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Principio de Huygens
“Cada punto en un frente de onda primario se comporta como fuente de ondas
esféricas secundarias tales que el frente de onda primario un instante posterior se
lo puede representar por la envolvente de estas ondas secundarias. La velocidad y
frecuencia de las ondas secundarias es igual a la velocidad de fase y frecuencia de
la onda primaria.”
Ley de refracción de la luz: Cuando un rayo de luz llega a una superficie que
separa dos medios transparentes formando un ángulo de incidencia𝜃𝑖 con la normal
a dicha superficie, parte del rayo de luz incidente se transmite al segundo medio
formando un ángulo de refracción 𝜃𝑡 con la misma normal.
De los experimentos surgen las siguientes leyes que gobiernan los procesos de
reflexión y refracción:
Un frente de onda es una superficie que pasa por todos los puntos del medio
alcanzados por el movimiento ondulatorio en el mismo instante. La perturbación en
todos esos puntos tiene la misma fase. Podemos trazar una serie de líneas
perpendiculares a los sucesivos frentes de onda. Estas líneas se
denominan rayos y corresponden a las líneas de propagación de la onda.
Notar que x, el punto donde el rayo toca al espejo, será nuestra variable.
Supongamos un rayo que paso de un medio denso (vidrio por ejemplo) a uno menos
denso (agua). La Ley de Snell predice entonces que el rayo al refractarse se alejará
de la normal
Ley de Malus
Cuando la luz natural incide sobre un polarizador, la intensidad transmitida es la
mitad del incidente
Al pasar por un segundo polarizador que forma un cierto ángulo con el primero
Antecedentes
A finales del siglo XIX se conocía que la luz era una onda electromagnética, que se
propagaba a velocidad c (unos 300.000 km/s).
Esto, sin embargo, tenía un matiz que traía de cabeza a todo el mundo: hasta ese
momento todas las ondas conocidas necesitaban un medio por el que propagarse:
las olas de un estanque necesitaban el agua, las ondas sísmicas necesitaban la
tierra, y el sonido (que ya se conocía que era otra onda) necesitaba el aire para
propagarse.
Ahora, si suponemos que entre las estrellas que vemos y nosotros (el espacio
vamos) no hay nada, esto entra en contradicción directa con que veamos la luz que
nos llega de dichas estrellas.
Por lo que había que pensar en otra alternativa: en el espacio debería existir algo,
un medio, que permite que se propage la luz: al cual se denominó éter, del cual no
sabíamos en un principio absolutamente nada, ni de qué estaba “formado”.
No se sabía si este éter estaría en reposo o la velocidad que tendría, pero dado que
la Tierra gira en torno al Sol (en un año da una vuelta), la velocidad del éter respecto
al de la Tierra cambiará a lo largo del año, y esto produciría ligeros cambios en la
imagen que nos da la luz.
Resultados
Sin embargo, esto mismo fue lo que condujo a que fuera uno de los más importantes
experimentos, ya que con estos resultados se comenzó a pensar que dicho éter
podría no existir, y se planteó que la luz podría viajar en el vacío, sin ningún medio
de por medio, lo cual derivó finalmente en la Teoría de la Relatividad Especial de
Einstein, donde ya se impuso la no existencia de dicho éter.
Despejamos b = m sin
m A (mm) b
Entonces b = 0.209 mm
Difracción por una abertura circular
Utilizando la ecuación D sin = 1.22 despejamos D = 1.22 sin