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Cuando conocemos a una persona lo primero que nos llama la atención sin duda, es su físico, y la

belleza es muy subjetiva, cada persona tiene sus rasgos distintivos. Es aquí donde entra en juego la
atracción la cual es la parte química del amor, la responsable del interés o deseo que
experimentamos hacia esa persona. La atracción puede ser: física, mental o ambas.

No podemos negar lo bien que se siente imaginar besar, tocar, sentir a esa persona que tanto nos
gusta, sentir ese placer sexual que nos hace viajar por un mundo de imaginación y fascinación.
Pues esa atracción es en la que primeramente pensamos, la física. Es la sensación más normal.

Pero una relación no sólo esta basada en atracción física, y si lo piensas así, lo más seguro es que
no va a durar mucho.

Sí, es una buena base, pero ¿qué pasará después de hacer el amor? ¿de qué hablarán? ¿qué
harán? Lo más seguro es que el placer y la felicidad que sentirás será momentánea.

Y es ahí donde entra en juego la atracción mental. Pero no todas las parejas la tienen, es un tipo
de atracción donde se siente una verdadera conexión. Muchos hasta podrían sentirse intimidados
ante tal tipo de conexión producida por la forma de ser, pensar y actuar de la persona. Y es que
hay que admitirlo, es difícil liberarnos cuando alguien se nos mete en la cabeza y de cuyas palabras
no podemos desprendernos. Por lo que te puedo decir, que si te hace reír, será tuya, pero ¿si te
hace pensar? NO LA OLVIDARÁS.

Lo que atrae de una personalidad así es que te hace pensar, que te cuestiona, te reta, te ofrece
una conversación inteligente, a la altura, con humor, sus opiniones no son comunes como las de la
mayoría. Es poder hablar casi de todo, es estar dispuesto a aprender, pero también a enseñar.
Atrae porque sabe mirar más allá de lo físico, de lo que hay, pero también te sabe mirar muy bien
a los ojos. Es un poco extraña, te hace reír, te hace enamorarte. Es esa que si tu mirada se pierde
en el infinito ella puede leer tus pensamientos o simplemente darse cuenta si te pregunta qué
tienes, que el “nada” significa “todo”. Una mente así siempre te motivará a superarte y ser mejor
cada día. Lo nuevo, lo diferente, eso que no es fácil de encontrar. Es de lo que se trata ese
encarcelamiento mental; día y noche dándole vueltas al mismo nombre, a esa mirada segura y
esas palabras que nos supieron captar. ¿Cómo huir cuando es uno mismo el que se termina por
secuestrar? Al corazón se le atribuyen los sentimientos, pero la mente sí que sabe cómo
enamorar.

Y es que poseer la mente de alguien no es como poseer el cuerpo. Es mucho más. Es hacer el amor
sin límites. Es permanecer en la misma locura como el mejor lugar del mundo.

La atracción mental es fatal porque quiebra la voluntad de la persona que ha sido capturada. Y la
persona conquistada no siente resistencia, hasta que logre romper este especie de hechizo
mental. El principio del verdadero placer existe más allá de lo que se exprese o piense.

Si te enamoras de una mente lo identificarás desde el momento que la ves: básicamente porque te
sientes muy a gusto.

Si te enamoras de una mente no sabrás a dónde ir, porque ella tiene el poder de volver loco a
cualquiera. Es que es tan difícil conseguir a una persona así, que de verdad sobresalga de los
demás. que la hace todavía más interesante. La belleza no está ligada a la inteligencia, es algo que
nunca dejaré de decir, y si de verdad quieres enamorarte, asegúrate de que haya atracción mental
porque de esa, de esa es casi imposible huir.

“Sentir atracción física es para todos, sentir atracción mental, no para cualquiera”

Escrito por: KarlaGalleta

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