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Reconociendo los vínculos entre naturaleza y sociedad

Berta Martín-López

Durante la primera década del siglo XXI se han comenzado a reconocer los importantes vínculos
existentes entre el ser humano y la naturaleza, en términos de las contribuciones (o servicios de los
ecosistemas) que la biodiversidad brinda al ser humano. Este hecho supone un interesante cambio
de paradigma en la manera de aproximarnos a la naturaleza, ya que se reconoce que la conservación
de la biodiversidad es un ejercicio dirigido tanto a las especies y a los ecosistemas como a los
individuos humanos y la sociedad. Reconocer que los ecosistemas y la biodiversidad son la base para
el mantenimiento del bienestar humano determina, en consecuencia, la toma de decisiones relativa
a la conservación de la diversidad biológica.
El cambio de paradigma emerge en el momento en que la conservación de la biodiversidad no está
basada sólo en argumentos éticos asociados con el derecho de las especies o las comunidades
biológicas de existir; sino que incluye motivaciones utilitaristas basadas en los valores instrumentales
de la naturaleza vehiculados a través del concepto de los servicios de los ecosistemas. Los servicios
de los ecosistemas incluyen los bienes materiales tangibles como el alimento o agua para consumo;
aquellos servicios intangibles asociados con los procesos ecológicos (p.ej., depuración de agua,
fertilidad del suelo, polinización o purificación del aire); así como los beneficios resultantes de la
relación directa con el ser humano (p.ej., disfrute estético obtenido a través de la contemplación de
paisajes o las actividades recreativas realizadas en la naturaleza). Por tanto, este cambio de
paradigma se expresa también en la manera en que el ser humano se visualiza interactuando con los
ecosistemas, ya que mientras que la conservación de la biodiversidad desde los valores intrínsecos
considera al ser humano a parte de los ecosistemas; la conservación basada en los valores
instrumentales le considera formando parte del ecosistema.
La nueva relación entre hombre y naturaleza defendida por este paradigma ha promovido la
consolidación del marco de sistemas socio-ecológicos o socio-ecosistemas. Los sistemas socio-
ecológicos se basan en la perspectiva del ser humano en la naturaleza, donde se considera que las
sociedades humanas están embebidas en los límites que impone la biosfera y han co-evolucionado
con las dinámicas de los ecosistemas. De hecho, esta aproximación plantea un proceso de co-
evolución en el que los sistemas sociales y los ecosistemas se han ido moldeando conjuntamente a
modo de baile adaptativo, convirtiéndose en un sistema integrado de humanos en la naturaleza. La
aproximación de los sistemas socio-ecológicos pone su foco de atención en analizar las relaciones
entre naturaleza y sociedad, explorando tanto las contribuciones de los ecosistemas al bienestar
humano (i.e., servicios de los ecosistemas), como el efecto de las acciones institucionales sobre los
ecosistemas y la biodiversidad. Por lo tanto, reconoce que el bienestar de la sociedad es resultante
del estado de conservación de los ecosistemas, y que la preservación de los mismos depende de los
comportamientos humanos tanto a nivel de individuo como de colectivo.
En consecuencia, nos encontramos ante un importante reto académico, tanto docente como
científico, ya que el paradigma de los sistemas socio-ecológicos está plenamente basado en el
reconocimiento de la necesidad de enfoques interdisciplinares, integradores y holísticos, donde se
establezca un estrecho maridaje entre las Ciencias Biofísicas y las Ciencias Sociales. Asimismo,
reconocer que el sistema social está inherentemente relacionado con el sistema ecológico implica
considerar no sólo el conocimiento científico y técnico, sino también los saberes locales,
tradicionales y experienciales de las comunidades rurales, indígenas o campesinas que durante siglos
han gestionado los ecosistemas con el objetivo de obtener un abanico diverso de servicios de los
ecosistemas. El reto, por tanto, radica en realizar una transición académica que celebre la diversidad
de conocimientos y culturas como base para reconocer la importancia de la biodiversidad.

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