'operación' sino un cambio (renombramiento) en las variables involucradas.

Esto nos dice por qué todos los enunciados que son analíticos son a priori, y también
necesariamente verdaderos. Cuando a una proposición o conjunto de proposiciones se
les hace una tabla de verdad, y resulta que tal proposición es verdadera en todos los
casos, decimos que esa proposición es tautológica. Esto sucede con las proposiciones
analíticas, y justo por eso decimos que son necesarias. Para los positivistas lógicos,
entonces (siguiendo al primer Wittgenstein), todos los enunciados analíticos son
tautologías, es decir, que son siempre verdaderas. (Los enunciados que son siempre
falsos se llaman autocontradictorios)

[editar] Unificación de la ciencia


Recordemos que un enunciado en el lenguaje físico puede reducirse a otro en el
lenguaje sensorial: "ahí hay un mesa" puede reducirse a algo así como "en tal lugar y en
tal momento, percibo color café, forma rectangular...", etcétera. Y estos enunciados
serían la base de nuestro conocimiento.

Siendo esto así, entonces el proyecto empirista parecía posible: reducir toda la ciencia
natural a enunciados protocolares. Carnap introduce -poco después y frente a los
problemas que esto implicaba- además de experiencia sensorial, lógica y teoría de
conjuntos.

Russel y Whitehead ya habían iniciado la tarea de la reducción de la matemática a la


lógica. Si podíamos hacer esta reducción, los grandes teoremas y las enormes
demostraciones resultarían más claras, pues conoceríamos los fundamentos. De igual
manera, las teorías en las ciencias naturales serían más claras y más seguras conociendo
en qué estaban fundadas: en qué enunciados protocolares.

Y como toda iba a ser reducido a enunciados protocolares, entonces la ciencia natural
sería vista como un extenso conjunto de tales enunciados.

[editar] Inducción y falsabilidad


Un enorme problema que Hume nos heredó es, básicamente, cómo justificamos la
inducción (es decir, dicho vagamente, pasar de lo particular a lo general). Hume se dio
cuenta de que no es válido pasar de lo que de hecho es y ha sido el caso, a lo que será o
debe ser el caso, sin ninguna justificación para ello.

Este problema pone en cuestión toda la ciencia natural, que se basa en razonamientos
inductivos. Así, algunos miembros del Círculo de Viena (entre ellos Carnap y
Reichenbach) trataron de buscar una solución. Claro que no hubo una definitiva.

Karl Popper es un personaje muy relacionado con el Círculo de Viena, pero que nunca
se confirmó positivista. Sin embargo, su filosofía estuvo muy cercana a la del Círculo.
Su respuesta al problema de la inducción es que la ciencia no avanza confirmando
teorías observacionalmente, sino demostrando que no contradicen la experiencia. Esto
es, a grandes rasgos, el falsacionismo.

Popper critica severamente el inductivismo y lo desbanca de la filosofía de la ciencia


moderna mediante la lógica y las tesis del falibilismo. Es más, demuestra que el
justificacionismo científico es incorrecto debido a que los enunciados observables
(empíricos) no pueden ser probados, sino que simplemente pueden ser aceptados o
rechazados por convención atendiendo a las teorías experimentales, instrumentos y
criterios racionales comúnmente aceptados en el momento.

Según el falsacionismo, una teoría solo será científica si junto a ella se declara qué
hecho o conjunto de hechos podrían refutarla. Esto se conoce como el criterio de
demarcación. Las hipótesis o teorías que no sean falsables de esta forma serán
pseudocientíficas, mientras que las falsables serán científicas y podrán ser refutadas o
corroboradas conforme se realicen experimentos, los cuales irán dirigidos a conseguir su
refutación. Por otra parte, una teoría científica se rechazaría si es refutada, lo cual se
consigue a través de un experimento que la contradiga. A este experimento se le suele
llamar experimento crucial.

[editar] Filosofía y análisis lógico


Ya Wittgenstein, en el Tractatus logico-philosophicus, había dicho que la única manera
que quedaba de hacer filosofía, después de eliminar la metafísica, era el análisis
[cita requerida]
. Ésta es la propuesta del empirismo lógico: sin metafísica, psicología o
ramas normativas, lo que queda es el análisis lógico. La filosofía sería el análisis de las
proposiciones de la ciencia, que serían purificadas de todo sinsentido y toda metafísica,
y fundamentadas en la teoría del conocimiento (epistemología).

[editar] Críticas al positivismo lógico


Ludwig Wittgenstein en sus Investigaciones filosóficas, Popper en La lógica de la
investigación científica, Quine en Desde un punto de vista lógico y otros, hicieron
críticas a los postulados fundamentales del empirismo lógico. De hecho, nunca hubo un
acuerdo unánime dentro del Círculo de Viena. [cita requerida]

Hempel (en "Problemas y cambios en el criterio empirista del significado") hizo críticas
al verificacionismo de Ayer.

Popper criticó la idea de la inducción partiendo de la aplicación de la lógica formal.


Según Popper, es inválido extraer enunciados generales a partir de enunciados
particulares; es decir, es erróneo en términos lógicos, concluir del enunciado: algunos X
se comportan de manera Z, el enunciado: todos los X se comportan de manera Z.
Además, critica el verificacionismo, ya que en una teoría debe ser posible verificar
todos los postulados para decir que es verdadera, lo cual es imposible. Más bien, se
debería concluir que la teoría es falsa si una de sus predicciones es falsa (Falsacionismo
de Popper).

Entre otros importantes críticos del positivismo lógico están Imre Lakatos , quien
desarrolló el Falsacionismo sofisticado en los programas de investigación, Thomas S.
Kuhn con su visión relativista, histórica y sociológica de la ciencia, con la principal
aportación del término Paradigma y las Revoluciones científicas y Paul Feyerabend
quien plantea que no existen criterios únicos de juicio y que promueve el (Anarquismo
Metodológico) como una visión de ciencia más abierta y fructífera. Además, hace una
apuesta por otros tipos de conocimiento, fuera del conocimiento científico, como es el
conocimiento del psicoanálisis o de la brujería.

Entre los críticos de origen hispanoamericanos del empirismo lógico destaca por la
originalidad y envergadura de su propuesta alternativa el argentino Mario Bunge, quien
a pesar de preconizar la potencia del análisis filosófico formal, se distancia del
empirismo lógico por su denodada defensa de la metafísica (que identifica con la
ontología) y por su realismo integral.

[editar] El empirismo lógico como no cognitivamente significativo según


sus propios criterios
Ha sido señalado por pensadores como, por ejemplo, el físico David Deutsch,1 que el
empirismo lógico encierra un conflicto inmediato con sus propios términos. Esto es
debido a que la frase que define el positivismo lógico es la siguiente: "un enunciado es
cognitivamente significativo sólo si, o posee un método de verificación empírica o es
analítico". Ahora bien, este enunciado encerrado entre comillas no sería según el propio
criterio contenido en él un enunciado cognitivamente significativo, dado que ni puede
ser verificado empíricamente (pues no se presta a comprobación experimental), ni es
analítico (puesto que no se trata de un enunciado propio del razonamiento matemático).

[editar] Positivismo, filosofía analítica y metafísica


La filosofía del positivismo lógico fue quizá una de las más influyentes durante la
primera mitad del siglo XX, junto a la metafísica continental alemana y francesa.
Aunque el positivismo lógico fue rechazado en sus mismos términos, su influencia
perduró en lo que se conoce como filosofía analítica.

Sin embargo, creer que la filosofía analítica contemporánea es positivista, es un craso


error.

Posteriormente se vio la necesidad de formular teorías metafísicas/ontológicas y éticas,


pero, para evitar sinsentidos, ahora escudadas con la poderosa arma de la lógica.

Aún hoy sobrevive la ruptura entre filosofía analítica y filosofía continental (herederos
de Hegel, Heidegger, etcétera), y no se ve una manera de resolverla.

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