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AUTONOMIA

La autonomía como principio o característica esencial de los títulos valores es


fundamental estudiarla debido a la importancia y trascendencia que tiene en cuanto a los
derechos del tenedor; por como este, por pertenecerle este título valor, se es
independiente de cualquier otro negocio anterior que se haya realizado con este.

Con su característica de autónomo, el título valor es aquel documento que no está


determinado por algún otro documento, proceso, o cualquier otra cosa que determine su
razón de ser o las obligaciones allí consagradas, este aquiere un carácter independiente,
principal, no necesita de otras medidas ni depende de negocios que se hayan realizado
anteriormente con este; es decir, que los derechos y obligaciones que alguna vez
tuvieron y hacían parte de antiguos tenedores no determinan ni dictaminan las nuevas
obligaciones y derechos que tiene el nuevo tenedor, incluso en los casos en que los
títulos valores primeramente presentan vicios entre aquel que le pertenecía, este no
afecta ni dificulta las obligaciones y derechos que tiene el nuevo tenedor, debido a la
autonomía que este tiene de las relaciones existentes y efectos causados por el antiguo
tenedor, con quien no presenta una conexidad ni ningún tipo de relación y además de
esto, de que esta nueva persona con el título valor está actuando de buena fe y
desconociendo todo tipo de vicios y problemas con los que se manejó, ejecutó el título
valor en manos del antiguo tenedor.

De todos estos derechos del tenedor podemos ver como este principio se refiere a la
autonomía que tiene el tenedor y no tanto a la autonomía del título valor como se quiere
hacer entender. Notablemente el título valor es autónomo, pero también es autónomo el
derecho del tenedor con respecto a las decisiones y actuaciones que se dieron
anteriormente con el título valor, sin interferir con el comportamiento del que actualmente
tiene este título.

La autonomía predomina al momento en que el deudor pretende oponerse ante cualquier


adversidad o dificultad que se haya presentado el título valor anteriormente de su actual
acreedor; en este caso existe la inoponibilidad del título valor, por ser un documento
auténtico y de carácter independiente y originario.

Concluyendo a la idea de este principio, debemos mencionar que el título valor como
documento autónomo pretende exponer que el acreedor, el tenedor de este título valor
tiene un derecho nuevo distinto a sus antiguos tenedores, por lo tanto el deudor debe
cumplir con las nuevas obligaciones que se hayan establecido en este documento de
acuerdo a lo pactado, estipulado.
LEGITIMACIÓN

Para comenzar a exponer la legitimación como principio de los títulos valores, primero
debemos definir lo que esta es y cuál es su función, la determinación que este concepto
tiene:

“La legitimación es un concepto que define la posibilidad de acceder a los Tribunales y


las condiciones y circunstancias que permiten hacerlo, en función de la relación que se
tiene con el objeto del procedimiento. Consiste en un derecho a la jurisdicción y en la
facultad de accionar ante los Tribunales un determinado derecho, por lo que puede
decirse que es la facultad de promover e intervenir en un proceso concreto como parte
activa o pasiva”.

Teniendo claro este concepto, se procede a explicar sobre la gran importancia de esta
característica esencial de un título valor, el cual consiste en que el acreedor, al que le
pertenece el título valor, está legitimado, autorizado, tiene permitido, tiene el derecho de
exigir las obligaciones consagradas en este documento al deudor encargada de
cumplirlas y satisfacerlas. De igual manera, el deudor también está legitimado para
cumplir con las obligaciones de dicho documento al acreedor mencionado, lo cual de ahí
se desprenden las dos clases de legitimación que podemos encontrar, que son la
legitimación activa y la legitimación pasiva.

La legitimación activa es la que recae sobre el acreedor, sobre el tenedor del título valor,
quien tiene el derecho y está legitimado de exigir este documento y nadie más que él,
salvo que haya consentido que otra persona lo exija. Por lo tanto es el acreedor el único
legitimado para que se le cumplan las obligaciones por parte del deudor que es quien
debe cumplirlas.

Por otro lado, tenemos la legitimación pasiva que recae en el deudor, quién es el
legitimado para cumplir con la obligación al respectivo acreedor y no a otro ni tampoco
cumplir una obligación distinta de la que haya sido pactada. De esto, podemos ver como
el principio de autonomía y legitimidad están fuertemente vinculados debido a la
característica especial, única y originaria que tienen acreedores y deudores en cuanto al
cumplimiento de un documento título valor y como esto sólo recae en ellos como
integrantes de esta relación jurídica y no puede recaer en partes distintas de las que han
sido estipuladas.

Cabe destacar que la legitimación se fundamenta en la buena fe por parte del acreedor
y deudor, que en el caso del aacreedor o también llamado tenedor este si procede de
buena fe es quien está legitimado para llenar el título valor.
Es importante conocer este principio y la transcendencia que tiene la buena fe además
de la estrecha relación que tienen la autonomía y la legitimación de la mano de la buena
fe ya que podemos analizar y desarrollar la idea de que la legitimación es un principio
que complementa, que le da mayor relevancia y al principio de autonomía y la buena fe
que podría decirse como razón, como un punto central en cualquier relación jurídica de
cualquier campo del derecho y también cómo todos los principios expuestos en este
trabajo forman un todo integral que nutre la creación y función de un título valor.

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