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VERGARA, Gabriela. “Emociones, cuerpos y


residuos: un análisis de la soportabilidad social”.
RBSE – Revista Brasileira de Sociologia da Emoção,
v. 13, n. 37, pp. 43-58, Abril de 2014. ISSN 1676-
8965
ARTIGO
http://www.cchla.ufpb.br/rbse/Index.html

Emociones, cuerpos y residuos


Un análisis de la soportabilidad social

Gabriela Vergara

Artigo recebido em: 15 de março de 2014


Artigo aceito em: 31 de março de 2014

Resumo: O artigo identifica a relação entre os corpos e as emoções das mulheres


catadoras de lixo que permite suportar condições precárias de vida. Para clarificar isto
proponho o seguinte esquema argumentativo: em primeiro lugar, expressar a relação
entre capitalismo, corpos e emoções como uma plataforma teórica para analisar os
casos. Em segundo lugar, descrever a atividade de recuperação de resíduos no
contexto da América Latina, apresentando uma análise de entrevistas com mulhe-
res nas cidades de Córdoba e San Francisco (Argentina), de onde surgem três nós
emocionais: melancolia -confiança - desespero ; vergonha - medo – coragem; e nervos
- ódio - desconforto. Estas emoções, com diferentes formas de articulação, mostram
como o mundo em geral percebe e sente quando se vive do e no lixo. Isso é chamado
de "sensibilidade das pessoas descartáveis", que se articula com as práticas e percep-
ções que contribuem para suportar as condições de vida, e a aceitar como se fosse
natural, a desigualdade. Palavras-chave: corpos, emoções, lixo, Argentina

En la mañana desayuno las dudas que sobran de la noche anterior


Luego salgo a ganarme la vida temprano, haga frío o calor
Porque no hay tiempo de amargarse ni llorar por un pasar mejor
La prioridad es el plato en la mesa y como sea hay que ganárselo…
En la calle me recibí, en el arte de sobrevivir
Revolviendo basura, juntando lo que este sistema dejo para mí
Y a los que manejan el país, a esa gente le quiero decir
Les propongo se cambien de lado un momento
Y a ver si se bancan vivir mi vida de cartonero”
(Letra de la canción ‘Cartonero’, de la banda de rock argentina Ataque 77).

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cambio, identificar las tramas de cuer-


Introducción1 pos/emociones de las mujeres recupe-
radoras en relación con las formas que
En Argentina, en los años poste- hacen posible soportar tales condiciones
riores a la crisis de 2001, adquirieron de vida, que permiten ‘bancarse la vida
visibilidad los ‘cartoneros’, que de ma- de cartonero’ –parafraseando la letra de
nera independiente u organizados en la canción. Precisamente, dicha inter-
cooperativas recorrían las calles de las pelación en términos de un juego de
ciudades juntando residuos inorgánicos. roles pone en evidencia dos aspectos
De a pie, en bicicletas, con carros tira- que presento en este artículo. Por un
dos por caballos, hombres, mujeres y lado la relación entre capitalismo y des-
niños conformaron importantes circui- igualdad, que se hace evidente en la re-
tos de recuperación de basura. cuperación de residuos, en el trabajo de
Tal como hace alusión el frag- quienes (sobre)viven de las ‘sobras’ del
mento de la letra de la canción dis- sistema, cuyos cuerpos desechados,
puesta como epígrafe, la vida de los apenas si logran alimentarse y reprodu-
cartoneros, carreros, cirujas, reciclado- cirse. Por otro, la relación entre esto
res, clasificadores o recuperadores está último y, las emociones de quienes no
atravesada por la pobreza, por las difi- pueden llorar ni amargarse ‘por un pa-
cultades económicas para la reproduc- sar mejor’.
ción diaria, por los bajos niveles de es- No es novedad considerara las
colarización, por las desventajas acu- emociones ni mucho menos hacerlo
muladas en sus trayectorias laborales desde una perspectiva sociológica. Sin
que hacen difíciles otros horizontes. embargo, el aporte en clave de los cuer-
Sin pretensiones de generaliza- pos/emociones sensu Scribano, da
ción, la actividad de los recuperadores cuenta de manera dialéctica de las expe-
se conecta en términos macroestructu- riencias de los sujetos en rela-
rales con las transformaciones y meta- ción/tensión con las formas de estruc-
morfosis del mercado de trabajo, a lo turación social, asumiendo lo corporal
largo de las últimas cuatro décadas. Es como escenario de disputas y discipli-
una de las múltiples maneras de ‘ganarse namientos.
la vida’ ante las continuas expulsiones En otro lugar (Vergara, 2009),
del mercado laboral que, no solo en comparé la vergüenza siguiendo los
Argentina sino en toda Latinoamérica desarrollos de Simmel, Elías y Giddens
se han dado en el marco de la desarti- como primera aproximación para com-
culación de los modelos de industriali- prender las experiencias de los recupe-
zación por sustitución de importacio- radores. Sin embargo, además de ésta,
nes, los programas de ajuste estructural, otras emociones se pueden identificar
desindustrialización, tercerización, re- en términos de los fantasmas y fantasías
primarización de las exportaciones, en- sociales (Lisdero y Vergara, 2010), tanto
tre otros. como los miedos (Vergara, 2013) o sus
Hasta aquí, el lector podría pen- ausencias (D´hers, 2013) o bien, en
sar que el artículo aborda problemas clave de rechazo o denegación social
laborales, de pobreza urbana, o bien las (Vergara y SevesoZanín, 2014).
características del reciclaje. Sin dejar de Aquí sostengo como hipótesis
lado estos procesos, me propongo en de trabajo que en las mujeres recupera-
doras hay emociones y percepciones
1
Agradezco al Dr. Emilio SevesoZanín los que conforman una ‘sensibilidad de los
comentarios, sugerencias y correcciones hechas desechables’, la cual contribuye a la so-
a una versión preliminar del presente artículo.

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portabilidad de las condiciones de vida. sividad y al self, el interés en la subjetivi-


De este modo es posible observar cómo dad que despiertan los enfoques ‘mi-
cuerpos, emociones y soportabilidad se crossociológicos’ de Mead, Goffman o
re-arman permanente e inestablemente Garfinkel al resaltar lo emotivo, fueron
entre melancolías y esperanzas, ver- algunas de las bases durante la década
güenzas y corajes, broncas y nervios. del 60’, para que en 1975 aparezcan
Para abordar esta problemática encuentros y publicaciones específicas
propongo el siguiente esquema argu- que dieron paso a las primeras teorías
mentativo: en primer lugar explicito la sociológicas de Scheff, Kemper, Heise y
relación entre capitalismo, cuerpos y Hochschild (Kemper, 1990; Koury,
emociones como plataforma teórica 2004; Luna Zamora, 2010).A su vez, en
desde donde se abordan los casos; en Norbert Elías, Helen Lynd y Richard
segundo término describo la actividad Sennet se encuentran los primeros tra-
de recuperar residuos y la contextualizo bajos sobre una emoción específica
en el escenario latinoamericano, a con- como la vergüenza (Scheff, 2001).
tinuación analizo las entrevistas a muje- Una clasificación de las tradicio-
res recuperadoras de residuos en las nes teóricas las distingue desde su grado
ciudades de Córdoba y San Francisco. de cercanía/distancia con la natura-
En las consideraciones finales postulo leza/cultura. Así, para algunos, las emo-
que la ‘sensibilidad de los desechables’ ciones tienen un origen biológico y la
es un continuo de emociones que, arti- cultura sólo modela su intensidad y ex-
culado con prácticas y percepciones presividad. Otros –constructivistas no
contribuye a la soportabilidad de las radicales- consideran que las emociones,
condiciones de vida, a la aceptación resultan de procesos neurofisiológicos y
naturalizada de la desigualdad. sociohistóricos. Desde otra perspectiva,
para el construccionismo radical las
1.-Cuerpos y emociones: un abordaje emociones se forman en las interaccio-
sociológico posible nes sociales como escenario para la
aprehensión de patrones sociocomuni-
Las emociones constituyen un cacionales que permiten entender cómo
objeto de estudio sociológico. Sea que la expresividad de las mismas depende
se consideren un componente de las de ciertos factores de enclavamiento,
interacciones diarias; sea que se las tales como la clase, el género, la edad, la
piense como parte de las estructuras etnia, los cuales se modifican en el
sociales vueltas un ‘yo socializado, cor- transcurso del tiempo (Luna Zamora,
poreizado y sensible’ –parafraseando al 2007; McCarthy, 1989).
unísono a Bourdieu, Giddens y Hochs- Otra clasificación, identifica una
child. La definición de Èmilè Durkheim tendencia más estructuralista (que toma
de los hechos sociales como formas de los aportes de Durkheim como de
‘actuar, pensar y sentir, externas al indi- Marx), la cual se distingue de una inter-
viduo y coercitivas’, tal vez sea una de accionista (que tiene como antecedentes
las primeras aproximaciones desde la a Weber y Simmel), que destaca la mi-
disciplina para pensar una construcción rada sociológica en la construcción de
social de las emociones. las emociones, como una vivencia que
La consolidación de un campo aunque parezca, no es ‘individual’
específico debió esperar casi un siglo, (Koury, 2004).
junto con una serie de procesos sociales En otras palabras, las posturas
que generaron condiciones propicias. parecen ubicarse en los extremos de la
Un período de cuestionamientos a lógi- dicotomía naturaleza/cultura, sin que se
cas lineales, un mayor énfasis a la expre-

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logre una mirada integradora (Elías, físicas en el trabajo de las mujeres recu-
1998). Tal vez una de estas aproxima- peradoras (Vergara, 2011b) y esbocé la
ciones sea la formulada por Thomas categoría de ‘tramas corporales’ (Ver-
Kemper quien afirma que existen cuatro gara, 2011a, 2012).
emociones primarias –enojo, miedo, En este marco, recuperé los de-
tristeza, alegría-que se forman por la sarrollos que dentro de la teoría social
articulación entre procesos neurofi- contemporánea tanto Bourdieu como
siológicos por un lado y, sociales por Giddens hicieron sobre el cuerpo de los
otro, desde donde se construyen so- agentes en la acción social, como punto
cialmente incontables emociones se- de encuentro entre individuo/sociedad.
cundarias, tantas como las sociedades Para el primero, cuerpo y
las vayan conformando (Kemper, mundo/espacio social son inescindibles,
1987). Un aspecto interesante de este aunque el nexo lo constituya el habitus,
planteo –al que no adherimos total- estructura estructurada -por condicio-
mente- es la referencia o anclaje de las nes objetivas o de producción del
emociones al cuerpo: tanto por el fun- mundo social al que está expuesto el
cionamiento de las partes del cerebro y cuerpo - y, estructurante -de infinitas
los neurotransmisores, por las expresio- posibilidades de pensar, percibir y ac-
nes faciales involucradas o el enrojeci- tuar dentro de aquellas restricciones. En
miento de la cara, como por la interac- el segundo, cuerpo e identidad están
ción con otros que implica la copresen- comprometidos a lo largo de una bio-
cia en tiempo-espacio (o, aún mediados grafía que se construye en el tiempo (o
por algún tipo de dispositivo tecnoló- en las temporalidades) y el espacio
gico). (Vergara, 2008a).
Las emociones en su intrínseca Así pues, el cuerpo está inmerso
vinculación con la corporeidad, forman en el fluir de actividad cotidiana de
parte de una trama entre impresiones, modo que las ‘tramas corporales’ dan
sensaciones, percepciones (Scribano, cuenta de un posicionamiento socio-
2007). De allí que se inscriban siempre espacial de los agentes en sociedades
en una relación con el mundo, en una como las capitalistas, estructuradas a
situación particular y que se constituyan partir de la desigual apropiación de los
en el marco de determinadas relaciones bienes y muestran una trayectoria bio-
sociales. Cuerpos y emociones se dife- gráfica socio-temporal conjugando tres
rencian entre sí, al tiempo que mantie- dimensiones:
nen estrechas interconexiones: sin cuer- “Un cuerpo individuo que hace
pos no hay acciones sociales y, éstas referencia a la lógica filogenética, a la
últimas no están exentas del compo- articulación entre lo orgánico y el medio
nente emotivo que se configura en los ambiente; un cuerpo subjetivo que se
primeros. configura por la autorreflexión, en el
En otros lugares hemos profun- sentido del ‘yo’ como un centro de gra-
dizado la definición de los sujetos en vedad por el que se tejen y pasan múlti-
tanto cuerpos y caracterizamos a la pre- ples subjetividades y, finalmente, un
cariedad corporal (SevesoZanín y Ver- cuerpo social que es (en principio) lo
gara, 2012; Vergara y D´amico, 2010); social hecho cuerpo (sensu Bourdieu)”
profundicé la lógica de los cuerpos en (Scribano, 2007:125).
los entramados sociales, distinguí desde Del cruce de estos aspectos po-
los aportes de Elías y Marx a los cuerpos- demos considerar a la vez que las emo-
civilizados y los cuerpos-mercancía (Vergara, ciones, en tanto constructo cultural con
2010); describí el consumo de energías base neurofisiológica- anclan en un

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cuerpo que puede ser abordado desde anestesiamento que contribuyen a la


su constitución orgánico-biológica, evitación del conflicto social. Los meca-
desde la propia subjetividad en tanto nismos de soportabilidad social3:
lugar de las vivencias emotivas, así “se estructuran alrededor de un
como desde lo social incorporado en conjunto de prácticas hechas cuerpo
hábitos y, lenguaje, entre otros. Es de- que se orientan a la evitación sistemática
cir, siguiendo esta triple configuración del conflicto social. Son, al menos par-
de lo corporal, las emociones se enlazan cialmente, procesos de desplazamiento
de manera dialéctica y no causal con sus de los antagonismos que se presentan
respectivas facetas del cuerpo. Por un como escenarios especulares y desan-
lado están conectadas con mecanismos clados en un espacio-tiempo” (Scri-
cerebrales2 que activan determinados bano, 2010: 172).
neurotransmisores; se vivencian como Tales mecanismos obturan las
únicos sentires en la subjetividad; se acciones a partir de modos de percibir
reconfiguran a partir de las situaciones e el mundo que facilitan la elusión de los
interacciones, de los aprendizajes. De conflictos dado que se forman ‘muros
allí que, por ejemplo varíen las formas sensoriales’ que desconectan las viven-
sociales del llorar durante un velorio o cias subjetivas de las del resto, apare-
se tienda a aislar a quien atraviesa el ciendo el sujeto cómo único afectado
duelo por la pérdida de alguien, para por una determinada situación, desan-
evitar pasar vergüenza ante otros clando y desplazando las consecuencias
(Koury, 2002). de procesos estructurales, históricos,
Lo expuesto hasta aquí permite entre otros. Poner entre paréntesis los
considerar la pertinencia teórica, meto- orígenes y efectos de los conflictos,
dológica y epistemológica de abordar a dejándolos de lado, omitiéndolos, faci-
las emociones y los cuerpos de manera lita la aceptación de la vida. La paciencia
relacional, recíproca y cobordante (Scri- y la espera aparecen como formas natu-
bano, 2012). Junto a esto cabe aclarar ralizadas de lo cotidiano que anclan en
que los cuerpos en el capitalismo son la soportabilidad, en tanto prácticas que
uno de los nodos claves para su repro- afectan los cuerpos permitiendo la li-
ducción y metamorfosis constante a cuación y coagulación de las acciones
partir de la expropiación de energías por la vía de la resignación (Scribano,
(Marx, 1975; Haber y Renault, 2007). 2010). La relación memoria-olvido, en
Entonces podríamos preguntar- tanto reconstrucción intersubjetiva es
nos ¿por qué alguien que es pobre dice otra de las maneras en que el ‘peso de la
ser más feliz que quien tiene dinero? derrota’ y, la impotencia se sostienen
¿Por qué alguien que vive de los resi- (Cervio, 2010). En otro sentido, el
duos tirados por otros siente orgullo ‘acostumbramiento’ permite compren-
por el ‘trabajo que realiza? der cómo los sujetos modifican sus per-
Una posible respuesta es que las cepciones aún en contextos de riesgo
emociones son objeto de regulación del ambiental (D´hers, 2011).
sistema capitalista, por lo cual se confi-
guran modos de sentir, formas de
3
Scribano (2007) también define de manera
complementaria a los “dispositivos de regula-
2
Un cerebro que, a la vez, es en parte construido ción de las sensaciones” los cuales contribuyen
socialmente por las condiciones materiales de a la configuración de las percepciones, a los
existencia antes referidas, desde donde es posi- modos de ver el mundo, de clasificarlo, de dis-
ble un mayor o menor desarrollo en función de tinguirlo y de apreciarlo. Por razones de espacio
los nutrientes que se incorporan en los primeros y delimitación temática no profundizo en esta
años de vida. categoría.

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Estas propuestas analíticas, me Brasil y “clasificadores” en Uruguay4.


permiten advertir que una Sociología de Por fuera y en paralelo al circuito de
los cuerpos y las emociones contribuye recolección formal de residuos sólidos
a comprender por un lado las experien- urbanos, los recuperadores recorren las
cias de los sujetos desde su corporeidad, calles o bien, ingresan a los basurales a
afectividad, sensibilidad y, por otro – cielo abierto o rellenos sanitarios.
aunque conectado al primero-, a indagar Se estima para América Latina y
los mecanismos por los cuales los con- el Caribe que en 2008 había cerca de 4
flictos sociales permanecen en un pro- millones de personas dedicadas a reco-
fundo estado de latencia y aletarga- lectar, clasificar y comercializar de ma-
miento. Dada las características de la nera informal los residuos urbanos,
recuperación de residuos, puedo afirmar junto a los cuales se han formado más
que es posible identificar una sensibilidad de 1000 organizaciones entre cooperati-
de los desechables, esto es un complejo de vas, gremios y asociaciones. Las ciuda-
emociones y percepciones que reflejan des que concentran mayor cantidad de
una particular manera de vivir y sentir el recicladores son São Paulo, Buenos Ai-
mundo estando natural y desapercibi- res, Bogotá y Ciudad de México.
damente a disposición de los objetos, En América Latina entre 1980 y
viviendo de lo que otros tiran. Articu- 2010 se observan comportamientos
lada con prácticas, tiene la particulari- contradictorios entre el PIB (producto
dad de mostrar al unísono cómo la ex- interno bruto) per cápita y los niveles de
propiación de energías corporales, la pobreza. En 1990 se verificó un PIB
regulación de las sensaciones y la rela- cercano a los 3.400 dólares per cápita,
ción inversa entre sujetos/objetos se mientras que la pobreza había llegado al
inscribe en estas vidas y atraviesa sus 48%. Esto se relaciona directamente
prácticas naturalizando o volviendo con la recuperación de residuos: Para-
dado el mundo que, por momentos, se guay encabeza la lista de países con ma-
vuelve insoportable pero más aún, in- yor número de carenciados y cartone-
modificable (Vergara, 2012). ros, al igual que en Bolivia. El desempleo
En el siguiente apartado des- es otra característica de los ‘trabajadores
cribo la actividad de recuperar residuos informales de la basura’: en Colombia
como antesala al análisis de las entre- se registra el mayor porcentaje de esta
vistas. relación, en tanto que Argentina y
Bélice se ubican en un nivel intermedio
2.- Recuperar residuos… más cerca (BID, 2010a; 2010b).
de la expulsión que de la ecología Estas características estructurales
dan cuenta de cómo hasta en los dese-
Como una de las manifestacio- chos hay obtención de valores exce-
nes de la pobreza urbana, los recupera- dentes –plusvalía- a partir del trabajo
dores de residuos juntan materiales re- físico. Junto con lo informal y precario,
ciclables (tales como papel, cartón, vi- el pago se realiza en función del peso en
drio, chatarra, plásticos, aluminio), los kilogramo de los materiales (lo cual im-
cuales son clasificados para su posterior plica estar a merced de muchos facto-
comercialización en depósitos o acopia- res, desde las balanzas del dueño del
dores. En Argentina se les suele llamar depósito, la ‘calidad’, la cantidad, el tipo
“cartoneros”, “cirujas” o “carreros”, en de vínculo que se tenga, entre
México “pepenadores”; “catadores” en
4
Para una lista más extensa de las denominacio-
nes en distintos países de América Latina y el
Caribe CFR. OIT (2004, p.26).

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otros).Para recogerlos, se utilizan carros que quienes se ‘recuperan’ son los resi-
tirados por caballos, bicicletas, de a pie duos vueltos al circuito formal de la
empujando un carrito, incluso trenes5 – industria a costa de la expulsión de
una mínima proporción dispone de quienes la hacen posible (Vergara,
motocicletas o camionetas-, lo cual de- 2012). Es decir que, si bien el reciclaje
manda un importante gasto de fuerza es alentado por organismos internacio-
física (Vergara, 2011b). El ingreso obte- nales en el marco del ‘desarrollo soste-
nido constituye la subsistencia “vital”. nible’, el ‘negocio de la basura’7 se ‘sus-
Además de esto, los recuperadores jun- tenta’ en el trabajo de baja calificación
tan ropa, calzado y todo otro tipo de que realizan cientos de hombres, muje-
objetos que puedan ser reutilizados por res y niños expulsados del mercado la-
ellos, entregados a familiares o vecinos boral.
o bien, re-vendidos en ferias callejeras. En otros lugares (Vergara 2012)
Por otra parte, también recogen comida indagué las experiencias y percepciones
proveniente de hogares o de comercios del trabajo de mujeres que recuperan
como verdulerías, carnicerías. La ocu- residuos en Córdoba8 (Argentina), a fin
pación no requiere de ninguna herra-
mienta específica, excepto un medio de 7
Existe una importante cadena de intermedia-
movilidad y de carga, aunque son nece- rios entre el recolector y la industria que absor-
ben parte de los ingresos de los primeros. Por
sarios ciertos ‘saberes’ –táctiles y visua- ejemplo, en el mes de agosto de 2013 se podía
les- para identificar de manera óptima comercializar el cartón dispuesto en la planta
los materiales, lo cual permite ahorrar fabril a $1,50 por kilogramo, mientras que los
tiempo y mejorar los ingresos. En mu- depósitos pueden llegar a pagar por el mismo
material $0,30.- Es en este sentido que se pro-
chos casos participan todos los miem-
mueve la formación de cooperativas que acu-
bros de la familia. mulen mayor cantidad y pueden acceder a la
En el reverso de este eslabón, venta directa en fábricas. En el caso del hierro
existe una importante industria que se se da una relación semejante. El recuperador
viene desarrollando desde la década de cobra de mano de los chatarreros o pequeños
depósitos, entre $0,16 a $0,20 por kilo de hierro.
los '80 en América Latina a expensas del A este último le pagan entre $0,30-$0,35 por
trabajo informal y marginal asociado a kilo de mano del acopiador final, que lo vende
los bajos costos en la recolección que al doble de lo que lo pagó ($0,70) a la empresa
resultan significativos para diferentes siderúrgica, la cual finalmente lo comercializa a
sus clientes a $3,20. (FUNDES, 2011).
ramas de la industria6. Es decir que esta 8
Concretamente el trabajo de campo se realizó
actividad, forma parte de una cadena en la capital y en San Francisco. Según el Censo
productiva que pasa por los depósitos, de 2010, la primera tenía 1.329.604 habitantes,
sigue por los acopiadores mayores hasta en tanto que la segunda se ubicó como quinta
llegar a la fábrica. Son parte de eslabo- ciudad con 62.211.En las últimas décadas, en
ambas se han producido diversos conflictos
nes entrelazados pero que dibujan una vinculados con la recolección y disposición
‘paradoja de la recuperación’, puesto final de los residuos sólidos urbanos, con modos
diferentes de resolución. La incorporación de
recuperadores de manera formal al tratamiento
5
En Buenos Aires, desde 2001 la empresa de de la basura es un tema pendiente, pese a diver-
trenes concesionaria de la línea Mitre, Ramal sas iniciativas. En la capital provincial, existen
Tigre-Retiro transportaba aproximadamente 600 cooperativas y organizaciones que promueven el
cartoneros con sus carros desde el conurbano reciclaje, al tiempo que se dan recurrentes pro-
hasta Retiro, en la capital federal. A fines de blemas con los caballos que mueven a tracción
2007 la empresa decidió cancelar dicho servicio. los carros. En San Francisco, la recuperación se
6
Se estima que en México la industria del reci- lleva a cabo en las calles, no habiendo un grupo
claje del PET involucra 160 millones de dólares, que trabaje formalmente en el relleno sanitario.
en tanto que el 80% del PET acumulado en Esta ciudad se ubica en el límite Este, con la
dicho país se exporta a Estados Unidos y China. provincia de Santa Fe, separada por una avenida
(APREPET, s/f). de la localidad santafesina de Frontera. Dada la

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de dar visibilidad a un cruce de proce- las entrevistas, donde podemos advertir


sos que se dieron en el mercado laboral: la relación entre cuerpos y emociones
la flexibilización, la informalidad y la en el marco de determinadas situaciones
feminización. En este marco, las muje- sociales que, como vimos en el apartado
res recuperadoras presentan una serie anterior están atravesadas por la po-
de dilemas vinculados a la ‘doble jor- breza, los ingresos escasos e inestables,
nada’ pero con muchas más desventajas la informalidad. A lo largo de este reco-
que quienes se desempeñan en otros rrido explicito las formas en que va apa-
niveles económicos o profesionales, reciendo la soportabilidad cuando se
sobre todo cuando son jefas de hogar. (sobre)vive de los residuos.
Más allá de que se pudiera identificar Antes de continuar cabe una
una ‘división del trabajo por género’ aclaración: aunque el interés inicial fue-
con los residuos (Vergara, 2008b), los ron las ‘emociones en primera persona’,
hogares se vuelven lugares de clasifica- considero también las percepciones-de-emo-
ción y acopio que ‘colonizan’ lo domés- ciones manifestadas por las entrevistadas,
tico. es decir, aquellas referencias de sentires
En el siguiente apartado identi- enunciados por otros en situación de
fico las emociones que se dan en estos interacción o percibidas a partir de
escenarios y permiten configurar la gestos, como de otras expresiones cor-
‘sensibilidad de los desechables’, que porales/verbales. Reparar en esto me
facilita la permanencia de la soportabili- permite por un lado, enfatizar el carác-
dad. ter interactivo de las emociones en el
marco de interacciones cotidianas y, por
3.- Las emociones en las mujeres otro, insistir en la relación
recuperadoras cuerpo/emociones a partir de los gestos
de un tercero que son percibidos e in-
En este apartado expongo9 una terpretados. Ambos, nos permiten con-
serie de dimensiones que emergen en siderar lo emotivo en términos relacio-
nales, intersubjetivos, como flujos o
cercanía geográfica se considera San Francisco- continuos de varios sentires, convi-
Frontera como un conglomerado (para el Censo viendo de manera disruptiva con otras,
Nacional, Frontera contó con 10.723 habitantes, o modificándose con el tiempo, recon-
lo que sumado a San Francisco da un total de figurándose en virtud de otras emocio-
72.934 personas). En el caso de los recuperado-
res de residuos, como de los depósitos a donde nes. En este caso fueron agrupadas en
venden, estas divisiones territoriales no se tie- torno a tres ejes, que contribuyen a
nen en cuenta de modo que habitantes de Fron- comprender cómo opera la soportabili-
tera juntan materiales en San Francisco –no así dad: melan-
a la inversa-, en tanto que en aquélla, los recu-
peradores de San Francisco, tienen algunos
colía/confianza/desesperación; ver-
depósitos para vender. Hacia el 2006, en el güenza/pobreza/coraje, ner-
marco de un relevamiento colectivo sobre la vios/bronca/apuro.
temática identificamos que los principales ba-
rrios donde más recuperadores había se ubica- 3.1.-Melancolía, confianza y desesperación
ban hacia al noreste, este y sureste de San Fran-
cisco, junto con Frontera.
9 Es posible identificar emociones
El trabajo de campo se realizó en San Francisco
contactando por la técnica ‘bola de nieve’ a que se relacionan con las oportunida-
mujeres que recuperaban residuos de manera
independiente, esto es, por ‘cuenta propia’. En un barrio de nivel socioeconómico alto, a partir
la ciudad capital, se entrevistaron a las inte- de la intervención de una organización no gu-
grantes de una de las cooperativas más antiguas bernamental. Las entrevistas se analizaron si-
de dicha ciudad, que en ese momento se encon- guiendo las estrategias sugeridas por Taylor y
traban realizando un reciclaje puerta a puerta en Bodgan (1984).

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des, con las condiciones de empleabili- ante todo ‘empleo estatal=estable’, for-
dad pasadas, presentes y futuras, pro- mal, con ingresos y la inclusión en un
pias o de los hijos: sistema de seguridad social (todo lo que
A: sí, pero no, no, no tengo la misma C. no tiene como recuperadora). Aquí la
...yo me siento que no tengo la confianza y la esperanza se cruzan
misma capacidad de que .. o es como
que .. no tengo la capacidad y a su
como figuras sobre el fondo de una
vez siento como que .. yo ya perdí la situación generalizada de dispensabili-
oportunidad, es como que yo ya dad ocupacional y de una reducida -o
perdí la oportunidad .. de estudiar mínima- oferta de mano de obra para
10
..(Córdoba, A., 45 años) los sectores expulsados. En el último
C.: ellos [los hijos] saben (remarca) fragmento, L. describe una situación
que ellos tienen que buscarse eso
E: ajá ... está difícil
económica global que desencadena de-
C: está difícil pero no es imposible… sesperación en ‘el carrero’. El tope de
mi hijo si Dios quiere y la Virgen tolerancia entre lo que se soporta y lo
ahora a fin de mes se recibe de po- que no, se hace explícito: el carrero ya
licía, si Dios quiere (San Francisco, está acostumbrado a tener poco, pero
C.A., 38 años). cuando viene la ‘nada’, es decir la au-
L.: entonces ya al carrero no le va a
quedar nada en la casa ...qué poder sencia total de recursos para alimentarse
vender para poder comer .. entonces o para vender desechos ante condicio-
cuando ya no tenga nada ya ahí se va nes de vida que empeoran, o precios de
a empezar la desesperación intercambio de materiales que no son
(Córdoba, L., 30 años). redituables, cunde en los recuperadores
Los fragmentos aluden a distin- la desesperación. Los vectores corpora-
tas voces. A. da cuenta de un estado de les de estos estados emotivos tienen que
autoculpabilización, de una auto-limita- ver con los límites de la reproducción
ción sentida en el cruce entre impoten- de la vida, las capacidades coaguladas
cia y melancolía por lo que se perdió, y del empleo cuando no se puede vender
por todo lo que con ello se perdió. Las y la identidad desde el trabajo en tanto
emociones se enlazan con los obstácu- ‘carrero’.
los de su cuerpo social y las cada vez Tanto la melancolía por las pro-
menores posibilidades de insertarse en pias pérdidas vueltas auto-culpabilidad,
el mercado laboral. La falta de capaci- la esperanza y satisfacción desplazada
dad es una sensación de pérdida de au- en la inserción laboral de un hijo, dan
toestima y la desventaja de oportunidad cuenta de formas por las cuales la con-
remite a la tristeza/melancolía que con- flictividad se coagula y lo soportable se
mueve a una biografía que se des-arti- fortalece. La desesperación por su parte,
cula. En el caso de C. -más allá de una puede desencadenar prácticas disrupti-
primera interpretación sobre la con- vas (colectivas o fragmentarias), o bien,
fianza en lo religioso-podemos advertir reorientarse hacia alguna de las dos an-
una trama de opuestos entre incerti- teriores.
dumbre y esperanza que no ancla nece-
saria ni exclusivamente en lo místico 3.2.-Vergüenzas, pobreza y coraje
sino en la certeza que daba la ‘sociedad
salarial’, pues ser policía hoy garantiza En lo que sigue veremos tres
situaciones donde la vergüenza se arma
10En adelante, las edades transcriptas son las que y desarma entre la necesidad y los en-
tenían las mujeres al momento de ser entrevista- cuentros en las calles:
das. Las iniciales cumplen la doble función de M.: uno la primera vez le da medio
garantizar la confidencialidad de los testimo- temor
nios, sin tener que modificar de manera arbitra- E.: ¿temor?
ria los nombres correspondientes.

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M.: sí, vergüenza, pero después no, puestos encima de ella. Esta descripción
después ya seguís, seguís (…) hasta de la vivencia demarca las distancias de
que ...digo ... hasta acá llegué, hasta
acá, voy a salir
los cuerpos –de diferentes clases socia-
E.: y vergüenza de... ¿de qué te da? les-; distancias vueltas prácticas de de-
M.: y que por ahí uno está juntando y negación social (Vergaray y Seveso-
te miiira la gente, te miiira, te miiira y Zanín, 2014) que se acercan a partir de
no te saca los ojos de encima (San lo imposible: los ojos ‘tocan’ sin tocar al
Francisco, M., 40 años).
J.: Te digo la verdad yo antes sufría la
cuerpo de M., no son las manos, ni la
vergüenza, me sentía mal. piel. La sensación inverosímil cumple su
E.: ¿Y por qué tenías vergüenza? cometido y se instala como una mirada
J.: No sé o sea no sé si era vergüenza persecutoria, condenatoria, que teme
o qué era pero me sentía mal, hay ve- por su propia integridad ante algo des-
ces que hasta me dolía el estómago... agradable: tanto el objeto -residuo-
E.: O sea, te costaba salir digamos
J.: Me costaba mucho, hasta vos sa- como el sujeto -la recuperadora- des-
bes que me subía al carro hasta con echados. Lo feo y lo sucio provocan
vergüenza miedo, desagrado, asco11 en los habitan-
E.: ¿Pero de qué tenías vergüenza? tes pulcros de las ciudades latinoameri-
J.: No, no sé, no sé si era vergüenza, canas. Pero como advierte la entrevis-
te digo la verdad no me explico, no
me explico todavía qué era lo que me tada ‘después ya no’, la vergüenza cede
pasaba hasta que tomé coraje y... paso, se diluye en el tiempo, a medida
(Córdoba, J., 30 años). que se juntan residuos, que se recibe
M.: salía con miedo porque al no... comida, que se encuentra ropa. La so-
porque no tenía carácter para hablar portabilidad se hace presente en esta
con la gente, tenía miedo, vergüenza,
no sé … y claro, sí, era la primera disolución emotiva por la vía del acos-
vez, digo yo no sé cómo, qué decirle tumbramiento y de la satisfacción que
a la gente y menos mal que me die- genera lo (poco) obtenido en la ocupa-
ron un carrito con gorrito acá porque ción.
nunca así yo hice este trabajo, digo En las expresiones de J., la ver-
yo no sabía hablar, yo o tocaba tim-
bre y me aparecían la gente y me
güenza, el malestar y la confusión tienen
quedaba callada y de a poco fui, su contrapeso en el coraje –mezcla de
bueno, fui criando coraje (Córdoba, ímpetu, valentía y confianza-. Antes
M., 50 años). sufría pero las rutinas, el acostumbra-
En el fragmento inicial, miedo y miento luego de transcurridos muchos
vergüenza van de la mano. Hay un días de subir y bajar del carro van lo-
corte, un antes y un después en virtud grando disminuir esta sensación, este
de las necesidades que deben ser cu- dolor en el estómago. Hay un antes y un
biertas para la mínima reproducción – después en las emociones, una transfi-
propia y de sus hijos-, que para M. son guración o mutación que opera en el
ubicadas espacialmente en un ‘hasta acá marco de relaciones y situaciones so-
llegué’. El cuerpo situado y sitiado por ciales donde estas mujeres se debaten
carencias traspasa sus propias emocio- entre la abyección, la expulsión y la ver-
nes, su propia subjetividad y arremete güenza, contra la necesidad, las caren-
hacia un ‘salir’, que en el caso de las cias y el coraje.
mujeres siempre tiene otras implicancias M. describe el proceso de recon-
respecto de los hombres. figuración de estas emociones, desde el
La vergüenza se construye en miedo-vergüenza hacia el coraje.
una interacción: aquello que la genera Miedo-vergüenza porque estos cuerpos
en su más íntima subjetividad es la mi-
rada de la gente, los ojos de los otros
11
Otro camino posible es la lástima.

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precarios tienen menguadas sus capacida- a veces ¿no? de recibir así. (San Fran-
des de presentación social, por lo tanto cisco, I., 60 años).
‘no saben qué decirle a la gente’, cómo Nervios, bronca y apuro podrían
pedirles basura. Por eso la vestimenta ser las etiquetas de estas tres expresio-
vuelve pulcros a estos cuerpos sucios- nes. En la primera, S. describe una rela-
ensuciados de pobreza y desechos; los ción directa entre emoción y condición
torna recognoscibles, visibles, acepta- socioeconómica, que revela una para-
bles. A pesar de esto, hay que doja aparente. Lo último, lo más re-
crear/criar coraje de a poco; un coraje ciente es la rutina como sinónimo de
que no se tiene, que hay que construirán pobreza: lo último es lo de siempre.
el paso del tiempo. Entre la subjetividad y el cuerpo social
En síntesis, la vergüenza se licúa hay una continuidad que se trama en
por el acostumbramiento, por la pre- una alteración del organismo a nivel
sencia del coraje. De este modo, mien- biológico: los nervios, pueden ser en-
tras los cuerpos encuentran una forma tendidos como rigidez o mayor tensión
de ocuparse y obtener recursos impres- muscular. La pobreza sólo tensiona los
cindibles para la supervivencia, sopor- músculos ‘individuales’, se cuartea en
tan tanto las condiciones de vida como vivencias subjetivas que vueltas rutina
las de trabajo precarias. acostumbran a los cuerpos a no pro-
testar, a no reclamar.
3.3.- Cuando la pobreza (sólo) enoja En la segunda, R. comenta una
situación particular, un incidente provo-
En el ‘reino’ de la necesidad, cado por vecinos ‘mal llevados’. La
aparecen otras emociones ya sean gene- bronca y la impotencia irrumpen ante el
radas por estados continuos y rutinarios fuego que quema todos los bolsones
de privación o bien, por situaciones con materiales; irrumpen además por el
específicas: esfuerzo y las energías corporales gasta-
S.: nerviosa, ahora últimamente. das, consumidas en vano. Estas emo-
Entrev.: ¿Últimamente nerviosa? ciones aparecen en la combinación de
¿por qué?, ¿qué anda pasando?
S.: la rutina, la pobreza (Córdoba, S.,
un presente, un pasado cercano y un
50 años). presente-pasado continuo de desventa-
R.: nosotros sabíamos juntar ahí [se- jas que se acumulan. Junto con lo des-
ñala la casa de sus padres] hace un truido, se suma otra pérdida inscripta en
par de años, atrás sabíamos juntar, la forma de juntar y entregar materiales
traíamos dos, tres, cuatro bolsones,
pero una vuelta los prendieron fuego,
pues vender en el día significa obtener
porque hasta eso son mal llevados menores ingresos.
acá [en el barrio]. Le prendieron En el tercer caso, I. relata una
fuego y t e morís de la bronca y de la situación de interacción cara a cara
impotencia porque no podés hacer donde como muchos recuperadores,
nada ¡no!, ves que te matás laburando
además de cartones y botellas, buscan
para que te hagan maldad, viste así
que ahora tratamos de juntarlo que alimentos, comida en casas de particula-
se hace en el día o hasta el otro día res o en comercios. En este diálogo
nomás, hacemos un bolsón y lo ven- solidarista respecto del dar, la ofensa
demos (Córdoba, R., 32 años). presunta –por parte del donante- se
I.: [relata diálogo con alguien en la desplaza por el ‘apuro’ o la turbación
calle]´señora ¿quiere esto si no se
ofiende?´, ´no, no me ofiendo en lle- que siente la mujer. Las cosas entrega-
var’ (…) [repite] dice ´¿señora no se das, quien se las da y las circunstancias
ofiende si le traigo unas cosas?´, ´no estructurales de tener que buscar resi-
- le digo- mijo´...a veces me da apuro, duos para sobrevivir generan condicio-
nes de posibilidad para que una emo-

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ción que tendría en el ‘donante’ al ob- culpa-, otras encuentran satisfacción


jeto de su enojo, se desplace y meta- desplazándose del sí mismo a un hijo,
morfosee hacia una autoculpabilización otra se abre a infinitas posibilidades de
–como vimos más arriba respecto de las disrupción o de coagulación de la ac-
capacidades y pérdidas de oportunida- ción pero que tienen como protagonista
des- que afecta la subjetividad de quien a un sujeto particular y abstracto: ‘el
la recibe. carrero’.
Si ponemos en diálogo los tres En el segundo, la vergüenza
fragmentos vemos que frente a un es- muestra las distancias entre las clases
tado constante de precariedad, donde se sociales, y puede diluirse en el acostum-
vuelve costumbre o rutina ser pobre, las bramiento, o ante la presencia del co-
situaciones particulares constituyen raje, arraigados en uno u otro caso, en
nuevos senderos que dan cuenta de la las apremiantes necesidades. En estas
soportabilidad. Sea perjudicándose, al circunstancias, la vergüenza/coraje
modificar las prácticas y tiempo de pone en escena nuevamente al self,
venta –perdiendo ingresos-, sea po- afectado, minusválido, observado y, por
niendo al propio self como objeto de lo tanto ocluye las situaciones estructu-
vergüenza ante la dádiva del otro. La rales que ponen al sujeto en situación de
coagulación del conflicto en uno u otro estar-en-las-calles-juntando-residuos. La
caso supone la implosión de las emo- culpa pareciera volver a instalarse en
ciones, un movimiento centrípeto que estos cuerpos, en lo que no hicieron, en
reubica los pesares y las culpas en el lo que no tienen, en lo que son.
propio sujeto, obturando las posibilida- En el último, también adverti-
des de ex -presión. Las condiciones de mos cómo los sujetos se ven auto-afec-
vida hechas rutina, es decir, una po- tados acortando la frecuencia de la
breza que es costumbre, que se ha natu- venta-, o poniéndose en situación de
ralizado resultan de, y contribuyen a, vergüenza ante la entrega solidarista de
una soportabilidad por la vía de estos un tercero. Además aparece nueva-
modos. mente el acostumbramiento vía la po-
breza-hecha-rutina.
Consideraciones finales Acostumbramiento, implosión
de emociones o movimiento centrípeto
En las páginas precedentes que reubica los pesares y las culpas en el
mostré las articulaciones entre cuer- propio sujeto, desplazamiento de an-
pos/emociones de las mujeres recupe- helos cumplidos en otros, disrupciones
radoras en relación con la soportabili- fragmentadas, oclusiones gestadas entre
dad social. Tras explicitar las relaciones dilemas del propio sujeto –entre la ver-
conceptuales entre capitalismo, cuerpos, güenza y el coraje- son algunos de los
emociones y, describirla recuperación modos por los cuales las emociones
de residuos, analicé entrevistas a muje- trazan ondulaciones y curvas respecto
res de Córdoba y San Francisco a fin de de cómo se percibe y siente el mundo
identificar las emociones que se articu- cuando se vive de los residuos. En este
lan con la soportabilidad social. Así, marco la ‘sensibilidad de los desecha-
conformé tres nodos/flujos de melan- bles’ da cuenta de un conjunto de emo-
colía-confianza-desesperación, ver- ciones inter y des-conectadas que, arti-
güenza-miedo-coraje y, nervios-bronca- culado con prácticas y percepciones
apuro. contribuye a la soportabilidad de las
El primero muestra tres modos condiciones de vida, naturalizando una
diferentes en que se metamorfosean las disposición de estar para los residuos;
emociones: unas afectan al propio ‘yo’ –

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pues estos últimos dan certezas, gene- Marcela Heinrich (coords). Atrapados
ran ingresos, permiten comer. por el miedo. Buenos Aires: Ela-
Quedan al menos dos tareas leph.com. pp 89 a 113.
para continuar este análisis. Por un lado,
seguir interpretando el lugar de las ELÍAS, Norbert, 1998.La civilización
emociones que corren por fuera de la de los padres y otros ensayos. México:
soportabilidad, aquellas que se orientan Editorial Universidad Nacional y Grupo
a la vida, a los otros-en tanto tales. Por Editorial Norma.
otro, indagar el lugar del consumo y de
HABER, Stèphane, y RENAULT, Em-
los ‘objetos’ que se encuentran en las
manuel, 2007. ¿Un análisis marxista de
calles en tanto posibles generadores de
los cuerpos? En Jean-Marc Lachaud y
emociones que otorgan satisfacción,
Olivier Neveux (dirs.) Cuerpos domi-
alegría y que pueden operar como con-
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trapeso de las broncas, los nervios y la
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cuerpos y emociones se puede contri- cial and the Autonomic Components.
buir así, a una comprensión más pro- AJS - American Journal of Sociology, v.
funda de los mecanismos y procesos 93, n. 2, pp. 263 a 289.
por los cuales el capitalismo en países
dependientes se encarga de hacer so- KEMPER, Theodor, 1990.Research
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Abstract: This article identifies the relationship between bodies and emotions
of women that collect waste, allowing them to bear precarious conditions of life. To
address this problem I propose the following argument scheme: first, express the rela-
tionship between capitalism, bodies and emotions as a theoretical platform from

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which to address cases; secondly, describe the activity of recovering waste in the Latin
American context, presenting an analysis of interviews with women in the cities of
Cordoba and San Francisco (Argentina), where emerge three emotional nodes: melan-
choly-confidence-despair; shame-fear-courage; and nerves-hates-discomfort. These
emotions, with different forms of articulation, display how the world perceives and
feels when living waste. This is called 'sensitivity of disposable people', which articu-
lated with practices and perceptions contributes to bear the conditions of life, to ac-
cept as if it were natural, inequality. Keywords: bodies, emotions, waste, Argentina

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