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CURSO DE

FILOSOFÍA
PARA LA
EDUCACIÓN
BÁSICA
6to. Grado
INTRODUCCIÓN
PRÁCTICA A LA
LÓGICA I
—Primer bimestre—
• Ejercicios lúdicos de raciocinio lógico
INTRODUCCIÓN
GENERAL I: ¿QUÉ
ES LA
FILOSOFÍA?
—Segundo bimestre—
I. LAS PREGUNTAS QUE TODOS NOS HACEMOS
• Las preguntas que todos los hombres nos hacemos: ¿Quién soy? ¿Qué es el
mundo? ¿De dónde venimos? ¿Por qué existimos? ¿Por qué existe el mundo? ¿Qué
son las cosas?¿Cuál es el sentido de mi vida?

A. Introducción
Guía: La clase debe comenzar con un diálogo del profesor con los alumnos sobre la
experiencia común de hacerse preguntas. Quizá podría comenzar contando la historia
de un chico x que cuando se hacía ciertas preguntas, se moría de miedo y prefería
dejar de pensar en ellas. Incluso algunas veces corría a esconderse debajo de la
frazada.

Muchos de nosotros tengamos quizá el recuerdo de hacernos ciertas preguntas que


quizá por su profundidad, quizá por lo difíciles que son o por lo que implican en
nuestra propia vida, nos llenan de miedo y preferimos olvidarlas y pensar en otra cosa.
Preguntas como por ejemplo:

¿Por qué existe el mundo? ¿Qué es el mundo? ¿Por qué existo yo? ¿Cómo sería si no
existiera? ¿Qué es lo bueno y qué es lo malo?¿Cuál es el sentido de mi vida?

Guía: Aquí conviene preguntarles a los alumnos si han tenido ésta experiencia u otras
parecidas. Si se han hecho preguntas de este tipo. Si nadie se atreve a reconocer
públicamente esta experiencia entonces hay que preguntarles si han tenido alguna
parecida o si hay algunas preguntas de ese tipo que los cuestionen. En cualquiera de
los dos casos hay que pedirles que comiencen a decir cada uno cuáles son esas
preguntas y valdría la pena ir colocándolas en la pizarra. En el peor de los casos y si
es que ninguno se atreve a decir nada hay que proceder a leerles a los alumnos algunas
preguntas y preguntarles si alguna vez se las han hecho. El resultado final en
cualquiera de los casos debe ser una lista de preguntas.

B. Importancia de las preguntas fundamentales


Aquí tenemos alguna de esas preguntas que no solamente nos da miedo hacernos sino
que incluso evadimos. No hacen parte de nuestras conversaciones ni de nuestros
investigaciones cotidianas. Preferimos rehuirlas quizá porque son muy difíciles, porque
nos asustan o porque no parecen tener mucha habilidad práctica en la vida cotidiana.
Pareciera ser que conforme se crece y se “madura” empezáramos a considerar esas
preguntas como una pérdida de tiempo. Pero ¿son de verdad una pérdida de tiempo?
¿Resultan de verdad intrascendentes sus respuestas? ¿No afectaría en el fondo el sentido
de toda nuestra vida, de todo lo que pensamos, sentimos y hacemos la respuesta que se
le de a esas preguntas?

Guía: Aquí puede ser útil lanzar preguntas libres o dirigidas a personas concretas
tomando como hipótesis una determinada respuesta a una de las preguntas
fundamentales y viendo que implicaría eso para toda la vida del hombre. ¿Qué pasaría
si el mundo fuera sólo un sueño mío y que nadie más que yo existiera en realidad? ¿Qué
pasaría si vivir en el mundo sea el castigo que recibimos por un pecado cometido?

Como vemos, la respuesta que demos a esas preguntas no carece para nada de
importancia. Es justamente por lo que a estas preguntas se les ha llamado “Preguntas
fundamentales” porque son justamente fundamentales, van a los fundamentos que dan
sentido o sostienen todo lo demás que pensamos, sentimos o hacemos. El pretender no
dar respuesta a ellas es ya una manera de “responderlas” es en el fondo decir: “la
respuesta a ésta pregunta carece de la importancia suficiente” o bien “es imposible
responder a esta pregunta”.

Es pues muy importante responder a estas preguntas aunque no necesariamente por su


utilidad práctica sino sobre todo por que las preguntas son ellas mismas importantes.

C. La fe, la razón y las preguntas fundamentales


Algunas de las respuestas a estas preguntas fundamentales nos son dadas por la fe y es
por eso en parte que las verdades de la fe no pueden ser ajenas a nuestra propia vida
sino que debemos conocerlas, interiorizarlas y vivir en coherencia con ellas porque son
claves para orientar toda nuestra vida y darle sentido.

Sin embargo hay preguntas de este tipo cuyas respuestas no son necesariamente
ofrecidas por la fe, e incluso aquellas cuyas respuestas la fe nos ofrece, conviene que
sean reflexionadas y pensadas para poder darles a los hombres razón de lo que creemos
y de lo que esperamos, y para afianzar en nosotros también con la inteligencia la
adhesión a las verdades reveladas.

D. Reflexionemos en torno a estas preguntas


Guía: La idea aquí es dar una descripción de lo que caracteriza estas preguntas.

Normalmente las preguntas de este tipo son preguntas que se refieren a lo qué las cosas
son y al porqué de las cosas y no simplemente al cómo. Ahí tenemos una primera
característica. Las preguntas que nos interesan ahora suelen ser preguntas que apuntan
del tipo “¿qué es…?”, “¿qué son?” “¿por qué?” “¿para qué?”.

Una segunda característica es qué aún en lo que puedan coincidir con otras preguntas,
éstas van mucho más allá.

Así por ejemplo ante la pregunta “¿Por qué estoy aquí sentado ahora?” caben varias
respuestas que refieren a niveles diversos de profundidad y valor. Puedo responder:

- “estoy aquí sentado porque es lo que toca ahora en el horario de clase”;


- “estoy aquí sentado porque quiero aprender” o también
- “estoy aquí sentado porque sino el profesor me va a reprobar o mi mamá
me va a castigar”
- “estoy aquí sentado porque tengo una serie de músculos, tendones y
huesos que me permiten flexionar las rodillas y descansar mi peso
cómodamente de determinada manera”.
Todas estas diferentes respuestas son válidas e incluso pueden ser verdaderas al mismo
tiempo pero apuntan a distintos aspectos y niveles en la comprensión de la pregunta.
Ninguna de ellas sin embargo anula la apertura de la misma pregunta a niveles de
profundidad aún mayores y que exigen una reflexión más profunda. Es misma pregunta
lo que puede estar buscando es “¿cuál es el sentido de que yo este aquí y ahora? ¿por
qué yo? ¿por qué en este tiempo de la historia? ¿por qué en este lugar del mundo? ¿es
sólo fruto de la casualidad o alguien ha planeado que yo esté aquí? ¿es un dato
accidental o puede tener que ver con lo que estoy llamado a hacer en el futuro?”.

E. Algunas de las preguntas fundamentales


Guía: La idea aquí es ofrecer un elenco de las preguntas fundamentales más
importantes dejando claro que no se están agotando todas las posibles. La idea es
hacerlo de manera dialogada como una continuación y refuerzo del ejercicio anterior
en el que se anotó ya una lista en la pizarra.

Entre las preguntas sobre las que los hombres han reflexionado y que por su relevancia
y profundidad han merecido el nombre de “fundamentales” podemos mencionar:

¿Quién soy yo?


¿De dónde vengo?
¿Para qué he sido hecho?
¿Qué debo hacer?
¿Cuál es el sentido de mi vida?
¿Hacia dónde voy?
¿Qué es el mundo?
¿Por qué existe el mundo?
¿Por qué en vez de existir el mundo no ha sucedido más bien que no exista nada?
¿Qué son las cosas?
¿Qué es la vida?
¿Cómo sé que es lo bueno y qué es lo malo, qué debo hacer y qué no debo hacer?
¿Qué es la verdad? ¿Qué es el error? ¿Por qué debo preferir el uno al otro?
¿Cómo conoce el hombre?
¿Qué es la belleza?
¿Por qué algunas cosas me atraen y otras no?
¿Cómo debo tratar a los demás seres?
¿Cómo debo tratar a los demás hombres?
¿Qué es la amistad? ¿qué es el amor?
¿Existe Dios? ¿Quién es Dios?
¿Por qué es importante saber si Dios existe o no?
II.LA FILOSOFÍA BUSCA CONOCER LA REALIDAD PARA RESPONDER A LAS
PREGUNTAS

A. No da lo mismo cualquier respuesta a las preguntas


fundamentales
En el importante esfuerzo por buscar una respuesta a las preguntas fundamentales, la
primera cosa que constatamos es que no da lo mismo cualquier respuesta. No se trata
simplemente de buscar una especie de anestesia o droga que nos ayude a dejar de pensar
en esas cosas.

Lo que buscamos es respuestas verdaderas, respuestas que de verdad “respondan” a las


preguntas y no simplemente que las dejen de lado. Lo que nosotros queremos, lo que
nuestro corazón busca es saber de verdad quiénes somos, de dónde venimos, cuál es el
sentido de nuestra vida; y no simplemente darnos cualquier respuesta. Y es que no nos
da lo mismo cualquier respuesta. Si somos honestos descubrimos que necesitamos la
respuesta verdadera.

B. Para ser “verdadera”, una respuesta debe ser conforme a la


realidad.
Pero ¿cuándo una respuesta es verdadera? Una respuesta es verdadera cuando es
conforme a la realidad de las cosas. Así, por ejemplo, si al tratar de recordar cuántos
compañeros somos en el salón estimo que son una determinada cantidad distinta a la
que en realidad es, entonces yo no estoy en la verdad. Por el contrario, si estimo
adecuadamente, gracias a mi memoria, cuantos somos en realidad entonces sí estoy en
la verdad.

Pensamiento caso 1 Número real de alumnos Pensamiento caso 2


21 24 24
Diferente a la REALIDAD Conforme a la REALIDAD
REALIDAD
= NO VERDAD = VERDAD

Lo que queremos conocer es pues la realidad. Al buscar las respuestas verdaderas a las
preguntas que queremos resolver, debemos buscar esas respuestas en la realidad misma
de las cosas, del mundo y de nosotros mismos; porque es justamente a esa realidad a la
que buscamos responder.

Guía: Aquí se puede variar el ejemplo y la dinámica. La idea es apelar al buen sentido
natural por el que los chicos saben que la verdad es aquello que se corresponde con la
realidad de las cosas. Este tema será recurrente durante todos los años.

C. La filosofía busca justamente conocer la realidad para poder


responder a las preguntas
De lo que se trata entonces es de examinar con rigor y honestidad la realidad para
descubrir en ella lo que tiene que decirnos, para descubrir en ella la verdad, las
respuestas verdaderas a los interrogantes que nos apremian.
Esa es justamente la tarea de la filosofía, examinar la realidad, la experiencia humana de
la realidad para concluir a partir de ella las respuestas a las preguntas que
constantemente se formula.

D. Un ejemplo de ejercicio filosófico


Guía: La idea es hacer todo este proceso en interacción con los alumnos. Lo ideal es
que ellos mismos lleguen a las conclusiones con la ayuda de preguntas de precisión que
vaya haciendo el profesor.

Supongamos, por ejemplo, que nos hacemos la pregunta:

- ¿Por qué debemos estudiar?

Una primera posible respuesta podría ser:

- Porque si no estudiamos, nos van a reprobar y luego nuestros padres nos van a
castigar.

Para alguien esta respuesta podría ser suficiente pero si pensamos con atención,
filosóficamente y mirando la realidad, cabe preguntarnos todavía:

-¿Por qué hay un sistema de aprobar y desaprobar? ¿Cuál es su sentido?

Frente a esto tenemos que pensar:

- ¿Es acaso para fastidiarnos la vida a los alumnos porque nos odian? Evidentemente
no.

Entonces…

- ¿No será que es para verificar que los alumnos hayan aprendido los temas y al
mismo tiempo motivarlos a hacerlo? Esto suena más conforme a la realidad.

Esta nueva conclusión nos permite afrontar una nueva pregunta:

- ¿Por qué nuestros padres nos castigan cuando reprobamos? ¿Es acaso por el placer
de vernos sufrir? ¿Será quizá porque toca castigar cuando repruebas?

Ninguna de estas respuestas parece convincente, será necesario intentar otra:

- ¿No será más bien que nuestros padres nos castigan porque saben que cuando no
hemos aprobado eso significa que no hemos aprendido? En otras palabras ¿no será
que a nuestros padres les molesta que no aprendamos y con la amenaza del castigo
quieren motivarnos para que de verdad estudiemos y aprendamos?

Cabe entonces preguntarse:


- ¿Por qué les molesta a nuestros padres que aprendamos cosas nuevas y buenas?

Y hay dos posibilidades:

- ¿Les molesta acaso que no aprendamos porque aprender es algo malo y ellos se
molestan cuando nos libramos de un mal? ¿o no será más bien que nuestros padres que
nos aman y quieren lo mejor par nosotros saben que aprender es algo bueno que nos
conviene y por eso se molestan cuando no aprendemos?

Evidentemente lo correcto es lo segundo. Hasta aquí podemos entonces concluir que:

Aprender es bueno para nosotros. Nuestro padres quieren lo mejor para nosotros y
por eso se molestan cuando no aprendemos. Una manera que tienen de saber que no
estamos aprendiendo es cuando nos reprueban.

Tras todo este proceso, estamos en condiciones de examinar de nuevo la primera


pregunta:

- ¿Por qué debemos estudiar?

Pero esta vez nuestra respuesta será mejor, más completa, madura y adecuada a la
realidad de las cosas:

Debemos estudiar porque el estudiar nos sirve para aprender y el aprender nuevas
cosas es algo que nos conviene para nuestro presente y para nuestro futuro.

Lo que acabos de hacer es justamente un ejercicio de reflexión filosófica. De eso se


ocupa justamente la filosofía y así debe proceder examinando la realidad para encontrar
la verdad.
III. FILOSOFÍA ESPONTÁNEA Y FILOSOFÍA SISTEMÁTICA
A. Las preguntas nos las hacemos todos los hombres
Hemos visto que el hacerse preguntas acerca de la realidad del mundo y de la propia
realidad es algo universal. No se trata de algo exclusivo que solamente nosotros en este
momento hemos experimentado sino que es algo propio del hombre en cuanto hombre.

En ese sentido podemos estar seguros que todo hombre, desde el primero de todos, a lo
largo de toda la historia de la humanidad, y en todos los lugares, apenas he tenido uso
de razón, se ha hecho, se hace y se hará preguntas sobre la realidad que lo rodea. Es
justamente una de las manifestaciones distintivas de su realidad humana. Esa capacidad
de pensar y hacerse preguntas lo distingue en cuanto hombre en medio de la creación.

Guía: Aquí, dependiendo de la edad y disposición de los alumnos se los puede invitar a
imaginar hombres diversos situados en contextos históricos distintos tratando de
vislumbrar la actitud que tenían ante aspectos de la realidad. También puede ser útil el
contrastar con lo que se observa en los animales.
B. Las verdades que permanecen
Junto a estas preguntas que se pueden rastrear a lo largo de toda la historia de la
humanidad; también hay una serie de verdades que —aunque atravesando momentos de
más o menos difundido oscurecimiento, nunca total— han estado presente en los
esfuerzos de los hombres por responder a dichas preguntas.

Verdades como el principio de no contradicción por el que el hombre sabe que una
cosa «no puede ser al mismo tiempo falsa y verdadera al mismo tiempo y en el mismo
sentido»; o como que «todo es igual a sí mismo» no han sido nunca honesta y
validamente negadas.

Guía: Aquí es bueno hacerles tomar consciencia de lo evidente de las verdades


enunciadas y lograr que con el diálogo lleguen a un acuerdo al respecto. También
podría ver si ellos por sí mismos son capaces de encontrar otras verdades permanentes
de este tipo.

C. Filosofía implícita o espontánea


A esta capacidad natural o espontánea de hacerse preguntas y encontrar respuestas que
es propia de todo hombre es a lo que podemos llamar filosofía natural, implícita o
espontánea.

Esta así llamada “filosofía” es algo, como hemos visto, propio de todo hombre. Es una
especie de “capacidad filosófica”. Desde este punto de vista es aceptable decir que la
filosofía es tan antigua como el hombre mismo y que donde ha habido un hombre ha
habido filosofía. Se dice en ese sentido que el hombre es “naturalmente filósofo”.
D. Filosofía sistemática

1. Refinamiento y complejidad de la capacidad natural


Sin embargo, a partir de esta capacidad natural, el hombre puede hacer una reflexión
mucho más compleja. Puede dedicarse rigurosamente a enlazar razonamientos de
manera ordenada buscando dar una explicación coherente y satisfactoria a la totalidad
de la realidad o a aspectos determinantes y relevantes de la misma.

No se trata ya simplemente del ejercicio natural de su capacidad de pensar sino de un


uso mucho más refinado de la misma que le permite construir una serie de juicios o
afirmaciones enlazadas entre sí y constituyendo una cierta unidad compleja que ya no
resulta ni necesariamente común a todos los hombres, ni necesariamente aceptada por
todos.

Es a esto a lo que llamamos filosofía sistemática, desarrollada o científica.

2. Diferencia entre filosofía espontánea y filosofía


sistemática
Se trata pues de algo nuevo y diferente de la simple filosofía espontánea; tratemos de
entender la diferencia con algunos ejemplos:

1. Todo hombre tiene una cierta capacidad natural de buscar el equilibrio que le
permite por ejemplo colocar una piedra sobre otra y acomodarla de una cierta
manera que aunque quite la mano, la piedra va a mantenerse estable por sí
misma. A esto lo podríamos llamar sentido espontáneo del equilibrio.

Sin embargo, algunos hombres han estudiado este equilibrio, lo han


matematizado y eso les permite constituir estructuras muy complejas en las que
se encuentran unidas multitud de piezas, sosteniendo una gran cantidad de peso
y sin caerse. Es lo que se aplica por ejemplo en la arquitectura o en la
ingeniería. Aquí ya no se trata de una capacidad natural o espontánea, ni es algo
que puedan hacer naturalmente todos los hombres; exige un estudio y un
aprendizaje, y han tomado muchos años para desarrollar y perfeccionar estas
ciencias, que aún hoy en día siguen evolucionando.

2. Todo hombre —en situaciones normales de salud— sabe naturalmente


desplazarse caminando o corriendo. Es algo que surge natural y
espontáneamente con el tiempo cuando nuestra estructura física comienza a estar
lista para sostenernos. Hay pues una cierta capacidad natural de caminar y
desplazarse.

Sin embargo, algunas personas, han observado y estudiado las formas de este
desplazamiento, han desarrollado determinados músculos del cuerpo y
determinadas técnicas de movilidad para hacer este desplazamiento lo más
eficiente posible. Se ha desarrollado la técnica de correr. Esto ha supuesto
también un estudio, un desarrollo y una evolución que todavía hoy en día
permite que el hombre se supere a sí mismo una y otra vez.
Guía: Aquí es importante asegurarse que los alumnos comprendan bien el sentido de
los ejemplos. Se pueden proponer otros muchos y pedirles a los alumnos que
propongan ejemplos propios.

3. Surgimiento de la filosofía sistemática


En este sentido, la así llamada filosofía sistemática no se puede decir que haya existido
siempre así como la arquitectura propiamente dicha, no ha existido siempre.

Se puede situar históricamente el inicio de la filosofía entendida como “filosofía


sistemática” y tradicionalmente por lo que podemos conocer de la historia de la
humanidad, parece justo y apropiado situar su surgimiento en Grecia entre los siglos VI
y VIII antes de Cristo. Esto lo estudiaremos con más detalla más adelante en el
desarrollo del curso.

Ideas fuerza que debe comprender el alumno


1. Existe una capacidad natural de preguntarse, pensar, y buscar respuestas acerca de la
realidad que es común a todo hombre y se da con el hombre mismo. Es lo que podemos
llamar filosofía espontánea o implícita.
2. A partir de esta capacidad natural, se puede constituir una estructuración más
compleja, ordenada y rigurosa de reflexión acerca de la realidad o de alguno de sus
aspectos a la que podemos llamar filosofía sistemática.
3. La filosofía sistemática no ha existido siempre sino que se puede señalar un
momento histórico concreto para su surgimiento. Por lo que la historia nos enseña, lo
más justo parece ser afirmar que surgió en Grecia entre los siglos VI y VIII antes de
Cristo.
IV. LA FILOSOFÍA DEBE SER FIEL A LA TOTALIDAD DE LA EXPERIENCIA
DE LO REAL

A. ¿Es cualquier postura es igualmente válida?


Nosotros sabemos que frente a diferentes preguntas y problemas, diferentes personas o
grupos de personas plantean respuestas y soluciones distintas.

Es evidente que toda persona y todo grupo de personas merecen por su dignidad de
seres humanos todo nuestro respeto. Esto, sin embargo, no implica que todo lo que ellos
piensan o plantean sea igualmente válido.

Si por ejemplo preguntáramos ahora cuántos departamentos hay en nuestro país, podría
haber muchas respuestas diversas; sin embargo, solo serán VERDADERAS las que
coincidan con el número REAL de departamentos que tiene el Perú. Todas las demás
serán FALSAS y afirmar que lo son no será ni un ataque, ni un irrespeto, ni muestra de
intolerancia frente a quien se equivocó; al contrario, será una ayuda valiosa para esa
persona pues la estaremos sacando del ERROR.

Guía: Aquí se pueden poner más ejemplos y otros ejemplos. Se trata sobre todo de que
los alumnos descubran la evidencia de lo aquí planteado.

Vemos pues que de las distintas respuestas que se pueden dar a determinadas preguntas,
hay unas mejores que otras; y hay incluso muchas de las que se puede decir que son
acertadas y muchas otras de las que es necesario afirmar que están equivocadas. No
todas las respuestas son pues igualmente válidas. Hay respuestas correctas e incorrectas;
y dentro de las correctas hay algunas más completas que otras.
B. La realidad como clave de discernimiento
Lo que podemos ver es entonces que la clave para que nuestro pensamiento sea acertado
y verdadero es su correspondencia con la realidad. Si queremos estar en la verdad,
debemos buscar conocer la realidad tal cual es tratando de evitar al máximo que nuestra
situación concreta, gustos, deseos y demás nos hagan ver las cosas distintas a como en
realidad ellas son.

Es pues la correspondencia de nuestro pensamiento con la realidad la que le da su


validez.
C. Igual sucede con la filosofía
También en la filosofía sucede lo mismo. Diferentes filósofos y escuelas filosóficas han
planteado diferentes respuestas frente a preguntas que el hombre se hace. Sin embargo,
no todas esas respuestas son igualmente válidas. No todas las filosofías dan lo mismo.
Hay filosofías más y menos verdaderas que otras.

También aquí, la clave de discernimiento será la realidad. En la medida en que una


filosofía sea respetuosa de la realidad misma de las cosas y se adecue a ella será válida;
y en la medida en que se aleje de la realidad y más bien pretenda imponer, en contra de
la evidencia de la realidad, determinadas creencias y afirmaciones, carecerá de validez.
Guía: Es importante explicar esto muy despacio y ofrecerles ejemplos. Darle muchas
vueltas para que lo lleguen a entender bien.

D. La filosofía como fidelidad a la totalidad de la experiencia de


lo real
En el ámbito de la filosofía esto cobra aún más importancia.

Guía: Esta parte es más abstracta y es necesario explicarla con mucho detenimiento y
paciencia para que sea bien comprendida. Por eso hay menos contenidos para que
haya más tiempo para desarrollarlos mejor.

Hemos dicho que la filosofía busca justamente responder a preguntas, busca justamente
la verdad. Si no hay una búsqueda de conocimiento de la verdad no se puede hablar
propiamente de filosofía. Al mismo tiempo, hemos dicho que la verdad está dada por la
correspondencia del pensamiento con la realidad. Por todo esto la filosofía para ser tal,
debe estar referida a la realidad.

La filosofía que no se abre a la realidad, que no es conforme a la realidad de las cosas


no merece propiamente el nombre de “filosofía”. Habría que llamarla quizá mejor
“ideología” porque no se está buscando conocer la verdad, la realidad de las cosas sino
que, más bien, se está queriendo imponer un conjunto de ideas preconcebidas a la
realidad.

Debemos afirmar entonces que la apertura a la realidad es esencial a la filosofía. Si se


quiere hacer buena filosofía, se debe estar abierto a la totalidad de la experiencia de la
realidad sin mutilar ni distorsionar nada. Se debe hacer un esfuerzo radical por conocer
la realidad tal cual es. Solamente la filosofía que se esfuerce por ser fiel a la totalidad
de la experiencia de lo real y que por tanto se acerque a la verdad de las cosas será
válida, será VERDADERA FILOSOFÍA.

Ideas fuerza que debe comprender el alumno


1. Frente a una pregunta o problema, diferentes personas o grupos de personas pueden
plantear respuestas diversas pero no todas son igualmente válidas.
2. El señalar el error o la invalidez de determinada postura o visión de la realidad no es
un irrespeto ni una ofensa para quien la formula; al contrario, puede ser una gran
ayuda para que salga del error.
3. La verdad de una postura o pensamiento está dada por su adecuación o conformidad
con la realidad.
4. La filosofía busca la verdad.
5. Solamente será verdadera filosofía aquella que busque ser fiel a la totalidad de la
experiencia de lo real.
V. EL SER Y EL REALISMO

Ideas fuerza que debe comprender el alumno


1. A todo aquello que existe, a todo lo que “es” y que conforma la realidad, le damos el
nombre de ser.
3. La verdad de una postura o pensamiento está dada por su adecuación o conformidad
con la realidad; es decir, por su correspondencia con el ser.
4. El ser es y existe con independencia del conocimiento. Los seres existen aunque
nunca sean conocidos por nadie.
5. El ser es por definición cognoscible. Una de las propiedades del ser es que puede ser
conocido por más que no todo ser concreto pueda ser necesariamente conocido por
cualquier sujeto.
6. El conocimiento es posterior al ser y dependiente de él. El conocimiento, para ser
verdadero, debe ser adecuado al ser.
7. El realismo es la actitud filosófica que se caracteriza por una apertura total y sin
prejuicios al “ser” tal cual este se presenta en la realidad y lo busca conocer tal cual él
“es”.

A. Lo real, lo que es, lo que existe es a lo que llamamos “ser”


Hemos venido hablando acerca de la REALIDAD. Hemos dicho también que la
VERDAD es el estado de nuestro pensamiento cuando es conforme a la REALIDAD y
el ERROR cuando no lo es.

Pero al mirar la realidad, descubrimos que está compuesta de multitud de “cosas”


“animales” o “personas”. A cada una de esas “cosas” “animales” o “personas” les
damos un nombro común y genérico; el nombre de “ser”.

Por “ser” entendemos pues a cada una de las cosas que “son”; es decir, que de alguna
manera “existen” y son por tanto “reales”. A todo aquello de lo que podemos decir “que
es” es a lo que llamamos propiamente “ser”.

De esta manera, “ser” es el más general de todos los conceptos ya que se aplica a todas
las cosas existentes pues las piedras son seres, las plantas son seres, los animales son
seres, los seres humanos son seres, los ángeles son seres y hasta Dios —aunque de una
manera muy particular— es un Ser.

Guía: Aquí es útil abundar en ejemplos y hacerles tomar consciencia de que todas las
cosas son en el fondo seres.

Podemos concluir pues que a todo lo que es real es a lo que llamamos ser y que la
realidad está justamente compuesta de seres.
B. La verdad como conocimiento del ser
Retomando lo que veníamos diciendo de que la verdad está definida por la adecuación
de la mente a la realidad y sabiendo que a lo que llamamos realidad es justamente a los
seres, entonces podemos concluir que la verdad es el conocimiento recto y fiel del ser.
En otras palabras, estoy en la verdad cuando afirmo de un ser que es y que es tal como
realmente ese ser es.
C. El “ser” es cognoscible
Hay pues una correspondencia entre “ser” y “conocer”. Lo que el hombre puede
verdaderamente “conocer” es justamente lo que “es”. El hombre no puede propiamente
hablando “conocer” algo que no “sea”. Cuando nuestro pensamiento se dirige a seres
que “no son” no decimos que estamos conociendo. Lo que solemos decir es que estamos
“fantaseando” o “imaginando” pero no conociendo. Y a la fantasía no le corresponde ser
verdadera porque no busca adecuarse a la realidad.

De la misma manera podemos decir lo opuesto: el “ser” se caracteriza por el hecho de


que “puede ser conocido”. Lo que “es” es “cognoscible”. El ser es siempre en sí mismo
congnoscible aunque —como veremos más adelante— eso no significa que todo ser
pueda ser conocido por cualquier sujeto en cualquier momento.

Guía: Aquí ha subido el nivel de abstracción así que es importante darle vueltas al
tema muy despacio y pedir feedbacks de los alumnos..

D. El realismo
Se le da justamente el nombre de realismo a la actitud intelectual y filosófica que
reconoce que el conocimiento puede aspirar a la verdad y que para ser verdadero debe
conformarse a la realidad; es decir, a los seres realmente existentes.

El realismo implica la convicción de que la realidad es anterior al conocimiento e


independiente de este. Así, por ejemplo, si en algún lugar del ártico, nace un pingüino y
muere sin que ningún hombre lo haya conocido, esto no significa que ese pingüino no
haya existido. De la misma manera, cuando diferentes personas opinan distinto frente a
determinadas características de un “ser”; la verdad no estará dada por lo que opinen la
mayoría ni por lo que opine el más fuerte o el más poderoso aunque logre imponer su
propia opinión; la verdad estará dada por las características reales del “ser” en cuestión.

Guía: Es fundamental dar muchos ejemplos apelando al sentido común para que los
alumnos terminen de entender lo evidente de esta realidad. El ser es anterior al
conocer y el conocer se debe regir por el ser.

Lo que caracteriza pues al buen filósofo, al realista, es la apertura sin prejuicios ni


ideologías al ser real tal cual este se presenta.
VI. EL ESFUERZO DE OTROS ME AYUDA EN MI PROPIO ESFUERZO POR
RESPONDER A ESAS PREGUNTAS

Ideas fuerza que debe comprender el alumno


1. El ser humano no está solo en su esfuerzo de búsqueda de respuesta. Comparte con
otros hombres las mismas preguntas fundamentales así como una misma realidad en
la que se deben buscar las respuestas.
2. Las diferentes culturas a lo largo de la historia dan cuenta, en términos generales, de
un conjunto común de interrogantes fundamentales que siguen estando presentes hoy.
3. La realidad de las cosas, por más que en muchos aspectos cambia, en los aspectos
fundamentales y determinantes sigue siendo la misma realidad.
4. Los seres humanos siempre descubren la necesidad de comunicar y enseñar aquello
que creen haber descubierto. El conocimiento como el hombre todo, tiene un cierto
carácter social y comunitario.
5. El conocimiento solo puede progresar cuando se desarrolla colectivamente y unos
seres humanos construyen sobre y a partir de los logros de otros que los han precedido.
6. En mi propio esfuerzo de búsqueda de respuesta a las preguntas fundamentales,
resulta fundamental el conocer lo que otros hombres han encontrado en ese mismo
camino. Sus aciertos me sirven de base y sus errores de advertencia para no avanzar
por caminos errados.

A. Un esfuerzo compartido de búsqueda


En ese esfuerzo que hemos venido describiendo por conocer la realidad de los seres y
responder así a las preguntas fundamentales y determinantes de nuestra vida hay
aspectos que compartimos con los otros hombres y mujeres de la historia y del mundo.

Por un lado, hemos dicho que las preguntas fundamentales están presentes de alguna u
otra manera en la vida de los hombres; por otro lado, las respuestas a esas preguntas hay
que buscarlas en la realidad.

1. Compartimos las mismas preguntas fundamentales


Hemos dicho que en lo fundamental, las principales preguntas fundamentales han
estado presente en los esfuerzos de búsqueda de los diferentes hombres de las distintas
culturas a lo largo de la historia de la humanidad. Hay pues un cierto común esfuerzo
de búsqueda de manera que las preguntas más importantes que yo me hago hoy, se las
hacen también otros seres humanos en todo el mundo, y se las han hecho en todas las
épocas.

2. Nos encontramos frente a una misma realidad


El otro aspecto que compartimos todos los seres humanos en nuestro esfuerzo de
búsqueda es aquello a lo que se deben adecuar y corresponder las respuestas, la realidad.
Y es que todos los hombres, más allá de los cambios coyunturales e históricos, nos
movemos y vivimos en una misma realidad.

Hay que entender claramente esto. No estamos diciendo que nuestro mundo sea
exactamente igual a como era hace 1000 años en todos los aspecto. Es evidente que no.
Pero en lo fundamental en lo más primario de la realidad que es a lo que apuntan las
preguntas fundamentales, la realidad es la misma.

Así, por ejemplo, la respuesta a la pregunta “¿qué es el hombre?” depende para ser
verdadera de lo que el hombre sea. Eso no ha cambiado porque el hombre en su esencia,
en su ser más profundo es el mismo. También la pregunta por el origen de cuanto
existe encuentra el mismo referente real hoy que hace 3000 años pues más allá de que
cambie el mundo y se desarrollen muchas cosas, el origen real del mundo sea este cuál
sea, es hoy el mismo que era hace 3000 años.

Guía: Aquí es necesario poner muchos ejemplos para que los alumnos entiendan que
en medio de un mundo que cambia en muchos aspectos sigue siendo igual en lo
fundamental.

B. El carácter social y comunicable del conocimiento


El conocimiento y la búsqueda de la verdad tienen un cierto carácter social y
comunitario. Los hombres siempre han mantenido entre ellos la costumbre de enseñar y
cuando algún ser humano ha creído haber descubierto algún aspecto de la realidad o
haber respondido a alguna pregunta, siempre ha querido comunicarlo a otros por medio
de la palabra oral o escrita.

Eso es algo que vemos no solamente en la filosofía sino en todas las ciencias y áreas del
conocimiento humano. El hombre que conoce busca comunicar lo que conoce.
C. La necesidad del trabajo colectivo para poder progresar
Es más, habría que decir, para ser honestos que solamente hay progreso real en el
conocimiento cuando hay un trabajo colectivo. Efectivamente, si es que es posible
progresar en cualquier área del conocimiento; es decir, si es que es posible conocer cada
vez mejor la realidad evitando el error y acercándose más a la verdad es porque cada
persona que comienza a reflexionar o investigar no se ve obligada a comenzar de cero
sino que puede construir sobre lo que otros han construido antes qué él.

Es como cuando se hace un edificio: si cada obrero que quiere poner un ladrillo, retira
todos los anteriores y comienza de cero, nunca se podrá llegar más arriba del primer
ladrillo. Es necesario pues que cada uno aprenda a examinar la fiabilidad de los ladrillos
anteriores para saber construir sobre y a partir de ellos y llegar así a construir un sólido
edificio.

Guía: Aquí es importante dar abundantes ejemplos que permitan comprender con
claridad como en las ciencias en general sólo hay progreso verdadero cuando hay un
esfuerzo histórico común en la búsqueda de la verdad.

D. El error y el acierto de otros me ayudan en mi búsqueda


Resulta pues útil y necesario que en nuestro esfuerzo personal de búsqueda de
respuestas, en nuestro trabajo filosófico, tengamos en cuenta el esfuerzo que otros seres
humanos, antes que nosotros, han hecho; y también el que otros hombres hacen hoy.
En aquello en lo que hayan podido acertar, sus esfuerzos me resultarán útiles porque me
evitaran tiempo y trabajo y me ayudaran a encaminarme en la dirección correcta; en
cambio, en esos puntos y temas en los que hayan fallado y errado me servirán para saber
que caminos, trampas y espejismos debo evitar en mi propio esfuerzo de investigación.

Por todo esto es que resulta tan importante el estudio aplicado y crítico de la historia de
la filosofía; y por eso es que es tan importante leer críticamente a los diferentes autores
para comprender los resultados de su búsqueda.
VII. LA FILOSOFÍA ES VERDADERA CIENCIA. RELACIÓN CON OTRAS
FORMAS DE CONOCIMIENTO

Ideas fuerza que debe comprender el alumno


1. La filosofía puede definirse como conocimiento natural cierto de todas las cosas
por las primeras (llamadas también últimas causas).
2. La ciencia se define como conocimiento cierto por las causas..
3. La filosofía es verdadera ciencia.
4. Diferenciar claramente entre ciencia, ignorancia y opinión.
5. La filosofía es diferente de las ciencias particulares y estas necesitan de la filosofía.
6. La filosofía y la teología como la fe y la razón, son armónicas y complementarias.
7. La fe y la razón nunca se contradicen.
8. La fe ilumina a la razón y la razón sirve a la fe.

A. ¿A qué le llamamos ciencia?


El significado normal que se le debe dar a la palabra “ciencia” es la de conocimiento
cierto por las causas. Veamos lo que implican cada una de las partes de esta definición.

1. Conocimiento cierto…
Cuando decimos que la ciencia debe ser un conocimiento cierto, estamos queriendo
afirmar que sus conclusiones deben alcanzar un cierto tipo de certeza; es decir, ofrece
fundamentos y razones que permiten confiar en que los resultados que ofrece coinciden
con la realidad de lo que se está buscando conocer. Esto se expresa también diciendo
que la ciencia demuestra al menos al sujeto directo que conoce, la verdad de lo que
conoce.

Este carácter de certeza que ofrece la ciencia, la diferencia de otros estados de la mente
frente a la realidad:

a) Ignorancia
La ignorancia es el estado del hombre que desconoce, no conoce, un aspecto
determinado de la realidad. La ciencia permite al hombre salir de este estado.

b) Opinión
La opinión es el estado del hombre que desconociendo un aspecto determinado de la
realidad igual se pronuncia o toma posición sobre él. En el caso de que el resultado de la
opinión coincidiera con la realidad, esto no sería más que fruto de la casualidad o del
azar y seguiría siendo opinión pues el valor propio de la ciencia no está simplemente en
acertar sino en tener la certeza. El que de su opinión sin fundamentos determinantes,
no llega nunca a este estado de certeza que es propio de la ciencia.
Supongamos que en el trayecto de un lugar a otro, se le ofrece a tres viajeros una Y de
caminos y no sabe por cuál de ellos tomar. Decimos que está en un estado de
ignorancia pues ignora cuál es el camino correcto para llegar a su destino. Uno de ellos
decide ir por el de la izquierda y otro por el de la derecha pero sin tener certeza alguna
ni poder dar razón de su elección. Decimos que ambos han decidido en base a la
opinión. Uno acertará y el otro no pero ninguno tendrá propiamente ciencia sino que se
habrán guiado por la opinión con la diferencia de que uno de los dos acertó por pura
casualidad. Supongamos ahora que el tercer viajero tiene un mapa y en base a ese mapa
determina con certeza el camino correcto. Ese tendrá verdadera ciencia del camino que
debe tomar y llegará seguramente a su destino.

Guía:
Sería muy bueno hacer una experiencia que les permita conocer la diferencia entre
opinión y ciencia.

2. … por las causas.


El otro aspecto que constituye a la ciencia es el de que es un conocimiento por las
causas.

Con esto queremos decir que la ciencia se eleva por encima del conocimiento del mero
objeto particular que examina para llegar a las causas y poder hacer afirmaciones
universales que se cumplen en todos los casos y ofrecer fundamento para esas
afirmaciones.

Supongamos que a Juan que tiene fiebre, Pedro le da unas yerbas que tienen como
efecto inmediato el bajarle la fiebre. Pedro sabe pues que a Juan estas yerbas le han
bajado la fiebre y solamente eso.

No hay aquí propiamente ciencia sino el mero conocimiento de un hecho particular.


Supongamos ahora que Pedro comienza a dar esas mismas yerbas a diferentes personas
con fiebre y ofrece en buena parte de los casos un resultado análogo. Tampoco ahí
tendrá pedro propiamente ciencia pues no conoce las causas que hacen que esas yerbas
bajen la fiebre; y por eso no puede saber por qué en algunos casos resulta y en otros no.
A este tipo de conocimiento se le llama conocimiento empírico o por experiencia.

Supongamos ahora que tras separar los componentes de las yerbas y examinar muchos y
diversos casos de fiebre, Pedro descubre que las yerbas curaban determinado tipo de
fiebre porque un componente particular de las yerbas tenía determinado efecto en una
parte del organismo. Este conocimiento es verdadera ciencia y le permitirá a Pedro por
ejemplo aislar el componente exacto que necesita dejando de usar las yerbas; así como
saber en qué casos recomendar esta medicina y en qué casos no.

Guía: Como en el caso anterior, es importante abundar en los ejemplos pidiendo


feedback. Una buena idea es darles una lista de ejemplos de conocimiento que digan en
cada caso si se trata de ciencia o de que se trata.

B. La filosofía es verdadera ciencia


La filosofía puede ser definida como el conocimiento natural cierto de todas las cosas
por sus causas últimas o primeras. Como vemos, esta definición incluye en sí todos
los elementos de la definición de ciencia que vimos anteriormente y por eso podemos
decir sin temor que la filosofía es verdadera ciencia.

Veamos sin embargo algunas de las particularidades de la filosofía como ciencia.


1. Conocimiento natural…
Cuando decimos que se trata de un conocimiento natural estamos queriendo diferencia
a la filosofía de aquel conocimiento que recibe sus datos o sus conclusiones a partir de
realidades sobrenaturales como es el caso de la teología que formula su conocimiento
a partir de la fe en la revelación sobrenatural de Dios.

Guía: Explicarles contrastando con ejemplos adecuados.

2. … por sus causas últimas o primeras


Cuando decimos que la filosofía busca conocer las cosas por las causas últimas o
primeras estamos diciendo que no se contenta, como las ciencias particulares, con
conocer las causas próximas o inmediatas sino que busca las más remotas de las
cosas.

Como vimos en una clase anterior, frente a una misma pregunta, puede haber muchas
respuestas que no son contradictorias pero que varían en su alcance y profundidad.
Recordemos cuándo nos preguntábamos por qué estudiábamos. Las primeras respuestas
que dimos como porque estoy aquí o porque sino mis papás me castigan se quedaban
en las causas más próximas o inmediatas del hecho. Pero cuando seguimos
profundizando, descubríamos que hay causas más remotas como la importancia del
estudio para nuestra vida. Pues bien, el conocimiento de esas causas más remotas y
elevadas es el que incumbe o corresponde a la filosofía.

C. La filosofía y las ciencias particulares

1. Diferencia entre filosofía y ciencias particulares


Por lo anterior podemos concluir que la diferencia fundamental entre la filosofía y las
ciencias particulares está en que la filosofía estudia la realidad en su aspecto más
radical al buscar las causas últimas o primeras de todo mientras que las ciencias
particulares estudian aspectos concretos y parciales de la realidad (como por
ejemplo las propiedades físicas o químicas de la materia).

Guía: Abundar en ejemplos.

2. Dependencia de las ciencias particulares respecto a la


filosofía
Si bien las ciencias naturales tienen un método y una terminología propios, estos
siempre tienen presupuestos filosóficos. Por ejemplo, las nociones de “espacio”,
“tiempo”, “causalidad” no son descubiertas ni establecidas por las ciencias particulares
sino que se les asignan sentidos y aplicaciones que responden implícita o explícitamente
a una toma de posición filosófica.

Las ciencias particulares no pueden defender ni fundamentar sus principios, y


métodos sino que de alguna manera los reciben de la filosofía. Dependiendo de si
esta filosofía es correcta o incorrecta, las ciencias particulares pueden terminar obrando
sobre presupuestos acertados o errados.
Guía: Además del ejemplo anterior, también sería bueno hacer un trabajo de discusión
sobre el origen del mundo. Se les puede explicar la teoría del big bang y alguna otra.
Luego buscar las preguntas sobre el origen del mundo. Aquí la idea es evidenciar que
la explicación que da la física y que resulta satisfactoria para las ciencias particulares,
resulta insuficiente y limitada para la filosofía. Pues aún si se demostrara la teoría del
big bang, quedarían muchas preguntas pendientes: ¿De dónde salio el átomo
primitivo? ¿Por qué existe la materia? ¿Por qué existe la energía? ¿Por qué existe la
realidad y porque más bien no sucede que no exista nada?.

D. La filosofía, la fe y la teología

1. Diferencia entre filosofía y teología


La filosofía como tal es un conocimiento natural pues adquiere su conocimiento a
partir de la interacción del ser humano con la realidad que está al alcance de sus
capacidades naturales. La teología en cambio es un conocimiento sobrenatural porque
no se basa en las capacidades cognoscitivas del hombre sino en la revelación
sobrenatural de Dios.

2. Armonía entre fe y razón, entre filosofía y teología


Las relaciones existentes entre la filosofía y la teología son dependientes y deben
referirse a las relaciones que se pueden establecer entre la fe y la razón.

a) Fe y razón no pueden contradecirse


Esta diferencia no implica que pueda haber entre la filosofía y la teología o entre la fe y
la razón ninguna oposición. No se trata, como algunos pretenden, de que para tener fe
yo tenga que hacerme un poco el tonto frente a las verdades que me comunica la razón.
Esta visión de conflicto o de oposición es falsa y no tienen ningún fundamento real.

La fe y la razón no pueden oponerse por una razón de peso fundamental y es que el


mismo Dios que creo el mundo y que nos dio la razón para conocerla es el que se revela
comunicándose a nosotros por la fe. Si el nos dijera de la realidad algo contrario a lo
que la realidad es nos estaría mintiendo y si nuestra razón para llevar a la verdad tiene
que coincidir con la realidad. Veamos:

VERDAD de la Razón = Conformidad con la REALIDAD


VERDAD de la Fe = Conformidad con lo que Dios revela de la REALIDAD

VERDAD de la RAZÓN = VERDAD de la FE

Pero la fe y la razón no tienen el mismo alcance ni se preocupan de los mismos aspectos


de la realidad. La fe puede llegar a aspectos de esta a los que la realidad no. Pero en
todo lo que es común NUNCA SE CONTRADICEN. De hecho no existe ninguna
verdad científica o filosófica que haya sido plena y absolutamente comprobada y que se
contradiga con ninguna verdad definitiva de fe.

Si en algún caso se presenta una supuesta contradicción está se deberá o bien a un error
de la razón o a una comprensión inadecuada de lo que de verdad la fe está diciendo.
b) La fe ilumina a la razón
Pero la fe y la razón no se limitan a no contradecirse sino que se ayudan mutuamente.
En efecto, la fe asiste a la razón no en el sentido de que podamos tomar como premisas
filosóficas verdades de fe (eso sería una intromisión ilegítima de la fe en la filosofía que
desvirtuaría el carácter filosófico de nuestra reflexión) ni tampoco en el sentido de que
asumamos a priori como conclusiones filosóficas las propuestas por la fe (eso sería tan
poco serio y filosófico como lo anterior) sino como una especie de guía y orientadora.

Este carácter de guía sirve por ejemplo para que la razón sepa en que dirección debe
dirigir su reflexión para encontrar las verdades que la fe ya ha visto. Pero la búsqueda y
encuentro de estas verdades las debe hacer la filosofía con sus propios métodos y
principios para que aquello que ya sabemos por la fe, lo podamos además descubrir
como verdadero también por la razón y se lo podamos incluso presentar a otros hombres
que no compartan nuestra fe.

También la fe aparece como orientadora y correctora de la filosofía. Cuando por


ejemplo una supuesta conclusión filosófica se contradice con una verdad de fe plena y
claramente establecida, es un hecho que debemos revisar las premisas y todo el proceso
del razonar filosófico porque en algún momento hemos cometido un error.

c) La fe se sirve de la razón
A su vez, la fe para expresarse y desarrollarse necesita de la razón. De hecho para
entender los conceptos de la fe, necesitamos utilizar nuestra razón. Por ejemplo cuando
decimos que Dios es Uno y Trino, necesitamos entender por medio de la razón qué
significa Dios, qué significa uno y qué significa trino.

De la misma manera para desarrollar los conceptos y de la fe y concluir sus posibles


consecuencias llegando a verdades que se deducen lógicamente de las reveladas,
necesitamos utilizar nuestra razón. Esta reflexión racional que se hace a partir de la fe es
justamente a lo que llamamos teología.

Guía: Una manera muy buena de hacer entender la relación existente entre la fe y la
razón es la de la analogía entre la vista y el oído.
Se les dice a los alumnos que imaginen que su vista es como la razón y que los oídos
son como la fe. Todo lo que pueden llegar a ver con los ojos es lo que pueden conocer
con la razón pero si alguien les hablara y les dijera cosas sobre la realidad, eso sería
lo que creerían por la fe. Pero solamente la voz del profesor equivaldrá a las verdades
reveladas que la Iglesia nos presenta para ser creídas.
Se busca ahora algún detalle del salón que los alumnos normalmente no estén viendo
(algo que esté a su espalda o en el techo) y tras pedirles que sigan mirando al frente se
les anuncia que si miran en tal dirección van a ver determinada cosa. Por ahora, como
no la han visto la están creyendo por fe… pero cuando se volteen y la vean por sí
mismos la habrán ya comprendido por medio de la razón. Así es como la ve ayuda a la
razón a orientarse en su reflexión pero respetando el principio de que la razón misma
formula independientemente sus propias conclusiones.
Después de esto, el profesor abre la puerta del salón y sale mirando en una dirección
en las que los alumnos no puedan mirar desde adentro del salón. Vuelve adentro y les
describe lo que vio. Esto último será representación de aquellas verdades a las que el
hombre no puede llegar sólo sino que exigen necesariamente ser creídas por fe como
por ejemplo la razón por la que Dios ha decidido crear el mundo.

Guía: Para terminar, se puede retomar la orientación sobre el big bang y el origen del
mundo pero añadiendo el tema de la revelación y la fe en la creación. La idea es
evidenciar como la idea de Un Dios todopoderoso y eterno que ha creado al mundo en
su sabiduría y amor si es capaz de dar cuenta de los interrogantes filosóficos señalados
anteriormente y resulta estimulante a una reflexión filosófica que sin la fe puede llegar
a concluir la existencia de Dios.
VIII.FILOSOFÍA Y FILOSOFÍAS
Ideas fuerza que debe comprender el alumno
1. Es importante distinguir entre la Filosofía como ciencia y las filosofías como
intentos de concreciones particulares de la Filosofía.
2. Las diversas filosofías pueden o no acertar en sus juicios y conclusiones acerca de
la realidad. Esto se juzga según correspondan o no a la realidad de las cosas.
3. Las filosofías pueden tener aciertos y errores. No necesariamente aciertan en todo y
no necesariamente fallan en todo.
4. Las filosofías pueden ser complementarias entre sí en aquellos aspectos en los que
teniendo perspectivas diversas no resultan contradictorias.
5. Cuando hay contradicción en algún punto, necesariamente al menos una de las
filosofías debe estar equivocada. No pueden estar acertadas las dos.
6. A través de las diversas filosofías hay algunos principios que deben permanecer
para poder hablar de una verdadera filosofía. Es lo que se llama principios de la
filosofía perenne.

A. Filosofía y filosofías
Es importante entender que el término “filosofía” puede ser entendido al menos en dos
sentidos. Uno general y universal que es del que hemos venido hablando y otro
particular para hacer referencia a determinada escuela filosófica.

1. “Filosofía” en sentido general


En sentido general llamamos filosofía a ese esfuerzo sistemático y ordenado del ser
humano por conocer la realidad tal cual es. Es en este sentido que hemos venido
hablando de la filosofía. Sin embargo, a través de la historia no ha habido un único
intento de lograr esto y por eso es que es necesario hablar de diversas “filosofías”.

2. Las “filosofías” en sentido particular


A través de la historia, diferentes personas o grupos de personas, desde su experiencia
particular han intentado responder a las preguntas fundamentales. Algunas veces se han
valido del aporte de lo que otros filósofos del pasado habían desarrollado antes que ellos
y otras veces no. El resultado de estos esfuerzos ha constituido aproximaciones y
sistemas diversos entre sí que reciben el nombre de “filosofía”.

Es en este sentido que podemos hablar de “filosofías” platónica, aristotélica, cartesiana,


kantiana o hegeliana; o en sentido un poco menos particular también de “corrientes
filosóficas” racionalista, idealista, realista, escéptica, fenomenológica, etc.

Guía: Aquí es fundamental que los alumnos dialoguen o participen acerca del tema. La
idea es tener un feedback que permita garantizar que los alumnos han comprendido la
diferencia entre “filosofía” en sentido general y “filosofías” en sentido particular.

B. Acierto y error en filosofía


Esta diversidad de posturas y perspectivas que permite hablar de diferentes “filosofías”
y “corrientes filosóficas” nos lleva a plantearnos un interrogante: ¿Son todas igualmente
válidas? ¿Da lo mismo seguir cualquier “filosofía”?
1. No todas las “filosofías” son igualmente válidas
La respuesta a estas preguntas es evidentemente negativa. El hecho de que se plantee
determinada perspectiva o corriente filosófica no garantiza de suyo que esa corriente o
perspectiva sea correcta o verdadera. Al ser construcciones particulares de personas
concretas están sometidas a cargar con los errores de juicio o de aproximación de esas
personas.

Una filosofía no se convierte en verdadera por el sólo hecho de llevar el nombre de


“filosofía”. Como hemos visto antes, su veracidad y validez estará dada por su grado de
adecuación a la realidad. Habrá que contrastar cada corriente filosófica con la totalidad
de la experiencia de lo real para juzgarla adecuadamente.

Guía: Aquí sería bueno poner ejemplos con afirmaciones absurdas y fuera de lugar .

2. No bastan la uniformidad y solidez lógicas


No basta que una “filosofía” determinada se presente como totalmente uniforme y
sólida, mostrando una total coherencia y armonía entre todas sus afirmaciones y
explicaciones; es necesario también garantizar que las premisas del sistema o los
principios en que se fundamenta sean verdaderos bien porque resulten evidentes en sí
mismos, bien porque hayan sido demostrados. Un sistema muy articulado y ordenado
basado en premisas falsas es como un castillo construido sobre las nubes.

3. Parcialidad de las “filosofías”.


Por otro lado, que una determinada “filosofía” tenga aspectos equivocados o falsos no
imposibilita el que puedan tener aciertos en algunas de sus afirmaciones y perspectivas.
De la misma manera el que una filosofía concreta resulte muy acertada en la mayoría de
sus afirmaciones no la exime de la posibilidad de caer en el error en determinados
juicios sobre algún aspecto de la realidad.

4. Complementariedad de las “filosofías”.


Tampoco se debe entender que todas las filosofías verdaderas tienen que ser
exactamente iguales. Ante el misterio inagotable de la realidad, caben múltiples
perspectivas diversas entre sí pero que pueden ser complementarias. Una corriente
filosófica puede señalar aspectos de la realidad que se les escapan a las demás. Lo que
nunca puede suceder es que dos afirmaciones contradictorias o con implicancias
contradictorias, sean verdaderas.
C. La permanencia de la “Filosofía perenne”
A pesar de esta variedad de escuelas y perspectivas; es necesario afirmar la existencia
de una serie de principios que al surgir directamente de la realidad deben estar presentes
en toda filosofía que quiera ser verdadera filosofía. Algunos de esos principios los
desarrollaremos más adelante a lo largo del curso pero entre ellos se pueden mencionar
el principio de no contradicción y la necesaria referencia del conocimiento a la realidad
de los seres.
IX. CASOS CONCRETOS DE PREGUNTAS Y RESPUESTAS FILOSÓFICAS
• Casos y ejemplos concretos de preguntas y respuestas filosóficas
INTRODUCCIÓN
GENERAL II: LA
VERDAD
—Tercer bimestre—
X. ¿QUÉ ES LA VERDAD?
Ideas fuerza que debe comprender el alumno
1. La verdad es la adecuación de la mente con la realidad o con la cosa conocida.
2. No basta la coherencia interior del pensamiento para garantizar la verdad. La verdad
no es el acuerdo de la mente consigo misma.
3. No basta el acuerdo social o comunitario para garantizar la verdad. La verdad no es
el acuerdo entre las distintas personas.
4. La verdad no está dada por la utilidad.
5. La verdad es una relación entre la mente y la cosa conocida. No es mera imitación.
6. La verdad no necesita agotar la realidad del objeto conocido. Para ser verdadero, le
basta al conocimiento el que sea conforme a la realidad. No importa que sea superficial
o incompleto.
7. La verdad existe. No se puede negar su existencia sin incurrir en contradicción.
8. La verdad es una, indivisible e inmutable.

La definición que es clásica para los realistas es la siguiente: adaequatio rei intellectus,
la conformidad o adecuación de la inteligencia con la realidad. Profundizaremos un
poco en esta noción contrastándola con otras visiones de la verdad.
A. Concepciones distorsionadas de la verdad.
Consideremos tres definiciones de la verdad que no satisfacen: la idealista, la
sociológica y la pragmatista.

1. Concepción idealista
No se acepta ninguna relación de la verdad con las cosas reales con el ser. Se concibe la
verdad como una especia de relación de la mente consigo misma, son sus propias leyes
estructurales o con objetos que ella misma produce. Se dice pues que La verdad es el
acuerdo del pensamiento consigo mismo.

Esta definición es insostenible porque hay muchos errores reales que no son mera
contradicción consigo mismo sino que siendo la persona plenamente coherente con su
propio pensamiento, puede estar equivocada en relación a la realidad. La coherencia
interna de un discurso o pensamiento, no lo convierte en verdadero.

Para poder definir la veracidad es necesario contrastar las ideas con la realidad.

2. Concepción sociológica
Es la idea de que la verdad es la adecuación de las diferentes personas o de las
inteligencia de las personas entre sí. La verdad termina siendo pues fruto del acuerdo o
convención entre las personas. La verdad está en el acuerdo común.

Esta concepción es aun menos satisfactoria. Si bien es cierto que todos los hombres
deberíamos estar de acuerdo y prestar nuestro asentimiento a aquello que es en sí mismo
verdadero; lo contrario no se cumple. El hecho de que todas las personas estemos de
acuerdo en algo no hace que ese algo sea verdadero.

Por otro lado, es un hecho histórico que sociedades y civilizaciones enteras han estado
equivocadas en sus juicios sobre determinados aspectos de la realidad. El hecho de que
todos sus miembros se muestren de acuerdo unos con otros no convertía en verdadero
aquello en lo que estaban de acuerdo.

3. Concepción utilitarista
Para esta visión, la verdad consiste únicamente en su valor practico, es verdadero lo que
favorece la acción, lo que es útil. La verdad se define por el éxito; es verdadero lo
que funciona.

Es un hecho que no todo lo que resulta verdadero, resulta necesariamente “útil” en


términos puramente prácticos. La verdad no está dada por la utilidad pues hay diferentes
verdades que siendo todas ellas verdades no son todas igualmente útiles.

B. La relación de adecuación o conformidad.

Es bastante difícil hablar correctamente de la verdad. Surgen muchas tentaciones a la


hora de comprenderla.

La primera tentación es hacer de ella una cosa o un ser bajo el pretexto de que la palabra
es un sustantivo. La verdad es una relación entre la inteligencia y el ser.
La segunda tentación que hay que vencer es la de concebir la verdad como una relación
de semejanza más o menos perfecta que existe entre un retrato y su modelo, entre una
copia y su original. La verdad es la manifestación de la realidad misma conocida en
la mente y no una “imitación” que hace la mente de la cosa conocida.

El tercer error que no hay que cometer es dar a la palabra adecuación un sentido
exhaustivo, como si el conocimiento pudiera agotar todo el ser del objeto conocido. El
conocimiento humano no llega nunca a agotar toda la riqueza del ser conocido.
Pero esto no es necesario para que ese conocimiento sea verdadero. Por limitado y
superficial que sea el conocimiento, es verdadero si está conforme a la realidad.

C. Existencia y caracteres de la verdad.

1. Existencia de la verdad
La existencia de la verdad es algo evidente en sí mismo y ni puede ni necesita ser
demostrado directamente. Su evidencia se pone de manifiesto porque todo el que intenta
negar la existencia de la verdad incurre necesariamente en contradicción consigo
mismo.

Cuando se afirma: la verdad no existe. Queda claro que esa expresión o es verdadera o
es falsa. Si es falsa entonces se sigue sosteniendo la existencia de la verdad pues resulta
que es falso que la verdad no existe; es decir, es verdadero que la verdad existe. Si la
afirmación pretende ser verdadera entonces al menos ella, es verdadera y para que ella
sea verdadera es necesario aceptar que la verdad si existe.

2. Características de la verdad
La verdad es una. Una verdad no puede contradecir a otra, dos juicios contradictorios
no pueden ser a la vez verdaderos al mismo tiempo. Cuando varios puntos de vista son
admisibles es porque ninguno contradice propiamente al otro sino que ambos señalan
cada uno aspectos diversos de la realidad.

La verdad es indivisible. Pueden haber grados de verdad en el sentido material; es


decir es en cuanto que se puede tener una comprensión más o menos completa del
objeto conocido. Pero formalmente no hay grados o niveles. Es decir, o mi
conocimiento es verdadero o no es verdadero. En otras palabras, propiamente hablando,
un conocimiento puede ser más o menos completo o exhaustivo; pero no puede ser más
o menos verdadero en sentido estricto pues en el momento en que deja de ser verdadero,
se convierte en falso.

La verdad es inmutable. La verdad, tomada formalmente, no cambia. Lo que es


verdad, lo es siempre. Lo que pueden cambiar son los seres y la realidad. En cada caso
será verdadero lo que corresponda a la realidad. Pero si afirmamos por ejemplo que el
lunes 14 de agosto hubo clase de filosofía en el colegio Huascarán; esto será verdad
siempre.
XI. LA VERDAD EN LAS COSAS, LA VERDAD EN LA MENTE, LA VERDAD
EN LA PALABRA

Ideas fuerza que debe comprender el alumno


1. La verdad es un término análogo; es decir, que puede ser entendido de diversas
maneras, estrechamente relacionadas entre sí, al considerarlo desde diferentes
perspectivas.
2. En este sentido se puede hablar de la verdad en las cosas, en el conocimiento y en la
palabra..
3. La verdad en la cosa o verdad ontológica está dada por la correspondencia de la
cosa con la idea original de Dios que la creo.
4. La verdad en la mente o verdad lógica está dada por la correspondencia o adecuación
del pensamiento respecto a la cosa conocida.
5. La verdad en la palabra, veracidad o verdad moral es la correspondencia de lo que
se dice con lo que se piensa.

Anteriormente hemos estado estudiando la “noción clásica” de verdad que está referida
al más común y usual de sus sentidos; el que designa la relación de la mente con el
objeto conocido. Este, sin embargo, no es el único uso del término verdad. Se pueden
señalar validamente al menos tres sentidos diversos del término verdad que están
estrechamente relacionados entre sí y no se contradicen. Podemos pues hablar de
verdad en las cosas (también llamada verdad ontológica); verdad en la mente (también
llamada verdad lógica); y verdad en la palabra (llamada también verdad moral o
veracidad)
A. Verdad en las cosas o verdad ontológica
La verdad reside primariamente y ante todo en el ser. Es una cualidad del ser que por el
hecho mismo de ser y existir guarda una cierta correspondencia consigo mismo, con su
propia identidad.

Esto se puede considerar de una manera todavía más amplia si pensamos en que los
seres no se deben su ser a sí mismos sino que han sido creados por Alguien. Toda cosa
existente es verdadera, en cuanto es la expresión de una idea que existe en la mente de
Dios, y es, por así decir, el ejemplar conforme al cual ha sido creada o modelada la
cosa. Igual que las creaciones humanas —una catedral, una pintura, o un poema épico—
se ajustan o encarnan las ideas del arquitecto, del artista o del poeta, así, sólo que de una
manera más perfecta, las creaturas de Dios se ajustan y encarnan las ideas de Aquel que
les da el ser.

En esta llamada verdad ontológica está también la raíz de la verdad en el conocimiento.


En efecto, la causa del conocimiento en el hombre es la cosa que es conocida. Las cosas
son ontológicamente verdaderas en cuanto son a la vez el objeto y la causa del
conocimiento humano.
B. Verdad en el conocimiento o verdad lógica
Éste es el sentido más general y habitual que se le da al término verdad y ya lo hemos
examinado anteriormente.
Veámoslo con más detalle. Todo juicio comprende ciertas ideas que se refieren a, o
niegan, la realidad. Pero no son esas ideas las que son el objeto de nuestro juicio. Son
meramente los instrumentos por medio de los cuales juzgamos. El objeto sobre el cual
juzgamos es la realidad misma —o bien cosas concretas que existen, sus atributos y sus
relaciones, u otras entidades cuya existencia es meramente conceptual o imaginaria,
como en el drama, la poesía o ficción, pero en cualquier caso entidades que son reales
en el sentido de que su ser es otro que nuestro pensamiento presente sobre ellas.

La realidad por tanto es una cosa y las ideas y juicios por medio de las cuales pensamos
sobre la realidad, otra; una objetiva, y los otros subjetivos. Con todo, diversos como
son, la realidad está de algún modo presente en ellos, si no presente en la conciencia
cuando pensamos, y de alguna manera se revela la naturaleza de la realidad por medio
del pensamiento. Siempre que la verdad es predicable de un juicio, ese juicio
corresponde, o se parece a la realidad, cuya naturaleza o atributos revela.
C. Verdad en las palabras, llamada verdad moral o veracidad
Veracidad es la correspondencia de la expresión exterior dada al pensamiento con el
pensamiento mismo. Ésta existe siempre que el que habla expresa lo que está en su
mente incluso si de facto está equivocado, a condición de que el diga lo que cree ser
verdadero. Ésta última condición, sin embargo, es necesaria. De ahí que una definición
mejor de la verdad moral sería “la correspondencia de la expresión exterior del
pensamiento con la cosa tal como es concebida por el que habla”. La verdad moral, por
tanto, no implica conocimiento verdadero.

Una mentira por tanto, es una desviación intencionada de la verdad moral, y se define
como la expresión externa de un pensamiento que es intencionadamente distinto de la
cosa tal como es concebida por el que habla. La veracidad, o hábito de decir la verdad,
es una virtud, y la obligación de practicarla surge de un origen doble. En primer lugar,
por el carácter social del hombre, pues los hombres no pueden vivir juntos si no creen
estar diciéndose la verdad uno a otro. La segunda fuente de la obligación de veracidad
surge del hecho de que el habla tiene claramente la finalidad por su propia naturaleza de
la comunicación del conocimiento de uno a otro. Debe utilizarse, por tanto, para la
finalidad para la que está naturalmente propuesta, y las mentiras deben ser evitadas.
XII. ESTADOS DE LA INTELIGENCIA FRENTE AL CONOCIMIENTO DE LA
VERDAD

Ideas fuerza que debe comprender el alumno


1. No basta con afirmar que la verdad existe es necesario afirmar además que el
hombre puede conocer la verdad.
2. Hay varios estados posibles del hombre frente al conocimiento de la verdad:
ignorancia, duda, opinión y certeza.
3. La ignorancia es ausencia de conocimiento.
4. La duda es la situación de equilibrio por el que no se decide el intelecto ni hacia la
afirmación ni hacia la negación.
5. La opinión es el juicio que se pronuncia sin la suficiente certeza y con temor de
engañarse.
6. La certeza es la firme adhesión a la verdad conocida y sin miedo a equivocarse.
Puede ser absoluta o metafísica, física o moral.
7. El error es cuando se formula un juicio que no corresponde con la realidad de las
cosas. Es decir, la mente se manifiesta de manera no adecuada a la realidad.

A partir de de lo visto anteriormente y de nuestra experiencia cotidiana se puede


concluir con total claridad que existe la verdad y que el hombre puede conocerla.
Veamos ahora cómo es esta relación del hombre con la verdad para entender en qué
medida puede el hombre alcanzar la verdad y en qué medida de hecho la llega a poseer.
A. Estado de nuestra inteligencia ante la verdad
Con respecto a la posesión de la verdad, el hombre puede encontrarse en varios estados
que podemos clasificar en cuatro principales: si la verdad es para él como no existente,
se está ante la ignorancia. Si se presenta como simplemente posible, hay duda. Si se
presenta como probable es una opinión; si se presenta como evidente, hay certeza.

1. La ignorancia
Es un estado puramente negativo que consiste en la ausencia de todo conocimiento
relativo a algún objeto. Puede ser vencible o invencible, según esté en nuestro poder
hacerla desparecer o no. De ese modo, también será culpable o excusable, según que
deba o no hacerla desaparecer.

2. La duda
Es un estado de equilibrio entre la afirmación y la negación, como consecuencia de que
los motivos que tenemos para afirmar son equivalentes a los que tenemos para negar. La
duda puede surgir espontáneamente, como un defecto fruto de la falta de la adecuada y
suficiente reflexión. También puede ser refleja, como resultado del examen de las
razones en pro y en contra. En el primer caso es censurable y debe ser resuelta; en el
segundo puede ser más bien en muchos casos elogiable porque es fruto de la honestidad
intelectual que no se pronuncia sin suficientes argumentos de razón o de confianza.

3. La opinión
Es el afirmar con miedo de engañarse. A diferencia que en la duda, en la opinión hay
juicio, pero las razones en contra de lo afirmado o a favor de lo negado no han
desaparecido con absoluta certeza. El valor de la opinión depende de la probabilidad de
las razones que fundamentan la afirmación.

4. La certeza
La certeza es el estado del espíritu que consiste en la firme adhesión a una verdad
conocida, sin miedo de equivocarse. La evidencia se funda en la certeza, y se define
como la plena claridad con que la verdad se impone a la adhesión de la inteligencia.

a) Certeza absoluta o metafísica


Puede existir una certeza metafísica, que se funda en la esencia misma de las cosas, de
tal modo que la afirmación contraria es necesariamente absurda. Por ejemplo al afirmar
que “el todo es mayor que una de sus partes” o cuando se afirma que “o estoy aquí o
no estoy aquí… no hay otra posibilidad”.

b) Certeza física
También podemos hablar de una certeza física: cuando está fundada en las leyes de la
naturaleza material o en la experiencia, de modo que la afirmación contraria sea siempre
falsa, pero no absurda ni inconcebible. Por ejemplo al afirmar que estoy enfermo, o que
el metal es conductor de la electricidad.

c) Certeza moral
Se habla también de una certeza moral, que se funda en alguna ley psicológica o moral,
de modo que la aserción sea verdad en la mayor parte de los casos. Por ejemplo: una
madre ama a sus hijos, o el ser humano repugna la mentira.

B. El error
Si la verdad lógica es la adecuación o conformidad de la inteligencia con las cosas, el
error, que es su contrario, se definiría como la no conformidad del juicio con las cosas.
Engañarse no es ignorar. El error consiste en no saber y a pesar de eso afirmar creyendo
que se sabe. Es una ignorancia que se ignora.

¿Cuáles serán las causas del error? Podríamos considerar en primer lugar la debilidad
natural de nuestra inteligencia, que se manifiesta en falta de penetración, de atención o
de memoria. Sin embargo, dado que la inteligencia tiene como apetito natural la verdad
y a ella está dirigida, nunca se equivocaría.

La causa del error no está pues en la inteligencia sino en la persona como un todo que
con su voluntad emite un juicio errado. En ese sentido, podríamos hablar entre otras de
de tres causas morales más habituales del error. Son: la vanidad, por la que confiamos
demasiado en nosotros mismos; el interés o el subjetivismo por el cual preferimos las
afirmaciones que nos son favorables y, además, la pereza, por la cual retrocedemos ante
la información y el trabajo necesarios, aceptando sin examen los prejuicios corrientes, la
autoridad de los falsos, la apariencias, los equívocos del lenguaje y otros.

El error debe ser combatido con una necesaria higiene intelectual, la lógica, el control
de la imaginación y el desarrollo de la memoria. Pero lo más importante es el amor a la
verdad, que nos inclina a desconfiar sanamente de nosotros mismos, a juzgar con
imparcialidad perfecta y a proceder con paciencia.
XIII.IMPORTANCIA DE LA VERDAD
Ideas fuerza que debe comprender el alumno
1. Es grande e incuestionable la importancia fundamental y determinante de la verdad
para la vida y del ser humano.
2. El hombre es por naturaleza un buscador de la verdad no puede el hombre vivir de
espaldas al hambre profundo de verdad que tiene en su ser.
3. La verdad es necesaria para que el hombre pueda orientar su vida práctica
alcanzando el sentido de su vida y de esta manera la felicidad.
4. La verdad es necesaria para pode construir la vida social y la interacción con otros
seres humanos. Sin verdad no hay amor ni comunión.
5. El hombre tiene pues un compromiso irrenunciable para buscar la verdad y ser
coherente con ella.

La “verdad” no es un aspecto opcional o irrelevante en la vida del hombre. Su


importancia es definitiva y determinante por muchas razones vinculadas tanto a la
naturaleza misma del hombre como a la búsqueda de una recta acción práctica.
A. El hombre es un buscador de la verdad
La naturaleza misma de hombre está sellada profundamente por un dinamismo que lo
mueve a buscar conocer la verdad. El hombre no se satisface con conocimientos
incompletos o puramente relativos, busca conocer la verdad, necesita conocer la verdad.
En ese sentido comienza Aristóteles el primer libro de la Metafísica afirmando que
«Todos los hombres desean por naturaleza saber»1 y Juan Pablo II nos dice también al
inicio de la Fides et Ratio que «Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de
conocer la verdad»2.
B. El hombre necesita de la verdad para poder orientar su vida y
darle sentido
Este dinamismo que lleva al hombre a conocer la realidad y buscar la verdad no se
reduce solamente a un interés meramente teórico. El hombre se pregunta también por el
sentido de su vida y por como debe orientarla para llegar a la plenitud. En ese sentido, la
búsqueda de la verdad cobra un carácter ético y existencial.

La verdad es necesaria para orientar la acción. Si el hombre no conoce verdaderamente


qué es lo bueno y qué es lo que le conviene entonces no sabrá nunca como actuar
adecuadamente. Y como la felicidad del hombre depende en parte de sus opciones y
acciones entonces la verdad se presenta como muy necesaria en los aspectos más
relevantes de la vida humana.

Las virtudes mismas no pueden ser alcanzadas sin la verdad. No puedo ser prudente sin
conocer verdaderamente los principios del buen obrar, y sin conocer además la realidad
concreta sobre la que tengo que decidir. No puedo vivir la templanza si no tengo un
conocimiento verdadero de cual es la medida justa que debo emplear en la legítima
búsqueda del placer y cuando puedo caer en excesos que me alejan de la verdadera
felicidad.
1
Aristóteles, Metafísica, 1,1.
2
Juan Pablo II, Fides et Ratio, introd.
C. La verdad y la relación con los otros hombres
Sabemos que el hombre es un ser hecho para el encuentro o como se dice un “ser
social”. La dimensión relacional no es prescindible en la vida del hombre. El hombre
sin referencia a una relación de comunión con otros seres humanos no se puede
entender ni se puede realizar en cuanto hombre.

También para esta dimensión social y relacional de la vida humana, la verdad resulta
indispensable. Sin tener un cierto conocimiento del otro que sea verdadero, no puedo
saber como me debo relacionar con él. También la verdad es un presupuesto necesario
para la confianza. Sin verdad no hay confianza ni se pueden construir relaciones
humanas sólidas y plenificantes.

Para poder vivir la justicia en la vida social es indispensable conocer verdaderamente


qué es lo que corresponde como derecho a cada cuál para podérselo dar. Sin verdad no
se pueden establecer los derechos firmemente y sin derechos no hay justicia.

Por otro lado, a la hora de tomar decisiones que afectan a la comunidad familiar, cívica
o política, es imprescindible la verdad. Pues si no se decide en correspondencia con lo
que es verdadero y con lo que de verdad conviene a la sociedad, se termina tomando las
decisiones según el parecer del más fuerte bien sea que esta fuerza se mida en términos
de musculatura, armas, simpatía, dinero o votos.
D. Compromiso con la verdad
Por todo lo anterior, es necesaria afirmar que el hombre está desde que nace
comprometido en la necesidad de buscar con todas sus fuerzas la verdad y mantenerse
en fidelidad y coherencia con ella si es que aspira a construir una vida feliz para él y
para los demás seres humanos.
INTRODUCCIÓN
GENERAL III: EL
BIEN
—Tercer bimestre—
XIV. ¿QUÉ ES EL BIEN?
Ideas fuerza que debe comprender el alumno
1. Todo hombre lleva en su interior un deseo del bien y de ser bueno.
2. El bien se identifica con el ser en el sentido de que todo lo que es, por el hecho de
ser, es bueno y mientras más coherente sea con su propio ser, más bueno es.
3. El bien es el ser en cuanto considerado como fin o meta de un tender o de un actuar.
4. Es posible para el hombre conocer el bien y elegirlo.

A. Importancia de la pregunta
Esta pregunta resulta fundamental y determinante pues todo hombre guarda en su
interior el deseo invencible de poseer el bien, de hacer el bien y de ser, el mismo bueno.
Incluso cuando opta por hacer el mal es deslumbrado por algún aspecto de bien que
creer que ese mal le puede reportar.
B. El “bien” y el “ser”
Lo primero que hay que decir es que el bien se identifica de alguna manera con el ser.
¿En qué sentido? En el sentido de que todo lo que es, es bueno. Dios, creador de todas
las cosas, las ha creado todas buenas. Es en este sentido en el que se habla del bien
como uno de los trascendentales del ser junto a uno y a verdadero.

Veámoslo de nuevo. Todo lo que es, por el hecho de ser es siempre considerado en sí
mismo uno, bueno y verdadero. Uno porque si no pudiera ser considerado al menos de
alguna manera como unidad, no estaríamos hablando propiamente de un ser sino en
todo caso de un conglomerado de seres. Verdadero porque si el ser no fuera verdadero,
no sería; es decir, un falso perro, no es un perro; para ser perro, tiene que ser un
verdadero perro. Bueno porque el mal siempre es una traición o falsificación de lo que
la cosa debería ser; todo lo que es conforme a lo que le corresponde ser según su esencia
e identidad, está siendo bueno y lo que se aleja de esa identidad o la traiciona, se
convierte en malo en la medida en que se aleja.

Por lo mismo es necesario hablar de diversos bienes como hay diversos seres. Hay
también bienes de distintas clases como hay seres de distintas clases.

Guía: Esto hay que explicarlo muchas veces y repetirlo una y otra vez tratando de que
los chicos lo entiendan y respondiendo sus ejemplos. Aún así, es probable que, sobre
todo en los primeros años, no se llegue a entender este concepto de bien como
trascendental del ser. Por lo mismo, no abundo en contenidos.

C. El “bien” como “fin”


El bien es pues el ser pero en cuanto se convierte en fin de una tendencia o de una
acción. Es el ser en cuanto es considerado como fin o meta de un obrar del hombre.
«Todo lo apetecido se apetece bajo la forma de bien».
D. La “ética” y la búsqueda del bien
Todos buscamos pues el bien; sin embargo, en la vida cotidiana se nos presenta
continuamente este problema ¿es esto bueno? ¿es bueno que yo haga tal cosa? La
respuesta no resulta siempre fácil de responder. Al esfuerzo por responder a esta
pregunta responde la parte de la filosofía llamada “ética” que investiga precisamente lo
que es bueno hacer para alcanzar la propia plenitud y felicidad. Es necesario afirmar que
aunque pueda resultar difícil, si es posible llegar a una respuesta acerca de lo que es
verdaderamente bueno y lo que no.
XV. LAS COSAS SON EN SÍ MISMAS BUENAS. EL MAL COMO AUSENCIA
Ideas fuerza que debe comprender el alumno
1. Todas las cosas son en sí mismas buenas.
2. El mal es siempre la ausencia de un bien debido.
3. El mal físico es la ausencia de un bien debido que no consiste en la opción de una
voluntad libre.
4. El mal moral es la opción de una voluntad libre en contra del bien debido al ser
según su naturaleza. Siempre debe ser evitado a toda costa.

A. Las cosas son en sí mismas buenas


Una consecuencia inmediata de lo anterior es que todas las cosas son en sí mismas
buenas. Lo que es, en la medida en que es verdaderamente lo que es, es siempre bueno.
Entonces ¿qué es el mal?
B. El mal como ausencia
El mal no es —como algunos podrían pensar— un principio contrario al bien que está
en pugna o lucha con él buscando poseerlo todo. No, el mal no tiene existencia propia,
es sobre todo ausencia y distorsión de lo que corresponde al ser. El mal es pues ausencia
del bien debido de la misma manera que la oscuridad no tiene existencia propia sino que
es simplemente ausencia de luz. Donde deja de haber la luz, allí hay oscuridad; donde
no está el bien que debería estar, allí está el mal.

En este sentido enseña la teología que el mismo demonio que es todo corrupción y
opción contra Dios —y por tanto hacia el mal— tiene algo de bueno y es el hecho de
que es, el hecho de que existe.

Guía: Las privaciones son siempre un buen ejemplo. Para un ser humano, ser tuerto,
es algo malo porque es la ausencia de un bien debido con forme a la propia naturaleza
del hombre: el tener dos ojos. Sin embargo, nadie estimará sensatamente que el no
tener un tercer ojo en la frente es para el hombre un mal. En este segundo caso no se
trata de la ausencia de un bien debido.

C. Tipos de mal
Es necesario distinguir los diferentes tipos de mal que existen para poder entender bien
el problema de la naturaleza del mal. Tradicionalmente se suele distinguir entre mal
físico y mal moral.

1. Mal físico
Se le da el nombre de mal físico a la ausencia de un bien debido pero que no consiste en
la opción de una voluntad libre. Es el caso, por ejemplo, de una mutilación, de una
enfermedad, etc. Estos males son parte inevitable de la realidad y muchas veces solo son
males cuando se consideran en sí mismos pero no lo son al entenderlos en la lógica más
amplia de la naturaleza y la historia. La hierba del campo, por ejemplo, tiene que dejar
de existir para que la pueda comer la vaca. Esto es un mal físico para la hierba pero es
un bien en la lógica global del ciclo natural.
2. Mal moral
Es el mal propiamente dicho. Consiste en la opción de una voluntad libre en contra de lo
que es conforme a su ser y a su naturaleza. Es una traición al orden mismo de las cosas
y a la propia identidad del que así obra. El mal moral aleja siempre de la plenitud y de la
verdadera felicidad. La primera y principal víctima del mal moral es la persona que lo
comete.

Solamente los seres libres, los ángeles y los hombres, son capaces de obrar el mal
moral. El mal moral es siempre malo tanto considerado en sí mismo como desde la
perspectiva más global de la realidad. Nunca es admisible ni como fin ni como medio.
Sin embargo, de los males morales ya cometidos, Dios puede sacar bienes.

El mal moral también puede tener entre sus consecuencias males físicos.
XVI. EL BIEN COMO FIN PROPIO DE LA ACCIÓN HUMANA
Ideas fuerza que debe comprender el alumno
1. El bien y el mal morales están referidos a los actos humanos que son los actos
inteligentes y libres.
2. El hombre debe buscar hacer el bien porque ese es el camino de su felicidad propia.
3. Que una acción sea buena o mala no depende simplemente de las intenciones de la
persona o de su opción fundamental o de su carácter habitual.
4. Que una acción sea buena o mala no depende simplemente de las consecuencias de
los actos.
5. Que una acción sea buena o mala depende más bien de lo que verdaderamente la
persona elige hacer y hace.
6. Es la razón la que debe determinar, en base a la realidad, el bien o mal en cada
situación concreta. No lo decide la razón sino que lo descubre en la realidad.
A. El bien y el mal morales
Como se vio anteriormente, es muy importante distinguir entre bien y mal en sentido
físico; y bien y mal en sentido moral.

En el primer caso se hace referencia a un hecho o realidad que no tiene relación directa
necesaria con la voluntad humana. Es algo que es moralmente indiferente. Esto está
referido tanto a los bienes materiales como a las cosas que simplemente han sucedido
pero que no son hechas de manera consciente y deliberada por una voluntad.

El bien y mal morales están referidos en cambio a actos voluntarios. Se trata pues de
actos realizados por un sujeto de manera libre y voluntaria. No son meros
acontecimientos sino acciones libremente elegidas y que por tanto afectan al hombre
que las elije.

B. La acción humana debe buscar el bien


Según lo anterior, el hombre debe orientar su acción al bien. Debe buscar que sus actos
sean actos buenos porque el obrar bien el hombre se hace el mismo bueno. Pero la
pregunta que queda es ¿cómo determinar la bondad o maldad de los actos? ¿en dónde
radica el bien como fin de la acción humana?

1. ¿Depende el bien de mi acción de mis buenas


intenciones o de mi carácter general?
Algunos plantean que el bien o mal de la acción depende de las intenciones de la
persona, de su “opción fundamental” o de sus “actitudes permanentes”. Según esto, no
importa lo que yo haga en una situación concreta sino simplemente el que yo en
términos generales sea lo que se puede llamar una “buena persona” o que mis
intenciones al obrar hallan sido buenas.

El gran problema de estas visiones es que olvidan que el bien se juzga en las acciones
concretas. Una persona que normalmente actúa con maldad, puede, sin embargo, hacer
en determinado momento una obra buena y esa obra será verdaderamente buena. De la
misma manera, una persona que normalmente obra bien, podría, por determinados
motivos cometer una acción verdaderamente mala y esa acción será mala. La acción
será buena o mala por sí misma

2. ¿Depende del bien de mi acción exclusivamente de sus


consecuencias?
Otros plantean que el bien o mal de la acción depende de las consecuencias de esa
acción en el estado general de las cosas. De esa manera, sería por ejemplo correcto que
yo matara injustamente a una persona inocente si con eso le salvo la vida a muchas
otras. Esta visión es la que se expresa en la famosa frase: “El fin justifica los medios”.

Estas visiones fallan porque olvidan que los actos humanos tienen un primer efecto
directo en la persona que los ejecuta. Y olvidan además que es justamente ese efecto el
que las hace buenas o malas en cuanto que llevan a la persona o no a su propia
realización.

3. Son los actos mismos elegidos los que son buenos o


malos
En el fondo lo que establece la línea divisoria entre la bondad y la maldad en un acto
concreto no puede provenir de las actitudes interiores, de las solas intenciones o
simplemente de las consecuencias; sino del contenido del acto mismo. Es lo que la
persona misma ha decidido concretamente hacer lo que tiene que ser juzgado como
bueno o malo.
C. La razón: medida del bien y el mal
La razón es la medida del bien y del mal moral. No la razón entendida de manera
subjetivista en el sentido de que lo que a mi se me ocurra es bueno o malo según se me
ocurra. Más bien la razón como potencia humana que conoce la realidad y busca la
verdad también acerca de lo que es verdaderamente, realmente bueno o malo y de lo que
corresponde hacer en cada situación.

Corresponde a la razón discernir que es lo verdaderamente bueno en cada situación


concreta y corresponde a la voluntad el dirigirse a ese bien objetivo señalado por la
razón. El hombre que obra así, obra el bien.
XVII. LOS TIPOS DE BIEN Y SU RELACIÓN
Ideas fuerza que debe comprender el alumno
1. Se puede hablar de diferentes tipos de bienes: bien honesto, bien útil, bien
deleitable.
2. El bien útil es aquel bien que buscamos no por sí mismo sino como medio para otro.
3. El bien deleitable es el que no se busca por sí mismo sino que se nos da como
añadido a un bien principal.
4. El bien honesto es aquel bien que se busca por sí mismo. Este es el bien principal.
6. El utilitarismo es el la visión errada que coloca como principal al bien útil.
7. El hedonismo es la visión errada que coloca como principal al bien deleitable.
A. Diferentes tipos de bienes
Es importante entender que al obrar el hombre puede dirigirse a diferentes tipos de
bienes. No todos los bienes; es decir no todos los fines a los que se dirige el hombre al
obrar son iguales.

En ese sentido podemos distinguir tres tipos de bienes: bien honesto, bien útil, y bien
deleitable.

1. Bien útil
El bien útil es aquel bien que buscamos no por sí mismo sino en relación a otro bien o
beneficio que esperamos sacar de él. Lo buscamos sobre todo como medio y no como
un fin en sí mismo. El ejemplo típico es el de una medicina que puede ser amarga y
desagradable. Evidentemente tomamos la medicina como un bien para nosotros pero no
porque nos de placer o porque sea ella en sí misma buena sino porque sirve como medio
para el bien que buscamos que es la salud. El bien útil es pues siempre relativo al otro
bien al que conduce.

2. Bien deleitable
El bien deleitable es aquel bien que buscamos no por sí mismo sino por produce
satisfacción, gozo o placer. Es también como un añadido que se nos da cuando
logramos el bien honesto. Así, por ejemplo cuando tenemos hambre y tomamos
alimento recibimos el bien deleitable de la saciedad o placer por el alimento tomado; sin
embargo, es evidente que en este caso el bien principal que buscamos es la saciedad. El
bien deleitable es pues siempre relativo al bien principal al que acompaña o se añade.

3. Bien honesto
El bien honesto es el bien que buscamos directamente por sí mismo. No lo buscamos
como medio para otro bien ni por el placer que nos pueda producir sino por lo que ese
mismo bien es. Como se busca por sí mismo y no como medio para otra cosa entonces
el bien honesto es absoluto y no relativo. En ese sentido constituye el bien principal que
debe orientar el actuar.

B. Recta jerarquía
Lo que hemos dicho no supone que necesariamente deban oponerse unos tipos de bienes
a otros ni que un tipo de bien sea malo y los otros buenos. Lo que es importante
entender es que debe haber una recta jerarquía y orden en el obrar no colocando como
fin principal de nuestra acción algo que es simplemente un medio para otro bien (bien
útil) o un añadido a la obtención del bien verdadero (bien deleitable).
C. Visiones equivocadas sobre cuál es el bien principal
Algunas visiones distorsionadas y reductivas han querido hacer del bien útil o del bien
deleitable el bien principal. Esto ha sido fuente de muchos errores y de grandes males
para la humanidad.

1. Utilitarismo
El utilitarismo convierte el bien útil en el bien principal y coloca como fin lo que en
realidad es simplemente un medio.

2. Hedonismo
El hedonismo, en cambio, convierte al bien deleitable en bien principal. Por este camino
olvida la totalidad o globalidad del ser humano para considerar sólo uno de sus
aspectos, el referido al placer que puede o no recibir. Así se exalta el egoísmo y la
animalización.
D. Visión adecuada
Ambas visiones —la hedonista y la utilitarista— resultan infieles a la experiencia que
tenemos de la realidad. Olvidan lo que de verdad busca el hombre y lo que lo hace feliz.

Guía: Para explicar esto puede ser útil hacer que los alumnos piensen por ejemplo en
alguna canción que les guste o en alguna película que de verdad quisieran ver o un
videojuego que les guste jugar. Luego hay que preguntarles que harían si se les
ofreciera que en vez de escuchar la canción, ver la película o jugar el juego, se les
diera una pastilla que les produce el mismo placer exacto que hacer esas cosas. La
condición es que para recibir la pastilla hay que renunciar a hacer las cosas mimas
¿aceptaría uno ese trato? Lo normal es que la mayoría digan que no. Esto evidencia
que lo que buscamos no es el placer sino el bien mismo.
XVIII. LA ACCIÓN RECTA COMO CAMINO A LA VERDADERA
FELICIDAD. YO SOY LA PRIMERA VÍCTIMA DE MIS ACCIONES MALAS
Ideas fuerza que debe comprender el alumno
1. Los fines de las acciones concretas no son fines absolutos sino que son siempre de
alguna manera medios para otros fines.
2. El fin absoluto por el que al final el hombre hace lo que hace y que no es medio para
otro fin es la búsqueda de la felicidad.
3. Lo que hace feliz al hombre es la vida de acción en conformidad con su propia
identidad y vocación. La acción recta que busca el bien.
4. El mal actuar aleja al hombre de su propia felicidad. El sujeto es la primera
víctima de sus malas obras.
A. Fin último y felicidad

1. Relación entre medios y fines. Fin último.


Cada acción concreta persigue un fin, pero los fines de la acciones concretas no son
fines en si mismos, sino que a su vez son medios para otros fines. ¿Hay algún fin último
que de sentido a todo el obrar del hombre? ¿El hombre cuando actúa está determinado
por una finalidad última? Tendría que ser un fin al que el hombre tienda por sí mismo.
Fin último sería aquel al que se tienda por sí mismo, y que no admita una pregunta
ulterior ¿por qué busco esto?.

En sentido estricto si es posible vivir una vida sin un fin que le de unidad pero se
trataría de una vida sin orientación alguna. Es cierto también que las diferentes
actividades que el hombre hace tienen sus fines propios: hago ejercicio para conservar
la salud, voy a estudiar para saber más, etc. Sin embargo, cabe preguntarse si tiendo a
“conservar la salud” o a “saber más” como algo absolutamente último; es decir si
tendemos a ello por ello mismo o con vistas a algo diferente. ¿Quiero conservar la salud
por el solo hecho de conservarla o quiero conservar la salud para…?

Como vemos todos los fines piden otros y otros más. Debe haber un fin último al que
tendamos por sí mismo porque sino nuestro desear no tendría en realidad ningún
sentido. Se trata pues de la pregunta por si nuestra vida como tal está orientada a algo
último. La respuesta es clara: todo hombre desea ser feliz, es justamente a ese estado de
plena satisfacción de las tendencias y en particular de la voluntad del que hablábamos
más arriba.

Guía: Para explicar esto puede ser útil hacer que los alumnos se pregunten a sí
mismos el porque hacen determinadas cosas. Por ejemplo ¿por qué estudio? Puede ser
que porque nos gusta estudiar o porque queremos graduarnos o lo que sea. Ninguna de
esas razones es un fin. Supongamos ahora que estudio porque quiero entrar a la
Universidad. Sigue la pregunta ¿Por qué quiero entrar a la Universidad? Porque
quiero terminar una carrera ¿para qué? Para trabajar ¿para qué? Para tener dinero
¿para qué? Para comprar cosas y tener una vida cómoda ¿Para qué?... las preguntas
pueden continuar indefinidamente. Al final solamente una respuesta no requiere nuevas
causas… Obro de todas estas maneras porque en el fondo y al final de todo anhelo ser
feliz.
2. El recto obrar como camino a la felicidad
Sabemos ya que la felicidad es el fin hacia el cual tienden todas las acciones del hombre
y que constituyen también su bien propio. Pero, ¿en qué consiste esta felicidad?

Cuando hablamos del fin o el bien propio de algo nos referimos a su naturaleza, a su
finalidad natural, a aquello para lo cual está naturalmente dispuesto. Esta finalidad
última es también su perfección, el mayor bien al cual se aspira y que es la unificación
de todos los bienes particulares.

Ahora bien, en el hombre esto implica que el camino a la felicidad es el camino de la


vida buena; es decir de la vida en la que se opta por el bien en las propias acciones. El
hombre que actúa de manera verdaderamente buena se va haciendo cada vez mejor, más
perfecto y por tanto se acerca a la felicidad para la que ha sido hecho.
B. Yo soy la primera víctima de mis acciones malas
De la misma manera que mis acciones buenas me hacen bueno y me acercan a la
perfección a la que debo aspirar según mi identidad y naturaleza; también mis acciones
malas me hacen malo y me alejan de esa perfección.

Cuando obro el mal me alejo pues del fin que me corresponde según mi naturaleza y por
tanto me alejo de la felicidad. En ese sentido puedo decir que la primera víctima de mis
acciones malas soy yo mismo.

Esto es un hecho independientemente de aparentemente nadie más salga directamente


afectado por mi mal actuar. Aún si se diera el caso de una acción que pareciera no
afectar a nadie… si es mala me afecta a mí. Pero también en todas las demás obras… lo
que las hace malas es fundamentalmente el efecto que tienen sobre el sujeto que actúa,
que las comete que a través de ellas se aleja de su identidad y perfección y se hace
infeliz.
INTRODUCCIÓN
GENERAL IV: LA
BELLEZA
—Cuarto bimestre—
XIX. ¿A QUÉ LLAMAMOS LO BELLO?
Ideas fuerza que debe comprender el alumno
1. La belleza es una propiedad del ser como lo son la verdad y el bien.
2. El ser se me presenta como bello en cuanto que es objeto de mi conocimiento y al
mismo tiempo ese conocimiento o contemplación se me presenta como apetecible o
atractivo. Por eso algunos dicen que ocupa un lugar intermedio entre la verdad y el
bien.
3. La belleza está dada por la fidelidad y coherencia armónica del ser con su propia
identidad y con la manifestación clara y esplendorosa de esa identidad.
4. La belleza va unida a la verdad y al bien. Sólo es plena y verdaderamente bello lo
que es verdadero y bueno.
5. El sujeto se puede engañar bien porque no sepa descubrir la belleza del ser o bien
porque se deje deslumbrar por un aspecto real de belleza que el ser tiene pero que
oculta muchos otros y más importantes que hacen que globalmente considerado no
sea verdadera y plenamente bello.
A. La belleza como propiedad del ser
Hemos venido descubriendo que el ser, lo real, es por el hecho de ser de alguna manera
verdadero y bueno. Hemos visto además que la verdad y la bondad son los aspectos
bajo los cuales el ser se me presenta. Es verdadero en cuanto se presenta a mi
conocimiento y bueno en cuanto se presenta como apetecible a mi voluntad y por tanto
como fin de mi obrar.

Así como se presenta como verdadero y como bueno; habría que decir que de alguna
manera el ser también se me presenta como bello. El ser es bello en cuanto es fuel a su
propia identidad concreta y así realiza la belleza que le corresponde según su naturaleza.
B. ¿Cómo se me presenta el ser como bello?
Hemos dicho que el ser se me presenta como verdadero en cuanto que es objeto de mi
conocimiento y como bueno en cuanto que es fin de mi tender y de mi obrar. Lo bello es
una especie de mezcla de esas dos características porque lo bello se me presenta como
fin de mi conocimiento pero al mismo tiempo como objeto de mi tender. Se podría decir
que hay en el hombre una cierta sensibilidad que lo lleva a buscar contemplar lo bello.
En ese sentido así como decimos que el hombre busca la verdad y desea el bien es
también atraído por la belleza.
C. ¿En qué consiste lo bello?
Hemos dicho que la belleza está vinculada al ser, a la verdad y al bien. En ese sentido
nada que no sea verdadero y bueno puede ser verdaderamente bello.

¿Qué sucede entonces con aquellas cosas que resultan atractivas pero me llevan al mal?
Sucede igual que cuando una mentira se expresa de tal forma que parezca verdadera
porque se apoya en aspectos de verdad; o como cuando una opción que es mala se
presenta como buena también a partir de resaltar aspectos de bien que tiene y ocultar o
rebajar el mal que conlleva. De la misma manera lo que siendo falso o malo se presenta
como bello es porque está resaltando aspectos de belleza que desde un ángulo particular
esa cosa tiene pero al mismo tiempo está ocultando las dimensiones de fealdad que
siempre acompañan al mal y a la mentira.
¿Qué es pues lo bello? Como decíamos lo bello supone una relación con la verdad y con
el bien. Y sabemos bien que la verdad y el bien están dados por la coherencia del ser
con su identidad auténtica. Igual sucede con la belleza. La belleza verdadera debe brotar
de la armonía y coherencia del ser con su identidad más profunda. En la medida en que
el ser y sus obras se identifiquen con esa identidad —que no es espontaneidad— en esa
misma medida ese ser se acercará al ideal de la belleza. Pero también esa belleza exige
ser manifiesta y no oculta con elementos que la opaquen o distorsionen. Debe
manifestarse con claridad luminosa y esplendorosa.

D. ¿Por qué si la belleza está en el ser a unos les parecen bellas


unas cosas y a otros otras?
La contemplación de lo bello produce gusto y placer y en ese sentido hay una dimensión
subjetiva. Son hombres concretos los que descubren la belleza de los seres y al
descubrir esa belleza experimentan ese “gozo estético”. Es lo que sucede cuando
escuchamos una bella melodía o contemplamos un hermoso paisaje.

La belleza cuando es descubierta implica pues un gusto o gozo. Pero esto hay que
entenderlo bien. Puede suceder que un ser sea verdaderamente bello pero que las
personas concretas no sean capaces de descubrir esa belleza y entrar en contacto con
ella. Es lo mismo que también sucede con la verdad y el bien. Las cosas que son
verdaderas o que son buenas en sí mismas no siempre son descubiertas como tales por
los seres humanos. Es evidente que en estos casos el problema con está en las cosas sin
el los seres humanos concretos que no son capaces de adecuarse a la realidad misma de
los objetos.

Pero también puede suceder lo contrario. Que la persona concreta pierda la perspectiva
global del ser y se deje deslumbrar por un aspecto de belleza que el ser tiene
verdaderamente y no examine vitalmente la totalidad de ese ser. Así pueden “colarse”
aspectos de fealdad que hacen que el ser no pueda ser bello al considerarlo globalmente.
Así la persona se engaña viendo como bello algo que en realidad no le es plenamente
sino que tiene algún o algunos aspectos de belleza. Es algo que también sucede con la
verdad y la bondad.

Guía: Este es un tema muy complicado, abstracto y muy discutido. La idea es irse por
los simple asegurándose que queden bien establecidas las ideas principales acerca de
la belleza. Se deben resolver las preguntas sin ser muy rígido porque es un tema
sumamente discutido aún entre los realistas y entre los católicos.
XX. LA BELLEZA EN LA NATURALEZA (EN LA CREACIÓN)
Ideas fuerza que debe comprender el alumno
1. El hombre se encuentra con la belleza antes que nada en las cosas creadas.
2. El hombre tiene la experiencia de contemplar la belleza como algo dado mucho
antes de ser él mismo creador de belleza.
3. La belleza de los seres impacta y atrae a quien la sabe contemplar con el debido
silencio y reverencia.
4. El hombre es un ser capaz de reconocer la belleza de lo creado.
5. En lo creado el hombre descubre y reconoce una belleza que él mismo no ha
hecho y que el no establece con sus propios parámetros.

Guía: Para este tema es recomendable cambiar un poco la dinámica del curso. Lo
ideal es que se salga con los alumnos al aire libre, a contemplar la naturaleza
invitándolos a contemplar la belleza que hay en lo creado. En el sol, en el cielo, en las
montañas, en las plantas, en los animales, etc. Que observen la perfección, la bondad
de las cosas y se dejen tocar por la experiencia. Si se hace adecuadamente es casi
seguro que la gran mayoría estarán conmovidos. Que se tomen su tiempo… que no
digan nada sino simplemente respiren despacio contemplando, acariciando la
naturaleza… etc.
La idea es que estén entre 20 minutos y media hora en este plan. Luego deben regresar
al salón y poner por escrito su experiencia de descubrir la belleza de lo creado.
Todo esto debe tomar una hora de clase.

A. La belleza de lo creado
Guía: La idea es comenzar la exposición con un diálogo tomando como base la
experiencia de encuentro con la naturaleza que han tenido.

La primera relación del hombre con la belleza es la de descubrirla como algo dado,
como algo presente en la creación misma en la naturaleza. La creación es bella por sí
misma y no porque se adecue a determinados parámetros, reglas o convenciones
sociales y el hombre que hace silencio en su interior es capaz de descubrir esta belleza
de las cosas.

Los seres creados portan una inmensa belleza. Si miramos con la debida atención
podemos descubrir belleza en el cielo, en las montañas, en las piedras, en las plantas y
en los animales. Esa experiencia de ser impactado por la belleza es una mezcla de
asombro y alegría que nos remueve el interior y nos “llama la atención” como se suele
decir. Es algo que nos impacta y según lo abiertos y sensibles que seamos, nos remueve
interiormente y nos enriquece.

La belleza se presenta a nosotros primeramente y ante todo a través de las cosas creadas.
B. El hombre es capaz de reconocer la belleza

Junto a esa presencia de la belleza en lo creado, lo segundo que podemos concluir a


partir de la experiencia de contemplación es que el ser humano es capaz de reconocer la
belleza. No es el hombre quien establece según sus parámetros lo que es bello y lo que
no sino que más bien es impactado por la realidad que es ella misma bella.

Es cierto que el hombre puede ser ciego por insensibilidad, capricho o cerrazón a esa
belleza objetiva de lo creado pero si de verdad es auténtico y honesto se verá obligado a
reconocer que descubre en lo creado una belleza que el mismo no ha hecho, que no
controla y que lo atrae hacia un encuentro cada vez mayor el misterio del ser.
XXI. LA BELLEZA EN LAS OBRAS HUMANAS (EL ARTE)
CASOS Y EJEMPLOS CONCRETOS DE EXPRESIONES ARTÍSTICAS (CINE,
PINTURA, MÚSICA, ETC.)
XXII. LA BELLEZA HACE ATRACTIVOS A LA VERDAD Y AL BIEN. SE
DEBE BUSCAR EL SER BELLO Y NO SOLAMENTE LO QUE RESULTA BELLO
DEL SER

Ideas fuerza que debe comprender el alumno


1. Sólo lo verdadero y bueno es realmente bello.
2. Lo que no es ni bueno ni verdadero puede tener aspectos parciales de belleza pero
no puede ser, considerado en su totalidad, verdaderamente bello.
3. La función de la belleza es hacer atractivos al ser, a la verdad y al bien.
4. El hombre no busca ni se satisface con la simple belleza del ser; el hombre busca el
encuentro y la comunión con el ser bello.

Guía: El tema es abstracto y elevado. La idea es dar espacio para asegurarse que halla
feedback adecuado. Es muy importante recurrir a ejemplos concretos para explicar
bien los temas..

A. La belleza hace atractivos a la verdad y al bien

1. Lo que no es verdadero y bueno no puede ser realmente


bello aunque puede tener aspectos parciales de belleza
Se ha visto que la belleza es como el bien y la verdad una propiedad trascendental del
ser. Eso quiere decir que el ser en la medida que es fiel a su propia realidad es siempre
verdadero, bueno y bello. En ese sentido nada que sea falso o malo puede ser
verdaderamente bello. Puede ser que tenga algunos aspectos de belleza así como puede
tener aspectos parciales de verdad y de bien. Pero si considerado en su totalidad es malo
entonces considerado objetivamente en su totalidad no puede ser bello.

2. La belleza hace atractivos a la verdad y al bien


Al contrario, el sentido de la belleza es hacer atractivos a la verdad y al bien. Platón
decía que la belleza es “el esplendor de la verdad” queriendo señalar con eso que era la
manera en la que la verdad se presentaba y se hacía manifiesta atrayendo la atención
hacia ella. Efectivamente, si la sensibilidad no está distorsionada por los malos hábitos o
por la costumbre de seguir simplemente el gusto subjetivista en todas las opciones
entonces la persona será capaz de descubrirse atraído por lo que es bueno y verdadero y
esa atracción podrá darse a partir del descubrimiento de la belleza propia de lo que es
bueno y verdadero. En ese sentido hay que decir que parte de la misión del verdadero
artista es la de usar sus dones para dejar relucir la esplendorosa belleza de la verdad y
del bien. Tristemente no pocas veces se usa el arte para lo contrario.

B. Se debe buscar al ser bello y no solamente lo bello del ser

1. Se valora lo bello y no lo que lo bello produce en el


hombre
Según lo dicho anteriormente el hombre no busca la belleza solamente por el gozo que
esta puede dar a la sensibilidad sino que busca al ser verdaderamente bello. Pensemos
por ejemplo en un hermoso paisaje o en una bella obra de arte. Si pudiéramos separar la
belleza de ese paisaje o de esa obra y quedarnos con ella dejando de lado a la obra o al
paisaje ¿nos resultaría eso plenificante o satisfactorio? ¿nos interesa solamente el placer
sensible que nos produce la obra de arte bella o el bello paisaje o lo que valoramos es la
obra de arte misma y el paisaje como tal?

Resulta evidente que lo que el hombre valora no es simplemente lo que la obra de arte
produce en él sino que más bien la obra de arte es capaz de producir algo en la persona
porque la persona valora a la obra de arte en sí misma. El hombre no se conforma con
recibir la belleza separada sino que lo que busca es al ser bello eso es lo que
verdaderamente lo atrae.

2. El peligro de buscar la belleza separada del ser


Hay un peligro real que es el de separar la belleza del ser bello y buscarla a ella. Lo que
puede pasar es que se termine instrumentalizando al ser convirtiéndolo en un simple
objeto de mi complacencia que me sirve de medio o instrumento para gozar de la
belleza. El problema es que al final esta experiencia es siempre frustrante porque lo que
el corazón del hombre anhela no es simplemente la contemplación egoísta y solitaria de
la belleza sino el encuentro y la comunión con ese ser bello. Porque como decíamos
más arriba la función de la belleza es atraernos hacia el ser que la posee para interactuar
con él. El hombre que deslumbrado por la belleza se olvida del ser bello se condena a sí
mismo a la soledad y a la frustración pues el gozo que ofrece la belleza sola abstraída
del ser es siempre pasajero. Sólo en la comunión y en el encuentro está el camino de la
realización y la felicidad.

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