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ENTREVISTAS

JULIO RAMOS

Ticio Escobar.
Los tiempos múltiples

E
sta entrevista tuvo lugar en Asunción durante el mes de
noviembre de 2011, cuando Ticio Escobar era aún minis-
tro de Cultura del gobierno del presidente Fernando Lugo.
La versión editada que ahora publicamos incluye un breve
postscriptum en el que el entrevistado comenta sobre el «estado
de shock» en que se encuentra el Paraguay tras el golpe de Esta-
Revista Casa de las Américas No. 269 octubre-diciembre/2012 pp. 110-125

do y la ruptura del orden democrático. Ticio, propulsor de lo que


prácticamente fue una reforma jurídica que puso en primer plano
la cuestión de los derechos lingüísticos y culturales de la ciudada-
nía paraguaya, reflexiona sobre las complejas relaciones entre la
lengua, el territorio y la soberanía desde una mirada potenciada
por la fuerza crítica y realizativa de prácticas y sujetos que nos
presionan a desprogramar las discusiones entre estética y política.

Tekohá/territorio
J.R.: Si te parece, quisiera ver contigo el mapa reciente del
mundo guaraní, el Mapa-Guaraní-Retã, y preguntarte sobre las
categorías de lugar y de territorio inscritas en ese mapa.
T.E.: El mapa grafica una realidad tremenda: las zonas marcadas
con color rosa corresponden a los territorios deforestados.

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En el mapa aparecen superpuestas por lo me- meramente sublime, trascendental o espiritual. La
nos tres categorías territoriales distintas. Figu- Tierra Sin Mal es precisamente la tierra óptima don-
ran las extensiones del mundo guaraní, con sus de se puede vivir y se puede construir tekohá. Lo
ubicaciones transnacionales, después son nota- que buscan realmente no es algo místico, sino la tierra
bles los cortes inscritos por las fronteras de los ideal, el terreno propicio para las cosechas, la caza y
Estados nacionales en el mundo guaraní, y fi- la recolección: un conjunto de condiciones fácticas
nalmente la expansión de las inmensas planta- que se traducen en bienestar espiritual, que es el ideal
ciones de la soja. ¿Cómo impacta la agroin- del guaraní, el ideal ético, llamado tekó porã –tekó
dustria en las discusiones actuales sobre el («nuestra manera de vivir») y porã (al mismo tiem-
territorio, tan importantes en la cultura y la epis- po, «bello» y «bueno»)–, un término que significa vi-
temología guaraní? vir bien, o buen vivir, algo similar a nuestra calidad de
Me gustaría partir de una distinción que hacen los vida, a una buena vida, pero no en el sentido de bon
guaraníes entre yvý, que quiere decir «tierra» –en el vivant, sino de un bien vivir bello, casi en el sentido
sentido de tierra física, de suelo, en la acepción geo- foucaultiano, según el cual la ética tiene que ver con
gráfica de la tierra como un terreno demarcado–, y la belleza del vivir.
tekohá, que para ellos es el territorio, distinto de la
tierra. Traducido literalmente, tekó es un sustantivo y ¿Considerarías esta dimensión ética del pen-
significa «cultura», nuestras propias maneras de ser, samiento guaraní un «arte de vida» o del «buen
en su sentido más lato. Ha quiere decir «lo dispuesto vivir»?
a»; entonces, tekohá querría decir «la sede de la Los guaraníes construyen toda una ética en torno a
manera de ser», o sea, el asiento de la cultura o, aven- la vida buena y a la vida bella, lo que se concibe como
turando un poco, lo que está preparado para soste- una buena tierra, o en un tekohá. Entonces, estas no-
ner la cultura. Para ellos, no es lo mismo el yvý, que ciones son significativas porque no son intercambia-
significa una extensión de tierra, que tekohá, que se- bles con nuestra noción moderna de tierra. Y se tra-
ñala, además, un hábitat simbólicamente acotado. Esta ducen como indicadores muy diferentes, y resultan en
diferencia se evidencia cuando ciertas políticas indi- conflictos en torno al «territorio» que ha costado mu-
genistas intentan «devolver» otras tierras a los indí- cho resolver, conflictos expresados tanto en la defen-
genas o reasentar a estos en territorios nuevos; no es sa de determinadas tierras, en ciertos núcleos territo-
lo mismo un terreno cualquiera, aunque fuere más riales provistos de fuerte carga simbólica, como en la
extenso, que uno señalado por las tumbas de los an- reivindicación que hacen del territorio guaraní, del
tepasados, hollado por muchas generaciones, pro- mundo guaraní: Avá retã o Guaraní retã (Nación
visto de recursos naturales específicos. Acá hay una Guaraní). Lo reivindican como un gran territorio cuya
serie de indicadores de lo que para los guaraníes es base coincidiría con lo que hoy es el Paraguay. Pero
un territorio: el tiempo que han vivido ahí, el hecho no porque pretendan en pos de esa figura que
de que el lugar tenga cementerios propios, agua sur- desaparezca el Estado, o que este les devuelva todas
gente, bosque, insumos para la sostenibilidad eco- sus tierras, sino porque el Avá retã es un espacio ha-
nómica. O sea, el tema del Yvý marane´y, la célebre bitado por toda la Nación Guaraní. Este concepto de
Tierra Sin Mal de los guaraníes, no es una cuestión «gran nación guaraní», de patria grande, nos llevó a

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una experiencia interesante: promovimos dos en- El tema es bastante complejo. Aunque ahora
cuentros de diversos pueblos de la llamada nación comienza a cambiar de orientación en sus políticas,
guaraní, pueblos que son los mismos, vivan en Para- el Instituto del Indígena (Indi), encargado estatal de
guay, Brasil, Bolivia, Argentina o –algunos, muy po- los asuntos indígenas, tiende a encarar los derechos
quitos– en Uruguay. El primero, el atý, «la gran reu- étnicos desde el punto de la tierra, no del territorio.
nión», se realizó en 2010 en Brasil; el segundo tuvo Digamos así: realiza tareas indispensables para la
lugar en 2011 en Jaguatí, Paraguay, un lugar precio- sobrevivencia (salud, agua, provisión de técnicas
so ubicado en plena selva, donde los guaraníes cons- agropecuarias, titulación de tierras) pero no se ocupa
truyeron un complejo ceremonial en base a su arqui- de la cuestión cultural. Entonces, la Secretaría Na-
tectura tradicional (grandes templos cuyos techos cional de Cultura se propone trabajar transversal-
llegan hasta el suelo). Y allí se encontraron como Na- mente el tema indígena mediante un enfoque de
ción. Las discusiones fueron muy interesantes. Por derechos que incluya la diferencia cultural, el res-
ejemplo, en la reunión de Brasil dijeron que les gus- peto del medio ambiente, la cuestión de género, el
taría participar en el Mercosur como una instancia trabajo de la memoria, etcétera. Es decir, se preten-
indígena específica; y en la de Paraguay plantearon de encarar lo indígena mediante líneas transversales
que, tras pensarlo mejor, contando con la figura de que cruzan los ámbitos de varios ministerios, se-
la Nación Guaraní, no necesitan el Mercosur, sino cretarías e instituciones públicas. De esta mane-
más bien otro tipo de reconocimiento o de presen- ra, los asuntos indígenas, aunque partan de lo cul-
cia. Realmente hubiera resultado innecesario consti- tural, involucran la gestión del Indi, la Secretaría de
tuir una instancia guaraní dentro del Mercosur, por- Medio Ambiente, Niñez y Mujer, así como los Mi-
que ellos ya construyeron la región que nosotros nisterios de Salud, Obras Públicas, etcétera.
buscamos articular. O sea, sería absurdo repetir una
estructura prestada para nombrar una unión que ya Lengua y territorio
tienen. Entonces, antes que integrarse formalmente
al Mercosur les interesa negociar con los Estados Parece que la relación entre el territorio y la len-
temas como el cruce libre de fronteras nacionales, algo gua añade complejidad al asunto. Históricamen-
que para ellos es muy importante. El presidente Lugo te, al menos en el mundo europeo, ha sido el
estuvo ahí y tuvo un diálogo con los guaraníes; el vice- Estado nacional el que ha construido ciertas ins-
presidente de Bolivia también estuvo, así como re- tituciones de la lengua nacional, centralizando
presentantes oficiales de Argentina, Brasil y Uruguay. la multiplicidad de formas. Pero en el mundo gua-
raní la lengua parece tener una relación com-
¿Participaste en el diálogo? pleja con el territorio. Permíteme entonces pre-
Sí, estuve con mi equipo trabajando el encuen- guntarte sobre ese vínculo, y también sobre la
tro durante meses. Ley de Lenguas aprobada en 2010.
El guaraní es lengua mayoritaria del Paraguay (lo
¿El diálogo formal con el mundo guaraní se habla el 84 % de la población) pero sufre el esta-
da desde la cultura y las labores del Ministerio tuto lingüístico de una minoría cultural. Esta
de Cultura? situación de diglosia, que expresa graves asime-

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trías socioculturales y económicas, compromete la territorios contiguos, las otras familias lingüísticas
gestión del Estado. La cuestión es compleja, no solo son totalmente diferentes a los guaraníes, cultural,
porque históricamente el Estado paraguayo ha ser- histórica, lingüísticamente. Entre el ayoreo (zamu-
vido a las elites oligarcas, sino porque existen co) y el mbyá (guaraní) existe la misma diferencia
desfases propios entre la lengua y el territorio na- que entre el español y el chino. Entre los distintos
cional. Los guaraníes, que conforman, según pueblos guaraníes y entre estos y los paraguayos
Clastres, «sociedades sin Estado», trascienden las guaraníparlantes, hay matices, tonos, versiones que
fronteras estatales e interactúan de manera diversa en algunos casos serían equivalentes a las diferen-
con la sociedad nacional y con los otros grupos in- cias, pongamos por ejemplo, entre el castellano y
dígenas. La Ley de Lenguas constituye un enorme el catalán. La diglosia tiene niveles: el guaraní se
avance en el respeto en el ámbito de los derechos encuentra desplazado por la hegemonía del espa-
lingüísticos, ya proclamados por la Constitución de ñol, pero, a su vez, actúa como lengua hegemónica
1992, pero sin reglamentación ni vigencia hasta la en relación a las culturas chaqueñas. Pero el pro-
promulgación de esta ley ocurrida en 2010. Esta es blema es complejo: las poblaciones indígenas lo
el resultado básicamente de largos esfuerzos ciu- emplean para entenderse entre sí y para poder co-
dadanos, pero también implica, obviamente, un municarse con la sociedad nacional. Ante esta si-
cambio de perspectiva del Estado en cuanto a sus tuación tan complicada resultaba necesaria la Ley
obligaciones en aquel ámbito. La ley se refiere a las de Lenguas.
variantes del guaraní (mestizo e indígena) como a
las otras dieciséis lenguas indígenas habladas en el Es paradójica esta relación entre la lengua y
Paraguay. el poder no necesariamente estatal, pensando
en los escritos de Deleuze sobre las lenguas me-
¿Diecisiete idiomas centralizados por el nores. El guaraní no es exactamente una lengua
guaraní? «menor», pero sí históricamente minorizada e
El guaraní actúa como lengua franca entre todos instrumentalizada por el poder.
los otros idiomas. En el Paraguay existen cinco fa- Exacto. El guaraní, ya queda dicho, es una len-
milias lingüísticas: los guaraníes, los mataco, los gua absolutamente mayoritaria pero tiene un trata-
maskoy, los guaykurú y los zamuco, cada una de miento de expresión cultural minoritaria. Histórica-
las cuales se encuentra integrada por varias etnias; mente, esta situación se ha dado por procesos
así, los guaraníes comprenden a los avá, chirigua- coloniales a partir de los cuales esta lengua pasaba
no, mbyá, pa tavyterã, ñandeva y aché. Estos a ser considerada idioma de siervos, lengua inferior
últimos no son guaraníes estrictamente pero sí gua- y dominada. El poder se enuncia (y se ejerce), se
ranizados en su lengua. habla y se escribe en español, aunque existe una
acabada gramática guaraní y una tradición de lec-
¿Rodeados por toda esta zona lingüística y toescritura en este idioma (básicamente ligada al
cultural del guaraní? cancionero popular).
Sí, pero, aunque todas compartan situaciones La escritura guaraní, idioma originalmente ágrafo,
afines de asimetría y vínculos fuertes marcados por fue instituida por los jesuitas, que vieron en la lengua

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un dispositivo eficiente de dominación colonial. Pero Creo que no existe riesgo de «monumentalización»
esa práctica no permeó el sistema de educación, la del idioma guaraní. Sí existe la posición histórica de
administración pública ni el discurso oficial. La es- un nacionalismo militarista que venera la figura pro-
critura en guaraní se convirtió en una práctica básica- toheroica del indígena precolonial mientras explota y
mente académica: los guaraníparlantes leen y escriben discrimina al indígena concreto. Ese es el modelo
en español. O no leen ni escriben. Durante gran «indigenista» de la dictadura militar de Stroessner
parte del siglo XX, el uso del guaraní, identificado (1954-1989). También sobrevive el riesgo de que
con los sectores sociales «inferiores», era desco- ciertas expresiones culturales que emplean el guaraní
nocido por la administración estatal, erradicado de (música, danza, rito...) sean folclorizadas y converti-
las escuelas y prohibido en las familias de las clases das en «emblemas patrios», en fetiche pintoresco o
superiores: el bilingüismo era considerado nocivo memoria embalsamada, pero es difícil que eso ocu-
para un buen uso del castellano. Los políticos, es- rra con el lenguaje guaraní, cuya vitalidad y vigencia
tancieros, empresarios y misioneros (como los je- lo vuelven renuente a cualquier intento de cosifica-
suitas) debían aprender a hablar esta lengua para ción oficialista. El guaraní está demasiado cerca como
ser obedecidos. Es impensable un candidato a pre- para ser auratizado. Por otra parte, debe conside-
sidente o parlamentario que no hable guaraní. Su rarse que en su desarrollo desde la Colonia hasta
discriminación comenzó a ser revertida especialmen- hoy, el guaraní paraguayo va cobrando una dinámica
te durante este siglo, cuando, a partir de campañas propia, paralela y diferente del indígena: o sea, tiene
del Estado y, especialmente de la sociedad civil, se como origen una lengua indígena, pero, en sentido
produjo una revalorización del guaraní y un orgullo estricto, no es una lengua indígena (no implica una
de su buen hablar. La sanción de la Ley de Lenguas apertura al mundo guaraní original sino a las viven-
ofrece los dispositivos formales para que este pro- cias del criollo). El guaraní es una lengua muy mol-
ceso se afiance y obtenga sustentabilidad. La inclu- deada por el español, no solamente en palabras, sino
sión del guaraní en la enseñanza, aunque aún defi- en cosmovisiones y en sentido, así como el español
ciente, y en diversos programas estatales de se encuentra en el Paraguay atravesado por el gua-
capacitación bilingüe del funcionariado público, en- raní. El jopara (se pronuncia «yopará») traduce esa
cuentran apoyo en esta ley. zona de encuentro e intercambio entre el español y el
guaraní. Por otra parte, el guaraní hablado en la ciu-
Ayer, en la calle, un vendedor de periódicos dad adquiere matices y léxicos particulares. Por últi-
me comentaba que el mundo guaraní no tenía mo, debe considerarse el caso de los guaraníes oc-
los monumentos de los grandes imperios indíge- cidentales (chaqueños), que otorgan acentos propios
nas de México o el Perú, y, sin embargo, tenía al guaraní. Otro fenómeno interesante ocurre en cier-
su lengua; «ese es su monumento», decía él. Y tas zonas fronterizas con el Brasil donde se habla
hablaba de la lengua como un espacio de la guaraní y portugués y muy poco español. La mayoría
memoria histórica. Pero, ¿no transpira un riesgo de los indígenas, como los campesinos en general,
–algo que tú mismo sugieres– de la monumen- aunque lo conoce, no habla este último idioma; lo
talización de una memoria oficial, elaborada usan forzadamente para comunicarse con la socie-
desde el Estado, o desde los fundamentalismos...? dad nacional, pero en su cotidianidad emplean ex-

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clusivamente el guaraní. Las diversas etnias no gua- La buena tierra exige bosques, aguas no contami-
raníes de la Región Occidental (Chaco) emplean el nadas; ante la imposibilidad de conseguirla muchos
guaraní como lengua franca, paralelamente a sus pro- guaraníes, fundamentalmente mbyá, se instalan en
pios idiomas y a los hablados por los colonos (básica- las ciudades, donde sobreviven de manera margi-
mente el alemán de los menonitas, pero también inglés nal, fuera de toda contención cultural. Sin embar-
y francés), que aprenden con notable facilidad. go, existen casos extremos de sobrevivencia étni-
ca: indígenas mbyá acampados en Laguna Cateura,
Migraciones el basural más grande de Asunción, reconstruyen
como pueden sus templos y levantan las voces de
Parece ser que, en su propia historia, el guaraní sus cantos esenciales.
tiene una fuerte dimensión migratoria, es decir,
una capacidad de funcionar a contrapelo de las ¿Entonces te parece que se puede pensar las
fronteras territoriales. No es solo una dimensión lenguas sin Estado en función de estas cartogra-
lingüística, sino también sonora, por lo mismo que fías de migrantes, expulsados, desterrados? De un
señalas sobre esa oralidad tan poderosa; por cier- lado, en lo que sugieres, están los territorios, diga-
to, al insistir en esa dimensión acústica, no se trata mos, de la voluntad de la Tierra Sin Mal; y de otro,
de volver a los modelos fundamentalistas de la las orientaciones acústicas de la escucha y del al-
voz, sino de poner atención a esta dimensión de ternativo poder territorializador de los cantos.
la escucha que no quedaría sujeta a la territoria- En algún momento, el guaraní sirvió de lengua
lización de la lengua inscrita por el Estado. franca para toda la región guaraní. Es decir, en Brasil,
El paradigma del guaraní, su modelo ético mítico, en el siglo XIX, era llamado lingua geral, porque
es el oguatáva, que quiere decir «el caminante». servía como instrumento de comunicación en toda
Impulsados por un ethos cultural específico, que la región. Este hecho resulta extraño si se considera
tiene su base en el sistema de cultivos rotatorios, que el portugués está mucho más cerca del espa-
los guaraníes están moviéndose siempre. Tal como ñol que del guaraní. Sin embargo, ellos se enten-
queda dicho, la figura de la Tierra Sin Mal no debe dían a través de esta última lengua. Gran parte de la
ser interpretada como el anhelo de una utopía inal- toponimia actual del Brasil se basa en nombres tupí-
canzable, sino como la búsqueda de la buena tie- guaraní (como ejemplos: Itamaraty viene de «pie-
rra, la sede del tekó porã, el buen vivir; tiene pues dra blanca», Itaú, de «piedra negra», Yguazú sig-
una dimensión menos trascendental e idealizada de nifica «agua grande», Ipanema, agua fétida).
la que se le otorga comúnmente. Grandes ecólo- Los guaraníes mantienen la idea de una gran Na-
gos, los guaraníes buscan tierras nuevas mientras ción, pero la conciencia de esos territorios propios,
que las viejas se reponen. Pero este sistema de una marcados ciertamente por los ecos de una acústica
agricultura sustentable se ve amenazado por los alternativa, no se traducen en una estrategia reivin-
modelos del negocio agroexportador: la expansión dicativa que cuestione la existencia de los Estados
avasallante de los grandes monocultivos sobre te- nacionales. Ellos saben que esa pretensión no tiene
rritorios tradicionales de los guaraníes fuerza a que posibilidades políticas. Ese fue un tema explícito en
estos se refugien como puedan, en cualquier lado. el encuentro de Jaguatí.

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¿Cómo pensar, desde tu perspectiva, la cul- para comunicarse con el resto del mundo. Más bien
tura paraguaya, es decir, un país que tiene más son muchos indígenas los que se consideran extran-
de la mitad de su población afuera, una pobla- jeros en relación al Paraguay. Han sido discrimina-
ción migratoria que habla guaraní en la Argenti- dos, marginados y explotados durante siglos, du-
na, en España, en Nueva York. ¿Cómo impacta rante la Colonia y, luego, durante la República. Dicen
en tu trabajo como ministro una cuestión ligada a veces: «ustedes los paraguayos» o «añe’eta ndé-
a la cultura nacional, considerando también que ve paraguáyope» («te hablaré en paraguayo») mas
las poblaciones paraguayas diaspóricas son una al hacerlo, hablan guaraní, un guaraní diferente, pero
fuente de ingreso fundamental para la economía entendible.
del país? ¿Cómo se incluyen en tu reflexión sobre
el cambiante mundo guaraní? ¿O es imposible? Sonoridades
El concepto de mundo guaraní, el llamado gua-
raní retã –la patria o nación guaraní–, más que un Tu trabajo como historiador de arte está muy
concepto cartográfico o político es un sentimiento, marcado por lo visual y por la escritura, pero
una vocación de gran territorio compartido por to- por momentos, en La maldición de Nemur, por
dos los pueblos guaraníes. En los primeros tiempos ejemplo, hay referencias a la cualidad sonora o
coloniales, toda la región que ocuparía el guaraní acústica de los rituales en que se produce el arte
retã se llamaba Paragua´y, e incluso una zona del plumario que no se teorizan... ¿O me equivoco?
mar del Brasil se llamaba «Mar de Paraguay». Ellos Por una parte, lo sonoro es una modalidad funda-
siguen teniendo ese concepto del Tekohá Guasú mental de la experiencia y una dimensión indispensa-
(territorio-nación). Pero es difícil pensar que el pa- ble del lenguaje. Las deidades de los indígenas ishir
raguayo comparta ese sentimiento. Ellos integran (los personajes de La maldición de Nemur) se
una comunidad lingüística muy fuerte, que constituye manifiestan en la escena de la representación tanto a
una cierta contraseña de identidad. Comunidades través de sus imágenes como de sus puras voces.
de paraguayos instaladas en España, Argentina, Hay divinidades que no tienen imagen: son solo voz,
Brasil o los Estados Unidos, mayoritariamente, y hay ritos que ocurren a oscuras pues únicamente
emplean el guaraní para afirmar su diferencia cultu- importan los sonidos que acontecen en escena. Por
ral, aunque a veces ella constituya un factor de dis- otra parte, comencé a trabajar con los ishir en compa-
criminación étnica. Hay muchos hijos de inmigran- ñía de Guillermo Sequera, un etnomusicólogo su-
tes que no conocen Paraguay, pero hablan guaraní. mamente sensible a las gradaciones vocales y la
semántica sonora. Sequera tiene una reflexión im-
¿Tal vez el español acá, en el Paraguay, es una portante sobre los mundos sonoros, la apertura a una
lengua extranjera? dimensión de sentido que se da a través de la voz (el
Es más bien una lengua minoritaria hablada bási- grito, el canto, el llanto). En ciertos rituales, la sono-
camente por las elites. Pero no es rechazada: la ridad aparece disociada de lo visual.
población la reconoce también como suya, quizá
por la situación de diglosia mencionada al comien- Sin embargo, uno puede leer tu magnífico aná-
zo, quizá porque el español resulta indispensable lisis del arte plumario –del cuerpo como superfi-

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cie escrita– como una especie de sinécdoque, por- tervenida en sus silencios por los sonidos de la sel-
que la pluma del vuelo es una sinécdoque por ex- va, que completan lo que Sequera llama «el univer-
celencia de las ondas que transitan y de hecho so sonoro». Vuelvo, rápidamente, a los ishir y a las
dan forma a un territorio acústico. La pluma es plumas. Quizá las aves también provean no solo plu-
de los pájaros, marca incompleta del trino, es de- mas, sino cifras míticas, paradigmas oscuros, mo-
cir, de lo que queda ausente cuando solo se ve la delos para el ritual. Los dioses ishir aparecen em-
pluma, la escritura... plumados en el círculo ceremonial, los chamanes
Tu comentario me parece interesante: cuando también, así como los ritos sociales requieren el aval
empecé a trabajar con Guillermo Sequera, el libro que de la pluma para escribir partes esenciales del con-
habríamos de publicar juntos se llamaría algo así trato social. En cierta ocasión estaba observando
como El grito de la pluma, en referencia a que los con Jota, mi hermano ornitólogo, el vuelo lánguido
dos dispositivos estético-mítico-rituales de los ishir y circular de un conjunto de cigüeñas. Él me expli-
son las plumas (lo visual, la forma, los colores, las có que las grandes aves, llamadas tujuju, se lanzan
texturas) y los gritos (los aullidos y bramidos de al empuje de los vientos y, así, adquieren en su vue-
quienes representan a los dioses, los llantos ritua- lo movimientos elegantes y trayectos amplios que
les, las resonantes invocaciones chamánicas, pero se entrecruzan, se alejan, se aproximan. Es una dan-
también las modulaciones del habla, en la escena za, un juego inexplicable que sirve de modelo a cierta
ritual o el mundo cotidiano). Ambos terminamos refinada coreografía ritual ishir. En muchos casos
escribiendo libros diferentes, pero creo que esta- los gritos de los personajes rituales representan los
mos de acuerdo en que lo plumario significa, efec- de las aves. Y uso representación en el sentido tea-
tivamente, también un lenguaje social: según qué tral del término.
plumas se use (de qué aves, de cuáles colores o
formas), un individuo o un grupo emite señales acer- ¿Parecidos a los pájaros?
ca de su estado civil, su categoría clánica, su jerar- O, hablando en clave mítica, los pájaros gritan
quía política, su estatuto chamánico o su lugar en el de manera parecida a los indígenas o los gritos de
ritual. Me parece interesante la asociación entre plu- unos y otros son simplemente los mismos. Los gor-
ma y escritura, no solo por la relación de sinécdo- jeos, chillidos y clamores que emiten los ishir son
que, sino porque en ese mundo las plumas tienen vo- imágenes, ecos o traducciones de los que lanzan
ces y escriben mensajes en el cuerpo de quien las las aves. Hablamos de mimesis, no de copia realis-
porta. Los rituales guaraníes también se sostienen a ta. Lo mismo ocurre con los colores, que mítica-
veces en el puro sonido. Ciertos jeroky ñembo’e mente se originan en las aves (los primeros hom-
(«danza-oración») se desarrollan a partir del con- bres fueron pintados ceremonialmente con la sangre
trapunto nocturno entre los takuapu, el sonido de de las aves). Pero acá la representación se vuelve
las tacuaras que las mujeres golpean contra el sue- más abstracta: solo se emplea la oposición rojo-ne-
lo, y las maracas que agitan los varones. Este diálo- gro, mediada por el color blanco. El eminente antro-
go –casi diría, esta querella sonora– ocurre sobre pólogo argentino Edgardo Cordeu piensa que el rojo
el trasfondo de los cánticos y las risas de los niños, significa un principio vital, mientras que el negro con-
que conforman otra textura rumorosa, continua, in- nota fuerzas destructivas. Pero yo interpreto que el

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enfrentamiento entre ambos colores es relacional: la política: desde muy joven milité en movimientos
mienta la pura oposición formal, independientemente de oposición a la dictadura, lo que me llevó a la
de sus connotaciones positivas o negativas. Hay prisión en cinco ocasiones –eso me marcó mucho–.
dioses rojos propicios o adversos, y los hay negros Me acerqué a los indígenas desde la perspectiva
con las mismas propiedades; como hay colores de los Derechos Humanos. Fui uno de los funda-
combinados que expresan tensiones internas. Cuan- dores de la Cospi, la Comisión de Solidaridad con
do se representa el enfrentamiento entre dos fuer- los Pueblos Indígenas, y fui presidente de Acip, la
zas, una es roja, y negra la otra: lo que cuenta es el Asociación de Apoyo a las Comunidades Indíge-
litigio entre los dos colores que conforman un diagra- nas de Paraguay. El propósito de la Cospi era de-
ma lógico. Y ese diagrama no puntúa posiciones fender no solo la tierra, sino los derechos cultura-
fijas. Los opuestos también intercambian lugares, les, en general desconocidos por quienes apoyaban
se cruzan, se alían. El pensamiento ishir se encuen- la causa indígena o, por lo menos, desarrollaban
tra más cerca de la inestabilidad («lo indecidible») políticas indigenistas. El derecho a la religión pro-
contemporánea que de la lógica aristotélica. pia, a la lengua, los modos de vida, avalan la cohe-
sión social y promueven la autogestión étnica. Ig-
norar la cultura ha creado muchos conflictos.
Políticas culturales
¿Las misiones religiosas contribuían a estos
¿Cuál ha sido la relación que has establecido en- conflictos?
tre la reflexión teórica sobre las artes visuales y Sí, algunas de ellas, como la siniestra misión A
la antropología, y la política cultural? ¿Cómo in- Nuevas Tribus, promueven el etnocidio sistemáti-
teraccionan estas dimensiones de tu experiencia? co tras la promesa de protección, salvación y civi-
Trabajé mucho tiempo con políticas culturales, no lización. Esa secta misionera reduce a los indíge-
solo como tema teórico, sino como práctica. Cuan- nas, los desaloja de sus territorios y deja estos libres
do cayó Stroessner, fui director de Cultura en el pri- para la colonización. Ofrecen sostén a los indíge-
mer gobierno democrático en Asunción, lo cual vie- nas silvícolas, los ayoreo que recién toman contac-
ne a ser como ministro de Cultura, pero de la ciudad to con la sociedad nacional, a cambio de mandar-
capital; para mí, fue una experiencia importante. los a bautizar.

¿En qué período? Y a trabajar.


Desde 1991 a 1996. Sí, al trabajo. Pero los misioneros más bien sir-
vieron, históricamente, para «civilizar» a los indíge-
¿Después de escribir El mito del arte y el mito nas mediante la evangelización. Hoy las misiones
del pueblo? fanáticas, como A Nuevas Tribus, continúan esa
Sí, mucho después. Fue antes de escribir Mi- línea: salvan espiritualmente a los indígenas, los de-
sión: etnocidio, La belleza de los otros y La mal- puran de sus creencias bárbaras y los mandan a
dición de Nemur, dedicados específicamente a la trabajar como peones mal pagados a sus propias
cuestión indígena. Mi vida ha estado muy ligada a tierras.

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¿Cómo pensar el lugar del arte indígena en ne sin un lugar propio, aunque sea contingente, pro-
este contexto? visorio, aunque no tenga fronteras claras y se vea
Este acercamiento al mundo indígena dificulta un asediado continuamente por lo que ocurre extra-
concepto de arte autónomo. El indígena no separa muros. Debe conservar por lo menos un sitio pro-
la esfera del arte de los ámbitos de la religión, la visional de emplazamiento desde donde ofrecer su
magia, la sociedad y la economía, el poder y el sexo. objeto, aun fugazmente, a la mirada.
La belleza es un argumento para promover objeti-
vos que son extraestéticos. Esta perspectiva me ¿Y esta relación con el «fuera de sí» la cons-
ayudó mucho para trabajar el arte contemporáneo, tatas en el arte indígena?
que simultáneamente discute la autonomía del arte Sí, porque el arte indígena no puede ser des-
y se preocupa por asegurar un espacio provisorio a prendido limpiamente de su afuera. Para trabajar
lo estético. El concepto mismo de contemporanei- sus contenidos intensos precisa de la belleza o la
dad me ha permitido introducir el arte indígena en poesía, requiere argumentos formales estéticos que
diversas curadurías, como las de Valencia y Santia- facilitan la defensa del sentido. Pero el arte no que-
go de Chile: a diferencia de lo moderno, lo contem- da atrapado en esos alegatos (estos no son autó-
poráneo no se encuentra definido por lo último que nomos); sus recursos formales se encuentran orien-
marca la tendencia euronorteamericana, sino por el tados siempre a una firme pragmática social y
régimen estético expresivo de una comunidad ubi- existencial, y abiertos a un ámbito ontológico. El
cada ante los requerimientos de su propio presen- arte indígena puede saltar de la escena de la repre-
te. Una pieza indígena puede reiterar un patrón cen- sentación: los actores no representan divinidades:
tenario, o milenario, y continuar vigente: conservar son divinidades.
su capacidad de convocar, conmover y renovar el
sentido. Desde esa perspectiva he encarado varias ¿Un salto a lo performativo, como una prag-
aproximaciones al arte actual. mática de los espíritus?
Sí, por un instante, el arte puede trasponer la úl-
¿Como crítica del principio moderno de la au- tima frontera y rozar, que no atrapar, lo absoluto.
tonomía del arte y la esfera cultural? Todo arte siempre aspira a cruzar el marco: a nom-
Sí, como crítica de la autonomía moderna. El arte brar lo real imposible.
indígena logra demarcar lo estético sin perder la
referencia del conjunto social; tiene una dimensión Y esos efectos performativos, ¿te parece que
performativa: puede cruzar el círculo de la repre- configuran la zona de una elaboración espi-
sentación y actuar sobre la realidad (la función má- ritual?
gica del arte es ilustrativa de esa posibilidad). Esa Sí, el ámbito performativo por excelencia es la
dimensión es anhelada por el arte contemporáneo magia. Mediante una palabra o un signo se puede
que busca su apertura al mundo sin sacrificar una actuar sobre el mundo, producir un efecto real. Los
reserva formal mínima, un momento de estética. He rituales propiciatorios de caza o recolección, de tiem-
trabajado específicamente este tema en El arte fue- pos ventajosos, de cura, apelan a formas sensibles,
ra de sí: perdida su autonomía, el arte no se sostie- recalcan la apariencia de los significantes mágicos.

119
La eficacia chamánica, por ejemplo, depende de de selección y de presentación del arte que no
imágenes intensas. distinguen categóricamente entre lo antiguo y
lo moderno, zafándose así del tiempo lineal o
¿Se relaciona con el potencial anticipatorio acumulativo que habitualmente domina en las
de la estética o del arte? instituciones y museos de arte y antropología.
Sí, creo que la fuerza del arte es su capacidad de ¿Cómo se creó el Museo del Barro? ¿Cómo se
anticipar, en clave imaginaria, otras dimensiones po- relaciona con tu teoría, con lo que has ido ela-
sibles. El arte busca lo que Heidegger llama el Ser, o borando en términos de la contemporaneidad?
Lacan, lo Real. Pero estas figuras son inalcanzables El ave de Minerva levanta el vuelo al anochecer,
por lo simbólico: ocurren fuera del reino del lengua- dice Hegel para referirse a que la teoría llega des-
je, del teatro de la representación. Aun así, el arte pués de los hechos. El Museo del Barro comenzó a
siempre intenta romper esa interdicción del orden sim- actuar antes de su propio libreto, mucho antes de
bólico y acceder al lado oscuro, a lo que escapa al mi pensamiento sobre la contemporaneidad de lo
último nombre. Esa tensión dota de energía a sus for- indígena y lo popular. Los conceptos llegaron des-
mas, desesperadas por alcanzar la cosa imposible. pués y ordenaron retroactivamente los acervos pro-
Las imágenes pueden anticiparla, pero nunca reve- fusos del Museo, que ya existían. La curaduría, el
larla. En ese esfuerzo inútil se juega el destino del libreto museal, fue operando hacia atrás, categori-
arte; en él radican su poder y su fuerza. zando, uniendo, separando o cruzando las colec-
ciones de arte indígena, popular y contemporáneo.
La contemporaneidad del Museo del La experiencia y la intuición de Osvaldo Salerno y
Carlos Colombino, creadores del Museo, fueron
Barro
fundamentales. Ellos formaron las colecciones de
En el prólogo a la traducción inglesa de La mal- arte popular y moderno; después aparezco yo con
dición de Nemur, Michael Taussig enfatizaba la las colecciones de arte indígena y la elaboración de
intensificación que produces en los límites disci- un pensamiento forjado, sin duda, desde el diálogo
plinares al transitar los bordes entre etnografía con ellos y el contacto con la obra. En cierto senti-
y teoría estética. Taussig se refería al tipo de an- do, El mito del arte y el mito del pueblo actúa
tropología que practicas fuera del ámbito uni- como el manifiesto del Museo del Barro, su funda-
versitario. Pero hay algo más: el cruce produce mento teórico. El Museo del Barro había surgido
un efecto descolonizador de ambos saberes, so- como un proyecto de colecciones circulantes de arte
bre todo si tomamos en cuenta la intervención contemporáneo: el MPAC. Después, empujado por
que tu trabajo instala sobre la contemporanei- la fuerza de las propias obras, fue incorporando pie-
dad y la coetaneidad del relato colonizador del zas de arte popular, colonial, republicano, actual.
primitivismo antropológico. Permíteme enton- Pero lo que interesaba en esa incorporación era el
ces preguntarte sobre el Museo del Barro del arte popular vivo, vigente: lo histórico o lo arqueo-
Paraguay. Tal vez uno podría pensar que se tra- lógico aparecía, aparece, como mera referencia, con
ta de una puesta en escena de la discusión sobre un sentido casi didáctico. Formé después la colec-
la contemporaneidad, de los principios mismos ción de arte indígena, un poco a ciegas, pero ya como

120
parte de una colección contemporánea: lo que pro- viera registrando los últimos vestigios de un arte
ducen hoy los indígenas, o lo que producían en el condenado irremediablemente, y a corto plazo, a
presente de la colección. La única excepción a lo su extinción. Entonces no conocía el Areté guasú
arqueológico fueron las urnas guaraníes, ya erradi- –la gran fiesta de los chiriguanos–, ni la arquitectura
cadas por los misioneros a mediados del siglo XVIII pai˜ tavyterã, por citar solo dos casos; entonces
(luego de un proceso largo de resistencia). A lo lar- no se sabía que el gran ritual de los ishir, que se
go del tiempo, muchas piezas se arqueologizaron, suponía extinguido, continuaba vivo, como conti-
perdieron su vigencia, pero en compensación apa- núa hoy, con toda la potencia de una explosión de
recieron otras, nuevas, cargadas de fuerza expresi- sonidos, formas y colores.
va, henchidas de otras verdades.
¿Tú participaste?
¿La belleza de los otros inspiraba aquella re- Sí.
flexión crítica en el Museo sobre la arqueología
y el arte? ¿Pasaste tiempo allí?
Ahora estoy corrigiendo una nueva versión de Pasé temporadas en territorios ishir a lo largo
La belleza de los otros, conservando la perspecti- de casi diez años. Ese fue el universo que descu-
va original e interviniendo solo mediante notas que brimos Guillermo Sequera y yo en 1986; un universo
actualizan datos. Las notas, ubicadas al pie o en de cuya vigencia la antropología no tenía
secciones separadas, registran los cambios acaecidos conocimiento (la Dra. Branka Susnik, la mayor
desde la época de la primera edición (1993). Con- especialista en el tema, databa el último ceremonial
tra lo que pudiera esperarse, esos cambios atañen en 1954). De ese descubrimiento salió La maldi-
más a nuevas informaciones que a transformacio- ción de Nemur. Así como en esos treinta años
nes realizadas en el curso mismo del arte indígena. ocurrieron pérdidas, también se produjeron hechos
Hace veinte años tenía una visión pesimista: pensa- nuevos y reformulaciones de antiguas pautas.
ba que estaba asistiendo a la agonía de las culturas Reformulaciones muy recientes. En el I Congreso
étnicas; transcurridas dos décadas, al volver sobre de Pueblos Guaraníes realizado en Foz de Iguazú
el texto constataría no solo la vigencia de la mayo- en 2010 comencé a advertir que los guaraníes,
ría de sus formas, sino el surgimiento de formas extremadamente conservadores con los códigos de
nuevas o, incluso, el descubrimiento de otras que sus atuendos plumarios, en ocasiones políticas
ya existían pero permanecían desconocidas, al me- introducen con libertad modalidades totalmente
nos para mí. La cuestión es más notable si se con- ajenas a la tradición. Es posible que ese cambio se
sidera mi visión del arte indígena desarrollada en haya dado a partir de influencias de los guaraníes
Una interpretación de las artes visuales en el que habitan el Brasil, lo cierto es que durante el II
Paraguay I (1982). Encuentro, realizado en Jaguatí en el año 2011, la
tendencia se veía acentuada. Hace poco asistí en el
¿Por ejemplo? Congreso Nacional a un acto en el cual los mbyá
Por ejemplo, cuando escribí el primer tomo de guaraníes, los más tradicionalistas en lo relativo al
ese libro, hace treinta años, me sentía como si estu- ajuar ceremonial, aparecían emplumados con toda

121
libertad, empleando plumas de aves extrañas a su bos riesgos conducen al esteticismo de la cultura
repertorio y combinándolas en tocados totalmente mercadológica, de la sociedad del espectáculo.
nuevos. Pero esas licencias, for export, no ocurren Estoy simplificando mucho cuestiones que son com-
en la escena ceremonial. La experiencia de volver plicadas, pero me atrevo a sugerir que, ante esta
sobre textos escritos por uno mismo hace décadas encrucijada, el estudio del arte indígena puede su-
produce una extraña tensión entre temporalidades gerir pistas (indicios que vienen siendo rastreados,
distintas pero interconectadas, produce anacro- en otros ámbitos, por distintos pensadores): ese arte
nismos, retornos, destiempos. Discutir con uno mantiene el aura –la magia velada de los objetos,
mismo, criticar lo escrito por uno resulta un poco del cuerpo pintado o emplumado– sin hacer de ella
esquizofrénico, ¿no? Pero esa lectura retrospectiva un valor absoluto: ya queda dicho que la belleza es un
permite, por otra parte, encontrar conceptos nuevos: trámite para acceder mejor a diferentes funciones
ya te lo decía, el arte indígena me ha dado pistas socioeconómicas, políticas, religiosas, etcétera. No
importantes para merodear, que no para descifrar, estoy proponiendo una lectura funcionalista del arte:
cuestiones casi irresolubles para la teoría del arte este cumple su objetivo de recalcar la forma estéti-
contemporáneo. ca para intensificar significados propios; pero estos
significados no transitan en circuito cerrado: remi-
Un ejemplo... ten a un mundo que está más allá del significante
En La obra de arte en la época de su reprodu- estético (en una dirección parecida, Hegel sostiene
cibilidad técnica, Benjamin propone una medida que la sensibilidad, la estética, es un camino inevi-
radical: la extinción del aura; es decir, la anulación table, un mal necesario para acceder al concepto.
de la distancia que envuelve el objeto de extrañeza Este pensamiento lo conduce a la figura de la muer-
y lo sublima. Lo que Benjamin enfrenta es la auto- te del arte, que ocurrirá cuando la realización del
nomía moderna del arte, de la que ya hablamos; el concepto ya no precise de la mediación de la ima-
tema es que al hacerlo de modo tan extremo termi- gen). Esta ductibilidad del aura no es privativa de
na anulando el propio concepto de arte o lo que las culturas indígenas, claro. Las culturas populares
venimos entendiendo bajo ese término por lo me- también cruzan en uno y otro sentido las fronteras
nos desde el Renacimiento. Si se anula su distancia, del campo artístico. En verdad, todo el arte lo ha
si se lo despoja de extrañeza, el objeto se vuelve hecho hasta la modernidad; el barroco es un arte
transparente y sumiso, pierde la posibilidad de des- obsesionado por el juego de las formas pero atento
pertar deseo e inquietud, de levantar cuestiones, de siempre a la eficacia histórica, pragmática, de los
abrirse a otro lado. Entonces, el arte contemporá- contenidos.
neo se encuentra en un aprieto: si opta por la auto-
nomía, comete una regresión histórica, se arriesga ¿Había en tu caso, como ocurre en la evolu-
a una posición idealista y metafísica, o por lo me- ción de Benjamin, un redescubrimiento del barro-
nos, a un formalismo estetizante. Si la operación co? Hablemos un poco, por ejemplo, de la tierra
artística cancela toda distancia, todo terreno pro- convertida en barro, es decir, de una posible his-
pio, se diluye en lo ordinario de un mundo sin plie- toria natural de la vasija, y de su relación con el
gues ni sombras, sin sorpresas ni amenazas. Am- barroco... Porque algunas de las reflexiones en

122
las que tú te intensificas son contemporáneas parecidos a la pintura corporal; los rostros apare-
del pensamiento del neobarroco caribeño de los cen serenos; los cuerpos, tiesamente sosegados,
años 1970 y 1980, que también puso mucha frontales siempre.
atención en la problemática de la multitempo-
ralidad y de la crisis, precisamente, del aura. Más allá de la crisis
¿Cómo te relacionabas con las discusiones so-
bre el barroco de aquellos años? Más allá de la crisis fue el título de una reciente
Mi reflexión sobre el tema no se vincula con el curaduría tuya en la última Bienal de Curitiba,
Drama barroco alemán de Benjamin ni con el neoba- Brasil. Noté que compartiste la tarea con el crí-
rroco caribeño, sino el llamado barroco-guaraní. Los tico alemán Alfons Hug y que participó de la
misioneros jesuitas y franciscanos trajeron un mo- inauguración, también, Ana de Hollanda, minis-
delo de arte, básicamente el barroco, ubicado en tra de Cultura de Brasil.
las antípodas del pensamiento visual guaraní. Aquel La figura de ministro-curador no resulta usual.
es dramático, descentrado, exagerado, mientras que Cuando acepté ser ministro de Cultura ya había
este se basa en el equilibrio, la armonía y la síntesis. asumido la curaduría general de la Trienal de Chile
El resultado de ese encuentro fue la supresión del que, dado su carácter oficial, pasó a adquirir un
movimiento barroco, en el caso de los indígenas sentido de intercambio cultural a nivel de Estado;
sujetos a misiones franciscanas, o la geometriza- yo tomaba con la ministra de Cultura chilena, Pau-
ción, en el caso de las misiones jesuíticas. En am- lina Urrutia, ciertas decisiones correspondientes a
bos casos, el barroco termina domado por la me- ese nivel. En la Bienal de Curitiba, la ministra de
sura guaraní. Todo el arte popular conserva ese Cultura brasileña, Ana de Hollanda, me acompañó
espíritu intensamente expresivo pero lacónico en sus en la presentación y la inauguración, también para
formas. afirmar un sello de políticas culturales compartidas
y una dimensión oficial al evento. El título de la VI
¿La talla? Bienal de Curitiba 2010 fue Más allá de la crisis;
La talla en madera, la escultura, constituyó la la idea de la crisis tiene que ver no solo con cues-
manifestación paradigmática del barroco-guaraní; tiones económicas, sino, sobre todo, culturales: crisis
a diferencia de la zona andina, la pintura colonial no de valores, de «marcadores de certeza», de orien-
tuvo importancia en el Paraguay. taciones esenciales. La zozobra del fundamento, del
amparo de los «grandes relatos» de la metafísica,
¿No rige un principio de desproporción? provoca confusión y desconcierto, fuga de sentido.
Sí, existe una desproporción en relación con los En esa situación la cultura, y específicamente el arte,
cánones naturalistas de los modelos europeos, pero tienen que imaginar nuevas totalidades que no sean
no en el sentido de una deformación barroca. En la totalitarias, fundamentos que no lleven al fundamen-
versión indígena, la desmesura barroca es someti- talismo ni sirvan de sostén a dogmas sustancialistas.
da a un esquema implacable que termina por desacti- La crisis también debe asumir su acepción etimoló-
var el dramatismo de la representación. La sangre gica de crítica. Los momentos críticos agudizan el
de los crucificados aparece ordenada en signos filo del pensamiento y estimulan la creatividad: de-

123
vienen desafíos para la reflexión y para la produc- el modo «frío» de ser, el tiempo moderado (una si-
ción de imágenes nuevas. Por último, la figura de la tuación semejante a la ataraxia griega). La puesta en
crisis debe ser conectada con sus contextos políticos rito es una manera de enfrentar la crisis: existe por
y económicos. ¿Estamos ante la crisis de un modelo eso un protocolo dirigido a elaborar simbólicamente
(el neoliberal)? ¿Qué posibilidades tiene el arte de ese tiempo de cuidado; una etapa de reclusión, die-
anticipar otros formatos de sociedad, visiones del tas e interdicciones sociales, reverencias, rezos y ora-
mundo, alternativas de sentido? ¿Cómo afecta la ciones colectivas. En cierto sentido el guaraní enfrenta
crisis económica al gran sistema del arte (mercado, la crisis como lo hace el arte.
bienales, ediciones, museos)? Debe considerarse
además la diferencia entre el impacto que tiene la ¿Y cómo enfrenta la crisis el arte?
crisis económica en la producción artística generada Poniéndola en símbolo, interfiriéndola con imá-
en los países centrales y los periféricos, admitiendo genes. Por una parte, el arte se intensifica durante
que centro/periferia no deben ser analizados en for- los períodos críticos: los desajustes que produce
ma dicotómica (en el nuevo orden mundial hay peri- en el tiempo, sus dispositivos de renovación del
feria en el centro y viceversa). Las culturas periféri- sentido, permiten anticipar otras visiones del mun-
cas, afectadas por crisis económicas crónicas, están do capaces de refundar los nombres de las cosas y
mejor inmunizadas para resistir la crisis que las hasta sortear las tempestades de la historia. Brecht dice
ahora bien saciadas sociedades occidentales. que la dislocación del mundo y sus desastres consti-
tuyen el «verdadero tema del arte», en sus palabras,
Se podría pensar que la noción de crisis tiene o la «crisis del espíritu», en el decir de Valéry. La
cierta historia médica, tiene que ver con los con- dislocación de la historia abre una brecha, instala
tornos, los límites, las fronteras del cuerpo. Es- una falta: el resorte que pone en movimiento los dis-
tán, por un lado, la noción de frontera y porosi- positivos del arte. El Paraguay, como la América
dad, y por otro la de consistencia interna del Latina en general, ha vivido tiempos duros, de guerras
organismo. ¿Cómo se relata la crisis desde un y dictaduras, de discriminación, pobreza y violen-
punto de vista guaraní? cia; muchos de estos infortunios siguen vigentes; el
Los guaraníes encaran ritualmente el tiempo críti- arte no ha resuelto estos problemas pero, al pertur-
co. Por ejemplo, hay un momento del ritual iniciático bar el orden simbólico, ha logrado anticipar, breve-
masculino de los pai˜ tavyterã que se encuentra de- mente, otros tiempos posibles. El arte crítico, el que
finido como «tiempo de crisis», se llama tekó aku, e asume la crisis, ya no es el de la denuncia, la pre-
implica una etapa difícil y riesgosa que debe ser en- sentación de la violencia, la osadía tecnoexperimen-
frentada y asumida, también significa una amenaza al tal o el escándalo –dispositivos copados por la so-
equilibrio que supone el tekó porã, el bien-estar. El ciedad del espectáculo–, sino el que puede aún
término tekó significa «manera propia de ser o de suscitar cautela y silencios que sirvan de reserva de
estar», la palabra aku significa «caliente», que en este sentido, habilitar superficies de inscripción para la
caso adquiere la connotación de «quemante». Tekó pregunta o la duda, habilitar lugar para el aconteci-
aku designaría una situación límite que debe ser re- miento. Ciertas operaciones artísticas en torno a la
suelta para restablecer el sosiego ideal del tekó ro’y, ironía, la poesía, la inquietud o el silencio pueden

124
resultar gestos provistos de mayor carga subversi- blicas desarrolladas o iniciadas durante el gobierno
va que el más feroz de los lenguajes. anterior. El golpe que destituyó al presidente Lugo
generó una situación traumática en el curso de un
Postscriptum proceso que estaba comenzando a consolidar el es-
pacio público, la participación ciudadana y el crédito
Durante nuestra reunión en Asunción, la cuestión colectivo en la históricamente desprestigiada institu-
de la territorialidad y la soberanía transitó la con- cionalidad estatal. Eso tiene consecuencias graves:
versación como una preocupación que ahora, tras atenta contra la cohesión social y altera la escena
el reciente golpe de Estado al gobierno del presi- prelectoral, que debería transcurrir de la manera
dente Lugo, cobra un peso ineluctable. ¿Te pare- menos crispada posible: dentro de nueve meses ten-
ce posible hacer –a pocas semanas del golpe– un drán lugar las próximas elecciones presidenciales, que
recuento de tus labores y experiencia como mi- no pueden tener peor trasfondo histórico que un aten-
nistro de Cultura, de los proyectos claves que han tado al orden público y la instalación de un gobierno
quedado interrumpidos? usurpador carente de legitimidad. Por ahora, el país
Es difícil evaluar en poco tiempo los efectos di- se encuentra en estado de shock, estancado en su
rectos que el golpe de Estado ha causado sobre las historia. Esperemos que la astucia de la razón, en la
políticas culturales, pero es seguro que la ruptura del que conviene a veces creer con Hegel, logre avizo-
orden democrático, la quiebra del pacto social, ha- rar rumbos hacia una salida posible. Hoy, por lo
brán de perturbar gravemente todas las políticas pú- menos, esos caminos no se avizoran. c

125
NÉSTOR KOHAN

Carlos Nelson Coutinho


y la filosofía de la praxis en Brasil

M
uere un amigo y gran compañero, el pensador marxis-
ta brasileño Carlos Nelson Coutinho (1943-2012), in-
troductor de Gramsci en Brasil e interlocutor de György
Lukács (con quien mantuvo una relación epistolar). Con una
sonrisa irónica solía repetir: «yo no me desplacé a la izquierda,
sigo siendo el mismo. Los demás se corrieron a la derecha...».
Carlos Nelson era muy irónico. Lúcido, erudito, amable,
Revista Casa de las Américas No. 269 octubre-diciembre/2012 pp. 126-132

fraternal, tierno, divertido. Le gustaba conversar y beber en


compañía. A pesar de ser profundamente brasileño, no le gusta-
ba bailar. Se sentía comunista y mantuvo una coherencia en tor-
no a esos ideales, aunque fue cambiando de organizaciones a
medida que estas se derechizaban. Comenzó militando en el PC
brasileño, luego se incorporó al PT y finalmente al PSOL. Apo-
yaba con entusiasmo al Movimiento Sin Tierra (MST).
Es muy conocido que Coutinho introdujo los Cuadernos de la
cárcel, de Antonio Gramsci, en Brasil. Menos conocido es su
papel como introductor de Lukács.
En Brasil, los primeros libros del marxista húngaro aparecie-
ron a partir de mediados de los años sesenta: Ensaios sobre
literatura (1965), Literatura e humanismo (1967), Os marxistas e a
arte (1967), Introdução a uma estética marxista, Marxismo e teoria
da literatura y ¿Existencialismo ou marxismo? (Debe destacarse

126
que no se cuenta entre ellos el más significativo No por casualidad, su primer libro de crítica
de todos: Historia y conciencia de clase). literaria, Literatura e humanismo. Ensaios de críti-
Otro importante promotor de Lukács en Bra- ca marxista (Río, Paz e Terra, 1967), está fuer-
sil fue Leandro Konder. Coutinho fue militante temente atravesado por un élan lukacsiano.
de la corriente cultural del Partido Comunista. Pocos años después, utilizando ampliamente
Ambos jóvenes mantenían en aquella época for- la conceptualización lukacsiana madura de la
tísimas simpatías por Historia y conciencia de cla- Ontología del ser social acerca de «la razón dia-
se. No obstante, su correspondencia con Lukács léctica y la riqueza humanista de la praxis», el
–donde le iban proponiendo nombres de libros pensador brasileño publicó El estructuralismo y
suyos para ir traduciendo y publicando en Bra- la miseria de la razón (1971). En esta obra, pre-
sil– los fue apartando de ese rumbo. cursora de muchas críticas posteriores, Coutinho
El filósofo húngaro trataba de convencerlos de cuestionó duramente las distintas vertientes del
que «este libro está enteramente superado en sus pensamiento estructural –principalmente fran-
problemas fundamentales» (Carta a L. Konder del cés– absolutamente en boga en esos años, per-
9 de junio de 1963). En el mismo sentido, señala- sonificadas en Lévi-Strauss, Althusser y Foucault,
ba: «Me gustaría sobre todo advertirle contra una entre otros. La suya fue una de las primeras
lectura acrítica de Historia y conciencia de clase» críticas sistemáticas de esta tradición realizadas
(Carta a Carlos Nelson Coutinho del 31 de agosto en la América Latina.
de 1963). Más tarde, una vez que el joven Coutinho Junto con la obra de Lukács, Coutinho tam-
reconoce haber seguido sus consejos y haber bién recibió la influencia de Antonio Gramsci, de
abandonado la concepción «historicista» del quien tradujo en 1966 El materialismo histórico y la
marxismo propia de Lucien Goldmann, Sartre, filosofía de Benedetto Croce (publicado con el tí-
Gramsci y el joven Lukács, el propio Lukács le tulo de Concepção dialética da história, Civilização
responde: «Me alegro de lo que usted me cuenta, o Brasileira, 1966); y, en 1968, Los intelectuales y la
sea, que superó el historicismo abstracto-subjeti- organización de la cultura y Literatura y vida nacio-
vista sin caer en la gran moda actual del estructu- nal (también por Civilização Brasileira).
ralismo» (Carta a Coutinho del 18 de octubre de Si durante el período de 1961-1965 las obras
1967. Las treinta y cuatro epístolas intercambia- del joven Lukács y de Gramsci fueron el hori-
das entre los dos jóvenes intelectuales brasileños zonte central en el pensamiento filosófico de
y el filósofo marxista están reproducidas en el vo- Coutinho, desde aproximadamente 1965 hasta
lumen colectivo Lukács e a atualidade do marxismo, 1975 ese lugar será ocupado por el Lukács ma-
São Paulo, Boitempo, 2002, pp.133-156). duro (no el de Historia y conciencia de clase, sino
De allí en más, Coutinho irá enhebrando el de Estética y Ontología del ser social). En ese
una sutil síntesis entre la concepción política de período, su lectura filosófica del marxismo, fuer-
Gramsci y la concepción filosófica del Lukács temente lukacsiana, sometía tangencialmente a
maduro. Ambas resignificadas de acuerdo a la reali- discusión también a Gramsci, cuya filosofía era
dad política y social brasileña en la cual Coutinho caracterizada en El estructuralismo y la miseria de
militó toda su vida. la razón como «un historicismo subjetivista cuya

127
raíz se remonta al joven Benedetto Croce». No de toda praxis social», concibe el ser social, al con-
obstante, Coutinho seguía subrayando en ese trario del ser de la naturaleza, como una articula-
entonces como propio el estrecho vínculo políti- ción orgánica de causalidad y teleología, de determi-
co entre Gramsci y Lenin. nación y de libertad–, me parece que propuso la más
En los últimos años, Coutinho intentó repen- lúcida lectura filosófica del marxismo. Gramsci, por
sar el conjunto de su obra anterior, explorando su parte, no solo ha comprendido la esencia de la
a fondo la posible articulación entre sus dos filosofía de Marx al definirla como una «filosofía de
grandes amores filosóficos: la obra de Gramsci la praxis», sino que sobre todo ha promovido la
y la del Lukács maduro, entendiendo ambas más lúcida y creadora renovación de la teoría polí-
como modalidades diferentes pero complemen- tica marxista, al formular el concepto de «sociedad
tarias de la filosofía de la praxis. Paralelamente, civil» y, de este modo, elaborar su específica no-
en términos políticos, trató de fundamentar la ción de «Estado ampliado».
consigna de Rosa Luxemburgo: «No hay demo- Además, pienso que, no obstante algunas diver-
cracia sin socialismo, no hay socialismo sin de- gencias no esenciales, es perfectamente posible
mocracia», pero valiéndose centralmente de las conjugar las reflexiones de estos dos grandes pen-
categorías gramscianas de «sociedad civil» y sadores: por ejemplo, es muy significativa la fun-
«Estado ampliado». ción esencial que, en ambos, desempeña el con-
En la Argentina se han conocido algunos de cepto de «catarsis», que en Lukács tiene una
sus trabajos gracias a las traducciones al espa- dimensión ética y estética y que adopta, en Grams-
ñol de la editorial mexicana Era. ci, una dimensión específicamente política. Pero, en
En su recuerdo y a modo de homenaje al ami- ambos, la «catarsis» aparece como el movimiento
go, compañero y entrañable comunista que tuve de la praxis donde tiene lugar la elevación de la
el honor de conocer, reproduzco a continuación particularidad a la universalidad, de la necesidad a
una entrevista que le hice en México, en 1999, la libertad. Pienso que sería un trabajo de inestima-
para el libro De Ingenieros al Che. Ensayos sobre ble significación para el desarrollo del marxismo –se
el marxismo argentino y latinoamericano. trata de una tarea que me propongo intentar– pro-
fundizar el estudio de las semejanzas y diferencias
N.K.: En tu obra teórica dos autores han ocu- entre las reflexiones de Gramsci y de Lukács.
pado el centro de la escena: György Lukács y
Antonio Gramsci. ¿Por qué los tomaste como ¿En el Partido Comunista Brasileño (PCB),
paradigmas e interlocutores privilegiados? dentro del cual militaste durante veinte años, los
C.N.C.: Creo que Lukács y Gramsci son los textos de Lukács y Gramsci circulaban libremen-
autores que mejor desarrollaron las indicaciones te o estaban de algún modo «proscriptos» en
metodológicas de Marx, adecuándolas al siglo XX función de los manuales soviéticos?
y garantizando así su perdurabilidad en el XXI. El Ingresé en el PCB en 1960, después del XX
último Lukács, al interpretar el legado filosófico de Congreso del Partido Comunista de la Unión So-
Marx como una «ontología del ser social» –que, a viética (PCUS), luego de la denuncia de los críme-
partir de la afirmación del trabajo como «modelo nes de Stalin. La atmósfera cultural era ya más abier-

128
ta. El PCB (que no ha sido jamás tan sectario y dog- yo estaba en general conforme con sus posiciones,
mático como el Partido Comunista argentino) expe- pero no diría que me haya influido. Me interesé en
rimentaba en ese momento el desafío de otros agru- él tras haber leído, en 1961, su prefacio a la vieja
pamientos de izquierda, sobre todo de los cristianos edición argentina de El materialismo histórico y
progresistas, y por eso aceptó que sus intelectuales la filosofía de Benedetto Croce. Después lo co-
más jóvenes propusieran nuevos autores marxistas. nocí brevemente cuando vino a Río de Janeiro.
En los años sesenta publicamos en Brasil no solo a
Gramsci y a Lukács, sino también a importantes pen- Tuviste junto con Leandro Konder un inter-
sadores de la Escuela de Frankfurt, como Adorno, cambio epistolar con Lukács, quizá los únicos
Benjamin y Marcuse. En esa época, en Brasil nadie en la América Latina. ¿Cómo sucedió? ¿Cuáles
tomaba en serio los manuales soviéticos. Pero tenía fueron los temas sobre los que conversaron? De
lugar una tácita «división del trabajo»: los intelectua- todas las cartas que Lukács te envió, ¿cuál re-
les del PCB podíamos introducir y defender a sultó más interesante?
Gramsci y a Lukács como «filósofos», pero la Mi amigo Leandro Konder le escribió a Lukács
definición de la línea política era algo reservado (utilizando la dirección del Movimiento de los Par-
a la dirección de Partido. Por eso, por ejemplo, ha tidarios de la Paz), creo que por primera vez en
sido muy unilateral la primera recepción de Gramsci 1961, y el filósofo le contestó con mucha simpatía
en Brasil: era presentado por nosotros como el más y cordialidad. A partir de entonces y hasta la muer-
brillante filósofo y crítico literario marxista, pero te de Lukács, en 1971, intercambiamos con él, Kon-
ha quedado en silencio la innegable dimensión der y yo, unas veinte o treinta cartas. Ciertamente, la
política de su obra. Esto es: el camino estaba abierto mayoría de ellas no tiene mucho interés teórico; tra-
para defender a Gramsci como el promotor de una tan, por ejemplo, de las ediciones brasileñas de sus
«filosofía de la praxis», pero no como el teórico de la obras. Pero creo que algunas sí lo tienen.
«revolución en Occidente», es decir, como una al- Por ejemplo, contestándole a Konder, en 1962,
ternativa a los paradigmas etapistas y rupturistas de Lukács le dijo que no conocía la obra de Gramsci.
la III Internacional, la Comunista. Después, tanto en entrevistas como en el capítulo
sobre ideología de la Ontología del ser social,
Algo similar sucedió en la Argentina, en cuanto Lukács cita a Gramsci, siempre de modo crítico, pero
a esa «división del trabajo» que mencionás, con con innegable simpatía. Llegó a decir que él, Korsch
la recepción gramsciana de Agosti. ¿Conocías y Gramsci, en los años veinte, habían intentado pero
su obra? ¿Tuvo influencia en tu primer acerca- no tuvieron éxito en dar justas soluciones a la cues-
miento a Gramsci? tión del «renacimiento del marxismo». Y concluía
De Agosti recuerdo haber leído Defensa del rea- diciendo: «Gramsci era el mejor de nosotros». ¿Se-
lismo, Nación y cultura, Cuaderno de bitácora, ría que Konder llamó la atención de Lukács sobre
Para una política de la cultura –todos en espa- la importancia de Gramsci?
ñol– y su único libro publicado en Brasil: Problemas Yo, por mi parte, estaba escribiendo en los años
atuais do humanismo. Por lo que me acuerdo sesenta un ensayo sobre Kafka, donde intentaba
–pues lo leí en los años sesenta, hace tiempo ya– –contra la letra de Lukács, pero, creía yo, en el

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espíritu de su método– demostrar que Kafka era traponía a una línea de interpretación del marxismo
un realista. Le escribí a Lukács comentándole las –digamos, humanista e historicista– con la cual es-
ideas centrales de ese ensayo y me contestó, en taba y estoy de acuerdo hasta hoy. Además, en
1968, haciendo una autocrítica explícita de su libro aquel momento, cuando la dictadura militar había
La significación presente del realismo crítico, en asumido su rostro más represivo en Brasil, Althus-
el cual, como se sabe, hay un capítulo absurdamente ser, paradójicamente, influía entre nosotros a dos
titulado «¿Franz Kafka o Thomas Mann?». En la tendencias dispares, pero a las cuales yo me oponía.
carta me decía, con todas las letras, que había es- Por un lado, por intermedio de Régis Debray, tenía
crito este libro en condiciones desfavorables y que fuerte presencia en las corrientes de ultraizquierda,
ciertamente era preciso revaluar a Kafka. Se trata que, en clara divergencia con el PCB, proponían el
sin duda de una carta importante, tanto que Nico- camino de la lucha armada; y, por otro, también
lás Tertulián –uno de los principales lukascianos de tenía influencia en sectores de la intelectualidad que,
hoy– la ha citado ya algunas veces, registrando el sobre todo en la Universidad, en nombre de una
hecho de que es la única donde Lukács hace una superación de la «ideología» y del «humanismo»,
autocrítica clara de aquel libro y de sus posiciones buscaban reducir el marxismo a una pura metodolo-
negativas sobre Kafka. gía de las ciencias, sin ninguna dimensión práctica.
Una investigadora brasileña, Tania Tonezzer, ha Mi libro tenía así, no obstante su dimensión teórico-
publicado algunas de estas cartas en una revista ita- filosófica, una clara finalidad de política cultural. Era
liana. parte de una batalla político-ideológica, hecha (por
causa de la censura dictatorial) en una forma más o
En tu trabajo El estructuralismo y la miseria de la menos disimulada. No sé si todavía estoy de acuerdo
razón (1971) saliste muy tempranamente al cruce con todo lo que escribí allí hace casi treinta años. Pero
de la corriente althusseriana, incluso cuando sus me gusta mucho que tú, que recién habías nacido
textos hacían furor y eran una moda indiscutida cuando el libro fue publicado, todavía hables de él.
en la América Latina. ¿A qué se debió esa deci-
sión? ¿Fue una respuesta frente a la prolifera- ¿Tuviste alguna relación con el grupo de mar-
ción de los manuales de Marta Harnecker? xistas ligados en los sesenta a J. Arthur Gian-
Cuando escribí El estructuralismo y la miseria notti? ¿Qué papel desempeñó ese grupo en el
de la razón, en 1971, no conocía todavía el ma- marxismo brasileño?
nual de Marta Harnecker, que ciertamente no ha No, no tuve en esa época ninguna relación con
sido positivo en la divulgación del marxismo en la ese grupo. Muchos de sus integrantes son hoy mis
América Latina. Afortunadamente, este manual no amigos, pero había entonces una clara diferencia
ha tenido en Brasil la misma influencia que tuvo en (¡casi una oposición!) entre los marxistas de Río de
otros países latinoamericanos. Cuando mi libro fue Janeiro (casi todos vinculados al PCB) y los de São
publicado (simultáneamente en Brasil y en Méxi- Paulo (casi todos profesores universitarios y sin par-
co), yo era un lukasciano casi fanático, que además tido). El grupo que formó el «marxismo paulista» era
ya conocía muy bien a Gramsci: no me podía satis- ya entonces muy diversificado y las divergencias en-
facer la lectura althusseriana de Marx, que se con- tre ellos han crecido todavía más con el tiempo. El

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de São Paulo se estructuró en torno a un famoso cultura. Todavía más decisivos son sus libros sobre
seminario sobre El capital, del cual formaron parte la Formación del Brasil contemporáneo, Colonia,
–¡para que sea posible evaluar las diferencias!– tan- de 1943, y su Historia económica del Brasil, de
to mi amigo Michael Löwy como el actual presiden- 1945. Caio Prado Júnior –tal como Mariátegui– no
te brasileño Fernando Henrique Cardoso. conocía muy bien el marxismo. Se puede ver fácil-
Ahora bien, muchos de los integrantes de este mente que era escasa su familiaridad no solo con las
grupo ya no son marxistas; este es el caso, para no obras de Marx, sino también con las de los marxis-
hablar de Cardoso, de Gianotti. Es cierto que tu- tas posteriores. Sin embargo, tal como el Amauta,
vieron una influencia en el marxismo brasileño, in- ha intuido muy bien los rasgos principales de la evo-
cluso positiva, sobre todo porque han criticado las lución de nuestros países hacia el capitalismo, esto
formulaciones erróneas del PCB, por ejemplo, la es, el hecho de que esta evolución ha seguido una vía
idea de que existiría una «burguesía nacional» pro- «no clásica», caracterizada por la permanencia de
gresista y antimperialista. Cardoso, en un brillante rasgos precapitalistas, fuertemente autoritarios y ex-
libro de inicios de los años setenta, ha mostrado cluyentes, basados en formas de coerción extraeco-
muy bien que la burguesía brasileña quería la aso- nómica sobre los productores directos. Como Ma-
ciación con el imperialismo. Sostuvo entonces que riátegui, Caio Prado Júnior «inventó» categorías muy
la meta de nuestra burguesía era un «desarrollo semejantes a las de «vía prusiana» (Lenin) y de «re-
dependiente-asociado». Pero, ¿quién podía imagi- volución pasiva» (Gramsci).
nar en esa época que él mismo se convertiría más Por eso, y en este caso también como el Amauta,
tarde en el ejecutante de esta política? Caio Prado –si bien fue militante del PCB– siempre
En general, creo que algunos de los exponentes se opuso abiertamente a la «lectura» tercer-interna-
del llamado «marxismo paulista» tuvieron en Brasil el cionalista de Brasil. Su último libro significativo, de
mismo papel que los «marxistas legales» en Rusia: 1966, titulado La revolución brasileña, es una crí-
han leído El capital para sostener que teníamos que tica muy dura a los paradigmas de la III Internacio-
«modernizarnos», desarrollar las fuerzas productivas, nal utilizados por el PCB. Es indiscutible su impor-
pero en la práctica hicieron de la burguesía el actor tancia –al lado de otros, como por ejemplo, Florestan
de esta modernización. Por lo tanto, el itinerario de Fernandes, que jamás ha militado en el PCB– para
Cardoso no es un rayo en un día de cielo claro. la construcción de una «imagen marxista de Brasil».

Escribiste un ensayo sobre Caio Prado Júnior. La publicación de tu ensayo Introducción a


¿Qué repercusiones tuvo en la cultura de izquier- Gramsci (1981) se produjo casi en la misma épo-
da brasileña su obra historiográfica cuestiona- ca del surgimiento del Partido de los Trabaja-
dora del relato canonizado por el estalinismo so- dores (PT), del cual ahora sos militante. ¿Hubo
bre el supuesto «feudalismo» latinoamericano? alguna relación entre ambos hechos?
Caio Prado Júnior ha sido el primero en intentar Mi libro sobre Gramsci –que ha tenido ya varias
seriamente una interpretación del Brasil a partir de ediciones, incluyendo la mexicana que citas, la última
categorías marxistas. Su ensayo Evolución política de las cuales es de 1999, con el título Gramsci. Um
del Brasil, de 1933, constituye un marco en nuestra estudo sobre seu pensamento político, que incluye

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nuevos textos– fue escrito en el momento de mi rup- en mi opinión, todavía no se ha inventado un modo
tura con el PCB. En esa época, era ya más o menos mejor de hacer política más allá de los partidos.
conciente de que la propuesta gramsciana, que lleva
a la formulación de un vínculo orgánico entre socia- Haciendo un balance retrospectivo de tu obra
lismo y democracia, era incompatible con la heren- y tu actividad militante, ¿qué te aportó en el pla-
cia teórica y política del PCB, o, más precisamente, no de la ética el haberte zambullido desde tan
con la herencia política de la III Internacional a la joven en el universo filosófico de Karl Marx?
cual el PCB se mantenía vinculado. Pero en aquel ¡Una inolvidable experiencia! Me acuerdo de
momento no me parecía que tampoco el neonato haber leído a Marx a los quince años. Ha sido una
Partido de los Trabajadores (PT) fuera el legítimo muy feliz casualidad para mí el hecho de que mi
heredero de la lección gramsciana. El PT surgió padre tuviera en su biblioteca el Manifiesto comu-
marcado por un fuerte soreliano «espíritu de escisión»: nista. En mi generación, no creo que nadie haya
no hacía alianzas, parecía preferir un completo aisla- leído el Manifiesto sin consecuencias definitivas en
miento político al frentismo inconsecuente del PCB. su formación. Con Marx, no he aprendido sola-
Así, quedé sin partido hasta 1989, cuando finalmente, mente a ver mejor al mundo, a comprenderlo de
después de muchas dudas, ingresé en el PT. Creo modo más adecuado. Estoy seguro de que también
que, mientras tanto, hemos cambiado los dos, el PT debo a la precoz lectura de sus textos lo mejor de
y yo. Y continuamos cambiando, quizá más él que yo. mi formación ética. Más tarde, Gramsci me ha re-
Cuando ingresé, me decían que yo estaba «a la de- velado cuál es la más lúcida norma de vida para un
recha», sobre todo porque creía, como creo hasta intelectual marxista: «pesimismo de la inteligencia,
hoy, que sin democracia no hay socialismo. Hoy, diez optimismo de la voluntad». En esta difícil época de
años después, en el interior del Partido, estoy «a la reflujo de los objetivos por los cuales hemos lucha-
izquierda». ¿Y sabes por qué? Porque también con- do siempre, no hay mejor modo de mantenernos
tinúo convencido de que sin socialismo, no hay de- fieles a la lección de Marx que aquella sugerida en
mocracia. No creo que esta sea una situación con- esta indicación de Gramsci: un análisis frío y sereno
fortable, pero parece que mi destino es ser siempre de la realidad, pero que se debe complementar con
heterodoxo en los partidos de los cuales formo parte. la conservación de los motivos éticos y racionales
Sin embargo, mi militancia resulta del hecho de que, que han iluminado y guiado nuestras vidas. c

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