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De todos estos derechos del tenedor podemos ver como este principio se refiere a la
autonomía que tiene el tenedor y no tanto a la autonomía del título valor como se quiere
hacer entender. Notablemente el título valor es autónomo, pero también es autónomo el
derecho del tenedor con respecto a las decisiones y actuaciones que se dieron
anteriormente con el título valor, sin interferir con el comportamiento del que actualmente
tiene este título.
Concluyendo a la idea de este principio, debemos mencionar que el título valor como
documento autónomo pretende exponer que el acreedor, el tenedor de este título valor
tiene un derecho nuevo distinto a sus antiguos tenedores, por lo tanto el deudor debe
cumplir con las nuevas obligaciones que se hayan establecido en este documento de
acuerdo a lo pactado, estipulado.
LEGITIMACIÓN
Para comenzar a exponer la legitimación como principio de los títulos valores, primero
debemos definir lo que esta es y cuál es su función, la determinación que este concepto
tiene:
Teniendo claro este concepto, se procede a explicar sobre la gran importancia de esta
característica esencial de un título valor, el cual consiste en que el acreedor, al que le
pertenece el título valor, está legitimado, autorizado, tiene permitido, tiene el derecho de
exigir las obligaciones consagradas en este documento al deudor encargada de
cumplirlas y satisfacerlas. De igual manera, el deudor también está legitimado para
cumplir con las obligaciones de dicho documento al acreedor mencionado, lo cual de ahí
se desprenden las dos clases de legitimación que podemos encontrar, que son la
legitimación activa y la legitimación pasiva.
La legitimación activa es la que recae sobre el acreedor, sobre el tenedor del título valor,
quien tiene el derecho y está legitimado de exigir este documento y nadie más que él,
salvo que haya consentido que otra persona lo exija. Por lo tanto es el acreedor el único
legitimado para que se le cumplan las obligaciones por parte del deudor que es quien
debe cumplirlas.
Por otro lado, tenemos la legitimación pasiva que recae en el deudor, quién es el
legitimado para cumplir con la obligación al respectivo acreedor y no a otro ni tampoco
cumplir una obligación distinta de la que haya sido pactada. De esto, podemos ver como
el principio de autonomía y legitimidad están fuertemente vinculados debido a la
característica especial, única y originaria que tienen acreedores y deudores en cuanto al
cumplimiento de un documento título valor y como esto sólo recae en ellos como
integrantes de esta relación jurídica y no puede recaer en partes distintas de las que han
sido estipuladas.
Cabe destacar que la legitimación se fundamenta en la buena fe por parte del acreedor
y deudor, que en el caso del aacreedor o también llamado tenedor este si procede de
buena fe es quien está legitimado para llenar el título valor.
Es importante conocer este principio y la transcendencia que tiene la buena fe además
de la estrecha relación que tienen la autonomía y la legitimación de la mano de la buena
fe ya que podemos analizar y desarrollar la idea de que la legitimación es un principio
que complementa, que le da mayor relevancia y al principio de autonomía y la buena fe
que podría decirse como razón, como un punto central en cualquier relación jurídica de
cualquier campo del derecho y también cómo todos los principios expuestos en este
trabajo forman un todo integral que nutre la creación y función de un título valor.